N°614-CHICLAYO, 24 DE JULIO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡QUÉ VIVA EL PERÚ, CARAJO!
¡Me siento orgulloso de ser peruano! ¡Me siento un hijo agradecido por haber nacido en las entrañas profundas de ésta tierra querida que es mi Perú! ¡Me siento contento se seguir viviendo en mi patria que me vio nacer! ¡Me siento satisfecho de haber dejado los mejores años de mi juventud, con entrega, cariño, perseverancia, transparencia, trabajando por mis hermanos que más me necesitan, en ésta tierra linda que es mi patria! Y si Dios me lo permite, quiero dejar mi cuerpo inerte, en ésta tierra bendita que es mi Perú! ¿Serán los mismos sentimientos que uno tiene, para todos los peruanos que hemos nacido en estas tierras sublimes, ahora que nos encontramos a puertas de celebrar otro año más de nuestra independencia? Creo que no, cada peruano toma sus propias decisiones, labra su propio futuro en cualquier parte del planeta, por diferentes motivos o circunstancias de la vida. Y esto es normal, especialmente nuestra juventud o aquellos profesionales jóvenes que, con mucha pena, tienen que tomar otras alternativas para poder desarrollarse como tales, en otros países ya que, el nuestro, lamentablemente, en éstos últimos tiempos, se ha vuelto intolerablemente difícil vivir y peor desarrollarse y salir adelante. Una de las causas que viene mermando las raíces profundas de nuestro querido país, sin duda alguna, es la inseguridad, la corrupción y el narcotráfico que viene reinando en todas las esferas de la administración pública y privada. Con mucha pena y dolor vemos y escuchamos noticias que nos escarapela el cuerpo de autoridades, políticos, catedráticos, gobernantes, que sólo ven, sus propios intereses personales y llenándose los bolsillos a cuesta de los demás sin interesarles su imagen, su prestigio, su ética como profesionales y olvidándose de las personas que tienen grandes dificultades para seguir viviendo en nuestro país. ¿Qué está ocurriendo en mi querido Perú? ¿Qué ejemplo estamos dejando para los jóvenes que nos siguen? Es buena la ocasión para celebrar el cumpleaños del país, pero ante todo, reflexionar sobre el futuro de ella, y en especial, pedir a todos los que tienen el apetito de gobernarla, que dejen de lado todo protagonismo personal y que piensen en los más indefensos de nuestros pueblos. La pobreza, el desempleo, la marginación, aún son motivo de mucha preocupación en el país, y es allí donde nuestros gobernantes tienen que inclinar su balanza, su preocupación, antes que cuidar sus apetitos personales y de poder. Que la inseguridad, la corrupción y el narcotráfico en el país, no sigan destruyendo las mentes y corazones de nuestros tesoros más grande que tenemos, que es nuestra niñez y juventud peruana. Nuestra Flor de Lis de la Asociación Peruana de Scouts de Baden Powell, donde se encuentran los colores patrios y en el pétalo de en medio el Túmi de Oro, representando la riqueza que encierra nuestra insignia, que nos permita encontrarnos Siempre Listos para servir y defender los intereses de nuestro querido Perú. EL DIRECTOR