EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1238-CHICLAYO, 14 DE MAYO DE 2021-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡HUEREQUEQUE Y SUS GOLPES BAJOS! Huerequeque Scout nació en un mes de abril de hace cuarenta y ocho años atrás, en un mes donde las flores se abren y viene la explosión de la primavera. Nació en el cuarto mes del año que supone una época de surgimiento y crecimiento, tanto físico como espiritual. Todas las energías deben estar armonizadas para vivir este periodo de la manera posible. Es el mes de Afrodita, diosa griega de la belleza y el amor. Un periodo que irradia optimismo y esperanza. Sin duda alguna que, por estos atributos, de ese mes de abril en que nació Huerequeque Scout, éste pequeño medio informativo scout, se ha podido mantener por estos cuarenta y ocho hermosos y bien ganados años, al servicio de la información scout a nivel local, regional, nacional e internacional, como esa flor que se abre irradiando dulzura, optimismo y esperanzas. Pero, tenemos que ser hidalgos en reconocer, no toda la vida de Huerequeque Scout, ha sido color de rosa, no, ha tenido sus golpes bajos, sus envidias, sus celos, sus momentos duros que hasta silenciarlo y sepultarlo han pretendido, e inclusive me costó la expulsión de la asociación scout en que me había iniciado, donde puse todo mi esfuerzo y cariño por cerca de treinta años en ella, por defenderla y siguiera viviendo y latiendo en los corazones de sus seguidores. Seguramente, la vida sería incompleta, rutinaria y anodina sin estas dificultades de la vida. En este mundo en que vivimos, es difícil escapar de la envidia, esa inconfesable sensación de incomodidad frente a los éxitos de otros, y más aún en la forma cómo venimos avanzando con éxitos y fracasos, pero seguimos viviendo. Napoleón Bonaparte, Julio César y Alejandro Magno tuvieron algo en común. Aunque los tres alcanzaron el poder y la gloria, permitieron que por sus venas corriera un veneno que los corroía por dentro: la envidia. “Napoleón envidiaba a César, César envidiaba a Alejandro y Alejandro, me atrevería a decir, envidiaba a Hércules, que nunca existió”, escribió el filósofo británico Bertrand Russell. Está claro que cualquiera puede caer presa de la envidia, sin importar cuánto dinero, virtudes o éxito tenga en la vida. La envidia es un sentimiento de tristeza o enojo por los bienes y privilegios de que otros disfrutan. ¿Establece la Biblia alguna diferencia entre los celos y la envidia? Una obra de consulta bíblica matiza que, en las Escrituras, a veces “la palabra celos se refiere al deseo de ser tan próspero como otra persona, mientras que envidia alude al deseo de arrebatarle lo que posee”. De modo que, en cierto sentido, quien envidia a alguien no solo ansía lo que tiene, sino que además pretende quitárselo. ¡Siempre Listo! EL DIRECTOR