EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°793-CHICLAYO, 30 DE DICIEMBRE DE 2016-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡SE NOS VA EL AÑO 2016! Increíble pero cierto, nos faltan pocas horas para despedirnos de éste año 2016, y es bueno reflexionar sobre qué hicimos o qué hemos dejado de hacer? Hasta dónde hemos caminado, o no hemos caminado nada? Hemos vivido derramando paz, amor, cariño, dulzura, consuelo, esperanza, bondad, o hemos vivido, durante el año, derramando, odio, rencor, remordimientos pasados, envidia, divisionismos, desilusiones, venganzas, tristezas y amarguras? Hasta qué punto hemos sabido vivir llenos de espiritualidad, cultivando nuestra fe, aferrados del Señor que nos da todo, o hemos vivido apartados de El y solo pensando en nuestros propios interese terrenales? ¿Cómo ha sido nuestra generosidad, desprendimiento, atenciones, con los hermanos que siempre nos tocan la puerta? Éstas y muchas preguntas más, nos podemos hacer a pocas horas de dejar éste año que se va, y sacar nuestra propias conclusiones para un nuevo año que pronto iniciaremos. ¿Qué esperamos del próximo año? Es la pregunta que siempre nos hacemos. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que, del año, del tiempo, no podemos esperar nada, somos nosotros, tú y yo, los que tenemos que ponernos metas, fijarnos nuestras propias acciones y ambiciones, hacer nuestro propio año, hacer que el tiempo pase por nosotros y no que nosotros pasemos por el tiempo, con los brazos cruzados. Por lo tanto, no es el año que nos hace o nos debe encajonar en ella, somos nosotros los propios protagonistas y actores de la vida que el Señor nos ha regalado con su infinita misericordia y bondad. Siempre al inicio de todo año nuevo, tenemos que empezar con nuevos brillos, con nuevas ilusiones, con nuevas esperanzas y deseos firmes que será un buen año, y olvidar el pasado, sacudirnos de todo lo negativo que llevamos dentro, especialmente, dejar todo aquello que nos impidió hacer el bien, que nos limitó enfrentarnos al éxito, a la superación, a caminar por los caminos rectos que el Señor nos señala y nos motiva a seguirlo. Nuestra madurez y libertad nos debe guiar por senderos del bien, buscando y sembrando siempre, manojitos de felicidad, de hermandad, de cariño, de solidaridad y amor, nuestra vida es corta para cumplir con éstos deseos sublimes de la vida, y de ésta forma dejaremos un mundo lleno de esperanza, de amor y fe, para aquellos que nos siguen con nuestro autentico ejemplo de servicio. En estas pocas horas que nos quedan de éste año que nos deja, aún queda tiempo para el perdón, para reconciliarnos con el hermano o amigo que, por diferentes motivos de la vida, nos hemos apartado o alejado de ellos. No sabemos si llegaremos a palpar el inicio del nuevo año, y si esto sucede, que vayamos reconciliados y con la conciencia tranquila para el que nos llama de éste mundo, nos recoja en su gracia y misericordia, o si nos da la oportunidad de seguir gozando del nuevo año, que empecemos con nuevas ilusiones haciendo su voluntad. Por mi parte, tengo que agradecer al Señor por darme la oportunidad de culminar éste año con salud, por darme la oportunidad de servir a mis hermanos en su nombre, no es mucho lo que se ha podido hacer, pero gracias al apoyo de mis buenos amigos, puedo decir que sí hemos avanzado un poco, haciendo sonreír a muchos niños y hermanos con nuestros proyectos de servicio a la comunidad, nos hubiera gustado hacer más, pero por diferentes circunstancias de la vida, no ha sido posible, esperamos que, si Dios nos da vida, el próximo año debe ser diferente repartiendo amor y cariño a nuestros hermanos que menos tienen en éste mundo injusto y dejar ésta tierra en mejores condiciones en que lo hemos encontrado. EL DIRECTOR
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