EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°859-CHICLAYO, 25 DE AGOSTO DE 2017-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL EJEMPLO DE FAMILIA A IMITAR Las familias de antaño son dignas de recordarlas. Se juraban amor eterno y era un juramento de respeto, de lealtad, de amor, de sacrificio y entrega, en medio de la salud y la enfermedad, y venían los hijos sin ninguna planificación o temor a cómo educarlos o mantenerlos. ¡Qué años aquellos de los siglos pasados! Verdad. Sin embardo en estas últimas décadas, las familias vienen pasando por una crisis que jamás se ha podido saborear en tiempos pasados. Recuerdo muy bien a mis padres, o de repente Usted amigo lector también los recuerda que, juntos, los dos, caminaban en las buenas y en las malas, haciéndonos hombres y mujeres de bien, nos veían crecer con lo poco o mucho que tenían, y nos educaban con esa sabiduría de padres que daba la sensación que venían de la mejor universidad del mundo, sin embargo, sólo habían pasado algunos años de su educación primaria, como lo fueron mis padres. ¡Qué distancia de la familia de ayer, con la familia de hoy! ¡Qué diferencia de juramento entre los dos, el día de hoy! Hoy se comprometen y mañana ese compromiso quedó para el recuerdo, con el sabor amargo para todas aquellas familias que sí creen en el verdadero compromiso matrimonial. Hogares destruidos, hijos abandonados a su suerte ¿Se imagina Usted cómo será una familia dentro de dos o tres décadas? No queremos ver esos tristes cuadros. Pero no todo está perdido, acabamos de participar en el Cuarto Encuentro de una reunión familiar denominada “De la descendencia de los Arrascuitos”, tratando de valorar a la familia, recordando a esos abuelos troncos que significaron respeto, sacrificio, espíritu de trabajo y que, con amor y valentía, trajeron a éste mundo a sus hijos y que ahora, encuentro a encuentro, año a año, lo que vienen haciendo es, recordarlos a sus queridos Padres, a esos troncos de algarrobos que, desde el cielo, los seguirán protegiendo. Nos referimos a Don José Del Carmen Arrascue y a Doña Augusta Guerrero, y que sus hijos hoy, con la sana intensión de recordarlos y hacer que sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, sientan la verdadera unión familiar, la importancia de ella y conozcan su descendencia y la valoren, organizando, año a año, éste emotivo reencuentro familiar que viene dando fructíferos frutos y que es un ejemplo de familia que debemos seguir. Los hijos de Don José del Carmen Arrascue y de Doña Augusta Guerrero que aún siguen con vida y vienen celebrando esta genial idea y conservando el núcleo familiar son: Carlota Arrascue Guerrero, Víctor Arrascue Guerrero, Marco Arrascue Guerrero, Zoila Arrascue Guerrero, María Arrascue y Juan Arrascue Guerrero que partió al campamento celestial. Ellos con sus esposas y esposos, sus hijos, sus nietos, bisnietos y tataranietos, se reúnen para ver su sangre cómo se va extendiendo, conservar la unión familiar y recordar a sus adorados troncos que dieron vida a toda una descendencia y que seguirá creciendo con forme la vida avance. Como parte de la familia que ahora formamos y como agradecimiento al último encuentro familiar, realizado en la ciudad de Chiclayo el mes próximo pasado de julio, y como un ejemplo de familia unida a seguir, es que me he permitido elaborar el presente número de Huerequeque para testimoniar lo vivido y celebrado durante los dos días que duró, el indicado encuentro, en ésta tierra de la amistad. Mi saludo a todas las familias presentes y que formamos parte de éste bello tronco familiar: Arrascue, Guerrero, Flores, Lino, Avellaneda, Celis, Campos, Orrego, Miñano, Peña, Carbajal, Marín, Cisterna, Pérez, Angobaldo, Acuña, Aragón y Bello. EL DIRECTOR