Los procesos de industrialización en los últimos dos siglos han cambiado los canales de producción y consumo en la sociedad moderna. Dos extremos han sido creados a partir de las relaciones distantes entre la producción y el consumo: por un lado, las grandes cadenas de producción en masa se han extendido en Asia, América Latina y Europa del Este (donde encuentran mano de obra barata), y en el otro tenemos un consumidor primer mundo, situado principalmente en América del Norte, y Europa. IKEA, McDonalds, Ford, Toyota, Sony, Nike, Zara, entre otros, representan las grandes fuerzas que impulsan un modelo que empieza a parecer agotado y desconectado con la realidad del 90% de la población mundial.