Huerequeque 938

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EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°938-CHICLAYO, 22 DE JUNIO DE 2018-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL

¡LOS NIÑOS DE HOY! Los niños no nos han pedido venir al mundo. Si hemos tomado la responsabilidad de llamarlos a la vida, tenemos la responsabilidad y el deber de cuidarlos, educarlos y encaminarlos por caminos correctos, porque tienen derecho de existir según lo que son. El “oficio” de padre, definitivamente, se aprende. No se puede quedar con lo que se recibió de nuestros padres, cuando hemos vivido en una época en la que las investigaciones sobre el crecimiento personal y sobre la educación nos aportaron luces muy útiles y que hoy, muy bien, se pueden aprovechar. Los poderes públicos, que tienen la gran responsabilidad de preparar el camino correcto, el porvenir de todos sus hijos de nuestros pueblos, no pueden desinteresarse de la familia que es la célula base de toda sociedad. Preocuparse por su bienestar material, socio-económico y afectivo, es indispensable; pero, tenemos que ir más lejos y poner en práctica un dispositivo que permita a todos los padres ser educadores competentes. Bajo éste rumbo, se irá agotando poco a poco la fuente primera de todos nuestros males sociales. El proceso de degeneración que algunos analistas sociales detectan en nuestras sociedades desarrolladas, seria frenado. Así que se preparará una generación de hombres y de mujeres en pie, sólidas, maduras afectivamente, preparados para tener su lugar en la sociedad y para enriquecerla y hacerla próspera con sus dones personales. Y nuestra sociedad con una dominante técnica se reequilibrará poco a poco por la aportación de un digno suplemento de humanidad. Ciertamente el camino no será fácil, será largo hasta llegar a una Sociedad plenamente humana. Pero, ¿Qué importa? Lo importante es percibir este horizonte y camino hacia el que conduce. Seguramente, las facilidades concretas que hemos deseado para los jóvenes y para los padres no son para mañana. De momento, hay que comenzar con los y las que están suficientes motivados: para llegar a ser verdadero adultos, para construir su pareja y para lograr la educación de sus hijos. Ellos abrirán el camino. Arrastrarán tras de sí a otros. Conseguirán un día que esta formación que ellos pueden darse esté al alcance de todos. Entonces, el horizonte se acercará. Lo que es seguro, y que nosotros constatamos, es que los y las que están comprometidos de verdad en este camino saborea ya una profunda felicidad, aunque todo no sea fácil, y se sienten embarcados en una gran aventura: la de la realización de las personas, de las parejas, de las familias, de la sociedad y, más ampliamente, de toda la humanidad. Existe en nuestra sociedad instituciones juveniles, como los scouts, que cultivan, aseguran y dan oportunidad de desarrollar en nuestros niños y jóvenes sus habilidades y descubrir potencialidades que les permitan convertirse en aquello que ellos quieran y ser de beneficio para ellos mismos, las familias y la comunidad. Involucrarse en un grupo scout significa comprometernos a crecer en valores; a vivir nuestra Promesa y Ley Scout; a involucrarnos en proyectos de Desarrollo Comunal; a ser y convertirnos en mejores ciudadanos, disfrutando de la experiencia de vivir juntos los mejores momentos de nuestra vida al aire libre y, lo más importante, a pedido de nuestro fundador, estamos seleccionados y llamados a dejar un mundo diferente a como lo hemos encontrado para los niños y jóvenes que nos siguen. Esto es nuestra misión y visión por los niños de hoy. EL DIRECTOR


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