EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1098-CHICLAYO, 17 DE ENERO DE 2020-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡COMPARTÍAMOS AYER, HOY LOS RECORDAMOS! Generaciones de seres humanos van y vienen. Grupos de amigos, familiares, paisanos, con los que compartíamos ayer, lamentablemente, ya no están con nosotros, que sólo nos queda recordarlos, quererlos, elevar nuestras oraciones, todos los días, al Todo Poderoso, para que Él los siga cuidando, y desde ese lugar donde se encuentren, sigan disfrutando de la felicidad eterna, y desde allí puedan seguir iluminándonos y guiándonos a los que aún quedamos en esta tierra, hasta el momento de nuestra partida. Desde que empecé a caminar por estos caminos fértiles del escultismo lambayecano, allá por el año de mil novecientos sesenta y ocho, me encontré con una generación de amigos scouts adultos, que calaron mi vida escultista hasta hoy. Muchos ya no están entre nosotros, pero nos dejaron bellísimos ejemplos de estilos de vida, que tratamos de seguirlos e imposible de imitarlos y que, hoy, queremos recordarlos con cariño y respeto, por todo lo que dejaron y se entregaron al Escultismo Lambayecano. También hubo otro grupo de amigos jóvenes scouts con los que compartíamos los mismos ideales, el mismo estilo de trabajo, las mismas emociones; sin embargo, tuvieron que partir muy temprano al campamento eterno del Señor, que nos dio mucha pena y dolor al verlos partir de entre nosotros. En la ciudad de Chiclayo, tuve la suerte de caminar junto a un grupo de amigos, hombres y mujeres, que me enseñaron a caminar, aprendiendo mucho de ellos, como los amigos: Padre Juan Tomis Stack, Otto Zoeger Silva, Juan Ugaz Garaycoa, Rodrigo (Pochito) Barandiarán Noblecilla, José Castro Stucchi, Guillermo Baca Aguinaga, Alberto Vértiz Arroyo, Flor de María Soriano de Urcia, Luis Salazar Díaz, entre otros. Con los jóvenes scouts que partieron: Pablo Furutani Sánchez, Douglas Polo Avalos, José Sierra León, Cristian Zoeger Navarro (que acaba de dejarnos). En la ciudad de Lambayeque, nuestros amigos: Sacerdote José Ramón, Javier Aniz Barasoain, Rodolfo Oyola Romero, Tomasita Tello de Delgado, Julia Doig Orbegozo, Bertha Gastelo, Marcelino Polanco Quinteros, entre otros. En la ciudad de Iquitos: Guillermo Flores Arrué. En Trujillo: Luis Villanueva Esquén. En Chimbote: Marcos Llempén Medina. En Piura: Clorinda Callirgos de Espinoza y Manuel García Peralta. En la ciudad de Lima, mis amigos: Augusto Chian Wong, los Sacerdotes Luis Giles y Gerardo Müller, José Chang Bellido, Luis Meza Puente, Zoila Gutiérrez de Loayza, Teresa Vera Vda. De Meza, Roberto Azaña Calderón y Hno. José Luis Arias. Seguramente habrá otros amigos, les pido perdón por no mencionarlos, que la memoria ya me está traicionando. La muerte es sin duda un momento duro para quien la vive y para sus seres queridos que le acompañan, pero un católico debe vivirla en paz, con serenidad, con alegría espiritual, en especial, para aquellas personas que han vivido en una forma ordenada y entregados a hacer el bien a los demás. Al morir, nos liberamos del pecado, del dolor, de todo lo malo que hay en el mundo y vamos aun lugar preparado por el Creador donde todo es amor y felicidad. Viviremos para siempre en compañía de Dios. Así debemos ver la muerte. Compartíamos ayer con todos y cada uno de estos amigos, que me he permitido mencionarlos, grandes y felices momentos escultistas y hoy me toca rendirles un Justo Homenaje, por sus eternas enseñanzas, por su trabajo que dejaron en bien de la niñez y juventud peruana, por todo lo que dieron sin pensar nada a cambio, así los veía, así los saboreaba, así los llevo en mi corazón. ¡Que el Señor los tenga en su Santa Gloria! EL DIRECTOR