N°680-CHICLAYO, 22 DE ENERO DE 2016-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡INOLVIDABLE EXPERIENCIA DE TRABAJO! Los adultos en el movimiento scout, estamos para formar plenamente a los muchachos en todos los campos del saber, ellos son, ineludiblemente, la fuerza, el vigor, el timón de sus acciones futuras. En el movimiento scout tenemos que encaminarlos a que conozcan todos los trabajos que en sí, realizan nuestros hermanos que día a día lo realizan para ganarse el pan de cada día con el sudor de su frente, y ésta experiencia queríamos vivirlo en carne propia con un grupo de scouts que, sin tener conocimiento de construcción, nos lanzamos al ruedo. Bajo éste criterio nos propusimos programar un campamento, un campamento diferente a los que estamos acostumbrados a realizarlos durante el año en que, nuestros scouts se divierten, viven sus aventuras, gozan de la naturaleza, cocinan, lavan su ropa, hacen sus construcciones, juegan, realizan sus fogatas, se bañan, entre otros atractivos que se les programa para que, los que participen en ella, puedan gozar libremente de un programa atractivo. El campamento programado del 11 al 15 de enero del presente año, en nuestro Centro de Formación Scout Baden Powell (CENFORS) fue un Campamento de Trabajo, un campamento en que, el mayor tiempo, se empleó en construir una cabaña, cabaña que nos permitirá colocar todos los materiales que tenemos y que sirven para los mismos scouts, como: carpas, bordones, sogas, instrumentos de trabajo, ollas, cocinas y todo material que se necesita para realizar un campamento, además todo el material que se encuentra en la cabaña que ya existe y lo encontráramos en el CENFORS que, luego de acondicionarla y arreglarla se podrá emplear en los futuros cursos scouts que muy pronto se iniciarán. Ocho, con el suscrito, fuimos los que iniciamos una nueva experiencia de trabajo, sin imaginarnos que la obra era seria y que, en verdad, se necesitaba mucha guía en la materia, pero aún así, el lunes 11 de enero, luego de haber llegado a las 09.00 a.m. al CENFORS y levantar nuestras carpas de campaña, nos pusimos, mano a la obra. Como grandes expertos nos pusimos a ver el lugar de la nueva cabaña, hacer las mediciones respectivas, cinco metros de ancho por ocho metros de largo, luego abrir las zanjas para colocar las bases de la cabaña, y una vez concluida nos disponíamos a asentar, uno a uno los adobes. Seis y treinta de la tarde del lunes 11 de enero, culminaba nuestro primer día de chamba y todos a jugar fulbito, al baño y prepararnos para la primera cena del día. Luego de la cena vino la fogata, cantos y bromas que cada uno iba dejando caer, y en medio de ésta, venía la reflexión del día y todos alegres y felices de la obra que habíamos emprendido. Al día siguiente, martes 12 de enero, seis de la mañana realizábamos nuestros ejercicios de B.P. al baño y luego al desayuno que, gracias a la familia que cuida el CENFORS, nos preparaba con mucho cariño. Después del desayuno vino el segundo día de trabajo, hasta las doce y media de la tarde en que nos pusimos a jugar fulbito, luego el baño y quedar listos para el almuerzo. Habíamos terminado de almorzar, en eso escuchamos un ruido, fuera de lo común, y uno del grupo con fuerza varonil dice: ¡César, se cayó la pared!, todos corrimos a la obra y ver lo que había sucedido, y nuestra maravilla obra que se venía levantando lentamente bajo nuestro esfuerzo y sudor, se había venido abajo. Vinieron los lamentos, las caras de tristeza pero, siempre hay un pero, el consuelo del hermano mayor… la vida es así, todo se puede derrumbar en la vida, pero lo que no se puede derrumbar es nuestra fuerza, nuestro empeño, nuestro deseo de seguir adelante, esto tiene remedio, son cosas materiales y que tienen solución. En nuestra vida personal también habrán muchas caídas que cada uno los tendrá que solucionar y avanzar y no quedarse en lamentaciones que no es de un ser humano. Lo ocurrido fue un lindo tema para la fogata de la noche. Pero eso no fue el único percance, el jueves 14 se cayó otra pared, aún así, existieron fuerzas suficientes para levantarlas, con la única pena que, al final, nuestra obra no la pudimos concluir. EL DIRECTOR