7 minute read

Prefacio

PREFACIO

La Memoria del Intendente Núñez, 1852

A su llegada a la Capitanía General de San Juan de Puerto Rico, el 5 de septiembre de 1848, el extremista conservador Juan González de la Pezuela y Ceballos (1809-1906), Conde de Cheste, no espera para mostrar su poder omnímodo y tiránico. Su carta de presentación, a las dos semanas de jurar al cargo, fue la cancelación de las gestiones para la fundación de Colegio Central y la devolución de los fondos a sus donantes, por que “los pobres tenían bastante con aprender a leer y a escribir”, porque España quería sus colonias “para su gloria, no para su perdición”. Calificaba luego a los puertorriqueños como una sociedad cuyos únicos apetitos eran “los carnales”, y “con una generación vagabunda y sin fe, sin religión y sin pensamiento”. 1 No hace falta citar mucho más. El Bando de Policía y Buen Gobierno, publicado por Pezuela la misma navidad de 1848 tuvo un contundente efecto de retraimiento de toda actividad mercantil y cultural. Así finalmente, para culminar su estrategia de inmediato control, ordena la disolución de sociedades culturales y funda otras a su gusto, como la Sociedad Conservadora del Teatro Español, concebida a mediados de 1849 y en funciones en los primeros meses de 1850, y La Academia Real de las Bellas Letras, fundada en los primeros meses de 1850. Las tensiones aumentan con la destitución fulminante de Don Domingo García, alcalde de la capital por haber criticado uno de los tantos bandos de Pezuela, Bandos terriblemente

1 Discurso que el día 2 de enero de 1849 en la solemne apertura de la Real Audiencia de Puerto-Rico dijo su presidente... don Juan de la Pezuela, gobernador y capitán general de la misma (Puerto Rico: Imprenta Gimbernat, 1849); Alejandro Tapia y Rivera, Mis memorias, o, Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo, ed. Alejandro Tapia y Díaz (New York: De Laisne & Rossboro, 1928).

controladores de la conducta social y pública de los capitalinos. Lo que culminaría con la abominable imposición del Régimen de la Libreta entre otras muchas calamidades que nos trajo este tirano, que en sus tiempos libres practicaba el teatro, la poesía, la traducción y la dramaturgia. Pero lo que será, documentado con amplia evidencia, su más atroz acto, fue la intervención en las arcas y las finanzas del estado, para su propio beneficio y de sus militares. Por otro parte, Don Manuel Núñez, abogado y militar español, Intendente del Ejército y Superintendente Delegado de Hacienda que es nombrado por Real Decreto a su cargo el 25 de mayo de 1848, inicia su trabajo en la Isla algunos meses después. De inmediato comienza a dar cuenta del precario estado de las finanzas provinciales. Pezuela, a su llegada, se topa con toda la información de esta crisis, pero no hace nada para resolverla. Núñez, obedeciendo a Reales Órdenes, inicia varias reformas en la recolección de impuestos y los servicios de aduanas y publica circulares oficiales en La Gaceta sin la autorización de Pezuela. Estas acciones crean una severa y agria pugna de poder entre Núñez y Pezuela, quien reclamaba que toda disposición oficial publicada tenía que pasar primero por su autorización, no importaba que viniese de la misma Reina, porque si no, dichas acciones provocarían caos de autoridad en la Isla. No tenemos espacio para entrar en los detalles de la violencia de la protesta entre el Intendente Manuel Núñez y el Gobernador Juan de la Pezuela en el otoño de 1849,2 pero entre éstas destaca una donde lo desfachatado de Pezuela en el uso ilegal de los fondos de la Tesorería de Puerto Rico tocarán de cerca al padre de las letras nacionales, Don Alejandro Tapia y Rivera (1826-1883), quien forma parte activa de uno de los dos bandos administrativos formados a raíz de estas pugnas y que

2 El historiador Cibes Viadé ha documentado in extenso estas y otras polémicas entre ambos. Alberto Cibes Viadé, “El Intendente Núñez reta el Gobernador Pezuela”, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña núm. 26 (enero-marzo 1965): 29-35; Don Juan de la Pezuela inicia el abolicionismo puertorriqueño (Río Piedras: Editorial Madre Isla, 1975). Incluso la extensa memoria de Núñez que aquí publicamos, entra en jugosos detalles de la pugna y del estado catastrófico al que las corrupciones del gobierno de Pezuela condujeron al país en este tiempo.

tuvo a su cargo la investigación y pesquisa de las mismas bajo la supervisión de Núñez. Los documentos del Archivo Histórico Nacional de España certifican que Pezuela, como pequeño Dios, metía las manos en las cuentas que quería, para abonar a las cuentas del Ejército, aumentar el sueldo a los gobernadores y hacer cumplir su plan de control social. Tal uso, que no era otra cosa que una evidente corrupción, era también practicada por sus acólitos. Aún cuando había otros funcionarios en su cadena de mando, Tapia era Escribiente tanto de Núñez como de su jefe directo Don José Guillermety, ambos encabezaban las luchas de la Intendencia contra la corrupción de Pezuela. Veamos que nos dice Tapia de este hombre a quien significó con afecto:

Mi jefe superior, el Intendente don Manuel Núñez, distinguíame también. Era de carácter benévolo e indulgente con las ligerezas de la juventud. Simpatizaba con mi carácter, estimulándome con buenos consejos. Apellidábame “el calavera de buen género” desde que una vez, a consecuencia de cierto choque con el Tesorero de Hacienda, hombre despótico y malcriado, para no dejar desairada su autoridad, se vio en el caso de aprobar la suspensión de un mes de empleo y sueldo que me impuso el contador principal.3

Las pugnas de Núñez y Pezuela no cesarán y Pezuela provocará que Núñez sea destituido en marzo de 1850. Años después, Tapia quiso hacer formar parte de los documentos de la Biblioteca Histórica de Puerto Rico (1852) la Memoria de Manuel Núñez sobre sus años como intendente bajo la tiranía de Pezuela. Pero esta, por su extensión, no pudo ser publicada.

Indudablemente, el acopio de documentos hecho por Tapia da fe de la amplitud de su mirada histórica… Tapia excluyó algunos de los textos recogidos por Baldorioty… tiende a restringir el contenido a lo exclusivo puertorriqueño… Hay otros casos en que Tapia con muy buen juicio, escoge el más aprovechable entre dos

3 Tapia y Rivera, Mis memorias, cap. LI, p. 131.

documentos… (por exceso volumen y extensión) quedan excluidos otros cinco documentos del siglo XIX contenidos en el segundo tomo... (entre ellos) el Memorial del Intendente Manuel Núñez (1850). Tapia salvaba lo sustancial…4

Hallado el documento original en el Archivo Histórico Nacional de España5 , se comisiona su transcripción al historiador y paleógrafo puertorriqueño, el Prof. Josué Caamaño-Dones del Centro de Investigaciones Históricas de la Universidad de Puerto Rico. Este destacado académico, estimulado por el interés y la importancia de este documento, realizó una exhaustiva labor de corroboración y corrección y colaboró inmensamente en la búsqueda de los recursos humanos en el Centro de Investigaciones Históricas, para completar la publicación. Sometemos a los archivos y a los historiadores este documento, transcrito, publicado y accesible, de una de las gobernaciones –o por qué no decir: tiranías- poco estudiadas de nuestro siglo XIX colonial. Así completamos las intenciones, frustradas entonces, del Maestro Alejandro Tapia y Rivera, quien sintió la necesidad de que éste se conociera y no quedara olvidado entre

4 Isabel Gutiérrez del Arroyo, “La Sociedad Recolectora de Documentos Históricos: su colección documental” Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña núm. 48 (julio- septiembre, 1970): 36-44. De la misma autora, “La Biblioteca Histórica de Puerto Rico (En el centenario de su publicación 1854-1954)”. Asomante núm 4 (oct-dic de 1954): 10-14. Los originales de la Biblioteca Histórica se encuentran en el Archivo General de Puerto Rico y se conservan en buen estado. El historiador Francisco Moscoso, en su trabajo “La Biblioteca Histórica de Tapia”, ofrecido en el II Congreso Tapiano en el Ateneo Puertorriqueño en el año 2010 (Tapiana I, San Juan: Ateneo Puertorriqueño, 2012), hace un recuento bastante más amplio de su minucioso examen de los manuscritos y los informes de la Sociedad Recolectora, donde ratifica, con nuevas aportaciones los hallazgos de Gutiérrez del Arroyo. 5 “Memoria sobre la administración de la isla de Puerto Rico, redactada por el intendente que fue de Puerto Rico don Manuel Núñez, 1852”, Archivo Histórico Nacional de Madrid, Sección de Ultramar, legajo 1115, expediente 6, documentos 1-9. Consultado en el Portal de Archivos Españoles en Red (PARES). Para información adicional y detalles de la historia de este documento en relación a Alejandro Tapia y Rivera, véase Roberto Ramos Perea, Tapia: el primer puertorriqueño. Tratado biográfico sobre el dramaturgo y escritor puertorriqueño Don Alejandro Tapia y Rivera (1826-1882) (San Juan: Publicaciones Gaviota, 2015).

los miles de documentos que relatan los avatares de nuestro pueblo en ese lejano depósito documental de historia colonial que es el Archivo Histórico Nacional. Tapia, como uno de los más destacados miembros de la Sociedad Recolectora de Documentos Históricos, fundada por Román Baldorioty de Castro en 1851, nos delegó esta misión que no pudo completar en 1852. Ahora la cumplimos como parte de las muchas tareas de reinvindicación de su inmensa obra, en el Instituto que lleva su nombre.

Roberto Ramos-Perea Instituto Alejandro Tapia y Rivera

This article is from: