EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1073-CHICLAYO, 25 DE OCTUBRE DE 2019-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡LE CANTO A MI SEÑOR! Caminando duro y parejo por estos caminos que nos ha tocado vivir usted y yo, nos encontramos con muchas vivencias de hombres y mujeres que son dignos de comentarlos y aplaudirlos en estos espacios que la tecnología nos viene brindando, y que ha sido creado por el hombre para expresar lo que sentimos con respeto y cariño. Solamente se necesita tiempo y voluntad de hacerlo, como lo venimos haciendo semana a semana, esperando sea el agrado de todos los asiduos lectores, haciendo una advertencia que no soy experto en la materia, pero si se trata de contribuir en algo a la exquisita sabiduría de muchos, en buena hora lo hago, recomendándoles, eso sí, si en algún momento cometo algún error, les ruego hacérmelo saber para enmendar mis rumbos. Nadie es perfecto en esta vida. Desde hace un buen tiempo atrás, vengo siendo admirado por un amigo que hemos tenido la suerte de conocernos, hace ya, casi medio siglo, en el Movimiento Scout Lambayecano, y desde esos primeros inicios de nuestra amistad, trabajando duro en sacar adelante una de las Unidades de un Grupo Scout, como es el Roverismo (jóvenes que lo integran a partir de los dieciocho años de edad), nos reuníamos constantemente, primero para consolidar el Clan (nombre con que se le conoce a los Rovers que la integran) donde él pertenecía e ir involucrándolo poco a poco, hasta lograrlo y convirtiéndose en un buen líder de ésta Unidad que, sin pensarlo dos veces, se logró formar un equipo excelente con otras personas y promover el Roverismo en los diferentes Grupo Scouts que existían en esos buenos tiempos del Escultismo Lambayecano. Con este amigo viajábamos por diferentes lugares, dentro del departamento de Lambayeque, fomentando el Roverismo e incluso se realizó el PRIMER ENROVER REGIONAL en el lugar de Mayascón. Dentro de estas reuniones con los jóvenes lambayecanos existían sus propias canciones, tales como: “Vagabundo”, “Tenía un Camarada”, “Adiós Hermano”, entre otras, y al cantarlas siempre en estas reuniones periódicas, es donde empecé admirar la exquisitez de su extraordinaria voz que daba gusto cantar y cantar junto al amigo. Luego de habernos alejado de estas andanzas, lo encuentro escuchando, pero ya no esas canciones scouts que siempre entonábamos, ahora lo hace cantando los SALMOS RESPONSORIALES en las Misas Dominicales de su Parroquia “San Pedro” de Lambayeque, una y otra vez, que he quedado sorprendido por su entrega, carisma y cariño al Señor, del AMIGO ARMANDO ANTONIO ROQUE CARHUATOCTO. Un día le escribo felicitándole por ese talento que el Señor le ha regalado y lo viene manifestando domingo a domingo, y me responde con esa maravilla de respuesta de un ser humano que ama y quiere al Todo Poderoso que le ha dado esa brillantez de voz, y me dice: “CÉSAR ¡LE CANTO A MI SEÑOR!”. Ese es el agradecimiento de Armando. Ese es depositar en las manos del Señor todo lo que nos ha dado y lo que somos en esta tierra sin guardarlo en un hueco, para eso estamos cada uno de notros en este mundo para explotar esos talentos que el Señor nos ha dado a usted y a mí. Caminemos sin miedo, sin temores, sin revanchismos y demostremos al mundo que usted y yo somo capaces de agradar a Dios en lo poco o en lo mucho con esos talentos que, un día, nos lo dio, pero hagámoslo. Bello ejemplo de Armando Antonio Roque Carhuatocto que nos viene dando en éstos días que, incluso la semana pasada, vino y cantó el Salmo Responsorial en la Parroquia “Santa María” Catedral de Chiclayo, invitado por el Señor Obispo de la Diócesis de Chiclayo, y que su voz quedó impregnada en las esculturales paredes de la Catedral, y estoy seguro que irá escalando otros templos, sin dejar de lado, su añorada y antigua Parroquia “San Pedro”, donde se ha entregado con alma, corazón y vida. EL DIRECTOR