EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°927-CHICLAYO, 11 DE MAYO DE 2018-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡CUANDO EL DOLOR DUELE! Quien más, quien menos sabe lo que es el dolor porque, lamentablemente, todos lo hemos experimentado muchas veces desde que hemos venido a éste mundo. En el mismo instante del parto somos recibidos con una bienvenida de intenso dolor mientras nuestros pulmones se van hinchando de aire y nuestra madre, también siente y tiene dolor de alegría, de felicidad. El dolor es una percepción absolutamente ligada a la vida, de algún modo es un reflejo, un testimonio que nos indica que estamos vivos. No hay nada más doloroso que nacer a la vida. El dolor se define como una desagradable experiencia emocional y sensorial que está asociada a un daño en los tejidos. Parece simple. Se produce un daño en los tejidos y esto provoca la aparición del dolor a nivel sensorial. Hasta aquí claro ¿verdad? Lamentablemente, en diferentes ocasiones, no es tan sencillo. El dolor es un sentimiento subjetivo que todos aprendemos a través de la experiencia desde que somos pequeños. Se puede aprender mucho acerca del dolor y de su alivio. El dolor tiene connotaciones culturales, sociales y hasta filosóficas. Además, el dolor de cada cual es personal e intransferible. Todos conocemos nuestros propios dolores y cómo enfrentarlos a ellos. Existe el mito de que cada uno tenemos una tolerancia al dolor y que el de las mujeres es mucho más alto que el de los hombres. Puede que sea verdad o no. Existen dolores simples y crónicos. Los simples muchas veces son fáciles de solucionar, ya que responde bien a los medicamentos analgésicos, pero el dolor crónico suele ser mucho más difícil de tratar que el simple. La causa puede ser una enfermedad crónica o de larga duración que muchas veces se presenta de la noche a la mañana. Y aquí encontramos una lista larga de amigos, familiares, hermanos nuestros que vienen postrados por largo tiempo con la angustia de todos los que le rodean, sin saber qué hacer, pasan meses, años y los médicos hacen lo que pueden, dejando, muchas veces, en manos del Todo Poderoso, lo que pueda ocurrir. Una de las enfermedades crónicas y que está de moda en la actualidad, es el maldito cáncer, y escuchar que un amigo, un familiar o cualquier persona viene sufriendo de éste terrible mal, es imaginarnos lo peor, sin embargo, para todos los que creemos en las manos benditas del Señor, existe la esperanza, el alivio, el consuelo de seguir teniendo a nuestros seres queridos, aún con nosotros. La oración, amigos, es la fuerza poderosa que nos ayuda, que nos anima a mantener viva la esperanza que pronto pasará la tormenta que viene pasando nuestro ser querido. Si perdemos la fe, hemos perdido todo. En estos últimos tiempos vengo pendiente de dos casos, amigos míos, que vienen sufriendo ésta terrible travesía en sus vidas, y con el permiso de ellos, voy a tener que mencionarlos porque su dolor, es mi dolor, su sufrimiento, es mi sufrimiento, por eso he abierto cadenas de oraciones, en éste informativo, para que mis amigos me ayuden y se unan a pedir al Altísimo, por su salud y su tranquilidad de ellos y de sus familias. Uno de ellos es JORGE ENRIQUE PEZO SILVA, hijo de mis grandes amigos Francisco Pezo y Julita Silva, radicados en los Estados Unidos. Coqui, como cariñosamente lo llamamos, ha sido Lobato y Scout en su recordado grupo Chiclayo 32 que su Padre fue uno de los cofundadores en 1968 y que tuve la suerte de conocerlo. Coqui viene sufriendo de una seria enfermedad que lo lleva postrado un buen tiempo y que, gracias a Dios, se encuentra en sus manos. El otro caso es de mi amigo MARCELINO POLANCO QUINTEROS, alegre, bohemio, amigable, testarudo y fiel a su Grupo Scout Lambayeque 62, con quien hemos pasado grandes y maravillosas jornadas escultistas en su grupo seis dos y en el escultismo lambayecano. Amistad de larga trayectoria y que él solo lo sabe y lo sabrá valorar. Marcelino, hoy en día, ya no es el Marcelino que lo hemos conocido, hoy se encuentra desganado, sin ánimo, sin alegría, sin ganas de seguir luchando por su vida, y no es para menos, está viviendo los peores momentos de su vida. Éstos dos casos, mis amigos, es para unirnos en oración y pedir al Señor que les siga dando su amor, su cariño, su ternura y fuerzas para que sigan luchando por ésta batalla que le ha tocado vivir que, mañana, nos tocará a nosotros. EL DIRECTOR