EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N° 1018-CHICLAYO, 5 DE ABRIL DE 2019-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
DESCABELLADO MAGISTRADO DE MI PAÍS El 71% de la población peruana estima que la corrupción se ha incrementado en los últimos cinco años, y sindica al Poder Judicial y al Congreso de la República como las instituciones más deshonestas. Estas son algunas de las cifras que revela la X Encuesta Nacional sobre Percepción de la Corrupción presentada por Proética. La imagen es tan negativa que los consultados consideran que 77 de cada 100 congresistas y 72 de cada 100 jueces son corruptos. Esta sensación alcanza, además, al sector privado, pues coloca en el mismo saco a 71 de cada 100 empresarios. Como se recordará, fueron esa serie de audios que se difundieron por el portal IDL-Reporteros, hace meses pasados, que se destapó la tremenda corrupción en las altas esferas del Poder Judicial y cómo jueces, fiscales y miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), institución encargada de su nombramiento, ratificación o destitución, intercambiaban favores para sus beneficios o el de sus familiares, coordinaban la contratación de abogados y el nombramiento de fiscales, manipulaban sentencias e influyeron en causas en las que tuvieron intereses particulares. Fue la primera vez que teníamos pruebas contundentes del alto nivel de corrupción en el Poder Judicial. Una de las conversaciones telefónicas concentró la indignación ciudadana: En ella, el juez suprema César Hinostroza dialoga con un interlocutor no identificado acerca de las alternativas de reducción de condena y la posibilidad de absolver a un presunto violador de una niña de entre diez y once años. Pero no fue la única vez en la que el juez Hinostroza mostró benevolencia ante violadores de menores. El diario Perú 21 obtuvo tres sentencias firmadas por el cuestionado magistrado y los miembros de la Segunda Sala Penal Transitoria en las que se decidió absolver a tres violadores de menores que había sido sentenciado a penas entre 14 y 30 años de prisión. Los argumentos esgrimidos por la Sala de Hinostroza fueron muy débiles y le dieron mayor credibilidad a la palabra del agresor que a la de la víctima. La corrupción iba de la mano con el “señor dinero”. En todos estos arreglos, favoritismos y compadrazgos, corría mucho dinero, que cabe una pregunta ¿no les bastaba sus suculentos sueldos que percibían? Me parece que no, porque hace unos pocos días atrás un nefasto y descabellado magistrado, nada meno y nada más que el mismísimo jefe de la Oficina de Control de la Magistratura (OCMA) don Vicente Walde Jáuregui con un sueldo líquido de S/.27,000 mil pepinos dice que no le alcanza para vivir “Debería ser Mejor” y agregó que se “debería pagar horas extras”, y por éste camino muchos otros congresistas opinan igual, dando una bofetada a los miserables sueldos de muchos otros profesionales, como el caso de magisterio peruano. Me pregunto y se preguntan muchos de mi país ¿Quiénes fueron los que se quemaron las pestañas enseñándoles las primeras letras de éstos personajes? ¿No fueron acaso sus profesores? ¿Han preguntado o saben cuánto gana un profesor en pleno siglo XXI? O ¿Cuál es el sueldo de un profesor jubilado? No estamos en contra de los jugosos sueldos; existen instituciones que, por la responsabilidad y el cargo que tienen, lo merecen, pero al indicar que nos les alcanza lo que perciben, me parece una mezquindad más grande que la Catedral de Chiclayo, y los profesores sí pueden vivir con los ridículos sueldos que reciben, y no se diga de los jubilados, como el suscrito que, luego de treinta años de servicio al magisterio peruano, lo que vengo percibiendo, bueno, solo Dios lo sabe cómo sigo viviendo. EL DIRECTOR