EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°755-CHICLAYO, 19 AGOSTO DE 2016-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL “CUANDO MÁS DAMOS, MÁS RECIBIMOS” En éste mundo moderno en que estamos inmersos tu y yo, el espíritu de desprendimiento y generosidad entre nosotros los seres humanos, se torna más difícil, más cruel, a comparación de otras épocas, de otros tiempos que sí eran más fáciles de sobrellevarnos los unos a los otros, y compartíamos lo poco que uno tenia, con los hermanos menos pudientes o que más necesitaban de nuestra ayuda. Recuerdo cuando niño, en mi tierra natal Santa Cruz de Cajamarca, las familias se trataban como si existiese una sola familia, y todos eran nuestros tíos, tías, primos, sobrinos, una familiaridad increíble que las puertas de las casas siempre andaban de par en par, sin prejuicios, sin robos, sin destruirnos los unos a los otros, al contrario, existía el respeto, la ayuda y la generosidad; si alguien tenia un poco más que el otro, lo compartía en base al trueque. ¿Por qué ese cambio brusco, en éstos tiempos modernos? ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué vivimos entre rejas que muchas veces desconocemos a las familias que viven a nuestros costados? ¿Por qué cuando caminamos por las calles de nuestros pueblos, andamos al acecho, con miedo, y las miradas no son las mismas que antes? ¿Por qué hemos perdido el placer de distribuir lo poco o mucho que tenemos con otras familias que muchas veces no lo tienen nada? Creo que las respuestas son obvias que tu y yo las sabemos pero que, muchas veces, hasta hemos perdido el sabor de la vida y nos unimos al montón y seguimos el rumbo de la vida tal como la mayoría quiere que vivamos. Sin embargo, no todo está perdido en éste mundo, y al recordar ésta bella frase “Cuando más damos, más recibimos” frase que la escuché y la asimilé, siendo muy joven y que, trato de colocarla como un estilo en mi vida, veo y siento con orgullo que, a lo largo de mis años involucrado con la niñez y juventud de mi pueblo, existen hombres y mujeres que vienen practicando esta paradoja de la vida “Cuando más damos, más recibimos”, que son pocos, claro que son pocos, pero lo son, y estoy seguro que ellos sentirán que cuando más dan, más reciben tranquilidad, paz interior, consuelo, satisfacción, alegría, salud. Las diferentes campañas de bien social que año a año venimos realizando, y lo último con las obras que hemos estado haciendo en el Centro de Formación Scout Baden Powell (CENFORS), les puede servir de mudos testigos de esos pocos hombres y mujeres generosos que siempre nos han venido extendiendo la mano para continuar con la obra que hemos iniciado con los niños y los jóvenes de nuestro medio. No quiero insistir en dar los nombres de las personas y amigos desprendidos que no me han dejado sólo, ellos saben muy bien que, cuando más dan, más felices se sienten y más tranquilo se hace el camino que les queda por recorrer, en ésta vida, y es Dios que tendrá que premiarlos en su momento. La vida no es fácil de recorrerla, pero tenemos que tener siempre presente que, en cada paso que demos por los caminos de este mundo, a pesar de todas las dificultades y obstáculos que se nos presenten, ser valientes, generosos y desprendidos que es la única manera de ser felices y hacer felices a los demás, y tener por lema, en nuestra vida que, cuando más damos, es cuando más recibimos. Que el Señor siempre les conserve con generosidad. EL DIRECTOR