Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Willis Aracena SÁBADO 24.09.2016
ESCRIBE MU KIEN SANG
¿Qué es la vida?/
p4
Cuando una visa nos lleva
PÁGINA 5
más allá de un país
Un libro breve de argumento largo
El ensayo filosófico, zona de confluencia
La autora, sin cometer un deicidio, ha tomado a Dios por su parte más sensible, lo zarandea un poco y lo muestra en sus debilidades. No es que Pereyra se haya vuelto iconoclasta, pero tal vez lo parezca. Página 3
Si bien los signos son “relativamente arbitrarios y convencionales”, el lenguaje en conjunto es más que mera arbitrariedad y convención por ser un elemento de la actividad humana en constante movimiento, en continuo cambio. Página 6
Puerto Rico Huracanado bolero En mar de infancia Era Puerto Rico entre nubes y juegos de sardinas, luces de Mayagüez y aquel faro verde, presidiendo la arboleda montaraz, salpicadas sus luces por una boricua llovizna pertinaz y dulce.Página 8
HOY
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
Zona Areíto Areito
2
Oscar Wilde (Novelista y dramaturgo irlandés) En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles.
“OJO DE ARUSPICE 4”, compuesta por nueve piezas de gran formato, entre instalaciones, dibujos y ensamblajes que integran una asombrosa diversidad de medios, materiales, objetos y elementos encontrados
En la Casa de Cultura de Sosúa
¡Ramón Peña
EL 4to. Ojo del Aruspice! Amable López Meléndez artopia01@gmail.com
E
n los umbrales de la década de 1980 del siglo XX, emerge en la República Dominicana una oleada de poetas advenedizos cuyo principal punto de coincidencia es su lúcida y obsesiva ruptura creativa frente a las sectarias premisas estético-filosóficas del realismo social y el “materialismo histórico” que habían entintado de rojo el “sudario ideológico” que impregna y “chapea” un extracto ciertamente representativo de la producción poética de las tres décadas anteriores. En la “Generación del 80” sobresale un núcleo significativo de autores que proponen y desarrollan una “poética del pensar” auspiciadora de un singular proceso de reapropiación y transmutación de los recursos literarios clásicos y vanguardistas en el que llegan a incorporar a la poesía dominicana una síntesis estilística especializada y una profundidad filosófica definitivamente renovadora.
José Mármol (1960): “El ojo del arúspice” (1984); “Encuentro con las mismas otredades I” (1985); “Encuentro con las mismas otredades II” (1989); “La invención del día” (1989); “Poema 24 al Ozama” (1990); “Lengua de paraíso” (1992) y “Deus ex machina” (1994), logra proyectarse como el más riguroso, productivo y efectivo provocador de una práctica textual que asume la vida, la muerte, el amor, el erotismo, el viaje introspectivo, lo metafísico, la espiritualidad, el misterio, la intuición, el pensamiento, el lenguaje y las devastaciones existenciales del Ser como “territorios” propios e inagotables de la imaginación y la creación poética en Santo Domingo. Tal como ha señalado el poeta y ensayista Plinio Chahín: “El ojo del arúspice, de José Mármol, publicado en 1984, marcó el inicio de la generación de los ochenta. Fue con ese libro que José Mármol, entonces un joven veinteañero, instauró una nueva sensibilidad en la poesía dominicana”… (Hoy, Areito, 20-06, 2015). Desde luego, la importancia trascendental de la lírica de Jochy Mármol no solo se aprecia en la riqueza expresiva que ilumina su espléndida profecía estética o en los prestigiosos galardones que ha obtenido en múltiples ocasiones, tanto a nivel nacional como internacional, sino también en el mismo po-
tencial inspirador que promueve su prodigiosa y alucinatoria aruspicina textual. Entre los dominicanos, además de Plinio Chahín, algunos poetas y críticos literarios reconocidos como Mateo Morrison, Irene Pérez Guerra y Basilio Beliard, han analizado y valorado en forma rigurosa la vital y visionaria obra poética de Jochy Mármol. En su libro “Viaje hacia el arúspice. Relectura de la obra de José Mármol” (2015), Mateo Morrison nos advierte sobre el límpido “instante del lenguaje” que adhiere “El ojo del arúspice” a la poesía dominicana contemporánea al mismo tiempo que aclama de manera justa y merecida la ópera prima de nuestro poeta. Asimismo, Ramón Peña (1959), polifacético, proactivo y destacado artista visual puertoplateño que desde hace más de tres décadas ejerce plenamente con voz tan propia y discreta como aleccionadora su auténtica condición de taumaturgo de la memoria cotidiana, en su impactante exposición titulada “OJO DE ARUSPICE 4”, exhibiéndose desde mediados del mes de junio del año en curso en la sala de exposiciones de la Casa de Arte de Sosúa, no solo efectúa uno de los más elocuentes, hermosos y significativos tributos a este texto seminal, sino que también se reafirma en primera línea entre los más sensibles, apasionados e ingeniosos intensificadores de la rizomatica entrega poética de José Mármol. Efectivamente, en “OJO DE ARUSPICE 4”, compuesta por nueve piezas de gran formato, entre instalaciones, dibujos y ensamblajes que integran una asombrosa di-
versidad de medios, materiales, objetos y elementos encontrados como pintura, fotografía, madera, chatarras metálicas, papel, tachuelas, aldabones, “tapitas” de embases de refrescos y etiquetas de diversos productos industrializados de uso y consumo masivo, recolectados durante meses y años por el mismo Ramón Peña en las calles, vertederos y playas de la ciudad de Puerto Plata, accedemos a una aventura fascinante cuando el artista superpone lo real sobre la realidad, logrando que sus espectaculares instalaciones y reacciones imagéticas, activen la capacidad crítica y contradictoria del espectador frente a la vorágine del consumismo maquinal que desata el mercantilismo poscapitalista. En estos hallazgos imagéticos de inmenso e inefable potencial expresivo; a través de una taumaturgia poética de lo real, “apropiado” en sí y liberado del prisma de la transcripción conceptual e imaginativa, al igual que el “Haruspex” o adivino etrusco invocado por Jochy Mármol y que en la antigua Roma examinaba ritualmente las entrañas de los animales sacrificados para vislumbrar el futuro, Ramón Peña procede como un nuevo vidente: acechador, escudriñador, alerta, concienzudo y cuidadoso, materializando una brillante, insólita y premonitoria arqueología de la cotidianidad que recupera vestigios efímeros y “eternos”, mediante los cuales los signos de la memoria, la materia, la realidad y el tiempo, continúan borrándose y reproduciéndose vertiginosamente.
En síntesis “OJO DE ARUSPICE 4”
La exposición “OJO DE ARUSPICE 4”, organizada por el Centro de Arte Contemporáneo Casa Colson de la ciudad de Puerto Plata y la Casa de Arte de Sosúa, se mantiene abierta hasta el próximo 22 de octubre. Inaugurada el 20 de junio del 2013 por la actual alcaldesa de Sosúa, Ilana Neumann, la Casa de Arte de Sosúa, localizada en la calle Pedro Clisante, frente al Salon de Convenciones del Hotel Sosúa Bay, es un espacio polivalente que fomenta el desarrollo de la cultura y la educación artística en la comunidad de Sosúa. Cuenta con dos niveles, una sala de exposiciones y varios módulos para impartir clases de música, danza y artes plásticas. Su fundador y director es el destacado artista visual Adolfo Faringthon. El horario de visita es de lunes a viernes de 8:00 am a 6:00 pm y los sábados de 8:00 am a 12:00 pm.
Literatura
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
HOY
Un libro breve de
argumento
largo En una novela hay que tomar en cuenta las maneras en las que el autor emplea el lenguaje, la dimensión simbólica de los hechos que crea o recrea para construir su obra y las imágenes de que se vale para imprimir a la narración gracia y donaire.
RAFAEL PERALTA ROMERO
¡
Oh, Dios!, la nueva obra de Emilia Pereyra, rompe con la forma habitual de la novelística, puesto que asume la estructura de versiones. Está compuesta de 39 historias sin aparente conexión argumental, pues cada personaje sale de escena al final de la versión en que interviene. Gráficamente, las versiones parecen capítulos, pero no lo son, pues las versiones, versiones son. En esta obra sobresalen hasta el final los dos personajes principales: el bueno y el malo. Dios y el diablo son esos personajes que prevalecen, que discuten, que garatean, que recelan entre sí, uno que regaña y otro que se burla desde la primera página hasta la última. La autora, sin cometer un deicidio, ha tomado a Dios por su parte más sensible, lo zarandea un poco y lo muestra en sus debilidades. No es que Pereyra se haya vuelto iconoclasta, pero tal vez lo parezca. No es que ella sea irreverente, pero en ocasiones pone a Dios pequeño, aunque fuera para luego retornarle palmariamente su condición de todopoderoso. ¡En Oh,Dios! la realidad objetiva y la realidad imaginaria se corresponden fielmente. En las 39 historias intervienen personajes reales, unos tan de ahora como Gabriel García Márquez, Barack Obama y Silvio Berlusconi y tan antiguos como Shakespeare, Cervantes o San Agustín, pero ninguna versión es copia fiel de la realidad, sino la creación de nuevas realidades que por ficticias no dejan de ser referentes del marco social, político o moral en que vive la autora. Emilia contextualiza nuestra historia con las de otras regiones del mundo demostrando una marcada vocación de universalidad para la obra. Lo insólito, lo fantástico, lo maravilloso, reflejan a su modo la realidad, por lo que a partir de estos hechos la novelista refleja el cosmos como lo desea o necesita para llevar a cabo su obra. Aunque recurre a personas reales, y sus hechos están dotados de gran verosimilitud, Emilia Pereyra edifica una novela rica de imaginación en la que da la vuelta al mundo difundiendo un clamor de justicia, denunciando comportamientos impropios de líderes políticos, religiosos o de opinión. En cada caso se cuenta la presencia de Dios, quien mayormente llega tarde o a paso lento, cuando los débiles han sido pisoteados por los poderosos. En cada caso también se registra la presencia de Satanás que alienta la perversidad y la tragedia y los vicios en que incurre la humanidad. Dios resulta humanizado y manipulado; Emilia descubre sus debilidades y tanto lo celebra como lo soslaya, lo sube como lo baja, lo disfruta como lo sufre. ¿Por qué lo sufre? Porque a la autora le duele la injusticia, el abuso, la criminalidad y la pesarosa forma de vivir de muchos seres humanos que no merecen las desgracias que le han tocado. Dios llora y Satanás ríe en varias de las historias que nos ofrece Emilia Pereyra en esta muy original novela. Sus avatares ante los desvaríos del mundo y los constantes
Oh, Dios!, la nueva obra de Emilia Pereyra, rompe con la forma habitual de la novelística.
asomos burlescos de Satanás motivan a Dios a tomar la decisión de buscarse una compañera. Ocurre una tarde que se paseaba sobre Venecia. La versión de que Dios se busca una pareja, bellamente titulada “Amor en la Ciudad del Agua”, no solo representa un divertimento, una paradita refrescante en la ruta pedregosa de historias desconcertantes y que constituyen una crónica general de las imperfecciones humanas, sino que la creación de Diosa, que así se llama la consorte de Dios, responde a la convicción de una mujer, plena mujer, sobre el edificante rol femenino en la vida de los varones. Emilia Pereyra ha mostrado su poder creativo, siguiendo, cual reportera cósmica, los pasos de Dios en sus variados encuentros con personalidades buenas y malas, de todo el mundo. Así narra los encuentros del creador del mundo con Mandela, Teresa de Calcuta o Mao Zedong, como muestra a Dios preocupado por la contaminación del ambiente, revela su impotencia frente a la falta de gobernabilidad del mundo mientras el Diablo alega que gobierna arriba y abajo. En Dubái Dios queda estremecido con el desorden, el consumo de drogas y culto al cuerpo, tampoco se queda callado frente a las atrocidades financieras del estafador Bernard Madoff. En Las Vegas su molestia llega a extremos, ante tanto vicio, pecado, fasto. Dios cambia el orden de las máquinas de juego. Todos ganan: “Los mecanismos del fraude son revertidos”. Dios se sobresalta, mira, escucha, reconoce, necesita pensar… Se encoleriza en Bilbao por las acciones terroristas de Eta. Cuando se traslada, es mayor el sufrimiento. El creador del mundo derrama lágrimas en Gaza y sufre el desaliento de los jóvenes japoneses, mientras Satanás lo pone en apuros cuando le dice: “Has perdido poderes y tienes graves olvidos”. Son treinta y nueve versiones, ya lo he dicho, ricas en sabiduría. Ni siquiera referiré el reconfortante momento vivido por Dios en la aldea natal de Nelson Mandela o su deleite de hablar con la madre Teresa o el punzante gozo de la novelista cuando describe a un crítico literario amargado y vulgar que se
En síntesis Conclusión
Emilia Pereyra ha escrito un libro de temática universal, sin que por ello haya prescindido de su vínculo entrañable, como diría Bruno Rosario, con la cultura dominicana, con nuestras particularidades lingüísticas o con aspectos argumentales que son auténtica referencia de nuestra vida política y social, como son por ejemplo, el relato del encuentro de Dios con Balaguer, con apariencia de ángel apaleado, en las profundidades del infierno o cuando refiere ocurrencias en Punta Cana, un destino tan universal como el averno. El estilo es llano, sin que olvide la autora el nivel de lengua exigido por la creación literaria. Su composición incluye un empleo discreto y nada forzado de figuras literarias, sin embargo cada relato de los que he llamado versiones es una metáfora grande, porque las palabras se han empleado para referir unos sucesos que representan una realidad objetiva contada a partir de una realidad ficticia. Pereyra no se vale de lujos léxicos ni artificios estilísticos. Aunque escritores hay que se empeñan en elaborar su obra con materiales resonantes como hojalatería, Emilia Pereyra ha optado por una prosa de plata, que es una sustancia consistente, duradera y de brillo discreto. ¡Oh, Dios! es un libro breve de argumento largo, en el que la autora esparce su visión moral, política y religiosa respecto de la marcha del mundo, pero es ante todo y sobre todo una obra literaria. Falta congratular a Emilia Pereyra por la publicación de esta interesante novela, a la que deseo el éxito y la aceptación que merece una obra bien concebida, bien desarrollada y bien expresada.
propone “hacer mierda” la obra de una escritora a quien llama “negra de cuarta”. Satanás se ha metido en el alma del crítico gordinflón, apunta Emilia. En este libro, el diablo es usado para echar en cara las impotencias de Dios. Bastaría con ver el diálogo del demonio con san Agustín (p. 155-161). Es una pieza digna de antologizar, por su alto valor simbólico y profundo contenido teológico. El diablo se queja del predominio de la maldad para culpar a Dios, y enrostra a san Agustín que Dios ha dejado a los seres humanos a su triste suerte.
3
HOY
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do
Personajes de la colonia
Rodrigo de Bastidas y sus descendientes
Encuentros
4
MU-KIEN ADRIANA SANG
(3 de 4)
I
la vida? La vida es una oportunidad, aprovéchala; la vida es belleza, admírala; la vida es beatitud, saboréala, la vida es un sueño, hazlo realidad. La vida es un reto, afróntalo; la vida es un juego, juégalo, la vida es preciosa, cuídala; la vida es riqueza, consérvala; la vida es un misterio, descúbrelo.
Julio González Hernández gualmente, también contemporáneos y descendientes directos de Rodrigo de Bastidas son: James Mike Logroño Abreu (1977); María Eugenia (1978) y José Miguel Roques Ducoudray (1983); Ivonne María (1978), Manuel Antonio (1982) y Pedro Miguel Pappaterra Checo (1984); Ana Carolina (1978) y Diana Amelia Báez Peralta (1980); Jean Marie (1978) y Osvaldo Nadal Cabrera (1986); Juan Eduardo (1978), Manuel Enrique (1980), Gabriela Margarita (1990) y Raúl Alfonso Tavares Navarro (1992); Thomas (1978) y Frank Amelang Cassá (1984); Rosabelle Pérez Pellerano (1979); Clarides (1979), Martha Michell (1982), Madeline (1984), Jéssica (1985) y Judelca Báez Pérez (1986); Kees (1979) e Itzel Álvarez Veras (1980); Luis Tabaré Pesquera Álvarez (1979); José Alejandro (1980) y Priscila María Johnson Grullón (1983); Maika Marie (1980) y Benigno Eduardo Trueba Pou (1981); Buenaventura Báez Durán (1981-1997); Eduardo José (1981) y Gustavo José Febles Fernández (1982); Christian Laboy Báez (1981); Alicia Antonia (1981), Sofía Eugenia (1983), Lucía (1986) y Andrés Antonio Freites Heinsen (1988). Silvia Margarita (1981), Ileana Victoria (1984) y Álvaro José Pesquera Borras (1989-1991); Alberto (1981), Steven (1982), Vanessa (1984), Andrew (1995) y Fernando Arturo Luna Ornes (2001); Verónica (1981) y José Ramón Cassá Valdés (1983); Jerilee Marie (1981), Manuel Arturo Tercero (1987-2004) y Jorge Manuel Báez Deschamps (1989); Katrina (1981) y Erik Jensen Álvarez (1985); Frank Manuel (1981) y Fernando Enrique Báez Sánchez (1985); Ramón Buenaventura Báez Zeller (1982); Eurípides Roques Pérez (1982); Ana Josefina Santana Álvarez (1982); Aris Federico (1982) y Abtel Eladio De Peña Ornes (1984); Laurina (1982) y Alejandro Martínez Suárez (1983); Lorena María Catrain Messina (1982); Frederick Paul (1982) y Anette Marijke Blömer Martínez (1983); Miguel Arturo (1983), María Gabriela (1987) y Marcos José Logroño Morel (1990); Karen Virginia Ortiz Grullón (1983); Amaury (1983) y Eduardo Álvarez Dargam (1983); Paul Ramón (1984), Jean Ramón (1985), María del Mar (1993) y Lía Cristina Rojas Duluc (1995); Juan Francisco (1984) y Luis Alejandro Batlle Logroño (1985); Elisa Amelia (1984), Max Alejandro (1986) y Juan Alejandro Ramírez Martínez (1991). Leonardo José (1984) y Luis Alberto Nadal Brown (1986); María Conchita Arcalá Rodríguez (1984); Manuel Alejandro (1984) y Dinorah Margarita Grullón Hernández (1989); Manuel (1985) y Edmond Gabriel Valencia Tavares (1987); Laura Nicole (1985) y Patricia Clarimel Báez Hernández (1987); Alfredo Rafael (1985), Luis Alfredo (1989) y Laura Amelia Sánchez Díaz (1994); José Ygnacio Batlle Ramírez (1985); Pablo Eduardo Logroño Wiese (1985); Carmen Virginia Ricart Álvarez (1985); Lía María (1986) y Natalia María Ferreras Báez (1989); Samuel de Lara Freites (1986); Alex Manuel (1986) y Michelle Yanik Kleinberg Grullón (1989); Cristina Marie (1986), Fernando Arturo (1988) y Víctor José Báez Tavárez (1990); Daniel Ulises Grullón Gómez (1987); Francois Adranne (1987) y Henry Manuel Bricard Borras (1993); Moises Arturo Pellerano Miniño (1987); Jean Katherine (1988), Jocelyn del Carmen (1991) y Joselyn Thalia Reyes Ornes (1994); José María 1988), Jacqueline Andrea (1990) y Francisco Manuel Pedro Pablo Cabral González (1991); Fernando Enrique (1988), Elvira Esther (1996) y Alfonso Enrique Martínez Quezada (1998); Laura Leticia (1988), Pamela (1989) y María Isabel Báez Núñez (2002); Laura Inmaculada (1988-1997), Joén André (2001) y Guillermo José Suero Thomas (2002). Instituto Dominicano de Genealogía
¿Qué es
La vida es una promesa, cúmplela; la vida es amor, gózalo; la vida es tristeza, supérala; la vida es un himno, cántalo; la vida es una tragedia, domínala. La vida es aventura, vívela; la vida es felicidad, merécela; la vida es vida, defiéndela Madre Teresa de Calcuta
D
espués de haber vivido 22,265 días en mis 61 años de vida, creo que tengo derecho a atreverme para hacer algunas reflexiones, conclusiones y lecciones del gran oficio de vivir. A veces quisiera, cuando veo a los jóvenes con bríos desmesurados, decirles que las prisas no son necesarias, que es conveniente detenerse para disfrutar el amanecer, sentir la lluvia o los rayos del sol. Abro los labios para pronunciar un consejo, lo pienso bien entonces los cierro. Mi impulso de hablar se detiene. Pues comprendo que nadie puede vivir por el otro, pues cada quien debe construir su propio camino. Entonces entiendo que a esos seres que se inician en la vida solo debemos acompañarlos. Abrazarlos cuando sufran, tenderles la mano para ayudarlos a levantarse, escucharles sus dudas y aconsejar, solo si te lo piden. A veces, cuando en el aula de clases alcanzo a detectar a un joven ávido de saber, leyendo más de lo que puede o comprende, discutiendo de todo, aunque no sepa mucho o carezca de las informaciones debidas, me veo reflejada. ¡Qué atrevida es la inmadurez! ¡Que arrogante es la ignorancia! Cuando me ocurre, sonrío y trato de responder con la mayor dulzura posible. Me acerco y trato de ofrecerle una atención especial. Así hicieron conmigo mis maestros, quienes, al detectar mi desesperación por aprender, me tendieron la mano para que el impulso no se detuviera. A veces quisiera que la gente ame la historia como yo la amo, que se interesen en las lecturas que hago, que amen con pasión a la poesía y al arte como yo. Entonces me doy cuenta que somos diferentes. Unos vibran por los números (que odio), por la medicina (que detesto y me aterra), por las matemáticas (que no entiendo y ni me interesan). Y al ver la realidad, sonrío y comprendo que todos vibramos por estímulos distintos. Así, mi vida se ha visto rodeada y amada por personas muy distintas a mí, pero que en la magia de la diferencia, se produce la complementariedad. A veces olvido mis años y comienzo a plantearme nuevos sueños, muchos sueños, que cuando hago conciencia de mi silenciosa y solitaria hazaña, me río con ganas. Sin embargo, creo que nadie es lo suficientemente viejo para soñar y para mantener la curiosidad natural de aprender. Estoy convencida que mantener esa actitud te llena de energía e ilusiones para seguir hasta el final de tus días. Es cierto que las ilusiones te ayudan a vivir; pero no menos cierto también es que después de haber construido un camino, ya no hay que correr. Debemos caminar a paso más lento, para poder disfrutar de las pequeñas cosas que también inspiran y te motivan a seguir. Cuando estoy escribiendo, me detengo y observo el pájaro que llega a beber agua de la fuente de agua dulce que mi esposo prepara especialmente para ellos. Después sigo en la tarea de escribir. Luego vuelvo y me detengo para observar cómo el viento juega con las ramas de los pinos y disfruto el maravilloso regalo que nos brinda gratuitamente la naturaleza. He tenido que aprender muchas lecciones, que no son más que aprendizajes post caída. Al caminar, al intentar colocar los ma-
teriales de mi camino, he tenido, todo el mundo ha tenido, que sortear toda suerte de dificultades. Al tropezar con muros, piedras o rocas, tenemos la opción de enfrentarlas con violencia, o intentar quitarlas con paciencia, o, como aconseja la filosofía taoísta, tratar de bordearlos. Los taoístas recomiendan no enfrentar todas las batallas, sino aquellas que son de principios, aunque de antemano sepas que vas a perder. A veces es mejor callar, que insultar o decir palabras hirientes. El silencio, como dice la sabiduría popular, es más elocuente que la palabra. Aprendí la lección de ceder, si queremos seguir. Pienso que debemos limpiar nuestro corazón para no amargarlo ni amargar a los otros. No creo, como hacen algunos, de vivir la vida con amargura, con paranoia de que otros quieren hacerte daño o maltratarte. Me han dicho siempre mujer atrevida por gritar a los cuatro vientos mi edad. Yo digo, y esto lo aprendí de la filosofía china, que para vivir hay que cumplir años. Cada cana, cada arruga, cada grasa, cada mancha que tengo la he ganado a fuerza de aventuras y desventuras. Lo mejor de haber cumplido 61 años es que el futuro se ha convertido en presente, que los sueños tienen tiempo de caducidad y que ya no hay nada que demostrar, pues demostramos lo que éramos y podíamos hace mucho tiempo. Lo mejor de cumplir años es que amamos el silencio, la soledad y solo buscamos la compañía que nos apetece. Lo mejor de cumplir años es que aprendemos a reírnos de nosotros mismos. Y lo mejor de todo es seguir amando la vida con pasión y paz, en esa doble dimensión contradictoria y complementaria. Que estas palabras nacidas del corazón puedan llegar a otros. Nos vemos en la próxima.
Aporte
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
HOY
Cuando una visa nos lleva más allá de un país La visa estadounidense en el imaginario colectivo de la sociedad dominicana tiene un significado que va más allá de gestiones administrativas en busca de un permiso para visitar un territorio extranjero.
L
a búsqueda del visado se ha convertido en uno de los fenómenos sociales más interesantes que registra esta sociedad. Al generar, a partir de relaciones poblacionales, una serie de pautas y conductas socio culturales, que hablan de acontecimientos históricos, que no siempre fueron gratos para los dominicanos, pero que definen y dan cuenta de la relación de dependencia, aun por estudiar, que tiene la sociedad dominicana con los Estados Unidos de América. Podríamos creer que los antecedentes del significado y el significante que tiene el visado estadounidense se remiten a la percepción que han tenido los dominicanos de su país, desde la colonia y sus vínculos de sumisión y descalificación frente a la metrópolis. Lo que hemos llamado el “síndrome colonialista”, ya aplicado a otros análisis. Cabe recordar que el habitante de la colonia sentía que todo lo importante sucedía en la Metrópolis, en la tierra colonizada no pasaba nada, todo lo bueno venía de fuera. Surgiendo una fascinación por el extranjero, que no solo se tiene en esta sociedad sino también en otras excoloniales, donde se cree que el bienestar está fuera del territorio, la felicidad está en otra parte, habría que buscarla allende los mares. Creciendo la idealización del extranjero, mientras se construye la concepción disminuida de la sociedad de origen, que expulsa a los individuos de su geografía, en búsqueda del bienestar, ya que la realidad siempre negada, no ofrece oportunidades .Percepciones establecidas en usos y costumbres locales. Salir del país es un acontecimiento impactante en la vida de casi todo nacional, estando el “exitoso” regreso impregnado de rituales de acogida, que involucran la familia y el vecindario. “Volvió Juanita”.
AMANDA CASTILLO
Decir “Tengo la visa” indica que se trata de la estadounidense, lo que supone un aval ético, aunque no siempre sea cierto. Durante el siglo pasado, viajar a Estados Unidos fue privilegio de unos cuantos, aunque los vínculos con este país han estado muy presentes desde la ruptura con la Corona española. La presencia formal de los EUA comienza con el control de las aduanas en 1907, seguida por ocupación estadounidense en 1916-1924, y la invasión en 1965, hechos que marcan el escenario histórico y la presencia en el país, creyendo algunos historiadores que la influencia, en plano de la política interna, ha sido determinante, hasta nuestros días. La dictadura de Trujillo (1930-1961) propulsó el exilio desde sus inicios - siendo a la caída del régimen cuando los dominicanos empiezan a salir masivamente al extranjerogenerándose un flujo migratorio hacia a los E.U.A, que abrió sus puertas a los nacionales, estando vetadas aquellas personas consideradas comunistas. Surgieron otros polos de captación en la década de los setenta de esta movilidad migratoria permanente, que registra aproximadamente 2 millones de dominicanos residenciados en el exterior. Inspirados por el sueño americano, y causales estructurales de expulsión, los EUA se convierten en el polo de captación más importante del éxodo dominicano. Ser elegible para visado forma parte de la construcción del prestigio y el exitoso para la gran mayoría de los dominicanos. Inclusive para la clase política y empresarial que se han visto aceptados y rechazados por las autoridades estadounidense, a la vez que la visa se transformaba en un instrumento de sanción. Al punto de que tener la visa contribuye a la movilidad social, con mayor o menor incidencia de acuerdo al origen rural o urbano de los individuos, aumentando de categoría al que la posee. Muchas son las personas que se sienten fracasadas, cuando no son elegibles. Lo que es considerado como un fracaso, más que
social, existencial, llegando algunos a ponerle fin a sus días al negarles la visa. No tener el visado genera cierto estigma, situando en el mundo de los que no tienen visa “¿No estás visado?” Se suele preguntar, pasando a comentarios de lástima y solidaridad. De igual manera que el hecho de estar visado crea una especie de aureola de “dignidad social”, que trasciende y diferencia del resto, más allá del origen de clase, es el mérito que viene de fuera, la acción que legitima y eleva de categoría. Lo que nos recuerda nuestra histórica relación asociada con el extranjero. “Solo lo que viene de fuera es válido”. Tener una visa es un “honor y un privilegio” que da un frágil “prestigio” que puede perderse cuando las autoridades de ese país lo decidan, basado en su legislación. Pero sobre todo es y ha sido una solución para miles de dominicanos.
Para los EUA, suprimir el visado es un instrumento de castigo, no solo aplicado a RD, sino a cualquier otro país. Que rompa las reglas del juego establecidas a nivel de todo tipo delitos que atenten contra la seguridad de esa nación. En RD, la cancelación del visado tiene además, otras implicaciones, dada la importancia que ha adquirido el otorgamiento en el imaginario colectivo, como hemos visto, así los efectos de la cancelación son socialmente demoledores, e inversamente proporcionales al beneficio de su aplicación. En esa medida, la supresión a alguien que ha tenido un visado privilegiado también goza de una cancelación especial, lo que significa que se es disminuido y rechazado, es una afrenta social irreparable, sobre todo en un país que ha magnificado la adquisición del visado asociándola al prestigio del ser social. Y que asocia también la cancelación al
fracaso y a un tipo de delitos odiosos, como el tráfico de droga y corrupción. Hoy, la cancelación de la visa es considerada como una sanción extrema, tanto por los EUA que suele aplicarla como un instrumento de castigo ejemplar a aquellos funcionarios de países que violan Derechos Humanos o que cometen acciones que afectan las sociedades y /o los intereses de EUA. Lo queramos o no, la visa se transformó además, “en el tribunal de ética”[1] como señalo Matías Bosch, de ciertas sociedades latinoamericanas. En especial para los dominicanos, donde la cancelación del visado se ha convertido en el castigo más significativo que puede caerles, sobre todo a ciertas figuras públicas (políticos y empresarios) que gozan de un escenario de prestigiosa impunidad, donde la justicia local no logra actuar. Efectuándose un acontecimiento interesante del cual venimos hablando, la justicia viene de afuera y nos remite de nuevo al “síndrome colonialista”, donde todo lo importante llegaba del exterior, quedando así legitimados y castigados por el afuera, aceptación y rechazo vienen de otras latitudes. Lo cual no deja de ser una paradoja, pues parece poner en cuestionamiento la soberanía. La justicia local no se expresa y es la justicia extranjera la que tiene que venir a expresarse, para “salvarnos”. Reforzándonos así la descalificación de los espacios éticos y morales de la nación. “No somos capaces de hacer justicia”, por ello tiene que venir de lejos la sanción, vía la afrenta irreparable de la cancelación de un visado.
5
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
Aporte
HOY
EL ensayo filosófico, zona de confluencia El lenguaje es instrumento y convención, pero también creación. Tal vez lo propiamente humano sea haber creado esa maravillosa convención que llamamos lenguaje. Entre lenguaje y hombre existe una relación de copertenencia: el hombre pertenece al lenguaje y el lenguaje pertenece al hombre. Sistema de signos, código, el lenguaje es una dimensión intrínseca del hombre. Por eso, ambos se salvan o se pierden juntos. (1)
S
FIDEL MUNNIGH
6
i bien los signos son “relativamente arbitrarios y convencionales”, el lenguaje en conjunto es más que mera arbitrariedad y convención por ser un elemento de la actividad humana en constante movimiento, en continuo cambio. Si unas veces parece perder su vitalidad y dinamismo a causa de su inevitable corrosión, otras tantas también se dinamiza a fuerza de innovaciones y se revitaliza con nuevos aportes. Siempre móvil y cambiante, es una realidad que se crea a sí misma. Nada lo expresa mejor que la literatura, hecha de la “materia” misma de la lengua. Puede decirse que, al crearse a sí misma, la literatura crea también un lenguaje. Mezcla de lo dado y lo inventado, de tradición y creación, el lenguaje es a la vez herencia y puro inventarse. Nietzsche habla de la “coerción del lenguaje”. Esta expresión sintetiza su visión del lenguaje como mecanismo coercitivo, como “camisa de fuerza” impuesta al sujeto pensante: el lenguaje es un grillete que uno se coloca a sí mismo, un cepo que encierra e inmoviliza. Todo pensar tiene lugar mediante el lenguaje. Todo pensamiento se ha de concretar en una forma determinada (estilo), más o menos bella (estética) y arbitraria desde el punto de vista lógico. A partir de ahora se pone radicalmente en entredicho la contraposición entre “pensamiento” y “forma de pensar”, entre “lo teórico” y “lo estético”, entre “filosofía” y “poesía”. Lo pensado ya no se puede separar de la forma de pensar, ni lo expresado del modo de expresar. La actividad mental solo cobra realidad y sentido en tanto que expresión y lenguaje (Nietzsche, Croce). Habría que preguntarse, con José María Valverde, si esta “coerción del lenguaje” nietzscheana no excluye la posibilidad de una “libertad” del lenguaje y del pensamiento. Lo cierto es que esta visión tiende a relativizar –cuando no a suprimir- la falsa dicotomía que se establece entre prosa y poesía, por un lado, y entre filosofía y literatura, por el otro. Esta poderosa intuición anuncia una verdadera revolución en el pensamiento estético-filosófico contemporáneo. Me refiero a la revolución que implica la toma de conciencia lingüística, esto es, el reconocimiento del principio básico de que toda vida mental tiene carácter de lenguaje, pues no puede haber pensar sino mediante el lenguaje. Este principio ha sido reconocido por autores como Saussure, Sapir, Wittgenstein, Cassirer, los estructuralistas de Praga y los franceses, entre otros. Ya en nuestros días, Jacques Derrida, al estudiar los problemas del lenguaje y la escritura, ha repensado la relación entre filosofía y literatura (y entre lógica y retórica) desde una perspectiva posestructuralista. En esta nueva perspectiva, la filosofía pasa a ser considerada una especie de escritura, de género literario (Rorty). El ensayo contemporáneo comparte ese hallazgo esencial. El ensayista tiene ahora plena conciencia del lenguaje, de sus posibilidades y sus imposibilidades. Su prosa participa a la vez del pensamiento especulativo y de la imaginación poética. Se reduce así enormemente, hasta casi suprimirse, la brecha abismal que antes separaba a la prosa de la poesía y a la filosofía de la literatura. Un filósofo moderno, A.N. Whitehead, afirma que toda la filosofía occidental se reduce a una serie de notas escritas al margen de las páginas de Platón. Vuelta sobre sí misma, perpleja, la razón crítica constata el fracaso rotundo de los sistemas de ideas erigidos durante siglos de intensa especulación. Frente a las altas construcciones abstractas de los
grandes sistemas filosóficos, se cuestiona a fondo la idea del mundo como unidad y totalidad, tan dominante en pensadores como Kant, Hegel y Marx. Esta visión clásica del mundo entra en profunda crisis hasta quebrarse en pedazos. Se rescata el fragmento, el margen, la particularidad. De ahí nace la “incredulidad hacia las metanarrativas”, según J.F. Lyotard, esto es, la radical desconfianza posmoderna hacia las construcciones sistemáticas totalizadoras –los llamados “grandes relatos” o “metarrelatos”- que prometían la emancipación universal de la humanidad. A diferencia del tratado filosófico, lógico y riguroso, perfectamente cerrado y constituido, el ensayo moderno abandona la visión
totalizadora del mundo para rescatar lo fragmentario, lo marginal, lo particular. Intenta conjugar filosofía y poesía, intelecto y sensibilidad, razón discursiva e intuición poética. El análisis racional, sereno y ponderado, el discurso analítico propio de la filosofía y la ciencia, conviven ahora al lado de la imaginación y la sensibilidad poéticas. Lejos de excluirse mutuamente como antes, se promueven en una nueva síntesis creadora que constituye un hallazgo filosófico-literario. Ya no existen fronteras claras entre filosofía y poesía, los límites precisos desaparecen, los contornos se desdibujan y los elementos propios de una se confunden con los de la otra. El ensayo filosófico ya no aspira a alcanzar un saber absoluto y totalizador del tipo de Aristóteles o Hegel. Su aspiración es otra: un saber nuevo, distinto, que se va revelando a cada momento; un conocimiento que se va creando a sí mismo a medida que ilumina la realidad del texto o del acontecimiento sobre el cual se escribe o se reflexiona; una escritura creadora, con sus destellos y fulgores, que no pretende decir la última palabra acerca del mundo o del yo, pero que no por ello deja de crear conocimiento y de producir saber. Así, se convierte en una nueva manera de acercarse a la realidad textual y no-textual, pues siempre hay algo fuera del texto. Participando a la vez del pensamiento especulativo y de la imaginación poética, puede atribuirse logros tanto expresivos como conceptuales. Por eso, bien podría considerarse al ensayo filosófico como esa vasta y rica zona de confluencia en donde coinciden entendimiento e imaginación, pensamiento y sensibilidad.
En síntesis La cuestión del ensayo como escritura filosófica entraña la cuestión del estilo literario. El ensayo permite combinar concepto e imagen en el acto de escritura. El razonamiento filosófico exige rigor conceptual, precisión y coherencia interna, unidad de sentido; por su parte, el lenguaje demanda dominio, transparencia y claridad. La pregunta acerca de cómo un escritor o un pensador expone su retórica particular, su poética, envuelve también el problema de la “estrategia textual”.
Aporte
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
HOY
Una nueva oportunidad
para la educación y la cultura Debo admitirlo: muchas veces he pecado de iluso, de soñador, de optimista y obstinado. Pero el mundo siempre ha sido dominado por los obstinados y los optimistas. Este preámbulo se enmarca en torno a las reflexiones que a continuación haré para referirme a la nueva coyuntura, muy favorable, que se presenta a la educación y la cultura dominicanas.
A
raíz de la llegada a la presidencia de la República de Danilo Medina, este asumió el compromiso de invertir el 4 % del PIB en educación. En sus primeros cuatro años el mayor impulso lo recibió la construcción de aulas, y así tenía que ser: en el país había un déficit de aulas enorme. Al día de hoy tenemos casi cubiertas las necesidades de cupo para la admisión de los estudiantes de todos los niveles. Ya es muy extraño observar el deprimente espectáculo de niños y niñas recibiendo clases debajo de un árbol o en una destartalada rancheta. Casi quedó en el pasado la recurrente denuncia de los medios de comunicación dando cuenta de esta triste realidad. Hoy los hijos de los pobres tienen mejores planteles escolares que muchos de los hijos de la clase media. Pero en el primer cuatrienio no solo se invirtió en construcciones; también recibió un fuerte impulso la capacitación de los maestros, y otros renglones que buscan mejorar la calidad de la enseñanza. A pesar de los avances, lo que se ha hecho hasta ahora no ha sido suficiente para sacar a la educación dominicana de los malos índices en que ha estado anclada por mucho tiempo. Se ha hecho evidente que no es suficiente duplicar y hasta triplicar el salario a los maestros; que no es una panacea contratar a miles de nuevos docentes; que las reformas al currículo aún están pendientes de ejecución en muchos aspectos y que el trabajo de mayor envergadura apenas empieza.
LUIS R. SANTOS
El caso del Ministerio de Cultura El nuevo ministro de Cultura, Pedro Vergés, es una persona que aunque ha estado por muchos años en el servicio exterior, conoce las interioridades de la cultura dominicana. Conoce a sus actores y sus grandes carencias. Hablemos claro: la cultura no es una prioridad para sociedades como la nuestra, inmersa siempre en la lucha por la sobrevivencia, donde muchos ciudadanos no tienen aseguradas sus necesidades más elementales. Aquí se hacen huelgas por apagones, carreteras y caminos vecinales intransitables, por hospitales en pésimas condiciones, por falta de agua potable. Entonces, así las cosas, la cultura no entra en las prioridades de la gente y también termina siendo no prioritaria para la clase gobernante. Es por eso que siempre he postulado que
En síntesis La nueva administración
Para muchos, la designación de Andrés Navarro al frente del MINERD no fue más que un reconocimiento a su desempeño en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde puso en orden una casa que tenía los muebles en la marquesina, las camas en la cocina, la estufa en el baño y el fregadero en la habitación principal. Por lo tanto, llega a esta institución con el aval público y la confianza del Presidente de la República para acometer con renovados ímpetus las ingentes tareas que le aguardan a la nueva educación dominicana. Debe aclararse que la designación de un funcionario en una institución tan importante como el MINERD no es un premio; es un gran compromiso, un reto de gran envergadura cuando se tiene la conciencia de cuál es la misión de un funcionario público, que no es otra que cumplir con su deber con honestidad, responsabilidad y equilibrio. Al hablar de nueva educación dominicana estamos tomando en cuenta las nuevas prácticas docentes que se están implementando en el mundo; tomamos en cuenta el desafío que entraña la dramática revolución tecnológica que vivimos en la actualidad, y que será vertiginosa en los días por venir y para siempre, y la forma en que impacta a nuestra deficiente plataforma educativa. Y ha iniciado bien su gestión el nuevo ministro al llamar al diálogo a la ADP, gremio que debe entender que su papel en el sistema educativo no solo es el de buscar conquistas en favor de los maestros, sino contribuir a que la educación dominicana alcance las metas que se han propuesto las autoridades: tener una educación pública de calidad, inclusiva y que no sea un lastre para las finanzas nacionales. También ha llamado a los otros actores que intervienen en el proceso, tanto del sector público como el privado. En otras palabras ha llegado a escuchar, a buscar la integración y el consenso.
el desarrollo cultural de nuestro país pasa por las manos de sus actores, de su capacidad para entender la condición de bien no prioritario para la mayoría. En este sentido es que quiero exponer por qué este momento representa una gran oportunidad para desarrollar muchos aspectos rezagados en el ámbito cultural. Nadie puede discutir que el futuro de la cultura dominicana está íntimamente ligado
al proceso educativo. Los estudiantes debieran ser el primer actor al cual estén orientadas la mayoría de las acciones del Ministerio de Cultura. Y eso debe hacerse a través de los acuerdos interinstitucionales que se han suscrito entre Cultura y Educación y por vía de nuevos acuerdos que es necesario implementar. La cultura, desde cualquier punto de vista, no deja de ser parte integral de una educación de calidad. Y ahora que se tiene la intención, el compromiso y sobre todo la necesidad de mejorar la calidad de la educación, ha llegado el momento de la implementación de una serie de medidas que contribuirán a mejorar el nivel de nuestros estudiantes y profesores. Por ejemplo, los niveles de lectoría en nuestro país son paupérrimos, y los estudiantes del sector público deben ser los primeros a enrolar en programas de lectoría. En algunos medios he postulado la necesidad de que en el currículo se incluya la lectura obligatoria de un determinado número de libros por año, lo que permitiría al estudiante salir con una buena base en esta materia. La tanda extendida es un formato que permite la inclusión del teatro, la música, la pintura, el taller literario, el círculo de lectores, en la rutina estudiantil. Al mismo tiempo que involucramos a los estudiantes en las prácticas culturales, es necesario reforzar la formación de los profesores en escritura creativa, en análisis de textos literarios, además de incentivarlos en la lectura, facilitándoles los libros necesarios. Ahora que el Estado va a implementar el programa República Digital, iniciativa que va a contribuir a bajar los niveles de desigualdad en el campo del acceso a Internet, los ministerios de Educación y de Cultura deben estar muy conscientes de que un individuo que no tiene hábitos de lectura creados a través del libro impreso, jamás lo adquirirá por vía del texto digital. La República Digital no debe propiciar la marginación del libro impreso, que es una industria que incentiva la creatividad de nuestros autores, que genera ingresos y crea empleos. La oportunidad es inmejorable para que se dé una real simbiosis entre Educación y Cultura. Estos próximos cuatro años son una oportunidad inmejorable que no puede ni debe ser desperdiciada. Los nuevos ministros son conscientes de ello.
7
AREÍTO
Sábado 24 de septiembre de 2016
Papeles del trópico
HOY
Puerto Rico ha logrado establecer con mucha firmeza las raíces históricas de sus vinculaciones afropuertorriqueñas
Puerto Rico Huracanado bolero en mar de infancia "Verde luz de monte y mar, isla virgen del coral, si me ausento de tus playas primorosas, si me alejo de tus palmas silenciosas,
quiero volver, quiero volver " Antonio Caban Vale -
A : Roberto Camino, que la isla debe habitar. ENTRE EL MAR Y LA RADIO.
CARLOS FRANCISCO ELÍAS
8
Toda forma insular es un punto de recuerdo salobre y de nácar. Era Puerto Rico entre nubes y juegos de sardinas, luces de Mayagüez y aquel faro verde, presidiendo la arboleda montaraz, salpicadas sus luces por una boricua llovizna pertinaz y dulce. Acostumbrados al aterrizaje entre oleadas de banderas y plenas revueltas de sonidos, Puerto Rico es una vieja historia de amigos y amigas, denso el mar visto en la lejanía. En ese viaje del tiempo con jíbaro canto sucio de lodo resplandeciente, las ondas de radio viajaban hacia el Este profundo de República Dominicana, aquel promontorio que ellos arrastrando la lengua llaman la República. En el dicho, hay un sentimiento oculto, un designio, no sé hasta dónde un orgullo ajeno. Entonces ahogadas por la mar las ondas de radio llegaban a tierra segura. Aquellas ondas eran la primera noción del Puerto Rico imaginario a esas provincias del Este franco de República Dominicana. El cambio de hora, a una distancia relativamente tan corta, no importaba, esas ondas habían hecho su corto viaje para quedarse y dejar una impronta imborrable de un Puerto Rico radial, que cosechaba un extenso imaginario por generaciones, especialmente en San Pedro de Macorís. Novelas radiales, formas de narrar noticias y la pléyade de artistas cuyas voces e instrumentos habían sido el alto orgullo de Puerto Rico, su seguro tesoro de identidad y humanidad específica. La larga pava de Machuchal, vernáculo insigne, el trino de un solo de algún trío musical (J. Albino y su trío San Juan), Carlos Pizarro o la incógnita voz del bolero sombrío y filosofal, Gilberto Montroig. Adolescentes eran Chucho Avellanet y Lucecita Benítez, pero el Club del Clan estaba cerca. Muchos años después, Fufi Fantori y sus fórmulas de nacionalidades.
LA AFROPUERTORIQUEÑIDAD Por su organicidad académica, Puerto Rico ha logrado establecer con mucha firmeza
LA CONEXIÓN TAINA PUERTORRIQUEÑA Y DOMINICANA El mito Taino quedaría enredadado a su vocabulario de siempre, Bayamón donde alguna vez llovió a cántaro y todos esperaban casi por milagro pluvial el Arca de Noé. Guayama, Humacao. Bija, para pintar el sagrado rojo de su bandera. En lo ritual que tiene la unidad del Caribe hispanoparlante, la tainidad y la africanidad son vectores irreversibles e identitarios. No disminuyo uno por otro, a propósito del viejo hábito de buscar nostalgias taínas perdidas en la historia colonial, para pretender ignorar la fuerza y la razón cultural intrínseca de esta región, caracterizada también por el aporte africano, fruto de las tratas negreras de siglos pasados. Pero resulta innegable que un arco Taino curioso y lingüístico une con candor a Puerto Rico con la República Dominicana, destacado en ensayos interesantes por los investigadores y estudiosos de aquella isla en estudios comparados. Desde entonces, la idea de una vecindad diversa y rica nos une con arraigo luego de las grandes migraciones dominicanas hacia Puerto Rico entre finales de los años 60, 70, 80 y 90, del siglo XX.
las raíces históricas de sus vinculaciones afropuertorriqueñas desde su centro de Cultura Afro Puertorriqueño, cuyos aportes intelectuales mantienen vivo el espíritu de identidad y el legado histórico de lo afro en Puerto Rico. Ensayos como el de Sylvia Savala Trías (Orígenes Etnicos de los Esclavos en Puerto Rico, publicado por el centro referido), o la Breve Historia de la Esclavitud en Puerto Rico, de Luis M. Iriarte, entre otros ensayos apenas son la muestra de un amplio botón de publicaciones afropuertoriqueñas. Ello se une a su afamado Centro de Estudios Ca-
ribeños cuya vocación de fraternidad caribeña es notable y auténtica. Quizás no se trata de simple letras frías, el ritmo de la música de Puerto Rico, sus congas altivas a lo largo de toda la marginal del Condado en una noche calurosa ("Temporal, temporal, por viene el temporal, qué será de mi Borinquen, cuando llegue el temporal"), tan lejos como del Africa Occidental, los golpes atildados de la Bomba y la Plena, su frenesí de carnaval afro en cada tumbao de cueros asincopados, lo contagioso y su fuerza sonora, son muestras inconfundibles de cuán arraigados están esos ritmos genuinos en la cultura musical de Puerto Rico, tanto como la llamada música jíbara, cuyo acento popular y campesino ha sido la base de la resistencia triunfante de la cultura puertorriqueña.
REPÚBLICA DOMINICANA: UNA LARGA DEUDA CULTURAL CON PUERTO RICO. Uno de cada diez puertorriqueños es dominicano. La presencia dominicana en Puerto Rico, su fuerza de pertenencia al país que le vio nacer, les hace organizarse y mantener en alto su agradecimiento a Puerto Rico, innegable, y la permanencia de un furor dominicanista, a veces no controlable... El porcentaje de lo dominicano en lo puertorriqueño ha crecido desde el famoso censo del año 2010, el cual tuvo el inconveniente de poder registrar al gran ejército humano de ilegales cuya cifra entonces pasaba de 100 mil personas. Demografía aparte, dominicanas y dominicanos tenemos con Puerto Rico una deuda cultural que no ha sido tomada en serio y tampoco se vislumbra, cuándo podrá ser pagada con los beneficios que a nosotros como país nos deja, además. Hemos inundado aquel país de nuestros sabores y sonidos, hemos implantado una presencia, a veces con la insolencia que nos caracteriza en suelo ajeno cuando el frenesí tricolor nos nubla la mente y los largos sentidos, así ha sucedido. En esa locura, cuando se observa bien, la cultura nuestra en Puerto Rico, en el último tramo de los 100 años de resistencia, pueblos de origen hispano los dos, algo aportó como refuerzo originario no anglosajón, es apenas un esbozo y si así sucedió fue un bello azar antillano: porque los pueblos de arraigos similares se ayudan sin saberlo. Ahora nos toca lo inverso, ahora debemos tener a Puerto Rico no solo en nuestros corazones, debemos comenzar a saldar esa deuda cultural y fraternal que le debemos a un gran pueblo, indomable en su recia dignidad de ser puertorriqueño dentro de un lúdico marco de identidad asumida con alegría y qué " bonita bandera, qué bonita bandera...". Cuando haya que saldar esa deuda moral y cultural con Puerto Rico, seré un voluntario dispuesto, presto, enloquecido, febril, para recordar de nuevo mi infancia y aquel Puerto Rico de las ondas de radio, bolero huracanado con bandera de sola estrella, triángulo azul adormecido por el solo de bombardino de una danza de Morel Campos, escuchada tal vez bajo un vendaval de lluvia y centellas, en una antigua plaza de Ponce. (CFE)...