EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1105-CHICLAYO, 14 DE FEBRERO DE 2020-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡CUANDO NUESTROS NIÑOS CRECEN CON VALORES! Los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el prestigio. La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad. Desde el punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. En este mundo contemporáneo en que caminamos todos los seres humanos, los valores han perdido o vienen perdiendo su esencia de su existencia. Hoy en día, para nadie es extraño que la amistad, el respeto, la puntualidad, la responsabilidad, la dignidad, el amor, la solidaridad, la tolerancia, la honradez, la honestidad, por indicar algunos valores, vienen siendo olvidados y rezagados en un segundo plano. Me atrevería a decir que todo depende del hogar, del seno de la familia. Basta recordar, todos aquellos que hemos pasado la barrera de los setenta abriles, cuando éramos pequeños eran nuestros padres los que nos inculcaban con esas sabias palabras: ¡Hijo respeta a tus compañeros!, ¡Hijo sé amable con las personas mayores!, ¡Hijo no cojas las cosas ajenas!, ¡Sé solidario con los que sufren!, ¡Sé puntual!, y esas enseñanzas quedaban gravadas en nuestra mente y corazón que, hasta el día de hoy, marcan nuestro caminar. Los tiempos han cambiado tanto que hoy escuchamos decir a los padres de familia: ¡Hijo descansa hasta cuando puedas!, ¡Hijo allí en la nevera te dejo tu desayuno!, ¡Hijo te llamó tu amiga y dejó un mensaje que el sábado tienen fiestón!, ¡Hijo no te dejes pegar por tus compañeros!, ¿Hijo si ves a tu padre le dices que he ido de compras con mi amiga!, éstas y otros mensajes corren por los hogares de hoy, y sabe Dios lo que ocurrirá el día de mañana. Por eso nuestros niños están como están. Sin embargo, no todo está perdido en este mundo de contravalores en que nos movemos. En la Manada del GRUPO SCOUT CHICLAYO 38 “JUAN TOMIS STACK”, donde participan niños y niñas desde los siete hasta los once años de edad, bajo la conducción de Akela y un equipo de viejos Lobos, vienen avanzando con un cúmulo de valores que es digno de mención. Es el caso de la niña DIANITA GABRIELA CRUZ WAN, que viene de una familia bien constituida, y desde que ingresó, a pedido de sus padres, al Grupo Scout 38 hace escasamente dos años atrás, no ha dejado de preocuparse por su adelanto personal en su Manada obteniendo sus especialidades, logrando obtener su primera y segunda estrella que significan que sus dos ojitos los tiene bien abiertos para seguir progresando en la vida, al punto de llegar a obtener el Galardón más alto que un Lobato añora a tenerlo, el LOBO RAMPANTE que, el sábado último, le fuera entregado por el DR. MIGUEL VENEGAS PIMINCHUMO, Presidente de la APSBP. Relevante ha sido el gesto del Dr. Venegas Piminchumo que, desde la ciudad de Trujillo, se dio tiempo para llegar a Chiclayo y hacer entrega de la máxima condecoración a una Lobezna del Grupo Scout Chiclayo 38 “Juan Tomis Stack”. “Es nuestro deber y obligación, estar presente en una ceremonia, como la presente, y me siento orgulloso de ello, de estimular, de incentivar, en los demás integrantes de la Manada 38, seguir el ejemplo de Dianita Gabriela”, palabras sencillas pero que encierran un inmenso mensaje de cariño, de amor y estímulo a la niñez y juventud, de estos tiempos, por parte de Venegas Piminchumo. EL DIRECTOR