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N°654-CHICLAYO, 06 DE NOVIEMBRE DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¿HASTA CUÁNDO SEGUIRÉ SIENDO PEDIGÜEÑO? Los que no conocen nuestra trayectoria a lo largo y ancho de éstos hermosos cuarenta y siete años al servicio de los demás, nuestra presencia constante en los círculos familiares o sociales se ha hecho un poco jocoso y hasta, cierto punto, burlesco. Resulta que, con motivo de la campaña navideña, dejé unos cartones de bingo a una familia amiga para que nos ayudara y cumplir con nuestro objetivo, de todos los años, de hacer sonreír a los niños en navidad. Al ir por la respuesta una y otra vez, escucho la siguiente frase…”allí viene el pedigüeño”, solo atine a saludarlos y desearles buen día y me di la media vuelta. Caminar por los caminos de éste vida y a lo largo de estos años realizando verdadera obra social por nuestros hermanos que menos tienen, no ha sido fácil, y aún lo seguimos haciendo porque sentimos en el alma nuestro propio pasado de esos años de niño cuando muchas veces, al llegar la navidad o al iniciar un nuevo año escolar o cuando sentía frio, no había el juguete nuevo que sí lo tenían mis amigos, o cuando al iniciar el año escolar mi Madre cogía esas hojas en blanco que habían quedado de los cuadernos que mis vecinos lo habían utilizado en años anteriores y los cocía y con un lápiz que se encontraba a punto de fenecer, iniciaba mi nuevo año escolar con alegría y entusiasmo porque era obra de mi Madre, o simplemente cogía la chompa o casaca para remendar los huecos que tenía para poderme proteger del intenso frío que azotaba en tiempos de invierno en mi pueblo natal. Por eso hacemos lo que seguimos haciendo, por eso pido y seguiré pidiendo a mis amigos que me conocen o me conocieron en la lucha, en el trabajo, en las campañas solidarias que venimos realizando todos los años, porque hemos sentido en carne propia, lo que hoy sienten muchos niños cuando yo, era un niño. ¿Hasta cuándo el papel de pedigüeño? Hasta cuando tenga fuerzas y sentimientos que algún día se acabará y mis amigos que siempre me extendieron la mano, quedarán tranquilos que nadie los molestará. Pero en éste camino y haciendo lo que más nos engrandece y anima a seguir viviendo por nuestros hermanos que sufren, que lloran, que se desesperan; nos hemos encontrado, también, con palabras alentadoras, con frases que nos animan y levantan el ánimo, antes que nuestra autoestima sea mellada, tales como éstas que dicen: “Hola César: Gracias por el informe, la verdad es que has hecho mucho con tan poco dinero y espero algún día ver los frutos de tu trabajo, especialmente en cuanto al nuevo Centro de Formación Scout de B.P. que deber ser el fuente de tu orgullo y de tu motivación diario”. ¿Quién lo dice? El amigo, el hermano, la persona que sabe y conoce nuestro trajinar, el amigo que, sin llevar sangre peruana, sin embargo, caminó, apoyó, luchó y acompañó al recordado Padre Juan Tomis Stack en su apostolado por esas polvorientas calles de su Parroquia “San Juan María Vianney” y conoció de cerca el palpitar y sufrimiento de la niñez y juventud chiclayana, y es por eso su constante y generoso apoyo económico que viene brindándome para seguir haciendo lo que él hubiera seguido haciendo, si se encontraría entre nosotros. También un compatriota nuestro nos dice: “Estimado César: Felicito tu incansable trajín por "Dejar un mundo mejor de como lo encontramos" (B.P.) es increíble la labor realizada y la que se sigue realizando por el beneficio de tantos niños y muchachos, me hace recordar a la etapa de cuando el movimiento Juan Tomis despegaba y llegó una época como las que se avecina (fenómeno del niño) cortando parte del trabajo avanzado, veo que esta vez, estamos ya avisados de lo que se viene y tomarás las precauciones del caso para que el producto de tanto esfuerzo común no se eche a perder, ahí estamos para darte un apoyo material o simplemente espiritual en estos meses que vienen y ofrecer nuestras fuerzas para menguar el fenómeno natural sobre tu obra”. Todos tenemos una serie de necesidades y deseos legítimos de tipo social, físico, emocional… Sin embargo, muchas veces, por miedo al rechazo de los demás, no nos resulta fácil pedir lo que deseamos. Si encontramos un corazón duro, en el camino, les aseguro que, al otro día, encontraremos muchos corazones generosos que se abren de par en par. EL DIRECTOR


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