N°559-CHICLAYO, 20 DE MARZO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡LA SONRISA DE LOS NIÑOS, FUE NUESTRA SONRISA! Transitar por las carreteras de nuestro país, muchas veces resulta peligrosas y temerarias, especialmente cuando nos dirigimos con una misión grande y un objetivo sin precedentes, como lo fue el día de ayer jueves a las cinco de la madrugada, hora en que partíamos, de la ciudad de Chiclayo a Incahusi, llevando un pedacito del corazón de los chiclayanos y amigos que nos extendieron la mano con una obra de bien social que jamás se debe dejar de hacerlo. Cuatro y treinta de la madrugada, la Señora Violeta Sánchez, esposa del Dr. Fernando Díaz Rodríguez, el mismo amigo Díaz Rodríguez y el suscrito, iniciábamos la gran tarea del día, cargando caja por caja los apreciados útiles escolares a la camioneta del Dr. Fernando Díaz con una lluvia intensa que hemos tenido de cubrirlos con plásticos para que puedan llegar en perfectas condiciones a su destino. Luego que todo, quedara listo, se emprendió el viaje, pero a unas cuadras la movilidad para qué la Señora Violeta Sánchez bajara de la camioneta y sólo nos quedamos el Dr. Díaz Rodríguez y el suscrito, en eso escucho que el amigo Díaz Rodríguez se comunica con su celular a Ferreñafe e indica que estábamos saliendo de Chiclayo y que, su amigo, nos esperara en x lugar. Al finalizar la llamada le pregunto al amigo de qué se trataba, y me contesta que le había pedido a un amigo suyo que nos acompañara en el viaje. Eran pequeños detalles que engrandecen al ser humano. El viaje continúa y la lluvia más fuerte camino a Ferreñafe, al llegar, el amigo del Dr. Fernando Díaz, nos esperaba y me presenta, se trataba del amigo Jhony De la Cruz Sánchez. Una vez en la camioneta, los tres seguimos con nuestra misión de servicio, viajábamos al terruño del Dr. Díaz Rodríguez, a su pueblo de Incahuasi con una lluvia intensa y que, luego de tres horas de viaje, 08.00 a.m., llegábamos al primer pueblito de Laquipampa a 1,200 metros sobre el nivel del mar, y de inmediato se iniciaba el reparto de los paquetes escolares conteniendo un cuaderno, un lapicero, un lápiz, una regla, un borrador y un tajador, a los niños que lo recibían con cariño y la alegría inmensa, producto de la generosidad de muchos hombres y mujeres que se desprendieron y nos apoyaron para hacer realidad la presente campaña escolar 2015. La alegría era inmensa de los niños. No podían creer lo que estaban recibiendo. Y era simplemente un paquete de útiles escolares que su costo era de S/.5.60 Nuevos Soles el más barato del mercado, pero con un contenido lleno de amor, de cariño, de respeto para cada uno de éstos indefensos niños que se preparan para sacar adelante a su querido pueblo y a sus familias. Cómo hubiéramos querido darles más a éstos niños que se encuentran y viven a una altitud impresionante, pero muchachas veces es imposible, ganas no nos falta, fuerzas aún nos sobra, son las circunstancias de la vida que nos limita a seguir haciendo una obra que vale la pena. Luego de Laquipampa, empezamos a subir al Caserío de Oxapampa, de inmediato nos constituíamos, en la I.E. del lugar, para entregar nuestro cariño, nuestro afecto, nuestro aprecio. Luego a Tanbuñí, Moyán y finalmente Pampagrande, realizando lo mismo pero, antes de su entrega de los paquetes escolares, en cada unos de estos lugares, entregábamos también lo que tenemos dentro, nuestras nuestra alegría y entusiasmo, nos referimos a nuestras canciones y dinámicas que, estamos seguros les llenaron el corazón, por unos minutos. Hubiéramos querido avanzar y avanzar, lamentablemente el tiempo y la lluvia nos lo impidió y sólo se pudo entregar 450 paquetes. Para esto vivimos, para esto sonreímos, para esto pedimos y pedimos a los amigos para que nos ayuden a seguir viviendo, a seguir sonriendo, a seguir pidiendo para que, luego de nuestro paso por éste mundo, dejar sonrisas, dejar ternura, dejar amor, dejar paz, dejar hermanos nuestros desprendidos y generosos con nuestros hermanos que menos tienen en éste mundo. Lo vivido en éstas quince horas de fructífera labor, del día de ayer, junto a los amigos Fernando Díaz Rodríguez y Jhony De la Cruz Sánchez, fue extraordinario, que solo Dios sabrá agradecer a los dos amigos, que me apoyaron y que lo dieron todo con un espíritu de servicio, sin precedentes. EL DIRECTOR