NOTAS PARA LOS ORÍGENES DE LAS REPRESENTACIONES DRAMÁTICAS EN PUERTO RICO
Cesáreo Rosa-Nieves
REPRODUCIDO DE ASOMANTE AÑO VI - VOL. VI - NO. 1 - ENERO-MARZO- 1950 SAN JUAN, P. R.
NOTAS PARA LOS ORÍGENES DE LAS REPRESENTACIONES DRAMÁTICAS EN PUERTO RICO LIMEN:
CESÁREO ROSA-NIEVES
Dos momentos nos proponemos presentar, a grandes rasgos, sobre los orígenes de las representaciones dramáticas en nuestra isla, de 1644 a 1830. Desde la primera noticia de teatro que hemos encontrado en la Carta de Fray Damián López de Haro, hasta la fecha en que se estrena el Teatro Municipal de San Juan de Puerto Rico, y de 1830 a 1856. En esta última fecha se estrena en el Teatro Municipal el drama: Roberto d´Evreux de Alejandro Tapia y Rivera, por una compañía de aficionados del país. I. GÉNESIS Y ESPORADISMO (1644-1830) a. Los Tablados. Propiamente considerado, el género dramático en Puerto Rico debe comenzar de 1830 en adelante, que es la fecha en que empieza a despertar la afición por el teatro en la isla, con la inauguración del Teatro Municipal en San Juan. Sin embargo, antes de esta fecha hay que señalar brotes esporádicos, que vienen a indicar las raíces del género. Durante los siglos XV y XVI, el pueblo estuvo envuelto en una preocupación puramente material y evangelizadora.1 Dicen los hermanos Perea, refiriéndose a esta época: 1
La primera noticia sobre diversiones, en Puerto Rico, nos la da don Juan de Castellanos, en su Elegía VI de sus Elegías de Varones Ilustres de Indias. En el Canto V, octava 48, el poeta nos refiere que entre los ocios de los conquistadores, "hay justas, juegan cañas, hay torneos". Véase: Coll y Toste Cayetano.- B. H. P. R., Nov. y Dic., Año II, Núm. 6, San Juan, P. R., 1915, pág. 351.
El programa cultural de este período era la cristianización de los indígenas; el político, el convencimiento con los caciques; el administrativo, el fomento de la inmigración y centros urbanos, la recolección de la yuca y el oro, y el abastecimiento y ? del naciente país. 2 Los siglos XVII y XVIII, corrían casi igual suerte que los anteriores como ya hemos tratado de probar en nuestra obra, La Poesía en Puerto Rico. 3 De suerte que la ausencia de producción puramente literaria se debe a los siguientes factores a nuestro modo de ver: (1) a la poca y casi nula circulación en el mercado de libros. La imprenta se implanta en la isla entre los años 1806 y 1808; (2) a la pobreza de la instrucción en Puerto Rico. Las sociedades culturales que más ayudaron a la educación surgieron más tarde, como veremos en este trabajo; (3) y al casi aislamiento cultural en que se mantuvo la colonia durante estos períodos, añadiendo a todo esto, la pobreza económica del país. La primera noticia que hemos encontrado sobre representaciones dramáticas en Puerto Rico en el teatro laico, aparece en la "Carta del Obispo de Puerto Rico, don Fray Damián López de Haro, a don Juan Díaz de la Calle, de 1644", en donde nos refiere su autor:
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Perea, Juan Augusto y Salvador. Revista de Historia de Puerto Rico Vol. I, Núm. 2, Noviembre, 1942, pág. 116. 3
Rosa-Nieves, Cesáreo. -La poesía en Puerto Rico.-Ed. Tesis, México, D. F., 1943. Los frailes dominicos y el obispo y poeta Bernardo de Balbuena, fundaron las primeras bibliotecas particulares que hubo en Puerto Rico y desaparecieron con el ataque de los holandeses en 1625. A mediados de ese mismo siglo, los franciscanos fundaron la tercera. Véase: Pedreira, Antonio S. -El libro puertorriqueño.- San Juan, P.R., 1939, pág. 26. El segundo libro de versos publicado en Puerto Rico, hasta lo que hemos podido averiguar, es de Manuel María de Sanlúcar -Cuadernito de varias especies de coplas muy devotas.- Lo da al público Fray Manuel María de Sanlúcar, misionero capuchino, con solo el piadoso fin de excitar la devoción y promover las divinas alabanzas, que debemos al Señor de todo lo criado. Impreso en Puerto Rico, en 1812. Véase: Rosa-Nieves. Cesáreo.-Op. Cit.- pág. 17, México, D. F., 1943. El libro fué señalado por nosotros desde 1931. El primero es: Ocios de la Juventud, de Juan Rodríguez Calderón, Puerto Rico, 1806.
Yo fuí recibido no sólo con todas las prevenciones que dispone el ceremonial Romano, sino con muchas demostraciones de singular alegría, con danzas y comedias, toros y cañas, que casualmente estaban prevenidas para la fiesta de dicho San Antonio a quien el día siguiente digimos la Misa.4 Nada dice el documento sobre el carácter de estas primeras comedias, pero suponemos que debieron ser de tipo profano, ya que fueron representadas en el clásico tablado público, junto a otras diversiones de la misma índole y por aficionados del país. 5 Críticas sobre el carácter poco edificante de estas representaciones las señalaremos más adelante. Estos espectáculos se montaban sobre escenarios o plataformas que se construían para tales efectos y en ello intervenían las Cofradías. De este momento nos quedan en síntesis, los siguientes recuerdos literarios de alguna importancia: primero, la biblioteca del obispo Balbuena (1561-1627), aroma del Siglo de Oro español y mexicano; segundo, el nombre de nuestro más antiguo poeta de los nacidos en Puerto Rico, y que se formó y floreció en México, Lic. Francisco de Ayerra Santa María (1630-1708), autor de varias composiciones poéticas de un gongorismo en crepúsculo. Estos poemas, algunos en latín y otros en español, fueron premiados en los certámenes entre 1682-83, y compilados por el polígrafo mexicano don Carlos de Sigüenza y Góngora en su antología: Triumpho Parthénico de 1683 en México; y tercero, hay que anotar, la alusión a comedias 4
Coll y Toste, Cayetano.-B. H. P. R.-Marzo y Abril, Año IV, Núm. 2, Tip. Cantero, Fernández & Co., San Juan, P. R., 1917, pág. 82. Fray Damián López de Haro y Vallalda, trinitario calzado, fué Obispo de Puerto Rico desde 1644 a 1648. En este mismo documento se encuentra el tan citado soneto: "Esta es Señora una pequeña Islilla", dirigido a una señora de Santo Domingo, en donde el autor nos pinta con un injusto aguafuerte. La injuria fué contestada valientemente por otro autor, anónimo hasta ahora, con el soneto: "Vienen, Señora, a la pequeña Islilla". 5
La doctora María Cadilla de Martínez, en su libro: Costumbres y Tradicionalismos de mi Tierra, de 1938, hace una conjetura personalísima en torno a estas comedias, cuando afirma: "Creemos que el teatro religioso -el que vió en 1644 el obispo Fray Damián López de Haro representado al público en la isla en la fiesta de San Antonio- dió a conocer en ella a los Autos de Pasión que en la España de aquellos tiempos eran representados durante la Semana Santa, en que se ponían en escena, hasta en las mismas iglesias los que escribieran autores como Gómez Manrique, Lucas Fernández y otros". Pág. 145. Tomamos excepción.
profanas representadas en el país que se hace de paso, en la Carta de López de Haro de 1644. b. Teatro Religioso. Siguiendo trayectorias europeas, el teatro en Boriquén parece que se inicia en la Iglesia, de la Iglesia pasa al atrio y del atrio pasa a los tablados de estilo medieval que se preparaban en las plazas públicas. De suerte que desde un principio salió la mise en scene con rumbo al pueblo en forma de farándula. El Clero trató de prohibir estas piezas populares por creerlas poco edificantes, pero al encontrarse con dificultades para impedirlas, optó por separar, mediante legislación al efecto, lo religioso de lo profano. En el libro: Constituciones Sinodales hechas por el Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. Dr. Fray Damián López de Haro, Obispo de la Ciudad de San Juan de Puerto Rico, etc., Madrid, 1674, 6 se le prohibe terminantemente a las Cofradías mezclar la iglesia con diversiones del pueblo. En la Constitución I, pág. 91, dice el autor: Que las Cofradías no pueden hacer fiestas profanas, comedias, ni banquetes, ni correr toros con las limosnas de la Cofradía, ni que se recogieran entre los fieles. En la Constitución LVII, se prohibe a los Clérigos de Orden Sacro que representen comedias, ni Autos, aunque sean a lo divino. El texto reza así: No se debe permitir en ninguna manera que los Sacerdotes y Ministros de Dios tengan ocasión de distraerse un punto, ni faltar al recogimiento, y modestia interior, y exterior que deben profesar por sus obligaciones, y es todo, y porque todo esto lo pierde, o menoscaba, cuando, aunque sea con poca devoción y fiesta espirituales se entrometen a representar en las comedias, y autos públicos. Por tanto mandamos, que ningún Clérigo de Orden Sacro de este Obispado represente, ni entre en comedias, autos, danzas, fiestas, músicas, ni regocijos, ni máscaras, ó vestirse de mamarracho, aunque las tales fiestas sean en el día de Corpus Christi, o de otras solemnidades de la Iglesia, lo cual
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Queremos hacer reconocimiento de gratitud al historiador puertorriqueño G. E. Morales Muñoz, por habernos indicado la consulta de este raro libro de legislación eclesiástica para Puerto Rico, Islas de Barlovento, Provincia de Cuamaná y demás anexas a ella.
así cumplan, pena de excomunión mayor, y de un mes de cárcel, y de seis pesos de la primera vez, y reincidiendo se procederá contra el inobediente, como hubiere lugar de derecho. La censura eclesiástica hace incursión hasta en los libretos teatrales que se iban a representar, haciendo todo esto con un celo extremo. En la Constitución LXXVIII, titulada, "Cómo se han de hacer las comedias en las fiestas del Corpus y en otras", el autor nos dice: Por cuanto para regocijar, y solemnizar la gran fiesta del Corpus Christi, y otras fiestas que nuestra Madre la Iglesia entre año celebra, hay costumbre de hacer, y representar comedias y autos, permitimos, y toleramos la tal costumbre, con tal que los autos, o comedias que en los tales días se representan estando en la Iglesia, o patente el Santísimo Sacramento, sean a lo divino, y vistas y aprobadas por Nos, o nuestro Provisor, o Vicarios, con tal que no se puedan mezclar en ellas, entremeses, bailes, ni otras cosas que toquen a género de deshonestidad, y con que no se hagan dentro de la Iglesia. Como se ve por los documentos arriba citados, en el siglo XVII, existían dos géneros de dramas, los autos o misterios de carácter europeo y la comedia de tipo popular con farsas a manera de entremeses en las obras de menor teatro. Después de estas alusiones, tenemos que entrar en el siglo XVIII en donde volvemos a hallar datos con relación a las representaciones en la Isla. En una carta que con motivo de una Visita Pastoral a Ponce, dirigiera al Consejo de Indias, el 19 de agosto de 1712, el obispo, don Fray Pedro de la Concepción Urtiaga y Salazar, franciscano, Obispo de Puerto Rico desde 1706 a 1713, y natural de Querétano, volvemos a oir sobre representaciones dramáticas, aunque siempre en un tono peyorativo para el género dramático popular en inicios. Dice su autor: Para las cosas de Dios y de las Parrochias es tanta indevoción de los eclesiásticos y seglares, siendo los ornamentos tan indecentes y pocos, que la Parrochia de San Germán solo tiene un avito, y assí lo demás respectivamente. Quieren en sus fiestas, que solo se componen de una misa, gastar las pocas limosnas de las Cofradías y Parrochias en comedias, danzas y otras cosas en que se ocasionan muchas culpas; y porque mandé en las limosnas de dichas Cofradías y Parrochias se gasten en ornamentos y otras cosas necesarias al culto divino, y no en
comedias danzas y profanidades, y que sólo puedan gastar treinta de dichas limosnas en dar un refresco a los cofrades, han clamado a Vtro. Sobr. Y en otra parte de la carta aludida, vuelve el obispo a arremeter contra las comedias y danzas, pues, según él, en vez de preocuparse por la Virgen de la Guadalupe de Ponce, se dedicaban a estos ocios teatrales. Termina así: Pero si ha habido bailes, comedias, cañas, comidas con todo lo que toca a diversiones profanas ocasionadas a gravísimos pecados, etc. 7 Como se ve por la cita, queda bien claro que esas comedias no debieron ser de carácter piadoso, ya que escandalizaron tanto a este Obispo. También revela el documento, el entusiasmo del pueblo en 1712 por estas representaciones dramáticas de carácter profano, que debieron ser adaptaciones de comedias populares españolas por aficionados, pues sería peligroso suponer que fueran de producción nativa y por profesionales, por motivos del clima cultural que hemos expuestos anteriormente. Demuestra además esta carta obispal, el celo de la Iglesia por alejar al pueblo de estas exhibiciones laicas. El teatro, pues, ya está en surco, en su estado embrionario y sin muchas preocupaciones eclesiásticas... Siendo gobernador de la isla el Coronel don Juan José Colomo, se escribió una relación de los años 1745 a 1747, sobre las cosas que pasaban en la colonia. El documento es harto interesante para este estudio, ya que es el que más información nos suministra en torno a los orígenes de las representaciones dramáticas en Puerto Rico.8 La primera parte de este documento en prosa, contiene interpolaciones de acrósticos y poemas de muy mal gusto, 7
El original de esta carta se encuentra en el Archivo General de Indias (Sección Eclesiástica, Estante 54, Caja 3, Leg. 25). Véase este documento en: Coll y Toste, Cayetano.-B. H. P. R., Julio y Agosto, Año X, Núm. 4, San Juan, P. R., 1923, pág. 236 a 238. 8
"Relación Verídica en la que se da noticia de lo acaecido en la Isla de Puerto Rico a fines del año del 45 y principios del 47, con el motivo de llorar la muerte de N. Rey y Señor don Felipe Quinto y celebrar la exaltación a la corona de N. S. Don Fernando Sexto. Dedícase al Señor Coronel de los Reales Ejércitos Don Juan Joseph Colomo (Gobernador desde 1744 a 1750), Gobernador y Capitán General de dicha Isla. 19 de febrero de 1747." Véase: Coll y Toste, Cayetano.- B. H. P. R., Mayo y Junio, Año V, Núm. 3, San Juan, P. R., 1918, págs. 148 a 192.
de estilo seco y oficinesco, sin vuelo imaginativo y en un barroco malabaresco y decadentista. En la segunda parte, en donde se da noticia de las fiestas celebradas en San Juan en el año 1747, persisten estos poemas y canciones de elogio y llanto, pero es ésta la parte que más nos interesa para el tema que glosamos. En el segundo día de fiesta, (toros, bailes, alboradas, carreras de caballo, manteamientos a usanza de la época de Quijote, a cuyos personajes cervantinos se alude en el trabajo), dice su autor: Esta noche los familiares de Abito talar representaron la obra intitulada el Conde Lucanor (de Calderón de la Barca), con gran aceptación de todo el concurso, y en el intermedio de las jornadas se dieron abundantes refrescos, dulces y vevidas, con un particular esmero y bisarría.9 Esta comedia que se dió "a lo público", fué muy celebrada por todos y debió representarse como las demás de otros días, en un teatro o tablado construído para tal fin como veremos más adelante. Durante el tercero y cuarto día, dice el documento que: A las tres horas de la tarde prosiguieron su función los mercaderes y blancos de la Ciudad, saliendo de máscaras la mayor parte con los comediantes, que habían de representar a la noche, vestidos todos como debieran salir al tablado... A las nueve horas de la noche se comenzó la comedia intitulada: Los Españoles en Chile, que representaron los de esta clase sobre un teatro tan vistoso de pinturas, espejos y luces y tan simétricamente adornado que se equibocaba con los Coliseos de Italia. La comedia a que alude el cronista y representada por aficionados: Los Españoles en Chile es de Francisco González de Bustos, comedia que lleva a la escena el tema de La Araucana de Ercilla. Es interesante la descripción del lujo del teatro que se erigió para tal acontecimiento. Añade el comentarista que: "durante dicha comedia, en los intermedios de las jornadas, 9
"Noticia cierta de las fiestas que se hicieron en esta Ciudad e Isla de Puerto Rico, en celebración de la Exaltación al Trono Real de Nuestros señores D. Fernando de Borbón y doña María Bárbara de Braganza, que celebraron en los nueve primeros días y también en el último del mes de Mayo de este presente año mil septezos y cuarenta y siete." Véase: Coll y Toste, Cayetano. -B. H. P. R, Mayo y Junio, Año V, Núm. 3, San Juan, P. R., 1918, pág. 171.
dieron en significación de su aplauso abundantísimos refrescos, y concluída, se dió fuego a la serpiente y a los Castillos que tenían a los costados de dicho teatro. Así terminó la fiesta de aquel día, cuando se retiraron a cenar los comediantes." Durante el quinto día, y a las nueve de la noche: Se comenzó la comedia (representada por los pardos), intitulada: El Villano del Danubio y El Buen Juez no Tiene Patria, que la ejecutaron con grande acierto, y aplausos de los circunstantes sobre un teatro que a este fin hicieron mui curioso, adornado de pinturas, espejos, luces, y en el intermedio de cada jornada dulces y vevidas con abundancia, disparando al fin de dicha Comedia muchos juegos de manos y se acabó cerca de las dos de la mañana. La obra a que alude el documento es una comedia villanesca de segundo orden, que se inspira en otra de Fray Antonio de Guevara y cuyo autor español es Juan de Hoz y Mota (1622-1714). El tema de la comedia es un rústico de Germania que se presenta ante el Senado romano protestando de la esclavitud y clamando por la reivindicación de los derechos naturales del hombre. Nada se dice de teatro después, hasta que llegamos al décimo día, en que a las nueve de la noche, unos oficiales del ejército: Representaron la Comedia intitulada: Primero la Honra sobre un tablado que a este fin dispuso el referido Capitán de Artilleros (se refiere a don Benito de Lisle). Estaba con una particular iluminación, acompañado lúcidamente de espejos, luces y colgaduras, que todo hacía un particular adorno; se representó con grandísimo aplauso de los oyentes, que decían no poderse hacer mejor con los que tienen de profesión el ser farsantes. Todos salieron vistosamente vestidos y los que hacían papeles de dama con ricos trajes, y costísimos aderezos, etc. La comedia en cuestión es del ciclo calderoniano y es una de carácter, debida a la pluma de Agustín Moreto Cavaña (1618-1669). Muestra esta comedia la lucha entre el honor y la lealtad en un caballero, de cuya hija se ha enamorado el Rey que es casado. Tema muy frecuente en la obra de Lope, Calderón y Tirso. Hasta aquí el interesante documento citado, que junto a los anteriores que hemos comentado, nos trae a las siguientes conclusiones:
1. que el teatro en Puerto Rico nace en la Iglesia y después lo llevan a las plazas en forma de comedias; en estas exhibiciones teatrales se celebraban bailes, alboradas jibarescas y banquetes, todo esto mezclado con el clima de la época religiosa; 2. que el pueblo de Puerto Rico, desde el siglo XVII, era aficionado a formar Compañías de Comedias, para representaciones al público en tablados, en días de fiesta; 3. que en el siglo XVIII esta afición fué cobrando más ímpetu y fervor, a pesar de los obstáculos que se le presentaban en su desarrollo; 4. que las obras que representaban eran españolas (religiosas o profanas) y que la producción nacional estaba ausente; 5. que este es el comienzo, no solamente del drama en Puerto Rico, sino de las compañías de teatro por aficionados del país, y 6. que los primeros teatros fueron tablados clásicos, erigidos al público para las representaciones dramáticas en días de fiesta, sin intención de permanencia y con lujo de tramoya y trajes. II. TEATRO PERMANENTE La primera noticia que tenemos de teatro permanente en Puerto Rico nos la suministra don Cristóbal Real en un artículo de El Mundo, domingo 30 de noviembre de 1947, titulado: Gran Alboroto en Puerto Rico al Establecerse el Primer Teatro. Del documento, - fechado el 28 de febrero de 1812 por Juan Alejo de Arizmendi, Obispo de Puerto Rico, dirigido al Rey Fernando VII, se desprende que el Ministro religioso se opuso a que se representaran comedias por creerlas perjudiciales a la moral de su pueblo. Parece ser que el Gobernador, contrario al Obispo, hizo que se representaran varias comedias más en el Coliseo que menciona el documento de Indias, pero no hay más detalles sobre el particular. El segundo hallazgo de teatro en edificio que hemos hallado en nuestras humildes búsquedas, nos lo suministra el historiador Pedro de Angelis. El autor nos revela que: en el 1820 se construyó en Caguas, por varios particulares el
primer teatro que hubo en la isla, siendo su costo de 600 pesos.10 Pocas son las notas que hemos podido encontrar en torno al teatro permanente antes de la inauguración del Teatro Municipal o Coliseo (1830) del que hablaremos más adelante. Por un libro de Tapia nos enteramos que antes de él nacer (1826), o poco después: Existía junto al que es hoy Hospital Militar, en un solar que forma actualmente parte del mismo y figura como casa adyacente, un teatro de madera, verdadero corral de comedias, como se apellidaban en algunas ciudades de España. Lo conocí de oídas. Allí había un actor gracioso, andaluz según me han dicho, llamado Cándamo. La primera actriz se apellidaba la Chicha. Su repertorio se componía en escasa parte de nuestro teatro antiguo y los de Moratín y Gorostiza, completándolo algunas o muchas producciones, resto del gusto de Comellas. En cuanto a los sainetes, entre los famosos de don Ramón de la Cruz, no faltaban los más extravagantes, colándose alguno que otro de asunto local. Por el título de uno, debido a la pluma o plumaje de Cándamo, podía juzgarse la estética de nuestro público de aquel tiempo. Denominábase: Velorio en Bayajá y Pendencia en Culo Prieto.11 Esta es la primera noticia que tenemos de alguna obra de ambiente puertorriqueño, aunque de una calidad callejera10
Angelis, Pedro de. -Curiosidades Puertorriqueñas- (artículo). Tomado de La Revista Blanca, Año I, Núm. 26, 10 de enero de 1897, Mayagüez, P. R. págs. 339 a 340. Hemos encontrado la siguiente noticia curiosa sobre censura para el teatro puertorriqueño. Que en el mes de septiembre (1824) fué interceptado en Cabo Rojo un ejemplar de la comedia Riego de Mejía escrita en Norte América que además de ser un papel incendiario, introducido maliciosamente en la isla por persona muy conocida y desafecta al gobierno, prófugo en la de Santomas, era una producción escandalosa en que se denigraba a los soberanos... y en donde se hacía alarde de máximas revolucionarias, etc., etc." Para contrarrestar este mal efecto, el Sr. LaTorre ordenó a su secretario escribiera otra comedia con el título: Triunfo del Trono y Lealtad Puertorriqueña, refutando la anterior. Véase Memorias, Córdova, Tomo IV Año 1832, pág. 200. 11
Tapia y Rivera, Alejandro, -Mis Memorias.-- (S. F.) págs. 91 a 92. Para esta época ya se había fundado la Sociedad de Amigos del País de 1813, a iniciativas del primer intendente de Puerto Rico, don Alejandro Ramírez. Esta sociedad juega un papel importante en el desarrollo de la cultura en Puerto Rico: ayudó a la instrucción, la economía, certámenes literarios, etc.
mente bufonesca y además otra alusión a teatro permanente y a compañías dramáticas en el país. Al repertorio no se le podía pedir más, en una época de comienzo para este género tan difícil de ejecutar y con tan dolorosos escollos. Estos son los antecedentes más cercanos del Teatro Municipal, del cual hablaremos en el próximo capítulo. III. DEL COLISEO A TAPIA (1930-1856) El Teatro Municipal de San Juan se proyectó para el año 1824, durante la gobernación de don Miguel de La Torre, Conde de Torrepando (desde 1822 hasta 1837), y se empezó a construir en septiembre del mismo año por subscripción. Se estrenó en el 1830 y se terminó de construir en agosto de 1832, con un gasto de 154,974 pesos y con capacidad para mil personas. Se planeó para tres pisos, pero después los ingenieros militares lo mutilaron, dejándole dos. La pintura estuvo a cargo de los escenógrafos hermanos Villamil, especialmente de Genaro Pérez Villamil. El telón de boca que era una verdadera obra de arte duró hasta 1857, en que se encontraba en muy mal estado. En 1879 y por el 22 de noviembre, se reanu-
dó el Teatro, reconstruído por el ingeniero don Tulio Larrínaga.12 En el año 1837, 13 fecha en que se juró en Puerto Rico la Constitución del 1812, el 22 de abril por la noche, debutó en el Teatro Municipal (Coliseo) la Compañía Dramática Gonzalo Duclós y la Pelufo, llevando a escena la obra: Cortes de Castilla y el día después, o sea el 23 del mismo mes, montó en el mismo teatro La Viuda de Padilla o Los Comuneros, tragedia del dramaturgo español Martínez de la Rosa. Dice Alejandro Tapia que esta compañía española, "era una de las más nume-
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Daubón nos ofrece esta descripción del Teatro: "Se asemejaba más a un baluarte, para defender el puerto, que a un templo de Talía, especie de reducto o castillo feudal. Frente a las lunetas, la orquesta con sus atriles primitivos embadurnados de pintura blanca que ya amarilleaba, y donde me parece estar mirando la beatífica figura de Felipe Gutiérrez dirigiendo el Guarionex; e inmediatamente después, el telón de boca, que aunque viejo y ya muy manchado por el uso, era una obra maestra del arte. Aún recuerdo aquel lienzo que representaba a la izquierda del espectador; una arquería ruinosa, como de un templo griego, con capiteles y bases de columnas derribadas y esparcidas sobre la yerba, y trepando por las grietas húmedas la yedra y el jaramago. A la derecha se destacaba el sepulcro de Moratín, custodiado por las musas de la Tragedia, la Comedia y el Drama, en actitud llorosa y compungida. En el frontis de ese sepulcro y con algún trabajo, pues ya estaban medio borrados, se leía estos versos: Vicios corrige la vivaz Talía, con risa y canto y más cara engañosa y el nacional adorno que le viste. Melpómene la faz majestuosa bañada en lloro, al corazón envía piedad, terror, cuando declama triste." Daubón, José Antonio. -Cosas de Puerto Rico. -Primera Serie Tip. "La Correspondencia", San Juan, Puerto Rico, 1904, págs. 71 a 73. El Teatro estuvo colocado frente a la antigua Plaza de Santiago, hoy de Colón y el teatro se le llama TEATRO TAPIA. 13
Antes de 1837, por el año 1834, nos encontramos con un Real Decreto, en donde se legisla sobre el derecho de imprenta para Puerto Rico. El artículo 9 de dicho documento dice así: "No están exentas de censura las obras que tratan de geografía, historia y viajes, ni las de recreo y pasa tiempo, como poesías, novelas, y composiciones dramáticas; ni los periódicos que no sean puramente técnico o traten únicamente de artes o ciencias naturales o de literatura". Este decreto rigió en la isla hasta 1865 en que se promulgó otro decreto para la imprenta. Pedreira Antonio S.-El Periodismo en Puerto Rico.-Tomo I, La Habana, 1941, pág. 58.
rosas, buenas y completas que ha visitado estas regiones." 14 Esta compañía llevó a la escena más tarde el drama: El Músico de la Murga,’15 de Enrique Pérez Escrich (1829-1897). Nos refiere Tapia que en el Teatro Municipal: "se representaron durante aquel período constitucional, obras, piezas y sainetes contra los carlistas, los frailes, la inquisición, la esclavitud africana, etc. Después volvió la censura." 16 Posterior a esta época, la censura se agudizó y a pesar de ella se puso en escena la comedia lírica: Un Ramillete, Una Carta y Varias Equivocaciones de Scribe (1791-1861), arreglo de Luis de Olama, autor de zarzuelas, de nacionalidad española. 17 Como se ve por lo citado, la inauguración del Coliseo o Teatro Municipal marca el principio de un renacimiento para el género dramático en Puerto Rico. 18 En 1841, siendo gobernador de la isla el Teniente General don Santiago Méndez de Vigo (1841-1844), fundó éste la Casa de Beneficencia y para tal fin, nos encontramos con la primera legislación local que hemos podido encontrar sobre representaciones teatrales en Puerto Rico, en donde se estipula como arbitrio en 1841: 14
Véase: Tapia, Alejandro.---Mis Memorias.-pág. 86. No sabemos si esta Compañía fué la primera en su clase en visitar a Puerto Rico. 15
Para esta época era director de la orquesta del Teatro Municipal el maestro Felipe Gutiérrez y Espinosa (1825-1900) autor de la ópera Guarionex y cuyo libreto es de Alejandro Tapia y Rivera. Rivera. 16
Tapia, Alejandro. -Ob. Cit., pág. 86.
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Ob. Cit. pág. 87. Por esta época se publican en Puerto Rico dos obras teatrales que solamente conocemos por sus títulos y año de publicación y que las citamos como dato bibliográfico de curiosidad: Nebot Celedonio, Luis.-Mucen o El Triunfo del Patriotismo- Tragedia. Puerto Rico, 1833, 48 págs., y la otra: Romero, José Simón.-La Arrogante Gullerón, Reina de Nangán.- Gran tragedia china en tres actos. Imp. del Gobierno, a cargo de Don Valeriano San Millán, Puerto Rico, 1834. Dice Tapia que para 1835: "En Puerto Rico sólo había visitado el teatro una noche en la exhibición de unos cuadros disolventes, teatro mecánico o cosa parecida". Ob. Cit.-pág. 67. 18
Por las Actas del 10 de junio del Municipio de San Germán para el año 1839 se consigna que para los meses de junio y julio de esa fecha, llegó allí una Compañía Dramática, bajo la dirección de don Juan García y que la función del 2 de junio de 1839 fué un beneficio para reparar la Iglesia que produjo 77 pesos, 5 reales.
Un peso por cada licencia de baile de casa de alto o bajo, cuatro por los que se ejecuten en el teatro, uno por los permisos que se concedan por toda fiesta de Cruz de costumbre, el producto libre de una función que se dé por la Compañía Dramática cada temporada.19 Para ayudar a esta obra de beneficencia, se fundaron compañías de aficionados para representar obras teatrales a beneficio de esta noble causa. Sabemos que se dieron alrededor de 15 funciones lírico-teatrales, por el informe de 1842. 20 De las obras que se representaron tenemos los siguientes informes, reveladores del gran entusiasmo teatral que se levantó en Puerto Rico. En el Teatro Municipal, se representaron entre 1841 y 1842 las siguientes obras dramáticas: El Marino, drama de Alejandro Dumas (padre), El Pilluelo de París, comedia en dos actos y La Familia del Boticario. Se representó después el drama de Alejandro Dumas (padre), traducción de Antonio García Gutiérrez (1813-1884), titulado La Mancha de Sangre, bajo la dirección de don Fernando Montilla. Antes de comenzar la obra don Juan Gaudier recitó una Oda, en versos endecasílabos y asonantados debida a la pluma del poeta Juan Manuel Echevarría, con el título de Alocución.
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Coll y Toste. Cayetano.-Boletín Histórico de Puerto Rico.- Enero y Febrero Año IX, Núm. I, Tip. Cantero, Fernández & Co., San Juan, P. R. 1922, págs. 56 a 57. Nos cuenta Daubón que para esta época conoció en San Juan, P. R., al Sargento Fontanilles, catalán, de aficiones literarias muy marcadas y de soberanos pujos dramáticos, pues era nada menos que el primer barba en el Teatrillo Casero que tenían en el cuartel, (se refiere al viejo Cuartel de Santo Domingo en donde estaba alojado el Batallón de Cataluña) y donde más de una vez le aplaudí, viéndole ejecutar el papel principal de El Zapatero y el Rey, 1841 de José Zorrilla (1817-1893). Todavía me acuerdo de la entonación épica y retumbante conque pronunciaba aquello de ¿Quién se ha falladu la curona que estaba sobre aquesta mesa?, y otros apóstrofes por el estilo, que llenaban de asombro y entusiasmo al público, compuesto de la tropa exenta de servicio, las familias de los oficiales, y algunos vecinos conocidos, entre los que me encontraba yo y además, gente menuda de la barriada." Véase: Daubón, José Antonio.-Cosas de Puerto Rico.- Primera Serie, Tip. "La Correspondencia", San Juan, Puerto Rico, 1904, págs. 127 y 128. 20
Coll y Toste, Cayetano.-Ob. Cit., págs. 67 a 68. Tomaron parte como actores en estas funciones Ramón y Felipe Méndez Vigo, hijos del gobernador don Santiago Méndez de Vigo.
Después se representó el drama en un acto, El Clásico y el Romántico. Se formó además para este fin filantrópico, una Compañía de aficionados de niños de ambos sexos, organizando una función dramático-filarmónica, dedicándola a la Reina de Nuestra Señora Doña Isabel II, en celebración de su cumpleaños. En otra ocasión se representó la comedia en tres actos: Cada Cual Con su Razón, del dramaturgo romántico, José Zorrilla (1817-1893). Más tarde se representó el sainete que tiene sabor de Ramón de la Cruz, titulado La Casa de los Abates Locos, bajo la dirección de don Francisco Vassallo. Una música militar compuesta de individuos escogidos de los dos cuerpos de la guarnición llenaba los entreactos. La función principió a las siete en punto. De acuerdo con el informe económico de 1842, las 15 funciones líricodramáticas produjeron 4,796 pesos. 21 En el año 1846 se funda en San Juan de Puerto Rico la Sociedad Filarmónica, creada por el Teniente Coronel Rafael de Aristegui y Vélez, Conde de Mirasol que gobernó la isla de 1844 a 1847. El primero de enero de 1849 se inauguró en dicha sociedad cultural un escenario con el propósito de ofrecer conciertos, lectura de versos, y representación de obras dramáticas. Para este fin teatral se empezó a formar una compañía de aficionados entre los socios. Para este tiempo ya era gobernador de Boriquén don Juan González de la Pezuela y Ceballos (desde 1848 a 1851). Pezuela era gran entusiasta por
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Coll y Toste, Cayetano. -Ob. Cit.- págs. 66, 67 y 68. La poesía fué más afortunada en este período, pues en 1843, aparece la primera antología poética: Aguinaldo Puertorriqueño, escrita por jóvenes de 15 a 20 años y publicada en Puerto Rico. Son versos románticos de poco valor. Después se publicó el Álbum Puertorriqueño de 1844, en donde la naciente literatura empezaba a despertar con alguna gracia estética. De esta hornada son Santiago Vidarte (1828-1848) y Manuel Alonso (1822-1899), ambos muy influídos por Espronceda. Más tarde aparece el Cancionero de Boriquén de 1846, y en 1849, nos sorprende Manuel A. Alonso con su libro de costumbres jíbaras en prosa y verso, titulado El Gíbaro. Estas son las cuatro obras de mayor importancia literaria en esta primera mitad del siglo XIX. Con ellas quedan afirmados los comienzos de la poesía y la novela de tipo romántico. El género del drama no se hizo esperar, pues aparece plenamente en el ciclo de Alejandro Tapia y Rivera (1826-1882).
los bailes, el amor y el teatro y fundó la Sociedad Conservadora del Teatro Español Lírico-Dramática para el año de 1849. 22 La Filarmónica duró hasta 1851. En torno a ella habla Fernando Callejo de la siguiente manera: De ella fueron grandes entusiastas sostenedores, don Martín Salaverría, don Martín Travieso, y la familia Montilla. Su principal objetivo era fomentar las artes y especialmente la música. Tenía su domicilio en la Calle la Cruz, casa en donde se encuentra hoy establecido el Colmado Central y la que todavía se designa con el nombre de La Filarmónica. Dicha sociedad puso en escena, en el Teatro Municipal, a los pocos meses de haberse estrenado en Madrid, la bella zarzuela del maestro Arrieta, El Dominó Azul (letra de Camprodón), 22
Don Juan González de la Pezuela y Ceballos nació en Lima (Perú) en el año 1819 siendo su padre virrey, y murió en el 1906. Fué Marqués de la Pezuela (1852) y luego Conde de Cheste (1864.) Sustituyó en el gobierno de la Isla a don Juan Prim, el 12 de septiembre de 1848 y estuvo en ella hasta el 23 de abril de 1851. Su discurso inaugural al presidir la Audiencia Territorial, no fué bien acogido por los puertorriqueños. Desaprobó por un decreto la fundación del Colegio Central, ideado por el benefactor Padre Rufo y protegido por el Conde de Mirasol (Rafael de Aristegui y Vélez), e hizo devolver a los donantes los 30,000 pesos que don Nicolás Aguayo había recolectado por la Isla. Sin embargo, Pezuela fundó la Academia Real de Buenas Letras a imitación de la Academia de de Buenas Letras de Sevilla, en el año 1851. Esta Academia dió muy buenos frutos, entre ellos, empezó la celebración de certámenes literarios y la representación de obras teatrales de España y Puerto Rico. Además fundó escuelas elementales en los pueblos de la Isla. Pezuela publicó el último Bando de Policía y Buen Gobierno, que rigió en el país hasta 1869. Fué muy conservador en política. En 1849, Pezuela prohibió el Merengue (danza de esta época que causó mucho revuelo por su manera de bailar, el jaleo o segunda parte de la misma) mediante un bando al efecto. Fué muy criticado por esto y fué blanco de epigramas y cáusticas alusiones. Mandaba en Cataluña en 1868 cuando la Revolución de septiembre y publicó una proclama en español y catalán desautorizando la sublevación de Prim, Serrano y Topete. Se distinguió como traductor, y de él son las siguientes obras La Jerusalem Conquistada de Tasso (1855), las Lusiadas de Camoens (1872), La Divina Comedia de Dante (1879) y Orlando el Furioso de Ariosto (1883), versiones de gran utilidad, y aunque pobres de inspiración, reflejan un alma inquieta por las cosas del espíritu. En ellas estuvo cerca del original, empleando casi la misma forma métrica y a veces las mismas palabras. Como autor dramático escribió la tragedia Isara y la hermosa comedia: Las Gracias en la Vejez. Fué director de la Academia Española, por sucesivas reelecciones trienales, desde 1875.
con tan buen éxito que después acometió obras de mayor empeño. Y en efecto a los pocos meses estrenábase la ópera en tres actos, letra de don Alejandro Tapia y música de don Felipe Gutiérrez, titulada Guarionex. Tanto las partes principales como los coros y partiquinos estaban desempeñados por jóvenes aficionados, de la mejor sociedad, alcanzando un gran éxito dicha obra y repitiéndose por varias veces su representación. La Filarmónica tuvo vida robusta, dando a conocer obras de autores y asuntos nativos, como El Amor de un Pescador, zarzuela en dos actos del maestro Gutiérrez, libreto de Navarro, hasta que después el General Pezuela, al fundar la Academia de Buenas Letras (1851), la hizo incorporar a esta institución. 23 He aquí ya, del 1848 al 1851, a los hijos del país en escena y exhibiendo su propia cosecha de buena calidad, y en donde hallamos a Alejandro Tapia y Rivera recogiendo sus primeras rosas de triunfo. Además nos reflejan estos documentos el avance grande, noble y legítimo de las Compañías de aficionados y profesionales del país. 24 Como ya hemos señalado, bajo la protección de don Juan de la Pezuela, Conde de Cheste (1819-1906), se estableció en Puerto Rico por el año 1851, la Academia de Buenas Letras de San Juan Bautista de Puerto Rico que duró hasta 1865. Aunque de vida breve, esta institución fué la que dió comien23
Callejo, Fernando. -Música y músicos puertorriqueños. -Imp. Cantero, Fernández & Co., San Juan, Puerto Rico, 1915, págs. 33 y 34. Además había en ella tertulias literarias, bailes, coros, academia de música, orquesta de socios aficionados y profesores a sueldo, lectura de poesías y una compañía dramática de aficionados. Esta compañía puso en escena El Sí de las Niñas de Leandro Fernández de Moratín y algunos sainetes de don Ramón de la Cruz, según nos dice don Cayetano Coll y Toste en sus Leyendas Puertorriqueñas, tomo III, San Juan, Puerto Rico, 1925. En la obra de Moratín trabajó como primera actriz, la artista puertorriqueña Srta. Natita Montella de Peralta. 24
Durante el 15 de diciembre de 1847 y con motivo de la toma de posesión de la Capitanía General de don Juan Prim, se celebraron fiestas en toda la isla. Se improvisaron, como era costumbre, grandes festejos "que no contuvo la cuaresma", y se celebraron durante esta fecha "bailes, comedias, banquetes, que se prolongaron en Arroyo hasta el jueves santo". Brau, Salvador. -Historia de Puerto Rico- New York, 1904, pág. 253.
zos a los certámenes literarios en la Isla, hizo varias publicaciones y alentó la producción dramática del país. 25 Este es a grandes rasgos el panorama literario en que se mueve el género dramático entre los años de 1830 a 1856 y en donde ya estaban floreciendo las nuevas semillas del romanticismo europeo, movimiento que prendió aquí tardíamente, debido a las dificultades que tuvimos en nuestro desenvolvimiento cultural y económico. De esta suerte terminamos el capítulo consignando las siguientes conclusiones: 1. que con la inauguración del Teatro Municipal (Coliseo) en 1830, el género dramático fué despertando la afición teatral de Puerto Rico; 2. que tanto en San Juan, como en toda la Isla, se levantó un gran entusiasmo por la creación de Compañías Dramáticas de aficionados y otras semi-profesionales y que casi todas se organizaban en casas particulares;
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El maestro don Felipe Gutiérrez y Espinosa (1825-1900), además de su ópera Guarionex, estrenada por La Filarmónica (1848-1849) en el Teatro Municipal, es autor de las siguientes obras: El Amor de un Pescador, zarzuela en dos actos, letra de Navarro: El Bearnes, ópera en cuatro actos, libreto de don Antonio Biaggi, y Macías, ópera en tres actos, libreto de don Martín Travieso (la doctora Antonia Sáez, de la Universidad de Puerto Rico, asegura que este libreto fué escrito por Alejandro Tapia). El primer certamen literario de esta Academia fué para celebrar el año de su fundación (1851). En este certamen fueron premiados los poemas épicos: Gloriosa Defensa de la Ciudad de Puerto Rico en 1797 (Primer premio) por Juan Manuel Echevarría. El accésit sobre el mismo tema correspondió a Manuel Felipe Castro. El 23 de enero de 1851 leyó en la Academia, don Rafael Castro, su canto épico a la Sierra de Luquillo, titulado El Yunque, publicado ese mismo año. En el año 1853, y con motivo de otro certamen de esta institución, se premió con Medalla de Oro, la Memoria en prosa, titulada: La Influencia de la Aplicación y el Trabajo en la Moralidad de los Pueblos. Esta obra es de don Juan Antonio Puig y Monserrat (1813-1894), hombre que fué diputado y Obispo de Puerto Rico. El último certamen que intentó este benemérita institución, fué en el año 1854, para el cual estuvo designado para el primer premio, el poema épico en silvas: La Victoria del Morro, heroica defensa de la Ciudad de Puerto Rico, contra los holandeses en 1625. Su autor es Juan Manuel Echevarría y ha sido publicado dos veces: Una: Imprenta de Carreños Hermanos, Caracas, 1854, y la segunda, Tip. "La Primavera", San Juan, Puerto Rico, 1911. Véase: RosaNieves, Cesáreo. -La Poesía en Puerto Rico, México, D. F., Ed. Tesis, 1943.
3. que la educación pública cobró un gran auge en el país, así como la creación de otras instituciones culturales como la Sociedad de Amigos del País (1813), La Sociedad Filarmónica (1846) y la Academia Real de Buenas Letras (1851), etc.; 4. que con las sociedades culturales, se instalan aquí los primeros certámenes literarios que estimulan grandemente la creación literaria de Puerto Rico. La primera obra de Tapia: Roberto d'Evreux, se estrena en 1856; 5. y por último, que todo este renacer de nuestros géneros literarios: poesía, novela, historia, drama, marca el comienzo de un amanecer cultural que, al
cerrar el siglo XIX, viene a convertirlo en un renacimiento de las letras boricuas. 26
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Durante este período se publican dos obras dramáticas que merecen mención en este recorrido. La primera: Caballero, Ramón C. F. (venezolano ubicado en nuestra isla). Los juegos de Gallos o El Negro Bozal. Comedia de costumbres puertorriqueñas en dos actos y en verso, publicada en el libro: Recuerdos de Puerto Rico (producciones literarias en prosa y verso). Imp. de Ponce, P. R., 1852, 200 págs. y la obra de: Sánchez de Fuentes, Eugenio. -Amante, Rival y Paje.- Comedia en cuatro actos y en verso. Imp. J. Rodríguez, Madrid, 1854, 65 págs. No sabemos si se representaron en la isla o fuera de ella, solamente hemos podido rescatar los títulos. También debemos nombrar a Carmen Hernández de Araújo (18321877), quien se considera como la primera mujer que se dedicó al drama en la isla. De ella conocemos los títulos de: Hacer el Bien al Enemigo es Imponerle el Mayor Castigo, Puerto Rico, 1863, drama escrito para el año 1847 según María Luisa de Angelis; Los Deudos Rivales, drama en cinco actos y en prosa, publicado en Puerto Rico en 1866. Se escribió según la misma autora para 1847, y Amor Ideal, comedia en tres actos y en verso, publicada en 1866, en un volumen con la obra anterior, titulado Obras Dramáticas. De María Bibiana Benítez (1783-1873) conocemos un Diálogo en verso, publicado en San Juan en 1858. Consiste esta composición de un diálogo alegórico acaso remedo muy pobre de los Autos Sacramentales de Calderón, entre la Virgen de Luquillo y el Genio de Puerto Rico. La factura de esta obrita es defectuosa, pero alienta una sana intención estética. Debió representarse en este mismo año de 1858, cuando se celebraron en San Juan las fiestas Reales, en el mes de febrero en honor al que había de ser el rey Alfonso XII, y en cuyo mismo año se celebraron: alboradas, carreras de caballo, representaciones jíbaras, concurso de canciones, etc. El otro drama de Bibiana Benítez es: La Cruz del Morro, impreso en 1862; hay una segunda edición de 1919. Es una obra histórica en dos actos y en verso. Esta obra sobre el episodio del ataque de los holandeses a la Isla en 1625, es un humilde intento dramático, aunque no se le ocultan lunares de técnica.