N°580-CHICLAYO, 15 DE MAYO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡EL LLANTO DE UNA MADRE, EN SU DÍA! El segundo domingo de mayo, mes dedicado a rendir todo nuestro amor, cariño y ternura a la Santísima Virgen María, Madre de Jesús, Madre nuestra y Madre de todas las Madres; también ha sido dedicado, éste domingo, a rendirle pleitesía, reverencia, amor y todo lo que un buen hijo puede devolver a su Madre, lo mucho que nos dio en esos lindos años de nuestra infancia, niñez y juventud, y aún lo sigue dando, siendo adultos. Todo nuestro Perú y muchos países del mundo, como hemos visto, celebraron con júbilo éste gran acontecimiento del Día de la Madre. Fiestas, jaranas, comidas, paseos, viajes, ceremonias, programas bien estructurados, mariachis y muchos otros acontecimientos, sirvieron para decirles a nuestras MADRES lo mucho que la queremos, que la seguimos queriendo, y las respetamos. Antes de vivir en carne propia el drama de una Madre, justo en su día, tuve el compromiso de visitar a mi Señora Madre que se encuentra en el cielo pero su cuerpo inerte y descansando, en el Cementerio Del Carmen de la ciudad de Chiclayo. Luego de recordar esos lindos pasajes desde que tenía uso de razón y cómo se entregaba a mis cuidados y me iba puliendo poco a poco para que sea un hijo de bien y orar por su alma para que, esa almita, me siga guiando por éstos caminos que muchas veces son injustos y discriminatorios, pude detenerme unos minutos a observar y escuchar, en el mismo cementerio, la fiesta que vivían muchas familias que habían acudido a visitar a sus Madres. Por donde iba encontraba orquesta de músicos, mariachis, números artísticos que, los hijos habían llevado para agradecer a su Madre lo mucho que la quieren y la recuerdan. Por un momento llegó a sorprenderme, pero luego recapacité y para mí me dije, es una manera de demostrar su amor y cariño y tenemos que respetarlos, además nuestra cultura es nuestra cultura. Al salir del cementerio tomo mi peor es nada (auto) y me dirijo al otro objetivo de ese día, tomar unas fotos del lugar que, muy pronto, abrirá sus puertas para dar paso a otra etapa de nuestra vida, preparar, adiestrar, formar a las nuevas generaciones que seguirán la obra que hemos iniciado en 1968, el Centro de Adiestramiento Scout, sin presagiar el cuadro que iba a vivir ese domingo, que no era un domingo común y corriente como todos los domingos, no, era el segundo domingo de mayo, el domingo dedicado a celebrar a las Madres del Perú, de mi patria, del país donde he nacido, vivo y moriré. Al llegar al lugar, lo primero que hago es tomar las primeras vistas de la fachada, sin tocar la puerta y rogando que la Señora que cuida la quinta, estuviera allí, es una Madre que vive con sus dos hijos. Eran las doce del día. Luego de terminar de tomar las primeras fotos de la fachada me atrevo a tocar el portón y después de varios golpes, sale Renzo (9), hijo mayor de la Señora con quién ya tenemos amistad y le pregunto por su Madre, me hace pasar y al fondo veo la figura de la Señora Patricia y a viva voz le expreso ¡Feliz Día Señora Madre! He venido a saludarla en éste día especial para Usted, al instante caminamos y dándonos el encuentro le doy un abrazo de cariño por su día. En ese instante veo que brotan unas lágrimas que, al verla, no sabía qué hacer, sólo me quedó consolarla y decirle que tenga paciencia, el mundo es así, y entre cortadas sus palabras atiné a escuchar que era la primera persona que lo saludaba por éste día. Luego de cambiar el momento y explicarla que además de saludarla venía con la intención de tomar unas fotos al lugar, pero en mi mente seguía dándome vueltas el drama que vive una Madre, sola, triste, con dos hijos, y lo peor, en un día tan especial como ese domingo, domingo dedicado a las madres de mi país. Hasta ese momento no había saboreado fiesta, saludos, jaranas, mariachis, números artísticos, regalos, y estoy seguro que ni los habrá saboreado hasta las doce de la noche que duraban las celebraciones. Sólo me queda decir no todas las Madres de mi Perú tienen la suerte de celebrar el Día de la Madre, como se merecen. Así como éste cuadro, estoy seguro que habrán existido muchos cientos y miles de Madres que no supieron que, el segundo domingo de mayo fue el Día de la Madre Peruana. EL DIRECTOR