IATR: TAPIANA: OBRAS DE ALEJANDRO TAPIA Y RIVERA. "VIDA DEL PINTOR JOSÉ CAMPECHE ". 1855.

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VIDA

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E l impu'so que movió á Plutarco, á C o m e t i ó N e p o t e y á otros de la antigüedad á escribir las vidas de los varones qu'e lograron hacerse famosos por sus virtudes, desgracias ó crímenes, lia actuado también en los modernos hasta el punte de no darse manos para trazar l a s de aquellos) cuyas obras é in-r fluencia, han continuado hasta nuestros dias.la historia de la, ^humanidad. El deseo de medir las verdaderas' proporciones de .tales colosos ó quizá de reconocer con él 'escalpelo filosófico el móvil oculto de sus acciones, ó acaso el dé" presentarlos (idea 'mas plausible aun) como ejemplo dé virtudes ó cdmo padrón d e crímenes, ha concurrido á dar á la forma biográfica la g r a duación que, en la historia moral de los pueblos* la estaba de "signada. H a s e dicho, sin e m b a r g o , que la inmortalidad c o n cedida p o r ' l o s hombres es" varío incienso que desaparece ni ;


mas ni menos que la niebla ante el sol de la mañana, puesto que no logra ni aun conmover siquiera con su aromático p e r fume, al idolo que duerme sepultado entre los escombros que hacina el tiempo; pero si á primera vista parece j u s t a tan amarga queja, no lo es en realidad cuando se advierte, que la fama postuma es la vanidad de los buenos y uno de los g r a n des estímulos con que puede alentarse á la virtud s ó b r e l a tierra. ¡Es tan grata la idea de que nuestro epitafio habrá de ser humedecido con una lágrima de bendición ó de ternura! Es tan imperiosa en algunas almas la aspiración á la eternidad! ¿Que mucho pues que entonces elevemos al idolo sobre el sepulcro y tributemos á sus pies las coronas y el aplauso? Keflecsiones tales habrían de llevarnos á escribir la vida de un hombre celebre, si ya no fuese bastante móvil la propia voluntad. Sea pues nuestra misión la de alentar á los que sobreviven en la senda difícil del merecimiento, y sirva de escusa á lo inhábil del escritor la n o b ' e z a del asunto ( * ) . José Campeche es un nombre escasamente conocido, pues la existencia obscura del que lo ennobleció con sus talent o s , transcurrió en un pais reciente y bastante apartado aun del orbe de las ciencias y de las artes, siendo solo conocido por los que habitan su antilla natal; no asi sus obras que c o r ren entre los estrangeros con estimación bastante, lo que h a ce mas sensible que la fama d e s ú s cuadros, anónimos en apariencia, no haya dado al nombre del pintor el puesto de l e y entre los artistas del mundo civilizado (**). Su mérito es solo r e lativo y su influencia no ha sido estraordinaria, pero la rela(*) Nuestro amigo el artista D. Francisco Goyena y O ' d d y , como individuo del jurado en la exposición de la in mstria y bellas artes de 1854, p r o puso á la Junta de Fomento de esta Isla, que se escribiese la biogrvfía que comenzamos, como premio dtbido á la memoria del distinguido p i n W Puertoriqueño. A él se debe pues tan justísimo pensamiento, y por mi parte le soy muy deudor ya por haberme creído capaz de llevarlo á cabo, ya por las noticias preciosas que á sus conocimientos y buen gusto he merecido. Réstame advertir ademas, por ser notorio, que el recuerdo de Campeche ha subsistido siempre en nuestra Antilla, puesto que en 1S4I un digno miembro de la Sociedad Económica de Amigos del Pais, D. Nicolás Aguayo, pidió á la misma qne se honrase su memoria, como podrá verse en su discurso, iuserto en el apéndice; así como algún tiempo después nuestro amigo y condiscípulo el licenciado D. José Julián Acosta, tributó en hermosas frases un recuerdo al famoso artista. Véase el Aguinaldo de Puerto-Rico de 1844. [**] En un Diccionario biográfico extrangcro, cuyo autor no se nos acuerda en este instante, hemos visto sin embaí go una brevísima reseña de su vida y obras.


eioii le es muy favorable; y la obscuridad del n o m b r e , en tiempos en que mas se atiende al nombre que á las obras, no lia sido óbice á la estimación y aprecio de las últimas: ellas muestran en sí mismas el sello del ingenio, y ¿qué es en suma lo demás? Mas es de sentirse, á nuestro ver, que haya quedado en la categoría de presunción lo que hubiera podido ser r e a lidad; es decir: la presunción justificada de que, si J o s é C a m peche hubiera puesto en contacto su talento con las auras benéficas del movimiento artístico de los demás pueblos, su nombre habria descrito, sin duda alguna, un arco mas estenso y luminoso en la esfera gloriosa de las bellas artes; pero la cuna suele decidir del sepulcro, y las condiciones en que aquella se mece, determinan con frecuencia las que deben a c o m pañarnos al s e g u n d o : cuantas ferias yacen olvidadas en él fondo del océano, al paso que otras de menor precio esmaltan una diadema. (*) Nació pues Campeche en esta ciudad d e P u e r t o - R i c o á 6 de Enero de 1 7 5 2 , y fué bautizado en la Catedral de la misma por el Presbítero D . Francisco R u i z . E r a su legitimo p a dre un Tomas Campeche natural de esta isla, y su madre, María Jordán, natui*al de las Canarias; quienes hubieron de su matrimonio dos hijos varones, mayores que J o s é , llamados Miguel é I g n a c i o , y dos hembras llamadas Lucia y María L o reto. Estas últimas, ocupadas en labores femeniles, solteras hasta la vejez, apacibles en el trato, honradísimas en la conducta y laboriosas con extremo, permanecieron siempre al amparo y expensas de su hermano J o s é . Criábase nuestro pintor en la casa de su nacimiento, p r o piedad de sus padres, calle de la Cruz número 4 7 , en cuya casa, testigo de sus pensamientos, angustias y embelesos de artista, vivió' con sus hermanas hasta la hora de su m u e r t e . Sabido es hasta donde las inclinaciones paternas suelen influir en la suerte de los hombres, trocando á veces y de m o d o cuasi violento lo porvenir, y desnaturalizando en estremo las innatas vocaciones; afortunadamente en esta fiarte, n o fué nuestro pintor para su familia un hecho contradictario, puest o que dado su padre á un oficio que estaba en armonía con la índole de aquel, p u d o tan solo aparecer en la morada paterna como continuación, c o m o mejoramiento. E r a Tomas C a m p e c h e de oficio dorador, adornista y pintor, y si bien p 0

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XJu escritor moderno.


seía dichas cualidades en escala harto pobre, no d e b e pasar desapercibida esta circunstancia que pudo y debió influir sobremanera en el desarrollo intelectual de su h i j o . - Y ¿cuántas luchas é inconvenientes no hubieran surgido en el seno d o m e s í i c o , á nacer aquel último de un padre extraño al arte que le llamaba como á escogido? ¿Supongámoslo p o r un instante (como' algunos lo han imaginado, vista la humildad de su nacimiento) hijo de un artesano Puerto-riqueño de aquella é p o ca, que-bien hallado c o n s u mecánica profesión, llevase á mal la vocación de su hijo por un arte destituido á sus ojos de todo encanto; de un artesano de aquellos tiempos, que positivo tal vez en sus miras ó • abrumado bajo el peso de cierta ignorancia, que estamos muy distantes de censurar puesto que seria siempre mas hija do su posición que de su culpa, h u b i e ra desconocido el brillante lauro que podia traer á su n o m bre en lo futuro, el cultivo de artes demasiado exóticas, pollo sublime, en un p u e b l o atrasadísimo entonces en las vías intelectuales. ¡Cuántos tropiezos, cuántos azares en el seno mism o de la familia que habría de recibir de aquel arte antipático para ella, consideración, fama y riqueza! ¡Cuan infeliz no habria sido después nuestro Campeche .si triunfando tal p r e o cupación, viera agostados los primeros y mas floridos años de su vida en esfuerzos estériles para su inteligencia y sin atractivo alguno para su corazón!. Entonces su existencia, digna de lástima, habria transcurrido'condenada á las mudas é i g n o radas contemplaciones de la mente, á los derretidos arrobos del alma viuda, sin clave para interpretar sus sueños y sin idioma i para espresarlos! P o r fortuna no fué así, y el pintor halló al n'acer en la propia mansión de su familia, el mecanismo de q u e h a b i a menester para revelar su ardiente numen; habia alli pinceles y .colores, habia un maestro, p o c o hábil es verdad, pero que mostraba la tendencia bienhechora; un preceptor que harto infeliz en la esfera de las concepciones, era sin embargo el tínico appyo que se brindaba á su aislamiento, la única roca que en el mar de sus deseos se presentaba á sus ojos, como punto de contemplación para las lejanas y feraces costas. Aprendió pues nuestro mancebo c u a n t o podia enseñarle su padre, tan rico en voluntad si pobre en ciencia; y verdad e r o sacerdote de lo bello, convirtió en santuario lo que antes era tal vez profanación. El arte entraba en quicio, si tal puede decirse, y J o s é Campeche tuvo su primera ventura:


ventura decimos, porque siempre lo es para el germen, el hallazgo de una mano benigna que le ayude á quebrar la tierra. Corría la infancia de Campeche, y en sus pasatiempos y ocios, si algunos le dejaba al taller de su padre, se consa-* g r a b a á hacer figuras de barro que merecían la aprobación de sus conocidos, quienes solían comprárselas; destinando él por su parte aquellos reducidos productos á la adquisición de materiales con que poder continuar eu sus aficiones.—Cuéntase que era tal su habilidad instintiva en el diseño, que tenia; por costumbre dibujar con carbones ó con yeso en las aceras de su calle figuras de santos y 'retratos de personas m u y c o n o cidas en la ciudad, siendo tal la semejanza y la animación do siis contornos, que los que pasaban no podían menos de admirarse, desviándose algunos instintivamente para no profanar con su huella, como decían, las imágenes de aquellos san»r tos que parecian inspirar cierto respeto y veneración Y el dibujante, autor d é tales prodigios era tan solo adolescente! Nuestro pintor venia pues ál mundo con aquel' sentimiento elevado cuya intensidad se'desconoce por el mismo que lo lleva én su corazón;' traía un alma que rebosaba con el transporte del deseo, recibía impresiones que qneria trasmitir, y tenia b e llezas que revelar á los demás h o m b r e s ; — V e í a sobre su cabeza un cielo que parecía cubrirle con el dosel de la inmensidad, á sus plantas la g r a n d e z a de los mares, ante sus ojos la h e r mosura y fecundidad de los campos, y j u n t o á sí otros seres, semejantes á él, q u e participaban de aquella inmensidad, deaquella grandeza, y de aquella hermosura y fecundidad, pero que llevaban en sus ojos el fulgor del infinito y en su palabra el eco de una' eternidad no tan conocida cuánto amada; sentía entones en sú propio corazón la dulzura de uua voz secreta éuyo acento misterioso le decía. " H a b l a por mí á, tus hermanos y manifiéstales mi amor y mi grandeza, habíales con mi palab r a oh! alma escogida!..'" Y entonces el pintor se mecía en las esferas y su ensueño era sublime como el sueño de D a n i e l . El alma palpitaba agradecida, pero su creación había menester de la forma material; la palabra sobrehumana habia m e nester de las sílabas del h o m b r e , el ensueño debia encarnarse, por decirlo así; y entonces era cuando buscaba suspiranr do aquella fórmula que habian hallado los siglos, aquella cifra que hiciera objetiva y sensible á los demás su pensamiento; en resumen, b u s c a b a el arte. En tales momentos contra-


—8— j o indudablemente la costumbre, no interrumpida hasta la vejez, de salir al campo en pos de la naturaleza espresiva y lozana, cuanto c a b e , bajo el cielo de los trópicos; allí trepando cerros, y buscando en las cimas la m a y o r proximidad de Jas esferas y las vistas mas dilatadas, inquiría con anhelo aquel bello ideal que es la parte sublimé de la creación y que es el fin de las bellas artes. El lápiz trazaba en las hojas de su cartera las flores, las y e r b a s , los arbustos y los rios, arrancando á la naturaleza el secreto de las formas y la gracia de las proporciones; anotaba con cifras inteligibles para él, el variado colorido de las nubes, el matiz del iris y el diáfano y cuasi indefinido tinte de las auroras. Volvia l u e g o á su casa enriquecido con sus bosquejos conio el naturalista que r e g r e sa de una escitrsion feliz, y encerrado con sus tesoros se ent r e g a b a á las meditaciones y trabajos. A fuerza de sacrificios habia l o g r a d o reunir una b i b l i o teca que, á mas de algunas obras didácticas que andaban en b o g a como las cartas de M e n g s y las biografías de Palomino, contenia también otras obras científicas de lo menos raro y luminoso tal vez en otros paises, pero que en el de Campeche tendrían sin duda el carácter de j o y a s inapreciables. Sea de ello lo que se quiera, es el caso que en los libros adquirió nuestro pintor aquellos primeros conocimientos que pudieron llenar en parte el vacío que dejaba forzosamente en su inteligencia la falta de museos y de escuelas;' dándole ademas la variada y amena cultura que tanto encantaba á sus amigos y relacionados. E l p o b r e artista vivia de reflejos, puesto que la teoría por sí misma no es otra cosa, y oituen gusto que es en Estética la razón elevada á su última potencia, el buen gusto que, según la espresion un tanto esclusiva, del padre de M e n g s , era una cosa que solo se aprendía en liorna, no podia ser para Campeche sino la o b r a de la adivinación y del instinto; p o r tanto, fuerza es concederle la lucidez del genio que suple en parte con la índole, lo q u e solo pueden dar en su totalidad la experiencia y el estudio de las buenas o b r a s . T o d a i n d u l g e n cia seria pues escasa al tratarse de juzgar á aquellos que no han habido otro maestro que el ingenio y la buena voluntad. L a naturaleza es sin e m b a r g o un libro abierto á la razón del h o m b r e (se nos dirá) y cuyas páginas envuelven la mejor d o c trina, máxime cuando solo se trata de imitarla; pero dado el caso, que concedemos, de que algunos hombres tengan el don


de leer y traducir sus caracteres ó el de hallar, en una palab r a , la idealidad, la última rada de la naturaleza; existe sin e m b a r g o un lenguage convencional en mucha parte de su esencia, existe un mecanismo, una manera, la materialidad del art e , si nos es dado expresarnos de este m o d o , que no ha sido fruto de una sola inteligencia y que aparte del barniz de las escuelas o b e d e c e á una síntesis, á un criterio universal, mas ó menos perfecto en l o conocido', pero cuya perfección absoluta se mira como el término de un camino. Y esta manera que murió con Grecia antigua para renacer más tarde, está manera que tardó siglos en formarse y siglos en renacer, no podia ser columbrada con t o d o su brilló por quien no veía la luz del sol sino reflejada en el astro pálido de la noche, único faro en mitad de sus' tinieblas: A q u e l que en tales circunstancias sustenta el parálelo con las glorias de las artes, merece siri duda contarse en el número escaso de los escogidos. 1

Para dar una idea del estado intelectual de la sociedad en que nació y floreció José Campeche,- bastaría saber, que en el año de 1 7 6 5 , época á que nos referimos, tenia toda la isla de Puerto-Bico 4 4 , 8 8 3 habitantes d é l o s qué solo; eran'libres 3 9 , 8 4 6 , contando la capital solo 3,562 d é esta última clase; q u e en todo el territorio no habia más d é dos escuelas d é p r i meras letras, teniéndose además como raro los que sabían l e e r fuera de la capital y la Villa de San Germán, poblaciones' principales; que la instrucción primaria sé reducía á leer, escribir, algo de gramática, muy p o c o y nada d e m o s t r a t i v o d é aritmética y la doctrina cristiana muy en compendio;' que la música y el dibujo no pasaban de la afición en algunos; que la enseñanza sirperior estaba reducida á latinidad, filosofía purament e escolástica y cánones; que la anatomía y la botánica eran estudios de simple curiosidad; y que por último, el mercado de libros participando del marasmo en q u e se hallaba el c o mercio general del pais, limitado á una exportación anual de 1 1 7 , 3 7 6 pesos y á una importación fraudulenta al p a r q u e e s casa, hacia que aquellos fuesen d e suma ¡carestía y r a r e z a (*) Y con todo, á pesar del estímulo con que podia brindar semej a n t e estado á la juventud, vemos al pintor asistir en sus m o cedades á las cátedras superiores y abarcar, lleno de avidez, el p o c o alimento que podia ofrecerle la instrucción pública, . [*J L a mayor parte de estos datoa están tomados de uua memoria de don Alejandro O'Roylly—Biblioteca histórica de Puerto-lüco.

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—10— cual cumplía á una inteligencia superior en todo á la esfera en que giraba. Cursaba pues latinidad y filosofía, según los planes y miras de la época en las aulas establecidas en el c o n vento donlíriico' de la ciudad, siendo en ellas, según la espresion del R e g e n t e de estudios Fray Manuel J o s é P e ñ a , y de los R R . P P . de la misma orden F r a y Antonio y Fray Juan Zavala, Fray Bernardino D i a z Cervantes y F r a y Francisco R e c i o de L e ó n , uno de los jóvenes que mas talento y aplicación mostraban en el estudio. También cursaba anatomía p r i vadamente, como ciencia esencial para el conocimiento y práctica del desnudo en el diseño, cultivando á la par la m u sica, y en especial él o b o e , órgano y flauta, y a por pura afición, y a p o r que había menester tales estudios para llenar la subsistencia: En efecto, vérnosle luego suceder á su padre en la plaza de músico de Capilla, por cuyo c o n c e p t o recibió hasta su muerte p a g a s del Tesoro público. P o r lo que respecta al arte que le ha dado nombre, h a bía llegado Campeche á eierta altura bastante á merecer de parte de sus compatriotas alguna fama; fama que era preludio de la que habia de adquirir mas tarde con fundado motivo y que habia de llevar sus admirables obras con grande estiran á los países extrangeros. Tenia sin embargo nuestro pintor sobrado entendimiento para tomar al pié de la letra las alabanzas que inspiran la amistad, la comunidad de patria y el extravío del juicio d e la multitud, cuando no se halla afianzado p o r la razón imparcial, y competente. Su dibujo, aunque puro y c o r r e c t o , era todavía amanerado; faltábale aun la h a bilidad que mostró mas tarde en la degradación de las tintas; dábase á conocer también su p o c a espontaneidad y atrevimiento en los pinceles, haciéndole rayar en lo que suele llamarse relamido. Y aunque en años posteriores adquirió su pincel mas libertad, aparece con frecuencia un tanto minucioso ó aminiaturado; atribuyendo algunos inteligentes esta circunstancia á la de haberse ejercitado siempre sus facultades en cuadros de menor escala. N o quiso ó no pudo dedicarse á los de grandes dimensiones; lo que no deja de ser bastante sensible para nosotros. Ejemplo de esta primera manera de C a m peche, es entre otras obras una virgen de los D o l o r e s que p o see D . Juan Cletos y N o a ('*). Advertíase sin e m b a r g o en las (*) Debemos á la erudita conversación de este apreciable artista, algunas noticias interesantes respecto del pintor ruerto-riquefio.


—11— o b r a s del artista, según la espresion del insigne dibujante D . Juan F a g u n d o (*), un progreso tal en el diseño, y en las demás facultades que requiere el arte,, que revelaba á todas luces un talento prodigioso y una observación y constancia infatigables. L a indecisión reinaba empero ,en sus obras; var g a b a su criterio entregado á sí mismo en el pr.oceloso mar de la iricertidumbre, efecto de la falta de obras originales y eminentes en que estudiar el camino del acierto.; pero brillaba en el horizonte de su vida su segunda ventura, y la luz espirante estaba para recibir nuevo alimento. L a desgracia ,de un honib r e se trocaba en fortuna para 61; que asi mido la racional é inflexible naturaleza de las cosas, el bien y el mal de los h u manos*, Habia á la sazón ,en la corte de España un pintpr de Cá? mará, llamado D . Luis Pared ,ó Paredes, que habiendo incurrido en la desgracia del Monarca reinante Carlos 39, de glo^ riosa memoria para las artes, vino desterrado á esta isla por aqitel tiempo (**) E r a el tal Paredes, según se deja ver por el retrato que de su persona nos ha l e g a d o y de que hablaremos mas adelante, j u z g a n d o fisonómicamente y por lo que hemos oido á algunos que le alcanzaron, h o m b r e de carácter apacib l e y de buen trato. Oyó sin duda mentar al naciente pintor Puerto-riqueño ó vio alguna de sus producciones, y solicitándole afanoso, llegó á profesarle una g r a t a y afectuosa amistad, á que h u b o de corresponder nuestro Campeche, como quien tiene ante sus ojos un Mesías inesperado; pues presentía ya hasta que p u n t o podrían favorecerle unas relaciones cuyo lazo mas firme era el amor apasionado por el arte. ¡Feliz momento para nuestra isla aquel en que el monarca deportó á estas playas ai h o m b r e cuyo consejo, erudición y gusto ya formado habian de traerle la influencia benigna del progreso! Paredes aparecía como Cimabue en las c e r c a nías de Florencia, percibiendo un pintor en el pastorcillo que trazaba con su cayado en la pradera la imagen de su ami(*) D . Juau Fagundo natural de Cádiz vino á esta isla por loa afios de 1811 y murió en la mit-ma en el de 1845, según creemos. Regenteó por muchos años la cátedra de dibujo establecida por la Sociedad Económica de amigos del pais debiéndose á él la formación de algunos jóvenes en el diseño. Su constancia y sus conocimientos le hacen acreedor al título de benemérito en la instrucción pública de la provincia. (**)

Oreemos que fué por los años de 1780.


—12— g o (*) Precioso encadenamiento, feliz unidad la de la inteligencia, que sola no basta c o m o individuo, y que ayudada mutuamente y como especie podría ilustrar la obra del altísimo con una nueya .creación! Grecia artística civiliza á B o ma, y siente l u e g o marchitarse y morir bajo la planta de los b á r b a r o s , la flor querida de su belleza; algunos años después Nicolás de Pisa, primer antorcha del renacimiento, esparce en la nueva Italia la semilla que Vitrubio y Besarion su e x positor, habian g u a r d a d o , y desde entonces aparecen las flores de Grecia, mas fragantes aun con la esencia inmortal del cristianismo. A s í vemos á Bruneleschí destruyendo la bai'barie, á Vinci ilustrando á los Médicis, á Ticiano creando los colores, y por último, después de muchos esfuerzos aislados é individuales, á M i g u e l Á n g e l con la osadía, á Kafael con la espresion y á C o r r e g g i o con las formas y los tintes c o n s tituyendo aquella trinidad del arte, que cual síntesis de lo b e l l o , dijo á la inteligencia lo que D i o s al océano: " d e aquí no pasarás." Italia se presentaba cual otra Palestina, puesto que de su seno salia redimido aquel arte que debia estén clerse luego p o r el mundo b a j o el apostolado glorioso de otros artistas. Así p u e s advertimos que solo de entidad en entidad y por una serie de progresiones, ha podido elevarse el edificio limitado cuanto hermoso de las invenciones humanas. Cuanta no debiera ser, concretándonos humildemente al pintor que nos ocupa, su fuerza instintiva! Cuantos su estudio y observación para p o d e r formar parte, cuasi sin ausilío estraño de aquella gloriosa pléyade que brilla con recíproca luz en el cielo precioso d e la inteligencia! D e cuánta valía é importancia no debió ser para el m o d e s t o pintor Puerto-riqueflo el ausilio de un celoso lapidario que diese hermosas luces al diamante c o n d e nado á la oscuridad! I g n o r a m o s el tiempo que duró la permanencia de Paredes en esta isla, pero según la data que llevan al pié algunos cuadros de Campeche, y la tradición que se conserva entre (*) Paseábase Cimabuc, artista griego del renacimiento, por las cercanías de Florencia, cuando vio un rebaño cuyo pastor se entretenía en grabar en la tierra con la punta de su cayado el retrato de otro pastor, amigo suyo. Vio Cimabue la obra del rústico, y prendado de su habilidad le llevó consigo, se hizo su maestro, y al cabo de algunos años el pastor figuraba entre los artistas; Era el célebre Gíotto.


—13— algunos conocedores, debió ser bastante á influir .en el m e j o ramiento progresivo y notable que se advierte en las obras del P u e r t o - r i q u e ñ o . Si quisiéramos persuadirnos de la verdad que encierran tales observaciones, no habríamos menester mas que fijar nuestra atención en algunas de sus últimas pinturas. E n ellas veríamos aparecer á J o s é Campeche con un dibujo c o r rectísimo , con mayor atrevimiento en los p i n c e l e s , con aquel colorido que le distingue y que tanto se parece al de C o r r e g g i o , pintor con quien guardaban bastante anal o g í a la modestia y sobriedad de -su carácter. Advertiríamos tambieu las medias tintas que sí bien transparentan azulean un- tanto, la hermosura y el pudor de sus vírgenes sobrado parecidas unas á otras, l a espresion celestial de las fisonomías, lo sedoso, flotante y aereo de sus cabelleras, la gracia de las actitudes, la violencia un tanto rebuscada y no, siempre feliz de sus escorzos, l a exactitud harto minuciosa en los r o p a g e s , la verdad .sorprendente de los objetos m a t e riales y accesorios y la demasiada .corrección en el diseñ o . Veríamos sus niños ó ángeles tan preciosos como los de Murillo ó acaso tan encantadores como los de C o r r e g g i o ; h a llaríamos en algunas de sus piezas la alegría del V e r o n e s (**) el todo junto tan recomendado en las artes del diseño, la si-, tuaeion y composición de sus grupos y la distribución en las proporciones, el relieve sorprendente de algunas de sus figuras (***) rareza en él c o m o en todos los que adoptan la eos-, tambre de copiar de la estampa, y por último su habilidad fi[*] En el Consistorio de esta ciudad, existe el retrato del E x Gobernador de esta isla D. Ramón de Castro, do un parecido maravilloso, siendo sumamente notable la verdad de sus accesorios, y en especial la del sombrero que lleva en la diestra el personage, por cuyo trozo vista la imposibilidad de que se le vendiese el cuadro, ofreció hace algún tiempo gruesas sumas un pintor que viajaba. [**] Véase un Sau Juan Bautista, que posee el Sr. D. José Sanjust, última manera da Campeche, hermoso colorido, esceleute dibujo, franco pincel, tono delicado y sobre todo una alegria tan bien espresada por el pintor como propia en el asunto. Parece que el artLta soñaba algunas veces con la magia y h e r mosura del paraíso. E ; t e cuadro seria ademas entre otros muchos una muestra de lo qne hemos dicho respecto de las cabelleras de Campeche; la del Santo parece agitada por el viento. (***) En una capilla del convento Franciscano de esta ciudad, existe un cuadro de nuestro pintor que representa á la Keina de los Ange'ea, verdadera reina del cielo por la belleza de su tipo. En este cuadro, colocado por cierto a muy mala luz, so ve a la grandiosa Trinidad del cristianismo, rodeada de ángeles


—14— sonómica en los retratos (*) así como la rapidez con que los ejecutaba (**). Solía pintar Campeche en maderas del país ó en planchas de cobre con preferencia al lienzo. Preparaba de tal m o d o sus colores, y usaba sin duda de tan b u e n o s ingredientes p a ra barnizar sus cuadros, que algunos han creído con s o b r a da ligereza como se creyó de C o r r e g g i o , que poseía a l g ú n procedimiento especial para la confección de los colores, que su índole egoísta no l e permitió revelar á los demás. (***) V e r d a d es que su firme y valiente colorido parece destinado á sobrevivir al tiempo, pues aunque solo cuentan de vida las tales obras una centuria escasa, tiempo insuficiente para que un cuadro pierda sus matices, la mayor parte de aquellos permanecen hoy como acabados de pintar. Fijeza estraordinaria! Y el v u l g o , que observa vanamente tal fenómeno, da en achacarlo á causa empírica y misteriosa^ Había transcurrido algún tiempo desde la venida de P a r e des á esta isla, y ora porque cambiada la situación palaciega, creyese mas posible su retorno á la península; ora porque se le hiciese mas penoso su destierro comenzó á darse trazas para conseguir su vuelta á España. Fué una de ellas la mas original y que p o r esta circunstancia debió sin duda influir en el ánimo del monarca, un tanto menos airado ya contra P a r e d e s . Eetratóse con ©1 t r a g e del gíbaro ó campesino de esta isla en el siglo pasado, en la forma siguiente: gran s o m b r e r o ó pava de empleita, cinta azul con lazo colgante; camisa ó cota muy holgada con las mangas enrolladas en el b r a z o ; que parecen entonar el bello hosanna y bañada por la luz en resplandores. Tiene a sus plantas al sublime fraile postrado y reverente, cuya figura de una espresion bellísima parece trazada en el aire, tal es la suavidad de sus líneas y la ligereza y relieve de sus contornos. Su fisonomía éspresa la m'agestad de la virtud, el pasmo del humilde y el enageimmiento del cristiano. Lastima es ciertamente que esté ciíadro no sea en todo una muestra del mejor eBtilo de Campeche, pues es obra, en cuanto á soltura y colorido de su segunda manera. [*] Notoria es esta circunstancia, y para ello nos remitimos á la multitud de retratos que se conservan en las familias de esta ciudad como tesoros de verdad fisonómica. [**) Mil anécdotas corren tradicionalmentc sobre la rapidez de nuestro a r tista en la ejecución de retratos, bastándole á veces la simple y momentánea vista de una persona, para copiarla de memoria y con la mayor identidad, i [**•*] Olvidando algunos el poder y la gracia del ingenio, han estado siempre dispuestos á formar semejantes juicios, asi no debe estrañarse que se hayan descompuesto trozos de pintura del Correggio y del Ticiano para averiguar el secreto de su colorido, pero los resultados han sido en todis ocasiones mas c u riosos que útiles. Véase Histoire de la Pinture en Italie par John Coindet.


—15— ancho calzón de lo que solían llamar cárandolí, y desnudo de pié y pierna; en la mano diestra un garrote descansando en el h o m b r o cuyo extremo posterior sostenía un racimo de g o r d o s plátanos y en la izquierda el machete de uso y d e costumbre. (*) Envió Paredes semejante retrato al rey con la súplica c o m petente ,en .que refiriéndose á la pintura, hacia mérito de la situación á que había llegado por su desgracia. Tal ocurrencia h u b o de surtir efecto puesto que á p o c o recibió Paredes el benéfico despacho de amnistía. Vuelto el pintor á España no se .olvidó de su a m i g o dando noticias al rey de su mérito y circunstancias y aun, como se presume, poniéndole de manifiesto alguna muestra de su h a bilidad. J u s t o apreciador el monarca del talento y virtudes de su vasallo, llamóle á la corte prometiendo hacerle pintor de su real cámara; pero Campeche lleno de gratitud, rehusó sin e m b a r g o una merced que tantos otros habrían aceptado. Y a por aquel tiempo varios estrangeros en distintas ocasiones, y entre otros cierto caballero inglés de harta valía en su país, pero cuyo n o m b r e no ha llegado hasta nosotros, s a b e dor del mérito del pintor Puerto-riqueño por haber visto algunas de sus pinturas, entre ellas varios retratos de amigos suyos, le invitó desde Londres por conducto de D . Jaime O ' D a l y vecino de esta ciudad, ofreciéndole con toda seguridad una pensión anual de 1000 guineas, (**) y dejándole tiempo libre para consagrarse á sus obras é inspiraciones particulares; pero tanto en esta ocasión c o m o .en las demás n e g ó su asentimiento á las proposiciones que hubiesen de po ne^le en el caso de dejar á PuertorEico. Y a fuera escesiva modestia ó exagerado amor á su pais natal, y a temor de cruzar los mares (***) ó lo que es mas creíble el d.eseo de no apartarse de sus hermanas que vivian á su calor y amparo; es l o cierto que Campeche mostró en todas las épocas g r a n :

Í*J De este retrato existe una copia hecha por el mismo Paredes en poder del Sr. Latimer, Cónsul de los Estados-Unidos en esta isla. Tiene la fecha en números romanos por desgracia cuasi borrados. Su dibujo es bello y sobresaliente y su colorido como de escuela italiana. t**] 5,145 pesos macuquinos Conviene advertir que en aquel tiempo no se había desarrollado aun en los ingleses la fama que gozan hoy tan justamente de pagar con profusión a los artistas[###) U n viage en aquella época era todavía un rasgo de audacia para el cual habia que prepararse con la confesión'y el testamento.


—16— repugnancia en abandonar el pais de sus primeras impresiones y que la vida sedentaria que hasta entonces habia l l e v a do tuvo siempre grandes atractivos para su alma. Sistema incomprensible en un h o m b r e de su temple y ardimiento, modestia mas incomprensible aun en el artista que lleva en su corazón (por la razón de su existencia)' la avidez de las emociones, y en quien no debe estrañarse el anhelo de visitar los lugares en que el arte descuella, y ensanchar por este medio los límites ele su gloria. P e r o volvamos á la relación material de los sucesos. Son' los tales de tan p o c a importancia, son tan escasos los accidentes, que con dificultad pudiera dejar aquella los límites do simple noticia, mas allegada a la desnudez que á lo ameno é interesante de otras vidas célebres. N o hallaremos por ciert o las viscisitudes del escultor Celiní, que mortifica' en la corte de Francisco I la vanidad mujeril de la duquesa de Stampes su favorita, y que inquieto é impaciente por c a r á c ter viaja y recorre la E u r o p a , dejando en cada p u n t o las huellas de su g l o r í a ; ni las luchas de Eafael con el g o b i e r n o de B o m a ó sus amores con la hermosa Fornarina; ni las r i validades de Buonarotti con L e o n a r d o Vinci; ni los g a l a n teos y aventuras de V a n - D e i k ; ni, en fin, la multitud de auécdotas artísticas que nos ofrecen la existencia y el caráct e r de otros p i n t o r e s . — Y ¿qué otra cosa que la desnudez y lo incoloro pudiera prestarnos la vida del hombre apacible, feliz en el seno de la familia, artista sin ambición, habitante desde la infancia hasta la muerte de un pais apartado entonces del movimiento po'ítico del g l o b o , en una sociedad cuasi patriarcal? ¿ D e un artista que, sin competidores, ni rivales inmediatos, llega á l o último de sus dias, sin percibir siquiera las viscisitudes que trae consigo la alteración en la h a cienda ó en el estado y condición sociales? Y si tal vez se hubieran deslizado hasta nosotros algunas de sus conversaciones íntimas, llegaríamos á conocer las alternativas de su corazón, sus angustias ó placeres, ó el orden y carrera d e sus pensamientos; pero el h o m b r e privado se deja percibir muy poco, y gracias á que el artista nos haya l e g a d o obras para que le admiren los profanos y para que puedan imitarle aquellos que lleven en su alma la vocación y los talentos. Sus costumbres eran sin e m b a r g o tan puras, que han dado lugar á que alguno de los que le conocieron y cuyas canas o


—17— Venerables dan alto precio al testimonio, haya esclamado o p o r tunamente: " J o s é Campeche e r a h o m b r e deinjenio, valia mucho como artista, pero valia mucho mas como hombre h o n r a d o . " Cierto es que su educación, un tanto monacal, influía s o b r e manera en sus virtudes, llevándolas tal vez hasta las preocupaciones, pero no son sin duda por tal motivo menos apreciables. H á n o s quedado, en efecto, el cuadro d e sus costumb r e s en que no deja de advertirse aquel carácter, pero que dice tanto en pro del h o m b r e , cuanto pudieran decir los pinceles en pro del buen artista. Levantábase de madrugada, oía misa en el convento de los padres dominicos, y dirigiéndose l u e g o á las afueras de la ciudad, permanecía algunas horas en observación de la n a turaleza. D e vuelta en su casa, pasaba el dia encerrado en su gabinete de trabajo hasta que llegada la tarde, comía con su familia y salia á dar otro paseo semejante al de la mañana, no sin haber j u g a d o antes dos mesas de villar, por via de ejercicio, para soltar sus miembros enervados por el mecanismo de la profesión. A l toque de oraciones dirijíase otra vez al convento referido en donde rezaba el rosario, volviendo por último á su casa con el objeto de amenizar una corta, selecta, y ejemplarísima reunión de personas de alguna intimidad, con sus habilidades músicas en que l e ayudaban sus hermanas con el arpa y canto. Y era tal la amenidad y b u e n a fama de estas reuniones, que á pesar de la humilde condición de Campeche y de la apacible medianía de su riqueza, no se desdeñaban de frecuentarlas las personas de mas viso en la ciudad. N u e s t r o pintor p a g a b a con estricta y metódica puntualidad tales visitas,, en los dias festivos en que por ningún concepto trabajaba; siendo para él de rig o r o s a observancia los preceptos de las fiestas. También s o lia ocupar aquella parte de los dias de trabajo que le dejaban libres sus tareas obligatorias, en la enseñanza de algunos j ó v e n e s que querían formarse en el diseño, de cuyos estudiantes quedan algunos, que bien por la falta de perseverancia ó de disposición intelectual ó por otras; causas, hicieron infructuosa la enseñanza de Campeche. Sirva este a r g u m e n to á disipar los rumores infundadísimos de que aquel era d e masiado egoísta ó no tan b u e n cristiano como quería apare^ cerlo, puesto que so n e g a b a á la práctica evangélica de e n señar al que no sabe. Notorios son sus esfuerzos para c o n s e , 3


guir que sus sobrinos cultivasen la profesión, pues el amor á los suyos .no vacilaba en proporcionarles t o d o el bien posible; pero acaso ninguno de ellos poseía el numen, ni la v o luntad de su tio, y sabido es que nial pueden despertar el entusiasmo del maestro, la tibieza ó la incapacidad de los alumnos. P o r otra parte, Campeche tenia escesivas ocupaciones d e , c u y o fruto habia menester para el socorro y bienestar de su familia; las obras le eran pagadas con suma p a r quedad, así por no ser grandes los recursos del pais, como p o r q u e , desinteresado con extremo, j a m á s tasaba sus o b r a s , d e j a n d o á la estimación del parroquiano la fijación del precio y demás condiciones pecuniarias. Hánle censurado también su costumbre de encerrarse para trabajar, como sugerida por la intención p o c o generosa de ocultar sus procedimientos; pero tales inculpaciones son ridiculas hasta el extremo, y sonlo mucho mas para quien ve tan solo en semejante r e serva un celo racional y muy legítimo. El deseo de sorprender con la obra, y de evitar, con la presencia de los curiosos, los anticipados y muchas veces erróneos juicios de los qne presumen sin razón de inteligentes; la modestia del artista, que persuadido de que la opinión no puede ser exacta sino en vista de la obra completa, desdeñaba aquellos elogios prematuros que otros buscan con el fin de que preceda á la o b r a cierta nombradín, las mas veces e x a g e r a d a y sin fundamento. H é aquí motivos muy racionales con que justificar la reserva de Campeche en la ejecución de sus obras. ¿A. qué atribuirle otros móviles menos generosos? P e r o tanto estos cargos como el de que hemos hablado antes, referente al se- . creto para preparar sus colores y para barnizar sus cuadros, son hijos de la ignorancia respecto de las verdaderas causas, ó de la desesperación que lleva consigo la impotencia. Tales cargos, á no ser contrariados por sí propios, lo serian por ia opinión de aquellos que, como discípulos de José Campeche, son testimonio vivo de su conducta en el particular: debiendo quedar desvanecidos máxime cuando se trata de marchitar con tan notoria injusticia lá palma cívica de Campeche. Conocida es además por algunos amigos nuestros que han sido alumnos de los sobrinos de aquel, la poca semejanza intelectual que guardaban con su tio, y la no mucha de sus hermanos Miguel é I g n a c i o , que influidos por el contagio d o méstico se dieron también á la pintura. D o t a d o s de escaso-


—19— ino-enio, contribuyen solo á realzar el mérito de su -hermano J o s é , quien ayudado de los mismos recursos y en las propias, circunstancias, supo sin e m b a r g o elevarse á grande altura. (*) H a b i a llegado José Campeche á la edad de 50 años sin dejar el celibato; circunstancia incalificable en quien, c o m o él, gustaba de q u e su n o m b r e se perpetuase, y que no ha d e j a d o de suscitar algunos comentarios. A l g u n o s han atribuido al interés de no abandonar á sus hermanas huérfanas y pobres, tal antipatía por los lazos c o n yugales, otros en vista de sus c o s t u m b r e s , un tanto ascéticas, han j u z g a d o su conducta respecto del particular como nacida de algún voto religioso, y otros por último, han dado otra causa al perpetuo y tenaz celibato de su vida: un amor malogrado. Nosotros que no tenemos la mas ligera revelación dé este misterio por b o c a del pintor, optaremos por la razón que e n tre todas las que se ofrecen nos brinde con la mayor p r o b a bilidad. A l t a idea tenemos del carácter de nuestro pintor. Su talento, lo afectuoso de su alma, su inclinación á lo doméstico, el deseo de perpetuar su nombre, y hasta su misma religiosidad debían ser móviles poderosos á llevarle á tal estado. ¿Seria pues suficiente á balancear tales impulsos la horfandad do sus hermanas? J u z g a m o s que no, puesto que aquellas contab a n medios en sus labores femeniles para ayudarse, y por otra parte el pintor infatigable en sus tareas, g a n a b a l o suficiente para atender á la nueva familia sin desatender á la antigua. ¿Seria pues el imaginado voto? Tampoco nos satisface c o m p l e tamente porque tal hubiera sido una virtud agena de su estado, suponiéndole nosotros con bastante juicio para privarse sin causa justificada de vínculos amables y obligatorios en su c a rácter de buen ciudadano. Réstanos pues la última de las causas apuntadas; y en verdad que ya por las vehementísimas sospechas de algunos que le trataron, y a por que ha llegado á nuestro o i d o , en mas de una ocasión, el susurro de tal misterio, ya por que hallamos semejante razón muy verosímil en su [*] B a s t a la s i m p l e v i s t a p a r a a d v e r t i r la e n o r m e d i f e r e n c i a q u e , e x i s t e e n t r e las o b r a s r e s p e c t i v a s . D e I g n a c i o no ha q u e d a d o c u a d r o a l g u n o , y r e s p e c t o d e M i g u e l p u e d e v e r s e , e n t r e o t r o s , el p o b r í s i m o c u a d r o del b a u t i s m o q u e s e b a i l a en la I g l e s i a d e los a n t i g u o s p a d r e s F r a n c i s c a n o s . T a m b i é n s e n o s h a d i c h o q u e el P r e s b í t e r o Yaldejuli, posee una Concepción del p r o p i o M i g u e l Campeche,


—20— carácter, no vacilamos en exponería, añadiendo modestamente que la, j u z g a m o s la mas poderosa con relación á las anteriores, en la vía de enervar y aun destruir las inclinaciones matrimoniales del pintor, por m a s q u e este queriendo guardarla en el silencio, diese á su conducta la esplicacion mas razonable en apariencia: la de la liorfandad de sus hermanas. Cuéntase que apasionado desde sus primeros años de una joven de las familias principales del pais, algunas preocupaciones y otros obsta-, culos que aquellas sugieren, habian contrariado su inclinación, por lo que guardando en su alma aquel afecto y convirtiendol o en un ídolo sagrado, no consintió jamás en que otro amor de la tierra profanase un altar, en que quemaba el inciensode su llanto y esperanzas. S i f u é así, ¡que raro ejemplo de firm e z a y de constancia! ¡Digna figura, que no sabemos si llamar desgraciada ó. envidiable! ¡Easgo verosímil en é l c o m o fuera estraño en los demás hombres! H e aquí esplicado su retraimiento respecto del particular, he aquí esplicada también aquella fama de pureza que le abrió la entrada por una n o vista escepcion, en la morada de la religión y las virtudes (*) D e todos modos cuan enérgica y hermosa es la fisonomía moral de José Campeche! Terminemos pues la relación de su persona y sus c o s t u m b r e s . E r a el pintor de buena estatura, un tanto delgado y ágil de miembros, de color sonrosado al par que trigueño, lazo el c a b e l l o y pardos los ojos. Afable á la v e z que serio y formal en su trato, d e maneras escelentes, sobrio en sus c o m i das, enemigo de los licores y muy afecto á t o d o l o que fuese honesto y agradable.—Vestía* en lo ordinario, calzón corto dé "hiló, 'medias largas, charreteras de oro al calzón á usanza de la época, zapatos con hebillas de plata y cañas de o r o , c o r b a t a blanca ó n e g r a , chaleco, chupa, y sombrero de aquel c o lor, tendido este último; en algunos días-capa ó sobre todo; c o lor de pasas que llamaban carro de oro; y por lo que respecta á los días clásicos,; casaca de paño negro y sombrero apuntado. Ééstanos hablar aunque con b r e v e d a d de aquellas de sus oNras que conocemos, entre las muchas que nos legaron sus pinceles, y que en su m a y o r parte residen con g r a n d e estimación, en las antilías, España, Venezuela, y otros muchos p u n [#] F u é e l e g i d o m a e s t r o d e m ú s i c a d e las m o n j a s C a r m e l i t a s de< e s t a C i u d a d , con libre e n t r a d a en a q u e l c o n v e n t o


—21 — tos del é x t r a n g é r ó (*) y nada importa que carezcan de la d a ta y n o m b r e del pintor, puesto que son tan conocidas sus m a neras, que aun l o s ojos nías profanos designarían sus obras entre otras muchas, una vez Vista eualquiera de ellas; en cuánto a l a s mejores que conocemos, se cuentan el San Juan B a u tista á que nos hemos referido; un San Miguel en lucha con el espíritu de las tinieblas, dé b e l l a composición y escelente c o lorido, última manera del pintor, que posee la familia de P e raza; el retrato de D . Ramón de Castro que hemos citado y a ; la galería de retratos de algunos obispos de esta isla, q u e existe en el palacio episcopal; la virgen de las M e r c e des que se venera en nuestra Iglesia de Santa A n a , cuyo mérito y belleza son tan conocidos de la generalidad; una virgen del Rosario que posee D . Cayetano Oller; un San J o sé de D . José Vizcarrondo; un cuadro de ánimas, última m a nera, que se encuentra en el convento de P P . P P . de esta ciudad, cuyo original se halla en poder de D . Vicente Sanjurj o ; el sitio de esta plaza p o r los ingleses en 1797 y en cuya defensa se halló Campeche, que se conserva original en el propio convento de Santo D o m i n g o , capilla de Belén; uu San Esteban de bella espresion que posee con grande estima el Licenciado D . M i g u e l de 'Cotto (**); L o s retratos de los R e y e s Carlos 4?, María Luisa y Fernando 7? ejecutados cuasi de oidas con el o b j e t o de colocarlos en la Real Fortaleza y C a sa Consistorial; una sacra familia y- una D o l o r o s a que no h e mos visto, pero que se encuentran en p o d e r de la familia de Sanjust; el retrato de D . Francisco 011er> el de su hijo D . B e r nardo y un descendimiento que se encuentran en manos de la sucesión del primero. U n San Sebastian, última manera, que tiene D ? Simona Peralta; una virgen del Carmen de la familia de Moreno^ con un cuadro en que se representa la p r o f e (*). S e le c a l c u l a n d e 4 0 0 á 5 0 0 p i n t u r a s , en su m a y o r p a r t e c o p i a s y r e t r a t o s . I n n u m e r a b l e s f u e r o n las i m á g e n e s q u e ha r e p r o d u c i d o , e n t r e e l l a s la d e la virjen d e B e l é n , p u e s t o q u e á o b s e c u e n c i a del l e v a n t a m i e n t o del sitio d e ios I n g l e s e s a t r i b u i d o p o r los d e v o t o s á la virjen d e B e l é n , c a d a h a b i t a n t e d e esta ciudad q u e r i a t e n e r e n s u p o d e r un t r a s u n t o d e a q u e l l a v i r g e n , h a b i é n d o l o s p i n t a d o C a m p e c h e d e t o d o s t a m a ñ o s y en d i s t i n t a s f o r m a s ; los h a y h a s t a del t a m a ñ o de una peseta. ( * * ) , D o y e s p r e s i v a s g r a c i a s á e s t e s e ñ o r q u e h a t e n i d o la b o n d a d d e c o m u n i c a r m e a l g u n a s n o t i c i a s i n t e r e s a n t e s q u e p o s e í a s o b r e la e x i s t e n c i a del p i n t o r .


- 2 2 — «ion monacal de una j o v e n de aquella casa y un retrato'de la misma; Retrato de D . Manuel Andino pintado al oleo en una planchuela de cobre del tamaño de una peseta; retratos de familia de Pasalagua y D e l u q u e ; un San Felipe Eenicio que posee D . Martin Travieso ( 1 7 8 6 ) y en el cual se representa la visión que tuvo el Santo Trinitario; esta o b r a es una de las mas notables de nuestro pintor, pues tiene un colorido precioso con todos los rasgos de su última y mas escelente manera; un San Felipe Neri que se halla en poder del Sr. Canónigo Baez, última manera de Campeche y un Nacimiento del referido Canónigo que pertenece al 2? estilo de aquel pintor; una Concepción que existe en San Francisco y una Santa Rita, verdadera imagen de la penitencia que reside también en aquel convento; el naufragio ó salvamento del niño D . Ramón P o w e r que se halla en la capilla ele Belén del referido convento de Predicadores y en el que puede decirse que la mar ondea con el soplo de la tempestad, que el barco se m u e ve y que los hombres hablan; la divina pastora que con algunas copias de estampas y retratos posee el Sr. D . José B a cener, é infinidad ele retratos de las familias Power, (*) O' D a l y , Andino y V i z c a r r o n d o ; sin que echemos en olvido a l g u nos cuadros de que hemos oido hablar como un San Ildefonso que posee en España el D r . Cantero; el que existe en el seminario conciliar de esta ciudad improvisado para una fiesta del santo; una virgen de las Mercedes del Presbítero Estarache, algunos que posee la familia de Carrion; una virgen del Carmen (en c o b r e ) que posee según se nos ha dicho, la familia de L a r r e g u i ; un precioso San Ramón que poseía un R e g e n t e de esta R e a l Audiencia y que debe hallarse en la p e nínsula; un San J u a n de cuerpo entero que d e b e encontrarse en las antillas danesas y otros muchos que por incuria de los poseedores que debieron llegarse á nosotros tan l u e g o como tuvieron en los periódicos la nueva de que i b a á escribirse

(*)

E n v i d a del S r . D .

J o s é Povfer a n t i g u o oficial r e t i r a d o , veri-

dico y apreciable'sujeto é i n t i m o a m i g o de mi

familia, tuve ocasión

de

r e l a t i v o s à la V i d a

saber por

su

medio

algunos pormenores

y

o b r a s d e C a m p e c h e , c o m o c o e t a n e o y a m i g o que f u é d e e s t e p i n t o r .


—23— sobre el pintor; no conocemos ó no recordamos al presente. (*) Pero la pintura que según los inteligentes representa el v e r dadero pincel de nuestro artista, es el Nacimiento que se halla en el Convento de San Francisco, cuya obra es un conj u n t o de belleza y de encantos; la suavidad y blandura de las líneas, la animación del colorido, la espontaneidad y v a lentía de los toques, el tono delicado á par que e n é r g i c o , la espresion mas celestial y la vida artística que r e b o s a t o d o el cuadro, se unen á la belleza y fluidez del claro " oscuro tan digno del C o r r e g g i o . En él aparece á imitación de la c é l e b r e noche, de aquel artista, una nueva luz que b r o t a con esplenderosos y dulces raudales del niño D i o s ; en él brilla toda la e s p l e n d i d e z del g e n i o de Campeche. Inmarcesible laurel de un g r a n d e artista; cuan rico el que pueda llamarse dueño suyo! y cuan dichoso el que p u e d a apreciarte cual m e r e c e s ! P o r lo que respecta á los frescos de nuestro pintor, e3 lamentable que el blanqueado moderno haya venido á sepultar la fachada de algunas casas de esta ciudad, que, despojadas del grosero barniz que las encubre, mostrarían aun con t o d a animación el hermoso trabajo de su mano. Consagróse también Campeche á la arquitectura y al tallado de cuyos conocimientos nos han quedado sin e m b a r g o , algunas aunque escasas muestras; (**)siendo tal su afición por otra parte á todas las artes de recreo que, según se nos a s e g u ra l l e g ó á sobresalir en la belleza de los fuegos de artificio con que solían celebrarse en otros tiempos las fiestas r e l i g i o sas. - Tal es pues la relación de la vida y obras del pintor P u e r t o - E i q u e ñ o consagrada la primera á las virtudes privadas y sociales y á un trabajo asiduo á par que glorioso para las (*) N a i l i e m a s i n t e r e s a d o q u e el p o s e e d o r en que su c u a d r o a d q u i e r a n o m b r a d i u . A s i s t í a n o s él p r o p ó s i t o <leañadir por v í a d e a p é n d i c e u n a r e l a c i ó n d e t o d o s los c u a d r o s del í ' u e r t . o - n q u e ü u , e x i s t e n t e s en la isla; y a p o r q u e s e m e j a n t e s c a t á l o g o s sirven á i n v e s t i g a c i o nes y t r a b a j o s u l t e r i o r e s , y a por a c l a r a r d u d a s , y a en fin por c o n s e g u i r q u e la t r a d i c i ó n q u e s e va^borrando se a f i r m a s e , pero el p r o p ó s i to no ha p a s a d o d e t a l , sin q u e p o r nuestra parte e s t u v i é s e m o s o b l i g a d o s d e s p u é s d e l o s a n u n c i o s p e r i o d í s t i c o s , a c a m i n a r de p u e r t a en p u e r t a en s o l i c i t u d d e las p i n t u r a s de C a m p e c h e . (*) E l r e t a b l o y c u a d r o d e la I g l e s i a . U H o r m i g u e r o [ V i c a r i a d a S a n G e r m á n ] el a l t a r de S a n t a A n a c u y o d i s e ñ o e x i s t e firmado p o r é l , el r e t a b l o del a l t a r m a y o r de B a y a m o n y otras o b r a s .


—24— artes. D i c h o s o el h o m b r e que vive para un pensamiento.' L a vida material es tan corta y vale tan p o c o cuando no se envplea en el bien, que no puede menos de ocurrirsenos que la única ocupación digna de nuestra mente y de nuestro c o r a zón es aquella que se cifra en el b i e n de los; demás, coma fuente del nuestro: ocupación que nos hace' felices aun en el seno de la amargura. Murió nuestro pintor en 7 de N o v i e m b r e de 1 8 0 9 , s e g ú n consta de su partida de entierro y otros papeles, á la edad de 57 años. I g n o r a m o s con precisión la causa de su muerte aunque d e b e m o s atribuirla á la tisis producida por el olor d e las pinturas, por el escesivo trabajo y sobre t o d o p o r la p r e disposición orgánica de su familia. F u é enterrado en el c o n vento de Santo Tomas de A q u i n o , del orden de predicadores de esta ciudad, como hermano profeso de la v e n e r a b l e o r d e n 3? de Santo D o m i n g o . D e j ó por albaceas testamentarios, en primer lugar al Sr. Canónigo entonces de esta Santa I g l e s i a Catedral, Licenciado D . Nicolás A l o n s o A n d r a d e , en 2? y en 39 á sus hermanos M i g u e l y Lucía, y por únicos y universales herederos de su módica hacienda á sus legítimas h e r m a nas L u c í a y María L o r e t o Campeche; según consta del testamento o t o r g a d o p o r el pintor, en 2 4 de Octubre de dicho a ñ o , por ante el Escribano público D . G r e g o r i o Sandoval. L a G a ceta del G o b i e r n o de la Isla hizo su e l o g i o , y sus hermanas, previa información del Ayuntamiento y recomendación del G o bierno susodicho, solicitaron de la Metrópoli una pensión en gracia de su horfandad y de los méritos públicos y privados de su hermano J o s é , cuya merced les fué concedida hasta su muerte, á juicio y discreción del Gobierno de la Isla. (;*) J o s é Campeche vivió pues para ejemplo de la virtud, p a ra encanto de su patria, y para imitación de la posteridad; su nombre representa talento y virtud, verdaderas palmas de la gloria, y su existencia, c o m o artista, es en P u e r t o - E i c o l o que el fecundo oasis en mitad de los desiertos: D i c h o s o el q u e ha trazado, no con tanta habilidad como quisiera, el b r e v e cuadro de su vida, si l o g r a despertaren la juventud artística el deseo generoso de esparcir en tal desierto la fecundidad y la hermosura del oasis.

(*)

Véase

el

Apéndice.


APÉNDICE^ \A\

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VIDA D i PINTOR PÜ ERTO-RIQUÉO JOSÉ CAMPECHE

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INTERESANTES PARA

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MISMA.


INDICE D E LOS DOCUMENTOS.

oo

Lucia Campeche pide se le dé certificación por el Municipio, de los méritos

y servicios de

su hermano José

'.

Página

L u c í a y María L o r e t o , piden al O b i s p o de la Diócesis un atestado de los méritos del pintor,

Concedidas ambas peticiones, solicitan del A l c a l d e testimonios que se le mandan l i b r a r . . . Petición al G o b i e r n o Supremo Eeal orden r e c a í d a . . . . Discurso del Sr. A g u a y o

en la

Sociedad

Económica de amigos del p a i s . . , Informe de la comisión á consecuencia del discurso referido

»


_ 4 —

Pedimento. M u y Ilustre cavildo, Justicia y regimiento.—Lucia C a m peche de este vecindario por si y á nombre de sus demás hermanos y sobrinos á U . S. Muy Ilustre con el mas alto respeto dice: Que tanto la exponente como la numerosa familia que en el dia se halla á su cargo y a b r i g o , ha subsistido de m u chos años hasta ahora dos meses con corta diferencia, al calor y espensas de J o s é Campeche hermano legitimo d é l a r e p r e sentante quien habiendo abrazado el estado del celibato, imbertia el premio de sus infatigables tareas en el arte de la pintura y Phisonomia, en la mantención de sus hermanos que existen en el propio estado, y sobilnos carnales huérfanos y desamparados de otros ausilios, de suerte que nada es mas p ú b l i c o y notorio en esta ciudad que el José Campeche, sin ser casado, era un viceparente amante, liberal y cuidadoso de sus hermanas, sobrinos y demás consaguineos destituidos de s o corros y que cuanto le producia su constante aplicación lo destinaba sin la menor reserva á aquellos piadosos usos. M u rió José Campeche el dia 7. de N o v i e m b r e íiltimo y este ha sido un g o l p e que ha derrivado los medios de subsistir de la ocurrente y su dilatada familia, faltándola los auxilios que con tanta generosidad le franqueaba aquel genio b e n é b o l o y virtuoso- En semejante desconsuelo intenta la esponente a c o jerse á la piedad soberana de la suprema Junta para que en consideración á los méritos del referido José Campeche t e n g a á bien señalar á la familia que estaba á su c a r g o , alguna pensión en estas Eeales cajas con que pueda subsistir y r e e m plazar en parte la enorme perdida que ha sufrido con la muerte de su bienhechor. Para acreditar pues dicho mérito contraído en los servicios que hizo mientras vivió, la ocurrente acude á este muy ilustre congreso á fin de que se digne certificar s o b r e los puntos siguientes.-—Cómo es cierto que José Campeche no solo era el mejor pintor y único phisonómico que habia en esta ciudad é isla sino que se aventajaba n o t a b l e mente á otros muchos de estas facultades por haberlas ejercido con profundo conocimiento de sus principios elementales, con inteligencia de la historia sagrada y profana, con particular gusto y genio, con admirable propiedad y con asidua aplicación, no tanto en esta isla, sino en todas las antillas y p r o vincias de Caracas y q u e d e estos lugares lo tenian contintiamente empleado en varias obras que ie e n c a r g a b a n . — Q u e á


__

5 pesar de haber sido sumamente aplicado, de haberle a c u udido mas obras que las que podia despachar, de haber sido el mas moderado en el p o r t e de su persona y casa y de no habérsele notado el menor desperdicio ó gusto superfluo, sin e m b a r g o jamas salió de una fortuna mediocre, ni se le advirtió otra suerte que la de subsistir decentemente á costa de su trabajo diario. Si este provenia de la mucha equidad con que generalmente l o c a b a sus obras y en particular las correspondientes al público y Eeal Erario, las cuales con haber existido casi continuamente empleado en ellas, le dejaban muy poca utilidad que unas las hacia de gracia y otras á ínfimos precios llevando la principal mira de servir al p ú b l i c o y de contribuir con su profesión al beneficio de la E l . Haciend a . — Q u e en virtud de este m o d o de pensar, de su irreprensib l e conducta y amor á s u familia se grangeó el aplauso y c o mún estimación.—Que por los mismos principios ha quedado por su muerte su dilatada familia en un estado indigente, c o m o que no la dejó caudal y le ha faltado el ájente de su s u b - ' sistencia; y en esta a t e n c i ó n . — A . V . S. muy ilustre suplica que habiéndola por presentada se sirva acceder á la certificación propuesta, y mandar que evacuada, se le entregue o r i ginal para los fines convenientes ajusticia que por merced implora de la notoria b o n d a d de V . S. muy Ilustre. P t o . - E i c o y Enero 2 de 1 8 1 0 . — L u c i a Campeche.

Acuerdo. Sala capitular de P t o . - E i c o 8 de Enero de 1 8 1 0 . Vista al caballero Síndico Procurador G-ral. D . Franeisco S a u r í . — Dávila.—Pizarro.—Hernaiz.—Doctor Torres.—Licdo. Mex i a . — B e c e r r a . — A n t e m i . — T o m a s Escalona Secretario de cavildo.

NotificaciónE n 9 notifiqué el anterior decreto —Escalona.

á Lucia Campeche.

Diligencia. E n dicho dia pasé este espediente al caballero Síndico Procurador General D . Francisco S a u r í . — E s c a l o n a .

Representación del Síndico. M u y Ilustre Ayuntamiento: el Síndico personero para satisfacer la vista que se le ha conferido de la precedente s o -


licitud instaurada p o r Lucia y L o r e t o Campeche, y g r a d u a r el mérito de ella, ha tomado los informes que le han parecido conducentes para el esclarecimiento de todos y de cada uno de los particulares que especifica y ha resultado la certeza d e todos ellos, siendo públicos, notorios y constantes la honradez, asidua aplicación y profundos conocimientos de J o s é Campeche, como también la equidad con que ajustaba SU3 obras; la numerosa familia q u e existia á sus expensas, el desconsuelo en que se deben hallar las exponentes, y sentimiento que en el publico ha causado su pérdida, habiendo merecido p o r lo tanto se hicieran de él varios encomios en las gacetas imprimidas en esta capital para que llegasen á noticias de todos, sus apreciables cualidades, y su ejemplo sirviese de estímulo á otros patricios, en éste concepto me parece asequible la a n t e rior pretensión dándosele la certificación que se e x i g e . N o o b s tante V . S. muy ilustre acordará lo que estime p o r mas justo y arreglado. P t o . - R i c o y E n e r o 14 de 1 8 1 0 . Francico Saurí.

Acuerdo. Sala capitular de P t o . - R i c o 22 de Enero de 1 8 1 0 . Vista la antecedente representación del cab° Síndico P r o c u r a d o r Gral. dése á la suplicante testimonio de este espediente para los usos que le c o n v e n g a n . — D á v i l a . — P i z a r r o . — H e r n a i z . — L i c e n c i a do M e x i a . — D á v i l a . — A n t e mi. Tomas de Escalona, Secretario de cavildo.

NotificaciónEn dicho dia hice saber el anterior acuerdo al C a b ° Sindico Procurador Gral. —Escalona. En el mismo dia lo notifiqué á la parte interesada.—Es-: caloña. Concuerda este testimonio con el espediente original de su contenido que queda archivado en el Ilustre Cabildo, á que me refiero; y para entregarlo a l a parte, según esta acordado lo corregí y concerté certifico y firmo como acostumbro en Puerto-Rico á 2 3 dé E n e r o de 1810 a ñ o s . — T o m a s de E s c a l o na, Secretario de Cabildo. Pedimento.—Lucía y María Loreto Campeche, h e r m a nas huérfanas, con el mayor respeto se presentan á V S . Urna, y dicen: Que desde la muerte de su padre Tomás Campeche ocurrida en 25 de Julio de 1 7 8 0 , dependió su subsistencia y conservación de Joseph su hermano, pintor de profesión y


empleado en una de las plazas de músico de o b u é , de d o t a ción Keal asignadas á esta Sta. Iglesia Catedral, que sirvió desde el 16 de Diciembre de 1783 basta el 7 de N o v i e m b r e de 1809 en que falleció. Desde el mismo dia se hallan sumergidas en las amarguras de la mas triste soledad y desamparo y amenazadas de una suerte deplorable, procedentes aquellas y esta de la muerte del que pudo contarse en el número de los mejores hermanos, pues que su vida laboriosa le proporcionab a bastantes comodidades en una casa que su habilidad y el proceder honrado y timorato la hacían tan respetable como amable dé las personas mas distinguidas de esta ciudad; que la frecuentaban, y del resto de sus habitantes. Parece l i m o . Sr. que el mérito y servicios contrahidos por J o s e p h su hermano, quien por tantos años hizo las funciones de padre, p u e ' d e n servir de apoyo para que la piedad soberana las mire con lástima y conmiseración bastantes para o b t e n e r de ella que le dispense alguna pensión ó real merced anual que enjugue sus lágrimas y las libre de la mendicidad á que se presienten espueatas dentro dé pocos años. Sí, Sr. l i m o , Joseph C a m p e che su hermanó, adquirió con U S . l i m a , sabe, muchos c o n o cimientos en ía música y mayores en la pintura, con los pri^meros sirvió aí Eei y á su patria con esmero y utilidad sin que le moviese el interés, como lo acreditó constantemente en la Sta. Iglesia Cathedral y en las demás de los conventos de esta ciudad principalmente en las de las madres monjas Carmelitas las que instruyó en los toques del órgano y canto llano con el primor que admiran quantos oyen sus misas y oficios; con los segundos, hizo mui recomendables servicios á S. M . y á esta ciudad. El ideó los túmulos para las e x e q u i a s de nuestro rei el Sr, D . Carlos I I I y del Papa Pió V I , formó sus planes de diseños para remitir á la corte y dirigió la execucion de aquellos. E l trabajo planes distintos como el de los partidos de F a x a r d o , H u m a c a ó y Loiza encargado por el oidor D . Julián D í a s de Sarabia, Juez comisionado Eeal de tierras en esta isla, el de la casa de pescadería de esta ciudad que le encomendó el regidor D . Félix de la Cruz, comisionado por el Superior G o b i e r n o d é l a misma, y el de los quarteles de S. M . proyectados en esta plaza. El pintó los retratos de los Eeyes D . Carlos I V . y D . Fernando V I I y Eeina D ? M a ría Luisa, no solo los que se colocaron en la Eeal Fortaleza, sino también en la casa consistorial de esta Ciudad y la de>


_ 8— la villa de la A g u a d a . El pintó las figuras de estatuas'pafá colocarse en la fuente de San A n t o n i o que se le encargaron p o r D . Bartolomé J a m u y , Maestro M a y o r arquitecto de estas Keales obras de fortificación. E l pintólas armas Eeales q u e se hallan en la falúa del B e y , y varios escudos de ellas para sus banderas, para las de los castillos del M o r r o y San Crist ó b a l , p a r a las de los buques correos de S. M . y para el arsenal. Y finalmente, él se ocupó en otras-innumerables pinturas que le fueron encomendadas por los l i m o s . Sres. Obispos de esta Diócesis, por el Superior G-obierno y p o r los muy Ilustres Cabildo Eclesiástico y Secular y por t o d o este trabajo no percibió sino algunas gratificaciones y á veces ningunas, las que en ningún tiempo reclamaba. Es seguro que jamás exigió de ninguno el interés proporcionado al mérito d e sus pinturas, pues que en este arte se elevó con solo su aplicación y estudio privado á un alto g r a d o , particularmente si se pone la vista en sus retratos tan parecidos á l o s o r i g i n a l e s que de ellos puede decirse que no les falta sino hablar. Eesultó de su desinterés y de la equidad suma con que trabajaba todas sus pinturas, que á su fallecimiento no d e j ó bienes ningunos, pues l a casa que habitan, aunque propia, está empeñada en varias cantidades, y necesitada de repararse en muchas partes p o r qué se declaró contagiosa su última e n fermedad. A que se siguió también la pérdida de muchos m u e b l e s ' y de las ropas que usaba. En el pensamiento pues d e ocurrir á S. M . como dexan expuesto en solicitud de algún s o corro para reparar sus necesidades á q u e no puede sufragar su t r a b a j o ; Suplicamos á U . S. lima, que para documentar el recurso se digne despachar un atestado de los buenos servicios que le constare de su difunto hermano Joseph y de la irreprensible conducta que siempre ha observado, en que recibirán especial merced de la acreditada caridad de U . S. Ilmai quedando en virtud de su reconocimiento obligadas á r o g a r al Altísimo que prospere su vida p o r muchos años. Pto-Eico 25 de Enero de 1 8 1 0 . — L u c í a Campeche.—María L o r e t o C a m peche. Atestado.—La aplicación y ventajas con que desempeñó José Campeche el arte de pintura por toda su vida reuniendo al mismo tiempo las buenas circunstancias de conducta, desinterés y religiosidad, le hicieron desde luego digno de una estimación general y laudable, dando pruebas convincentes de


estas cualidades los hechos que especifican sus hermanas en la .precedente representación y sirven de monumento para calificar su necesidad pública, y de la dilatada familia que sostuvo. Pto-Rico 29 de Enero de 1 8 1 0 . — J u a n , Obispo de P t o - R i c o . Pedimento.—Sr. A l c a l d e o r d i ü a r i o . — L u c i a y Maria L o r e t o Campeche hermanas huérfanas, vecinas de esta ciudad,, de e s p a d o solteras, ante U. respetuosamente se presentan y dicen. Que para fines que les convienen necesitan hacer constar el mérito y servicios de su difunto hermano Joseph Campeche los quales se contienen en parte en los dos expedientes.que a c o m paña por tanto,,suplican á II. se sirva mandar que p o r el E s cribano á quieri se presenten, se compulsen tres testimonios.de cada uno de ellos por separado y se les entreguen con los originales pagando los debidos derechos á que se. ofrecen, en que recibirán especial merced del justificado proceder de U. PtO. E i c o 3 de Febrero de 1 8 1 0 . — L u c i a Campeche. Maria L o reto C a m p e c h e . — A u t o . — P t o - R i c o 5 de F e b r e r o de 1 8 1 0 , — Dénsele los testimonios que p i d e n . — P i z a r r o . — A n t e mi, M a nuel de Acosta, Escribano Eeal.—-Notificación.—En el mismo dia notifiqué el auto que antecede á Lucia y Maria L o r e t o Campeche en sus personas, doy f é . — A c o s t a . — C o n c u e r d a con los originales & c . — E n testimonio d e verdad. —Manuel de Acosta, Escribano E e a l . S e ñ o r . — L u c i a y Maria L o r e t o Campeche hermanas célibes y vecinas d e la ciudad de San J u a n d e P t o . - R i c o , puestas á los Reales pies de V . M , representan: Que su hermano José también célibe sirvió á V . M . y á sus augustos ¡padres y abuelo por dilatados años con las artes de su profesión música y pintura que exerció con bastante primor y util i d a d del R e a l Erario y de su patria, á que agregó, las qualidades apreciables de fiel vasallo, amante de su rey y de la n a ción, temeroso de Dios y vecino honrado en quien descollaba entre sus virtudes morales la de la piedad; pero á pesar dé sus servicios,. habilidades y demás circunstancias, tan r e c o mendables dexó ,á sus hermanas en la constitución de p o b r e s y miserables. E n 16 de Diciembre de 1 7 8 3 fué n o m b r a d o p o r el G o bernador Intendente y Capitán General de esta Isla para servir una de las plazas de músico de o b u é de dotación R e a l asignadas al servicio de esta Santa Iglesia catedral, y suplir 5


— 1 0 la ausencia y enfermedades del organista de ella; en cuyo servicio permaneció constantemente desempeñándolo con osactitud é inteligencia hasta su muerte verificada en 7 de N o v i e m b r e del año próximo pasado, al que se habia prestado antes de obtener la plaza en propiedad quando lo exigía la necesidad por hallarse impedido alguno de los empleados propietarios, como asi es constante de su nombramiento y que este le fué despachado, tanto por este mérito quanto por su habíli'daíj acreditada. Con la misma habilidad que adquirió en los toques del ó r g a n o , sirvió sin interés en los conventos Be'ales de Santo D o m i n g o y San Francisco de esta ciudad, siendo frecuente su asistencia al primero quando era compatible con el desempeño de su plaza. N o fué menos recomendable el servicio que hizo en el convento de las M . M . Monjas Carmelitas de esta ciudad, las que instruidas por él en los toques del órgano y en el canto llano forman en el dia un coro verdaderamente a d mirable y en el arreglo y colocación de las piezas de ó r g a n o de la Iglesia de la venerable orden 3? de San Francisco quando se trasladó á ella del parage en que^sè hallaba. M a y o r fué su habilidad en el arte de la pintura y con ella sirvió constantemente á la soberanía y à su patria. En e j expediente que acompaña se detallan varias obras suyas executadas con prim o r y muchas de ellas sin interés por el solo obsequio á su E e y y á su patria. Su ingenio fué sin duda exelente en el arte de pintar y mas en el de retratar: para perfeccionarse en uno y otro no tuvo mas maestros que su aplicación y los lib r o s que pudo agenciarse: por aquella tomó en estos muchos conocimientos de la Arquitectura, Escultura, Geometria, H i s toria sagrada y profana como así es público y notorio y por tal se estampó en la G a c e t a de Pto.—Eico del sábado 2 da Diciembre de 1809 en la que se notició su muerte. N o olvidó, Sr. las obligaciones de un fiel vasallo amante de su rey y de la nación: ni sus tareas literarias ni las del exereieio de sus artes le ocuparon cuando l e llamó la preferente atención de servir à su rey con las armas y defender su patria. Así que concurrió á la defensa de esta plaza en el año de 1797 quando los enemigos la sitiaron. Su religiosidad é irreprensible conducta que asientan el l i m o . Sr. Obispo de esta Diócesis y el Procurador genei-al de esta ciudad en su atestado y representación que contiene


—11— él expediente, son relevantes pruebas de que fué temeroso de Dios, de que es además buen testigo este público por hab e r l o sido de su vida exemplar y de sus prudentes y humildes modales con los que g a n ó los corazones de las personas de todas clases que le trataron. " S u muerte (dice la Gaceta citada) que acaeció el dia 7 de N o v i e m b r e anterior, ha sido justamente sentida de quantos habitantes tiene esta isla desde los primeros personages, máxime cuando su virtud y acendrado cristianismo le hacían acreedor al general aprecio. P e r dió Puerto-Rico uno dé sus mas ilustrados hijos y en su exercicio uno de los mas eminentes! lloremos la falta como c o n ciudadanos suyos y esperemos que en él cielo h a b r á tenida la recompensa justa de sus desvelos y de stí religioso mérit o . " N o son las hermanas que hacen el digno y verdadero encomio de José su hermano. Desde que murió su padre T o mas en 26 de Julio de 1780 se hizo cargo él solo (tenia otros hermanos pero casados) de atender á la subsistencia de su madre, difunta en la actualidad, y hermanas á que se a g r e g a r o n sucesivamente muchos sobrinos y sobrinas, hijos é hijas de otras hermanas difuntas que se hallaban en la constitución mas d e p l o r a b l e . — A s í que él fué muchos años la cabeza, de una numerosa familia, cuya conservación dependía enteramente de su t r a b a j o . — T a m p o c o d e x a b a de participar de su bondad difusiva la demás parentela p o b r e y dilatada: todos los parientes oeurrian á él en sus necesidades y todos eran socorridos s e g ú n lo permitían su valimiento y facultad e s . — D e consiguiente puede asegurarse que la virtud de la piedad resplandecía en él en un grado mas que común y o r dinario. Pudieran creer las hermanas que alguna vez se presentaría á la imaginación de J o s é el estado matrimonial; pero conceptúan que en este caso habrá desvanecido su p e n samiento el cuidado y abrigo de la familia de que se encargó Con funciones de padre: en la misma moneda le pagaron sus dos hermanas.—P*or lo que aunque fué incesante su trabajo y el de ellas no fué escaso, ningunos bienes p u d o adquirir para dexar á sus hermanas, que siempre le acompañaron, con que poder sostener el corto resto de su vida, y quando ya su edad no les permitía una fatiga continuada, á que también contribuyó que en los trabajos que hizo por interés fué sumamente equitativo y parco: «1 l i m o . Sr. Obispo en su atestado y el Procurador general, en su representación- afirman


su clesintarés y equidad. Murió p o b r e y d e x ó pobres á sus hermanas pues aun la casa que habitan.está empeñada en b a s tantes -: cantidades-al paso que necesita muchos reparos p o r haberse declarado contagiosa á su última enfermedad. En fin s.n subsistencia y la de su familia fueron el único fruto de la excelencia de su Ingenio y de sus laboriosas tareas en sus áertes liberales. Parece, Señor, que su hermano José, era d i g no de alguna merced ó pensión real no solo en recompensa de su mérito y premio de su aplicación á cultivar el escelente ingenio con que. Dio3 le había d o t a d o ; - d e que resultó la utilidad que es. notoria al servicio del E e y y de su patria, sino también, para estimular á los vasallos de V . M . al estudio y ' aplicación de las bellas artes. Ninguna merced pidió jamas p o r que todavía podia trabajar, pero sus hermanas quedaron miserables y acaso.por no parecerles justo repararse de un h o m b r e tan 'sobresaliente que dio tanto -honor á su patria, consideran que pueden optar al g r a d o de sus representantes y c o m o tales suplican á V. M . que en atención al mérito y servicios de J o s é , 3u hermano, se digne tener compasión de la m i seria en que yacen, mandando^consignarles alguna real m e r ced que sea mensualmente abonada por estás S e a l e s Cajas' y-que pase í n t e g r a ' á la que sobreviviere de la otra conforme fuere del soberano a g r a d o de V . M . , á cuya Real clemencia se a c o g e n esperando que serán oidos sus clamorea mezclados con sus reconcentradas l á g r i m a s . — P u e r t o Rico 28 de E é b r e r o de 1 8 J 0 . — S r . — L u c í a C a m p e c h e . — M a r í a L o r e t o Campeche. Número 10. Y E x c m o . S r . — P a s o á manos de V . E . la adjunta instan-; cia de Lucía y María L o r e t o Campeche; por la cual solicitanque S. M . se digne concederlas alguna Eeal merced que sea mensualmente abonada por estas Eeales Caxas y que paseí n t e g r a á la que sobreviviere á la o t r a . — D i o s &c 28 de Ee-brero 1 8 1 0 . — E x c m o . Sr. Secretario de Estado y del despacho de Gracia y Justicia.

Real orden. H a b i e n d o dado cuenta al consejo de regencia de E s p a ña é 'Indias de la representación de Lucía y María L o r e t o Campeche que dirigió Y. S. con carta 28 de E e b r e r o de este año, en que solicitaban que por los méritos de su difunto hermano se les asignase alg'o con que subsistir, sobre aque-


' • - i3— ; i lias Reales Cajas, y compadecido S. A . del infeliz estado etique se hallan se ha servido resolver que vea V . S. si hay alg ú n f o n d o de donde socorrerlas, y si se encuentra, las- con-; tribuya con la cantidad que le parezca: L o que participo áV . S. de orden del mismo Supremo Consejo de Regencia, p a ra su inteligencia, la de las interesadas, y su puntual cumplimiento. Dios guarde á V. S. muchos a ñ o s . R e a l I s l a deL e ó n "28 de Diciembre de 1 8 1 0 . — N i c o l á s María de S i e r r a . — S.r G o b e r n a d o r Capitán G e n e r a l de P u e r t o - R i c o . — P u e r t o Rico 28 de F e b r e r o de 1S1-1.—-Hágase saber á las interesa-das la precedente Real resolución y tómese r a z ó n . — M e lendez. O-x^x-o DISCURSO pronunciaos

por D. Nicolás Aguayo, de Amigos

del

en ta Sociedad

Económica

Pais.

T o m o la p¡dab'ra p o r q u e no- puedo contener mas tiempo el impulso que m e mueve á hablar de un asunto propio de la atención de esta Sociedad; asunto en que creo hallar m u chas simpatías; y asunto en fin que dará una muestra de nuestro reconocimiento y patriotismo. P a r a esta sola ocasiónquisiera poseer el don de la p a l a b r a , pues no estoy conforme con hacer un mezquino y desaliñado discurso cuando el o b g e t o es g r a n d e , y digno por tanto de otro o r a d o r . Las c i r c u n s tancias empero m e favorecen ahora que miro á V S S. llenos de entusiasmo c o n c e d e r á nuestros ilustres socios los Sres.A n d r á d é .y O c h o a un testimonio de aprecio p o r los servicios que han prestado á la Sociedad: cuento con que no harán alto en la éspresion ni en el orden de mis ideas y solo n o tarán 1.a eiriócion que-esperimento en este instante. D o s liómbresi, Sres, voy á recordar esta noche, n o m b r e s gloriosos y sin embargo casi olvidados. N o creáis que me r e monte á..lós tiempos de la conquista para buscar esos nombres entre nuestros padres que t r a g e r o n á este suelo la c r u z y la luz,'la .fé de .Cristo y la civilización. Cerca los tenemos y< son D . Alejandro R a m í r e z y J o s é Campeche los que quiero


—14— traer á vuestra memoria* N o estrañeis que y o junte estos dos nombres: de intento lo h a g o porque me complazco en r é cordar juntos al sabio economista á quien d e b e m o s lo que s o mos hoy y seremos con el tiempo; y al célebre artista, al m a y o r ingenio que ha producido el pais. Vedlos aquí: esta sociedad es hija del uno, y ese retrato es o b r a del otro, m o numentos entrambos de su gloria, pues Campeche se a d e lantó al tiempo, y Eamirez adelantó el tiempo para nosotros, T a l vez h a b r á quien ignore lo que fueron esos s u g e t o s y lo que les debemos. D . Alejandro Eamirez fué Intendente de P t o . - E i c o , y entre los benéficos actos de su administración se cuentan el establecimiento de está Sociedad, el comercio libre y la Eeal Cédula de 10 de A g o s t o de 1 8 1 5 , llamada generalmente de " g r a c i a s " p o r las muchas que la munificencia soberana concedió en ella á esta isla á propuesta de aquel sabio G e f e . U n a de esas mercedes fué abrir las puertas á los extrangeros industriosos y capitalistas para que pudiesen establecerse entre nosotros.-V S S. saben el influjo de es,ta, providencia. Piíerto-Eico antes de eso era p o b r e ; vivia á' ex^pensas de M é g i c o que le remediaba común situado ó consigf nación anual, por que la isla no era mas que un h a t o , p o r q u e eramos criadores y por consiguiente p o b r e s , c o m o lo fueron los pueblos pastores en la infancia de las sociedades.Vinieron los extrangeros con capitales é industrias, demoliéronse los hatos, descuajáronse los montes, empezó el cultivo, y terrenos reputados inútiles hasta por el sabio historiador nuestro el Padre Iñigo,- se ven hoy cubiertos de esa planta que constituye la principal riqueza de las Antillas. N o hay que empeñarse en inquirir y adjudicar otras causas al est a d o actual del pais: es la cédula de gracias sin la cual las secundarias y accidentales de la emigración de Costa-firmo y otras que tanto se decantan p o c o ó ninguno efecto h u b i e ran producido. L a emigración ¿En q u é manos están aj

quí los capitales? ¿ D e quienes son en general los mas ping ü e s establecimientos agrícolos?

¿Quienes nos enseñaron »1

cultivo de la caña y del café? Los extrangeros llamados por aquella disposición

soberana. A h o r a somos r i c o s , ahora'no' ;

necesitamos de nadie, antes bien socorremos á nuestra madre' y hermanos peninsulares. ¿Y dónde está el b r o n c e , dónde el mármol que inmortalice al n o m b r e de D . Alejandro Eamirez?-'


- 1 3 — Señores, liemos sido ingratos con nuestro fundador ,y r e g e nerador. José Campeche es otro sugeto olvidado y casi desconocido. Este cuadro es de Campeche, esa obra es de C a m peche, dicen algunos y ¿ quién era Campeche ? preguntarán nuestros hijos. Nosotros no sabemos que responderles de ciert o , porque la tradición sola sin monumentos se confunde con l a f á b u l a . A l g u n o s le harán flamenco, otros italiano cuando examinen sus obras, y nadie sospechará que era Puerto-ríqueñó, hijo del genio. Su fama voló hasta el alcázar de nuestros reyes, y si su modestia no hubiera igualado á su mérito, habría sido pintor de Cámara: proporciones tuvo y no quiso aprovecharlas. Empero en el oscui'o rincón de su patria g o z ó de la gloria que gozan siempre ios -hombres grandes. N o f u é obstáculo su condición humilde para ser respetado y consider a d o de los que él mundo llama grandes, parque heredan un apellido,.: él era mas grande puesto qué se elevó por si p r o pio á la altura "de" esos grandes de fortuna. Y dónde aprendió Campeche? preguntareis. En P t o - E i c o ¡Cómo! Quién fué su maestro? L a naturaleza Cuál otro^queriais 'que fuese en aquella época cuando en esta que alcanzamos, mas aventajada, no encontraría otros modelos el discípulo de Apeles? Sí, el estudió" l a naturaleza, y la copió. V e d l o ahi, ese cuadro delante del cual aquel otro se ruboriza, es o b r a de .sus manos, es parto de su' námén. C r e o , Sres. que estamos en él caso y en el mas estrecho d e b e r de pagar un tributo de reconocimiento y estimación á estos dos grandes hombres de un m o d o patriótico y digno de nosotros para que la posteridad nos j u z g u e bien. Merecen una columna que inmortalice sus nombres para recuerdo de las generaciones futuras, y estímulo del celo y del ingenio. .Pero y a qne no alcanzan á tanto nuestros recursos, sea otro jel medio' de honrarlos: bastará inscribir sus nombres donde los veamos y veneremos constantemente.—Puerto-Eico 18 de F e b r e r o de 1 8 4 1 . — N i c o l á s Aguayo.

Informe de la Comisión. L a Comisión nombrada para proponer el m o d o de

hon-

(*) El retrato al natural del Gobernador D. Ramón de Castro colocado en l a sala del ayuntamiento frente ai de D Miguel de la Torre, hecho por un e x tranjero. . . I ;

v


rar debidamente la memoria' de D . Alejandro Ramírez, I n iténdente que fué de esta Isla, y la de J o s é Campeche, natural de este suelo, al primero como fundador de la Sociedad Económica y por los inmensos beneficios que su ilustrada y celosa administración produjo al pais; y al segundo por la c e lebridad que alcanzó en el noble arte de la pintura sin m a e s tros'ni modelos-siquiera y en.fuerza solo de su grande i n g e nio y aplicación; tropieza con' la falta de fon.dos que tiene la Corporación para costear cualquier monumento que inmortalizara los nombres gloriosos de.Ramírez y Campeche y satisfacer de este modo la deuda.'de reconocimiento y éstimaccio.n que el pais y la sociedad tienen contraída con aquellos distinguidos sugetos. Pero una vez que I L S. quiere añadir á los .títulos que tiene para el aprecio del, cuerpo patriótico que ..dignamente dirige, el de proporcionar á su costa el retrato de D . Alejandro Ramírez, y el socio Sr. - A g u a y o manifestó ,que .podía conseguirse el de Campeche, haciéndole copiar g r a tuitamente d,e uno que existe en la familia de este; propone la comisión se coloquen los .dos retratos. en la sala de sesiones, ¡procurando que se verifique, si fuere posible, antes de la J u n ta general del presente año.. Mas no cree que esto sea bastante? atendidas las cualidades relevantes de uno y otro sugeto. Si vivieran, esta segura que la Sociedad se apresuraría á inscribirlos como socios de mérito y no seria mucho en veiv dad. Y por que después de muertos no se les ha de conceder ,.este honor tan bien conquistado? Opina por lo mismo la C o .misión que se les confiara ese título?'se inscriban así en el ca..tálago de los socios, y se haga n i e n c i o n d e sus nombres cada año en la J u n t a general. . ••' .:' 1

Y por último quisiera también la comisión que para justificar.lo acreedores que son los espresados D . A l e j a n d r o R a m í rez y José Campeche á la honra que se les acuerde, y para .inteligencia y satisfacción de todos los habitantes de esta isla, sé inserten en los papeles públicos el discurso pronunciado en la sesión anterior,. relativo ,á este asunto, por el Sr. socio D . Nicolás A g u a y o , el presente dictamen y.la resolución que en su vista ,se sirva t o m a r . l a sociedad. D i o s g u a r d e á TJ. S. m u chos años. P u e r t o - R i c o 25 de F e b r e r o de 1 8 4 1 . — J o s é de la . P e z u e l a . — J o s é Antonio de Q u i j a n o . — N i c o l á s A g u a y o . — S r . .Director de la Sociedad Económica d é Amigos del Pais.


—17—

ACTA DE LA JUNTA

DE LA REAL SOCIEDAD ECOXÓMCA DE AMIGOS DEL PAÍS CELEBRADA

E L 25 D E F E B R E R O D E 1 8 4 1 .

" S e abrió la sesión &c.—Seguidamente se leyó el informe de los Sres. comisionados para proponer el monumento que debia erigirse á la memoria del Sr. D . Alejandro Ramírez y J o s é Campeche, y la Sociedad o y ó con entusiasmo el discurso del socio Sr. A g u a y o , y acordó conforme en un todo con lo que propuso dicha comisión, añadiendo que el acto ele colocarse los retratos se h a g a con la mayor solemnidad aprovechando á este fin una ocasión oportuna y que tanto el discurso como el dictamen se inserten ademas de publicarse en el acta de la sesión de este dia, encargándose la misma comisión de poner al pie de cada retrato una leyenda sobre el motivo de ellos, pronunciándose el dia de la colocación un discurso análogo alas circunstancias. Y en cumplimiento de esta disposición copio dicho discurso y dictamen que son del tenor s i g u i e n t e . — A q u í el discurso del Sr. A g u a y o y el dictamen de la C o m i s i ó n . — Y no habiendo mas asuntos de que tratar se levantó la sesión, cuya acta rubricó el Sr. D i r e c t o r de que y o el infrascripto Secretario sustituto certifico.—Juan Basilio Nuñez. Asistieron á esta sesión los Sres. socios: A n d r a d e . — A n t i cue.—Eagundo.—Bosch.—Ochoa.—Berinudez.—Quijano.^rAguayo.—Fuertes.—Nuñez (J. B.)—Pezuela y Montenegro.



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