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La mazorca de Mark

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Ética y comida

Ética y comida

Francisco Vidrio / Presidente de BIIBAClub Oaxaca

“–Podría estar fumando esta pipa todo el día –dijo Joe–.

No me marea. –Ni a mí tampoco –dijo Tom–; pero apuesto a que Jeff Thatcher no era capaz”. (1)

Quienes hayan leído Las Aventuras de Tom Sawyer podrán recordar este pasaje: el encuentro de los protagonistas con el Mundo de la Pipa, que a lo largo de la historia va en aumento y acaba por ser una actividad de Tom y Huck –mientras descansan y pescan– hacia el final de la obra de Samuel Clemens, mejor conocido como Mark Twain; quizá el pipafumador estadounidense más representativo.

El pasaje recrea lo que podría ser el primer encuentro de cualquier aficionado a la pipa, que difícilmente será placentero. Por ejemplo, nuestros personajes juveniles acaban mareados y enronquecidos ante el evento, pero su deseo de pertenecer al mundo de los adultos –un sentimiento de orgullo–, les lleva a negar lo desagradable del evento, que repiten hasta superar los inconvenientes.

El inicio del pipafumador suele presentar dificultades variadas: nos cuesta trabajo cargar la pipa, la prendemos una y otra vez sin conseguir dar más de cinco bocanadas seguidas antes que se apague, la lengua pica, la cazoleta se calienta al grado de no poder sostenerla y otras tantas... pero por alguna razón extraña volvemos a intentarlo.

Estamos seguros de que hay muchos mártires del humo que fingen agrado en un ejercicio de lo que debiera ser un placer. Como los personajes, acabamos por tener nuestras pipas y escogemos los mejores momentos para entregarnos a la combustión de buenos tabacos.

Mark Twain era un fumador empedernido. Usaba pipas Peterson, Calabash, e incluso tenía una de espuma de mar que recibió como reconocimiento a su trabajo periodístico. Pero la que más usaba era una pipa de mazorca con la que tenía una rutina sencilla: fumaba, la desarmaba y guardaba la cazoleta en su bolsa de tabaco, mientras que la boquilla tenía como destino un bolsillo del chaleco.

Pero al poco tiempo la rellenaba de nuevo, recolocaba la boquilla y a seguir fumando. (2) Por ello es capaz de describir los placeres e inconvenientes que representa el fumar en pipa.

Es cierto que también fumaba cigarro –algún puro durante la sobremesa, después de comer–, pero nada como la pipa. Twain declaró alguna vez que “el hombre es el único animal que fuma y que necesita fumar”, y también dijo con ironía: “Dejar de fumar es fácil, yo lo he hecho más de cien veces”. Aunque para el escritor dejar de fumar carecía de sentido. Alguien le aseguró alguna vez que hacerlo con esa frecuencia reduciría diez años a su vida, a lo que respondió: “¿Y para qué quiero vivir diez años más sin fumar?”.

Así que se ganó a pulso la imagen de pipafumador, a pesar de no ser sofisticado, como suele suceder. Además de la simplicidad de su mazorca echa humos, solía utilizar tabaco Bull Durham, procedente de Carolina del Norte y diseñado para liar cigarrillos.

Algo podemos aprender de Samuel Clemens. Si usted no ha probado fumar en pipa –a lo que no está obligado, porque debe ser, ante todo, un acto de libertad–, hacerlo a la usanza del escritor es un buen inicio.

La pipa de mazorca es una magnífica elección. Su costo es bajo y ofrece una fumada fresca, ya que la porosidad del material permite el paso del aire, que refresca el humo y disminuye el picor en la lengua; su limpieza es relativamente sencilla y puede usarse constantemente sin riesgo de que se raje, como sucede con maderas como el brezo.

Por otro lado, aunque el tabaco para liar no es de gran sabor, su corte fino permite una encendida fácil, igual que la combustión, lo que reduce el reencendido y por consecuencia el aumento de la temperatura.

Los tabacos aromáticos atractivos son difíciles de fumar; el azúcar que contienen provoca una combustión con mayor temperatura, que aumenta la producción de humedades y por eso suele agredir a la lengua y amargar la fumada. Un tabaco neutro, como el de liar, es mucho mejor para iniciarse.

Además, si acompaña su fumada en mazorca con la lectura de alguna de las obras de Mark Twain, puedo asegurarle que será una experiencia grata, incomparable.

REFERENCIAS

1. Tawin, M. (2003). Las aventuras de Tom Sawyer. Del Cardo.

2. Con Fuslé. (26 de Julio de 2022). Pipas de Personajes Célebres. Obtenido de Con Fuslé: https://usuaris.tinet.cat/vne/pipas_29.htm

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