EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N° 1045-CHICLAYO, 12 DE JULIO DE 2019-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡EL ARTE DE ENSEÑAR! El ser humano es la criatura creada por Dios, la más perfecta y sublime del universo, es, sin lugar a dudas, el ser que bajo su imagen y semejanza de quién lo creo, desarrolla una serie de habilidades y destrezas que, con los dones que ha recibido del creador, más su inteligencia, realiza maravillas entre todos los seres vivientes de la tierra, podemos decir que el arte lo lleva en las venas y cada día, mes y año y tras año, derrama entre sus semejantes deslumbrante dulzura que son una maravilla. Si de arte hablamos, encontramos entre los seres humanos, un sin número de artistas, como los plásticos, los arquitectos, pintores, escultores y un sin número de artistas anónimos que existen en nuestro planeta y que es una grandeza del ser humano. Pero hoy quiero referirme al arte de enseñar, aquel arte noble del maestro, del educador, del profesor, que hace pocos días atrás hemos celebrado, recordado y hemos agradecido su obra bella que viene realizando año tras año y que, muchas veces, es ignorado, manipulado y olvidado por aquellos que tienen la gravísima responsabilidad de apoyarlos siempre en su labor docente de todos los días y hasta después de haber entregado sus mejores y largos años de su juventud, a la enseñanza de nuestros pequeños, lamentablemente, esto no es así, hoy vemos y sentimos en carne propia el abandono del gobierno central con sueldos irrisorios y miserables, menos del sueldo mínimo vital que es imposible que una persona pueda sobrevivir hoy en día. El enseñar se convierte en un arte cuando el maestro es capaz de reconocer a sus estudiantes como seres humanos y reconocido dentro de la comunidad como persona que influye en el futuro. Durante mis treinta años como maestro, he intentado caminar de la mano con mis estudiantes, reconociendo que son personas que necesitan todo nuestro respeto y consideración y guiándolos para su vida futura. Durante muchos años veía que la enseñanza era vista de manera cuadriculada, donde se debían seguir ciertos parámetros para lograr que un estudiante “aprendiera”; la verdad que no comprendía éstas normas que venían de las esferas más altas del ministerio de educación, y en base a mi experiencia, trabajando con los niños y jovenes del escultismo decidimos dar otro rumbo y hacer que mis clases fueran vi vivenciadas por los mismos alumnos, objetivo que se logró con mucho éxito y era el bum del momento por los mismos educandos que hasta llegó a conocimiento de la dirección nacional de educación secundaria, que fui reconocido por ésta nueva innovación educativa. Sin embargo éste trabajo no era apoyado por la misma plana de la dirección educativa donde entregué mis mejores años como educador. Muchos de mis alumnos de esos viejos tiempos de mi entrega, labor y trabajo docente, lo reconocen y lo recuerdan, con mucho cariño, esas vivencias de cada clase de historia que le tocaba desarrollar a cada grupo designado con anterioridad, y era una fiesta para todo el salón cuando llegaba la hora de la verdad, más allá de mantener a un grupo de estudiantes sentados copiando en su cuaderno las instrucciones de un profesor, o copiando los mismos textos del libro que el ministerio de educación les había proporcionado. Hoy en día la pedagogía requiere de analizar e interpretar diferentes aspectos que se presentan dentro del aula de clases, por tal motivo, es necesario tener en cuenta que en la educación, tanto la experiencia como la didáctica van de la mano a la hora de querer transmitir un conocimiento. Vaya el saludo a todos los maestros del Perú, en especial, a esos artistas de la educación que labran la mente y los corazones de esos niños, niñas y jóvenes de nuestra sierra y selva del país, maestros con sueldos miserables y que, aun así, hacen todo lo humanamente posible por dejar un mundo mejor. ¡Que Dios los acompañe! EL DIRECTOR