N°600-CHICLAYO, 26 DE JUNIO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL EDICIÓN SEISCIENTOS DE HUEREQUEQUE “Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no a la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito, sino el deseo de ser y de saber” Natalia Ginzburg (“Las pequeñas virtudes”). “No el deseo del éxito, sino el deseo de ser y de saber” nos dice Ginzburg. Sin embargo hemos llegado a la edición 600 de Huerequeque con mucho éxito, con mucho esfuerzo, con mucha entrega y cariño, sin imaginarnos. No sedeo ni busco el éxito, solo aspiro ser alguien en la vida. No quiero ser uno más del montón, quiero, sí, sentirme uno más de esos hombres y mujeres que van por el mundo, construyendo las nuevas generaciones del mañana y tratando de dejar éste mundo, en mejores condiciones en que la hemos encontrado. De éstos hombres y mujeres, lamentablemente, son pocos los que hemos visto pasar por nuestra vida. Y de esos pocos, sus ejemplos, sus enseñanzas, su don de gente, nos ha servido de pauta y camino, para avanzar firmes y seguros. No me atrevo a dar nombres, puedo obviar algunos, pero en mi vida son contadas esas personas que han influido en mi forma de ser y continúan haciéndolo hasta que se apague Huerequeque. ¿Hasta cuándo Huerequeque? No lo sabemos, sólo Dios lo sabe, pero es nuestro deseo que, algún día, pueda llegar a la edición Mil y poner decir con creces, misión cumplida y el final de Huerequeque. Todos los sabemos, nadie es eterno en la vida, queramos o no, tenemos que partir de éste mundo al lugar dónde nos espera el Señor y continuar nuestra obra junto a otros hermanos que conocieron Huerequeque en éste mundo, y junto a ellos, seguir editándolo con otro estilo, con otra imagen y con otros materiales que sólo Dios lo sabe. Mientras tanto, en éste valle de lágrimas en que continuamos existiendo, seguiremos redactando Huerequeque con firmeza, con la verdad, y a nuestro estilo, como siempre nos ha caracterizado a lo largo de éstos cuarenta y dos años de existencia de Huerequeque. Huerequeque que, en todos éstos años de su recorrido por diferentes esferas de la vida, ha encontrado muchos simpatizantes y también muchos detractores que, inclusive, quisieron silenciarlo mediocremente, y que hoy, al ver su número SEISCIENTOS sentirán rabia y envidia, que sólo puedo decirles que Huerequeque es fruto de la entrega, perseverancia, constancia, trabajo, esfuerzo y humildad. Es buena la oportunidad para agradecer a todos los seguidores de Huerequeque. A todos los hombres y mujeres que han hecho que éste semanario camine, avance, en la vida. A todos los que contribuyeron con sus saludos, notas, artículos, recomendaciones, a que éste semanario vaya mejorando. Sin su contribución de todos y cada uno de sus lectores, estoy seguro que no hubiera podido llegar a donde hemos llegado. Mil gracias a todos. Espero que, los siguientes números, sólo sean de informar e informar de las cosas buenas que hay que informar y no perder el tiempo en dedicarnos a cosas triviales que nos hacen mucho daño al alma. Eso espero con el corazón en la mano. EL DIRECTOR
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