Huerequeque 660

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N°660-CHICLAYO, 20 DE NOVIEMBRE DE 2015-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL CONTRA EL TERROR Y POR LA LIBERTAD No podemos ser indiferentes ante lo que acaba de ocurrir con ese famoso “viernes negro para París”, y no es solamente negro para los hermanos franceses, es también negro para toda la humanidad. Pensábamos que, después de esos dos grandes acontecimientos en que se derramó, miserablemente, mucha sangre y enlutó a muchas familias en el mundo entero (la primera y segunda guerra mundial), íbamos a vivir en paz y nuestros pueblos empezarían a hermanarse y evitar más tragedias. Sin embargo no ha sido así, a lo largo de éstas últimas décadas hemos vuelto a sentir dolor y a sufrir lo que nuestros hermanos sufren en diferentes partes del mundo, en donde el terrorismo sigue destruyendo vidas y se sigue derramando sangre y sangre de gente inocente que nada tiene que ver con los enfermizos ideales de sus protagonistas. París ha alzado, el domingo pasado, su voz contra el terror y en defensa de la libertad en una manifestación multitudinaria, que ha congregado a más de un millón y medio de ciudadanos, según los organizadores y a casi 50 líderes mundiales. "París es hoy la capital del mundo", dijo el presidente François Hollande, ante los miembros de su Gobierno reunidos en El Elíseo antes de la marcha por la capital. "El país entero se levantará", proclamó Hollande. La marcha había sido concebida como un acto en defensa "de los valores de la República" que el Gobierno quería, necesitaba que fuera multitudinario. Y lo fue. Un evento sin precedentes que pretendía mostrar el poder y la dignidad del pueblo francés y su grito unánime a favor de la libertad y la tolerancia. Un grito que se repitió también en otras localidades de Francia. En total, unos 3,7 millones de personas se congregaron en solidaridad con las víctimas de los ataques yihadistas en distintas partes del territorio francés, según el Ministerio de Interior, en la movilización más grande registrada en este país. A la manifestación, que arrancó en la Plaza de la Republique de París pasadas las tres de la tarde, no acudió la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen (que no había sido invitada), pero sí la plana mayor del Gobierno, de los partidos políticos, de los sindicatos y las principales organizaciones de la sociedad civil y de las artes; además de los líderes de media Europa. Formando una larga cadena tomados del brazo, iniciaron la marcha el presidente francés, François Hollande; su homólogo español, Mariano Rajoy; el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y la canciller alemana, Angela Merkel, entre otros líderes europeos y mundiales como el primer ministro británico, David Cameron; el israelí, Benjamin Netanyahu; y la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning.Schmidt. Tampoco faltaron el primer ministro, Manuel Valls; la alcaldesa, Anne Hidalgo, y su predecesor, Bertrand Dealoë. Christiane Taubira, ministra de Justicia; Fleur Pellerin, de Cultura y Comunicación; y Michel Sapin, de Finanzas, así como el ministro de Interior y el ex presidente francés Nicolas Sarkozy. Fue, sin duda, la primera gran manifestación europea ante un ataque a la libertad de expresión y a unos valores que los principales líderes mundiales consideran también propios. Además de los lideres anteriormente mencionados, también expresaron su repulsa al terrorismo los primeros ministros de Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Grecia, Israel, Portugal, República Checa, Letonia, Bulgaria o Croacia; el líder palestino, Abu Mazen, y los reyes de Jordania. EL DIRECTOR


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