N°619-CHICLAYO, 07 DE AGOSTO DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL NO CUALQUIER CAMINO, CONDUCE A LA META SUPREMA Caminar por los caminos de éste mundo, no es fácil, y esto lo saben las personas mayores que han recorrido muchos caminos en su vida. Nuestros niños no lo saben, no lo conocen, hasta que llegue el momento de despegar y caminar por el mundo, y se encuentren con una serie de caminos que muchas veces no saben cuál elegir. Pero existe un solo camino que tiene como meta a Dios y no cualquier camino nos conduce a esta meta suprema. Sin lugar a dudas que, a cada uno de nosotros Dios le ha trazado su propio camino, camino que importa mucho y que tenemos que caminar venciendo una serie de obstáculos de la vida. Decíamos que no es fácil caminar por éste mundo, y esto es verdad, pero tenemos que ser fiel a todas las señales que se nos presentan en el camino y estaremos seguros que ellas nos conducirán con seguridad a nuestra meta trazada. Nuestro principio en la vida es la FE. La Fe en el ideal que nos propongamos por meta. Sin ella no podemos dar un solo paso en nuestro camino. Tengamos presente, siempre, que nuestra vida no tiene carácter de perennidad. Es solo un camino. Pongamos ESPERANZA en la meta suprema. El ardor con que amemos nuestro ideal será el impulso que nos lleve hasta el final de nuestras vidas. La intención que nos nueve a emprender nuestro camino no ha de ser otra que la de hacernos útiles para ayudar a los demás, para luchar por la injusticia, para hacer que nuestros hermanos que menos tienen, tengan otras oportunidades de vida. Si algo se nos prohíbe hacer en medio del camino que hemos emprendido, es porque nos perjudica a caminar correctamente, y no solo a nosotros, sino que arrastramos a los demás. Los errores de nuestra vida solo pretenden quitar un obstáculo al progreso personal de cada uno de nosotros, y si algo se nos ordena realizar, es porque favorece a nuestro avance. Ningún paso que podamos dar en nuestro camino es perjudicial porque nos prohíben; sino que se nos prohíbe porque nos desviamos de la meta. Amemos siempre la ley, no por la ley misma, sino porque nos sirve de instrumento para llegar a nuestra meta, y a realizar a cabalidad nuestra misión. Descubramos en ella la amistad sincera de quien trazó nuestro camino, con el deseo que coronemos con éxito nuestra carrera. Tengamos siempre presente en nuestras mentes y grabadas en nuestros corazones. Todo ello afianzará nuestra fe en el ideal que te has propuesto por meta. Nos impedirá desertar de ese camino sincero y leal que hemos elegido desde un principio. Por ello es importante que hoy, todos aquellos adultos que nos hemos comprometido a guiar a la niñez y juventud, lo hagamos con mucha responsabilidad y seriedad, que le descubramos el verdadero camino que deben tomar, que deben elegir ellos mismos, sin imposiciones de ninguna índole, cada quien es dueño de su propio destino, pero una vez que ellos hayan elegido su propio camino, estamos seguros que les impulsará a corresponder a la amistad de quien trazó ese camino.
EL DIRECTOR