EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N° 1049-CHICLAYO, 26 DE JULIO DE 2019-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
LOS DESFILES DE FIESTAS PATRIAS Cuando éramos pequeños en nuestros pueblos que nos vieron nacer, quién no recuerda de esos interminables meses de junio y julio, víspera de celebrar las Fiestas Patrias con los grandes y coloridos desfiles que, primero, teníamos que pasar por esas largas y tormentosas horas que le dedicábamos a ensayar marchando, y marchando hasta que nuestras pobres extremidades inferiores se amoldaran a llevar el paso firme y seguro sin titubear, porque, de lo contrario, nos caía, por parte del auxiliar de estudios, el rico regalo de un reglazo o el varillaso por las canillas, que nos hacía volver, inmediatamente, de esos ricos pensamientos en que estábamos sumergidos en ese momento. Luego de éstas tortuosas y horas de prácticas y más prácticas, marchas y contra marchas, día tras día que muchas veces era feliz para nosotros porque no teníamos clases, y muy cerca al desfile de fiestas patrias, se suponía que estábamos listos para la competencia con nuestros nuevos uniformes, incluyendo boina, escarpines, guantes blancos y corbata, digo nuevos, los que tenían suerte, y otros, como el suscrito, era bien planchadito y zurcido a la perfección por nuestra abnegada Madre o eran prestaditos del primo, del amigo o el vecino. La hora de la verdad y la competencia con otros colegios, con otras instituciones educativas del medio, de ese entonces, había llegado, y la disputa por quién ganaba el desfile de ese año, era a muerte. Recuerdo por ejemplo, en mi tierra natal Santa Cruz, cuando era muy pequeño, estos desfiles eran bravos entre el Colegio “Juan Ugaz” y el “Agropecuario” que, lamentablemente, el Juan Ugaz siempre le ganaba que al final del desfile venían los encontrones apunte de puños y patadas, que iniciaba el colegio perdedor. En nuestro querido Chiclayo los desfiles escolares son otra cosa, por la cantidad de buenas Instituciones Educativas que existen y por el deseo inmenso que tienen de ganar el preciado Gallardete de Fiestas Patrias. Además de ello, es y era impresionante, ver desfilar al Glorioso Colegio Nacional de “San José” con su majestuosa Banda Escolar, y quien iba a la cabeza, era el recordado Profesor Victorino Amaya Paiva, todo un Señor de Señores que le dio vida y belleza a su arte, por largos y hermosos años a su querido Colegio San José, y todo el pueblo chiclayano se desesperaba por verlo en la Av. Balta, que madrugaba para ocupar las primeros files para no perderse ver el espectáculo que realizaba el Profesor Amaya Paiva en cada Desfile de Fiestas Patrias. Épocas de grandes recuerdos que no volverán. Hablando del Glorioso Colegio Nacional de “San José”, su Escolta es otra historia que, los que la han integrado y la siguen integrando, no hacen más que entregarse con alma, corazón y vida, en cada Desfile de Fiestas Patrias, sacando la cara por su querida y prestigiosa Institución Educativa. Esto no puede dejarnos de mentir, el amigo de todos los tiempos Ricardo Peña Callirgos que, siendo estudiante de su querido San José, formó parte de éste prestigioso abanderado y de la Escolta de su querido colegio que, cuando pasaba por la Av. Balta, dejaba huella en el piso que, al día siguiente, los trabajadores de la Municipalidad de Chiclayo, tenían un trabajito extra. La Escolta de Ricardo Peña, además de dejar huella, dejaba sentimientos encontrados en el resto de las Instituciones Educativas que habían competido en el indicado Desfile Escolar de Fiestas Patrias. Definitivamente, los Desfiles de Fiestas Patrias, es un momento de gran colorido y una fiestas chiclayana que se ha hecho tradición en nuestro medio, y que las familias salen despavoridas de sus hogares, desde muy temprano, para ver desfilar a sus menores vástagos y felicitarlos. Esperamos que, en el presente año, el día de mañana sea una fiesta llena de peruanidad. ¡FELICES FIESTAS PATRIAS, PARA TODOS! EL DIRECTOR