N°550-CHICLAYO, 27 DE FEBRERO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL EL RESPETO La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o “consideración”. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el respeto está relacionado con la veneración o el acatamiento que se hace a alguien. El respeto incluye miramiento, consideración y deferencia. En este caso, partiendo de dicha definición, podemos establecer que un claro ejemplo de ello es cuando tenemos que asistir al funeral o sepelio de alguien conocido. Así, nos acercamos a los familiares del fallecido y les mostramos nuestros respetos por este trágico acontecimiento, le mostramos nuestro apoyo y le damos a conocer nuestra tristeza también. El respeto es un valor que permite que el hombre pueda reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los individuos y de la sociedad. Pero ¿Qué ocurre, en la actualidad, con una institución juvenil que fue la más importante y admirado por la mayoría de sus habitantes, en nuestro país? ¿Qué está pasando iniciando éste siglo XXI? ¿Qué ocurre con las personas que, equivocadamente, han tomado por asalto toda una asociación? Preguntas que se han hecho siempre y se seguirán haciendo, sin ninguna respuesta positiva. Al contrario, vemos y contemplamos hechos que desdicen la más cruel actitud de hombres y mujeres que, muchos de ellos, se empaparon de los nobles ideales de Lord Baden Powell y que, un día, voluntariamente lo asumieron con plena convicción de ser buenos hombres y mujeres del país y que hoy lo vienen pisoteando y botando por tierra los sagrados valores de todo ser humano. ¿Qué ha pasado? Es la gran pregunta. No lo sabemos. Sólo ellos lo saben y lo vienen practicando día a día, desconociendo normas, reglamentos, valores propios de los derechos de los individuos, de las instituciones y de la sociedad. Llegando al extremo de desconocer a organismos que muy bien están reconocidos en el reglamento de la asociación y que sirven de apoyo y vigilancia de las demás instancias de una institución juvenil que fue la más grande e importante del país y de América. Hoy un grupo de personas que, en sus buenos tiempos, dedicaron su tiempo, esfuerzo, cariño y entrega a la institución, y que desempeñaron cargos importantes dentro de ella sin buscar ningún protagonismo alguno y que por derecho les asiste, conforman la CORTE DE HONOR NACIONAL. Sin embargo hoy, un minúsculo grupillo que se han atrincherado en la institución de nuestros recuerdos, sin ningún respeto alguno a la alta investidura de éste organismo de apoyo y control de la institución, quieren desconocerlos o cerrarles el paso a todo lo que vienen haciendo para recuperar el orden, la democracia, la legalidad, la confianza de cientos y miles de simpatizantes que han abandonado el barco, por culpa del autogolpe suscitado el 5 de marzo del 2007, y que, a pesar del tiempo transcurrido hasta hoy, siguen creando el desconcierto, el caos y la antipatía de miles de sus seguidores. ¿Hasta cuándo durará esto? No lo sabemos. Esperemos que los incansables miembros de la CORTE DE HONOR NACIONAL hagan valer sus derechos que les asiste, por respeto y dignidad a una obra que han podido continuarla en momentos difíciles en que vivía el país, y lo más importante, a las personas, hombres y mujeres, que vieron nacer a la institución, en nuestro querido Perú, un 25 de mayo de 1911. EL DIRECTOR
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