Historia y Vida #168

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EL VALOR JUANDEDIANO DE LA RESPONSABILIDAD La responsabilidad representa un criterio fundamental para nuestro servicio y nuestra gestión que se traduce en fidelidad a los ideales de San Juan de Dios y de la Orden en la promoción de la ética, en la protección del medio ambiente, de la responsabilidad social, de la sostenibilidad, de la justicia y de la justa distribución de los recursos.


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SUMARIO 4 7 8 9 10 14 16 19

BIOÉTICA

El valor de la responsabilidad en el ámbito de la Bioética GESTIÓN HOSPITALARIA

Hermanamiento del Hospital Cristo de las Américas con la Diócesis de Joliet EN PRIMERA PERSONA

Nuestra responsabilidad esencial es mejorar la calidad de vida de las personas GESTIÓN HOSPITALARIA

Responsabilidad: un valor fundamental en Recursos Humanos

Los desafíos de los jóvenes de hoy ENFERMERÍA

Responsabilidad en la formación de futuros profesionales. Formación en valores, un desafío permanente ENFERMERÍA

La responsabilidad de cuidar a quienes cuidan

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BREVES

Ingreso de cuatro jóvenes al Postulantado SJD Capacitación para el Voluntariado en Hurlingham

Capacitación en técnicas de reuniones efectivas para mandos medios

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PASTORAL JUVENIL

Jornadas Nacionales de Psiquiatría en Bolivia: ‘‘Salud mental infanto juvenil, con ellas y ellos empieza’’

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EDUCACIÓN ESPECIAL

Valores Juandedianos, una hoja de ruta para un proceso pedagógico responsable 3

PSIQUIATRÍA

El valor de la responsabilidad en la atención en la Salud Mental

HISTORIA Y VIDA Revista informativa de la Provincia Sudamericana Meridional Año 37 N°168 | Julio 2019

REPRESENTANTE Hno. Erik Castillo Carreño EQUIPO DE REDACCIÓN Hno. Daniel González - Matías Casano ADMINISTRACIÓN comunicacion@hsjd.org - www.hsjd.org DISEÑO Synapsis C.I. www.synapsis.com.ar


BIOÉTICA

EL VALOR DE LA RESPONSABILIDAD EN EL ÁMBITO DE LA BIOÉTICA HNO. GUSTAVO MUCHIUTTI, SAC, O.H.

Dice monseñor Fernando Chomalí que la responsabilidad es un concepto eje en salud y que siempre en este ámbito se presentan responsabilidades compartidas entre varios actores, a saber: sociedad, medios de comunicación social, la industria farmacéutica, el Estado, el paciente y el equipo de salud.

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Escribe el citado autor: “Especialmente en occidente, la relación de las personas con la ciencia y la tecnología en general, y con la medicina en particular, y las responsabilidades que de allí surgen no son químicamente puras, puesto que están cada vez más influenciadas por una serie de actores sociales e intereses que a veces claramente se contraponen con la salud de las personas, y que tienen una gran preponderancia en ella”. (Chomalí: 2009) 1 Por eso, siguiendo a Chomalí, vamos a considerar el valor de la responsabilidad, valor que hace parte del espíritu de nuestra Familia Hospitalaria, considerando algunos aspectos en relación

a esos actores sociales que tanto influyen en nuestro quehacer como institución comprometida con la vida, con la salud, con la reflexión bioética y con todo lo que hace a elevar la dignidad de las personas que depositan su confianza en nosotros. Una primera aproximación al tema debe ser a partir de la siguiente premisa: responsabilidad compartida no exime la responsabilidad individual de las personas involucradas, que en tanto puedan tener conciencia y libertad, será un acto moral a tener en cuenta. Los actores sociales involucrados pueden condicionar una acción, pero no la determinan.

LA SOCIEDAD CON SU RESPONSABILIDAD La sociedad en su desenvolvimiento cotidiano va forjando estilos de vida que repercuten siempre en la salud de la comunidad. La cultura misma que hace a la relación de las personas con sus pares y con la Trascendencia, se implica siempre en el bien integral de aquellas. Por ello es importan-


te generar una conciencia ética en la promoción de estilos de vida saludables.

El texto citado de Chomalí es sumamente claro para tomar una posición ética:

En esto último, también hoy en día se hace hincapié a partir del llamado del papa Francisco al cuidado de la casa común, es decir, todo el ámbito de la ecología como espacio para generar vida, cuidarla y devolverla al Creador. Otro aspecto a considerar son los avances extraordinarios de la ciencia y la tecnología que hace necesario recordar siempre otra máxima ética: en los avances científicos tener presente siempre su aplicación al bien de la humanidad.

ES NECESARIO SIEMPRE QUE LOS

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN CON SU RESPONSABILIDAD

CONCIENCIA Y SU RESPONSABILIDAD.

Dice Chomalí: “Los medios de comunicación tienen una responsabilidad social en las conductas de las personas y no pueden quedarse en ser un mero instrumento de terceros o escudarse en una supuesta neutralidad moral”.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN OFREZCAN LA VERDAD PARA QUE LAS MISMAS PERSONAS PUEDAN HACER ELECCIONES RESPONSABLES, DESDE LA PROPIA

Hoy en día los comunicadores sociales tienen un gran poder en sus manos: transmitir la verdad y que esa verdad, en nuestro ámbito sanitario, sea posibilidad cierta de más salud, entendida como esa tensión que nos va capacitando para ser

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más plenos, independientemente de la ausencia de enfermedad o sufrimiento.

LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA CON SU RESPONSABILIDAD Los avances en esta industria son enormes y pueden ser analizados desde el bien que producen como también del bien que se omite, por ejemplo, cuando no se pone al alcance de toda la población aquellos productos que mejoran la calidad de vida y de la salud de las personas. Aquí se hace necesaria una bioética en investigación con claros principios morales que puedan analizar aquellos avances y las implicancias concretas para la sociedad en su conjunto, mirando especialmente a las poblaciones más vulnerables en todo sentido. La salud en cada persona significa proyecto de vida, relaciones sociales, calidad de vida diaria. Por tanto, es de suma importancia la responsabilidad moral que tiene la industria de insumos para la salud en relación a la población toda.

EL EQUIPO DE SALUD CON SU RESPONSABILIDAD

EL ESTADO CON SU RESPONSABILIDAD

El interactuar con personas “dolientes y sufrientes” delimita el campo de actuación en valores del equipo de salud.

Pluralismo y diversidad son términos en boga hoy que, en sus intenciones buenas, buscan promover la dignidad de todas las personas. Se impone preguntarnos si el Estado, defendiendo todo eso, debe hacerlo desde una neutralidad ética o debe mirar siempre más allá dando leyes a la sociedad, leyes que defiendan la vida, custodie a los más vulnerables y garantice acceso a la salud a toda la población a su cargo.

Competencia, prudencia, profesionalidad y humanidad son como la base desde donde los integrantes del Equipo Sanitario basan su actuación. Hoy en día también es responsabilidad del entorno vital del profesional de la salud, cualquiera sea, respetar la conciencia de éste, fomentar el reconocimiento social y abordar los temas éticos con seriedad.

Afirma Chomalí: “Es lamentable que la tendencia actual sea que los gobiernos postulen neutralidad valórica –aseveración que ya de suyo implica no neutralidad- para inducir o hacer parecer positivas y recomendables prácticas claramente inmorales, es decir, no conformes a la verdad de la persona y su bien…”. Entonces, es necesario explicar siempre que en el ámbito de los valores nunca hay una neutralidad pura: las acciones de un Estado como las propias del individuo mostrarán su nivel de compromiso con la vida, con su defensa y con su cuidado. No olvidar nunca que hay una diferencia muy grande entre tolerar el mal y promoverlo. 6

De igual forma, es sumamente necesario pensar lo ético desde nuestra realidad de criaturas, de debilidad y de vulnerabilidad. La responsabilidad en este campo personal del paciente está fijada en varios aspectos:hacerse cargo de la situación real de salud en tanto pueda y se le permita, establecer una relación lo más óptima posible con el equipo de salud, manejarse siempre con la verdad de su situación y generar confianza para su entorno vital. Repitamos que esto se puede lograr en tanto y en cuanto también cada uno de los demás actores sociales genere sus condiciones de responsabilidad.

EL PACIENTE CON SU RESPONSABILIDAD Sabemos, por lo menos a nivel del discurso, que la primera responsable de su salud es la misma persona. Pero esta afirmación deberá ser reflexionada en todo el contexto vital de ella: medios, sociedad, cultura, familia y todas las variables posibles.

Escribe Chomalí: “A la luz de cómo se está dando la relación entre la sociedad y la salud, se hace fundamental introducir una nueva lógica de comprensión de la realidad desde la centralidad de la persona humana y de la primacía del ser por sobre el tener o el hacer, de la persona por sobre las cosas, de la ética por sobre la técnica y de la solidaridad por sobre el individualismo”. Finalmente, nuestra reflexión sobre la responsabilidad y la bioética debe tener como horizonte, de inicio y de llegada, nuestra realidad de ser una realidad de Iglesia. Esto nos impone pensar la responsabilidad como agentes de salud, en las diversas posiciones que ocupamos, desde el piso axiológico de la Orden Hospitalaria y su propuesta humanizante y humanizadora que mira siempre al Jesús misericordioso y hospitalario, a quien Juan de Dios con mucha responsabilidad personal supo encarnar y legar a la historia. 1. Chomalí Fernando. Bioética. El valor de la vida humana a la luz de la razón y la fe. Edit. El Mercurio Aguilar. 2009. Chile.


ESCUELAS ESPECIALES

HERMANAMIENTO DEL HOSPITAL CRISTO DE LAS AMÉRICAS CON LA DIÓCESIS DE JOLIET ALEXANDER ZARDAN BARJA, DIRECTOR ADMINISTRATIVO DEL HOSPITAL CRISTO DE LAS AMÉRICAS (SUCRE, BOLIVIA). La colaboración recibida de la Diócesis de Joliet se inició el 3 de abril de 2000 con la inauguración del Hospital Cristo de las Américas. Por tanto, esta obra apostólica es el resultado de la iniciativa de la diócesis de Joliet de Chicago (Illinois, Estados Unidos), la Delegación Episcopal de Salud del Arzobispado de Sucre y la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, logrando tener hasta la fecha un centro hospitalario que sirve como sede de las misiones médicas solidarias para personas de escasos recursos económicos del departamento de Chuquisaca, Bolivia. Año tras año en el mes de abril, gracias al buen corazón de voluntarios de los Estados Unidos, se abre la oportunidad de trabajar en cuatro tipos de misiones solidarias: Misión Cirugías, Misión Atención Clínica, Misión Construcciones y Misión Agua con Bendiciones. En la Misión Cirugías se realizan entre 20 y 30 cirugías generales a personas de escasos recursos que permite devolverles la esperanza de vida y de poder continuar con sus labores cotidianas. Con la Misión Atención Clínica, más de mil personas reciben cada año atención domiciliaria, beneficiándose con acciones de prevención, atención médica y solución de dolencias. Esto es posible gracias a la coordinación local con las parroquias y escuelas.

A través de la Misión Construcciones, se edificaron baños y letrinas en colaboración con las familias participantes, con el objetivo de mejorar sus estándares de salubridad. La Misión Agua con Bendiciones realizó la donación de filtros de agua a comunidades que no tenían acceso al agua potable, mejorando la relación entre las comunidades a partir de la formación de líderes de proyecto, que se capacitaron en el manejo de los filtros para compartir esta información con el esto de las familias. y lo compartían con las demás familias. Para el Hospital Cristo de las Américas, la Misión de la Diócesis de Joliet es de suma importancia; un tesoro que cuidamos tanto por su origen como por el carisma con el cual se trabaja. La Diócesis de Joliet en este último tiempo realizó la donación de US$ 10.955 (dólares estadounidenses) que permitió la compra de un autoclave, cubriéndose aproximadamente la mitad de su costo total. La adquisición fue para la Central de Esterilización del Hospital Cristo de las Américas. Este sistema permitirá brindar servicios de calidad garantizado a todos los usuarios del hospital, contribuyendo eficientemente con el control de infecciones asociadas a la atención en salud. Junto a este importante aporte, se recibió la suma de US$ 11.920 (dólares estadounidenses) que se destinó a la subvención de medicamentos, insumos médicos, servicios de diagnóstico y otros, que fueron consignados a pacientes de escasos recursos económicos.

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EN PRIMERA PERSONA

“NUESTRA RESPONSABILIDAD ESENCIAL ES

MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS” Gabriel Cuello, jefe del Departamento de Enfermería del Centro Geriátrico Hogar San José nos cuenta sobre la importancia del valor de la responsabilidad en la atención cotidiana que reciben los adultos mayores que residen en este centro administrado por la Orden Hospitalaria en la provincia argentina de La Rioja. LIC. GABRIEL CUELLO, JEFE DEL DEPARTAMENTO DE ENFERMERÍA DEL CENTRO GERIÁTRICO HOGAR SAN JOSÉ (LA RIOJA, ARGENTINA) La responsabilidad se considera una cualidad y un valor del ser humano. Se trata de una característica positiva de las personas, que son capaces de comprometerse y actuar de forma correcta. Podemos decir de forma sencilla que la responsabilidad es ser capaz de responder, corresponder con la necesidad del otro.

Como equipo estamos convencidos de que para sentirnos responsables del otro es necesario tener una experiencia de desprendimiento de sí mismo; una decisión de elegir en cada encuentro ponernos en el lugar del otro y asistirlo desde su marco de referencia.

En el Hogar de Ancianos San José la responsabilidad es compartida entre los Hermanos Hospitalarios, quienes animan y dirigen el centro, y los Colaboradores constituidos por los profesionales y todo el personal de esta obra apostólica.

Al reconocer nuestro yo como ser único y capaz de sufrir y también al prójimo como persona única y vulnerable al dolor y al sufrimiento, surge una responsabilidad que en primer lugar podríamos nombrarla como un imperativo categórico; no obstante, para nosotros es una llamada para expresar el amor misericordioso enseñado con el ejemplo por Jesucristo en los evangelios y por San Juan de Dios en su hospital de Granada, España.

Teniendo en cuenta que la responsabilidad es una habilidad para responder, como equipo nos disponemos siempre al aprendizaje de la misma para ir creciendo en nuestro compromiso. 8

En el trabajo diario, insistimos en el respeto y la reverencia ante el dolor y el sufrimiento de cada persona que asistimos.

Partiendo de la consideración de la persona como valor final, nuestra responsabilidad esencial es mejorar la calidad de vida de las personas mayores, proporcionándoles un servicio asistencial cálido, considerado y acorde a su dignidad; prestando, además, a los familiares el apoyo emocional, profesional y espiritual que necesitan; entablando con ellos una estrecha relación que nos haga merecedores de su confianza.

El amor misericordioso es mucho más que la profesionalización de las virtudes de la empatía y de la compasión. Se funda en un encuentro personal del profesional con su propia autenticidad, la cual supone una dimensión explícitamente espiritual, exige orientar su vida y ejercicio profesional desde el principio de ubicar en el centro de atención a la persona que sufre, aplicando ese principio en la vivencia de los valores como por ejemplo la hospitalidad y responsabilidad.


GESTIÓN HOSPITALARIA

RESPONSABILIDAD: UN VALOR FUNDAMENTAL EN RECURSOS HUMANOS

nos ganamos la confianza de los demás. Hacer lo correcto nos hará sentirnos bien, aunque nos equivoquemos, ya que estaremos satisfechos de haber hecho lo mejor que se pudo. Como lo manifesté anteriormente, la responsabilidad se aprende durante la infancia, mediante el valor que transmite la familia. Y a esto se le suma la responsabilidad que se establece durante el proceso educativo. La responsabilidad en la sociedad se valora positivamente porque nos proporciona seguridad, confianza y estabilidad, pero requiere de esfuerzo y compromiso. LEONARDO VERGARA, JEFE DEL DEPARTAMENTO DE RECURSOS HUMANOS DE LA CLÍNICA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN (SANTIAGO, CHILE) Responsabilidad, responsabilidad, responsabilidad… un valor complejo de explicar. Pero si nos ponemos a pensar, este valor empieza desde que somos pequeños, desde el mismo momento en que decidimos si obedecer o no a nuestros padres, quienes seguramente nos hayan repetido en varias ocasiones la frase “tienes que ser responsable”, que para uno en aquella etapa de la vida significaba “hacer las cosas bien” o simplemente “hacer lo que dicen mis padres”. El significado de responsabilidad proviene del latín “responsum” (el obligado a responder de algo o de alguien). Los verbos latinos “respondere” y “spondere” están estrechamente relacionados y se utilizaban mucho en el ámbito jurídico. El primero significa defender o justificar un hecho en un juicio y, el segundo, jurar, prometer o asumir una obligación. Por lo tanto, podemos definir a una persona responsable como aquella que asume los resultados de las decisiones que acepta o toma. Ser responsables nos ayuda a conseguir nuestros objetivos y metas en cualquier ámbito de nuestras vidas, nos ayuda a ser más autónomos, asumiendo las consecuencias de nuestros actos, tomando así, mejores decisiones. Nos ayuda a ser más confiables, ya que

Está bien responsabilizarnos de los efectos de las cosas que hacemos mal, pero también ser objetivos y tomar la responsabilidad de las cosas que hacemos bien, ya que nos dará un equilibrio emocional y favorecerá nuestra autoconfianza. Es de suma importancia ser responsables del rol que debemos cumplir, ya sea en el trabajo, en nuestras vidas privadas y en los compromisos actuales y futuros. En el entorno laboral, el estímulo de fidelidad laboral entre nuestros Colaboradores es de suma importancia para los Centros y especialmente para nuestros residentes (pacientes). Pero para poder llegar a esta fidelidad laboral, se debe crear un vínculo emocional con los Colaboradores de la empresa, se deben tomar en cuenta sus opiniones, siempre ser considerados y motivados, ofrecerles posibilidades de crecimiento y seguridad. Estos son factores cruciales para que el trabajo pase de ser una obligación a ser un agrado, se crea un mayor compromiso y por ende se actúa con mayor responsabilidad.

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PASTORAL JUVENIL

LOS DESAFÍOS DE LOS JÓVENES DE HOY CLAUDIO CORTÉS, MIEMBRO DE LA COMISIÓN PROVINCIAL DE PASTORAL JUVENIL Y VOCACIONAL

Tal como se ha manifestado en otras oportunidades, la aspiración de los jóvenes hoy en día no es muy distinta a la que en algún momento nos tocó vivir bajo nuestras propias experiencias a quienes hoy nos encontramos arriba de los 30. Si hay una característica destacable de la adolescencia es la manera disruptiva de entender y enfrentar al mundo. Pero, ¿qué es lo que hoy los hace distintos a otras generaciones? Sin duda, los métodos de crianza, la tecnología y la hiperconectividad, el aumento de la escolaridad de los padres y la visión personalista de una cultura de lo “desechable” hace que, si algo no sirve, se descarta. Muchas veces, los jóvenes sufren este aislamiento de sus padres que privilegian sus necesidades y aspiraciones personales al del bien común de la familia, que termina quedando a la deriva, con sus jóvenes creando vínculos afectivos con personas ausentes, emocionalmente expuestos a un mundo influenciado, donde claramente, no todo es idóneo para mentes que están en pleno desarrollo cognitivo e intelectual.

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juvenil. Muchas veces, el criterio inadecuado para enfrentar esta realidad termina generando un comportamiento que fácilmente se puede distinguir en comentarios y actitudes agresivas, acoso o bullying escolar, sexualidad desinhibida, problemas de uso y abuso de alcohol y drogas, y una dependencia excesiva a la misma tecnología. Pero, ¿qué significa ser joven hoy? Hoy, los jóvenes están expuestos más que nunca. La relativización de los valores hace que sus principios y discursos sean coherentes con ideologías y modas de empresas multinacionales que van dictando los parámetros de éxito, belleza y felicidad confundiendo aún más a una mente ya confundida, que no ve una representación o un modelo a seguir en ninguna institución o persona, ni siquiera a Jesús: todo es relativo dependiendo del “según convenga”.

La Organización Mundial de la Salud estima que en 2030 los problemas mentales serán la principal causa de discapacidad a la que el mundo estará enfrentada, donde la mitad de estas enfermedades comienzan antes de los 14 años, siendo la tecnología quien desencadena estos cambios drásticos en el pensar y actuar de los jóvenes.

Hoy, la superficialidad con la que se vive de las apariencias es el patrón continuo al que se ven enfrentados, y mientras más se aparente, mejor se presume. Una falsa realidad virtual que está alrededor de las redes y provoca todo un ruido social donde estos jóvenes se enfrentan y tratan de sortear los falsos ideales de la felicidad que socialmente se está mostrando: belleza artificial, dinero, estereotipos y otros que influyen en su vida, haciendo aspirar que si no siguen dichos paradigmas son sencillamente inferiores e infelices.

Es un hecho que el uso y abuso de las tecnologías y las redes sociales exponen a los jóvenes a un estrés extra que ha implicado en la actualidad un aumento de casos de depresión

El relativismo nos dice que todo es válido, todo está bien; no se sabe dónde se va, sólo importa el aquí y el ahora. Eso lleva a que las relaciones de hoy sólo se buscan en la medida que


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ayudan a obtener una gratificación instantánea, de hecho, son relaciones desechables, ya sean de amistad o amorosas; es propio de la cultura del descarte, antes descrita, donde se busca su propio espacio, aunque paradójicamente se termina “cosificando”.

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La superficialidad también impone otro reto: impedir que se transformen a sí mismo en víctimas y victimarios de sus propias redes sociales. Los jóvenes ya no creen en ellos mismos ni en sus propias capacidades, sean físicas o intelectuales. Se limitan a lo que se les enseña convencionalmente buscando siempre lo que ya está hecho, sin esfuerzo, sin espíritu de superación, sin metas, sólo seguir haciendo y cumpliendo lo mínimo que se les pide realizar. La misma sociedad les exige ser exitosos, no fallar ni defraudar, preocuparse por el exterior y olvidar el interior, buscar el bienestar propio de forma egoísta. Por otro lado, importa más lo que piense y haga el otro, llevándonos a vivir en un vacío que crece y crece y nos aleja de Dios.

# LA PÉRDIDA DE LOS VALORES Se han perdido los valores y la capacidad de reconocer amor en el prójimo. En vez de ayudar a alguien, resulta mejor gra-

barlo y subirlo a redes sociales; ya no somos capaces de vivir una vida ética cuando quienes nos gobiernan no están a la altura de los cargos que ejercen y que la sociedad completa necesita, donde con impotencia muchas veces quedan en la impunidad, dicho actuar provoca a los jóvenes el no sentirse parte ni responsables de su propio bienestar social. La deshumanización e insensibilidad ante el sufrimiento, la intolerancia y la incoherencia genera una inconsistencia en su propio mundo. Se ha repetido que los jóvenes sufren un bombardeo de propuestas, tentaciones, presiones tanto externas como internas de encajar en un estereotipo. Se mueven en ambientes carentes de valores, de amor propio y con familias desunidas viéndose superados en manejar cualquier dificultad que se presenta; esta desunión termina afectando la salud emocional. Las familias disfuncionales afectan directamente a los miembros que la componen.

# LA FALTA DE OPORTUNIDADES Otra realidad a nivel latinoamericano es que la oferta de empleos ha decrecido y las oportunidades de empleo con un sueldo digno son muy pocas: el alto costo de la vida, los al-


tos niveles de exigencia académica y la baja compensación de salarios provocan una frustración generalizada. A esto, se debe sumar la discriminación que muchas veces se ven enfrentados, sea por venir de familias humildes o simplemente no sentirse parte de una sociedad que no abre las puertas ni genera las oportunidades que requieren. Los jóvenes piden y exigen ser parte de los cambios en temas que hoy les resultan particularmente sensibles, en áreas como la educación, el empleo, la política, la economía y, en general, todos los temas con los que hoy se identifican. Tienen una especial sensibilidad frente a la injusticia social; experimentan como jóvenes la discriminación en todas las formas donde se encuentren personas que sólo por estar en contra de lo que se piense, ser extranjero o por no tener el mismo nivel educacional. Otro gran desafío es hacerse escuchar, sentirse parte de esta sociedad que avanza y exige, pero no suma a nuevos intérpretes. Es necesario cambiar la cara del conformismo y acabar con los falsos ideales y la información manipulada que desvían la identidad. Las limitaciones, el menosprecio y la falta de confianza por parte de las generaciones mayores, cuestionando el actuar, termina alejando de Dios y sus misterios donde simplemente buscan aceptación frente a todo prejuicio y donde la Iglesia no ha sido capaz de dar una respuesta firme y acogedora a esta realidad. En este contexto, muchos jóvenes terminan buscando esta aceptación en grupos con ideologías extremas o simplemente en drogas; pues, más allá de lo que se haga, se sienten importantes sin que nadie les critique.

sí mismos, terminan convirtiéndolos en víctimas de una sociedad que se autodestruye y no reflexiona el daño que se hace. Ser joven es buscar nuevos desafíos y nosotros debemos estar a la altura de lo que ellos exigen. Hay que romper los paradigmas de buscar para nuestras comunidades jóvenes que se parezcan a nosotros. No hay que tener miedo en ir, evangelizar y hacer misión en lugares donde tradicionalmente no se realiza. Si esperamos que los jóvenes vengan a nosotros, significará que estamos perdiendo el tiempo buscando algo que no ocurrirá. Ser una Iglesia misionera que está donde nadie está es lo que los jóvenes buscan para seguir e identificarse. Es lo que piden de nosotros: ser ejemplo, hacer de nuestra vida un espejo de la vida de Jesús.

Otro gran desafío es hacerse escuchar, sentirse parte de esta sociedad que avanza y exige, pero no suma a nuevos intérpretes. Es necesario cambiar la cara del conformismo y acabar con los falsos ideales y la información manipulada que desvían la identidad.

# IDENTIDAD RELIGIOSA Llama la atención que los jóvenes de hoy sigan siendo espirituales a pesar de todo. Pero la Iglesia no es el medio válido para acercarse a Dios. El modelo de Jesús hoy está relativizado a la figura sacerdotal y los distintos cuestionamientos que nacen de la vida religiosa, la adolescencia tardía y tener adultos viviendo como niños, protegidos y avalados por sus padres sin mayor deber ni compromiso, lo cual los mantiene en una zona de confort que hoy no están dispuestos a dejar. El joven exitoso busca demostrar su “éxito” en redes sociales que finalmente terminan en un vacío y una ausencia de Dios. La espiritualidad, si bien es muy importante en el joven moderno, la tradición y la manera de buscar a Dios no es la que “les llena”. Quieren un Dios a su manera, en sus tiempos y con sus ideales. Finalmente, uno de los mayores desafíos que los jóvenes actualmente atraviesan es aprender a discernir entre lo bueno y malo, la pérdida de los valores familiares, del amor a la vida y a

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ENFERMERÍA

RESPONSABILIDAD EN LA FORMACIÓN DE LOS FUTUROS PROFESIONALES

Formación en valores, UN DESAFÍO PERMANENTE

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LIC. GRACIELA S. B´CHARA, DIRECTORA DE LA CARRERA Y LICENCIATURA DE ENFERMERÍA DE LA UNIDAD ACADÉMICA ASOCIADA USAL - SAN JUAN DE DIOS (RAMOS MEJÍA, ARGENTINA)


La razón de ser de la enfermería y su objeto de estudio es el cuidado de las personas. Así integra a la sociedad una acción profesional que, por definición, es holística dado que asiste al ser humano en todas sus dimensiones: biológica, psicológica, social, cultural y espiritual. El avance de la ciencia tecnifica cada vez más la atención de la salud y esta especialización empobrece el intercambio interpersonal que signa nuestra profesión. Hoy, enfermería se encuentra en una etapa de crecimiento donde se aleja de lo exclusivamente instrumental y la asistencia al médico para ingresar en un desarrollo progresivo de prácticas clínicas y teorías propias donde ambas deben tener la misma importancia y validez. Como docente sé que impartir conocimientos es primordial y llevarlos adecuadamente a la experiencia práctica es el camino académico necesario para que este crecimiento profesional se multiplique desde las aulas al hospital. Contar con una formación pedagógica que implique un profundo compromiso con el contexto histórico y clínico es la propuesta de la Universidad del Salvador y de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Pero ninguna formación puede estar alejada de los valores porque son el fundamento de la dignidad de la persona y de los ideales de perfección que motivan su crecimiento y desarrollo. Entendemos entonces que trabajar sobre la educación en valores es el desafío permanente a fin de formar profesionales íntegros que promuevan la dignidad, el bien común y los valores éticos. Así es que la institución educativa y el hospital tienen una vinculación efectiva donde el docente puede desplegar sus estrategias pedagógicas y donde los valores tengan un papel protagónico. Sobre todo, porque el mundo globalizado tiene necesidad de que cada uno de nuestros alumnos egrese con una impronta juandediana. Así es que nos proponemos trabajar un eslabón más, la espiritualidad como camino a la comprensión de las necesidades de quienes son el objeto de nuestro cuidado. En este punto, la docencia se vuelve enriquecedora y un agente de cambio para impartir conocimientos, pero también para promover en nuestros alumnos la visión de una práctica sana con una espiritualidad como camino para ser más sensibles a la necesidad y al dolor humanos. Tradicionalmente, en nuestra institución se realiza la bendición de los uniformes al inicio de las prácticas

preprofesionales de los alumnos del primer año de la carrera como símbolo de esa espiritualidad en la que deberán fundamentar su práctica. En realidad, bendecir los uniformes es una figura para hacer vivencial un concepto primordial: fortalecer el vínculo espiritual con los enfermos realizando vívidamente la hospitalidad como nexo entre la teoría y la práctica. Es aquí donde los docentes reafirmamos nuestro compromiso aceptando, año tras año, el desafío de brindar esa formación en valores a la que nos comprometimos al inicio de nuestra práctica profesional. Este compromiso tiene la misión de consolidar en nuestros alumnos el aprendizaje de una práctica hospitalaria humanizada y una teoría profesional comprometida con el ser humano como protagonista. Surgirán nuevos desafíos como formadores, pero como base fundamental estará siempre la responsabilidad de formar en valores, tales como el autoconocimiento, la autonomía, el bien, la bondad, la confianza, la constancia, la cooperación, la dignidad, el discernimiento, la empatía, la fortaleza, la generosidad, la honestidad, la honradez, la humildad, la justicia, la lealtad, la libertad, el optimismo, el orden, la paciencia, la paz, la perseverancia, el respeto, la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia, la verdad y la voluntad. Todo ello, siendo cada vez más conscientes, en lo personal y en lo social, del carisma de la hospitalidad al estilo de nuestro padre San Juan de Dios para transmitirlo a los alumnos, quienes continuarán nuestra tarea en el cuidado de los enfermos y la formación de futuros profesionales.

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ENFERMERÍA

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LA RESPONSABILIDAD DE CUIDAR A QUIENES CUIDAN


DRA. SANDRA ELENA CORONEL, JEFA DEL DEPARTAMENTO ENFERMERÍA DE LA CASA HOSPITAL SAN JUAN DE DIOS (RAMOS MEJÍA, ARGENTINA) Desde el origen se considera al “cuidado” como un acto propio del ser humano. Históricamente, se lo ha vinculado con las prácticas del cuidado cotidiano, desarrollado por la mujer en el hogar con sus hijos, con su esposo, con el resto de su entorno y con ellas mismas. Etimológicamente, proviene del término “cuidare/curare”. En sí la palabra cuidado puede tener diversos significados en nuestro idioma. El más popular representa un aviso ante un peligro inminente. Es una de las palabras que primero aprende un niño y luego, ya de adultos, la utilizamos de diferentes formas durante toda la vida. En un aspecto más amplio y menos relacionado a la vida cotidiana, es el que se utiliza dentro del campo de la salud. De sus profesionales se exige que no sólo cuiden sino que curen. La cura o recuperación de la salud abarca toda la vida humana, no solo el cuerpo sino también la mente. El filósofo Aristóteles debatió sobre el término “cuidado”, e hizo de la cura un concepto que hoy interpretamos como delicadeza, respeto por todo aquello que nos rodea, receptividad y atención en nuestra limitada humanidad a lo que somos. Cuando empleamos la frase “sentido de la vida”, se quiere decir que deseamos valorarnos, comprendernos, entender nuestro existir. Desde ya que no hay “cuidado” más trascendental que el que tiene relación con el sentido que le demos a nuestras acciones, es decir, a aquello que merece la pena o no vivir. Es así como vamos construyendo nuestra biografía y comprendiendo quienes somos, en suma, el “cuidado” con el que nos tratamos (MARTIN 2015). La acción de cuidar es una actividad humana que en sí misma tiene un componente no profesional. Desde este punto de vista se entiende que hay un “cuidado formal” que es aquel que proporcionan los profesionales de la Enfermería, y un cuidado informal o familiar, que es el que brindan los familiares, allegados y amigos. Si bien se puede expresar dos tipos de cuidados bien definidos, el límite entre ambos cada vez es más borroso. En ambos casos, cuidar se define no solo como un proceso, sino también como una relación. El objetivo del cuidar va más allá de la enfermedad. Se interpreta que cuidar es todo lo que ayuda a vivir y por otra parte, permite existir. El cuidado conecta al que cuida con quien es cuidado. Desde este punto de vista, la importancia radica en la presencia, más que en la competencia técnica. Esta relación se constituye por una disposición genuina para con el otro, promoviendo su bienestar con reciprocidad y compromiso.

Para la enfermería la gestión del cuidado tiene un eje fundamental en su praxis diaria. Pese a ésta afirmación, es increíble ver cómo el cuidado, en el momento apropiado y dentro del acompañamiento profesional, se va deslizando de las manos de la enfermería para ubicarse, a veces exclusivamente, en ciertos pacientes con patologías crónicas, en las manos de sus familiares o amigos; produciéndose con naturalidad y responsabilidad. Este hecho destaca que hoy en día el cuidado se está convirtiendo cada vez más, con mayor peso y relevancia, en un asunto familiar. La evidencia científica, basada en estudios de investigación, demuestra que los cuidadores familiares requieren de un apoyo no solo en lo técnico, sino también en lo emocional y no meros instrumentos de cuidado. Es aquí donde el profesional de enfermería tiene la “responsabilidad” de preparar y apoyar al cuidador para que pueda saber manejar las distintas etapas de afrontamiento de la enfermedad y los cambios que puedan suceder, anticipándose así a las crisis, y no lo encuentre desprevenido. Enfermería, tiene un papel fundamental en el desarrollo de quien cuida, en razón de la cercanía y de sus conocimientos (BENJUMEA. 2007). Enfermería se desempeña en los distintos servicios asistenciales y en los diferentes niveles de atención de salud y si bien, como expresamos, tiene como responsabilidad primaria, brindar cuidados enfermeros, éstos están ligados estrechamente con la educación para la salud que facilite el desarrollo capacidades y conocimiento para el autocuidado de sus pacientes, como en las familias y cuidadores en general a fin de aumentar la autoeficacia en el cuidado. El Consejo Internacional de Enfermería (CIE) describe que el rol de la profesión “abarca el cuidado autónomo y colaborativo de individuos de todas las edades, familias, grupos y comunidades, y en todos los entornos”. Esto incluye la promoción de la salud, la prevención de enfermedades, como así también el cuidado de personas enfermas, discapacitadas y moribundas. A fin de asumir esta responsabilidad, el profesional de enfermería participa en la entrega de cuidados de la salud a nivel práctico, llevando a cabo la enseñanza de cuidado de la salud. Posee las competencias claves para la prestación de servicios y la gestión del cuidado, realizando acciones para actuar en las persona, en la familia y en la comunidad, a fin de que puedan llegar a adoptar estilos de vida saludables, permitiéndoles acceder a información pertinente con el objeto de que consigan una salud óptima o la rehabilitación necesaria. La educación del paciente y la familia para facilitar el accionar del cuidador es una función esencial en la práctica de enfermería, considerándolo como un proceso dinámico y continuo, incluyendo comportamientos de autocuidado.

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Enfermería es el grupo de profesionales más grande del equipo de salud, que provee cuidados de vanguardia y pasa el mayor tiempo de su función no solo con los pacientes, sino también con sus familias. En este extenso contacto se presenta una excelente oportunidad para otorgar educación al paciente, la familia y su entorno (cuidadores). Por esta razón, la educación se considera como una parte integral y fundamental de la calidad de la atención de enfermería. Esto implica el desarrollo de programas educativos en el cuidado de la salud que incluya conocimientos, habilidades, destrezas y motivación, no solo para promover, sino también para mantener la salud, en el contexto de su propia realidad (SOTO, et al. 2018). San Juan de Dios ha desarrollado una cultura de los cuidados, que aún hoy sigue siendo un ejemplo de sensibilidad y que se materializa a través de la calidad de la atención de enfermería. El santo fundador de la Orden Hospitalaria ha innovado en la manera de cuidar, ya sea a nivel asistencial como desde la organización. Separó a los enfermos por dolencias y los asistió de manera integral, asegurándose de darle el apoyo necesario, tanto físico, como psíquico, social y espiritual. San Juan de Dios siempre se preocupaba por el prójimo y le daba acogida, es decir, brindaba hospitalidad, el valor principal de la Orden. En el modelo de atención juandediano se individualizan cuatro fenómenos que son núcleos de la ciencia enfermera: el cuidado, la persona, la salud y su entorno; así también ya por entonces definió las diferentes áreas o funciones profesionales: la clínica o asistencial, la docencia, la gestión de cuidados y la administración (VENTOSA ESQUINALDO. 2015) .

dose por mantener un escucha activa y participativa, buscando una relación positiva que le posibiliten conocer los problemas, las causas de enfermedad, los tipos de tratamientos, los cuidados a realizar al enfermo, las necesidades de salud y, de esta forma, poder decidir sobre ellas. El diálogo permanente le ayuda a desarrollar su actividad educativa y asistencial para poder realizar procesos de promoción de la salud y prevención de la enfermedad eficaces (RODRÍGUEZ PERALES. Et al. 2004). En la Casa Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía, el personal de enfermería trabaja continuamente con cada paciente y su entorno, siendo el nexo unión entre ellos y el resto del equipo de salud. Su constante y permanente contacto durante la administración de los cuidados enfermeros permite en todo momento poder detectar cualquier situación que dé indicio de la necesidad de apoyo; ese apoyo que va más allá del mero tratamiento medicamentoso. Es aquí cuando la línea interdisciplinaria dentro del equipo se hace indivisible y el acompañamiento de la Pastoral permite darles a quienes lo necesitan las herramientas espirituales para afrontar las difíciles situaciones de angustia o dolor. Este accionar es una responsabilidad primordial para nuestros enfermeros juandedianos, marcando así la diferencia de quienes nos comprometemos día a día llevar adelante lo que el fundador de la Orden inició hace tantos años, haciendo que quienes cuidan puedan sentir que no están solos. Quienes integran la profesión de enfermería tienen frente a sí un gran desafío: abrir espacio a los cuidadores, integrarlos, apoyarlos y respetarlos. Las posibilidades del cuidado provienen justamente de los desafíos que nos plantea el cuidado del otro. BIBLIOGRAFÍA - BENJUMEA, Carmen de la Cuesta. “El cuidado del otro: Desafíos y posibilidades”. Investigación y Educación en Enfermería. Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia. (2007). Vol. XXV, núm. 1. ( pp. 106-112) - MARTIN, Raquel Alba. “El Concepto de cuidado a lo largo de la Historia”.

Los valores de la Orden Hospitalaria - hospitalidad, respeto, calidad, espiritualidad y responsabilidad- aplicados a la asistencia del paciente, pero por sobre todas las cosas a su familia y su entorno, se considera esencial para práctica del cuidado humanizado, dando acogida a quien necesita de nosotros. Esta acogida se da con el respeto total a la cultura, creencias, estilos de vida.

Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana. España. (2015). 19(41): 101-105. - VENTOSA ESQUINALDO, Francisco. “Aproximación histórica al legado de San Juan de Dios para la Enfermería”. Cuidados de enfermería. Información y Noticias, n. 246. Reportajes. Provincia de Aragón – San Rafael. Barcelona España. (2015). Visto en: https://www.ohsjd.es/reportaje/cuidados-enfermeria. Consultado el 31 de Mayo del 2019

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La enfermería juandediana, respeta y está atenta a todas las diferencias culturales, patrones de conducta, estilos de vida y costumbres de cada uno de los pacientes y cuidadores que asisten.

- RODRIGUEZ PERALES ROSA MARÍA RODRÍGUEZ. ARRIBAS MARÍN, JUAN MANUEL GANTES SOTO JOSÉ CARLOS. “Cuatro siglos de cuidados transculturales”. Revista Cultura de los Cuidados. Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios. Integrada en la Universidad Pontificia Comi-

Una característica fundamental del profesional de enfermería juandediano es que desde sus orígenes ha trabajado con el entorno del paciente, con quienes los cuidan, valorado los diferentes aspectos de la comunicación, cuidando la empatía, esforzán-

llas de Madrid. España. (2004) Año VIII Nro 16. (P20-25) - SOTO PAZ, MASALAN PATRICIA, BARRIOS SILVIA. “La educación en salud, un elemento central del cuidado de enfermería”. Revista Médica, Clínica las Condes. Elseiver. Chile. (2018) Vol. 29. Núm. 3. (P 269-380)


BREVES

VIDA CONSAGRADA

ARGENTINA

INGRESO DE CUATRO JÓVENES AL POSTULANTADO “SAN JUAN DE DIOS”

CAPACITACIÓN PARA EL VOLUNTARIADO EN HURLINGHAM

Jhon Jairo Torres, Yeison Andrey González Rueda, Samuel David Lotero Rivas y Anezio Lopes Macal, acaban de iniciar su formación en el Postulantado de Luján, Argentina. Esta etapa formativa tiene el objetivo de favorecer el crecimiento vocacional, personal y de la vida de fe; a través del autoconocimiento, del encuentro con Dios, la comunidad y la misión Hospitalaria

El 29 de junio, profesionales de kinesiología y terapia ocupacional capacitaron a un grupo de voluntarios sobre Cuidados Posturales del Paciente e Higiene Postural del Cuidador. El encuentro fue una oportunidad para adquirir herramientas que consolidan el servicio que desde el espacio de Pastoral se ofrece a todos los usuarios del Centro de Rehabilitación San Juan de Dios.

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tariado

BOLIVIA

JORNADAS NACIONALES DE PSIQUIATRÍA EN BOLIVIA: ‘‘SALUD MENTAL INFANTO JUVENIL, CON ELLAS Y ELLOS EMPIEZA’’

CHILE

CAPACITACIÓN EN TÉCNICAS DE REUNIONES EFECTIVAS PARA MANDOS MEDIOS

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios convoca a la comunidad de profesionales de salud mental a participar y presentar trabajos en las XV Jornadas Nacionales de la Sociedad Boliviana de Psiquiatría y II Jornadas de la Residencia de Psiquiatría, que se realizarán del 11 al 13 de septiembre de 2019 en la ciudad de Cochabamba, Bolivia.

Las reuniones son de gran importancia para todas las organizaciones, en particular para aquellas que constituyen equipos de trabajo para realizar actividades diversas. En este contexto, el Centro de Salud Mental Clínica del Carmen de Santiago de Chile, organizó, de acuerdo al plan anual de capacitación 2019, un Taller de Técnicas de Reuniones Efectivas.

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EDUCACIÓN ESPECIAL

VALORES JUANDEDIANOS, UNA HOJA DE RUTA PARA UN PROCESO PEDAGÓGICO RESPONSABLE PABLO BORJE MIRANDA | PSICOPEDAGOGO | ESCUELA SAN JUAN DE DIOS

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Quiero tomarme la licencia, queridos lectores, de iniciar esta reflexión relatando más que una experiencia un cambio paradigmático de cómo entiendo el mundo y cómo me relaciono ahora con él.

enciclopedista, la Real Academia Española nos refiere que la responsabilidad “es una habilidad de los seres humanos para reconocer y medir las consecuencias, de un incidente que realizó en plena conciencia y libertad”.

Antes de trabajar en la Escuela San Juan de Dios, mi experiencia laboral siempre se desarrolló en contextos diferentes como la cárcel de menores, trabajos sociales en poblaciones de alta vulnerabilidad o “Escuelas Especiales”, pero de niños y adolescentes con síndromes o patologías bastante controladas. Hasta ese momento no había tenido la oportunidad de trabajar con personas como las que atiende la Orden Hospitalaria y esta experiencia, sin dudas, abrió en mí la visión de un nuevo mundo, en donde puedo “ver” que detrás de la diferencia, existe un potencial, existe la posibilidad de generar cambios, de plantear desafíos, de soñar y proyectar cambios, y desafíos que me hacen “responsable” de mi quehacer pedagógico.

Sin embargo, e independiente de que vereda conceptual decidamos pisar, el “valor” de la responsabilidad puede ser concebido como una meta-competencia, nutrida por fuertes atributos personales y ejercido libremente por el individuo.

El filósofo Immanuel Kant planteó que “la responsabilidad es una virtud individual y que permite concebir consciente y libremente los actos posibles de nuestra conducta”. Por su lado, Aristóteles sostuvo que “la responsabilidad designa la capacidad y el deber de un sujeto de reconocer y aceptar las consecuencias de sus actos”. Si buscamos una definición

La etimología de la palabra “responsabilidad”, del latín “responsum”, se refiere a la capacidad de “responder y corresponder con otros”. Es el cumplimiento de las obligaciones, el cuidado con el hacer y el decir y el claro conocimiento de que el cumplimiento de las obligaciones, solamente recaen sobre uno mismo. Tomar conciencia del lugar que ocupo en el mundo y que mi acción y palabra pueden modificar el contexto, la realidad o la vida de otra persona, es cuando la palabra responsabilidad como “valor juandediano” adquiere un real sentido. Acostumbramos a ligar el concepto de responsabilidad con el de asumir las consecuencias de nuestros actos y decisiones, esto bajo una esfera legal, pero esta es una postura cómoda


y nada desafiante, ya que es la esfera moral la que debiera motivar nuestro actuar responsable, dejando así, entrever lo espiritual de nuestras acciones profesionales. De esta manera, resulta interesante plantear la responsabilidad no solo frente a lo que “se hizo” sino también la responsabilidad frente a lo que “se ha de hacer”, una visión hacia el futuro y la proyección, responsable por tanto de mi quehacer profesional y en el caso particular como un profesional de la educación. Sin dudas, estar involucrado en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una persona -y más aún de una persona con capacidades diferentes- exige disponer de herramientas diferentes y habilidades diferentes y me obliga a centrar el interés pedagógico en la persona y no en sus necesidades. Saber y descubrir los potenciales y conducir sus conflictos facilita el quehacer pedagógico con alumnos que presentan Necesidades Educativas Especiales permanentes y profundas. Trabajar en un centro educativo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios exige, de manera categórica, vocación, profesionalismo, convicción, planificación y, por su puesto, responsabilidad. Pero insisto, no solo mi responsabilidad desde la esfera legal, que podría entenderse como “llegar puntualmente”, “responder con mis horarios y reuniones”, “entregar siempre la documentación que me solicitan y en los tiempos que se solicitan” o “llevar a cabo un protocolo de acción”... Sin dudas, estos aspectos facilitan y favorecen tu acción profesional, te destacas y seguramente te considerarán para desafíos institucionales en donde el trabajo en equipo se vuelve algo fundamental. Pero, trabajar por el bienestar humano o por el continuo progreso de nuestros estudiantes no solo exige ese tipo de responsabilidades, sino, como mencionábamos en líneas anteriores, es necesario responsabilizarse por lo que voy hacer, tomar conciencia de mi intervención, entender que soy parte de la realidad de otro y que debo construir junto a él o ella. Así, cada acto ejecutado por mí, debiera tener el mismo fin y objetivo, comprender que los contextos de aprendizaje son diversos, y que no solo se dan dentro de una sala de clases. Cada instante y cada momento debe ser aprovechado como instancia de aprendizaje: para fortalecer valores, mejorar el autoestima, desarrollar la conciencia del trabajo en equipo, trabajar la tolerancia a la frustración y la negación, trabajar la empatía o bien fortalecer la resiliencia… En fin, incluso una instancia de risas y diversión pueden ser utilizadas como proceso de enseñanza.

debe generar una sinergia que se proyecte en toda la comunidad educativa, mejorando y fortaleciendo no solo el clima laboral y relacional, sino también enriqueciendo todas las instancias y procesos que se desarrollan dentro y fuera del establecimiento. El equipo de trabajo debe ser consciente de las responsabilidades individuales y colectivas y comprender que la co-construcción, exige una co-responsabilidad. Comprender y compartir la misión y la visión de la Orden Hospitalaria, sin dudas fortalece el trabajo en equipo, le da sentido y coherencia, pero por sobre todo ofrece un punto de comunión. Por tanto, al estar conscientes de que mi responsabilidad no se limita a asumir las consecuencias de mis actos y decisiones, sino que esta es proyectada, debo responsabilizarme de aquello que voy hacer, de aquello que me favorece o incluso de los aspectos que amenazan mi intervención. Debo responsabilizarme incluso de aquello que “no haré”, ampliar el campo de acción de la “responsabilidad” facilita nuestra acción en el mundo y permite transformarnos en personas de movimiento y de cambio. Pensar y aterrizar los conceptos al “hacer”, permite tener conciencia de que la misión y la visión de la Orden no son simples palabras adornadas o bien redactadas. Asimismo, los valores que sostienen el quehacer juandediano -la calidad, el respeto, la responsabilidad, la espiritualidad y la hospitalidadsirven como carta de navegación en un proceso pedagógico responsable, dan sentido y orientación al trabajo y retribuye mi labor, a través de la conciencia de que “somos agentes de cambio y estamos cambiando la vida de otros”. La clave está en conocer y re-conocer mi lugar en el mundo y, finalmente, definir qué estoy haciendo para transformarlo con responsabilidad, convicción y amor. BIBLIOGRAFÍA Jonas, Hans: El principio de Responsabilidad: Ensayo de una Ética para una civilización tecnológica. Ediciones: Herder Editorial, 1995. ISBN: 9788425419010. Martínez-Odría, Arantzazu, Gómez Villalba, Isabel: Aprendizaje Servicio, Educar para el encuentro. Ediciones: KHAF, Grupo Editorial Luis Vives, 2017. ISBN:9788415995203 Braz, A.: La responsabilidad en la obra de Kant: Heterogeneidad y tránsito entre el derecho y la ética. Universitas Philosophica, v. 19, N° 39 (2002). Jaramillo Correa, Juan Guillermo: Evolución Histórica de los conceptos de Responsabilidad Social, Empresarial y Balance Social, Semestre Económico

El proceso pedagógico es realizado por un equipo de trabajo que

Vol. N°10 (2007), p. 87-102, Universidad de Medellín - Colombia.

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PSIQUIATRÍA

EL VALOR DE LA

RESPONSABILIDAD EN LA ATENCIÓN EN

SALUD MENTAL 22

[

DR. ALEJANDRO KALBERMATTER | PSIQUIATRA. SUBDIRECTOR MÉDICO DE LA CASA NUESTRA SEÑORA DEL PILAR, LUJÁN. MÉDICO PSIQUIATRA DE PLANTA EN EN CENTRO DE REHABILITACIÓN SAN JUAN DE DIOS, HURLINGHAM. DIRECTOR MÉDICO EN LA COMUNIDAD TERAPÉUTICA LA URDIMBRE.

]


Actualmente, vivimos como nunca antes el acceso a la tecnología y el conocimiento. La medicina en general, y la salud mental en particular, no son la excepción y es cada vez mayor la cantidad de nuevos estudios y técnicas diagnósticas puestas al servicio de esta especialidad. Vale preguntarse si tal afluente de nuevos recursos prácticos y teóricos ha sido de gran valor en la praxis médica y cuál ha sido su impacto en la calidad de atención respecto de los pacientes en salud mental. Una singularidad en la salud mental es que nunca ha de poder objetivarse totalmente el comportamiento humano, es decir que no se puede objetivar el sentir y el vivenciar que están inmersos en una matriz cultural y social que le es propia y determina, por ejemplo, que lo que es altamente patológico en una cultura sea tolerado en otras como una condición más del ser. Así es que el ser “adaptado“, valor que se pretende “nomenclar” en algunas latitudes con gran esfuerzo, convive con situaciones de extrema violencia donde algunas personas aparentemente de repente y sin explicación plausible disparan contra una escuela o contra la población en un paseo público. ¿Se podía prevenir?, ¿es un fenómeno social?, ¿es una patología en salud mental? Muchos de estos agresores responden a las pautas generales de comportamiento y portan armas en un contexto social que se vanagloria del poder de sí mismo frente a un enemigo potencial. La palabra “responsabilidad” proviene del vocablo latino “respondere” que se traduce en “habilidad y obligación para responder”. La responsabilidad médica está ampliamente descripta. Los médicos saben todo aquello que se debe y no se debe hacer, bajo esa espada de Damocles que suele ser un juicio de mala praxis. Eso no es materia de este escrito, ya que pretendo la reflexión sobre la responsabilidad como un valor humano y ético en una relación con el “Otro” (paciente), en su condición de Sujeto y no de cliente de una institución privada o pública.

..el hacer médico debe basarse en los principios de hospitalidad, calidez y amor al prójimo. No es suficiente ser un buen médico, sino ser un profesional altamente capacitado con capacidad de escucha y de amor al otro.

paciente es tal que involucra incluso la pérdida de la libertad (internación compulsiva) y de la toma de decisiones sobre su vida (determinación de la capacidad jurídica, antes Insania). Muchas veces el correcto desempeño del médico no es el correcto, aunque lo parezca, a veces llegar hasta el borde de lo que se debe hacer no es suficiente. Ha de existir un esfuerzo empático más allá de lo correcto, para ser lo que se espera que seamos en esas instancias de intervención. La responsabilidad es un valor que forma parte de las diferentes actividades que realiza el profesional y es reflejo del compromiso de este. Asimismo dentro de un contexto institucional, como el de la Orden Hospitalaria, el hacer médico debe basarse en los principios de hospitalidad, calidez y amor al prójimo. No es suficiente ser un buen médico, sino ser un profesional altamente capacitado con capacidad de escucha y de amor al otro. La ética médica aparece aquí no solo como un valor que comanda sus decisiones sino un factor más en el interjuego de relaciones para con el paciente y su familia. Así también con la

Creo que es en este escenario donde la responsabilidad médica toma cabal dimensión, he ahí el lugar donde el hacer y el ser entran en confluencia y hay que hacer de tal manera que se respete al otro en su condición de otro diferente de mí, de mis ideas y cosmovisión, otro que no debe ser subsumido. Una de las cuestiones más controvertidas del hacer médico, tiene que ver con el poder que detenta un médico frente a su paciente, paciente asustado, dolorido, temeroso de perder su vida o su salud que no comprende lo que le pasa y se somete al supuesto saber médico que ha de aliviarlo o curarlo. Si esto es así en la clínica médica, imaginemos por un momento su valor en la salud mental, donde el sometimiento y el aparente poder del terapeuta son mucho más evidentes y la indefensión del

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comunidad donde nuestro paciente ha de insertarse y lograr el máximo posible de sus potencialidades.

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La internación de un paciente y el alta cuando el contexto social y familiar es altamente desfavorable, entre muchas otras circunstancias son los escenarios de este interjuego del saber y la ética, que no siempre van de la mano. Muchas veces lo éticamente correcto no es lo científicamente correcto. Por ejemplo, en países anglosajones es común que se le diga a un paciente cuanto le queda de vida ante una enfermedad terminal. Parten de la idea de su derecho a saber la verdad y que tome providencia sobre sus bienes. Muchas películas famosas relatan en clave de comedia y de drama este asunto. En Latinoamérica sin embargo un médico que le brinde esta información destempladamente a un paciente ha de vérselas con la furia de sus familiares y amigos. ¿Acaso no es su derecho?, sí; pero en nuestra cultura se da la información a los familiares cercanos, se prepara al paciente para recibirla, se valora si esa persona está lo suficientemente fuerte para que esta información no gravite en contra de su propia capacidad de luchar en ese momento o de soportar los procedimientos que se le indican. Finalmente, el paciente siempre sabe la verdad, pero es la forma y el modo en que esa verdad llega a su conocimiento lo que marca una diferencia dada por el contexto y los usos y costumbres de la cultura.

es el posicionamiento subjetivo del médico frente al otro lo que determina que su hacer profesional sea implicado y responsable. Primun non nocere dice un viejo aforismo y es la vara que ha de medir más allá de todos los avances tecnológicos, las decisiones del médico sobre su paciente. BIBLIOGRAFÍA - HIRSCH ADLER, Ana: “Ética profesional. Construcción de conocimiento interdisciplinario”/Tomo I. Editorial Gernika, 2014. ISBN 13: 9786079083120 - LÓPEZ, Sixto: “Ética y Deontología médica”. Editorial Marban, 2011. ISBN: 9788471018045 - ASOCIACIÓN MÉDICA ARGENTINA: “Código de Ética para el Equipo de Salud”. Edición I. Buenos Aires, 2001. Página On Line Asociación Médica Argentina. - SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Miguel Angel: “Bioética en Ciencias de la Salud”. Editorial Elsevier Masson, 2012, ISBN: 9788445821169 - GÓMEZ RIVERO, María. SILLERO CROVETTO, Blanca. SUCH MARTÍNEZ Javier: “Responsabilidad Médica”. Editorial Tirant lo Blanch, 2013. ISBN 9788490337004. - BLAS ORBAN, Carmen: “Responsabilidad Profesional del Médico”. Editorial J.M. Bosch Editor, 2008. ISBN 9788476986851 - LOSOVIZ, Alicia, VIDAL, Daniel, BONILLA, Alcira: “Bioética y Salud Mental”. Intersecciones y dilemas. Editorial Akadia. 2008. ISBN: 9875700371 - PASTOR MORALES, JOAQUIN Manuel. DEL RIO SANCHEZ, Carmen: “Ética Profesional en Salud Mental”. Editorial Pirámide. 2018. ISBN 8436840380 - RODRÍGUEZ LÓPEZ, Pedro: “Responsabilidad Médica y Hospitalaria”. Edi-

Como idea final, haciendo un paralelismo entre ambos casos,

torial Bosch. 2004. ISBN 8497900669


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PRESIDENTE DEL CONGRESO HNO. ERIK CASTILLO Superior Provincial | Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

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