N°617-CHICLAYO, 31 DE JULIO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡LOS CAMINOS DE TU VIDA! El Padre Camilo Quijano, S.J. en su libro SEÑALES DE PISTA nos hace una linda reflexión sobre nuestras señales de pista que debemos seguir en la vida. A pesar del tiempo que ha transcurrido de su publicación, me parece oportuno poner en tus manos, estos pensamientos, por ser un tema de actualidad, y que mucha falta nos hace hoy. “Tu vida, tu presencia en este mundo, tiene necesariamente una razón de ser. Ha tenido un comienzo, un origen; y tiende hacia algo, o más propiamente hacia Alguien… Entre esa iniciación y esa meta hacia la cual tiendes, se presenta a tu consideración un CAMINO, corto o largo, que debes recorrer. Para muchos su presencia en este mundo no deja de ser un efecto más de lo que ellos llaman las causas ciegas de la naturaleza. Para ti en cambio, hermano Scout, que vas a iniciar esta serie de reflexiones sobre tu camino, bien sabes que tu presencia entre tus hermanos no ha podido ser efecto más que –digámoslo de una vez- del amor inmenso de Dios, sabiduría infinita, razón última de todo cuanto existe. Fruto de ese amor que se hizo creador para ti al pensarte desde toda la eternidad, con todos los más mínimos detalles de tiempo, espacio, ambiente social y familiar, cualidades personales… Y un CAMINO DE MONTAÑA, con todo lo que ello suscita para ti de romance y de aventura; de peligros sorteados, y de agradables sorpresas; de momentos de ansiedad, y de esperanzas cumplidas; de horas de ardiente sol, o de persistentes lluvias; de inquietante oscuridad, o de radiante claridad; de sentimientos de íntima pequeñez personal, o de sublime grandeza de Dios; de horas de tentación acuciante de volver atrás, o de voluntad inquebrantable de llegar hasta el final; de monótonos charrascales, o de bellos paisajes; de desalentadora fatiga, o de impaciente ansia de llegar pronto… Un “camino de montaña” que tú ahora emprendes siguiendo una a una las señales dejadas por “alguien” que lo ha recorrido mucho antes que tú. Camino que es preciso llegues de tal manera a personalizar, a identificarte con él, que comprendas que no es simplemente “algo”, sino ante todo “alguien”… Y que como tal aprendas a dialogar con él, y a amarlo sobre toda otra cosa. ¡Y ahora sí, emprende decidido la marcha siguiendo una a una las señales que te indica el camino…!” EL DIRECTOR