Areíto 23 de noviembre, 2013

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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 23.11.2013

MARÍA MONTEZ

Teología hecha por mujeres a partir de la feminidad Pág 2

Relevantes aristas poco conocidas de su vida Página 3

Chuchy González

entre el río Higuamo y el Mississippi Te sobraron cadencias de trompetas a lo Donald Byrd, para esa celebración entre 6 y 7 de la tarde, en la calle angosta serpenteada de aquella Ciudad Colonial, tu bastión de soldado humilde... Página 5

SAN PEDRO DE MACORÍS

Una colección de oro Es completo referente de la historia de San Pedro de Macorís, con el perfil de sus hijos notables, tradiciones, familias, arquitectura, azúcar, puerto, ingenios...Página 7

NATURALEZA cultura y ciencia

El poeta simbolista francés Paul Valery habló de una “política del espíritu”, con lo que pretendía revelar la necesidad de imprimirle al espíritu la pasión interesada que requiere la cultura. Página 6


HOY

AREÍTO

Sábado 23 de noviembre de 2013

Zona Areíto Areito

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Elena Poniatowska (Novelista y ensayista mexicana) En 1968 México fue joven y nos hizo jóvenes a todos. El movimiento estudiantil lo consigna. Fue la etapa más intensa de muchos años y, como van de apaciguadas las cosas, de muchas vidas. Algo se perdió...pero algo se ganó

Leonardo Boff

Teología hecha por mujeres a partir de la feminidad

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l Papa Francisco ha dicho que necesitamos una teología más profunda sobre la mujer y su misión en el mundo y en la Iglesia. Es cierto, pero él no puede desconocer que hoy existe amplia literatura teológica de la mejor calidad, hecha por mujeres en la perspectiva de las mujeres, lo que ha enriquecido enormemente nuestra experiencia de Dios. Yo mismo me he dedicado intensamente al tema, y terminé escribiendo dos libros, El rostro materno de Dios (1989) y Femenino-Masculino (2010), este último en colaboración con la feminista Rosemarie Muraro. Entre tantas de la actualidad, he decidido traer al presente a dos grandes teólogas del pasado verdaderamente innovadoras: Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) y Santa Juliana de Norwich (1342-1416). Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179), considerada quizás la primera feminista dentro de la Iglesia, fue una mujer genial y extraordinaria no sólo para su tiempo, sino para todos los tiempos. Fue monja benedictina y maestra (abadesa) de su convento Rupertsberg de Bingen en el Rhin, profetisa (profetessa germanica), mística, teóloga, predicadora ardiente, compositora, poeta, naturalista, médica informal, dramaturga y escritora alemana. Es un misterio para sus biógrafos y estudiosos cómo esta mujer pudo ser todo eso en el estrecho y machista mundo medieval. En todos los ámbitos en los que actuó reveló excelencia y enorme creatividad. Muchas son sus obras, místicas, poéticas, sobre ciencia natural y sobre música. La más importante y leída hasta hoy es Scivias Domini (Conoce los caminos del Señor). Hildegarda era sobre todo una mujer dotada de visiones divinas. En un relato autobiográfico, dice: “Cuando yo tenía cuarenta y dos años y siete meses, los cielos se abrieron y una luz cegadora de brillo excepcional fluyó hacia dentro de mi cerebro. Y luego quemó todo mi corazón y el pecho como una llama, no quemando, sino calentando... y súbitamente comprendí el significado de las exposiciones de los libros, es decir, de los Salmos, los Evangelios y los otros libros católicos del Antiguo y del Nuevo Testamento” (véase el texto en Wikipedia, Hildegarda de Bingen, con excelente texto y bibliografía). Es sorprendente cómo tenía conocimientos de cosmología, de plantas medicinales, de la física de los cuerpos y de la historia de la humanidad. La teología habla de la «ciencia infusa» como un don del Espíritu Santo. Hildegarda fue distin-

guida con ese don. Desarrolló una visión curiosamente holística, enlazando siempre al ser humano con la naturaleza y el cosmos. En este contexto habla del Espíritu Santo como la energía que da viriditas a todas las cosas. Viriditas viene de verde, significa el verdor y la frescura que caracteriza a todas las cosas penetradas por el Espíritu Santo. A veces habla de la «dulzura inconmensurable del Espíritu Santo que con su gracia envuelve a todas las criaturas» (Flanagan, Hildegard of Bingen, 1998, 53). Desarrolló una imagen humanizadora de Dios pues Él rige el universo «con poder y suavidad» (mit Macht und Milde) acompañando a todos los seres con su mano cuidadosa y su mirada amorosa (cf. Fierro, N., Hildegarda of Bingen and her vision of the Feminine, 1994, 187). Fue especialmente conocida por los métodos medicinales que desarrolló, seguidos en Austria y Alemania por algunos médicos hasta el día de hoy. Revela un conocimiento sorprendente del cuerpo humano y de qué principios activos de las hierbas medicinales son apropiados para las distintas enfermedades. Su canonización fue ratificada por Benedicto XVI en 2012. Otra mujer notable fue Juliana de Norwich, en Inglaterra (1342-1416). Poco se sabe de su vida, si era una religiosa o una viuda laica. Lo cierto es que vivía recluida en un recinto amurallado de la iglesia de san Julián. Al cumplir 30 años tuvo una grave enfermedad que la llevó casi a la muerte. En un momento dado, tuvo durante cinco horas visiones de Jesucristo. Escribió inmediatamente un resumen de sus visiones. Y veinte años más tarde, después de haber pensado mucho sobre el significado de esas visiones, escribió una versión larga y definitiva Revelations of Divine Love (Revelaciones del Amor Divino, Londres 1952). Es el primer texto escrito por una mujer en inglés. Sus revelaciones son sorprendentes porque están llenas de un inquebrantable optimismo, que nace del amor de Dios. Habla del amor como alegría y compasión. No entiende, como era creencia popular en la época y aún hoy en algunos grupos, las enfermedades como castigo de Dios. Para ella, las enfermedades y las pestes son oportunidades para conocer a Dios. Ve el pecado como una especie de pedagogía mediante la cual Dios nos exige conocernos a nosotros mismos y buscar su misericordia. Dice más: detrás de lo que llamamos infierno hay una realidad más grande, siempre victoriosa, que es el amor de Dios.

LIBROS

¿Y TU ABUELA DÓNDE ESTÁ?

LA LOCA DEL CAFÉ SUBLIME Este es el último libro que el poeta, académico y escritor Tony Raful entrega a sus lectores. Es su publicación número 23. Lleva como subtítulo “Versos y aforismos de un poeta de dos siglos”. Es una hermosa colección de versos y decires que pueblan el pensamiento de este destacado trabajador del intelecto. El libro tiene una edición exquisita, con una portada y contraportada de ese otro gran artista y maestro que es Carlos Sangiovanni. Fue impreso en Editora Búho.

Este ensayo de 422 páginas tiene este sugerente subtítulo: “El negro en la historia y la cultura dominicana”. Es otro importante título del escritor dominicano Carlos Esteban Deive, uno de los intelectuales que más ha tratado el tema la formación de la cultura dominicana y de manera particular la dimensión racial de la misma. Este es el libro número 26 publicado por el doctor Esteban Deive. _ ____________________________________________________________________________

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¡EXODO! UN SIGLO DE MIGRACIÓN HAITIANA HACIA REPÚBLICA DOMINICANA Pastor Vásquez Frías, diplomático, periodista y abogado, vacía en este texto de 464 páginas sus amplios conocimientos sobre la inmigración haitiana, que pronto cumplirá cien años. Una obra oportuna para entender un tema desafiante y a ratos complejo. _ ____________________________________________________________________________

DESTELLOS DE UN LARGO VIAJE José Santos Taveras, un nombre muy conocido y muy presente en la opinión pública de finales de los años 70, en los 80 y en los 90, nos regala en este libro un amplio acopio de sus memorias y vivencias. Detalles de sus ancestros y crónicas amplias de su largo paso por la vida pública, sus actuaciones y descripciones interesantes sobre el poder y los límites de la burocracia estatal; también relatos que permiten entender cómo actúan los políticos. Un desfile interesante de entornos sociales, universitarios, académicos, estastales que son retratos de una época, de unos valores, de unas convicciones políticas y, en general, de una manera de ver la vida. “Destellos de un largo Viaje, de 383 páginas, fue impreso en Editora Corripio. _ ____________________________________________________________________________

LOS LETRADOS Y LA NACIÓN DOMINICANA El autor de este libro, Miguel Angel Fornerín, un dominicano de exitoso desempeño académico en Puerto Rico, nos presenta 12 ensayos exegéticos de varios intelectuales claves para la comprensión de lo dominicano: José Ramón López, Mosco Puello, Federico García Godoy, Tulio M. Cestero, Francisco J. Peynado, Américo Lugo y Peña Batlle.

LA HISTORIA/Fuente: Portal de Bibliófilo Enmascarado

1869

1993

NACIÓ EL 22 DE NOVIEMBRE. André Paul Guillaume Gide, escritor francés, premio Nobel en 1947. En su obra más famosa,“Corydon”, defiende abiertamente la homosexualidad. Sus obras fueron prohibidas por la Iglesia Católica.

FALLECIÓ EL 22 DE NOVIEMBRE. Anthony Burguess, novelista y crítico literario británico. Su trabajo más importante fue “La naranja mecánica”.

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1916

MURIÓ EL 22 DE NOVIEMBRE. Jack London, novelista estadounidense, autor de “Colmillo Blanco”, “El lobo de mar” y “La llamada de la selva” y otros cincuenta libros.

1912

NACIÓ EL 26 DE NOVIEMBRE. Eugene Ionesco, escritor rumano en lengua francesa, uno de los principales dramaturgos del teatro del absurdo.

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1628

NACIÓ EL 28 DE NOVIEMBRE. John Bunyan, teólogo inglés. Su obra “El progreso del peregrino” es una de las alegorías cristianas más conocidas.

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1562

NACIÓ EL 25 DE NOVIEMBRE. Félix Lope de Vega y Carpio, poeta y dramaturgo español, uno de los más importantes del Siglo de Oro español, conocido como el Fénix de los Ingenios.

1907

NACIÓ EL 28 DE NOVIEMBRE. Alberto Moravia, pseudónimo de Alberto Pincherle,escritor y periodista italiano, político parlamentario europeo, de autor “Los indiferentes”.


Aporte

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María Montez

Relevantes Aristas poco conocidas de su Vida

San Antonio en la casa de María Montez

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esde los albores de su juventud en Barahona, su ciudad natal, en María se conjugaron en forma excepcional dos grandes vocaciones: su afición por la lectura y por el arte de escribir, y su gran deseo de llegar a ser actriz de cine. Inicialmente, sus inquietudes literarias quedaron plasmadas en la revista dominicana Páginas Banilejas, en la que fueron publicadas varias poesías de su autoría. Después de haber triunfado en el cine, María escribió tres libros y numerosas poesías, entre ellas Crepúsculo (“Twilight”), que había sido publicada en la revista literaria latinoamericana “BahoRueo”, que ganó el premio otorgado por la asociación “TheManuscripters”. De igual modo, durante su carrera cinematográfica la Montez, entonces reconocida mundialmente como la Reina del Tecnicolor, escribió numerosos artículos periodísticos que fueron publicados en cuatro idiomas en diversos países. También escribió las canciones “Doliente” y “MidnightMemories”. “Foreveris a Long Time”, “Hollywood Wolves I haveTamed” y “Reunion in Lillyth” son los títulos de los libros escritos por la actriz. El último de dichos libros no llegó a ser publicado. Es precisamente esa dualidad entre el glamour de la actriz y su vida espiritual e intelectual, lo que confirma que María África Gracia Vidal era una extraordinaria mujer. Nuestra estrella de Hollywood de los años 40 creía, y lo repetía continuamente, en que “honrar honra”. Fue precisamente ese uno de los puntos clave del éxito de María Montez en sus excelentes relaciones interpersonales (fue considerada su mejor agente publicitario), “hay que tener la grandeza de espíritu para reconocer, sin mezquindad alguna, los evidentemente bien sus-

MARGARITA VICENS DE MORALES

HOY

Foto del 1944

En el Vaticano en el 1948

tentados méritos ajenos” y como lo hacía y preconizaba, en todo momento, María Montez, contar con la buena voluntad para saber ser cabal y sinceramente agradecidos. Pese a los rasgos muy sofisticados de su personalidad, que le atribuían los barahoneros de su generación, sin embargo, estos valoraban la gran sensibilidad espiritual y social de María. De hecho, cuando alguien de su familia o algún allegado a ella necesitaba alguna ayuda económica se lo hacían saber a través de su madre, doña Teresa, y siempre fue muy generosa en ese sentido. Consonante con esa forma de proceder, cuando el que fuera su primer esposo William McFeeters se encontraba interno en un hospital de Panamá en los últimos años de su vida, María se comunicaba con él telefónicamente con cierta regularidad y le enviaba periódicamente un cheque. Asimismo, siempre recordó con agradecimiento todos los aportes de su primer esposo, que fueron determinantes para lograr los objetivos y metas de la exitosa carrera artística de la protagonista de “Las mil y una noches”, de “Alí Baba y los cuarenta ladrones” y de “El ladrón de Venecia”, entre otros famosos filmes realizados en los años 40 y 50 por la

admirada estrella cinematográfica. Desde el punto de vista religioso, los compueblanos de su época a los que tuvimos el privilegio de entrevistar en los trabajos de nuestra investigación, iniciada en 1976, recordaban siempre la fe que María le profesaba a San Antonio, a quien le atribuía varios determinantes logros en su persona y carrera artística. De hecho, a la entrada de su lujosa residencia en Beverly Hills, la Reina del Tecnicolor tenía una estatua de San Antonio, como puede confirmarse en una de las fotos que ilustra este artículo. En 1948, María solicitó y obtuvo una audiencia con Su Santidad, el Papa Pío XII. En años recientes, analistas de la conducta humana aseguran que la Montez era poseedora de “locus de control interno”, es decir, “la percepción de la persona respecto a que los eventos ocurren básicamente como efecto de sus propias acciones, o sea, la seguridad de que ella misma controlaba su vida”. Asimismo, era una persona que confiaba plenamente en sí misma, en sus esfuerzos, su habilidad y su responsabilidad personal. Es tomando en cuenta todo el espectro que reunía la personalidad y carisma de María Montez, aunados a su fascinante belleza física, que a la eximia actriz nacional se le considera una persona vital y sin par, digna de los mayores elogios. Otros detalles al respecto se encuentran en la obra María Montez: Su Vida, de la autoría de quien suscribe (Edición Especial del Centenario), básicamente en los capítulos “En la ruta de una ilusión” y “El legado”.

Margarita Vicens de Morales

Había iniciado sus investigaciones sobre María Montez en 1976. Esta investigación llevó a Vicens a visitar con tal propósito los lugares donde Montez vivió y se destacó como estrella de cine. Los resultados de dicha investigación Magarita los fue dando a conocer a través de una serie de artículos publicados a partir de esa fecha, en la revista Suplemento del Listín Diario y que culminó con la publicación de la obra “María Montez: Su Vida”, en 1992,tt que lleva cuatro ediciones, la más reciente (ampliada y actualizada) es la edición especial conmemorativa del centenario del nacimiento de María Montez, que contó para su impresión con el aval de la DG Cine. Debe resaltarse que en París, en 1994, con la presencia del viudo de María Montez, Jean Pierre Aumont, y de su única hija, Tina Aumont, que entonces vivían, se puso a circular la segunda edición de la obra de Vicens, con los auspicios de la Unión Latina, una organización internacional.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/Por Berty Álvarez

La familia Desangles (2 de 2) Gregorio Desangles Mella (Goyito) y Josefa Antonia Álvarez Pérez procrearon, entre otros, a: 1- Braulio Desangles Álvarez, apodado Negro. Fue colono azucarero y casó con Aura del Castillo. 2- Mercedes Agripina Desangles Álvarez, quien casó con José María Sanlley Vicioso, tronco de los Sanlley Valverde. 3- Rogelio Desangles Álvarez, fallecido heroicamente en acciones de guerra en 1903. No dejó descendencia. 4- Francisco Antonio (Chicho), quien fue jefe fundador del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo. Casó con Clara Petronila Pou Leyba. 5- María Consuelo Desangles Álvarez, quien casó con Ernesto Martín Casanova, puertorriqueño, y 6- Héctor Desangles Álvarez, próspero hombre de negocios, quien casó con Rhina Montaño Brea. Gregorio Desangles Mella, quien también era sastre, aparece patentado como industrial, tabaquero y mercader. Se hallaba establecido en una época donde hoy se encuentra la casa Vicini en Santo Domingo. Enviudó en 1905 y murió en 1924. Procreó dos hijos más con Consuelo Mena llamados Mario Desangles Mena, quien casó con Amelia Aybar y Severino Alfredo Desangles Mena, quien murió soltero y sin descendencia. Juan Pedro Desangles Duratens y Teresa Sibilly se establecieron en Santo Domingo. Juan Pedro murió en Santo Domingo en 1879 y Teresa falleció el 14 de abril de 1915.

Tuvieron los siguientes hijos: 1- Epifanio Desangles Sibilly. Nació en 1858. Al morir su padre fue nombrado tutor de sus hermanos menores Juan Luis y Mariana. Era instructor de educación y se dedicó también al comercio y a realizar transacciones hipotecarias. Por ser contrario al presidente Ulises Heureaux, fue hecho prisionero. Casó en Azua con la profesora Mercedes María Aristy Díaz. Procreó los siguientes hijos: Luisa Ozema, nacida en Santo Domingo, y quien casó en Azua con Antonio Noboa Dacosta Gómez; María Manuela, nacida en Azua y casada en Santo Domingo con Enrique Montes de Oca Ramírez; Juan Pedro, casado con Juana Agripina Cortiña Lebrón; Luis Julio, farmacéutico, maestro y caricaturista, esposo, sucesivamente, de Felicia Noemí González Francheschini, poetisa; Rosa Barrera y Dilia del Castillo, y Dulce María Desangles Aristy de Guzmán. 2- Juan Luis Desangles Sibilly, llamado Luis o Sisito, nació en Santo Domingo en 1861. Maestro de esgrima, fue además un precursor artístico en las Antillas. Casó con Altagracia Vallejo Villeta, hija del firmante del Manifiesto del 16 de enero de 1844 y febrerista Blas Vallejo Ravelo y de Mercedes Villeta. Sisito murió en 1940 en Santiago de Cuba, donde había sido maestro de pintura. Sus siete hijos nacidos en Santo Domingo se establecieron en Cuba. 3- Mariana Desangles Sibilly, casó con el profesor y luego oficial civil Ramón Álvarez Molina. Fue madre de María Consuelo Álvarez Desangles, esposa de Renee de Lepervanche, empresario, propietario del periódico La Opinión; Álvaro Álvarez Desangles, periodista y diputado, esposo de Enriqueta Pichardo; Marianita Álvarez Desangles, fundadora de la Cruz Roja y esposa del Dr. Manuel María Morillo Burgos; Enmanuel Álvarez Desangles (Manolo), empresario del ramo de seguros, quien establecido en La Habana casó con la cubana Martha Paulino, colona azucarera, y Mario Álvarez Desangles, militar de carrera, comerciante y contable, esposo de Mirtha Consuelo Montalvo Pichardo y María Dolores Vallejo Jerez. Instituto Dominicano de Genealogía

Encuentros

HOY

¿Bueno o malo? La gran pregunta. Reflexión final Elegir es muy preciso. Tras la elección construir Destruir es necesario, esa daga nos desangra. Ante todo manos fuertes, decisión imperturbable, voluntad como el acero, así se hará el mundo nuevo. Y no solo será nuevo Será nuevo... y mejor. Lucha, pues, hermana mía. Humildad, valor,... amor.

Abraxas Caxas

MU-KIEN ADRIANA SANG

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N

o quiero convertir esta serie de artículos en una clase de Historia de las Ideas Políticas, como me dijo una persona que fue mi alumna en esa asignatura. No era, ni es mi pretensión hacer una cátedra magistral convertida en monólogo solitario. Esta serie de artículos ha sido motivada por una inquietud existencial, no intelectual. Repito, no puedo aceptar pasivamente lo que está pasando en el mundo. Me atormenta la simple pregunta ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué nos abocamos a la guerra? ¿Por qué alimentamos el odio? ¿Por qué no somos solidarios? ¿Por qué somos incapaces de fomentar el amor y la ternura? Recurrí al planteamiento de algunos pensadores buscando respuestas. Confieso que no las encontré, sino que surgieron nuevas preguntas. Recordé en mi búsqueda a Thomas Hobbes, el padre del Absolutismo Monárquico, el hombre que, como Maquiavelo, estaba convencido de que el ser humano es malo por naturaleza, y por esta razón debíamos hacer un pacto con el Soberano quien nos aseguraba, haciendo uso del poder absoluto, que no nos autodestruyéramos; exigiendo a cambio fidelidad y sumisión sin límites. Pensé también en John Locke, el padre del concepto de sociedad civil y del gobierno civil; defensor, a diferencia de Hobbes y Maquiavelo, de la bondad humana por nacimiento, pero que necesitaba leyes para su convivencia. Rousseau siguió los mismos pasos de Locke, y en su libro Emilio expuso cómo la sociedad es capaz de modificar esa bondad natural, razón por la cual abogaba por la educación, como única salida. En el siglo XIX nacieron, entre otras, las teorías liberales y las marxistas. La primera abogaba por la libertad absoluta en todos los planos, pero no planteaban nada acerca de la condición humana. En el caso de la teoría marxista, lo que sostiene, como lo hizo Maquiavelo siglos antes, que los seres humanos defienden los intereses de las clases a las que pertenecen y otorgaban todas las bondades a las clases trabajadoras. El motor de la historia, decían, era la lucha de clases; porque los conflictos sociales entre amo-esclavo; siervo-señor feudal y obrero-burgués constituían la clave para el avance de la historia en un camino que nacía en el inicio de los tiempos y terminaría cuando la sociedad llegara a la construcción del comunismo, el último estadio de la historia. En el siglo XIX nació también el pensamiento idealista de Hegel, considerado el padre de la dialéctica y cuyos principios fueron asumidos por los marxistas, pero invirtiéndolos, pues para Hegel lo real eran las ideas, para Marx era la economía y sus relaciones sociales. Por supuesto la teoría marxista que caló profundamente en la juventud del siglo XX tuvo sus grandes opositores teóricos. Uno de ellos fue Karl Popper, quien criticaba el determinismo histórico por el que abogaba, negando así la misma dialéctica que defendía. Y uno de los más populares fue Francis Fukuyama que celebró por todo lo alto el triunfo del capitalismo y el fracaso del comunismo. El siglo XX, ya lo he dicho en otras oportunidades, no se caracterizó por el nacimiento de nuevos pensamientos. Así como el siglo XIX parió verdaderas ideas que transformaron el mundo; este siglo se caracterizó por las guerras, el desarrollo económico y tecnológico. Las luchas entre el este y el oeste fue vencida a finales de los 80, al derrumbarse el muro de Berlín, símbolo de la cortina de hierro. El capitalismo triunfó y se hizo dominante en el mundo, imponiendo a cada rincón la cultura del espejismo desarrollador, donde lo importante no es el ser ni el

pensar, sino la acumulación de dinero y bienes. Sin embargo, hemos visto rupturas en las sociedades “ideales” de Occidente. El movimiento hippie de los 60 fue una respuesta, incorrecta a mi manera de ver, a la política armamentista norteamericana, de ahí su frase “Haga el amor, no la guerra”. La creciente tendencia hacia la cultura y filosofía oriental es una evidencia de la necesidad de buscar respuestas al vacío existencial que ha dejado la cultura de las luces superficiales del confort occidental. Es más, y hago un planteamiento atrevido, el surgimiento de muchas religiones, oportunistas algunas e ideadas por malhechores vestidos de corderos, nos muestra que una gran parte de la sociedad exige cambios profundos en las religiones dominantes. Una mirada somera a estos pensamientos y acontecimientos evidencia que desde el inicio de los tiempos, el ser humano está inconforme: inconforme con la sociedad recibida, inconforme con los resultados de sus luchas, inconforme con los dueños de la situación que han impuesto sus visiones acordes siempre a sus intereses. Evidencia también el sueño, es más, la profunda aspiración de contar con un mundo mejor. El hecho que los hindúes celebren sus muertos es la materialización de la esperanza de que el mundo desconocido es mucho mejor que el que dejó. La mitología platónica nacida del mundo de las cavernas como el lugar mágico y maravilloso de Tomás Mora en Utopía; o el ideal absoluto de Hegel o el comunismo marxista, nos muestran ¡una vez más! la inconformidad y la necesidad de construir un mundo mejor. Teorizaciones aparte, habla ahora la mujer que escribe estas líneas. Como mujer creyente profunda en Dios, creo en la bondad humana; creo en la maravilla de la creación y estoy convencida que a través de los años se han producido milagros extraordinarios que han cambiado vida. Sin embargo, la historiadora constata que el sacrificio de Cristo, crucificándose ante la cruz para redimir nuestros pecados ha sido mancillado con la conducta humana, en la cual ha prevalecido la envidia, la ambición y el deseo de dominio y control hacia el resto de la humanidad, sometiendo a las grandes mayorías a la voluntad de una sola persona. Como historiadora constato tristemente que la historia de la humanidad se ha escrito con sangre y lágrimas, que las grandes revoluciones, nacidas de hermosos sentimientos de transformación culminaron en el otorgamiento del poder a líderes autoritarios y sanguinarios. Solo unos ejemplos para edificar: el proceso de independencia de la India, Mahatma Gandhi, su líder, fue asesinado por un grupo minoritario, el resto ya lo conocemos. La gran revolución rusa que dio al traste con el sangriento dominio de los Romanov. Las luchas internas trajeron como consecuencia el destierro de Trotski y el dominio sanguinario de Stalin, responsable de millones de muertes en Rusia y otros países europeos. La gran revolución comunista en China, que buscaba la mejoría de ese pueblo golpeado y hambriento, cayó en manos del llamado grupo de los 12, y la mal llamada “revolución cultural” estuvo “acompañada” de más muertes y más dolor. No vayamos más lejos, la Revolución Haitiana, la primera revolución de esclavos en América, trajo consigo crisis y batallas internas por el poder, hasta que cayó en manos del Rey Cristóbal. No sabría qué responder. Mi naturaleza humana me hace soñar como lo hizo Platón y Moro. Mis conocimientos de la historia entonces me obligan a llorar por esta humanidad que se autodestruye. En los días que nos quedan la mirada ofensiva y territorial será la daga pequeña y brutal que sabremos destruir. Indagando en un muestrario abaratado y pertinaz quizás podamos elegir

un mundo mejor. Carmen Martínez Martínez sangbenmukien@gmail.com @MuKienAdriana mu-kiensang@hotmail.com mu-kiensang@pucmm.edu.do


JAZZOMANÍA

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Chuchy González entre el río Higuamo y el Mississippi : todas las epifanías futuras a golpe de jazz session

Libro de Chuchy González, dedicado a su San Pedro de Macorís, personajes y leyendas rescatados por su cámara inquieta.

Visión de New Orleans, según el viaje hacia el Mississippi de Chuchy González.

“Que en el sueño de todos los días, prefiere nadar en los estanques de lágrimas prefiguradas, porque el herrumbre de anclas ociosas, arena abandonada, solo logran provocar en su mirada, una rebeldía interna, de quien no quiere ceder a la torva realidad, ignorante y ligera” CFE ________________________________________ (Del prólogo a Chuchy González, Amoroso Macorís, Fotografías y Memorias)

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CARLOS FRANCISCO ELÍAS

HOY

ara escribirte un prólogo de algas y calamares, para buscar nota a nota el rumor del jazz más antiguo, nos perderemos en la muchedumbre que tu cámara inventó, con la curiosidad de un soldado desarmado, que se niega a perder su guerra larga de sueños. Hacedor de memorias y vitrales viejos, colorido alegre que de tu viva voz salía como reclamo a una patria chica, Siempre Puro Mar, demolida por los tizones oscuros de los autoritarismos polvorientos, recalentados en la sangre indefensa, escondida entre matorrales cómplices, sin denuncias aparentes, tu rabia estaba a flor de piel, como un trino largo de eco limpio. Tu tierra es tu tierra, tu cielo es tu cielo, los trombones como mares de metales, tu música difícil para la vida en acto único, sin arcadias posibles, sembradas en espejos rayados, de caminos y veredas, recorriendo el mundo. Cosmopolita de varios tiempos, en el aire consumabas la curiosidad del párvulo que fuiste con orgullo y desenfado, porque la vida así era mejor. Insular inveterado, de gigante corazón, ad libitum entre las olas revueltas de una playa de muertos alegres pensantes, Chet Baker te canta, en la media voz que te contenía, extraño la conversación del absurdo, la agudeza de aquella mirada social, con el humor irrenunciable y la sorna dispersa, en un coral de risas como campanadas en una iglesia San Pedro o un parque Salvador del tedio de la tarde, repleta de oro al final del río. Confiésale ahora al guloya gigante, de la mirada adusta y la melancolía en su corona, tu amor fanático, a sus cintas de colores y a la historia que refleja en sus vidrios colgantes. fragmentados, marcados con tierras insulares de lejos, mares antiguos que mudos por las faenas coloniales de entonces, han quedado mudo y sin ritmos, solo la rebeldía sonora del jazz estridente y sin reparos les de-

Mister Teophilus Chiverton, conocido como “Primo”, el famoso guloya enfermero, según cámara de Chuchy González.

vuelve esa voz salobre y sin descanso. Confiésale todo, desde la foto de perfil y sus ojos esquivos hasta la angulación exquisita, para ritualizar su rostro, estatua helénica en ébano tallado. ¿Y de toda aquella nuestra epifanía de diálogos en mecedoras rodantes, en esta casa de largo pasillo romano, cuando la Jacqueline Bouvier Kennedy te miraba desde nuestras paredes, qué queda? Te sobraron voltios de alegría para esta invisible epifanía que nos espera, te sobraron trúcamelos de cenizas y caracolas en los portales de Villa Velázquez o Placer Bonito, recuerdo de acciones y micromítines en la penumbra represiva de los años aciagos. Te sobraron cadencias de trompetas a lo Donald Byrd, para esa celebración entre 6 y 7 de la tarde, en la calle angosta serpenteada de aquella Ciudad Colonial, tu bastión de soldado humilde y soñador sobreviviente festivo “del viento frío” más largo de los siglos y por siglos. Entonces, te inventaste el jazz de los remedios, claves de notas para arropar un dolor y aquel olor a pólvora enterrada. Jazz, para acá, allí el jazz, debajo el jazz, allá el jazz, oh el jazz y all That jazz, decir del Sur perdido en el slang del qué me importa mí. En aquella bandera, llena de instrumentos y brillos, sordinas y sombreros extraños, nos encontramos un laberinto de sonidos descifrables e indescifrables: discute con Charlie Parker ahora los riff de Nows Is the time, demuéstrale que exageraba la nota alta

del final, atrévete y haznos morir de envidias, cuando te dé la razón con su extensa sonrisa de niño acribillado en Kansas City, por la errancia en caballo blanco, entre las ciudades de aquella nueva música. Te lo digo, te sobraron voltios cargados de alegrías, esperábamos con gran entusiasmo ell Juan Dolio Jazz Festival, donde el góspel iba a ser el rey de los vientos y los mares verdes saltarines. Finalmente, cuéntale también, como en Comala de Rulfo, a Don Pedro Mir, esas ganas de una masa gris entre tus ojos, masa de agua vista desde lejos, ese Mississsipi Blues de todas nuestras vidas, porque no hay jazzómano que se respete, que no rinda tributo a ese puente envuelto de brumas y aguas sepias de New Orleans, pero hazlo con la pasión conocida, con los gestos explícitos de quien memoriza su propio San Pedro, entre un Miramar ghetto de black english y un extraño colegio San Esteban, de curas que peleaban en inglés, entre salmos convertidos en canciones, de la que mi madre te podrá contar. Lo que hasta el momento no se había descubierto, explorador de música inmensa y tierna, es tu gran secreto entre el Higuamo y el Mississippi, que no figura en la famosa nota de Don Pedro Mir, escrita en la nación en mayo de 1945. En aquella nota quizás habías nacido o no lo habías hecho, porque planeabas sin ser Tom Sawyer, Mark Twain obliga, la travesía presentida, desde el Mississippi al Higuamo, por Pedro Mir. Un día desnudo, según don Antonio Machado, como los hijos de la mar, creaste tu gran conspiración pluvial, tomaste fuerzas desde el Higuamo, sereno poema de aguas verdes sin esperanzas, y cavaste un sumergido sendero, entre aguas subterráneas, galerías húmedas, para sueños de jazzistas navegantes. Te hiciste marinero-jazz y entre aguas pequeñas y grandes, te lanzaste hacia el mississippi, empresa larga y fructífera, tu libro, “desde el Mississippi hasta Perdido”, así lo prueba. No hay adarga posible para rescatarte, ovalado corazón de amigo en batalla No hay largo bastón de nubes, nada será necesario amigo, envuelto en las constelaciones del jazz, cada estrella será tu canción, y esperamos tus voltios para la nueva epifanía, de confites convocados, Chuchy querido, entre la jota gigante y el saxo de oro, de tus ilusiones (Cfe)

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Aporte

HOY

BASILIO BELLIARD

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Naturaleza, cultura y ciencia

PAUL VALERY

ANDRE MALRAUX

MARC FUMAROLI

M

tración, y fue concebida como civilización, como expresión de progreso. En tal virtud, para ellos ambos conceptos son una y la misma cosa. La segunda acepción proviene del Romanticismo alemán, de Kultur, usado para diferenciarla de otras culturas germánicas y teutónicas. En tanto que para los ingleses, la cultura era lo opuesto a la naturaleza humana como interpretación que dimanaba de la religión evangélica. La ciencia es un conjunto de conocimientos organizados sistemáticamente por el hombre en su proceso como un acto de civilización, y producto de su estadio civilizatorio. El científico se libera de los fantasmas de la mitología y de las supersticiones. El proceso del paso de la naturaleza a la cultura representa un salto cualitativo en el desarrollo de su mentalidad como ente de civilización. Los conocimientos alcanzados por el hombre son fruto de la aplicación de la tecnología, que modifica su vida natural y social. Dicho progreso emerge del salvajismo, pasa por la barbarie y se concretiza en la civilización. Ciencia y civilización son entonces facetas de un mismo cuerpo humano. La civilización -lo sabemos- avanza con pasos firmes hacia una conciencia de un mundo global en crisis. No se globaliza la cultura: se globaliza la civilización. La idea de la “crisis de civilización” se platea siempre que avanzan la ciencia y la tecnología, poniendo en cuestionamiento los cimientos que le dieron origen a la cultura humana. Tradición y modernidad establecen así una tensión dialéctica entre novedad y antigüedad. La puesta en crisis de los componentes originarios de la civilización se enfrenta a los progresos y conquistas del hombre con la aplicación de las técnicas y los métodos científicos. Las conquistas científicas ofrecen una perspectiva muy especial del mundo que le permite articular un discurso, en su proceso de comprensión de la realidad. El desafío de las ciencias humanas reside en el carácter ilimitado de la realidad y lo limitado de la inteligencia humana. Ante la imposibilidad de interpretar la totalidad del mundo, el hombre se ve compelido a vencer los límites de las probabilidades. Entre ciencia y civilización hay un punto en común. Todo avance en la ciencia representa un impacto en la civilización, en un proceso de hibridación y comprensión entre lo físico y lo social. Las culturas, como las artes, no progresan: progresan la ciencia y la civilización. En el arte hay avances y progresos en las técnicas artísticas, no así progreso estético. Hay pues cambios, transformaciones y revivals. En la ciencia, en cambio, hay progreso. En el arte no es posible medir el progreso; en la cultura tampoco. Hay pueblos más civilizados que otros, pero no más cultos. No hay culturas inferiores y superiores, sí diferentes. Hay culturas atá-

vicas con niveles de violencia y ritos aberrantes frente a los avances de la civilización -que algunos antropólogos defienden en nombre de la preservación de las culturas ancestrales y primitivas. Provenimos de estadios culturales prehistóricos, con niveles de canibalismo y violencia innatos, pero donde los individuos no tenían conciencia moral de sus actos. La naturaleza nos he dada, en tanto que la cultura es todo lo que el hombre hace para enseñorearse del entorno. En la misma medida en que el hombre progresa como ente cultural, su razón se expande y produce un salto cualitativo de lo natural a lo cultural, regida por la ley del cambio de lo primitivo a lo civilizado. Hay pues una continuidad progresiva en el desarrollo de la fuerza instintiva del hombre hacia las fuerzas racionales. En su proceso evolutivo, el hombre no está fijo: varía en su adecuación al medio natural y social. La vertiente cultural actúa como una propiedad biológica de la naturaleza, de suerte que la cultura deviene percepción de la naturaleza, prolongación de su esencia evolutiva. La cultura es costumbre, ethos: involucra leyes de convivencia; es una institución creada por el hombre y, en efecto, obedece a su voluntad. Tiene reglas y valores fundados por los sujetos sociales, y creencias diversas. La naturaleza es permanente y estable; la cultura, impermanente e inestable. Lo natural es espontáneo, instintivo, irreflexivo. La naturaleza dicta normas a la cultura, que es el futuro de la naturaleza: su porvenir natural. Entre naturaleza y cultura hay una distinción dialéctica ostensible que se manifiesta en la evolución humana, en sus progresos técnicos y en su relación de dominio y convivencia, entre lo creado y lo dado. El naturalismo y el culturalismo, que se desprenden de esta distinción, postulan un determinismo, en el que el ser humano juega un papel protagónico, en el proceso de vinculación entre lo biológico y lo social.

arc Fumaroli define el Estado cultural francés como la “religión moderna”, concepto que viene dado porque André Malraux intentó instaurar en la Francia gaullista, como Ministro de Cultura, una “ideología cultural”, para hacer de la cultura una religión, y así inyectarle a la misma una espiritualidad. La palabra cultura es de raíz germana, cruzada con un anglicismo; viene del lexema germano Kultur, del siglo XVIII, un vocablo distante del de civilización. La relación entre cultura y naturaleza procede de Ernst Renan y se ha extendido a otros ámbitos de la vida social. Desde la Francia de Charles de Gaulle, la cultura se ha asumido como una “Religión de Estado”, distante de la visión humanista de los enciclopedistas franceses del siglo XVIII. El poeta simbolista francés Paul Valery habló de una “política del espíritu”, con lo que pretendía revelar la necesidad de imprimirle al espíritu la pasión interesada que requiere la cultura. El espíritu dominicano necesita la aplicación de esa “política del espíritu” para hacer de nuestra República una Nación del Espíritu, que reivindique el ser dominicano y nos convierta en un “país cultural”. Ese impulso intelectual se requiere para despabilar las conciencias dormidas, desmitificar la memoria histórica y propugnar por lograr la dominicanidad del espíritu. O la espiritualización del ser nacional. Crear una fe en la cultura es la explicación a lo que Kant, en su época, pretendía cuando habló de una “metafísica de la costumbre”, que no es más que una metafísica de la cultura. Cuando Kant moría, en su lecho de muerte, exclamó: “Aún no me ha abandonado el sentimiento de la humanidad”. Con esta frase -dice Erwin Panofky- nace el concepto de las humanidades. La cultura no es natural sino artificial. Todo lo que el hombre hace y crea es cultura, mas no arte. El origen de la palabra cultura proviene del latín culturam, que significa cultivo de la tierra. La civilización es una construcción del hombre sobre los hombros de la naturaleza. Todos los males del mundo social provienen del dominio que ha ejercido el ser humano sobre el mundo natural. De ahí que quien hace cultura está apropiándose de la tierra, de la esencia natural del mundo. En consecuencia, quien crea ciencia funda una superestructura mental sobre la civilización. Fueron las mujeres quienes cultivaron la tierra antes que el hombre, pues cuando éste era nómada, recolector y cazador, eran ellas las que se quedaban en los hogares de manera sedentaria, sembrando flores y plantas. De ahí surgió espontáneamente el arte de la agricultura, la jardinería y la floristería. Para los franceses, el sentido de la cultura apareció con la Ilus-


Viaje por la historia

AREÍTO

Sábado 23 de noviembre de 2013

Juan Amechazurra

Sonia Torres de Mallén, novia del periodismo petromacorisano.

José Armenteros Ferrero

HOY

Ludín Lugo PEDRO SOSA

Aracelis Velázquez de Brugal

Leticia Silfa Martínez (Pila)

Mirín Soto de Rijo

Yiyo Guzmán, Fin Castro, Chiquitín de Windt, José Torres, Rafael Ricart, Antonio Musa, Juan Amengual, Bebecito Martínez, Pedro Juan Chalas. Sentados Ramón Zaglul, Pichingo Castro y otros.

San Pedro de Macorís, Colección de oro

ÁNGELA PEÑA/ A.PENA@HOY.COM.DO

E

s completo referente de la historia de San Pedro de Macorís, con el perfil de sus hijos notables, tradiciones, familias, arquitectura, azúcar, puerto, ingenios, gitanos, cocolos, cubanos, puertorriqueños, haitianos, franceses, españoles, ingleses e inmigrantes de otros países con sus aportes y descendencia digna. “San Pedro de Macorís, Colección de oro”, el libro que publicó la Fundación Gala 23 con textos de Fermín Álvarez Santana, no es solo el recuento ilustrado de gratas añoranzas ni la crónica ya contada del ayer esplendoroso o sombrío. Es la relación actualizada, traída hasta las generaciones presentes, de cuanto ha ocurrido en La Sultana del Este desde 1822, cuando la ocuparon hombres y mujeres que escaparon de la dominación haitiana, según cuentan manuales de historia. El precioso álbum, con fotos de protagonistas de las épocas y temas que contiene, es además la memoria de la Fundación, presidida por Sonia Torres de Mallén, que desde 1997 vive evocando costumbres y gente, reconociendo a los petromacorisanos más preclaros, alegrándose, reencontrándose y al mismo tiempo supliendo necesidades perentorias de la provincia. Aunque un capítulo final de Mu-Kien Adriana Sang relata las inmigraciones en San Pedro de Macorís, la Fundación pone al día ese trabajo al reconocer a empresarios de ascendencia española, a libaneses y sirios radicados en la provincia, a los puertorriqueños y sus aportes. José Armenteros, Antonio Morey, César Iglesias, Antonio Casasnovas, Francisco Castro Molina, Bernardo Arévalo, Albertina Serrallés viuda Frías, Elisa Malla viuda Morey, Sofía Aguirreurreta viuda Zaglul, Antonio Ferrer, Bayardo Mejía Alvarado están entre los descendientes de españoles homenajeados. Libaneses y sirios radicados en San Pedro, distinguidos por “Gala 23”, son Kalil Haché Malkum, Faustina Dip de Musa, María Abud de Antún, Juan Elmúdesi, Miguel Feris, Pedro Haché, Emeterio José Hazim, Jorge Khoury, Jacobo Merip, Miguel Aquiles Nimer y José Miguel Zaglul, cariñosamente “los árabes”. Y entre los puertorriqueños que han contribuido al progreso de los “serie 23” están Jorge Juan Serrallés Pérez, Gavino Vega Fabré, Tomás Binet, Manuel Mallén Ortiz, Santos Asencio, Pablo Cristino Díaz, Jacobo Albizu y Ramón Reyes Darrás. Pero no solo estos insignes foráneos han sido galardonados en cada aniversario de la institución. También ilustres hijos vivos o ya desaparecidos han recibido los honores. A los fallecidos los ha representado su orgu-

llosa descendencia. Virgilio Díaz Ordóñez, Gastón Deligne, Pedro Mir, Bienvenido Bustamante, Julio De Windt, Antonio Frías Gálvez, René del Risco, Violeta Stephen, Ángel Haché, Carmen Natalia Martínez Bonilla, Ángel Haché, Luichi Martínez Richiez, Víctor Villegas, aparecen con fotos y semblanzas. También Emil Kasse Acta, Miguel Feris Iglesias, el padre Milton Ruiz, Ramón Báez Romano, Susana Morillo Soto, Francisco Comarazamy, Anaconda Ravelo, Clara Zaglul, Danilo de la Rocha, Enrique Rijo, Georgito Hazim, Julio César Santana, Javier Martínez, José María Escotto, Victorina Crime de De Windt, Antonio Najri Acra (Papía), Efraín Reyes Duluc y una interminable lista de sobresalientes que han merecido dedicatoria especial en los actos de este activo organismo que desde Santo Domingo logra que su historia, su pueblo, su gente, no caiga en el olvido. “Personajes destacados”. “San Pedro de Macorís, Colección de oro” tiene 130 páginas de textos y fotos en una impresión de primera. Si para los nativos de aquella localidad es motivo de deleite y reminiscencias, otros no abandonarán sus páginas atraídos por la variedad de vestuarios, peinados, recreaciones del ayer y los valiosos datos de presente y pasado que lo conforman. Los originales disfraces de carnavales, las encarnaciones de viejas glorietas, reinas y casas comercia-

les, la impresionante galería de fotos de familias conocidas, los desfiles, son tan interesantes como las narraciones de los orígenes del pueblo, la producción y desarrollo de la industria azucarera, los ingenios, la caña de azúcar y los trapiches o el emblemático Cuerpo de Bomberos. Se conoce el arte, la cultura y sus gestores, maestros, planteles escolares, alumnos, deportes, turismo, medios de comunicación y el escultismo, del que fue cuna San Pedro. La suite sinfónica Macorix, de Julio De Windt Pichardo, composiciones de René del Risco y el contagioso Macorís del Mar, de José Rafael García Pascal, no han faltado en las celebraciones. Y en estas páginas preciosas, nítidas, figuran damas y caballeros destacados: Sonia Torres de Mallén, Rafaela Alburquerque Castro (Lila), Victoria Casasnovas, Evangelina Rodríguez Perozo, Francisca Mallén viuda Suazo, Esther Agelán Casasnovas, Ocha Caminero Mieses, Mariana Binet Mieses, América Bermúdez y otras son las notables del sexo femenino. Como miembros destacados “de esta generación” consignan a Nelson Marrero, Juan Bolívar Díaz, Guillermo Caram, Vicente Bengoa, José Lois Malkum, César Mella Mejías, Guido Gómez Mazara, Norberto James, Elizabeth De Windt, Fernando Pérez Memén, José Rafael Dunker, Oscar Hazim Subero, Miguel Sampol… Figuran todos con la actividad que los distingue, al igual que José A. Chevalier Núñez, José Andrés Aybar Sánchez, Miguel Ceara Hatton, Víctor Canto del Giudice, Jesús y Cesar Iván Feris Iglesias, Carmen Cataldi, Adolfo Nadal, Ángel Valera de los Santos, Jaime Enrique Sasso Rijo, Pedro Haché, José A. Martins, José García Pascal, Roberto Lora, José Ortiz De Windt y los militares Manuel Vincitore Giannone, César Augusto de Windt Lavandier, Clarence Charles Dunlop, Leonte Manuel Logroño Contín, Héctor Román Torres, Alburquerque Sasso, Cesar De Windt Ruiz… Es probable que no quedara un nombre, de hoy y de ayer, con algún mérito, ausente de este hermoso y útil libro que cierra con José A. Hazim Azar y su hijo José Hazim Frappier en dos páginas que cuentan “el perseverante cultivo de las ciencias, el arte, el deporte”, la educación y la tecnología, para lo que ha sido plataforma la Universidad Central del Este, “primera academia de liderazgo de todo el litoral Este”. Como dice Ariel Pérez Ubiera en su “Dedicatoria a una generación”: “¡Qué buenos tiempos!”.

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Arte Contemporáneo

HOY

AREÍTO

Sábado 23 de noviembre de 2013

Oil Land. Acrílica y lápiz sobre tela, 2012.

Sunset. Tinta sobre papel, 2012.

Wet Land. Acrílica, oleo sobre tela, 48x48cm, 2013.

The Artist I. Acrílica y lápiz sobre tela, 2011.

En la galería de Lyle O. Reitzel

LUIS CRUZ AZACETA ¡Sobre el cielo a la deriva de la posmodernidad!

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AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ

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esde la noche del pasado jueves 7 de noviembre, la galería Lyle O. Reitzel Arte Contemporáneo, localizada en el primer piso de la Torre Piantini (Ave. Gustavo Mejía Ricart, esq. Ave. Abraham Lincoln), presenta la excelente exposición titulada “Falling Sky”, compuesta por más de veinte obras, entre pinturas sobre tela y dibujos sobre papel, de la autoría del reconocido artista norteamericano de origen cubano Luis Cruz Azaceta (1942), basado en Nueva York desde 1960 hasta 1992, año en que se establece en la ciudad de Nueva Orleans, donde, definitivamente, su personalidad y obra creativas adquieren mayores niveles de apertura, intensidad reflexiva y depuración conceptual. En realidad, “Falling Sky” es la cuarta muestra individual de Luis Cruz Azaceta que Lyle O. Reitzel hace posible en Santo Domingo. Anteriormente había presentado “Migraciones, Laberintos y Alucinaciones” (2005); “Sin Palabras” (2007) y “Laberintos” (2010). Precisamente, gracias a esta recíproca, respetuosa, fraterna y fructífera relación entre artista y galerista se concretiza el aporte significativo de Cruz Azaceta como invitado especial de la Primera Trienal Internacional del Caribe (Museo de Arte Moderno, 2010), mediante tres obras pictóricas de vertiginosa capacidad metafórica e impacto expresivo estremecedor, una de las cuales hoy forma parte de la colección permanente del MAM. “Falling Sky” es una rigurosa y exquisita colección de pinturas y dibujos recientes en la que destacan tres obras ejecutadas en el 2013 con el mismo título de la muestra, así como las tituladas “Wet Land”(2013), “Raining Cloud”, “Tsunami III”, “Terra Buena”, “Oil Land”, “Twister II”, “Sandy”, “Sunset”, “Sinking III”, “Geen Land”, “Tornados V”, “Tsunami V”, “Storm” (2012) y “The Artist I”(2011), cuya exhibición en Santo Domingo constituye un verdadero acontecimiento cultural en razón del gran respeto y de los niveles de resonancia internacional que registra la obra de Luis Cruz Azaceta en las últimas cuatro décadas. En estas obras, nuevamente se torna evidente el papel fundamental de la combinación del dibujo, la línea, el trazo y el gestual automático, así como el proceso de transmutación progresiva que caracteriza la producción simbólica reciente de Luis Cruz Azaceta en sus aspectos tecnológicos, lingüísticos y expresivos. Ahora, el espacio pictórico se materializa como una lluvia de signos, planos, estructuras y formas geométri-

cas de extraordinaria fluidez visual, deviniendo en obras eminentemente abstractas en las que estalla brillante, ardiente, melancólica e irónicamente reactiva, la insólita capacidad imagética de sus composiciones. En el catálogo de la exhibición, Janet Batet, respetada curadora y especialista basada en Miami, nos advierte: “De belleza amenazante, Falling Sky es un estado de alerta que alude a la necesidad de un cambio colectivo de urgencia que pueda -a tiempo- subvertir el inminente colapso de la sociedad actual erigida sobre la base del insaciable capitalismo global. Reflejo del declive material, el síncope ecológico y la incertidumbre social y política que nos acosa, tras estos paisajes apocalípticos, expresión del ecocidio que nos apremia, pareciera resonar como letanía y advertencia inaplazable ese viejo proverbio chino que reza: Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar”… El “estado de alerta” cifrado en el lúcido y fascinante cuerpo de obras que Luis Cruz Azaceta y Lyle O. Reitzel nos entregan con “Falling Sky”-título que podría significar algo así como “el cielo a la deriva”-, no es otra cosa que la necesidad de una actitud de mayor reflexión ante los terribles efectos del ecocidio, o lo que es lo mismo: sobre el proceso de degradación que los distintos sistemas de “desarrollo socioeconómico” vigentes vienen infligiendo a la biodiversidad y al medio ambiente, muchas veces a través de “mixtificados” procesos de explotación y consumo de los recursos naturales no renovables, y otras tantas de manera inconsciente por la propia humanidad… Y es que, tal como ya he advertido, la modernidad nos ha dejado sus construcciones formidables: nacionalidades, modelos culturales, megápolis, sistemas de tecnología avanzada, magníficas edificaciones, puentes, túneles, supermáquinas y estaciones orbitales, pero también la destrucción de organismos vivos, especies, ecosistemas y patrimonios culturales de valor e importancia inestimables. Además de propiciar un ejercicio especular que implica una mirada sensible y despejada al irreversible y complejo proceso de quiebra que toca a las “mitologías del progreso” y a otros tantos valores e ideales paradigmáticos de la posmodernidad, la obra de Luis Cruz Azaceta opera desde su conmovedora eticidad, revelándonos los efectos esplendorosos del ritual infinito de la lucidez y la imaginación (que es el juego del auténtico creador), en la búsqueda de vías, cifras o visiones poéticas profetizadoras de una ima-

LUIS CRUZ AZACETA Luis Cruz Azaceta, neo-expresionista, poderoso y prolífero fabulador del delirio y el absurdo cotidianos. Abstracto-automático y alucinado minimalista en la materialización de sus atmósferas deliciosamente críticas y sicodélicas, cargadas de humor e ironía, nace en 1942, en La Habana, Cuba. Graduado de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York, es uno de los primeros artistas latinoamericanos de la segunda mitad el siglo XX en penetrar el “establishment” cultural o sistema de representación del arte contemporáneo en los Estados Unidos. Sus obras forman parte de las colecciones de The Museum of Modern Art (MOMA); The Smithsonian Institute; Whitney Museum of Art; Metropolitan Museum of Art, Nueva York; Museum of Fine Arts, Boston; Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, México; The New Orleans Museum of Art; Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela; Miami Art Museum, entre muchos otros. Entre sus reconocimientos, destacan: Cintas Foundation Institute of International Education Felowship, Nueva York (1973/1976); National Endowment for the Arts Fellowship, Washington, DC (1981/1992); New York Foundation for the Arts; The Guggenheim Foundation Memorial Grant, Nueva York (1985); The Joan Mitchell Foundation Grant (2010) y Pollock-Krasner Foundation Grant, Nueva York (2013).

ginería, intensamente lúdica y radicalmente reflexiva, sobre las conexiones visibles e invisibles entre biósfera, biodiversidad, humanidad y naturaleza. Entre memoria e historicidad. Entre multiculturalismo, entrecruces, transmigraciones y persistencias de la memoria. Asimismo, Luis Cruz Azaceta es un artista en cuya obra arden los signos dolorosos de la violencia, la alienación, el exilio y el desarraigo. La soledad, la incomunicación y la certeza de pertenencia a cualquier lugar, subyacen como contenidos objetivos axiales en una poética pictórica vitalmente existencial.


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