IATR: Colección DRAMATURGO ROBERTO RAMOS-PEREA: TEATRO PRIMERO 1973-1982

Page 1


Editions Le Provincial San Juan de Puerto Rico Ed. Limitada 2020

x

TEATRO PRIMERO

1973-1983

original de ROBERTO RAMOS-PEREA, está completamente protegido bajo la Ley de Derechos de Autor, en Puerto Rico, Estados Unidos y países con relaciones recíprocas. Queda totalmente prohibida su reproducción por medios mecánicos, electrónicos, digitales, cibernéticos y/ o fotográficos. Los derechos de reproducción, representación profesional, aficionada, estudiantil o universitaria, cine, radio, televisión, vídeo privado, lectura pública, citas más allá de extensión razonable, así como adaptación y traducción a idiomas foráneos, son de absoluta propiedad de su autor y/o su sucesores directos o depositarios autorizados y están sujetos a regalías. Para información o petición de derechos debe dirigir correspondencia a Roberto Ramos-Perea. Correo electrónico: ramosperea@gmail.com

© Derechos registrados de: Ramos-Perea Roberto; TEATRO PRIMERO 1973-1983

7v8

Primera Edición: Edición Limitada. 20 ejemplares. © Editions Le Provincial, 2020.

© Roberto Ramos-Perea. 2020

Derechos Reservados conforme a la ley, registrados en la Oficina de Copyright. Biblioteca del Congreso. EU. Washington.DC.

Editions Le Provincial

Con la ayuda del Instituto Alejandro Tapia y Rivera San Juan de Puerto Rico.

Estas obras que recojo aquí por el solo placer de recordar los elementales inicios de mi carrera, llevan en sí mismas la raíz de todas mis preocupaciones como dramaturgo.

Hablan demasiado de mi mismo y al leerlas con una media sonrisa autocompasiva por mi fresca ingenuidad, reconozco en ellas terribles contradicciones y vacíos.

Aunque puedo atisbar la lejana entonces fascinación por la intensidad, el conflicto y la pérdida de sentido, me parece que traen alegremente la esperanza que habrían de encontrar años más tarde, de que el teatro me traería un gran conocimiento de mi mismo.

Por ahora, es una simpática diversión leerlas y una tentación intensa el regresar por unos minutos al joven dramaturgo que concibió estas escenas con toda su pasión de vida.

Roberto Ramos-Perea Noviembre 2020

7v8

1 ÍNDICE ****

LAMENTO DE CUASIMODO…………….. 1

Mayagüez, Puerto Rico. 1973

LA PRESUNCIÓN SOLAR…………………. 3

Mayagüez, Puerto Rico 1974

LA ILUSIÓN DE LEROY………………..…..5

DRAMA EN 4 ACTOS. Mayagüez, Puerto Rico. 1975

CARNET DE ENTRADA……………….…. 22

(El sueño que tuve una vez.). Mayagüez, Puerto Rico 1976

EL DRAGÓN COMELÓN Y EL PASTORCITO DEL BOSQUE……..23

Obra Infantil en 3 actos. Mayagüez. 1976

EL MARRÓN MENOPÁUSICO…………...30

Diez escenas. Mayagüez, Puerto Rico. 1977

PILI………………………….……………………..37

o el relato de un señor mojado. 1976

ERAN DE CARNE QUEMADA…………....42

Mayagüez, Puerto Rico 1977

ROCINTRISTE

Y EL BOSQUE PERDIDO……………..….. 48

Bella Comedia Infantil Mayagüez. 1978

DORIS……………………………………..…..…57

Pieza en un acto. 1978

EL MURO…………………………………..…63

Cuento de Jean Paul Sartre adaptado por Roberto Ramos-Perea. Mayaguez, Puerto Rico. 1978

LA MUJER MAREANTE……………….…70

De la situación del joven dramaturgo de hoy. Mayagüez de Puerto Rico. 1978

ALBERTO ESPEJO Y JULIETA………..74

Pieza corta en tres escenas y cuatro personajes reales. Septiembre 9, 1978. México D. F.

CONCIERTO TULLIDO……………………79

Pieza en un acto. Septiembre 1978. Mx.

EUROPA………………………………………84 FARSA TRÁGICA EN TRES ACTOS Agosto-Noviembre 1978. México, D. F.

LA METÁLICA JUVENTUD DE BEATRIZ ………………………………..110

Pieza corta en un acto. México, D.F.1978

EL SUEÑO VICIOSO……………………….118 O LA RUTINA DEL ICONOCLASTA

Mayagüez, Puerto Rico, 1981

FETHORA…………………………………… 127 o el síndrome universitario. Pieza trágicaen dos Actos. 1979

EL PERRO Y EL LÁPIZ DE CARBÓN 154 Mayagüez, Puerto Rico. 1980

ALGA SECA…………………………………. 157 Río Piedras, PR. 1981

LA AMIGA DE ROXANA ………………..160

Diálogo “monologado” entre una prostituta y un escritor. 1981.

LA NOCHE DEL ESPEJO…………….…162

Diálogo entre uno y el espejo. 1981.

EL LLANTO DE LA PARCA………….. 163 1981.

LA RISA DE LA GORGONA……………169

Monólogo para pantomima en VII cuadros 1981.

EL DELATOR……..171

Adaptación teatral del cuento

El Delator de René Marqués 1982.

LAMENTO DE CUASIMODO

Mayagüez, Puerto Rico 1973

A Víctor Hugo

Representado en el Centro Cultural de Mayagüez el 6 de mayo del 1973, con la actuación y dirección del autor.

CUASIMODO: ¿Soy lo que pienso en realidad? Un ser abominable y feo, de facciones monstruosas, jorobado; horrible ¿Verdad? Mi risa es gutural y mi mirada es asesina, mi presencia te da asco, pánico... y corres, me golpeas y me apedreas porque hiero tu mirada cuando se posa sobre un ser irracional y bestial como yo; completamente imperfecto. Y hasta mi nombre te produce miedo; CUASIMODO, el jorobado. El que toca las campanas en la catedral de Nuestra Señora de París. Oh, soy un humano igual que tú, que pienso y siento. Pienso en ti y en todos los que son como tú, hombres. Siento; siento amor, odio, pena y dolor. ¿Son estas tus cualidades? Soy sencillo, no soy un loco extravagante. Soy inofensivo; no puedo hacerle daño a nadie, ni siquiera a ti, aunque sé que quieres matarme. Te comprendo hombre. Tus cosas y las que son como tú son buenas, te dan placer. Lo que es feo, lo extraño y lo desconocido, lo que está fuera de lo que tus sentidos comprenden es malo, abstracto, incoherente, y por lo tanto debe dejar de existir. Tu concepto de lo feo es muy interesante. Para ti lo de afuera, lo que tus ojos pueden ver es lo importante. Porque estás encerrado en tu primitivo mundo de la incomprensión. No eres sensitivo, porque lo malo siempre está en tu mente. ¿No puedes comprender las intenciones de alguien sin tener que preguntar, o con solamente estudiar su mirada? Y si el aspecto no te gusta, o corres o usas la violencia. Eres un estúpido hombre sin cerebro incapaz de comprenderse a si mismo. No tienes sensibilidad, sería ideal que pudieras entenderme sin tener que preguntarme, sin tener que decirme nada. Estás empezando hombre, por que para cuando logres esto, todavía estarás a la mitad de tu jornada, la jornada de la comprensión y la vida eterna más allá del Cosmos. Estoy buscando que me comprendas pero no haces el intento. Tal vez es la enfermedad. SÍ. Esa enfermedad que nace, vive y muere con tu especie. No sé cómo diablos la llames, no me importa. Lo que importa es que estás enfermo, muy enfermo. Una enfermedad peor que la lepra o que la peste, pues siempre estará contigo durante todos los siglos de tu mísera existencia en este inmundo planeta. Por eso siempre respondes fealdad con violencia, Por eso respondiste mi fealdad con tu violencia por que para ti mi amor por un ser humano perfecto, es algo feo, monstruoso. Amo a alguien perfecto. A esa dulce y bella Esmeralda que me observa de aquel patíbulo. Con pena o con amor, no entiendo su gesto. Para ella soy una bestia, o uno más que ama y que siente como tu. Amo, pues tengo un corazón capaz de amar, una mente capaz de pensar y una vida que debe ser respetada. ¡Me

2 quieres matar porque soy feo, horrible, te doy asco! ¡No importa que interiormente sea igual a ti! ¡No importa que mi sentimiento sea igual al tuyo! ¡No importa que mi mente y mi corazón sean autónomas! ¡¿O acaso debes tu pensar por ellas, hombre?! Sí. Debes tú pensar por ellas por que no soy capaz de decirte lo que pienso. No lo entenderías. No valdría la pena que sepas la verdad. La enfermedad no te dejaría. Voy a morir por ella. Por Esmeralda. Por que por ella estoy aquí. Y si ella muere yo he de morir a su lado. ¡Pero recuerda, hombre, te estaré observando!

NARRADOR: Los pensamiento de Cuasimodo estaban fijos. Fijos en el hombre. Y en la mujer que amó entrañablemente. Y fue decidido a esperar la muerte junto a ella. Y Llegó. Como algo que no pudo oír ni sentir porque estaba lejos ya. Observando al hombre. Al hombre y a su enfermedad. Y mientras observaba, pensaba en la poesía. La poesía de su triste lamento que nunca penetraría en el corazón de un humano. El muro de su enfermedad no lo permitiría. Y el lamento quedaría vagando en la mente de aquellos que sean sensitivos a la profunda realidad del mensaje de Cuasimodo. En aquellos que no le preguntaron que sentía por el hombre. No le preguntaron porque ya sabían la respuesta. La respuesta sería una mirada extraña, en una cara horriblemente desfigurada» Y luego de su pestilente boca saldría una gutural carcajada y se iría corriendo jovialmente por entre las calles de París, perdiéndose entre la neblina. Y a lo lejos también se iría perdiendo su risa monstruosa que trascendería los límites del pensamiento y el conocimiento del hombre. Cuasimodo no les hubiera contestado. No hubiera valido la pena. Pero hoy, una carta:

HOMBRE JOVEN: 8 de enero de 1974 hacia el 15 de enero de 1831. A Cuasimodo; de un hombre: Has estado 144 años encerrado y encadenado. Hoy he roto tus cadenas. Eres libre. De hacer lo que quieras y de pensar lo que quieras. ¿En contra del hombre? No lo sé. Lo debes pensar por ti mismo. Porque un hombre te ató. Te privó de pensar, de amar y de sentir. Ahora otro hombre te da la libertad total de acción. Víctor Hugo te creó. Te hizo leyenda. Ahora yo, un hombre te hago inmortal Para ustedes los hombres, hoy yo he lanzado este mensaje al Universo; "Aquí, en un lugar de este sitio sin sitio existe él; Cuasimodo el jorobado, bestia, hombre, humano, inmortal casi un Dios. Todo aquel que lo encuentre se encontrará a sí mismo. Entonces será como él: Humano, inmortal y casi un Dios" Pero de que vale; "Pour homme quie ne compren pas”.

LA PRESUNCIÓN SOLAR

Mayagüez, Puerto Rico. 1974

Representado en el Centro Comunal de la Urbanización Ponce de León, de M ayagüez en mayo de 1974, con la actuación y dirección del autor.

ACTO ÚNICO

Un hombre joven, aunque con algunas canas, viste normalmente y está sentado en un sillón de ruedas. A su lado, una mesa con las siguientes cosas: un retrato de una mujer hermosa de pelo negro y facciones españolas. Un cuchillo de hoja muy filosa, un libro y un vaso de agua. El hombre yace con la cabeza baja como aguantando el peso del mundo, el cuarto está semi oscuro y el hombre comienza a hablar lentamente.

HOMBRE: (Suavemente.) Inválido. Solo. Sin fuerzas y sin vida. Sin Nada. Solo con una estúpida esperanza más grande que el deseo de permanecer aquí. Sentado; en este sillón de ruedas. Una inutilidad perenne y una desesperación incontrolable de volver a caminar, ver al mundo de mil maneras, observarlo todo como realmente es... pero, desde una ventana cerrada. Inválido. De cuerpo y de mente. Una mata a la otra miserablemente. Inconsciente. (pausa.) Más allá de los fulgores universales, más acá en las cámaras recónditas de mi mente, la siento. Y ya no es la pierna lo que corroe, es alma, sueño y vida. Un sueño que ha durado tanto tiempo, un amor...; totalmente perdido en esta silla de ruedas. Y me estremezco al repetirlo en mi mente. Inválido. ¡Ella te ha abandonado! El deseo, el poder, el dinero; y una causa sin nombre que me hace aborrecer lo que una vez amé y ahora deseo eliminar con intentos infructuosos de mi mente. Ella y sólo ella. Tantas veces que correteábamos por aquel gran pasto verde como niños sanos y fuertes. Inválido, corretear; ese es el eco interminable. Inválido, Inválido, Invalido; ....(Susurro.) Sin valor. Ni para vivir ni para amar, porque he dejado de ser hombre al perder mis piernas, porque he dejado de ser... de ser quien fui para ti. (Tomando el retrato con sus manos temblorosas.) María, ¿por qué me has dejado sólo aquí, por qué me has dejado vacío? (Gritando.) ¿Por qué me oprimes, miserable? (Transición.) No... no... perdóname, todavía te amo. (Pausa. Arrojándolo al suelo con rudeza .) Inútil, miserable. ¡Inválida tú! Ella me ha dejado solo. Ya casi estoy loco. (Llorando.) Sueño... sueño... sueño... (Transición a una risa escandalosa.) Mira, María, ¿te acuerdas de aquel pájaro que volaba con nosotros cuando corríamos ? ¿Te acuerdas de aquel muelle en que nos sentábamos a observar el sol en un atardecer interminable? (Transición de risa a seriedad profunda.) Caminando

4 con el sol y enterrándome eternamente en su fuego, dos almas significan poco para ti. Miras el mar, como si te sintieras más poderoso que él. El camino que lleva al muelle te ofrece su respeto y el mar, su contraste colorido. ¿Y qué tienes tú para ofrecerte a ti mismo? Sólo tu temible fulgor que penetra en los más recóndito de mi conciencia asustadiza. Miles de soles se queman en ti. Y ya comprendo por que el Inca te adoraba. Perdón. Todo se reduce a nada. Sólo azul... azul aquí, azul allá, más acá... y más aquí en mi corazón. Eres padre, dueño y señor de todo lo que ilumines. Aquí donde me encuentro, en tu gran dominio, puedo sentir tu fuerza y no existe guerrero que se atreva a desafiar tu poder. (Advierte, muy serio.) Pero no presumas. Pronto viene la noche y las estrellas resucitan de su muerte recurrente. Y te veo consumirte en tu propio fuego. Como si el mar te fuera tragando poco a poco. Y a la misma vez María, nuestro amor crece con la noche. He aquí dos seres que admiran tu aparente belleza, u inefable grandeza y tu soberbia carcajada contra el tiempo. Dos almas que se consumen en un colérico fuego tratando de penetrar en ti. Y te vas. Dos almas en el otro lado de la tierra te buscan, escudriñan en el cielo y esperan tu escandaloso murmullo. Tu exótica galantería hace reír a la luna que se acerca. Y nos vamos de la mano. Ella y yo. Tu poder nos abruma y nos reduce a solo alma tiempo y orgullo. Y tu poder es más fuerte que todos los poderes de la tierra, y me pides algo que no puedo concederte. (Hondo.) Lo siento amigo, ella es parte de mí y tendrás que pasar sobre mi cadáver para convertirla en tu princesa. (Alarmado.) ¡AH! ¿Qué haces? ¡Déjala! ¡Suéltala! ¿Qué diablos quieres con ella? ¡No! ¡No te dejes convencer con su palabrería! ¡Suéltala! Maldito... ¿Qué esperas? ¡Ya verás de lo que soy capaz! (Hace su primer intento por levantarse del sillón de ruedas, pero cae nuevamente en este.) Maldición... pusiste a uno de tus siervos a aguantarme las piernas. Pero puedo vencerte fácilmente amigo... (Toma el cuchillo y comienza a enterrar lo en sus piernas, las cuales comienzan a sangrar copiosamente.) Mira... la sangre de tu siervo es roja al igual que la mía. María, ¡el sol es solo fuego!... ¡Yo soy el mar, las nubes y el sueño! No desesperes. Allá voy, detrás de ti. (Hace su segundo intento para levantarse de la silla, lo logra y se sostiene durante unos minutos pero cae nuevamente.) ¡Suéltame, maldito! (Continúa enterrándose el cuchillo en sus piernas.) ¡No te rías!! ¡No tengo siervos que me obedezcan como a ti! Ten calma María. Recuerda: “yo soy el hombre, el hombre”. Calma, espera. (Con inmensa dificultad se levanta en sus dos pies que sangran a borbotones.) ¡Mira María! (Riendo.) Lo vencí... ¡Lo vencí! ¡Ya eres mía! ¡María! Ah.. ¿Qué pasa? (Cae desplomado al suelo.) ¡NOOO! ¡María! María... (Al caer queda sollozando mientras que la luz se va consumiendo con su llanto.)

Telón

LA ILUSIÓN DE LEROY

DRAMA EN 4 ACTOS

Mayagüez, Puerto Rico. 1975

En este mundo que he creado no existe el tiempo ni el espacio. L eroy no pertenece a ese mundo. Por eso envejece mientras que los otros se mantienen jóvenes. Como el momento antes de morir, Leroy irá envejeciendo paulatinamente en cada escena. Al morir tendrá 50 años. Al regresar a la casa tendrá la edad que tuvo cuando llegó por primera vez. Leroy es un hombre. Sofía es un fantasma. Al final los dos se fundirán en una realidad i ncierta, en la eterna fantasía de los poetas. Este es un póstumo homenaje a la realidad del mundo. A la realidad de Leroy.

Esta obra está dedicada a todos aquellos que alguna vez han sentido las filosas garras de la obsesión desgarrando sus carnes. Y que luego por su propia obstinación, han tenido un despertar fatal.

A aquellos que han dormido siempre…

A ti Sarah, fuente de inspiración de esta obsoleta obra. Personajes en orden de aparición:

LEROY: 25 años

SOFÍA: 22 años

ALEJANDRO: 25 años

CLAUDIO: 60 años Hombres 1 y 2

Época- Actual

Lugar- Montaña cerca de la playa. Casa muy grande en la Cordillera.

ACTO PRIMERO ESCENA PRIMERA

Es la ladera de una montaña de pinos y árboles gigantescos. Por un camino desierto va Leroy, alto, barbudo, 20 años, lleva un libro en las manos y se cubre con una capa de las pequeñas gotas de lluvia que caen entre los pinares. Habla para sí en tono indiferente.

LEROY: Extraño es… saber los motivos que conducen a la aventura de la conciencia. Altamente extraño. (Sonríe.) Pero aquí estoy, con una sonrisa en los labios…deseando ser algo que no siento. Sintiéndome enfermo de una enfermedad que no existe. (Se sienta en una piedra del camino, deja el libro en el piso y juega con las hojas secas del suelo. Pausa.) Completamente solo… solo… (Pausa.) Pensar que se tuvo una vida. Pensar que

6

se amó, recordar todas esas cosas que hacen la felicidad palpable. Pero cuando se trata de comprobar si es cierto, si la sentí realmente… ésta se convierte en las hojas demacradas por el tiempo. Pensar amigo, pensar en ello… es todo lo que queda. (Se levanta de la piedra y se oscurece el escenario.)

ESCENA SEGUNDA

Una casa con dos cuarto s visibles y uno central. La sala y un dormitorio además de un estudio. La sala tiene algunos muebles, pocos. Una chimenea sobre la cual hay un barco a escala de madera y un retrato de Sofía, lám paras, y una pequeña mesa al centro. En el cuarto hay una cama, un tocador sencillo sobre el cual hay unos perfumes y una antigua espada de hierro, que aún se mantiene lustrosa. En el estudio una mesa al centro, una pequeña biblioteca con algunos libros, una silla y una lámpara para leer o un quinqué. La casa tiene una sola puerta que esta localizada en la parte de atrás de la sala. Leroy entra por esa puerta, observa todo de una sola mirada.)

LEROY: Nada ha cambiado. Los muertos no pueden cambiar nada. (Pausa, camina.) Todavía se siente ese agradable olor a pinos aquí… (Se sienta en su butaca, después de un breve lapso de tiempo en el que Leroy hace algunos gestos, como si tratara de recordar. Luego se escucha un sonido estridente de un avión en vuelo seguido de una fuerte explosión. Leroy permanece sentado, trata de tomar aire, luego hace un gesto como si fuera a gritar, se lleva las manos a la cara, se levanta y cae al piso de rodillas llorando desconsoladamente, después comienza a hablar incoherencias.) Papá… Alejandro… la casa… el sol… mamá… Claudio… la muerte… ¡SOFÍAAA! (Se levanta bruscamente.) ¿Dónde están todos? ¿Dónde, por favor, dónde están? (Transición.) Cálmate, nada a pasado. Aquí solo vive el recuerdo.No ha pasado tanto tiempo. Ni siquiera meses. Y todavía el sentir está fresco como hierba mojada. Recordar es lo peor. Es revivir un pasado muerto. Tantos que dijeron que recordar era vivir y ahora yo me muero por el recuerdo. Sólo me queda esperar a que el recuerdo muera conmigo. (Camina hacia el cuarto, se quita los zapatos, luego la capa, y se deja caer en la cama. Mientras que misteriosamente en el estudio, desde las sombras poco a poco va naciendo Sofía, Mujer joven, 19 años. Hermosa, de c abellos largos, negros. Vestida con un traje blanco que usará siempre. Aparece silenciosa, como si se levantara del piso, como si bilara en el aire. Su rostro es un poco pálido al principio, producto de la confusión en que se e ncuentra. Después de un lapso de tiempo, quedará inmóvil, mientras que el estudio va quedando a oscuras.) Si por lo menos la brisa me trajera todos tus hermosos recuerdos. Si el mundo se detuviera y yo pudiera buscarte entre el viento. Estarías tarareando esa hermosa canción que compusiste para mí. Si todo fuera el hermoso día de nuestro encuentro. Imaginación, sueño, una realidad imperceptible. La muerte, ese trabajador incansable, es como si fuera un martilleo constante, un sonido estridente, consecutivo, incoherente. Mientras que siempre termina ¿? Rodeado de esa fraudulenta esperanza que es la vida. (Se levanta.) Y yo que carezco de ella lo sé. Porque la vida ha terminado para mí. Aquí trato de existir con el negro recuerdo de la muerte. Aquí siento el hedor de su podrida carne, aquí siento el crujir de sus huesos. Y no la aborrezco, porque aunque amé la vida, aunque quedé ciego del alma por ella, aunque fu! i lo que siempre quise ser en ella, siempre llegué a su final. Y llegué solo…completamente solo. Es como si le quitaran la dureza a las piedras, para que solo quede su nombre…piedra…Y ya solo se queda aquí, en este aire…nombres y notas vacías…huecas…sin almas…muertas. Ellos han muerto. Pero aunque corra sangre por mis venas, aunque todavía perciba colores. Se que la muerte está aquí…cerca…esperando. Esperando a que mi alma se reúna con ellos, que mi alma sea su ser, la esencia que los compone. Con todos los que eran mi vida, mi paz, mi sangre…Ya de mi realidad no queda nada. Yo he querido que no quede nada. Las raíces se han secado para siempre…para siempre… (Va a la sala.) Aquí vive la muerte, aquí laten estos fantasmas macabros…estos fantasmas que amo…aquí, en esa negra amargura…Aquí…donde estuvo Sofía… (Al mencionar en nombre de Sofía, esta vuelve a aparecer. Se cubre la cara. Guarda ndo una ingenuidad pura y sutil. A la vez que llora en silencio. Lágrimas relucientes bajan por sus mejillas. Luego otra figura aparece súbitamente en el cuarto que está solo. Alejandro, rubio, fuerte, alto y muy joven. Su cara no tiene barba. Está vestido de blanco y fuma una pipa que despide un olor agradable. Está inmóvil, estático, como si fuera una piedra. Leroy no ha percibido nada. Se ha sentado en la sala y se dispone a abrir el libro que traía. Otra figura aparece junto a Sofía, Claudio, vestido de blanco trae una gorra de marino, blanca también, usa un bastón y luego de una corta pausa comienza a consolar a Sofía que continúa llorando. Luego mira hacia la sala con un gesto de amargura. Leroy ha tom ado un lápiz de su bolsillo y se dispone a escribir en la primera página del libro.)

LEROY: A mi adorada Sofía con el cariño y la ilusión de quién fue siempre su alma: Leroy. (Luego de esto los tres personajes caminan lentamente a la sala, al llegar, Claudio se detiene detrás de Leroy, Alejandro a la izquierda mientras que Sofía sigue llorando en silencio, se arrodilla a la derecha. Permanecen

7 inmóviles. Leroy no ha notado nada.) Una historia todavía no escrita, un llanto sin lágrimas, una razón científica, una realidad práctica…

SOFÍA: (Levanta la cabeza.) Aquí está tu llanto Leroy. (Llora.)

CLAUDIO: Aquí está tu razón científica.

ALEJANDRO: Yo soy tu realidad práctica (Se lleva la pipa a la boca.)

TODOS MENOS LEROY: Tu eres el sueño vehemente, la emoción que grita, la soberbia del tiempo, la ilusión…tu historia todavía no escrita… ¡La ilusión de Leroy!

ESCENA TERCERA

Leroy se dispone a dormir. Lentamente se a cuesta en la cama. Queda mirando fijamente al techo.

LEROY: ¿Es el color de los pinos igual al de las nieves de las altas montañas? ¿Es la vida algo que pueda tocarse con las manos? ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Por qué el tiempo nos detiene bruscamente cuando pensamos? Es todo una rutina. LA rutina de vivir del hombre consciente. Es la eterna fuente de aquellos que llevan la vida en su sangre. De aquellos que están vivos. De aquellos que han permanecido años y años sintiendo y llorando. Son ellos, estúpidos hombres productos de la destrucción de sus propias conciencias. La vida es sólo un martirio más. Aquello que se deja atrás es tiempo inexistente, es corazón que no late…es cuerpo que no respira. Todo es muerto si fue vivo. Aquí esta soledad es vida. Toda la vida que aquí existe. En ellos palpita otra sangre, piensa otra existencia…Aquí muertos sintiéndose a si! mismos fríos y duros, como cadáveres, pero sublimes y grandes como ángeles…Es el dilema de la muerte, se es muerte y se es vida. Es todo el camino andado, es… (Las palabras se interrumpen por la entrada de S ofía.)

SOFÍA: Estoy cansada Leroy…

LEROY: ¿Por qué?

SOFÍA: (Entrando.) ¿Dónde estabas?

LEROY: Estuve aquí, pensando…

SOFÍA: ¿Ya?

LEROY: Creo que sí. Ya todo ha pasado. Ya estoy aquí…Se acabó la vida…

SOFÍA: (Se sienta al borde de la cama y comienza a jugar con los cabellos de Leroy .) Tengo miedo…

LEROY: ¿A qué?

SOFÍA: A que puedas despertar.

LEROY: Es posible.

SOFÍA: Muy posible. Sabes el camino de la realidad, y sabes que en la vida teamé siempre, sabes que fui tu mundo. ¡Sabes que fui tu vida!

LEROY: ¡Qué importa la vida ya! ¡Aquí la vida es muerte y tú lo sabes! ¡Estoy aquí y es todo lo real!

SOFÍA: Es que no puedo sentir que un día…en la mañana…despiertes y corras por toda la montaña…sin encontrarnos ni a mí ni a los otros. Entonces volverías a sentir la vida. Este despertar es fatal…es como si se apagara el sol, como si no hubiera atardecer. Tengo miedo mi amor. Tengo miedo de que despiertes porque al despertar dejarás de amarme.

LEROY: ¡Al diablo con el despertar!...Se puede quemar la realidad en lo más profundo del infierno…y no me importaría nada… ¡NADA! (Reacciona.) Perdoname…yo tambien tengo miedo…es …es la nueva muerte, es este tiempo que me absorbe…pero hoy nací y no puedo morir mañana.

SOFÍA: (Lo abraza, casi llorando.) Aquí no hay ni mañana ni hoy mi amor, solo hay eternidad, Universo…

LEROY: Entonces…no despertaré. (Sofía llora en silencio mientras cae el telón.)

ACTO SEGUNDO

ESCENA PRIMERA

Leroy despierta. Sofía estuvo toda la noche en el cuarto. Mira con deten imiento la espada de Leroy.

LEROY: ¿Te gusta?

SOFÍA: Mucho…¿Fue de tu padre verdad?

LEROY: Sí. Significaba mucho para él. Era su camino a la realidad. Era su…

SOFÍA: ¡Calla! (Llorando.)

LEROY: ¿Qué pasa?

SOFÍA: Nada…es que… (TRANSICIÓN.)( Tomando la mano de Leroy y riendo.) Vamos a la montaña ¿si?

8

LEROY: Espera, todavía no me levanto, ni siquiera me pongo los zapatos…

SOFÍA: No importa, vamos…

LEROY: Está bien… (Sonriendo.)

(Salen. Luego entra Claudio seguido de Alejandro.)

ALEJANDRO: ¿Lo viste?

Claudio-Sí…me da lástima…

Alejandro-Pobre amigo…tantas veces que le hablé de esto.

CLAUDIO: ¿De qué hablas?

ALEJANDRO: De la muerte. Le dije lo que era y le expliqué cual era su esencia. Casi lo obligué a sentirla.

CLAUDIO: Y se volvió parte de ella…pero no está muerto.

ALEJANDRO: No…no lo está. Pero Aprendió bien la Lección. Vive la muerte. La quiere vivir. Como el más vagabundo pecador que ha sido rechazado por el perdón de Dios…ya no tiene salvación…ni siquiera en el infierno lo aceptarían…

CLAUDIO: Sofía terminará por matarlo.

ALEJANDRO- (Encendiendo la Pipa.) Su conciencia está muerta ya. Sus ojos sólo ven lo que él quiere ver. Y su corazón tiene completa libertad, siente lo que quiere sentir…es un hombre libre con la conciencia aprisionada.

CLAUDIO: Entonces-

ALEJANDRO: Entonces tendríamos que buscar que fuerza misteriosa lo hace vivir así? Y lo peor de todo es que es fría, desapacible y cruel, Leroy es una roca.

CLAUDIO: El es en sí mismo su propia verdad…sólo se ata a su ilusión. Se aferra a ella…

ALEJANDRO: (Irónico.) Y con qué garras. (Pausa.) ¿Donde estará su clave? ¿Cuál será su naturaleza?

CLAUDIO: Tratar de cruzar la infranqueable meta de lo desconocido es como tratar de ver el aire…y yo como hombre de ciencia lo sé, porque lo he vivido. Y como hombre de mar, he visto muchas cosas imposibles en las que no me he atrevido inmiscuirme…son misterios que la propia naturaleza crea para confundirnos, para que siempre estemos sumisos a su poder, aún el hombre sigue siendo misterioso hasta para él mismo, y tienes un vivo ejemplo…tu mejor amigo…Leroy.

ALEJANDRO: Pero él siempre ha vivido dentro del aire que se ve. En su propio misterio…en su propia confusión.

CLAUDIO: No llames ni confuso ni falso a lo que no conoces.

ALEJANDRO: ¿Y dónde estará su realidad?

CLAUDIO: Su corazón está en Sofía. Es cierto que Sofía lo destroza y lo desgana pero lo hace sin saber. Lo ama. Sus mentes están en esa muerte que están viviendo los dos. Uno sumiso al otro. Uno más fuerte que otro. Como la naturaleza dice que sea. No podemos hacer nada contra ella, no tenemos las armas. Nos falta esa sensibilidad que hace ver las cosas de otro modo, con otros ojos, pero aún somos espíritus confusos sumisos ante esa atracción invisible que no tiene nombre ni forma. Sólo nos queda esperar…esperar su amanecer, el amanecer del entendimiento, de la luz El Despertar.

ALEJANDRO: Esa es la fatalidad…ser víctima de esta espera interminable. Será algo más que el despertar…

CLAUDIO: Será el rayo que quiebre su espada, será la luz total. El triunfo del entendimiento.

ALEJANDRO: Pero será la muerte para nuestro querido amigo Leroy. Y también la nuestra.

CLAUDIO: (Sentado.) ¿Acaso hay muerte cuando hay obsesión?

ALEJANDRO: (Derrotado totalmente.) Cruzando la obsesión…se logra la muerte.

CLAUDIO: ¿Y nosotros?

ALEJANDRO: Ya te lo dije. También somos su producto. Su obsesión. Tal vez tú no pero yo y Sofía, fuimos su vida.

CLAUDIO: ¿Qué dices?

ALEJANDRO: Es una historia muy larga. Cuando Leroy tenía 17 años conoció a Sofía, que tendría unos 15 o 14 años. A pesar de su edad se enamoraron. Yo tenía unos 16. Leroy siempre fue mayor que yo. Luego de problemas y conflictos que surgieron entre los padres de Sofía y Leroy, éste decidió llevarse a Sofía de su casa. La tiranía de sus padres le afectaba tanto a él como a ella. Se Marcharon. Yo conocía muy bien todos los movimientos de él puesto que siempre fui su mejor amigo. Al marcharse vinieron aquí. Nadie conocía este lugar. Sólo sus padres que habían muerto hacía ya mucho tiempo. Aquí vivieron hasta hace varios años atrás. Un día Leroy me pidió un favor muy grande que no le pude negar. Los tendría que acompañar en un vuelo hasta la capital…habían decidido casarse. Yo no me opuse, siempre fui su lado práctico y pensé que eso sería lo mejor para los dos! . Aunque tampoco tenía por qué oponerme. Leroy siempre me consideró su padre aún sien-

9 do yo menor. Siempre decía que yo sabía cosas que no se aprenden en los Libros. Y era muy cierto. Siempre fui práctico en las cosas de la vida. Cosa que a Leroy le faltaba… (Se detuvo.)

CLAUDIO: Continúa es una historia algo…

ALEJANDRO: ¿Confusa?

CLAUDIO: Es posible…Continúa…

ALEJANDRO: Decidimos partir. Leroy me pidió que acompañara a Sofía al aeropuerto, así lo hice. Para aquel tiempo se contaba que aviones sin identificar eran derribados con balas antiaéreas, estalló la guerra como supones. Traté de convencer a Leroy que no era este el tiempo para casarse que esperara un poco. Pero fue inútil. Quería casarse como fuera. Con guerra o sin ella. Montamos el avión. Hubo un error, siempre lo hay. Y fue mío. Dejé dicho con el encargado que tomar ?? a otro avión…(Lento, Alejandro empieza a cortar las palabras.) Nuestro avión, despegaba, Sofía, me reprochaba por no haberlo esperado. Aún después de muertos lo sigue haciendo…

CLAUDIO: He notado que no te hable.

ALEJANDRO: Esa es la razón. (Pausa, comienza a llorar primero lentamente y luego grita.) Yo no quise hacerlo… ¡No lo sabía! El avión…fue…derribado. Todos murieron. Yo fui carbonizado…Sofía…Sofía murió aplastada entre dos asientos…No te digo que no lo sabía…no fue mi culpa… (Llora de rodillas en el suelo.)…No quise hacerlo…No tuve la culpa…debí haber esperado…debí…debí

CLAUDIO: Calma…ya todo ha pasado…Lo único que puedo decir es que eso será lo que eternamente te atará a este mundo. Cálmate, dime que pasó después.

ALEJANDRO: ( Aún con lágrimas en los ojos.) Todo fue tan rápido…sé que estuve mucho tiempo en una confusión inmóvil…y a veces pensé que todavía estaba vivo. Fui culpable de la muerte de Sofía. Luego del accidente no supe más de Sofía hasta que llegue aquí.

CLAUDIO: ¿Y tu confusión?

ALEJANDRO: Pensando que estaba vivo pensé en correr de aquel sitio, huir a mi casa…refugiarme en mi techo, antes de pensarlo, ahí estaba. No sé que fuerza me movió. Después todo fue claro… comprendí que estaba muerto. Luego como atraído por una fuerza desconocida vine, comprendí que Leroy me llamaba…

CLAUDIO: El resto lo conozco…

ALEJANDRO: Olvidemos todo ya.

CLAUDIO: ¡Qué día es hoy?

ALEJANDRO: 13, 13 de julio 1959…

(Claudio se aleja al estudio, mientras que Alejandro se sienta en silencio, encendiendo su pipa.)

CLAUDIO: Vivir amigo, vivir mientras él quiera… (Alejandro contiene una sonrisa.)

(Claudio toma un libro de la biblioteca y lee su título.)

CLAUDIO: La invención de Morel (Su estridente carcajada retum ba en toda la casa. Oscuro.)

ESCENA SEGUNDA

Han pasado 5 años después de las escenas anteriores. Leroy aparenta unas pocas huellas del tiempo. Entra por la puerta central con la espada en la mano. ¿?? Estoy muy desesperado.)

LEROY: ¡Sofía! ¡Sofía!

SOFIA: (Aparece súbitamente en el estudio. Esta aparición tiene que ser rápida debido a la forma de Sofía, en otras palabras un fantasma.) Aquí estoy, mi amor…

LEROY: ¿Dónde estabas? Te busqué desesperado durante toda la tarde…

SOFIA: Perdóname…no pensé molestarte…

LEROY: (Suspiro.) No importa. Sólo estuve un poco nervioso.

SOFÍA: ¿Por qué? Pensabas que me había… (Arrepentida.)

LEROY: (Cortando.) ¿Dónde estabas?

SOFÍA: Estuve en la playa.

LEROY: (Dejando la espada.) ¿Hablabas con las olas?

SOFÍA: (Dulce.) Sí

LEROY: ¿Qué decían?

SOFÍA: Hablaban las realidades que la gente calla.

LEROY: ¿Cuáles realidades?

SOFÍA: Me dicen que del sitio de donde ellas nacen, hay muchos seres…

LEROY: Eso ya lo sé-

SOFÍA: Pero Obsesionados. La idea del futuro los absorbe, los envuelve en eses misterio, en esa meta infranqueable, hasta para su propio pensamiento. Esa es la obsesión. Seguir adelante, ser más rey, aún sin conocer a su pueblo, sin conocer su propio destino. Hablan ya de gente en el espacio, de máquinas que piensan, nuevos gobernantes, nuevas ideas y continúan hablando de la guerra… ¿Qué es eso Leroy? ¡Por qué hablan así los vivos?

LEROY: Esa es la razón, están vivos, no saben lo feliz que se puede ser en el mundo de los muertos, aquí, donde no hay tiempo ni fronteras…

SOFÍA: ¿Es la nueva obsesión?

LEROY: Sí…es la nueva obsesión…pero sé tanto como tú…llevo mucho tiempo aquí, y no sé si el hombre ha cambiado o no. Lo poco que sé es lo que oigo y veo allá en el pequeño pueblo que está abajo. Los campesinos hablan mucho respecto a las nuevas naciones…Rusia y Estados Unidos. Una vez cuando fui a comprar los víveres vi un periódico que hablaba sobre el inicio de una carrera espacial, los rusos y los americanos ya hablan de pisar la Luna…

SOFÍA: Me parece tonto… ¿A tanto podrían llegar?

LEROY: Mientras más se separen, estableciendo límites entre ellos más se tardaran en hacer semejante milagro. Ya han hecho pensar las máquinas. Podrán pensar, y creo que hasta hablar…

SOFÍA: Sin embargo…ninguna siente…todas son duras y frías…como Alejandro.

LEROY: No tienes porque hablar así de él.

SOFÍA: ¿Por qué no? El es el causante de mi muerte…por eso vivimos así.

LEROY: No lo atormentes más. Ha sufrido mucho, y en todo caso yo soy quien debería lamentarme, y aún lo quiero, como si fuera el hermano que jamás tuve.

SOFÍA: Si a ti no te molesta… pues… (Piensa.) A mi tampoco. (Curiosa.) ¿Qué más has visto en el pueblo?

LEROY: Aparte de la hermosa campana de la iglesia he visto autos modernos, ya los campesinos no usan caballos como antes. (Pausa.) Los campesinos no me hablan. Me temen. He oído decir que piensan que estoy loco. Que ando por la montaña de manos con un fantasma. Que me oyen hablando solo. Que hago cosas propias de un loco.

SOFÍA: Déjalos. No saben nada. Algún día bajare al pueblo contigo y ya verán que no hablas solo. (Riendo.) Y verán que ellos son más locos que cualquiera que hable solo… (Los dos ríen.) Dime… ¿Hablaste de una campana?

LEROY: Sí…es muy hermosa. Está en la iglesia. Sobre todo sus tonos armoniosos que a veces se oyen aquí en la montaña. Pero no me gusta estar mucho en el pueblo. Siempre vuelvo en seguida. No quiero dejarte sola aquí. Te necesito. Si me aparto de ti, es como si muriera.

SOFÍA: Yo también. Por eso poco me importa lo que hablen las olas y lo que digan los campesinos locos esos. Este es nuestro mundo Leroy…solo nuestro. No tienes nada que reprocharles, no puedes sentirte inferior, nuestro mundo es más grande y más hermoso, y aunque padezcamos su misma enfermedad…somos felices Leroy…aquí, en nuestro mundo.

LEROY: Pero la obsesión me enferma y me destruye (Con dolor.). Pero sin ella no vivo. No puedo respirar aire alguno. Claudio y Alejandro, aunque no me lo digan lo sienten, sienten que la obsesión me está destruyendo.

SOFÍA: (Con curiosidad, como tratara de ocultar alguna intención.) Pero no han hecho nada, ¿verdad?

LEROY: No pueden. (Sofía hace un gesto de alivio.). Yo solo un rey para un solo castillo. Ningún súbdito se revela contra mí. (Sonríe.) Sofía escúchame. (Con furia escondida.) Saben que la muerte está en mi carne, saben que ella duerme placidamente en mi obsesión, que solo tengo que despertarla para que todo esto acabe. Está en mi carne pero no en mi espíritu ¡VIVO! ¡SOY YO! Aunque lleve la ilusión en las espaldas, aunque cargue con una eterna cruz, y mientras tenga fuerzas, la llevaré…a donde sea…porque esa obsesión es mi vida, nuestra vida, es la que se mantiene aquí junto a ti, es nuestra cruz. Ayúdame a llevarla.

SOFÍA: (Abrazando a Leroy.) Soy tuya para siempre, tu esencia es la mía. Donde lleves la cruz también la llevaré yo…por siempre mi amor.

ESCENA TERCERA

Claudio está en el estudio. Revisa y escribe unos papeles y lee unos párrafos entre dientes. Leroy entra y escucha los murmullos mientras se va acercando a la puerta del hasta que se da cuenta de que es Claudio.

LEROY: Ah…eras tú…

CLAUDIO: ¿A quién esperabas?

LEROY: (Caminando hasta su cuarto.) A Leonardo da Vinci. ¿Qué haces?

CLAUDIO: Pintando la Mona Lisa por supuesto.

11

LEROY: (Arreglando sus cosas en el tocador.) ¿Sabes? Eres un pésimo bromista.

CLAUDIO: Que puedes esperar de un viejo marinero que solo ve tubos de ensayo y fórmulas químicas…

LEROY: Puedo esperar un nuevo giro para mi vida.

CLAUDIO: ¿Qué dices?

LEROY: Es cierto. Conociendo tu historia puedo llegar a la mía.

CLAUDIO: (Inquisitivo.) Si quieres conocer mi historia solo pregúntala. Pero recuerda que mi vida no es la tuya y que estoy aquí porque aquí viví, no porque tú me hayas creado. Perdón, llamado.

LEROY: Tu historia no puede ser más cruel que la de cada uno de nosotros.

CLAUDIO: Conozco la historia de todos, y la tuya más aún.

LEROY: ¿Llevas mucho tiempo aquí?

CLAUDIO: El que he querido.

LEROY: ¿Y por qué no has vuelto a nacer? (Sentándose.)

CLAUDIO: (Vencido.) Hay un vínculo invisible que me ata a este lugar, además de a tu persona. Existe una unión muy singular y un tanto exótica propia de nosotros, me refiero a ti y a mí.

LEROY: ¿Y Sofía?

CLAUDIO: Ella es parte de esa unión. Ella es el incentivo, el motivo primordial de nuestra vida, mejor dicho de la tuya. En mi tiempo ella se llamaba Natividad. Nosotros siempre fuimos emotivos en grado sumo. Es duro admitir que el amor y la ciencia fue siempre nuestra vida.

LEROY: Vamos empieza desde el principio. ¿Dónde naciste?

CLAUDIO: (Riendo.) Me siento orgulloso de ser todo un francés. Nací el día… (Le mira de reojo.)

LEROY: Vamos, qué esperas viejo verde… ¿Dime cuándo?

CLAUDIO: Averígualo tú. Réstale al año en que estamos unos 60 años aproximadamente.

LEROY: (Hace el cálculo correspondiente y dice asombrado.) ¡Pero si eres del siglo pasado!

CLAUDIO: Pues claro, que esperabas. Veras…Mi padre fue un gran médico. Mi madre me hacia relatos de su inteligencia. Era muy sacrificado y lucho mucho por sacar nuestra familia a flote. Éramos seis hermanos. Tres hermanas y tres hermanos. Lo que no se borra de mi mente fue el día de su muerte. Nunca había visto tanto sufrimiento en el rostro de mi madre cu ¿? él murió. Era yo muy pequeño entonces…Fui criado hasta la edad de ser mozuelo. Después fui hijo del mar. A él le debo conocer a Natividad. Recuerdo la primera vez que la ví. Estaba sentada en la proa del barco, un barco de vela precioso. Ella era la hija del capitán. Tenía yo veinte años entonces. Pero que hermosa mujer…Se parecía a Sofía.

LEROY: Simpre nos atraían las cabelleras negras…

CLAUDIO: Ella llegó a adorarme tanto, que heredé el barco como único familiar varón cercano al capitán. Este aprobaba unánimemente nuestra relación. Luego, llegó un tiempo en que yo fui su vida tanto como ella fue la mía. Yo tenía poco dinero entonces. Pero las vicisitudes fueron pocas. Gracias a Dios. La vida del mar se tornó dura y fue tronchando mis sentimientos poco a poco, mientras que sensibilizaba los de ella.

LEROY: Te volviste piedra.

CLAUDIO: Sí. Los marinos ya me odiaban por mi seca practibilidad. Natividad se daba cuenta y trató de hacer algo…de encontrar el camino real de mis ideas. Un día, escribió un poema, todavía recuerdo una estrofa que decía… “Vida, levanta tus manos al cielo. Pisa el odio sin desvelo. Con tus manos coge amor. Vida, levanta tus ojos al padre y si te gritan cobarde déle a esos el perdón.” No recuerdo. Hace tanto tiempo ya…Creí que yo ¿podí???? Tener la sensibilidad de sus poemas. Fui escritor. Escribí varias obras. Ella era feliz. Una nube de sueños colmo nuestra vida. Nos hundimos en ese mundo irreal de los poetas…escribíamos, pintábamos en los poemas toda la naturaleza. Todo era fantástico. (Se levanta mientras Leroy observa.) Fuimos la naturaleza, el viento, la brisa, ella era la flor, y yo la tierra que le daba el hálito de vida… Todo fue hermoso…Los atardeceres se hacían interminables. Las noches en la playa…nuestro amor…su sonrisa…penetramos donde el alma humana no llega…imagínate dos almas sensibles juntas…era la vida Leroy…la vida que ahora tu vives como muerte…( Pausa.) Pero ella m! urió…ya tenía yo mi barba y ella tenía cabellos blancos…Decidí ser un fantasma, ver la realidad de las cosas, probarlo todo…ir en contra de todo lo establecido. Deje de creer en Dios… lo odie…fui humano, muy humano, me hundí en los libros, encontré la verdadera causa de las cosas, supe por qué el sol caía todas las tardes, supe que la tierra era la que se movía y que era ella la que medía el tiempo. Supe que el sol es una estrella inhabitable con millones de grados de calor en su superficie, supe lo que era rotación y traslación, el fenómeno matemático del día y de la noche…(Pausa.) Entonces ya no hubo atardeceres para mí. Ninguno. El Sol había perdido su encanto. Todo era falso y vine aquí. Donde viví de pequeño, me hundí en ese laboratorio que hay detrás de la casa. Hasta hoy…Aquí tiene tú…la tragedia de este viejo verde, que ha visto en ti su afinidad…su libertad…su igual. Por eso estoy aquí. Tú eres mi esencia, mi semejanza. Vi-

12 ves como yo, eres ese eterno poeta a quien s! e le fue robada su inspiración…y solo vive de la ensoñación del pasado .

LEROY: No puedo decir absolutamente nada.

CLAUDIO: Es mejor así.

LEROY: Trataré…solo trataré…ya veraz como lo logro…

CLAUDIO: Vete…Sofía te espera en la montaña.

(Pone su mano en el hombro de Claudio y se marcha mientras que Claudio vuelve a su mesa y continua murmurando entre dientes palabras que lee de un libro, mientras que cae lentamente el telón.)

ACTO TERCERO ESCENA PRIMERA

La montaña. Un gran pasto verde en su colina sobre el cual hay una gran roca incrustada en un árbol. Desde donde se divisa el completo atardecer. Sofía y Leroy están sentados en la piedra. Ella tiene su cabeza en el hombro de Leroy, mientras este acaricia sus largos cabellos negros. Es la hora del atardecer. Los dos observan detenidamente a la vez que Sofía tararea una canción.

LEROY: Somos testigos del destino de la verdad de los hombres.

SOFÍA: ¿Por qué la verdad de los hombres es tan falsa?

LEROY: Nadie lo sabe.

SOFÍA: Tú deberías saberlo…

LEROY: ¿Por qué?

SOFÍA: Porque tu no eres como ellos.

LEROY: Pero aún no he muerto.

SOFÍA: Eso no tiene importancia.

LEROY: ¿La falsa verdad de los hombres tiene alguna importancia para ti?

SOFÍA: Me gustaría conocerla para jamás tropezarme con ella.

LEROY: Es (Pausa.)…Ignorancia…desesperación…envidia…soberbia…

SOFÍA: ¿Recuerdas poco del mundo de tus padres?

LEROY: Ese mundo que tú y yo conocimos, tenía algo oculto. Lo que veías era solo una máscara.

SOFÍA: No comprendo nada.

LEROY: En el se cuajaba un deseo espantoso de poder, de grandeza, de fuerza. Ser superior era la meta que todos querían alcanzar. El mundo luchaba contra sí mismo. No existía la palabra hermandad. Cada hermano era un traidor. Cada amigo que ayudaba era un enemigo que espiaba por nuestros hombres.

SOFÍA: ¿No había hermanos? ¿No eran todos creados por un mismo Dios?

LEROY: No había amor, mi reina. Todos eran Bestias, animales creados para matar, no hubo Dios entonces. El final no lo conozco. Pero oí de un arma que mataba millones de seres en menos de un minuto. Debió haber sido espantoso. La mente podrida del maravilloso hombre progresista y moderno (Irónico.)

SOFÍA: ¿Podrá llegar ese mundo hasta aquí?

LEROY: Esa enfermedad es grande y contagiosa…No lo sé. Solo Dios es el único capaz de comprender y perdonar. En ese caso, se olvida lo que hablamos. Dios jamás se olvida de los que aman. Vivos o muertos, (Sofía sonríe.)

SOFÍA: (Mirando el atardecer.) Vivimos felices, Leroy. Este atardecer es interminable. No debes pensar más en lo que has dicho. Estamos aquí. Juntos, observando al vencido rey, que va muriendo.

LEROY: Va cargando mí tiempo en su cola. (Se oyen las campanas del pueblo.)

SOFÍA: Nuestro tiempo Leroy. Toda esa fantasía es real… (Respira.)

Tu aire me parece más real ahora…

LEROY: Es la fantasía más hermosa que jamás he vivido…

SOFÍA: Aquí no hay cadenas. Somos libres mi amor. Libres de amarnos hasta el fin de los tiempos. Donde nadie nos mire, donde nadie diga “Hay está el loco y el fantasma”. Nadie podrá decir nada ya…Nadie. Te amo y es la más hermosa verdad que tengo, e iría con ella a donde quiera, lucharía con ella hasta con la propia verdad de los hombres…y se que ganaría El Amor es invencible. Leroy, te amo.

LEROY: Aunque mi cuerpo se convertirá en polvo y ceniza, aunque mi corazón ya no palpite, mi alma te seguirá amando durante toda la eternidad. (Se abrazan.)

SOFÍA: Estamos llevando la cruz.

LEROY: Ya no tiene peso alguno. Podría decir que ya no existe. (Sofía se baja de la piedra y se coloca en posición de Reina, casi sonriendo como si fuera a delatar la broma.)

13

SOFÍA: (Caminando alrededor de Leroy y velando por que este no levante la cabeza.) He propuesto mi mano como eterna acompañante, prometiendo todo mi amor a aquel osado y valeroso caballero que dé muerte al Dragón encantado.

LEROY: Su majestad. Me pongo a vuestros servicios para matar al dragón endemoniado, digo encantado. Coronadme caballero de su majestad, la reina de mi corazón: Sofía Primera. (Los dos rompen en una risa infantil y tomados de la mano parten mont aña abajo.)

ESCENA SEGUNDA

La montaña. Alejandro y Leroy están cazando aves. Son aproximadame nte las cinco de la tarde. Alejandro-(Señalando al aire.) ¡A esa!

LEROY: (Apuntando con el rifle.) No…va muy lejos…

ALEJANDRO: Es ya muy tarde. (Se seca el sudor de la frente.) Hemos cazado todo el día.

LEROY: Yo quiero estar con Sofía. (Inicia el mutis.)

ALEJANDRO: Leroy…Quiero hablarte.

LEROY: (Regresando.) ¿De qué?

ALEJANDRO: Algo muy importante…demasiado.

LEROY: El sol ha muerto…es hora de morir nosotros también.

ALEJANDRO: De eso quiero hablarte…De tu muerte.

LEROY: ¿A qué te refieres?

ALEJANDRO: ¿No crees que es tiempo ya?

LEROY: ¿Qué diablos te has tomado?

ALEJANDRO: Ninguno. Es un sentimiento íntimo, un deseo palpitante que me obliga a revelarme.

LEROY: ¿Contra qué?

ALEJANDRO: Contra esa eterna condena, este eterno martilleo en la conciencia. Es contra ti Leroy.

LEROY: ¿Contra mí? ¿Te he hecho algún daño? ¿Te he privado de algo?

ALEJANDRO: Debes tener en cuenta ciertas cosas que como encarnado al fin no comprendes, estás vivo Leroy. Vives entre los muertos, nos ves, nos sientes, nos tocas, y nos llamas…por eso estamos aquí. Tu pensamiento nos llama. Y no tenemos otra alternativa que ir hacia ti.

LEROY: ¿Hablas también por Sofía?

ALEJANDRO: (Esquiva la mirada.) No…Hablo por mi libertad. Cuando mi vida terminó, me vi hundido en un mar de confusión que duró mucho tiempo. Después me sentí libre. FUI LIBRE. Pero tú me encadenaste con tu pensamiento y tu alma. Algo me ató a ti completo. Y mi libertad murió. Me quedé sumiso al cargo de conciencia que me consume. Seguí morando entre las almas que forjaron mi vida como ser con cuerpo. No pude superarme. Tú seguías pensando en mí. Seguías recordando nuestra niñez. Seguías recordando mis consejos. Cada una de esas cosas te acercaban más a mí. Hasta hoy. Que lucho por separarme de ti para reclamar mi libertad. (PAUSA.) (Dolido.) Déjame en paz Leroy. Déjame morar donde siempre quise. Olvida nuestra niñez.

LEROY: ¿Tanto mal te he causado?

ALEJANDRO: Y el que no te he dicho. Solo tengo una llave para mi libertad. Tu vida es mi camino hacia la eterna felicidad que jamás he conocido.

LEROY: ¿Mi vida?

ALEJANDRO: Es hora de que te des cuenta. Siempre se ha llamado muerte a tu despertar. Pero jamás estarías más vivo cuando sepas la verdad. Necesito que te des cuenta de todo. Que vivas tu soledad. Por favor… ¡Despierta! Sal de esa eterna obsesión…Danos la libertad…Danos la muerte.

LEROY: Eso jamás…Sabes lo que implica mi despertar. Este me conduciría a la vida. Volver a la vida sería fatal para mí. Dejaría de amar a Sofía.

ALEJANDRO: Ella no quiere que tú despiertes. ¿Por qué?

LEROY: No sabe si volvería otra vez aquí. No sabe a donde me llevaría la confusión no hay ser encarnado que me reclame. No pisaría otra vez esta casa. Dejaría de amarla al separarme de ella. Por eso no quiere que despierte. Me mantiene vivo. Mientras mi ser, mi cuerpo viva entonces seguiré junto a ella. Si despierto de la obsesión, me olvidaría de ella para siempre, si mi cuerpo muere, el fututo seria incierto.

ALEJANDRO: ¿No vale la pena arriesgarse?

LEROY: No. No vale. Sabes como amo a Sofía. Separarme de ella sería fatal para los dos. Siempre fuiste práctico, comprende…no puedo acabar mi vida así nada más. Lo siento Alejandro, todavía no es tiempo aún. Déjame seguir con esta obsesión que me da vida…tal vez, más tarde. No hablemos más del asunto y no quiero que Sofía se entere.

ALEJANDRO: Como quieras…Pero algún día te darás cuenta del mal que le has hecho a una pobre conciencia sola y asustada, además de prisionera.

(Comienzan a sonar las campanas de la iglesia del pueblo.)

LEROY: Son las Seis.

ALEJANDRO: El sonido de esas campanas me hipnotiza, me lleva a otro mundo…

LEROY: Sí…es muy melodioso…

(Los dos se absorben en el sonido de las campanas, luego de un corto lapso de tiempo se escucha el ladrido de un perro, Alejandro se a dado cuenta, Leroy continua vagando entre el sonido de las campanas, Alejandro se acerca, trata de escudriñar entre unos matorrales.)

ALEJANDRO: ¿No viste eso?

LEROY: (Respondiendo sin mirar.) ¿El qué?

ALEJANDRO: Ese perro. ¿No lo oíste?

LEROY: (Volteándose.) No he oído absolutamente nada. ¿No estarás viendo visiones?

ALEJANDRO: No sé…Creí ver un perro grande y blanco…mas blanco que la nieve.

LEROY: No he visto un perro por aquí durante todo el tiempo que llevo viviendo en esta casa.

ALEJANDRO: Pudo haber sido una visión. Ten cuidado…es muy raro este mundo.

LEROY: No empecemos por favor.

ALEJANDRO: Regresemos. Sofía debe estar nerviosa.

LEROY: ¿Cómo lo sabes?

ALEJANDRO: Un secreto más del mundo de tus “FANTASMAS”.

ESCENA TERCERA

La piedra y el árbol desaparecen y se convierte en varias palmeras. Es la playa cerca de las casa. Sofía está sentada en la arena observando el atardecer. Su cara está feliz. Luego aparece Claudio.

CLAUDIO: Ese sol es inservible ya.

SOFÍA: ¿Por qué lo dices?

CLAUDIO: Hay muchas más estrellas que esa. Y más útiles.

SOFÍA: Las ves por tu telescopio. ¿Verdad?

CLAUDIO: Sí. Son muy hermosas. ¿Sabes? Te veías muy hermosa mirando el atardecer. Me traes recuerdos gratos de una hermosa mujer…

SOFÍA: ¿Tú amaste?

CLAUDIO: Con locura. Su nombre era Natividad. Leroy sabe mi historia.

SOFÍA: Nunca me la has contado.

CLAUDIO: Todo fue por ese sol.

SOFÍA: ¿No crees que es hermoso?

CLAUDIO: Lo fue un día. Un día en que no había mucho. Cuando todo fue fantasía.

SOFÍA: Pensaré que tu corazón es duro. Y no quiero. Sé que a pesar de ser un poco viejo (Claudio sonríe.) eres muy simpático y cariñoso. Te aprecio mucho Claudio.

CLAUDIO: Me hacía falta que alguien me apreciara. Desde que ella murió, he vivido solo. Solo con la admiración de tu querido Leroy.

SOFÍA: ¿Verdad que es guapo? (Claudio sonríe.) Desde joven fue buen mozo. Siempre era comprensivo y galante conmigo. Lo he querido siempre, siempre Claudio.

CLAUDIO: No lo dudo. El te ama mucho también. Siempre me habla de ti. Siempre me pide consejos.

SOFÍA: Anda, dime que te dice… por favor…

CLAUDIO: Nada que tú no sepas.

SOFÍA: Tienes que saber algo…por favor…

CLAUDIO: Lo que siempre me dice es que eres muy bella, y cuando me habla de ti parece que estuviera en las nubes. Te quiere mucho Sofía. Por nada del mundo se separaría de ti.

SOFÍA: (Curiosa.) ¿Y que es lo que más le gusta de mí? El me ha dicho que es mi pelo.

CLAUDIO: Tu pelo le fascina. Pero siempre dice que lo mantienes vivo. Que le mantienen viva esa eterna ilusión que está viviendo. Jamás seas práctica con él. Para prácticos está Alejandro, aunque le quede poco ya.

SOFÍA: (Soñando.) Le quiero Claudio…le quiero…

CLAUDIO: Hablando del rey de Roma…

(Llega Leroy. Va con la camisa en la mano. Entra contento y alegre.)

LEROY: Hola mi amor… (Le da un beso.)

CLAUDIO: ¿Dónde estabas?

LEROY: Estuve remando.

SOFÍA: ¿No estás cansado?

LEROY: No. Creo que no.

CLAUDIO: Siempre ha sido fuerte.

SOFÍA: (Tocando sus músculos.) Me gusta que seas fuerte…me da seguridad.

LEROY: En mi estarás segura siempre…

CLAUDIO: Bueno, creo que es tiempo de volver a mi telescopio, empiezan a salir los soles. Buenas noches.

SOFÍA: Adiós Claudio…

LEROY: Buenas noches amigo…

CLAUDIO: Hasta mañana… (Mutis.)

LEROY: Sentémonos en la arena…

SOFÍA: Ponte la camisa…te dará frío y no te quiero con catarro.

LEROY: (Poniéndose la camisa.) Está bien… (Se sientan.)

SOFÍA: No te parece hermosa la noche.

LEROY: Sí. Es muy hermosa. La luna va encendiéndose con la noche.

SOFÍA: Y la brisa…

Leroy-Parece como si hablara…

SOFÍA: ¿Qué dice?

LEROY: Cosas…Cosas extrañas…

SOFÍA: ¿Sí?

LEROY: Hablan de un pasado feliz y una noche eterna…Un amor que el aire de estas playas desvaneció hace mucho tiempo…pero que todavía vive, siento el latir de esos corazones, luchando por seguir viviendo, por seguir corriendo por esta playa…por seguir disfrutando de el atardecer…pero el tiempo y la distancia los separan…los obligan a marcharse de esta playa que todavía espera ansiosa,…para que pisen sus arenas nuevamente…para que se reúnan aquí en esta maravillosa playa del ensueño. Pero se ¿?? Ido con las olas…Papá…Mamá…que esperan para volver aquí… (Leroy busca en el aire.) Que esperan…este es su mundo…me recuerdan, soy yo Leroy…estaba muy chico entonces…mamá…volverás con tus poemas…papá...te veré otra vez en el viejo bote, llevando a mamá a ver la luna…La playa los espera…¿dónde están! ?...

SOFÍA: (Que no le ha quitado los ojos de encima.) Aquí están Leroy…somos tu y yo…en esta playa no ha habido tiempo…la playa espera por dos corazones que se amen…tu y yo Leroy…la eterna fantasía del pasado ya es real…nunca ha habido tiempo..., (Leroy se sienta.)

LEROY: Entonces todo es real…existieron…

SOFÍA: En nosotros…

LEROY: Entonces están aquí…son ellos los que hablan en el viento…

SOFÍA: En nuestro corazón.

LEROY: (Se levanta…toma la mano de Sofía, se levanta también.) La playa nos espera. (Se van caminando lentamente, mientras que por el lado contrario aparece Alejandro, con la espada en la mano.)

ALEJANDRO: ¡Muere, Maldito niño…muere…!

ACTO CUARTO

ESCENA PRIMERA

La sala de la Casa. Alejandro está sentado en el sofá. Claudio observa con detenimiento el barco que está en la chimenea. Alejandro fuma su pipa.

ALEJANDRO: ¡Ya no aguanto más! Pero como es posible…Esa obsesión lo ha llevado muy lejos. (Claudio se vuelve.)

CLAUDIO: ¿Qué remedias con rebelarte?

ALEJANDRO: Es que no es justo... ¿Acaso tú tampoco lo entiendes? Claudio-Más claro que tú…

ALEJANDRO: (Irónico.) Entonces…podrías explicármelo ¿por favor?

CLAUDIO: Es simple. Estarás atado hasta que el diga. Alejandro-Te has vuelto loco tú también.

CLAUDIO: No veo la locura… Alejandro-No la ves porque no te da la gana…El muy niño…

CLAUDIO: ¿Niño?

ALEJANDRO: Sí…niño. ¿Quién es el único ser humano en esta casa que nos tiene como si fuéramos sus juguetes?

Claudio-Yo no soy juguete.

ALEJANDRO: Ah no…Tú eres el más preciado…

CLAUDIO: Tendría que dejarme la cabellera larga como Sofía…

ALEJANDRO: Mira Claudio…estoy hablándole muy en serio…Leroy nos tiene prisioneros a sus deseos. Rebélate.

CLAUDIO: Jamás podría reblarme contra mi mismo.

ALEJANDRO: Acaso no quieres librarte de esta mugrosa casa.

CLAUDIO: (Enfurecido lo toma por la camisa y luego lo suelta.) Esta mugrosa casa fue mía también…y no trates de rebelarme contra algo que considero correcto.

ALEJANDRO: Sé práctico. Tú eres un hombre de ciencia…Comprende…

CLAUDIO: El que sea un hombre de ciencia no me convierte en un pensador revolucionario…y menos en un hombre no-merecedor de libertad.

ALEJANDRO: Pero piensa, cuanto tiempo lleva él así…30 años. Cada segundo de esos 30 años vive obsesionado, ya lo ha consumido totalmente. Y a la vez me consume a mí. No me deja ser libre. Yo quiero seguir adelante pero él me mantiene atado y tú lo sabes.

CLAUDIO: Comprendo tu ansia de libertad pero…

ALEJANDRO: Es necesario que seamos libres, debemos partir de aquí. Este es solamente su mundo. No es el nuestro, libre podrías ir a donde quisieras…

CLAUDIO: Yo puedo ir a donde quiera…

ALEJANDRO: Pero lo necesitas a él…

CLAUDIO: Es cierto… (Convenciéndose.)…Pero y él…

ALEJANDRO: El vivirá…se dará cuenta de su realidad…y luego morirá…entonces seremos libres, piensa…disfruta en tu mente todo lo que podrías hacer sin él…irías a encontrarte con Natividad… Estarías con ella para siempre…Te separarías…serías uno solo.

CLAUDIO: No sé donde está…

ALEJANDRO: Volverías al mundo de los poetas…amigo. (Mutis de Claudio.) Ahora viene lo difícil. Claudio está convencido. Lo sé. Será el fin de Leroy…Yo quiero ser libre…tengo que serlo… (De momento entra Sofía. Al ver a Alejandro se detiene.)

SOFÍA: ¿Por qué me hablas?

ALEJANDRO: Solo pretendía ser cortés.

SOFÍA: (Esquivando.) No sé…supongo que estará remando…

ALEJANDRO: Bien…

SOFÍA: ¿Por qué dices Bien? ¿Qué nueva treta estás hilando en la cabeza?

ALEJANDRO: ¿Te acuerdas de tus padres?

SOFÍA: ¿A qué viene la pregunta?

ALEJANDRO: Es solo eso…una pregunta.

SOFÍA: Recuerdo a mí madre…era muy bonita… (Reaccionando.) No encuentro que te importe… (Inicia el mutis que interrumpe Alejandro.)

ALEJANDRO: ¿Te gustaría verla otra vez?

SOFÍA: (Sin pensar.) Sí… (Reaccionando ) No. Mi lugar está aquí…con Leroy

ALEJANDRO: ¿Llevas mucho tiempo con él?

SOFÍA: Lo amo. ¿Eso es suficiente?

ALEJANDRO: (Con recelo.) ¿Te gustaría ser libre?

SOFÍA: ¿Qué significa ¨ Ser Libre ¨?

ALEJANDRO: Bueno… (Actuando.)…Es cuando tú decides hacer lo que quieras, ir a dónde quieras y cuando quieras…

SOFÍA: Yo hago lo que quiero y soy feliz así.

ALEJANDRO: ¿Eres feliz con Leroy?

SOFÍA: Jamás lo he sido, como ahora.

ALEJANDRO: ¿Y si Leroy muriera?

SOFÍA: No lo vería nunca más…

ALEJANDRO: Estás en un error…

SOFÍA: ¿Por qué?

ALEJANDRO: Mira…Leroy está viejo ya…mira sus canas…su cuerpo está muriendo, pero su espíritu no…ese estará siempre junto a ti, claro después que él muera…entonces no habrá cuerpo que aprisione a su espíritu. Su alma vendrá aquí a morar junto a ti para siempre…

SOFÍA: ¿Y?

ALEJANDRO: ¿Cómo que Y?

SOFÍA: Bueno que qué habría que hacer para que el alma de Leroy y la mía estén juntas para siempre?

ALEJANDRO: Su cuerpo tiene que morir…

SOFÍA: Espera un momento… ¿Qué pasaría en la confusión…

ALEJANDRO: Te aseguro que nada. Mira…en conclusión convenceríamos a Leroy de que ya es su tiempo. D que ya su cuerpo no aguante más esta obsesión. Él despertaría y el despertar lo obligaría a matarse liberando su alma. Al liberar su alma estarías con él para siempre. Por toda la eternidad…

SOFÍA: Y si algo sale mal…y si al despertar no quiere morir…No me niego,

ALEJANDRO: Sofía es solo representar un falso papel…después serás feliz con él por siempre…

SOFÍA: Tengo miedo.

ALEJANDRO: Te aseguro que no pasará nada.

SOFÍA: Está bien. Pero no representaré ningún papel. Lo haré porque confío en ti. Porque sé que quieres a Leroy como si fuera tu hermano.

ALEJANDRO: (Indiferente.) Como quieras… (Mutis.)

SOFÍA: (Sola.) Es cierto, hay que arriesgase para ser feliz eternamente. Leroy y yo…juntos para siempre…sin cuero…solo con el alma.

ESCENA SEGUNDA

La Sala de la Casa. En la cama del cuarto duerme Leroy, Sofía está sentada al pie de la cama. Claudio está sentado en el sofá, está dormitando. Es de noche. Alejandro entra súbitamente con la espada en la mano, despierta a Claudio que mira asombrado, luego va al cuarto de Leroy y se detiene al frente de su cama, Sofía se pone nerviosa. Alejandro le da con la espada suavemente en la pierna y le grita.

ALEJANDRO: ¡Vamos despierta! ¿Qué esperas niño? ¡Despierta!

LEROY: (Soñoliento.) ¿Qué pasa?

ALEJANDRO: (Forzándolo.) ¡Que despiertes! Niño malcriado.

SOFÍA: Ten calma, por la fuerza no llegarás a ninguna parte…ni siquiera a tí mismo.

ALEJANDRO: (La toma por un brazo y la tira a la sala, Claudio que observa acude a ayudarla.)

LEROY: (se dirige hacia la sala a ayudar a Sofía, pero Alejandro lo detiene colocando su espada en su estómago.) ¿Qué diablos pasa aquí?

Alejandro (Bajando la espada.) Es tiempo de que hablemos, Camina. (Leroy va a la sala seguido de Alejandro, al ver a Sofía se arrodilla a ayudarla, Claudio se ha puesto de pie.) ¡Déjala! Levántate. (Leroy se levanta, ayudando a Sofía a sentarse en un sofá.)

LEROY: (Mirando a Claudio.) ¿Qué le pasa, Claudio? (Esquiva la mirada.)

ALEJANDRO: Cuando un hombre tiene sed, bebe agua, pero cuando no hay agua bebe su propia sangre…

LEROY: ¿Qué quieres?

ALEJANDRO: Mi libertad. (Seco.)

LEROY: Ya hablamos sobre eso…

ALEJANDRO: Tú hablaste…Yo tuve que tragarme mis palabras, sometiéndolas a tus deseos y a tus caprichos.

LEROY: ¿Y por qué te rebelas ahora?

ALEJANDRO: ¿Qué por qué me rebelo ahora? (Rompe en una estridente carcajada.)

Mira Leroy, he luchado por mi libertad cada segundo de tu vida. He visto como te niegas a mi deseo. Para ti la libertad no vale nada.

LEROY: Tengo mi libertad. Sofía es mi mundo.

ALEJANDRO: Sí…pero no es el mío. Tienes que darme la libertad has vivido toda tu vida en tu propio infierno…y para ti ha sido felicidad.

LEROY: ¿Qué te crees? ¿Qué toda la vida (Alto.) ha sido ventura en este mundo de fantasía? ¿Qué no he sufrido que no he llorado por mantener la ilusión viva?

ALEJANDRO: ¡Eso es lo que me mata…la vida de tu ilusión!

18

LEROY: Crees que no extraño la libertad tanto como tú. Crees que esta ilusión me a traído la felicidad que deseo… ¡Sofía esta muerta! Pero que viva en mi deseo…quiero sentirla aquí…cerca…sé que esta tan lejos como las estrellas aunque pueda besarla y caminar de su mano por la playa...

ALEJANDRO: ¡Tienes que vivir como vivo, no en la ilusión que te consume la vida del cuerpo!

Púes ya la de tu mente está durmiendo para siempre.

LEROY: ¡Puedo vivir con mi ilusión el tiempo que quiera, y tú espíritu del demonio no me lo vas a prohibir!

ALEJANDRO: ¡Entonces muere! (Alejandro levanta la espada contra Leroy.)

SOFÍA: ¡Nooo! (Leroy detiene la espada, luego la arrebata de la mano de Alejandro, luego la arroja al suelo, Alejandro se queda estupefacto, Leroy lo toma por la camisa y le grita.)

LEROY: Tu libertad me ha llevado muy lejos, has dejado de ser un espíritu y has bajado a las más profunds cámaras del infierno. ¡Donde te pudrirás para toda la eternidad!

CLAUDIO: Ya es tiempo de que yo hable. (Le separa las manos de Leroy que están en el cuello de Alejandro. Las manos de Alejandro tratan inútilmente de separarlas de Leroy.) (Leroy se separa y se sienta al lado de Sofía que llora silenciosamente, Alejandro se queda de pie.)

Como científico siempre he tratado de buscar la verdad de las cosas…aún aquí, entre dos almas que luchan por una libertad que no les corresponde…Se habla de libertad y de ilusión… ¿Para qué quieren la libertad? ¿Dime tu Alejandro, para qué quieres la libertad?… ¿Para andar vagando como un alma en pena por los confines del mundo que ni siquiera conoces?

ALEJANDRO: ¡No los conozco…y es por su culpa!

CLAUDIO: No me importa de quién sea la culpa. Lo que importa es lo que ha pasado y a donde nos conducirá esta conversación. A ver dime tú… ¿Quieres libertad o no? (A Leroy.) no contestes…tu libertad está aquí. Flotando por este aire…tu libertad esta aquí…en Sofía…Pero de ?¿?¿ algo. Algo que Alejandro y yo hablamos.

LEROY: ¿También le crees tú a él?

CLAUDIO: Sí. Le creo porque tiene razón. Te lo diré…Jamás tendrás tu libertad mientras cargues con ese cuerpo…mientras lleves esa máscara.

LEROY: Él no tiene cuerpo…y ¿por qué pide libertad?

CLAUDIO: Él quiere otra libertad. Una libertad que solo tú puedes darle.

LEROY: Eso es, ya comprendo…se ha valido de ustedes de una manera burda y vil. Quiere su libertad y los ha puesto en mi contra…Para que yo ceda.

ALEJANDRO: Claro que los puse en tu contra. Son los únicos que entran un tu conciencia.

LEROY: No era necesario te lo aseguro…

CLAUDIO: No es necesario que te explique lo que hay que hacer. Ya lo sabes.

LEROY: ¿Se creen que son los únicos que viven en esta casa? No han tomado la opinión más importante…la de Sofía… (Alejandro ríe.)

SOFÍA: Es cierto Leroy. Tienes que ser libre. Con tu libertad seremos felices.

LEROY: Tú también me hundes. Alejandro eres…eres lo más asqueroso que he visto sobre la tierra.

SOFÍA: Confío en todo saldrá bien. Pasará como Alejandro dijo.

LEROY: ¿Y cómo dijo Alejandro?

ALEJANDRO: A ti no podría mentirte. Yo he decirte como sucederá.

LEROY: No esperes convencerme.

ALEJANDRO: No…no pienso convencerte. Solo te daré una oportunidad para nuestro futuro.

LEROY: Mi futuro ha sido toda mi vida.

CLAUDIO: Ten calma. Espera a que Alejandro explique.

ALEJANDRO: Es muy fácil.

LEROY: Para ti todo es fácil.

ALEJANDRO: No me interrumpas y escúchame. Primero tienes que convencerte de que ya estas viejo. Tienes 50 años mal usados. Perdidos si así los quieres llamar…

LEROY: ¿Por qué tengo que convencerme de eso? Solo tengo algunas canas y mi mente está fresca aún.

ALEJANDRO: no seas tonto. Ni tu mismo te convencerías de eso. Tu cuerpo ya no aguanta esta obsesión. Son 30 años Leroy hundido en un mar oscuro y frío.

LEROY: NOOO ¡No es cierto…he sido feliz con Sofía!

ALEJANDRO: Sofía está muerta…

LEROY: ¡NOOO! ¡NOOO! NOOO!

ALEJANDRO: Tienes que despertar. Tienes que vivir como vivo. No muerto eternamente. Después de despertar…después que no nos encuentres, cuando no veas a nadie, (Mientras Alejandro habla, Leroy está arrodilla-

19 do en el piso, negando todo lo que Alejandro dice. Claudio espera, mientras Sofía llora.) Cuando llames a Sofía y esta no te responda…entonces estarás vivo. Latirá sangre en tu cabeza otra vez. Entonces, viene tu muerte…ese asunto lo puedes hacer tú o lo haremos nosotros….

LEROY: Jamás dejaré mi vida en manos del demonio.

ALEJANDRO: No importa. Después de morir, después que la luz te ciegue por completo vendrá una confusión. De la cual saldrás otra vez por lugares que ya conoces…

SOFÍA: Dile la verdad…Dile que hay un riesgo…

ALEJANDRO: Si. Hay un riesgo.

LEROY: ¿Cuál?

ALEJANDRO: El de no regresar más aquí…

LEROY: NOOO ¡No puedo separarme de Sofía por darte tu libertad!

ALEJANDRO: Hay dos cosas en juego. Tu libertad y la mía. La tuya te dará a Sofía para siempre. La mía me dará lo que siempre busco.

LEROY: ¿Qué tengo que dejar aquí?

ALEJANDRO: Solo tu cuerpo material. Pero déjame terminar tus instrucciones. Luego de salir de está confusión estaremos aquí, esperando. Te llamaremos, entonces tú responderás. Llegar aquí, tendrás a Sofía para siempre. El riesgo está en que tú respondas.

LEROY: Responderé…Responderé porque te amo. (A Sofía que se lanza a llorar en el pecho de Leroy.)

CLAUDIO: Todo ha terminado. ¿Cómo esperas morir? ¿Cuándo?

LEROY: Con la espada de mi padre. Mañana al atardecer.

ALEJANDRO: Claudio y yo nos vamos. Sofía tú también debes dejarlo solo.

LEROY: No. Que se quede. Marchense ustedes. (Mutis de Claudio y Alejandro .) (Leroy se dirige al estudio seguido de Sofía, se sienta en al mesa. Sofía se detiene a observarlo. Toma un papel y un lápiz .)

LEROY: Lo último que dejaré escrito como hombre consiente.

SOFÍA: Todo saldrá bien. Todo. Dios nos ayudará. Te amo.

(Leroy comienza a escribir mientras se oscurece el escenario.)

ESCENA TERCERA

Leroy solo. Está en su cuarto. Pone una nota sobre su cama. Toma la espada y se dirige a la sala donde está Claudio, Sofía y Alejandro. Estáticos como estatuas, una luz roja cae sobre ellos. Alejandro tiene la pipa en una mano. Claudio se sostiene con su bastón, Sofía está arrodillada en el piso cubriéndose la cara con las manos.

LEROY: Aquí está la espada y el libro. Y mi nombre es Leroy. Aquí siento el aire respirar en mí. Aquí siento la soledad de la vida. Porque estoy vivo. Aquí siento perderse en este espacio, inexplicables recuerdos de lo que fue mi muerte. ¿Para qué sirvió? ¿Cuál fue su verdadera esencia? ¿Por qué fue tan corta como el invierno? ¿Por qué terminó? ¿Por qué terminó para todo el mundo? Aquella muerte no está aquí. Alguien me la ha robado. Veo correr por ?¿? esta casa…30 años de mi vida. 30 años atormentado por una ilusión, por una obsesión que fue eterna. (Busca en el aire a Sofía, pero no se da cuenta de que esta allí. No los ve ya .) Sofía…Sofía por qué te desvaneciste en el aire, por qué tu pelo se perdió entre las nubes. Tu pelo negro como la noche, recuerdo cuando lo toqué por primera vez, me temblaban las mano! s… ¿Te acuerdas?… fue fantástico… revoloteaba en el aire… sentí tu mano acariciar la mía… ¡TUS PALABRAS ME HAN HERIDO A MUERTE; SOFÍA! (Gritando.) ¡Por qué me dices que ya no hay ilusión, que has muerto hace 30 años, por qué me dices que eres un fantasma que vaga por esta casa!… ¡TÚ NO ERES UN FANTASMA! Eres lo más que amé durante toda la vida. Fuiste mi tiempo y mi carne. Fuiste tu boca y la mía. Eras la música que solo yo escuchaba. El hombre nunca tuvo oídos para ti…y ahora estas muerta…NOOO! (Llora.) Claudio, Claudio Aparece… ¿dónde estas?…Vi tu laboratorio antes de llegar a ti…por tu telescopio ya nadie mira…pareceque todos conocen el secreto del universo…has tenido razón muchas veces, (Riendo.) eres un viejo socarrón. (Transición.) Pero nadie conoce mi ilusión Claudio…Nadie…¿ Crees tú que hace falta que alguien lo sepa? Estoy VIVO….Alejandro… Tú eres eres Morel… (Ríe.) ¿Tienes el libro? Vamos a cazar…el pájaro no se movio de su lugar (Riendo.) Sigue meneando las alas sin moverse! … (Riendo.) Todavía sigues viendo perros blancos… (Se oye ladrar al perr o.) Mira…ahora yo lo oigo también… (Serio.) Mi amigo del alma…ERES UN TRAIDOR…Un TIRANO… Siempre querías ser como yo…Pero eras frío y calculador…incapáz de derramar lágrimas. Ni siquiera en la muerte de tu madre…No lloras Alejandro…pero eres un cobarde… (Dulce.) Ya no hay quien escuche tus campanas…¿QUIERES TU LIBERTAD? ¡Pues la tendrás…Dejo esta risa, como último tributo de mi desgracia. (Mutis. Se va lentamente soltando una estridente y gutural carcajada.)

20

(La casa se oscurece y vuelve a amanecer, Los fantasmas se han ido ya.) (Entran dos hombres, altos, Cazadores, uno tiene un débil acento francés entran cargando a Leroy que tiene una herida de la espada en el pecho, uno de los hombres lleva las espada.)

Hombre 1- Supongo que con esta herida, ya no le queda ni sangre.

Hombre 2- Pongamoslo aquí.

Hombre 1- Este era el hombre del que tanto se habla en el pueblo.

Hombre 2- Sí se dice que era brujo o loco. Algo así.

Hombre 1- Bueno ya esta muerto, Oye y ese perro blanco que estaba junto a él.

Hombre 2- Corrio al vernos.

Hombre 1- Todo es extraño aquí.

Hombre 2- Consigue una sábana. No podemos llevarlo así.

Hombre 1- Espera, ese debe ser su cuarto.

(Al entrar descubre la nota que Leroy dejo sobre la cama. La toma a la vez que toma la sábana que cubre la cama.)

Hombre 1- Mira esto. Una nota.

Hombre 2- Leela.

Hombre 1- (Leyendo.) ¨Si algun vivo encontrara mi cuerpo, le ruego me entirre bajo la sombra del árbol de la montaña. Mi cuerpo ya no vale nada. Al fin soy libre. Espero volver de donde vine. Si ellos me llaman. Enterradme bajo la sombra,por si no despierto, sumirme eternamente en mi oscuridad¨.

Hombre 2- ¿No dice su nombre?

Hombre 1- La espada lo dice. (Busca la espada, la observa, busca el nombre.)Leroy…así se llama…Leroy. (La pone en el sofá.)

Hombre 2- Envolvamoslos en el manto. Llevémoslo al pueblo a ver que dice la policia.

Hombre 1- Supongo que será donde el diga. Son sus tierras.

Hombre 2- Llevemoslo al auto.

(Los dos hombres lo cargan hasta afuera. Luego uno vuleve, da una mir ada y luego dice.)

Hombre 1- Aquí ya no queda nada. (Mutis.)

(Luego de marcharse el hombre, las tres figuras regresan por la puerta central, Sofía está muy nerviosa, Claudio está muy inquieto. Alejandro está tranquilo, pero muy serio. Alejandro y Claudio se quedan de pie. Sofía se sienta.)

SOFÍA: ¿Cuánto falta Alejandro?

ALEJANDRO: Solo unos minutos.

CLAUDIO: Roguemos porque todo salga bien.

SOFÍA: Empecemos por favor.

ALEJANDRO: Esta bien.

(Todos se reúnen en una especie de semicírculo. Se toman las manos y comienzan a llamar a Leroy. Estan unos 15 segundos mencionando su nombre luego se escucha e primer quejido, los res se callan. Se escucha otro segundo quejido, Luego quejidos corridos y rapidos. Estridente. Se separan. Se oscurece el escenarioy una luz ilumina la puerta. Leroy entra vestido de blanco. Pálido. En silencio. Se detiene en el medio de la sala. Los otros empiezan a llamarlo. Luego cae de rodillas. Ellos se arrodillan. Luego de unos segundos Leroy vuelve a la no rmalidad. Se levanta. Ellos se levantan en silencio.)

LEROY: (Abraza a Sofía.) Estoy aquí. He regresado.

SOFÍA: Estas aquí amor mío. (Abrazandolo.) (Luego del abrazo, se vuelve a donde Claudio.)

LEROY: Gracias…padre.

CLAUDIO: Hijo (Le da la mano.) (Se vuelve a Alejandro.)

LEROY: Eres libre. Vete. (Serio.)

ALEJANDRO: Me voy. Y gracias. (Mutis.) (Claudio vuelve al estudio. Se sienta a la silla. Leroy le dice desde la sala.)

LEROY: Sabía que no te marcharias viejo verde. (Claudio sonríe.) Estoy aquí para siempre. Sofia- Para siempre amor mío.

LEROY: Es extraño. Jamás creí que regresaría. Por un momento pense que estaba perdido.

SOFÍA: ¿Qué viste?

LEROY: Primero fue eterna la oscuridad. Luego vi a mamá y a papá. Vi algunas caras conocidas, gente que me conocía desde pequeño.

SOFÍA: ¿No viste a mamá?

LEROY: No. Ella no ha muerto.

SOFÍA: Algún día iremos allá.

LEROY: Aunque no este atado a mi cuerpo. Me gustaría quedarme aquí.

SOFÍA: ¿No quieres volver a tu mundo?

LEROY: Así no podría. No estaría limpio.

SOFÍA: Pero el mundo cambiara. Te lo aseguro solo hay que esperar.

LEROY: ¿Esperamos un nuevo mundo?

SOFÍA: Sí. Un nuevo mundo donde todo será diferente. Donde todo será hermandad y justicia. LA gente vivirá de la Naturaleza. El hombre jugará con el León. Y el viejo con el niño. El pasto siempre será verde y seremos todos felices. En ese nuevo Mundo. ¿Te gustaría nacer en ese mundo? Solo hay que esperar.

LEROY: Volver a nacer. Es una idea tentadora. (Claudio suprime un gesto de amargura. Luego de oir el parlamento de Sofía y Leroy da un puño en la mesa y comienza a llorar descontroladamente.)

TELÓN FINAL.

31 de diciembre de 1975 Mayagüez, Puerto Rico

CARNET DE ENTRADA

(El sueño que tuve una vez.)

Mayagüez, Puerto Rico. 1976

ACTO ÚNICO

Un Salón amplio. Bastidores de fondo en perspectiva simulando un gran cementerio. En una plataforma a la izquierda una gran mesa con tres sillas. A la derecha un arco y un monumento en relieve de las tres Parcas, muy pequeño, sobre una mesa iluminada con una vela. Luces polícromas en todos lados y sobre t odas las cosas. Una neblina cubre el lugar. En alguna parte, lejos, un árbol seco. Se escucha una música moderna muy alegre, murmullos y voces de un baile. En la mesa hay tres personas, al medio una mujer hermosa de grandes ojos, con el pelo recogido y un mechón simpático sobre cada una de sus sienes. Viste de blanco. A su lado dos hombres, uno de ellos con barba y traje azul. Al otro lado otro hombre vestido de verde, con la cara limpia. El hombre de barba y la mujer fuman. En el fondo el cantante silba un a canción y tararea luego unos versos sin sentido, luego silba. Mismo juego. La música se reduce.

Luego entra El Héroe, vestido de blanco, acompañado de una mujer vestida de marrón. Ella también es herm osa. Llegan hasta donde está la mesa.

MUJER BLANCA: ¿Su nombre?

HOMBRE BLANCO: M. N. Z.

HOMBRE VERDE: Espere.

HOMBRE AZUL: (Busca unos papeles.) Pase. (Luego entra La Madre vestida de negro.)

MADRE: S.P.B.

MUJER BLANCA: ¿Es usted la de los años?

MADRE: No comprendo.

MUJER BLANCA: (Molesta.) Que si es usted la de las canas.

MADRE: (Aún sin comprender.) ¿Qué canas?

MUJER BLANCA: (Sin remedio.) ¡Ah! Olvídelo.

HOMBRE AZUL: Pase.

HOMBRE VERDE: Espere. (Pausa.) Su nombre.

MADRE: S. P. B.

HOMBRE VERDE: (Sonríe.) Es la misma, pase. (Entra Él. Es joven con una barba comenzada. Un gabán blanco sobre los hombros a modo de abrigo. Es resto de su ropa es roja.)

HOMBRE VERDE: Su nombre.

ÉL: R.O.R.P.

HOMBRE AZUL: Profesión.

ÉL: Actor.

MUJER BLANCA: ¿Para quién?

ÉL: Para usted.

HOMBRE VERDE: Su nombre.

ÉL: R.O.R.P.

MUJER BLANCA: Usted no tiene carnet de entrada, tiene que quedarse afuera. (Se escucha un viento que arrecia fuerte. El cantante con toda su calma, camina hasta la vela y la apaga y continúa silbando, lléndose por el lugar que se han ido los otros sin decir nada a nadie. Él mira sin comprender, mientras se acercan más invitados al baile.)

TELÓN.

EL DRAGÓN COMELÓN

Y EL PASTORCITO DEL BOSQUE

Obra Infantil en 3 actos. Mayagüez, Puerto Rico. 1976

Estrenada en la escuela F.D. Roosevelt, de Mayagüez, Puerto Ric o, en 1976 por el Grupo Anaiboa.

Personajes: Rey Pan Sobao

Reina Pantraída Princesa Panecilla

Heraldo Dormilón

Dragón

Pastorcito del Bosque

Duendecito jorobado

Bruja mala

Hada buena

Príncipe de: Alemania, Payaso, China, África

PRIMER ACTO

(El Rey y la Reina están entrando a la sala del trono, la reina hace una señal al heraldo y este que siempre está durmiendo, despierta y los anuncia volviendose a dormir.)

HERALDO: (Despertando.) ¡El Rey y la Reina del majestuoso y estruendoso Imperio de los pares ¡Los Reyes de la Panilandia!

(Rey y reina se sientan en el trono, luego de mirarse la reina comienza a reirse incoherentemente.)

REY: ¡Estoy cansado! Este embrollo no puede seguir! El dragón me tiene loco! (Reina dando aceptación a todo.)

REY: Llevo toda una vida luchando con el dragón y mira como me ha puesto.

REINA: Eso es verdad.

REY: He hablado con él y hasta le he hecho cosquillas para que no me siga comiendo los árboles de pan, pero el muy sinvergüenza tiene un hambre que le dura toda la vida.

REINA: Es porque siempre le haces cosquillas en el mismo sitio.

REY: Reina por favor, ayúdame a buscar una solución para el problema. El pueblo se queda sin pan. (A los niños.) Sabían ustedes que el único alimento que se come en nuestro imperio proviene de un árbol milagroso que en vez de dar frutas da pan. Y el dragón le encanta nuestro pan.

REINA: (A los niños.) En una parte muy remota nuestro imperio tiene una gran cocina donde se llevan los panes después de ser recogidos, se calientan en unos hornos gigantescos y son llevados a otros países donde ustedes puedan saborearlo. Si no fuera por panilandia ustedes no podrían comer pan jamás en la vida.

REY: Reina querida, dime que puedo hacer?

REINA: ¡Que tengo que hacer qué?

REY: No…Que qué voy a hacer yo? (El Rey oye la gente del pueblo que canta por la ventana, luego se acerca mientras el pueblo dice.)

Pueblo- ¡Asómate a la ventana y dale una explicación al pueblo que muerto de hambre exige alimentación! ¡El pueblo pide, El pueblo pide, El pueblo pide!

REY: (Desesperado.) El pueblo se muere de hambre!

REINA: ¿Que se muere quién?

24

REY: El pueblo.

REINA: Ahh. El lechero (Asintiendo.)

REY: (Furioso.) NO. El dragón.

REINA: Ah, ya veo el pueblo, sí. Ay, mira que flaco está aquel… ¡Bendito!

REY: ¿Y quién tiene la culpa?

REINA: El pan.

REY: No, el dragón. Tenemos que buscar una solución para el problema. Pensemos. (Los dos se ponen a pensar, uno camina detrás del otro mientras que de momento el heraldo empieza a balbucear palabras a las que el rey les pone atención.)

HERALDO: Casar…Casar a la Panecilla…Princesa, casarse…ZZZZZZ (Bostezó.)

REY: (Sorprendido.) ¡Eso es!…¡Eso es!

REINA: ¿Pero qué?

REY: Quinqué…Eso mismo es. Siéntate reina mía que ya tengo la solución. (Al Público.) Este heraldo vale un millón. Atiéndeme. Ponemos un aviso por todos los reinos cercanos y lejanos, para todo aquel príncipe noble, que quiera casarse con la princesa, tendrá que enfrentarse al dragón. Y como nuestra hija es muy hermosa todos los príncipes querrán matarlo.

REINA: ¿A la princesa?

REY: No. Al dragón. Entonces se acaba el lío y nuestra hija se casa.

REINA: (Bostezando.) Mira yo creo que podemos hablar con el lechero para que le ponga lazitos color rosa a las botellas.

REY: (Mutis.) Un lazito color rosa para el dragón. (El Heraldo queda solo mientras que va entrando la princesa a la sala del trono. Luego de tropezar con el Heraldo este da el anuncio de su entrada. Luego se pone a dar vueltas por la sala y en eso llega la Bruja mala del bosque.)

BRUJA: SSHH. Yo soy la bruja mala. (A los niños.) Y vengo hacerle un hechizo a la princesa para que ningún príncipe se enamore de ella. Cuando los príncipes vengan a pedir su mano la verán bien fea, horrible, y no querrán casarse con ella. Saben porqué lo hago? Porque el dragón es mi amigo. Y así los dos podremos tener todos los árboles de panilandia. JA-JA-JA. (A la princesa.) Hola, princesita, me he perdido y no encuentro el camino a mi casa podrías tú decirme?

PRINCESA: Como no, ancianita, venga le voy a enseñar… (Se asoma a la ventana y le señala mientras que la bruja a sus espaldas le hecha el embrujo con palabras mág icas.)

BRUJA: ¡Ay princesita si tu supieras cuánto te lo agradezco tu eres la más bonita que veo por aquí muchas gracias hijita… (Mutis.)

PRINCESA: Gracias a tí ancianita… (A los niños.) ¿Que rara me siento?

ESCENA SEGUNDA

(Sala del trono. El Rey bosteza y la Reina cuenta cosas en el aire y la princesa a la derecha del Rey se cubre la cara con el paño de su gorro picudo, el heraldo toca la trompeta y entra un príncipe Chino, con un sombrero chino.)

HERALDO: (Tocando la trompeta.) El príncipe de la villa, rey de China! ¡Whan ñañ?

REY: (Al público.) Arroz ni pan no mezcla ni con Ketchup.

Príncipe Chino- (Arrodillándose.) Whan chin chañeso Whaw yo mingao chen Whan chin chao.

REY: (al Heraldo.) ¿Usted entiende lo que dice este loco?

HERALDO: Si, su majestad me permite, yo le puedo traducir, pues aprendí chino cuando era chiquito. (Al príncipe.) When choo yong sient tung. (Al rey.) El dice que viene con las mejores intenciones para su hija, y promete ser el que castigue al dragón y lo haga obedecer.

REY: Pregúntele cómo piensa matar al dragón.

HERALDO: Whor choy efren yang. (Se pasa el dedo por el cuello.) chon piao.

PRÍNCIPE CHINO: (Furioso, haciendo ademanes de Karate.) Whan young peo yang Fsu Kanyco, young pontiao fuñio.

HERALDO: El príncipe dice que piensa matar al dragón con Karate.

REY: Que lo haga obedeciente es bastante. Dígale que tomaré en cuenta su oferta, que espere ahí en lo que vienen los restantes.

HERALDO: (Conduciéndolo al lugar.) Yang stupiao cheng yo.

REY: A lo mejor viene otro. Ya me imagino al dragón, trabajando para los hornos de pan.

25

HERALDO: ¡De la villa del hamburger en Alemania! ¡El príncipe FrankFruter! (Se acerca un príncipe muy rígido y serio y da el típico saludo NAZI.)

PRÍNCIPE ALEMÁN: Bokenstop, Hi Hitler!

HERALDO: Le saluda, su majestad.

REY: ¿También sabe alemán usted?

HERALDO: Si su majestad, Mi gato peleó con los gatos de Alemania en la segunda guerra mundial de los gatos de mi calle.

PRÍNCIPE ALEMÁN: Binkof, Mikstof, Vasser, Mutter, tronk, praraken.

REY: ¿Que rayos dice ese?

REINA: ¿Será familia del chino?

PRINCESA: No mami, este es más romántico.

REY: (Al heraldo.) ¿Que dice?

HERALDO: Está dispuesto a cazarse con la princesa si usted le permite matar al dragón.

REY: ¿Cómo va a matarlo?

HERALDO: Baken, Stoken, Frokrstron, Proken!

PRÍNCIPE ALEMÁN: (Como si el dedo fuera ametralladora.) Ban, Ban, Ban. (Furioso.) Bruker groken stor Brankenstot. Hi Hitler! (Se retira al lado del chino y el rey queda im presionado.)

REY: (A la hija.) Tu tendrás que decidir.

HERALDO: ¡De las selvas más profundas del Congo! ¡El Príncipe Mano Chita! (Entra un Príncipe africano.)

PRÍNCIPE AFRICANO: Bunga, Bunger, Kota, Balta, Bundolo Mano Chita.

HERALDO: Le presenté sus respetos y dice que se llama Mono.

REINA: De mono es que tiene la cara.

REY: Pregúntele si el está dispuesto a ir por el dragón.

HERALDO: Bunga, Banga, Kabolo tumba Bemba.

PRÍNCIPE AFRICANO: Bongo Benga Benga, (Haciendo como tarzán.) ¡AUA! (Haciendo como Mono.) Bungonbola, Bungo.

HERALDO: Dice que va a traer a todos los animales de la selva ¡Inclusive a tarzán!

REY: (Lamentándose.) ¡Más animales No!

REINA: Aquí todos son animales.

PRINCESA: Papi, ¿cuándo elijo a mi esposo?

REY: Te digo ahorita. Heraldo que pase el próximo.

HERALDO: ¡Del circo de los Payasos más famosos del mundo, el payaso pirulato!

PAYASO: (Entra dando brincos y haciendo maromas.) Gracias su majestad por haberme recibido aquí, vengo a darle una muestra de como he de vencer al dragón. Siempre y cuando me case con su hija. (Al público lamentándose.) ¡Llevo mucho tiempo solo, me voy a quedar jamón. (Al rey.) Bueno, Yo creo que la manera de vencer al dragón es haciéndole piruetas y cosquillas, hasta rendirlo de la risa. Así. (Comienza a dar brincos y a reírse, hace piruetas y en una se cae patas arriba y llora, pero se vuelve a reír rápidamente, luego de las risas del Rey y la reina, el payaso se para cansado y con la lengua por fuera y le dice al Rey.) -Qué cree usted majestad. Ay! mi espalda.

REY: Póngase con los otros, mi hija decidirá! (Todavía riéndose.) -Bueno hija es el momento de elegir a tu esposo, para que venga a atrapar al dragón. Entonces los casaremos y todos seremos felices.

REINA: Momento de emoción. (Risa.)

PRINCESA: ¡Ay! me tiemblan las rodillas…A quién eligiré? (Aún con el paño en la cara, pasa por el frente de todos los príncipes que le sonríen. Luego se quita el paño y ella sonríe. Todos los príncipes hacen un gesto de espanto, algunos dicen maldiciones, otros gestos de susto y tres (3.) de ellos salen corriendo despavoridos. El payaso se queda y le dice al rey.)

Payaso- Con su hija no se casa ni el gorila de mi circo (Sale corriendo tam bién.)

PRINCESA: (Con la boca abierta ante el público, luego llora y comienza a patalear en el piso y pataleando, da un mal paso y cae reventada en el piso y se queda llorando y dando puños.) NO, NO y NO. Trampa, Trampa, Trampa, Buuu.

REY: Me lo temía.

REINA: (Sigue cantando cosas en el aire.) Uno, dos, tres. Un dragón anda suelto, cuatro, cinco.

HERALDO: (se sienta en el atril y se duerme.) ZZZ.

ESCENA TERCERA

(Bosque. Ladrones del Palacio, la princesa pasea y recoge flores. En ese m omento llega el Pastorcito junto con su amigo, el jorobado del bosque. Los dos se acercan y la miran con curiosidad mientras la princesa continúa mirando las flores.)

PASTOR: ¿Oiga señorita, está usted perdida?

PRINCESA: No exactamente. Soy la hija del Rey de los Panes.

ENANITO: Ya me tenía cara conocida.

PASTOR: Permítame portrarme ante su majestad.

(El pastor se arrodilla un poco y la princesa le sigue la reverencia, pero da un resbalón y cae patas arriba.)

PASTOR: ¡Juancho, ayúdame a levantarla! Enano- Sí, allá voy.

(Levantan a la princesa y comienza a gemir.)

PRINCESA: Soy muy torpe y fea nadie me quiere.

PASTOR: Porqué una princesa tan bonita dice eso?

PRINCESA: ¿No te parezco fea?

PASTOR: No.

PRINCESA: ¿Horrible?

PASTOR: No, ¿Porqué?

PRINCESA: ¿No me parezco a una araña peluda?

ENANITO: Ni a un ciempiés tampoco.

PRINCESA: (Al público.) ¿Verdad que soy bonita?… Es que los príncipes están ciegos. No saben apreciar la verdadera belleza.

PASTOR: ¿Cuales príncipes?

PRINCESA: Un montón de gente fea, que papi mando a llevar a ver si eran capaces de capturar al dragón. Porque el que capture al dragón se casará conmigo.

PASTOR: Pero me imagino que tiene que ser un príncipe…

PRINCESA: (Coqueta.) Bueno después que sea bien parecido. (Choca con un árbol.)

ENANITO: ¡Cuidado princesa!

PASTOR: Bueno se sabe que el dragón se come los árboles de pan y no hay nadie que lo haga detenerse, y ¿usted, princesa mía, está dispuesta a casarse con el que capture al dragón?

PRINCESA: Claro que sí. Pues me casaría con un héroe.

PASTOR: (al enano.) ¡El deber me llama! (A la princesa.) Voy a hablar con tu padre ahora mismo. (Al público.) Ya no me quedo sin esposa! Enanito, Hacia el Castillo. (toma la mano de la princesa y se marchan.)

ACTO SEGUNDO

(Escena en casa del tirano. Rey dormita, Reina haciendo loqueras. Heraldo duerme. Entra el pastor y el enano con la princesa tomado de la mano.)

REY: (Sorprendido.) ¿Pero qué es esto?

HERALDO: (Despertando por un pisotón del enanito.) ¡El pastorcito, la princesa panecilla y el enanito alcagüete!

REINA: ¿Un cartoncito?

PASTOR: (Arrodillandose ante el Rey.) Buenos días, tenga su majestad.

REY: Debe usted una explicación del por qué venía de la mano de la princesa.

PASTOR: Sobre eso vengo a hablarle.

REY: Pues hablad pronto. Pues ya me encolerizo - No soporto que mi hija ande de las manos de un… (Lo mira de arriba a bajo.) de un…Bueno explíquese.

PASTOR: He entendido que busca a alguien que capture al dragón; pues se está comiendo todo el pan.

REY: Eso es cierto.

PASTOR: Y que su alteza ofrece como recompensa la mano de su hija.

REY: Sí! Pero esa oferta solo se aplica a los príncipes y nobles. No aceptaré que ningún Pan con hongo se case con mi hija.

PASTOR: No soy un pan con hongo. Y le aseguro que con mi pequeña espada podré capturar a ese dragón.

REY: Podrá capturar al dragón. Pero jamás se casará con mi hija. (Convencedor.) En vez de ? le daré 400 bollos de pan.

PASTOR: (Pensando.) No, la mano de su hija o nada.

REY: NO. Imposible. Usted no es noble.

ENANITO: (se rasca la cabeza.) Se quedó sin el pan y sin la princesa.

PASTOR: (Camina hacia el público y dice.) Ya verán como lo convenzo. (Al Rey.) - Reconozco que soy un humilde pastor y que lo único que poseo es mi pequeña espada. Pero usted puede estar seguro que si usted me da la mano de su hija, yo le capturo el dragón.

REY: Mire que usted molesta! ¡AH!

PASTOR: Puede estar seguro que mi trabajo es eficiente.

REY: NO.

PASTOR: (Convenciendolo.) - Diga que sí, Bendito!

REY: NO. No le doy mi hija a un Pan con hongo.

PASTOR: Le prometo quitarme el hongo.

REY: NO.

PASTOR: Pues entonces me lo dejo. Pero si usted le pregunta a su hija si me quiere como esposo, verá como dice que sí.

PRINCESA: Es verdad papito, mira que guapo es.

REY: NO.

PASTOR: SI.

REY: NO.

PASTOR: NO.

REY: SI.

PASTOR: Convencido. Mañana vera el dragón en esta sala del trono. (A la princesa.). Adiós, Princesa mía.

REY: Pero… (Levantándose.)

PASTOR: No se preocupe por nada (Lo sienta con las manos en los ho m bros.)

REY: Pero…Oig… (Mutis del pastor.)

REINA: A lo mejor el dragón lo usa como de palillo de diente, como es tan flaco.

REY: A ese no lo salva ni el médico chino.

PRINCESA: Pero yo lo quiero mucho papi.

REY: Bueno, hija. Vamos a ver.

PRINCESA: (Corriendo a la ventana con el pañuelo.) - Adiós, pastorcito.

PASTOR: Adiós, panecilla.

ESCENA SEGUNDA

(Bosque. El Pastor y el Enanito están sentados bajo un árbol.)

ENANITO: (Al Público.) Estamos muy preocupados, pues no sabemos donde puede estar el dragón.

PASTOR: (Se levanta y comienza a caminar de un sitio a otro inclinándose la cabeza .) - ¿Dónde podrá estar?

ENANITO: (Que se ha levantado y camina detrás del pastor.) ¿Dónde podrá estar?

PASTOR: No tengo idea en dónde puede estar.

ENANITO: No tengo idea en dónde puede estar.

PASTOR: No me repitas.

ENANITO: No me repitas.

PASTOR: (Que se para súbitamente y choca con el enanito y lo tira al suelo.)

ENANITO: (Arreglandose el gorro.) ¡Lo tengo! ¡Lo tengo! ¡Lo tengo!

PASTOR: ¿Tienes que?

ENANITO: (Brincando y riendo.) La tengo, la tengo. (De pronto del ? el pastorcito y le dice.) No… (frustrado.) No sirve.

PASTOR: ¡Bah!

ENANITO: (Se encoge de hombros y sigue pensando y rechazando ideas.)

PASTOR: ¿Quién sabe todos los secretos del bosque?

ENANITO: No sé…Las hormigas, el búho, el hada buena.

PASTOR: Eso, eso.

ENANITO: ¿Qué?

PASTOR: ¡El hada buena! ¿Dónde podemos encontrarla?

ENANITO: Pero eso es muy difícil y además esa hada se pasa durmiendo como el Heraldo del palacio y todo lo hace al revés.

PASTOR: No importa. Hay que encontrar al dragón a como dé lugar.

ENANITO: Bueno, pues, sígueme. (Lo lleva a un árbol después de haber caminado un trecho y haber rodeado varios árboles.) - Aquí es! (Toca en un árbol y sale el hada buena bostezando.)

Hada buena - A quién se le ocurre molestarme a esta hora del día?

PASTOR: Pensamos que tú nos podrías ayudar.

HADA: ¿Que hechizo quieren?

PASTOR: No, no buscamos ningún hechizo, buscamos dónde se esconde el dragón comepan de la cola verde.

HADA: Las horas de oficina son a las…

PASTOR: (asustado.) Llevenos ahora, por favor.

HADA: ¿Bueno, y para que lo buscas?

PASTOR: Si logro capturarlo, el rey me dará la mano de su hija que es muy bonita y estoy enamorado de ella.

HADA: AH! El amor…Yo estuve enamorada de un brujo del lago, pero vino una bruja gorda y fea y con un hechizo me lo arrebató. Hizo que le gustara las gorditas y se fue con ella el muy…¡Bribón! Bueno, salgamos y yo los llevaré donde el dragón. Con tal de que te case con la princesa. AH! El amor…

ESCENA TERCERA

La cueva con los tres árboles. El dragón está adentro y la bruja mala le habla desde afuera.

Bruja mala- El hechizo me salió mal. El pastorcito ese no es noble y por eso no la vio fea como yo quería y ahora se dirige acá a llevarte al palacio. (Adentro se oye un ruido.) -Si. Ya se que no te gusta. Pero haré lo posible para que no te lleve. Silencio se oyen pasos.

(Se acerca el Pastor con su espada en gesto de cauteloso. El enanito derritiéndose de miedo. Y el hada bostezando de sueño.)

HADA: Por ahí está la are? adentro está el dragón comelón de Pan. Yo me voy atrepar al pie de este árbol, cuando me necesites me pitas y yo responderé enseguida. (Se sienta y se duerme en el pie del árbol.)

PASTOR: Lo demás déjalo de mi cuenta. (Se acerca lentamente y trata de clamar al enanito que se muere durmiendo, luego se para al frente de la cueva y dice.) - ¡Dragón, Comelón de Pan! ¡Te ordeno a que salgas en el nombre del Reino de Panilandia! (Lapso de tiempo ) Te reto a que salgas! (Súbitamente sale el dragón rugiendo y el Pastorcito queda petrificado de miedo mientras el enanito se desmaya.)

DRAGÓN: ¿Quién me molesta cuando reposo de mi siesta? He comido 1,000 bollos de pan y es necesario que repose.

PASTOR: (Tragando y con miedo levanta su espada. Gagueando.) Yo…yo te, te ordeno en nombre de Panilandia que, que dejes de, de comerte el pan que, es, el alimento de, de el reino de Panilandia. Te ordeno que me…me acompañes a la sala del trono.

DRAGÓN: JA - JA - JA

PASTOR: Es necesario - (Enanito despierta pero ve al dragón y cae.)

DRAGÓN: (Se lanza sobre el Pastorcito y lo hace acostarse sobre sus pies.) - ¡Esto es lo que me va a llevar ante el Rey, JA - JA - JA.

BRUJA: (Quien observa todo detrás de la cueva.) - JA - JA - JA.

PASTOR: (Trata de pitar y no puede.) (En eso se acerca a la Bruja mala y le hace co squillas al pastorcito, luego se acerca detrás de un árbol el hada buena que sorprende a todos. Pasma a la bruja, confunde al dragón y hace reír al pastorcito.)

HADA: ¡AJA! La que me robó el brujo del lago. Ahora vamos a arreglar cuentas!

ENANITO: (Se levanta mira y se desmaya otra vez .)

PASTOR: Ahora se vira la tortilla dragoncito.

BRUJA: (Con miedo.) - El brujo del lago se fue con el hada madrina de la cenicienta. Dejamos de gustarle las gorditas.

HADA: No, pero ahora yo me voy a desquitar. (Luego comienza una pelea de hechizos con ambas varas mágicas y diferentes gestos se dibujan en sus caras, luego terminan por caerse a golpes y a halarse el pelo y termina la bruja mala tirada en el suelo. Luego se dirige el Dragón quien ha observado la p elea, y con la varita mágica le dice.) - Sapo de la charca, gusano de fango que este dragón pagó manso.

PASTOR: (Saliendo de debajo del dragón, (al hada.) -¿Estás segura que está manso?

HADA: Mis hechizos no fallan, pero si duda haré aparecer una cuerda. Punga ferda que aparezca una cuerda. Buscas en la cueva y me das un pedazo para amarrar a esta gordiflona.

29

(Busca la soga y amarra al dragón .) (El hada amarra a la bruja. En eso se levanta el enanito y pregunta.)

ENANITO: ¿Qué pasó Ah!?

PASTOR: Vamonos, que mi princesa espera en el castillo.

HADA: AHH. El amor… (El pastorcito se lleva al dragón y el hada se lleva a la bruja puyándola con la vara mág ica.)

ACTO TERCERO

Sala del trono. El rey y la reina sentados, la princesa y el heraldo.

REY: ¿Llegarían?

HERALDO: ¡El Pastorcito, el dragón, el enanito, el hada y la bruja mala hacen su entrada a la sala del trono!

REINA: Yo creía que el dragón lo había usado de almuerzo y de postre al enanito jorobado ese.

PASTOR: (arrodillándose.) Su alteza, aquí le traigo a el dragón comelón y la bruja mala. El problema de los panes ha acabado.

REY: Buen trabajo y en recompensa pues te doy la mano de la panecilla. Ya Panilandia siempre tendrá pan.

PASTOR- (Corre a la princesa quien lo espera.) - Ahora podremos casarnos y tener muchos panecitos.

REY: En cuanto a ti dragón, irás a trabajar a las calderas a los hornos de pan y la bruja mala la mandaremos al calabozo. Heraldo, encarguese de ella. (Heraldo la agarra.).

BRUJA: ¡Que guapo eres!

HERALDO: Soy casado, señora. (Mutis.)

BRUJA: Bueno, pues yo me voy con mi enanito al Bosque.

ENANITO: (Al público.)

El que de llenar la panza nunca se cansa y a los otros sin comida deja algún día terminará llevando a otros la bandeja.

FIN

23 de febrero de 1976 Mayagüez, Puerto Rico

EL MARRÓN MENOPÁUSICO

Diez escenas Mayagüez, Puerto Rico. 1977

Estrenada por el Club Dramático Colegial, en el Teatro Universitario del Recinto Universitario de Mayagüez, Puerto Rico, el 28 de marzo de 1977. Con las actuaciones de Gilberto de Paz, Natalia “Marilú” Lavergne y Carlos Ayala. Dirigida por la Dra. Daisy Sánchez.

Personajes:

Hombre 1

Mujer

Hombre 2

ESCENA PRIMERA

Música inicial. Oscuridad comp leta. Una luz tenue y enfocada cae sobre un rostro de barba desordenada y el pelo largo. Comienza a hablar, pronunciando in cresendo.

HOMBRE 1: Era yo muy chico entonces. Era tan pequeño que no cabía ni siquiera dentro de mi. No me encontraba. Y fué cuando todo empezó. Ellos llegaron. Gritando. Y yo sabía que ellos tenían la culpa. Decían que yo no era importante... que no tenía valor en esta sociedad; porque nosotros habíamos coagulado al mundo. Soy importante... tengo valor... tengo libertad... Es necesario levantarnos en armas contra una sociedad de piedra y una generación ciega que quiere imponernos su mandato irrazonable como un yugo, como una obligación y más aún, con el azote. Digan que no. ¡Somos libres de protestar! ¡Somos la nueva generación!! (Susurro.)¿No parecemos?

ESCENA SEGUNDA

Paredes de algún lugar. En el medio hay una pequeña plataforma de un pie de ancho por uno de alto. Dibujos de bombillas a su alrededor. En las paredes, dos puertas.

El mismo hombre está sentado en el proscen io.Viste con mahones y camiseta. Piensa y gesticula. Rechaza y descarta ideas que súbitamente se le ocurren. Observa la plataforma detenidamente. Toca un bombillo y se quema, se retira asustado. Mira nuevamente, se prepara, sonríe, y brinca la plataforma cayendo reventado al otro lado. Se vuelve a sonreír, se prepara y salta nuevamente una y otra vez. Entonces entra la mujer. Hermosa y joven, viste como él, pero en diferentes colores. Ríe, al ver al hombre caer.

MUJER: (Riendo.) Pero... ¿Qué haces?

(La m ira con recelo, luego ríe, anda hacia atrás, se prepara y salta .)

HOMBRE 1: (Mientras lo hace.)Trato de ser grande.(Cae otra vez.)

MUJER: No... no sirve. Seguirás cayendo durante mucho tiempo. (Sienta.)

HOMBRE 1: Tú también me frustras.

MUJER: No, no es eso... es que no lograrás nada con retarlos. Esa no es la forma. Vamos, has lo mismo que yo...(Se pone a correr en el mismo sitio.)

HOMBRE 1: Pe...

MUJER: Calla y corre...

HOMBRE 1: No entiendo.

MUJER: Ríe... y cánsate. (Ríen a la vez, mientras correr.) Ahora siéntate y espera... trata de oír tu corazón.

HOMBRE 1: (Sentados.) No lo oigo.

MUJER: (Gesto de resignación.) Bueno... bésame.

HOMBRE 1: ¿Por qué?

31

MUJER: (Insistente.) Bésame.

HOMBRE 1: Está bien. (La besa suavemente en los labios.) ¿Así? (Se oye al fondo un latido de un corazón.) ¡Está sonando! (Alegre.) ¡Está sonando!

MUJER: Ya ves.

HOMBRE 1: ¿Cómo lo hiciste?

MUJER: Lo importante es sentirse por dentro. Explorar cada cosa de tu cuerpo, cada sentido, cada emoción, así comprenderás un poco más al mundo, primero averigua de tí... y luego ínflate como un globo, sé una bocina...

HOMBRE 1: ¿Crees que pueda saltarlo?

MUJER: Quizá... pero aunque caigas de pie no lograrás eso que buscas...

HOMBRE 1: Quiero averiguarlo.

MUJER: Si insistes.

HOMBRE 1: (Dándose cuenta.) Tengo frío.

MUJER: (Se asombra.) Bueno...

HOMBRE 1: (Se coloca en posición, observa y salta. Cae parado. Se detiene y piensa .) No... no siento nada.

MUJER: Hacen falta otras cosas. Quizá no para ser grande y con valor. Sino para sentirse grande, ver las cosas detrás de los párpados. Estar consciente de que eres no es suficiente para ser el mundo. Ese es sólo el primer paso. ¿Comprendes?

HOMBRE 1: Llevo varios meses tratando con insistencia. Y siempre caigo. Y ahora que puedo hacerlo, nada tiene sentido... no me parece real... como si no lo hubiera hecho. ¿Acaso lo hice? Dime. ¿En realidad brinqué la plataforma y caí de pie? ¡Contesta!

MUJER: No sé..no sé...

ESCENA TERCERA

El hombre está parado sobre la plataforma, una luz fuerte cae sobre él. Tiene los puños cerrados y el cuerpo muy tenso, cerrados los ojos y los labios torcidos. Soporta. Al fondo se oyen unas voces macabras, o quejidos coreados y distantes.

HOMBRE 1: ¡No soporto! Como quisiera decirles que ya no los veo, que sólo los oigo, porque esa es la única cosa que me ata a ustedes, su mugrosa voz, y su mal aliento a cigarrillo y a pitriche. Su sola cercanía me apesta... a tocino y aceite. ¡Que son unos bocones! Unos sabelotodos... (Riendo tristemente.) ...la jodienda humana, como dicen. Y sin embargo, no se resignan a las inclemencias de la menopausia... siguen siendo iguales; como si fuera la menopausia misma la que me habla. Las uñas de abuela estaban podridas, me acuerdo; carne de cañón; decías...¡Y digo yo, carne de puta!!! (Comienza a reír a carcajadas Transición.) ¡Han acabado con mis ideas! (Transición.) Sí... como ordenes, como quieras. Tú mandas sobre mí. Mi deber es continuar la producción en masa de los hombres del mañana... soy una tuerca. ¿Verdad que lo soy?

(Oscuro.)

ESCENA CUARTA

El hombre uno dormita sentado en el piso. Entra por una puerta el Hombre 2. Sin barba. Vestido con una et iqueta desgarbada y sucia.

HOMBRE 2: Te llaman.

HOMBRE 1: ¿Quién?

HOMBRE 2: Será...

HOMBRE 1: Ya voy.

HOMBRE 2: Tienen coraje....

HOMBRE 1: Que se metan el coraje por el... (Se para sobre la plataforma y una luz roja cae sobre él.) Sí... está bien. Como tu digas; te lo prometo. Anjá... sí... sí... okey... ¿Acabaste ya?... perdón. Sí...¡OKEY!... (Y se baja de la plataforma como esquivándose y con miedo. Se apaga la luz de pronto. Saca la lengua hacia arriba y se ríe. Luego se voltea donde está el Hombre 2 que se sienta en el piso con la cabeza entre las rodillas.) Oye... ¿Qué te pasa?

HOMBRE 2: Estoy triste..

HOMBRE 1: ¿Por qué? ¿Qué te pasa?

HOMBRE 2: ¿Alguna vez te has sentido triste por algo sin saber la razón?

HOMBRE 1: Sí.

HOMBRE 2: Ponerse triste es como encoger los labios hacia adentro.

HOMBRE 1: Así. (Los encoge.)

HOMBRE 2: (Sonríe tristemente.) Sí.

HOMBRE 1: Pero me puedo reír. (Ríe con los labios encogidos.)

HOMBRE 2: ¿De qué te reíste?

HOMBRE 1: No sé. Quise probar si se podía.

HOMBRE 2: Bien. Es lo externo de la tristeza. ¿Qué sentiste?

HOMBRE 1: No sé...una sensación normal, corta.

HOMBRE 2: Un estrujamiento.

HOMBRE 1: Eso.

HOMBRE 2: Y el pecho como una camisa sin planchar. Y unas horrendas ganas de vomitar... de eructar todas las malas palabras del mundo... de destrozar ese montículo que te aprisiona.

HOMBRE 1: (Con coraje.) Sí.

HOMBRE 2: De tirar todo el vómito verde y mugroso que pueda salir de tu bilis sobre el humo de las fábricas, las leyes y la burocracia, la mierda de educación universitaria, los hijos machistas de la ley del hombre, el hambre, el sometimiento, la aristocracia, la religión tradicional, las riquezas mal repartidas, la exaltación de los más mugrosos valores morales, los casinos, las autopistas, los hijos de rico, los autos nuevos, las etiquetas, el hombre mismo, de vomitar sobre todo. ¡Estoy Harto! (Se da la vuelta hacia la puerta y hace el sonido del vómito.)

HOMBRE 1: ¿Te sientes mal? (Hombre 2 regresa limpiándose la boca.)

HOMBRE 2: Desde pequeño fue así... viviendo en la aristocracia, en el barullo de un casino, entre copa y copa, mujer y mujer, Montecarlo, golf, Holiday Inn, rum punch, a la iglesia los domingos, los niños al prekinder, el diploma de bachiller en... y mi padre, el doctor... orgulloso de su hijo el... el ¡Pendejo!... y mi madre, toda hecha peluca y maquillaje, directora del club de damas esposas de doctores... siempre con un billete de veinte entre los pechos, y mi hermana que no podía salir por que sino el machito de la esquina podía violarla con la mirada mientras se carteaba con una amiga hermana de un chico con quien mi hermana se acostó un par de veces.

HOMBRE 1: ¿Como? No entiendo.

HOMBRE 2: Bah. Que mi hermana era una cualquiera mientras mi padre y mi madre guardaban su virginidad como una joya intocable... y Dios libre que el chico osara llamar tan siquiera por teléfono. Rum punch, Montecarlo, casino, mujer, Holiday Inn, esposa inconforme, frígida, y hasta impotente me he sentido, mi madre me bañaba todos los días y estuve muy interesado en un hombre, como verás... soy todo una sociedad... rum punch, etiqueta, Montecarlo, discoteca, mateus rosé, mi padre masón por aquello de la costumbre y de la convención anual. El omega de veinte de diez, y una boda a lo superbride y toda una sarta de materialismo inútil... todos somos así, hasta el más hambriento de los hombres. ¿Has visto ese perro zarnoso que siempre se detiene al frente de la Alcaldía?

HOMBRE 1: ¿Cual?

HOMBRE 2: El que casi no tiene pelos y cojea de una pata, tiene varias heridas cubiertas de sangre coagulada y las moscas se paran sobre la mierda que le cuelga del rabo.

HOMBRE 1: (Gesto de asco.) Sé de qué hablas.

HOMBRE 2: Bien... sabes que hablo de tí mismo...

HOMBRE 1: ¿Qué?

HOMBRE 2: Te acabo de describir.

HOMBRE 1: También conoces mucho de ti.

HOMBRE 2: Lo digo por los dos... y por todos esos. Porque todos, alguna ves en nuestra vida, en nuestro pequeño círculo de movimiento, sea la aristocracia, la clase media, el vulgo o la pobreza, hemos sentido la muerte, el pesimismo, hemos sido sarna de perro alguna vez.

HOMBRE 1: ¿Qué quieres decir?

HOMBRE 2: ¿Que qué quiero decir? Después de todo, ni nosotros mismos nos entendemos. ¡Que nuestra vida es ese perro!

HOMBRE 1: Y somos perros...

HOMBRE 2: Y el árbol...

HOMBRE 1: Lo han tumbado.

HOMBRE 2: Y la quebrada...

HOMBRE 1: Casi es de gasolina.

HOMBRE 2: Y no te das cuenta...

HOMBRE 1: ¿De qué?

HOMBRE 2: ¿No te pone triste?

HOMBRE 1: (Pausa.) No.

HOMBRE 2: ¿Qué cosa eres tú?

HOMBRE 1: Resiste. No mueras. Todas esas cosas son vanas. La plataforma es lo único que hinca. Es como si fuera el principio de todo lo que hemos hablado... el origen... la causa de todo... la náusea. (Oscuro.)

ESCENA QUINTA

Está el hombre con la mujer sentados a ambos lados de la plataforma obse rvan un marrón que hay sobre la misma.

HOMBRE 1: Vamos, que esperas.

MUJER: Tengo miedo.

HOMBRE 1: Yo también.

MUJER: Dámelo. (Se lo da y lo arroja por la puerta .)

HOMBRE 1: Asegúrate donde lo tiras, quizá tengas que volver por él.

MUJER: ¿Te sientes frustrado?

HOMBRE 1: (Piensa.) ¿Qué se yo? Nos proponemos algo, lograr liberarnos de la muerte y nos da miedo el sólo pensarlo y tal vez pensamos en que nunca hemos pensado nada... que todo ha sido pensado por alguien anterior a nosotros... y nos sorprendemos al averiguar que no tenemos originalidad... que alguien más gordo que nosotros nos ha robado las ideas.

MUJER: Pero nadie puede robar los sueños. Son la esencia misma de la vida, la aspiración a lo más alto... no cuestan... andan por ahí volando como bellas mariposas silvestres, cierras los ojos y ya agarraste uno. Son como una hermosa flor, su olor es tan fragante, más sin embargo no los puedes ver, o tocar, después de todo nadie querría tocar un sueño. ¿Para qué? Sabes, yo no tuve mamá. Me crió una vieja ancianita que se pasaba todo el día tejiendo en un sillón. Era muy linda. Me contaba del valor de los sueños. Decía que los grandes hombres siempre logran lo que buscan por medio de los sueños, que las grandes patrias han sido libertadas por hombres de gran imaginación... Pero un día ella murió...y yo me quedé muy sola en la casita de amapola, así decía. Y todas las mañanas un hermoso caballero venía a darme el pésame. Un día tuve un hijo, del señor del pésame... y la gente empezó a reprocharme porque el señor del pésame estaba casado con una vieja bruja...y mi pequeño fué rey del reino de los reyes que reyaban sin cesar... lalalalalala...

HOMBRE 1: Cálmate ya.

MUJER: No te enojes, sólo soñaba. Pero en verdad los grandes hombres son dueños de las grandes patrias, aunque no puedan vivir en ellas. Pero les pertenecen, porque ellos, sólo ellos la soñaron, la hicieron suya con sólo imaginarlo, porque después que esté aquí...(Señala la cabeza.), no es de nadie... sólo tuyo... por eso te digo que nadie puede robar los sueños... y la pequeña viejecita y el pequeño rey de el Señor de los Pésames están vivos aunque yo me haya apartado...están aquí detrás de los párpados.

HOMBRE 1: Entonces son míos los sueños.

MUJER: Sólo tuyos y te corresponde a tí hacerlos nacer. Porque brotan de tí y te rodean como mariposas que andan revoloteándote la cabeza. Cierra los ojos y dime que ves.

HOMBRE 1: Nada.

MUJER: Ya sabía yo.

HOMBRE 1: Espera...veo gente que trata de correr... desesperada por huir...

MUJER: ¿De qué?

HOMBRE 1: No sé... (Temeroso.) no veo nada.

MUJER: Vamos sigue mirando.

HOMBRE 1: No, me resisto.

MUJER: ¿Tienes miedo de tus propios sueños? ¿De lo que puede crear tu imaginación?

HOMBRE 1: Tengo miedo de mí.

MUJER: ¿Qué?

HOMBRE 1: Yo corría con esa multitud.

MUJER: ¿Hacia donde corrías?

HOMBRE 1: ¡No sé!

MUJER: Tenías que huir de algo.

HOMBRE 1: ¿Y cómo iba a saberlo si sólo miraba hacia el frente? (Rápido, entra el Hombre 2, con una Biblia bajo el brazo, puesta una sotána, una boina de guerrillero, y un revólver .)

HOMBRE 2: (Entrando gritando.) ¡Cristo te ama! ¡Busca de Dios! (Se detiene al lado de la mujer.) ¡Que el señor te reprenda! ¡Atrás Satanás! ...eres sensual. (Se impulsa como una espiritista.) Estoy viéndote un protector... tiene más pechos que una perra paría. (Se le acerca al Hombre 1.) Y tú, ¿de que te liberas?..(Como político.) Pues todos sabemos que la única alternativa para esta gran ciudad, es la bomba atómica...(Mujer y Hombre 1 aplauden.) ¡Qué viva la colonia! (Mujer y hombre uno, abuchean.) (A la mujer.) ¿Tú no sueñas? Mira lo que tengo...(Saca del bolsillo unas pastillas.) Le dicen las “taxi driver”... viaje a donde quieras con chofer y todo por un traguito de agua. Y tú... que tienes cara de GAY, como dicen ahora, dos tiquesitos para el topless del bar de la esquina, damas gratis. Y tú.. ten cuidado con los camarones, que sacan la palanca y pa’ la nevera como Pillín. (Saltando.) Manda fuego Señor, Manda fuego...¡Y que viva la revolución! (Humilde.) Pero sobre todo, como dicen las escrituras... (Saca la biblia y la huele, gesto de mal olor.), hacer lo que vuestro corazón os diga...(Cantando.) Yo tengo un coso en el alma, un coso en el alma y en el....(Mutis.)

HOMBRE 1: (A la mujer.) Ya todo ha pasado... (Ella le da las pastillas y junto con los tickets los colocan en el proscenio.) Ahí están. (Se sientan.)

MUJER: (Saca la mano hacia el público.) Llueve... (Lo mira.) ¿Ves? (Revientan los dos en carcajadas.) Es como para hacer el soñado amor....(El hombre 1 la mira y luego sonríe .) (Oscuro.)

ESCENA SEXTA

Hombre 1 sentado sobre el montículo.

HOMBRE 1: No lo he visto todo aún; quiero decir que no me libro del todo de ustedes, quizá sea por un pequeño remordimiento de conciencia que quisiera elevar de mí. Sí... ya lo sé.. siempre con la misma mierda. ¡Deberían sambuirse en el medio del car...! Bah... no vale la pena...(Se levanta.). Todo comienza a hacerse más pequeño.Recuerdo cuando era una porquería de muchacho, como tú decías... el olor a hormiga, mi primer abandono, y la noche que llamé desesperado y no respondías y al amanecer los ratones no me traían ni un vellon... y cuando me escondí y vi que Santa Claus era rubia y se parecía mucho a tí. Y no me dejabas que me ensuciara después de bañarme porque la ropita era más importante que mi diversión y tenía que pasar horas sentado oyendo hablar a los grandes de tantas cosas estúpidas... eso fué de pequeñito... de más grande ya me dabas como a un hombre. Todavía recuerdo la bofetada que me diste cuando me cogiste masturbándome, y me rompiste los dientes cuando me agarraste fumando... siempre me cogías, nunca me podía esconder bien. Y cuando te dejaste convencer por aquellos pendejos de la religión para que yo fuera a misa a cada rato. Y sin embargo no salimos de los centros espiritistas y tenías amigos ateos y mami cogía doctrina con los testigos de Jehová... primero republicano, demócrata, independentista, mientras yo me escapaba todos los lunes para ir a las terturlias. La superior con honores, pero sin el carro con que te llenabas la boca de promesas cada vez que sacaba una buena nota... pero luego vino la Universidad. ¡Por fin lejos de casa! Lejos de tus jodiendas y de tus gritos... pero aquí también me perseguía tu herencia de macho medio-nena. Los camarones me bostearon el cuarto y me rompieron la cabeza cuando me le cagé en la madre a uno y jodío con todas las mierdas de clase que le meten a uno aquí... cálculo... ingleses, españoles y jodiendas... mikeo 314 era mi favorita...y cuando sacaba efe me acordaba de mi hermano, que quizá para este tiempo se esté bañando en bañeras llenas de billetes mientras yo me como el cable del año. Pero que cuando yo más pequeño se enredó con otro a los piporrazos porque me dijeron maricón. Un día, un pana me ofreció un Salem y yo por bobo me lo fumé, era de otra cosa, y estuve vomitando y con churras como un mes. Siempre dicen que los Salem lo fuman las mujeres... y los sánganos como yo. Después, el tener que volver a casa todos los viernes como una cosa de rutina... por ver a la vieja. Pero era una continuación de lo de antes. (Aparece el Hombre 2 y se queda quieto, observándolo.)...“Nene has esto”, “Desordenado”, “No te pareces a mí” ¡Con las ganas que yo tenía de parecerme a él! Y siempre la misma basurita del ojo... y yo quería creer y no podía porque ya tu habías creído primero que yo, y por eso no podía decir nada, porque tú eras más viejo y sabías más de la vida.

HOMBRE 2: (Grita.) ¡Hipócrita!

HOMBRE 1: ¿Qué sabes tú? Si todo lo tuviste....

35

HOMBRE 2: Ríndete ante ellos. Son más fuertes que tú. Ya no se puede hacer nada.

HOMBRE 1: ¡Busca el marrón! (Lo toma por la camisa.)

HOMBRE 2: Te han dado la vida.

HOMBRE 1: ¡Busca el marrón!

HOMBRE 2: ¡No!

HOMBRE 1: (Alza el brazo para pegarle.)

HOMBRE 2: (Rápido.) ¡Ella va a tener un hijo! (Oscuro.)

ESCENA SÉPTIMA

La mujer carga unas mantas y las acurruca en su p echo mientras canta una canción, se oye una música breve

MUJER: Duérmete reyecito nuevo,porque sino viene el mundo y te comerá... sueña... sueña...

HOMBRE 1: ¿Qué haces?

MUJER: Ya ha nacido.

HOMBRE 1: Nace mi hijo y yo soy el último en saberlo, déjame tenerlo.

MUJER: (Le da las sábanas.) Ten cuidado que no se caiga.

HOMBRE 1: (Dándose cuenta.) ¿Pe... pero qué es esto?

MUJER: Es tu bebé.

HOMBRE 1:¡Qué diablos! ¡Son sábanas!

MUJER: ¿Qué hay entre ellas?

HOMBRE 1: Nada.

MUJER: Es curioso, me pareció haber visto un bebé.

HOMBRE 1: ¿Qué te pasa?

MUJER: (Tierna.) He dado a luz un hermoso niño... es un reyecito soñador...como tú...

HOMBRE 1: Tú eres la que sueñas.

MUJER: Pero lo viste.

HOMBRE 1: No he visto nada.

MUJER: No has visto a tu hijo y ya quieres ser libre.

HOMBRE 1: ¿Y eso que tiene que ver?

MUJER: Nada... nada... sólo los que soñamos podemos sentir la verdadera esencia de la vida..¡Tú quieres liberarte! ¡Pues no! ¡La vida es muy dura para eso! Tú sólo no podrías, acabarías muerto y la muerte no tiene valor. Sueña, imagina, siente la libertad sin la sangre, ella está aquí, escondida tras los párpados... ¿lo ves ahora?

HOMBRE 1: Es difícil.

MUJER: Tú lo haces difícil. Míralo, es rubio, tiene los ojos de mi color, mira cómo se ríe... libre... libre...

HOMBRE 1: Sí... ya lo veo....

MUJER: (le hace caricias.) Chuchuchu...

HOMBRE 1: No quiero que llore.

MUJER: No.. no llorará, no se morirá de hambre ni de frío.... tampoco lo golpearan por decir que somos parientes del mono. Quiero que piense lo que quiera.

HOMBRE 1: (Desesperado mira las manos de la mujer que caen lentamente y con d olor.) ¿Qué pasa, que tienes?

MUJER: (Dolida y llorosa.) No... no has soñado lo suficiente. (Oscuro.)

Escena octava

El hombre está parado sobre el montículo, hombre y la mujer están parados a ambos lados.

HOMBRE 1: ¡Escúchenme ahora ustedes!...puesto que ya es hora. Si fuéramos a poner en una balanza las libertades que me ofreciste y la que me negaste, ¿De qué lado se inclinaría? (Se oye música extraña.) ¿Por qué querían que fuera de la misma religión que ustedes? ¿Y por qué tanta insistencia con la estupidez de ser m édico y abogado, cuando siendo lo que quería me hubiera sentido mejor y hubiera sido más feliz? (Piensa.) Yo recuerdo un juguete que cierta vez me compraste que nunca usé por lo caro que costó, además era un juguete muy dificil, me habías prohibido tocarle la cuerda.....

MUJER: Sigue...es la verdad...déjala que se vaya como algo de lo que no te arrepientes decir.

HOMBRE 1: Y ahora que lo siento... sí, soy orgulloso y digo lo que quiero...¡A mi manera!

MUJER: Intenta por otros medios...diles que te dejen soñar... que con la imaginación se logran las más grandes libertades... te mientes a tí mismo, al buscar dentro de tí otra manera....

HOMBRE 2: La manera de todos ...la muerte...

(El hombre 2 y la mujer comienzan a hablar a la vez a medida que aumenta el volumen de su voz y de la música . Hombre 1, se contrae a medida que hablan.)

MUJER: Eso no se consigue con dejar de vivir.

HOMBRE 2: La vida es una atadura...un cadalso.

MUJER: El sueño es vivo...virgen, innato.

HOMBRE 2: La muerte es segura, perfecta, ilimitada.

MUJER: La muerte es la ausencia del todo.

HOMBRE 2: El sueño es un desgaste de energías.

MUJER: El cuerpo es el útero de la creación.

HOMBRE 2: La carne es tiempo petrificado.

MUJER: No hay tiempo.

HOMBRE 2: Lo hay para los gusanos.

MUJER: Lo dijo Víctor Hugo...“Pensar es tener una larva en el cráneo...Soñar; es tener en la frente una aureola”

HOMBRE 2: Todos han deseado la asquerosa vida.

MUJER: El sueño; la esperanza de los remolinos.

HOMBRE 2: La muerte; la única limosna perfecta.

MUJER: Quieres sólo el escape, el huir, el no dar la cara al sol y a la verdad...él busca otra cosa.

HOMBRE 2: En su interior desea la muerte... ¡escapar de todo!

MUJER: ¡El quiere ser sueño!

HOMBRE 1: (Explota.) ¡Ya no sé ni lo que quiero! ¡Déjenme solo! (Oscuro.)

ESCENA NOVENA

Hombre 1, sentado en una esquina.

MUJER: (Entrando desesperada.) ¡El marrón!

HOMBRE 1: Ya es tarde.

MUJER: ¡No lo es! Nunca es tarde para lo mejor...(Pausa.) Mirame y mírate... ¿Qué somos ahora?

HOMBRE 1: Nada.

MUJER: ¡Somos el mundo!....(Ríe como loca.) ¡Dame el marrón!

HOMBRE 1: ¡No!

HOMBRE 2: (Entrando.) ¡Aquí esta!

HOMBRE 1: Te suicidas.

HOMBRE 2: (Comienza a reír.) Es mi libertad, no la tuya. Tú no quisiste seguirme. ¡Sigue tu propio miedo ahora!

MUJER: (Le quita el marrón.) Yo no entiendo. (Seria.) Pero es lo que el instinto me ordena. (Comienza a darle marronazos a la plataforma mientras se oyen truenos, gritos, y aullidos coreados y las luces relampagean y el sonido que hasta ahora había sido ensordecedor cesa de pronto cuando ella termina.) Ya ésta. ¿Qué sientes?

HOMBRE 1: No sé. No entiendo nada. ¿Qué está pasando?

MUJER: Tú esperabas con ansia...(Al Hombre 2.) Y tu ansia se calma con el éxtasis del fin. (Alza el marrón y le pega en la cabeza, el baila en el eje del marrón, sonríe, después de dar unas cuantas vueltas, cae desplomado al suelo. La mujer ríe a carcajadas y el Hombre 1 mira estupefacto.) ¡Betances! ¡Albizu Campos! ¡El mismo Simón Bolívar matando a Agueybaná! ¡El auge y caída de la ovulación femenina!

HOMBRE 1: ¡Estás loca!

MUJER: (Baila, tararea una canción.) Eso siempre pasa.. .laralalarala, laralala... (Se oye una música breve.)

HOMBRE 1: ¡Estás loca! ¡Deberías morirte!

MUJER: ¡No! (Mutis desesperado.) (Apagón semi total, el hombre uno cae vencido, de rodillas.)

HOMBRE 1: (Rendido.) Es necesario levantarnos en armas contra una generación vieja que nos quita la luz, ¡miren lo que han hecho! Lo que ha quedado de mi. Es la menopausia ¿verdad? Ya no producimos nada... dejamos de ovular las ideas... la menopausia... (Comienza a sollozar.), la menopausia... (Transición.) ¿Papá?

(Asombrado, como diciendo algo que no quiere decir y no sabe porqué lo dice.) ¿Mamá? ¿Por qué les pido perdón?

(Oscuro.)

ESCENA DÉCIMA

El cuerpo de Hombre 2 se encuentra recostado de las ruinas del montículo. El Hombre 1 lo observa.

MUJER: (Entrando.) Todos logramos algo; en parte.

HOMBRE 1: Quizá sea él el único libre.

MUJER: Más bien, ilimitado...

HOMBRE 1: Límites infinitos, sin forma ni restricción, de otro modo, libertad...

MUJER: Era morir... no hay otra salida...

HOMBRE 1: Algos ratones van a la ratonera, y no precisamente por el queso...

MUJER: (A1 cuerpo.)Te felicito amigo ...’

HOMBRE 1: Es la consecuercia, el residuo, el merecido residuo. (Se despega la barba poco a poco y la pega al hombre 2.)Bien, ya estamos todos ordenados.

MUJER: La abulia y el pesimismo, enfermedades que vence la ambición...

HOMBRE 1: (Bajo, como para sí.) Ya es el tiempo, lograda la mayor parte, aún nos queda un trecho... el caminar sobre las ruinas, porque de hoy en adelante crear será nuestra ambición... a un lado viejas ideas...

MUJER y HOMBRE 1: ...que ahora nos toca a nosotros.

Telon Final

1976

Bruno Barras.

o el relato de un señor mojado Mayagüez. 1976

Estrenado en el espectáculo Tres Piezas Bárbaras, en el Café Teatro Joraka, en Mayagüez, Puerto Rico, el día 30 de marzo de l978, por el Grupo Teatral "La Brega". Incluían "La Mujer Mareante", "Pili'' y "Calavera". Pili fue interpretado y dirigido por su autor. Calavera, monólogo que trataba sobre las alucinaciones de un puertorriqueño veterano de Vietnam, se perdió.

ACTO ÚNICO

JOVEN: Fue ayer. Salí corriendo desesperado de la escuela. Corrí por la Calle Mckinley hacia arriba porque temía llegar tarde a la cita con Pilar. Hacía veinte minutos que me esperaba. Corría a paso corto y mis libros bailaban al brincoteo de mis piernas. Al subir por la óptica note que un señor, un poco grueso y despeinado venía corriendo en sentido contrario al mío. Corría tal vez más desesperado que yo, y quizás con deseos. De llegar temprano a alguna parte. Yo seguía corriendo ligerito mientras é1 se acercaba a mi, ya casi a pies uno de e1 otro, el dirigió su puño hacia mi y en un tropezón retumbante lo estrujó contra mi estómago. Me retorcí de un dolor atroz y salvaje, los libros cayeron al piso y de la agudeza de mi sufrimiento solo pude sentir unos intermitentes deseos de vomitar la comida que hace un rato había almorzado. Ademas se me cayeron los lentes y un cristal gimió en varios pedazos. A1 volver la cabeza hacia atrás pude observar que el hombre se alejaba corriendo como loco entre las gentes de la acera que también lo miraban extrañados. Luego seguí caminando con mi quemante ardor en la garganta y la boca del estómago. Y me preguntaba en mi mente cual fue e1 móvil de tal agresión. Sí… fue un puño intencional. Porque las gentes nos buscan en la mente para golpearnos no solo e1 estómago sino e1 alma. Pero, de haber sido intencional se hubiera detenido y me hubiera dicho una que otra mala palabra. Así el golpe tal vez hubiera tenido razón de ser. Pero tampoco pasó eso. A lo mejor no me vio.. pero tuvo que haberme visto pero tuvo que haberme visto correr desesperado igual que él.

Tuvo que verme que venía corriendo en sentido contrario… tuvo que haberme visto para no golpearme… pero muchos miran y no ven. Tal vez miró mi silueta rápida como un flecha, agitar el aire a su lado .... ¡¿Qué sé yo?! Pero a lo mejor yo le hice algo malo o le caí mal… o a lo mejor está celoso porque yo iba a ver a Pilar celoso porque yo iba a ver a pilar . Pero me dio como para matarme! ¿Pero como iba él a saber de Pilar? Ni siquiera lo conozco. Realmente no entiendo porque me golpeó con su puño. Tal vez e1 puño quería probarse así mismo su poder devastador. Y masculino… Y también me molesta que ni siquiera se haya detenido a pedirme perdón o a ayudarme. ¡Caramba! No comprendo como la malicia de la gente pueda llegar a tanto. (Pausa.) Pero hoy es hoy. Caminando con Pilar por la plaza de Colón vi la silueta del hombre detenido al frente de la Farmacia Central. Su figura gruesa y su cara de globo que en varios resoplidos levantaba el buscanovio de su frente… y los ojos saltones como infectados y todo los demás de su grotesca conformación incoherente. Le dije a Pilar que me esperara y me dispuse a hablar con el violento señor, crucé la calle y sacando un poquito de mi mal genio me dibujé, dramática y ficticiamente un gesto de molestia en la cara. Me acerqué a él y a varios pasos me detuve sorprendido y muy confuso, porque el mismo señor que ayer me había golpeado con su puño demoledor… estaba allí parado… manco de los dos brazos y con una sonrisa en los labios.

Bruno Barras. Verano de 1976

ERAN DE CARNE QUEMADA

Mayagüez, Puerto Rico. 1977

Eran de Carne Quemada fue estrenada en el Teatro Universitario del Recinto Universitario de Mayagüez, Puerto Rico, con el auspicio del Club Dramático Colegial. Con las actuaciones de Lizette Santiago como Elena y Daisy Sanchez como Sol. Dirigida por su autor en el año l977.

PERSONAJES:

SOL: Casera del hospedaje. 45 años.

ELENA: Estudiante universitaria. 22 años.

CELIA: Universitaria. 19 años.

SONIA: Universitaria. 18 años.

La pieza se desarrolla en cualquier ciudad universitaria; en la época actual.

ESCENOGRAFÍA:

La cocina de una casa de hospedaje de señoritas. A la derecha del actor se encuentra una puerta, la del patio, que se llega a ella por unos escalones invisible; al lado de la puerta una ventana de cristal. Bajo la ventana, un sofá. En el fondo, otra ventana igual, luego comienza un gabinete con una estufa, (pegada a la ventana.), continúa el gabinete en forma de ele, por todo el lado izquierdo, terminando un poco antes de la puerta de entrada a la cocina. En la pared sin ventana cuelgan varias cacerolas y utensilios inútiles. En el centro, una mesa de c omedor redonda o cuadrada con dos sillas. La mesa tiene un florero pardo y plástico en el medio, también inútil.

ESCENA PRIMERA

Son como las seis p.m. las luces son tenues e imprecisas. Se escucha una música suave y dulce de piano; se nota fluidez y armonía, luego se verá entrecortada y empezará de nuevo como si se corrigiera un error, después de la repetición de esto, se oirán las teclas lastimadas por un arranque de sonidos ilógicos. Entra Doña Sol, es una dama de 45 años, dueña del hospedaje, pálida, flaca y desganada con atisbos de anemia y cansancio extremo. Lleva una larga bata monótona y en su rostro se reflejan algunas arrugas de vejez. Su hablar es tenue, pero vi olento. Lleva el pelo corto como un hombre. Su mirada es hueca y se percibe en ella una locura cercana y progresiva.

SOL: (Por la puerta de entrada Hablando sola.) Sí, ya lo sé, nunca me dejas decirte nada, te crees una mujercita y eso no. No voy a permitirlo, sigues siendo mi hija y nada más. Convéncete desde ahora que no vas a crecer, y trata mejor las teclas del piano, recuerda que tu padre…

SONIA: (Entrando por el patio. Es una chica flaca, bonita, lleva el pelo muy largo y tiene una voz fina y nerviosa. Es sumisa, perdida en una esperanza fallida. Es lenta, llorona e ignorante; el prototipo de la chica interna que no conoce otra cosa que la vida estudiantil. Lleva un bulto y viene muy cansada .) Ay…qué calor está haciendo y este bulto pesa más…

SOL: ¿Y saliste?

SONIA: Sí, la última clase me tiene loca, números y números por todas partes, me voy a convertir en un número yo también, (ríe.) tengo hambre…

SOL: Recuéstate un rato, en el cuarto no hace tanto calor…

SONIA: Antonio viene esta noche…tengo que cocinarle. (mutis.)

SOL: (Para sí.) Acuérdate de las cucarachas, es muy importante tener toda esta cocina limpia… (Toma un paño y lo pasa desesperada por encima de la estufa .) …hay que mantener todo brillante y limpio porque las cucarachas…y las hormigas… (Se detiene y mira detenida junto a la estufa, sorprendida y mole sta.) ¡Sonia!

Voz de SONIA: ¡Diga!

SOL: ¿Dónde está la bolsa de la basura?

SONIA: (Aún desde el cuarto.) ¿Cuál bolsa?

SOL: Una bolsa plástica que yo había puesto aquí para echar la comida que sobrara… (Entra en ese momento Celia, una muchacha femenina en el vestir y un poco tosca en el comprender y aceptar, diríase más bien rebelde. Es hija de estos señores que pasan su vida trabajando para las diversiones de su hija. Tiene como característica fundamental, una mirada profunda e inquisitiva; pero sola o rendida es mar de llanto. Entra por la puerta del patio con unos libros en la mano, no piensa tomar parte de lo que se habla y se dispone a seguir hacia el cuarto. Antes de salir, entra Sonia, en bata y Sol le pregunta.) ¡Tú cogiste la bolsa?

CELIA: (Seca.) No. (Mutis.) ?

SOL: Pues yo la puse aquí y quiero que aparezca… (Mutis por la puerta del patio.)

SONIA: (A Sol.) No se preocupe, es sólo una bolsa plástica…

CELIA: (Volviendo, dramáticamente seria, a Sonia.) ¿Tú sabes que la bolsa de que ella está hablando era la bolsa que yo había traído para echar mi ropa sucia?

SONIA: Claro que lo sabía, pero con esta vieja hay que callárselo todo; y es mejor que tú también te calles, uno nunca puede hablar de lo que ha perdido, pero te advierto; no es la primera vez que pasa…

CELIA: Estoy harta de tanta… (Reprime.)…¿Y Elena?

SONIA: Salió a estudiar con René, viene tarde;…oye…¿Y dónde está la susodicha bolsa esa?

CELIA: (Irónica.) Lo que es mío es mío.

ESCENA SEGUNDA

(Entra Elena, es una chica frívola, sensual, coqueta e indiferente pero muy suspicaz además de rebelde e in conforme. Lleva unos libros en la mano, los pone sobre la mesa y se sienta en el sofá; cierra los ojos, de pronto los abre, siente un olor extraño que proviene de la puerta de entrada, se levanta y se asoma. Se oye un portazo, luego otro y otro, después un llanto profundo y quejumbroso, ella se vuelve hasta la mitad y se oye la voz de Sol .) Voz de SOL: No llores…que ellas van a volver, nadie se va de una sin quererlo, porque ustedes son carne de mi carne y por la carne se alejaron y por la carne se quemaron (Elena, asustada, toma los libros y se va por la puerta de entrada, por donde viene la voz; entra Sol, con una foto a medio quemar, la apaga sumergiéndola en un zafacón lleno de agua que hay al lado de la estufa. Ella la observa detenidamente y se pone a llorar con el mismo llanto que se oyó anteriormente.)

(Oscuro.)

ESCENA TERCERA

Más tarde en la noche. Entra Elena acompañando a Celia. Ambas en bata de dormir. Celia lloriquea, Elena fuma indiferente, trata de calmarla.

ELENA: Ya está bien…si tú sabes que pronto nos vamos, no llores más, toma, fuma a ver si te tranquilizas…(Celia fuma pero tose.) Ya…

CELIA: Me siento aprisionada. Esta vieja marca mi vida cada vez que me mira y después, el sinnúmero de cosas raras que hace, está loca…

ELENA: Eso ya lo sé.

CELIA: Se lo conté a Cuco y está muy molesto, no se atreve venir a buscarme.

ELENA: René también está preocupado, pero lo más que me mortifica es ese trato de niñas que nos tiene…

CELIA: A Sonia es la que más mima, yo creo que ella no se atreve irse.

ELENA: Pero Sonia va a quedarse sola.

CELIA: Yo lo siento por ella, a mí, si me hace otra me voy sola.

ELENA: Yo casi nunca estoy aquí… (mira por la puerta del patio.) ¿Oye, de quien es esa camisa?

CELIA: ¿Cuál?

ELENA: La que cuelga del cordel. Espera… (Mutis.)

CELIA: No me dejes sola. (Asustada.)

ELENA: (Vuelve con una camisa de hombre.) Es de hombre…

CELIA: Déjame ver…¿No será de Antonio?

ELENA: Lo dudo…¿Por qué iba Antonio a dejar una camisa aquí?

(Oscuro.)

CELIA: Es muy grande… (Entra Sol.)

SOL: (Autoritaria.) ¿Qué ustedes hacen despiertas a estas horas?

ELENA: (Tranquila.) Nada.

SOL: A la cama…(A Celia.) ¿Por qué estás llorando?

CELIA: (Seca.) Por nada. (Mutis.)

SOL: (Curiosa.) ¿Y eso qué es?

ELENA: (Tranquila.) No sé, una camisa de hombre según veo.

SOL: ¿De René?

ELENA: No

SOL: (Se la arrebata de las manos.) Déjame ver… (La mira.) Vete a la cama. (Mutis de Elena.) (Ella aprieta la camisa contra su pecho y suspira profundamente.) Por fin volviste… (Luego se pone la camisa como un abrigo y sonríe. Luego de una pausa donde ha logrado desencadenar un gesto de profunda ternura y amor, vuelve a la realidad con un pestañeo y dice en voz alta.) ¡Elena, no cerraste la puerta del patio! (Oscuro.)

ESCENA CUARTA

(Más o menos las seis de la tarde del otro día. Luz tenue. Son ia come, la mirada en el vacío, pausada. Entra Sol con un gesto de coraje, viene con un álbum de fotos en la mano, se detiene, mira fijamente a Sonia.)

SOL: Ya lo se…

SONIA: (Se voltea ingenua.) ¿Qué?

SOL: Que tú también tenías ganas de irte.

SONIA: Pero yo…

SOL: (Riendo cínica.) No. Ya hablé con tu madre por teléfono y no hay oportunidad, te quedas… (Sonia suelta el tenedor sobre el plato y se queda mirando al vacío.) Elena, que es la más mosquita muerta de todas, siempre anda metiéndote esas ideas en la cabeza…y la otra, la otra es una cualquiera; vino a aquí llorando por dentro, siempre me mira con esa cara tan seca, pero a mi no me daña, porque me doy gusto cuando la oigo llorar sola, se cree que va a dominarme con esa hipocresía que tiene con ella misma…pero si quieren irse que se vayan, volverán otras, otras engañadas que vendrán a regenerarse… (Se le encara.) ¡Maldición y dinero! (Lanza el álbum encima de la mesa, Sol se sienta, Sonia va a levantarse Sol la agarra por el brazo.) No te vayas siéntate, que voy a contarte una historia…(abre el álbum .)…¿Ves éste? Era él. Tenía aquí treinta años y con canas en el bigote…¿Qué te parece?

SONIA: Doña Sol, me voy (Sol aún la sostiene.)

SOL: Esta foto fue del día en que fuimos a la playa con las nenas, mira que ? tenía el sinvergüenza, esa misma noche nos tiramos a la cama a revolcarnos con toda la sal todavía…

SONIA: Déjame ir… (Se va a levantar.)

SOL: ¡No!…(Forcejeo, entra Celia, Sonia se suelta, mutis; ? contrariada por la puerta de entrada. Sol mira fijamente a Celia, ésta se dispone a salir.) No me has pagado este mes todavía… (La renta.)

CELIA: No…

SOL: (Agresiva.) ¿Por qué?

CELIA: No tengo dinero, tuve que prestarle a Cuco, que tenía una deuda…

SOL: A mí no me importan los problemas que tú tengas con el novio ese, y por cierto; que la última vez llegaste más tarde… y llamé al restaurante a ver si estabas comiendo allí como me dijiste… (amenazadora.) A mí no me engañas…Supón que tu familia se entere…que tu madre diga que te cuidamos mal…que aquí aprendes esa pocaverguenza que tienes…

CELIA: Usted no se atrevería…

SOL: Entonces págame, págame o ya verás de lo que soy capaz… ¡Págame pronto!

CELIA: Tan pronto tenga…

SOL: ¡Ahora! (Transición.) No ves que estoy sufriendo, hoy no se puede sufrir sin dinero y yo necesito sufrir…¡Págame!

CELIA: No me grite.

SOL: ¡Pronto te dije! ¡Pronto! ¡Pronto! (Esta parte es un arranque de histeria, se le trabarán las palabras .) ¡Pronto! ¡Pronoto! ¡Protono! (Celia le abofetea, ella queda atontada. Celia, estupefacta, se marcha rápido po r la

42 entrada.)…(Sol se ha quedado sola, transición se vuelve mimosa, toma un paño y limpia. Se vuelve a oír la música de piano.) Volviste. Pero yo no te esperaba hasta el fin de semana, ¿Y tu hermana, cómo está? Me alegro, ¿Yo?, estas pupilas me traen loca, siempre ensuciando y regándolo todo, con lo que me gusta el orden y limpieza; y las cucarachas, hija…el día que vea a una, las voy a llamar a capítulo a las tres…ya no me hacen caso pero no se atreven tampoco a faltarme el respecto, las tengo bien criaditas… (Toma un vaso plástico que hay sobre el gabinete, lo mira.) Mira, esta es la puerquita de aquí, fuma que te fuma, es una viciosa, se cree que con el cuerpecito y el andar ya es una mujer…eso es lo mal que le han criado; por algo la mandaron aquí, sale con una de muchachos más raros, la tengo bien velada; una vez vino borracha, hija, yo no sé por qué le permito que fume, ella es la que le pone en la cabeza esas ideas locas a la pobre Sonia, que, …caramba, se parece tanto a ustedes…

(Oscuro.)

ESCENA QUINTA

(Más tarde en la noche. Entra Elena por el patio. Trae unos libros en la mano, los pone en la mesa y prende un cigarrillo, va a buscar el cenicero que ha desaparecido desde la escena anterior, no le da importancia, entra S onia y Celia.)

CELIA: ¿Llamaste?

ELENA: El teléfono está dañado.

SONIA: Ya yo no se que hacer, estoy desesperada, me quiero ir con ustedes…

ELENA: Bueno…vamos a hablar claro. La vieja está loca. Aquí no se puede vivir, esto es peor que mi casa…yo quiero un apartamento donde pueda hacer lo que me da la gana sin rendirle cuentas a nadie. Mi padre me ha perdonado; además le hablé de lo que me pasaba, me creyó y no pone objeción en que me vaya. Tu madre tampoco, Celia, entonces lo que falta es decírselo a la vieja… (pausa.)…de verdad que ya no soporto la sequedad de estas paredes…

CELIA: (Caminando extrañada.) En esta casa hay algo pegado a las paredes, algo como muerto…

SONIA: Yo tuve un sueño la otra noche…fue la noche que no pude dormir muy bien…

CELIA: Sí…yo tampoco pude dormir esa noche, ese sonido de las llaves que nunca se calla…

SONIA: Soñé que veía un hombre; era como un muerto al lado del piano y otros más, uno de pelo largo que tocaba con una melodía cortada por errores, y Doña Sol estaba allí; acariciándole el pelo a otro de los muertos que estaba sentado en el piso…yo entraba caminando a la sala, algo me sostenía, algo que impedía mi movimiento…caminaba con los ojos fijos en ella que me sonreía, luego los demás se voltearon a mirarme y ella comenzaba a… (Se reprime, comienza a llorar.)

ELENA: Yo no creo en los sueños, nunca he creído que todo lo que se imagine sea perecedero pero quien sabe…tú eres muy sensible a todas estas cosas, vamos, di.

SONIA: (Controlándose.) Comenzaba a quitarme el vestido…me acariciaba todo el cuerpo y yo quería gritar… (Se lanza al pecho de Elena.) Yo quiero irme…(Celia se voltea a la ventana, pasa una sombra entre las hojas.)

CELIA: ¿Vieron eso?

ELENA: ¿Qué?

CELIA: Doña Sol…parece que estaba escuchando…vámonos a la cama, que no nos vea aquí…

ELENA: No le des el gusto…quédate, Sonia… (Sonia llorosa, sube la cabeza.) Escúchame…tu madre conoce a la vieja; ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué está loca?

SONIA: No se…mamá me dijo que ella tuvo dos hijas gemelas…

CELIA: Yo vi un retrato a medio quemar…

ELENA: ¿Qué tiene que ver eso con nosotras?

SONIA: Ella cree que somos sus hijas…

ELENA: ¿Y dónde están ellas ahora?

SONIA: En la capital, creo.

CELIA: ¿Y no vienen aquí?

SONIA: No sé.

CELIA: Nunca he visto a nadie aquí fuera de nosotras…

ELENA: Les voy a decir algo…a mí cuando me cambiaba de ropa, ella entró al cuarto con un pretexto estúpido y se me quedó mirando fijamente…(Sonia solloza fuerte.) (Elena mira a Sonia con malicia.)

Voz de SOL: ¡Las cucarachas, Sonia, las cucarachas!

SONIA: (Llorando desesperada, sale por la entrada.)

ELENA: Ahora sí que nos vamos, chitón, mañana volvemos a intentar lo del teléfono… (Salen.)

ESCENA SEXTA

Entra Sol por la puerta del patio. Luz virulenta sobre ella.

SOL: ¿Estabas aquí? Tardaste mucho. Espera… (Va a subir el último escalón y se marea, se sostiene del alero.)…mira como estoy, ni que estuviera encinta…oye…tienes los brazos fríos (ríe.)…yo sé lo que tú quieres…pero ahora no, las nenas están durmiendo; tu siempre con tus cosas… (se abraza a sí misma como si abrazara a alguien.)…pero esta noche hace frío…y tú estás tan calientito… (Se acaricia, la luz se va haciendo más tenue.)…estos son tus brazos, fuertes, peludos… (besa el aire como si se tratara de un ho m bre.)…las nenas siempre están tan orgullosas de ti…te ves tan guapo cuando salimos, abrázame más fuerte, tú que siempre estás pegado a todas las cosas que hay en esta casa…(Se oyen suspiros, la luz se va haciendo más tenue aún.)

Tú sabes que yo siempre te quise por tu inteligencia, tu posición ante todos, tu cuerpo, tu hombría, tu dinero…(En lo más tenue de la luz, puede percibirse una sombra alta y fornida cuyas facciones no están definidas, es un todo negro e informe lo que ella abraza en este momento. Después de unos segundos desaparece por la pue rta del patio. Ella estira los brazos hacia él; llorosa; casi en la oscuridad total se oye la voz suplicante de Sol.)…¡Quédate conmigo!…¿Por qué te vas…

(Oscuro total.)

Escena séptima

(Elena está sentada en la mesa, fuma un cigarrillo, tiene la mirada en el vacío, entra Sol, le mir a fijo.)

SOL: (Irónica.) Así siempre están las que no tienen nada entre las piernas.

ELENA: (La mira lentamente y sonríe.)

SOL: (Tierna.) Tu como que no me haces caso…¡Porqué?…yo siempre he sido buena contigo… (Le acaricia el pelo, Elena la esquiva.)…siempre te he tratado bien, te regaño poco…¡Por qué eres tan indiferente? Eres tan bonita, te pareces a…

ELENA: Doña Sol…

SOL: (Animosa, se sienta.) Dime mi amor…

ELENA: (Seca.) Mañana me voy con Celia a un apartamento, nuestros padres nos han perdonado…

SOL: (Le curiosea en la cara y trata de sacarle alguna cosa.) Tienes una cosita aquí, espera…¿Y qué como está?…a él no le molesta que tú salgas con otros muchachos…se vé un muchacho tan decente…

ELENA: Me voy Doña Sol, me mudo con Celia.

SOL: ¿Ya se graduó?

ELENA: No me gusta perder la paciencia, esta muy tranquila…

SOL: Tan guapo que se vé.

ELENA: (perdiendo la paciencia.) ¡Me voy de esta maldita casa, señora;…¡¡¿Me escuchó?!!

SOL: …(Levantándose lentamente, camina hasta la puerta de la entrada, de sganada y con los brazos caídos.) ¡Qué pena…ya quedan pocos muchachos como tú!…(Mutis.) (Elena se recoge el pelo en un gesto de contr ariedad y se sienta en el sofá, estira las piernas, fuma pausada, luego recuesta la cabeza en la pared, entra Sonia en bata.)

SONIA: Estabas gritando…¿Qué pasó?

ELENA: (Molesta.) Esa vieja está totalmente loca…

SONIA: ¿Pero qué pasó?

ELENA: (Tratando de calmarse.) Le dije que me iba y me contestaba cosas estúpidas…pero tengo calma…porque si no la tuviera no sé que haría, uno nunca sabe de lo que es capaz, cuando por voluntad, uno mismo se ha cerrado la boca, pero siempre llega un punto en que uno no soporta más y las cosas empiezan a gritarle a uno y uno quiere morder, golpear, gritar, matarse a uno mismo; por hipócrita, por indiferente…pero maldita sea la hora en que nos quedamos en silencio…soportando…

SONIA: (Angustiada.) Yo también estoy en silencio, pero tengo los gritos ahogados en el pecho, estoy más muerta que viva; yo llamé a mami, pero dice que no es posible lo que le cuento, que una señora de su clase no es capaz de comportarse de tal o cual manera, como si el estado social pudiera regir las conciencias…dice que me quede, que la idea de un apartamento es muy descabellada…Estoy como enterrada en estas paredes, no puedo dormir, estoy aprisionada con este dolor de madera vieja en el pecho que quiere gritar…

Elena- No digas tonterías, la casa al menos, a pesar de ser vieja, será buena para ti…

SONIA: (Reprochándole.) Tú soportarías la locura de imaginarte aquí por todos los años que me quedan en esta maldita universidad, acosada por su mirada de cuchilla, (pausa.) sus manos de hombre que me acarician cuando duermo…

ELENA: ¿Qué dijiste?

SONIA: No quería hablar de esto…me avergüenza, pero ya no soporto…me ha pasado muchas veces…de noche…va al cuarto…(Reprime.), me acaricia los muslos con sus manos arrugadas y yo despierto sobresaltada y la veo en la oscuridad, con el brillo de la luna en los ojos…mirándome, Elena, mirándome como si me hubiese parido; le digo que la voy a acusar, pero me amenaza con decirle a mi madre que Antonio aún me sigue viendo…Te digo que no puedo más, y lo que más loca me vuelve es que ustedes se van y me dejan sola; (Le reprocha.) Tú no sientes mi angustia porque pronto te vas con Celia y te será muy fácil olvidarlo todo; pero yo…¿Que hay de mí?

ELENA: Te pareces a ella.

SONIA: (Llora.) ¿Cómo puedes ser tan cruel?

ELENA: Las veces que me ha hecho algo, no le reprocho, ni le contesto; porque sé que pronto me voy; tengo la fe puesta en la acción, en el hecho, Sonia…de todas formas voy a olvidarlo todo…

SONIA: Todo…mientras yo viviré siempre, porque nunca podré olvidar ese rostro frío; y no será como el recuerdo; sino como la presente, la vida…y lo más terrible, los sueños; el futuro…

ELENA: (Trata de consolarla.) Te haces daño. Piensas demasiado, estás mucho tiempo aquí y eso no está bien. Dile a Antonio que te saque a pasear más a menudo, escápate, quedate más tiempo en la universidad…Es que siempre la tienes presente, siempre te mira aunque no esté, tienes su idea fija en el cráneo, vives con ella, te limita…

SONIA: Y tú…¿Cómo logras sentirla menos?

ELENA: No pienso en ella. No siento lo que ella me hace. Lo único que puede dolerme es el daño que yo misma me hago pensando que estoy en contra de ella. No pienso en nada más, actúo a mi manera, el dolor que siento es mi dolor, además sé más del mundo que tú y que ella, el dolor lo llevo en los ojos, no en la piel.

SONIA: Tú tienes muchas oportunidades de no sentirla.

ELENA: Mi mundo es otro, otro que yo he formado fuera de esta maldita casa y de esos ojos.

SONIA: Tú andas repartida entre las calles, en las bocas de la gente que amas y que te aman… tu caminas por la vida como si no te importara nada, ni siquiera el pensamiento en ella.

ELENA: Ella no me hace falta. ¿Te imaginas que la tuviera siempre presente y que en cada anciana que viera, ahí estarían sus ojos, desvistiéndome como siempre…hay un demonio en ellos. No, hay un modo distinto fuera de todas las obligaciones y las prohibiciones…por eso me voy, me duele dejarte aquí, (Trata de calmarla porque se ha emocionado.) de veras…

SONIA: Yo estaría muy lejos de aquí, con ustedes, sino fuera por mamá…

ELENA: Explícale, cuentale todo lo que sucede…

SONIA: Ella no me creería, nunca me creyó nada desde que conoció a Antonio, siempre piensa que le miento, los hijos sumisos nunca decimos la verdad…

ELENA: Bendita confianza…

SONIA: Nunca la han tenido, mi madre nunca soportó verme de aquella manera…

ELENA: No pienses más…actúa…

SONIA: No…me siento muerta aquí, esos ojos me han matado. Además ya es muy tarde…Verla, es como quedarse quieta sin que nadie pueda tocarme, ni yo a nadie; estoy paralizada, con la angustia de haber pecado…

ELENA: Piensas que has pecado… (Se oyen pasos.)…parece que viene la vieja, silencio… (Entra Celia en bata.)

CELIA: ¿Se lo dijiste?

ELENA: Sí; más o vamos.

CELIA: ¿Cuándo nos vamos?

ELENA: Mañana. (Sonia se angustia.)

CELIA: Al fin, saber que mañana nos iremos fuera, lejos de todo…

SONIA: (Sin soportar.) ¡Callánse ya por favor!

45

CELIA: Ven con nosotras…; (se ve una sombra ondular por los ?.)

SONIA: Que más quisiera yo. Yo ? no entiendo porque me parezco a lo que soy y no ser lo que quisiera.

CELIA: Yo estuve así. Salí hacia acá con la mirada de mi madre clavada en el vientre, esperando que creciera, que cualquier dolor significara mi exilio a este infierno; mi completo desamparo, creer en lo horrible, con la esperanza de salir y ahora que lo estoy puedo decir que soy libre, con ese miedo dulce que deja la sorpresa; ayer, el saberme presa me hacía sentir que huía…ya no, ahora huyo de verdad. Elena siempre ha tenido la fe puesta en la libertad…yo también…

ELENA: Bueno…vamos a empacar, pero antes hagamos algo, no pensemos en esta estúpida inercia, actuemos…Sonia, prepara tus cosas, te vas con nosotras y después que estemos instaladas en el apartamento, hablaremos con tu madre se lo explicaremos todo, entonces ya no podrá decirte nada porque todo ya estará terminado…como si lo hubiera estado hace mucho tiempo…

SONIA: Eso sería huir de lo que ella me ha mandado…

CELIA: ¡Mandado!…¿No puedes hacer nada sin consultar a tu madre?

SONIA: Sería huir en la mentira, creerme libre sin serlo, tú sabes cómo es mi madre…

ELENA: Cuántas veces no huimos en la mentira, creyéndonos libres y salvos; hay que tomar el riesgo; yo al menos, estoy dispuesta a ayudarte, de ti depende…solo hay una posibilidad…

CELIA: No pierdas más tiempo pensándolo; lo único que podría pasar es que volviéramos aquí…y eso; sería en el infinito; infierno…

ELENA: Tú decides; lo de nosotras ya está hecho…

SONIA: (Piensa, luego solloza.) No sé, no sé qué hacer, de veras.

ELENA: Entonces Antonio perdió el tiempo… (Pausa.)

SONIA: Voy a demostrarte lo contrario. (Mirándola.)

(Celia y Sonia se van, Sonia confusa, Celia sonriendo. Queda Elena sola cae una luz fuerte en escena; baja la cabeza; se echa el pelo hacia atrás; busca contrariada los cigarrillos; enciende uno nerviosa; mientras se le caen los otros ? en la mesa, se sostiene de ella; prende el cigarrillo, camina hasta el centro y poco a poco, sin ella percibirlo; se forma en su cara la angustia más extensa y el dolor más hondo que ser humano haya podido padecer y en un arranque casi de llanto, cae el cigarrillo al suelo, se vira de espalda y se recuesta con a m bas manos de la mesa bajado la ? silencio.)

(Oscuro.)

Sonia y Celia estudian en la mesa.

SONIA: Yo no entiendo esto.

CELIA: Es que estás pensando en otra cosa; olvídalo ya. Mañana nos preocuparemos por eso; ahora estudia, el examen…

SONIA: ¿Qué hora es?

CELIA: Deben ser como las dos.

SONIA: Estoy preocupada…

CELIA: Pero qué terca eres…

SONIA: Dime qué piensas tú.

CELIA: Te lo digo; yo no soporto más, es como si fuera mi casa, tuve el mismo problema que tú, por eso estamos aquí. Lejos, a estudiar donde no fuéramos una vergüenza para nuestra familia y aquí, otros son los que nos dan vergüenza, nunca puede una soportarse sóla…las tres sufrimos, ella lo sabe y eso es lo que ella utiliza…

SONIA: La vieja lo sabe todo; por eso nos trata así.

CELIA: A veces me da pena ser tan ruda con ella. Pero si le mostrara que me hace falta una madre; se volvería hacia mí y todas las noches la tendría en el cuarto o en el baño mirando cuando me desvisto.

SONIA: ¿Por qué será así?

CELIA: En verdad no sé. Algo pasó que no comprendo, algo que le numeró los días uno a uno. Un desengaño, una tragedia, quién sabe…las mujeres somos tan flexibles. (Se va a levantar a buscar algo en el gabinete; entra Sol, un poco desesperada; no dice nada, choca con Celia.) Perdone.

SOL: Voy a colar café.

CELIA: (Extrañada.) Está bien. (Sol abre la llave del gas completa.)

SOL: No quites la llave del gas, que yo vengo ahora.

SONIA: Se gasta el gas.

SOL: No importa…(Sale, enajenada por la puerta de entrada .)

SONIA: Pero se va llenar la cocina de gas…(Mira a Celia.)

Voz de SOL: ¡No la apaguen!

CELIA: (Pensativa.) Sol… Voz de SOL: ¡Qué?

CELIA: Si usted quiere yo prendo la hornilla porque este gas es peligroso…(se miran.)

Voz de SOL: ¡Estoy buscando los fósforos. No la apaguen que voy ya!

SONIA: (tosiendo.) Yo me voy al cuarto, esta vieja está loca.

CELIA: (Recogiendo los libros.) Pero qué querrá…(Tose.)…sí… (Tosen ambas.)…Vámonos de aquí… (Inician el mutis por la puerta de entrada, sorpresivamente entra Sol, que les impide el paso .)

SOL: ¿A donde van?

CELIA: (Tose.) El gas…

SOL: No importa, sigan estudiando, el examen… (Tose.)

SONIA: No podemos…

SOL: (Empujando a Celia al piso.)…¡Sí Pueden! (Tose.) (Sonia retrocede asustada y corre a abrir la puerta del patio, la encuentra cerrada, mientras que Sol ha tomado a Celia por el cuello con una fuerza increíble y trata de asfixiarla, todas tosen… .)

SONIA: ¡Elena, Elena ven pronto! (Tose.)

SOL: (Apretando el cuello de Sonia y acariciándole el pelo tiernamente.) Hijita mía, porque me desobedeciste, has roto las teclas del piano y ? papá no le gusta… (Tose.)

SONIA: ¡Elena, Elena!

SOL: (A Sonia.) ¡Cállate malcriada, no ves que estoy hablando con tu hermana? (Tose.)

SONIA: (Se lanza al sofá y trata de abrir la ventana, no puede, está muy asfixiada por el gas y poco a poco se le van apagando los gritos hasta quedar balbuceando silenciosamente el nombre de Elena, queda luego muerta m irando al techo.)

SOL: (Tosiendo, a Celia que ya ha muerto.) Siempre fuiste tan seca… (Entra Elena, tapandose la boca y trata de apagar la estufa, cae el cuerpo de Celia al suelo, Sol saca una caja de fósforos, Elena va a hacerle frente pero se detiene al ver que Sol está dispuesta a prenderlo.) Tu sabes que yo siempre fui sincera, que no quería que te fueras, como mis hijas…(Tose, casi muerta.)

ELENA: (Histérica, toma una silla por el espaldar y la va a lanzar contra la ventana de cristal, Sol va aprender el fósforo, sonríe moribunda. Cae la luz del teatro, solo queda el fósforo encendido consumiendose lentamente.) (Oscuro.)

Epílogo incambiable

(Esta escena va a transcurrir en las partes opuest as del proscenio. Una oscuridad invade todo el escenario, focos tenues de colores iguales caen sobre ambas esquinas. En las esquinas se encuentran Sol y Elena. Elena a la derecha y Sol en la izquierda. Visten de negro completamente, ambas están embarazadas , Sol lleva un oso de peluche en las manos, juega con él, Elena está inmóvil mirando al público.)

SOL: (Mirando muy fijos los ojos del peluche.) Eres tan lindo y tan peludo. Lástima que tengas los ojos tan tristes… (Estalla en una carcajada.) Te pareces al osito color de rosa que me tragué no hace mucho porque no me quería… (Mira a Elena fijamente, con otro gesto.) Te esperaba. (Elena baja la cabeza.) Pensaba decirtelo antes, pero te creías grande, con esas ganas de dominarlo todo, con ese crerte mujer de experiencia, con esa actuación de tu vida, que no era tuya…la vida ahora es muy difícil, accionar, nos hace ver la vida de una manera positiva, pero no todo gesto es una acción, no toda rebelión es un progreso, no, no lo sabías, LA INERCIA SIEMPRE ESTA DEBAJO DE EL VIENTRE… ¡Dinero y posición! ¡Elena… Hasta que nos dejen desnudas en la calle en una noche de fría pasión…y tengamos que volver a empezar, a accionar lentamente como un niño que acaba de nacer a la muerte, imaginar unas gemelas que no existen, que se han ido lejos…(Transición.) lalallalalalala…las mujeres nunca nos fijamos en la entrada del vientre…

ELENA: (Angustiada.) ¿Porqué?

SOL: Solo dejamos que entren, eso es todo. (Ríe.) Ahí termina toda acción. En la inercia nunca terminamos, siempre nos crece el vientre de una manera descomunal y desenfrenada, nosotras no tenemos la culpa…siempre tenemos miedo de lo más probable o de lo menos… (Ríe.) que al fin y al cabo es lo que siempre

prevalece…Vuelves aquí porque siempre te he tenido, porque yo te fecunde con mi locura cuando te miraba cambiarte de ropa, esa es la acción Elena…estar.

ELENA: Y porque no me enseñó lo que tenía que aprender?

SOL: El abuso de la acción es también inercia; nunca te hartaste de ser tú.

ELENA: Pero por más que sea, ya no soy su hija, por un peso que me trae con la frente inclinada, ya no soporto el no soportar, quisiera estar arrepentida, pero esto que late en el vientre me hace decir que no, que todo tiene un fin, que partiendo de lo que usted ha sufrido, puedo yo sufrir menos…yo no quiero ser su hija…

SOL: (Estalla en una carcajada, luego muy seria .) Terca…mis hijas se fueron…

ELENA: Yo he vuelto a vivir mi vida, y la próxima… (Se abraza el vientre.)

SOL: No me importa, te quedas aquí para siempre y eso me basta, ven, entra, tu siempre me acompañarás en la labor…¡Somos las prostitutas de la locura! (Ríe salvaje.) ¡Desnúdate Elena, es hora de empezar a trabajar!…las otras no sirvieron, solo eran de carne quemada lalalalalalaa…y ahora, ya que siempre será tarde para nosotras, empecemos el parto……

ELENA: (Ha venido escuchando cada una de las palabras de Sol con una angustia extensa, dará un grito de dolor en el parlamento final de Sol y comenzará a golpearse el vientre con los puños, ahogando sus propios gritos de dolor, mientras Sol ríe salvaje y gutural, y comienza a dar golpes desenfrenados al osito de peluche, se oye el comienzo del piano que aumenta armónico y fluido a medida que se oscurece la escena muy rápido.)

Cae el telón final

11 de septiembre de 1977 Mayagüez, Puerto Rico

ROCINTRISTE

Y EL BOSQUE PERDIDO

Bella Comedia Infantil Mayagüez. 1978

Rocintriste y el Bosque Perdido. - Estrenada en el Centro Cultural de Mayagüez en l978, por el Grupo Teatral Anaiboa. Dirigida por Dra. Daisy Sánchez.

Filmada para la televisión en WIPR-T.V. Canal 3, en Mayagüez, Puerto Rico, ese mismo año y transmitida varias veces.

Repuesta por el mismo grupo en Mayagüez, Puerto Rico. Febrero de l986.

Estrenada por el Grupo de Teatro de la Universidad Católica de Mayagüez, Puerto Rico, en l989. Centro Cultural de Mayagüez.

Repuesta por El Colegio Montessori de Guaynabo en el Teatro de la Inter Metro en noviembre de 2006 bajo la dirección de Luis Javier López.

PERSONAJES:

La Mariposa

El Ratón

El Venado

Rocintriste

La Margarita

La Violeta

El Girasol

La Rosa

La Piedra

La niñita Marilia Lucien

Lacayo #1

Lacayo #2

Árbol #1

Árbol #2

Árbol #3

Árbol #4

La señora (Maniquí.)

Franz Bipolín

El Siempre Rey

El Señor Búho

Dedicada al Grupo de Teatro Anaiboa con afecto. Marzo 20, 1978

ACTO PRIMERO

ESCENARIO:

En el bosque aparecen animalitos jugando, las mariposas bailan y los venad itos saltan por todas partes. Se oyen los pájaros cantar y el sol ilumina todo de una luz de mañana primaveral.

Entran en ese momento El lagartijo, que es un inofensivo y triste animalito; su piel es color de rosa con puntitos azules y con un enorme rabo, larguísimo; de punta, que se enreda en todas partes. Llamémosle a nuestro amigo Rocintriste, por el color de su piel aunque bien pudiéramos llamarlo Coliperdido, por que su cola se enreda en todas partes, siendo esto el motivo de su eterna tristeza. Sin embargo, Rocintriste es mucho más hermoso.

Cuando todos los demás animalitos del bosque le observan, se molestan mucho, pues al estar alegres la tristeza de Rocintriste no les gusta.

MARIPOSA: ¡Ya viene Rocintriste con su tristeza!

RATÓN: Nosotros que siempre estamos contentos. Vete, Rocintriste.

VENADO: ¿Porqué siempre estás triste, Rocintriste?

ROCINTRISTE: (Llorando suave y dulcemente.) ¡Por que mi rabo es muy lrgo, y siempre se enreda en todas partes! Nunca puedo estar tranquilo pensando que voy a dejarlo colgado en algún sitio y quedarme sin él, y ya no me llamarán Rocintriste; todos ustedes se reirán de mí diciéndome Coliperdido.

VENADO: ¿Y nunca puedes jugar?

ROCINTRISTE: (Contento.) ¡Sí, yo quiero jugar!

RATÓN: Pero tu rabo es muy largo y se enreda con los demás.

ROCINTRISTE: ¡No! Les prometo que no se enredará con ninguno, ya verán.

MARIPOSA: ¡Pues vamos a jugar! (Bailan tomándose de las manos. Rocintriste mira atentamente su rabo y pie rde la atención en el baile y el juego; de pronto Rocintriste se enreda con su rabo y cae, algunos ríen, otros le ayudan a levantarse. Rocintriste llora amargamente; luego le dejan solo y llorando, se sienta en una piedra, estira su rabo molestoso, saca una flauta y toca una triste melodía, llora un poco y vuelve a tocar, el día se pone muy triste. Rocintriste observa como una nubecita tapa el sol y lo cubre, vuelve a llorar, toma su rabo lo mira y lo acaricia, llora un poco, y sigue tocando, todo se ilumina de pronto y aparecen las flores del bosque que bailan en movimiento característico de cada una. El Girasol gira en torno de sí, graciosa y bella; la Margarita, baila como si se la llevara el viento con esplendorosa sencillez; la Violeta tímida se esconde de sí misma; la Rosa coqueta, trata de conquistar la naturaleza... todas bailan con una música suave y bella; los árboles también se mueven, se dirigen al manantial y juegan con el agua en risitas brillantes y graciosas. Una luz brillante lo envuelve todo. Rocintriste no se a percatado de su presencia de ellas mientras ellas riendo se le acercan temerosas. Él continua tocando su flauta; ellas ríen, mientras se le acercan más y más hasta mirarle a la cara, él las ve, sonríe y sigue tocando su flauta.)

MARGARITA: ¿Porqué estás triste?

ROCINTRISTE: (Levantándose.) Déjenme solo.

GIRASOL: ¡Queremos hacerte feliz!

ROCINTRISTE: ¿Quiénes son ustedes?

TODAS: (Riéndose.) ¡Somos las flores del campo! (Bailan.)

ROCINTRISTE: (Con duelo.) ¡Yo no puedo ser feliz!

ROSA: ¡Todos podemos ser felices!

ROCINTRISTE: Mis amiguitos no me quieren porque tengo el rabo muy largo y siempre se me enreda en todas partes.

VIOLETA: ¿Y no te quieren por eso?

ROCINTRISTE: ¡No! ¡Nadie me quiere!

TODAS: ¡Mentiroso! (Ríen.)

ROCINTRISTE: ¡Es verdad!

ROSA: ¡Todo el mundo te quiere! Si nadie te quisiera no estaríamos en el bosque perdido, donde todos son amigos y todas las cosas son mágicas. Fuera de este bosque, hay un mundo donde las gentes no se quieren y siempre están peleando por cosas que no tienen importancia. Aquí, en el bosque perdido, cada uno de nosotros tiene algo que nos hace distintos y eso es lo que nos hace sentirnos felices y tener muchos amigos. Y ver el sol que brilla, los pájaros que cantan, las nubes que tocan el sol, el agua de las cascadas que refresca, (Co-

50 rre hacia las cascadas y levanta un poco de agua.) ¡Todo este bosque es maravilloso, Rocintriste! ¿Por qué te sientes triste?

GIRASOL: Hay siempre algo bello en todas las cosas.

MARGARITA: Y todas las cosas son tan hermosas que no podemos enojarnos con la vida.

VIOLETA: Hay cosas mucho más feas que un rabo largo.

ROSA: Ese rabo te hace hermoso y no tienes por qué avergonzarte. Disfruta de este bosque y de las cosas que hacen de ti el lagarto más hermoso! (Rocintriste se va poniendo más contento y más orgulloso de su rabo.)

MARGARITA: Todos tenemos cosas bonitas, las rosas su belleza, (la rosa baila.). el girasol su brillantes, (el girasol baila.), la violeta su timidez, (la violeta baila.) Y Rocintriste su hermoso rabo, (Rocintriste baila pero se enreda y cae, las flores se ríen. El indignado se levanta y se va llorando.)

ROSA: No entendió lo que le dijimos.

TODAS: (Iniciando a coro.) ¡Tu rabo es muy hermoso, Rocintriste, muy hermoso! (Mutis.) (Rocintriste vuelve y se va a sentar en su piedra, pero antes de que se siente, ésta se mueve y Rocintriste cae al suelo.)

ROCINTRISTE: (Enojado.) ¿Por qué hiciste eso?

PIEDRA: Porque estoy cansado de tenerte sobre mis hombros todo el día.

ROCINTRISTE: ¿No te gusta mi tristeza?

PIEDRA: A nadie le gusta la tristeza. (Se va lejos. Rocintriste se queda en el suelo tocando su flauta. Entra Marilia, una hermosa niña, graciosa y dulce con ojos grandes muy expresivos, tiene una canasta de flores en las m anos. Entra al bosque, está perdida, Rocintriste al verla se asusta y corre a esconderse entre los arbu stos. Ella no lo ha visto y sigue mirando el lugar extrañadamente; Rocintriste no se ha dado cuenta que su largo rabo ha quedado al descubierto, Marilia lo ve y le mira con curiosidad.)

MARILIA: Que flor más extraña; ¡rosa con puntitos azules! (le agarra la cola y la hala con fuerza. Rocintriste grita y sale de entre los arbustos corriendo No olvidemos que Rocintriste además de estar siempre triste, es muy cobarde Se enreda con el rabo y cae afuera de los arbustos tapándose la cara y tembla ndo, Marilia se le acerca con curiosidad.) ¿Quién eres tú?

ROCINTRISTE: (Aterrado y temblando.) Yo me llamo Ro... Ro... Rocin... Rocintriste. (llorando y suplicando.) Por favor, no me cortes el rabo porque si no me llamarán Coliperdido y Rocintriste es más hermoso... (Marilia no le ha hecho caso y se ha ido a arrancar flores. Observando la cascada y el lugar con curiosidad.)

MARILIA: ¡Que cascada más bella hay en este lugar!

ROCINTRISTE: (Abre los ojos, la mira y se tapa otra vez con miedo.) Uy.

MARILIA: ¿Quién eres tú? ¿Por qué tienes ese color tan extraño?

ROCINTRISTE: Yo soy Rocintriste y tengo el rabo muy largo siempre estoy triste y... ya... no tengo amiguitos.

MARILIA: ¿Por qué?

ROCINTRISTE: Porque tengo el rabo muy largo y siempre me enredo en todas partes.

MARILIA: ¿Y por qué no te lo cortas?

ROCINTRISTE: (Asustado recogiendo su rabo.) ¡No!... entonces me tendría que cambiar el nombre.

MARILIA: ¿Y qué es mejor, ser feliz con un rabo corto y con otro nombre, o con uno largo y sin amiguitos?

ROCINTRISTE: ¡Yo no sé! No sé que hacer... nadie me quiere como soy, (Triste.) ¿Tú tienes con quién jugar?

MARILIA: No... siempre ando recogiendo flores y cositas que encuentro por el bosque.

ROCINTRISTE: Eres muy bonita.

MARILIA: Gracias Rocintriste. Mi nombre es Marilia y vivo muy lejos. He llegado aquí por que me he perdido. Este lugar es muy extraño. Donde yo vivo hay mucho ruido de carros y gente alborotosa, en cambio aquí hay paz. Mis hermanitos siempre me molestan diciéndome que soy una boba porque me gustan las flores; pero ellos son más bobos que yo, porque sólo les gustan jugar con carros y cosas que hacen ruidos.

ROCINTRISTE: ¿A ellos no le gustan las flores?

MARILIA: ¡No!

ROCINTRISTE: A mi me gustan mucho. Pero si vieras lo molestosa que son a veces. (Cambio.) Pero son muy lindas.

MARILIA: Pues vayamos a buscarlas, tengo una canasta donde podemos echarlas.

ROCINTRISTE: Vamos. (Al salir Rocintriste se enreda y cae, Marilia lo levanta.)

MARILIA: ¿Por qué siempre te enredas?

ROCINTRISTE: (Llora.) No sé...

MARILIA: Vamos. (Por la otra parte se asoma la Lagarta riéndose maliciosa. Es una lagarta azul oscuro, con puntitos color de rosa. Tiene un hermoso cabello rubio que le cae por la espalda, la llamaremos Lucien. Sale de

51 los arbustos y salen además dos lagartos alcahuetes, que no hablan pero que sus sonidos son muy feos y retumbantes. Estos siguen moviéndose tras ella .)

LUCIEN: (Con voz siniestra.) ¿La vieron? Fue la niñita a la que hicimos perderse hace un rato, se hizo amiga del rabilargo y se han ido a buscar flores. (Sonidos de los otros dos.) La Señora para la ue yo trabajo, quiere que le averigüemos todas las cosas que hace esta niña, porque quiere atraparla para ella. Corran al palacio y díganle lo que han visto. (sonidos.) Yo voy a seguirlos para espiar lo que hacen. (Los otros dos se marchan y Lucien se va por el camino con pasos maliciosos y movimientos de lagartos Los árboles que han observado todo, se acercan con pasos rígidos y agitando las ramas como el viento, h ablan.)

ÁRBOL I: ¡Pobre Marilia!

ÁRBOL 2: Lucien es muy mala.

ÁRBOL 3: ¿Qué podemos hacer?

ÁRBOL 4: No podemos movernos mucho.

ÁRBOL I: Podemos avisarle cuando vuelva a pasar por aquí.

ÁRBOL 2: ¿Y si no nos cree?

ÁRBOL 3: Tiene que creernos por que estamos en el bosque fantástico donde los árboles hablan.

ÁRBOL 4: Me parece que los oigo... ya vienen. (Vuelven a su lugar y esperan, Marilia y Rocintriste vuelven muy contentos, Rocintriste siempre recogiendo su rabo. Marilia se sienta en el piso, Rocintriste junto a ella.)

MARILIA: ¡Qué cansada estoy! Quiero agua (va a la cascada.)

ROCINTRISTE: Este rabo ya me cansa. (En eso, los árboles hablan entre sí.)

MARILIA: Qué bonito es éste lugar (Mira hacia Rocintriste.) ¿Verdad que sí? (En eso los árboles aprovechan y se acercan, cuando Marilia vuelve a mirar, éstos se detienen.)

ROCINTRISTE: (Entretenido en su cola.) ¿Nunca habías vivido aquí?

MARILIA: (Mirando a Rocintriste, los árboles se mueven.) Este sitio está lejos de mi casa y mi papá me dijo que no me acercara por aquí porque podía perderme. (Mira los árboles, estos se detienen, ella se da cuenta.) Rocintriste... (éste está entretenido en su cola.) Rocintriste... (se levanta y se acerca a uno de los árboles y lo mira, luego camina hasta el lugar donde estaba originalmente, luego vuelve al árbol, empieza a temblar.) ¡Rocintriste!

ROCINTRISTE: (Asustado pega un salto y se cubre la cara .) Yo me llamo Rocintriste, tengo el rabo muy largo, siempre se me...

MARILIA: (Corriendo hacia él.) ¡Rocintriste!

ROCINTRISTE: Yo me llamo Rocintriste y...

MARILIA: (Tartamudeando.) Se... Se... se mueven los árboles... se mueven...

ROCINTRISTE: (Dandose cuenta de que su miedo no tiene razón de ser.) ¡Pues claro que se mueven! (Los árboles se le acercan rápido y les rodean.)

ROCINTRISTE: (Candido.) ¿Có-mo están amigos?

MARILIA: (Temblando tras de él.) ¿Tú los conoces?

ROCINTRISTE: ¡Pues claro! Son mis amigos los árboles.

MARILIA: ¿Y hablan? (Se escucha una hermosa música.)

ROCINTRISTE: Todas las cosas de este bosque hablan. Los árboles, las flores, las rocas, todo canta y ríe porque cada cosa de este bosque es algo muy bello. En tu mundo la gente grande corta los árboles, usan a los lagartos para hacer maletas, imitan con plástico la belleza de las flores y nada tiene vida. Pro ellos no saben que la vida es la más linda canción que hace dormir a los niños y pone a bailar a las flores. Con la vida se pueden hacer muchas y grandes cosas. La gente de tu mundo la malgasta siempre y nunca entienden por qué hay cosas tristes como mi rabo. Pero no tengas miedo, porque éstos árboles son mis amigos.

MARILIA: Hola arbolitos, ¿cómo están?

ARBOLES: (A coro.) Nosotros estamos bien. Marilia hermosa... pero tu corres un gran peligro en este lugar.

MARILIA: ¿Peligro? ¿Yo?

ARBOLES: Sí... no te perdiste sola... te hicieron perder...

MARILIA: (A Rocintriste.) Entonces también hay gente mala aquí.

ROCINTRISTE: Parece que sí.

ARBOLES: Lucien quiere atraparte para llevarte donde “la Señora” (Se acercan los dos lacayos entre los arbustos.)

MARILIA: ¿Qué Señora? (En ese momento se escuchan truenos y relámpagos, se osc urece el cielo y la montaña del centro se abre en dos dejando ver a la fea bruja que está sentada en su trono y que ríe muy fuerte. Marilia se

52 abraza a Rocintriste. Salen los dos lacayos y hacen dormir a los árboles con un poderoso insecticida. Éstos caen como muertos. Luego sostienen a Marilia y a Rocintriste.)

VOZ DE LUCIEN: (Desde el trono de la Señora .) Yo soy “la Señora” (ríe.) Al fin te atrapé. (A los lacayos.) Traigan al rabilargo al castillo. (Salen los dos lacayos con Rocintriste que llora desesperado.) Ahora estás en mi poder y no podrás escapar. (Marilia corre hacia uno de los caminos, se oye un trueno en ese momento. Lucien aparece; corre hacia la señora.) ¡Vamos Lucien, lagarta mágica, tráeme a esa niña! (Marilia corre hacia el otro, otro trueno y Lucien aparece al otro lado, la bruja ríe, Lucien la atrapa.) ¡Vendrás a mi castillo! ¡Como yo estoy vieja, tú me suplantarás! Te haré beber unos brebajes mágicos que te harán terrible y mala y tú ocuparás el trono. Tú serás (alto.) ¡Marilia, la nueva Señora, del bosque perdido! (Lucien sale con ella, la bruja ríe.)

FINAL DEL

PRIMER ACTO

ACTO SEGUNDO

ESCENA PRIMERA

Las luces se oscurecen poco a poco. la montaña vuelve a cerrarse y se escucha el cantar de un múcaro, anochecer. La luna brilla azul en el horizonte. El bosque se ve ahora algo misterioso y tenebroso. Se ilumina el camino y aparece Franz, es el hermano mayor de Marilia, tiene 15 años, es fuerte, alto y valiente; lo acompaña Bipolín que es un gordito, hermano menor de Marilia, muy cobarde y siempre anda con el dedo en la boca por lo que Franz siempre lo regaña. Entran temerosos, Bipolín de espalda y fuertemente agarrando a Franz entra con el dedo en la boca. Al ver al búho se asusta y se abraza de Franz haciendolo caer.

FRANZ: Déjate de bobadas, suéltame.

BIPOLIN: Tengo miedo, Franz.

FRANZ: Sácate el dedo de la boca; cochino (le golpea la mano.)

BIPOLIN: ¡Ay! (enojado.) Porque seas mi hermano mayor no puedes golpearme ¿sabes? Te crees que... (Franz le ha tapado la boca, Bipolín enojado quiere hablar pero se escucha una música mágica como de agua que cae, estrellas brillan haciendo el bosque más misterioso aún, se oye una trompeta débil. Bip olín asustado escucha atento. Franz se adelanta un poco, Bipolín no quiere quedarse atrás y corre hacia él agarrandolo. Se ilumina el Siempre Rey. Es muy joven y hermoso, su corona brilla de oro y de estrellas. Siempre Rey está atado por las manos y los pies como una marioneta. Tiene dos grandes círculos rojos en los cachetes y su boca se mueve como si fuera mecánica. Baila una danza muy triste, camina por el borde de la cascada lamentándose muy bajito.)

SIEMPRE REY: (Sólo ante la luna.) Aún no me han crecido los bigotes y ya me quitaron el trono, (Siempre Rey toca una guitarra.) Guitarrita mía no llores, algún día volveremos a reinar otra vez en el bosque perdido. (canta muy triste.)

SIEMPRE REY:

FRANZ: ¿Porqué está usted tan triste?

Mi bosque perdido ya no me pertenece una Señora vieja de él se enorgullece.

Y con el corazón herido me siento aquí a llorar a pedirle a mi lunita que yo vuelva a reinar.

SIEMPRE REY: (Siempre como marioneta.) ¿Ah? ¿Quién está ahí?

FRANZ: Mi nombre es Franz y éste es mi hermano Bipolín, vivimos en el otro lado de la montaña, buscamos a nuestra hermana que se ha perdido.

SIEMPRE REY: (Indiferente.) No sé donde está... (vuelve a tocar su guitarra .)

FRANZ: ¡Señor! (Pausa.) ¡Señor!

SIEMPRE REY: (Categórico.) ¡Su Majestad!

FRANZ: Perdón; ¡Su Majestad!

SIEMPRE REY: ¿Qué quiere?

FRANZ: Le decía que estamos buscando a mi hermani...

SIEMPRE REY: ¡Un rey tan noble, tan bueno!, ¿quién iba a pensarlo? El que siempre fue Rey, aquí sentado solo mirando la luna...

BIPOLIN: (Ocurrente.) ¿Porqué no mirar otra cosa? (Franz le hace callar, ambos lo m iran.)

SIEMPRE REY: Volver a reinar, o no volver a reinar, he aquí mi problema.

FRANZ: ¿Es usted Rey señor?

SIEMPRE REY: ¡Claro que sí! (orgulloso.) Yo soy el Siempre Rey, (vuelve a sonar la trompeta anémica.) Era el Rey, desde que llegó la Señora y se quedó con todo. Estoy aquí convertido en una marioneta, con esta guitarra que es lo único que tengo; canto mis penas a la luna para que yo vuelva al trono otra vez.

FRANZ: ¿Sobre qué reina usted, señor?

SIEMPRE REY: ¡Su Majestad!

FRANZ: Perdón, ¡Su Majestad!

SIEMPRE REY: Yo reino sobre el Bosque Perdido. He reinado siempre hasta que el día en que el hombre, desde el otro lado de la montaña, inventó las cosas malas. Ese día llegó aquí la Señora.

FRANZ: ¿Qué día fue Su Majestad?

SIEMPRE REY: ¡El día de la bomba! (Pausa, juego de la guitarra.) Ese día dejé de reinar sobre la belleza, todo se volvió feo y la Señora me convirtió en marioneta.

FRANZ: ¿Quién es la Señora?

SIEMPRE REY: No sé... nadie lo sabe, nadie la ha visto de cerca. Sólo se sabe que desde que me convirtió en marioneta hay tristeza en el bosque. La montaña se dividió por el trueno y el ambiente se pone misterioso cuando ella vuela con sus sirvientes sobre estos lugares. Cuando yo vuelva a reinar las cosas volverán a su lugar.

FRANZ: ¿Las cosas no están en su lugar, señor?

SIEMPRE REY: ¡Su Majestad! (Pausa.) No, nada está en su lugar. Desde el día de “la bomba”, (pausa.) ¡los lagartijos tienen los rabos más largos! Y ahora me voy a pedirle a mi lunita que me ponga a reinar otra vez; a llorar mi tristeza con mi guitarra (Desaparece. Se oye a lo lejos su triste canto.)

FRANZ: (A Bipolín.) ¿Qué te pareció?

BIPOLIN: Me pareció... marciano.

FRANZ: ¡No te chupes el dedo; cochino! Bueno, tenemos que buscar a Marilia, pues papá va a enojarse si no llegamos temprano.

BIPOLIN: Creo que ya lo estará. (Franz y Bipolín buscan.)

FRANZ Y BIPOLIN: (Alterna-damente.) ¡Marilia! ¡Marilia! ¡Marilia! ¡Marilia! (Bipolín no quiere despegarse de Franz y éste lo empuja lejos; Franz desaparece en la oscuridad quedando solo Bipolín.)

BIPOLIN: (Bajito.) Franz ¿estás ahí? (Pausa.) ¡Franz! (Se levanta, se limpia las manos en el pantalón mira hacia ambos lados y luego se pone el dedo en la boca con satisfacción, en ese momento Rocintriste sale corriendo de alguna parte con las manos en la cabeza, tropieza con Bipolín y caen con ambas patas arriba, Rocintriste se cubre con miedo.)

ROCINTRISTE: Yo me llamo Rocintriste y tengo el rabo muy largo y...

BIPOLIN: Oye, oye...¿quién eres tú? (Cuando se miran de frente a frente gritan de miedo ambos y van y se esconden en sí mismos como cobitos. Salen, se miran, se vuelven a esconder, Rocintriste busca desesperado su rabo y trata de escapar pero cuando va a hacerlo Bipolín lo agarra por el rabo que se extiende, y luego cae.)

BIPOLIN: No vas a ninguna parte. ¿Quién eres tú?

ROCINTRISTE: Me escapé de la Señora, ¡me escapé de la Señora! Y no pienso volver allá nunca más... oye y ¿porqué te chupas el dedo? Eso no se hace, cochino.

BIPOLIN: ¡No me regañes! ¿Quién eres?

ROCINTRISTE: Yo soy Rocintriste, tengo el rabo muy... y me han capturado.

BIPOLIN: ¿Quién?

ROCINTRISTE: La señora... (llora.) ¡la pobre Marilia está convertida en bruja!

BIPOLIN: (Grita.) ¿En qué?

ROCINTRISTE: ¡En bruja!

BIPOLIN: (A voz de cuello.) ¡Franz! (Corre por todo el escenario brincando.) ¡Franz! (Aparece Franz corriendo, sin ver a Rocintriste choca con él, caen sentados.)

FRANZ: ¿Quién es ése?

BIPOLIN: ¡Franz! ¿Dónde te habías metido?

FRANZ: ¿Quién es?

BIPOLIN: Se llama Rocintriste debe ser familia del marciano de hace un rato. ¡Franz! (trágico.) ¡Franz, han convertido a Marilia en bruja!

FRANZ: ¿Qué?

BIPOLIN: La Señora ha convertido en bruja a la pobrecita Marilia, ¡con el miedo que le tiene a los murciélagos!

ROCINTRISTE: Tenemos que salvarla. ¡Volvamos al castillo!

FRANZ: ¿Por dónde?

ROCINTRISTE: ¡Por aquí! (Se van Rocintriste y Franz, Bipolín se queda chupándose el dedo, cuando está solo, se asusta y corre por donde se han ido los otros dos.)

ESCENA SEGUNDA

La escena se queda sola y oscura un momento. Y una luz fría alumbra la mo ntaña, los árboles despiertan de su sueño y vuelven gimiendo a su lugar, entran lentas y tristes, las flores y el ratón, las mariposas y el venado, ta mbién la piedra, todos miran con tristeza y desesperación la montaña que al ritmo de una música lenta y del cantar del búho se va abriendo dejando ver a la niñita Marilia sentada en el trono. Junto a ella los dos lacayos y Lucien aparece como sombra terrible riendose a carcajadas sobre las piedras d e la cascada enarbolando su larga y puntiaguda espada, en la otra mano, la señora cae como un m uñeco.

LUCIEN: La nueva bruja del Bosque Perdido ¡La Señora Marilia! (Ríe a carcajadas Se oyen truenos y relámpagos. Los animalitos lloran, las flores se levan tan y desciende de los cielos estrellados una inmensa tristeza y pena. Los lacayos lanzan carcajadas y la risa de Lucien se escucha como eco en todas partes. Va bajando la luz e ncendida que se extingue sobre las figuras de Marilia y de Lucien mientras los animalitos caminan tristes para alejarse, todo está casi en total oscurida, más no así la luna que brilla inmensa en el cielo por donde aparece justamente el Señor Búho con unos ojos grandes y brillantes. Todos los animalitos al verlo se detienen y le mira n con curiosidad, el búho hace su sonido característico y les habla.)

EL SEÑOR BÚHO: Amiguitos, esta pena no durará mucho tiempo. Franz, el hermano mayor de Marilia y ese bobo de Bipolín, su hermanito menor, han ido a rescatarla con la ayuda de Rocintriste. Tenemos que estar en paz mientras todo pasa, lo mejor es irnos a nuestras casas a esperar.

ROSA: ¿No podemos hacer nada?

BÚHO: Somos demasiado buenos para luchar con gente tan mala.

RATÓN: Tenemos que devolver a Siempre Rey el trono.

TODOS: ¡Es cierto! ¡Sí! Tenemos que hacer algo.

BÚHO: ¡Tengan calma! Rocintriste y los hermanos de Marilia lo grarán lo que nosotros no podemos. Siempre Rey volverá a reinar en el Bosque perdido. Vuelvan todos a sus casas y yo me quedaré a vigilar que sucede y les avisaré.

RATÓN: Yo me quedaré con él a ayudarle. Vayan a sus casas. (Todos se van muy tristes, quedan el búho y el r atón.)

BÚHO: Tiene que suceder algo. Todo está muy callado. Dormiré yo primero y tú vigilas. (El búho va a dormirse, el ratón se queda dando brinquitos, de pronto el búho se le escapa un buhido, el ratón se asusta y corre hacia él.)

RATÓN: Escuché un búho entre los árboles.

BÚHO: Soy yo, bobo, que ronco cuando duermo, sigue vigilando. (Búho duerme, en ese momento entran Bipolín, Franz y Rocintriste, corriendo en ese orden, éste último luchará por no enredarse con su rabo. Persiguiénd olo vienen los dos lacayos de Lucien con espadas en las manos y con gritos. Búho y Ratón se despiertan, Bipolín se resbala y cae, Franz tropieza con él y también cae, Rocintriste el mismo juego. Los dos lacayos se acercan a los tres que están en el suelo, Búho y Ratón se acercan rápidos.)

BÚHO: ¡Déjalos en paz!

LACAYO I: Véte a tu casa búho. Este asunto no es contigo.

RATÓN: ¡Bribón! ¡Abusadores!

LACAYO 2: (Dá de patadas al ratón que sale huyendo.)

BÚHO: ¡Las vas a pagar!

ROCINTRISTE: ¡Véte o te golpearán! (Se vá el Búho por donde se fue el ratón, entra Lucien .)

LUCIEN: ¡Con que querían salvar a Marilia!

FRANZ: ¡Suéltela, ella no le ha hecho nada!

LUCIEN: (Enojada.) ¡Tiene que haber una bruja!

55

BIPOLIN: ¿Y por qué tiene que ser Marilia?

LUCIEN: ¡Sácate el dedo de la boca, cochino!

BIPOLIN: ¡¿Que por qué tiene que ser Marilia?!

LUCIEN: Tiene que reinar la maldad sobre El Bosque Perdido.

ROCINTRISTE: Por eso convirtió al Siempre Rey en marioneta.

LUCIEN: Hace ya mucho de eso.

FRANZ: ¡Desde el día de la bomba!

LUCIEN: ¿Cómo lo sabes?

BIPOLIN: Nos lo dijo un marciano.

LUCIEN: No hay marcianos en el Bosque Perdido.

BIPOLIN: Eso es lo que usted cree, mire por donde van. (Señala para el cielo, todos miran, él aprovecha y se escapa; se esconde tras los árboles donde se reúne con el búho y el ratón y todos los animalitos que se esconden para preparar el ataque.)

LUCIEN: Pero aún los tenemos a ustedes dos. Servirán como sirvientes y cuando me canse de ustedes; serán comida para mis lacayos. (Ruidos de estos.) Ya no es posible evitar que Marilia sea la reina del mal. El mal debe existir siempre, no toda la vida vamos a ser buenos y agradecidos. Sería muy aburrido. Hay que llenar el mundo de bombas y bombas. La gente buena, es en verdad gente mala que necesita llamar la atención y lo hacen con la bondad. Por eso los detesto. Y desede la bomba, la maldad existe y existirá. ¡La bondad es una mentira y por eso necesitamos que las bombas acaben con tanta hipocresía! ¡Viva la bomba! (Estos ríen Los animalitos saltan de sus lugares, todos dicen: “¡No es cierto!” y rodean a los lacayos, los árboles se acercan y atrapan con sus ramas a Lucien, la rosa le quita su espada y la rompe.)

ROSA: Esto no tiene valor en el Bosque Perdido. (Los dos lacayos gritan al igual Lucien.)

FRANZ: (A Lucien.) ¿Dónde está Marilia?

LUCIEN: No voy a decírtelo. Nunca voy a dejar de ser mala.

ROSA: Siempre hay una oportunidad de ser bueno.

BIPOLIN: ¿Está con la Señora?

FRANZ: ¿Dónde está la señora? ¡Llévame donde tu jefa ahora! ¿Por qué te quedas callada?

LUCIEN: Los engañe. La Señora soy yo misma. La Señora era solo un muñeco que yo puse en la montaña para asutarlos a todos. Así, yo podía vigilarlos a todos. Ustedes se creyeron todo el juego.

ROCINTRISTE: ¿Y para qué querías a Marilia?

LUCIEN: Porque yo quería tirar la bomba en otro bosque perdido... y estando aquí no podía estar allá.

FRANZ: Claro. La maldad no puede estar en todos los lugares al mismo tiempo.

ROCINTRISTE: ¡Pero ya se acabó la maldad!

LUCIEN: La maldad nunca se acabará. Podrás atraparla, encerrarla, pero siempre habrá maldad en un rinconcito del corazón.

ROCINTRISTE: ¡Pues a ese rinconcito del corazón vamos a ir a buscarla y convertirla en bondad! ¿Verdad, amiguitos? (Todos están de acuerdo.)

FRANZ: Podemos convertirte en buena si tu quieres. Si sigues siendo mala, te llevaré conmigo a un mundo donde te encerarán en una jaula, donde los niños le tiran piedras y le hacen burlas a los animales y donde siempre se mueren de aburrimiento, sin comida, sin cariño y sin amiguitos.

VENADO: ¡Uy! ¿Qué lugar tan feo es ése?

FRANZ: Le llaman “El Zoológico”.

LUCIEN: ¡No! no me lleven ahí.

VIOLETA: ¡Pues hagámosla buena! (Las flores corren a la cascada y le lavan la cara con ag ua fresca, los árboles la sueltan, una alegría nueva se ve en su rostro.)

FRANZ: Ahora devuelvenos a Marilia. (Se oyen las trompetas fuertes y claras, la montaña se abre y Siem pre Rey aparece en el trono.)

SIEMPRE REY: No es necesario. Allá vá. (Marilia aparece por el camino y corre donde Franz y se abrazan.) Yo sabía que algún día volvería a reinar y como todo a vuelto a su orden natural y existe paz otra vez en el Bosque Pedido quiero que celebremos todos para siempre.

MARILIA: ¡Gracias a todos por rescatarme de las garras de esa “Señora de trapo”! (Risas y aplausos de todos.)

LUCIEN: (Al Rey.) ¿Qué haré con ellos? (Refiriendose a los lacayos.)

SIEMPRE REY: Ellos también serán buenos y trabajarán conmigo. Siempre hay una oportunidad para todos; yo no los odio. Nunca lo haré. No puedo odiar.

ARBOLES: ¡Celebremos todos! (Todos se agarran de las manos y cantan.)

FRANZ: ¡Señor!

SIEMPRE REY: ¡Su Majestad!

FRANZ: Perdón, Su Majestad. Pero ahora Marilia, Bipolín y yo tenemos que irnos porque nuestro padre nos espera y se enoja mucho si llegamos tan tarde a la casa.

SIEMPRE REY: Vayan con cuidado y siempre los recordaremos con cariño porque gracias a ustedes vuleve a reinar la alegría en nuestro Bosque perdido. Adiós. (Se cierra la montaña.)

FRANZ: Bueno amiguitos, nos vamos les agradezco todo lo que han hecho.

GIRASOL: Vamos a acompañarlos hasta la salida del Bosque. (Se van todos menos Rocintriste que se va a sentar en la piedra, pero se acuerda y se sienta mejor en el p iso. Saca su flauta, vuelve a enredarse en su rabo.)

ROCINTRISTE: (Llora.) Todos mis amiguitos se han ido y yo me quedo solo, (toca la flauta, a lo lejos se escucha la algarabía y los adioses de los animalitos. Se acerca Lucien con el rabo mucho más corto que antes.)

LUCIEN: Mira Rocintriste, se me ha caído la mitad del rabo, ahora soy feliz. ¿Y a tí?

ROCINTRISTE: No. Sigue tan largo como siempre.

LUCIEN: Déjame ver. (Toma el rabo en sus manos y lo hala, se cae la mitad.) ¿Te dolió?

ROCINTRISTE: No. No me dolió. ¿Por qué fue tan fácil?

LUCIEN: Tal vez lo que hacía falta era un poco de alegría.

ROCINTRISTE: ¡Ahora soy feliz! (Bailan y cantan juntos, a lo lejos se oyen los adioses de los animalitos; luego entran todos, cantan y bailan, Lucien y Rocintriste en el medio. Todo es felicidad.)

Roberto Ramos-Perea Marzo 20, 1978

DORIS

Personajes: JERÓN

DORIS

DAVID

PEDRO

RAMÓN, el tabernero

Escenario: Un café. Un lugar con un par de mesas sobre las cuales hay vasos y bot ellas vacías. Al fondo se ve la barra y sobre la pared un reloj. El lugar es sombrío, las mesas están fabricadas de barriles. Un denso olor a h umo de cigarrillo, y el humo mismo torna la escena neblinosa y confusa. Al fondo se oye una música rítmica estilo Disco. En sendas mesas hay gente. En una de ellas, Doris, de pelo muy corto y un rostro que a pesar de ser muy bello es rígido, y en cierta forma apesadumbrado y sufrido. Mantiene la mirada en el vacío. Su vestimenta es muy masculina: un pantalón ajustado color naranja y una camisa a cuadros del mismo color y usa sandalias. Sobre su mesa, una cartera de mano, su café aún humeante y una caja de cigarrillos con encendedor sobre ella. Sus manos, una cruzada a lo largo de su vientre y la otra se sostiene sobre la mesa con un cigarrillo entre los dedos que también humea. Sus pies muy juntos. En la otra mesa dos hombres beben cerveza y conversan animosamente. Al fondo el tabernero limpia la barra. Entonces entra Jerón, un joven de unos 19 años, viste común y lleva un abrigo. Usa barba y en su rostro se le nota una pesadez producto de noches sin sueño. Se tambalea un poco y se sienta a la barra.

JERÓN: (Al Tabernero.) Un cuba libre... (A pesar del primer tambaleo, Jerón no está borracho, está bastante consciente y su hablar es muy coherente aún.) Son las 11:30... (El Tabernero vuelve con la bebida.)

TABERNERO: Son las 11:30 y parecen las tres de la madrugada.

JERÓN: Las tres de la madrugada no serán nunca.

TABERNERO: ¿Qué dice?

JERÓN: Vives muy aprisa. El estar aquí día y noche te tiene así. Como si las horas fueran como el frío de la cerveza que se va pronto.

TABERNERO: Aquí siempre es de noche.

JERÓN: Sí, siempre es de noche donde el día no existe. (Silencio, bebe un trago y sin esperarlo pasa su vista sobre Doris que no ha cambiado el gesto dese que la luz subió. A ella.) Se te enfría el café. (Doris no hace caso, sólo se limita a limpiar la ceniza en el cenicero volviendo a la postura anterior.) Es el tiempo, sabes... a pesar de todas las cosas, frío sabe mejor... creo yo, ¿no? (Doris aspira una bocanada.) ¿Me regalas un cigarrillo? (Doris lo mira un momento rápido y empuja la cajetilla hacia él y vuelve a su posición. Jerón toma el cigarrillo, lo enciende y aspira.) Son las once y treinta y 3... tienes una mirada extraña y muy fija; ¿Te sientes sola? (Doris vira la cara.) No te molestes, sólo trato de ser amistoso, soy muy sociable, ¿sabes? Además, esta noche yo también me siento muy solo. Es como si las cosas me dijeran secretos que no intereso conocer y es como... si virara la cara. ¿Crees en Dios? Yo no. (Tratando de convencerla.) Mira, tu creerás que estoy borracho, que no sé lo que digo que... (Doris recoge su cajetilla y la echa en el bolso .) Eres muy bonita. (Molesta, Doris se levanta para irse, Jerón la sostiene por el brazo.) No, Doris María Casanova Alberty, no te vayas.

TABERNERO: Oiga, no moleste a la señorita.

DORIS: ¿Cómo sabe mi nombre?

JERÓN: Quiero acompañarte esta noche.

DORIS: Soy casada. (Se suelta e inicia el mutis.)

JERÓN: Mientes. Divorciada.

DORIS: ¿Cómo lo sabe?

JERÓN: Lo siento.

DORIS: ¿Lo siente?

JERÓN: Quiero decir que lo lamento, que me excuse.

TABERNERO: No moleste más a la señorita.

DORIS: (Acercándose.) ¿Cómo supo mi segundo nombre no lo he dicho a nadie nunca? ¿Me conoce?

JERÓN: (Se sienta en la misma mesa que Doris, pero en la silla de enfrente, apoya la cara con las manos y con los codos sobre la mesa.) No me creerías.

DORIS: Nunca le he creído nada a nadie.

JERÓN: Eso también lo sé, pero esto es otra cosa, no es cuestión de creer, siéntate.

DORIS: No.

JERÓN: (Pausado y firme, se voltea a la mesa de los parroquianos que de vez en cuando han mirado con curiosidad.) Me vas a prestar tu guitarra. (Uno de ellos vacila un poco y luego se la da. Vuelve donde Doris.) ¿Qué te recuerda? (Da unos breves acordes y luego engarza una tonada española.)

DORIS: (Extrañada, se sienta en su silla, conservando su gesto agrio y amargado .) ¿Qué quiere usted de mi?

JERÓN: Soy menor que tú, no me trates de usted. (Continúa tocando la tonada española en la guitarra que torna el rostro de Doris muy agresivo y arrogante.)

DORIS: ¡No toque eso!

JERÓN: ¿Por qué?

DORIS: (Voltea la cara con rabia.) No me gusta.

JERÓN: Lo sé.

DORIS: ¿Y si lo sabe por qué lo toca?

JERÓN: Estudiabas en la Universidad.

DORIS: ¡Cállese!

TABERNERO: Le he dicho que no moleste a la señorita.

JERÓN: (Al Tabernero.) Usted no puede recordar esta canción. (Continúa tocando.)

TABERNERO: Y yo qué sé.

DORIS: Usted no tiene por qué saberlo. (Jerón sonríe.)

TABERNERO: Sólo la defendía, señorita.

DORIS: Ya no hace falta. Gracias.

TABERNERO: Como quiera. (Entredientes:.) Estas nuevas putas.

DORIS: (Agresiva a Jerón.) ¿Quién es usted?

JERÓN: ¿Yo? (Se encoge de hombros.) Un universitario. Uno de esos que tiene la cabeza llena de pensamientos de otras personas, fórmulas, procesos, pero nada de sensaciones.

DORIS: ¿Cuál es su nombre?

JERÓN: (La mira, luego se voltea a los dos parroquianos.) David, (Uno de ellos se sorprende.) Pedro. (Ídem el otro, luego se voltea al Tabernero.) Ramón.

PEDRO: Pedro es mi nombre.

DAVID: David el mío.

TABERNERO: ¿Cómo sabe que me llamo Ramón?

JERÓN: Nadie les ha preguntado. (Cada uno vuelve a lo suyo extrañado. Luego se voltea a Doris y le dice muy lentamente.) O-s-c-a-r. (Doris lo abofetea indignada.) No importa.

DORIS: ¿Cómo sabe todo eso? ¿Quién demonios es usted? ¡Hable ya!

JERÓN: En nuestra vida siempre hay un Oscar. Para ti Oscar es un hombre, para mi una mujer. Bah. Ya tenías el pelo largo y Oscar acostumbraba tocar en la guitarra esta misma canción todas las tardes en el balcón del apartamento. Te convertías en una niña para él y te acurrucabas en sus rodillas hasta sentir la canción dentro de tus ojos y así como caía la noche... (Doris se sobrecoge agresiva .), él acariciaba tus cabellos y el resto de ti comenzaba a sentir aquella extraña y dulce sensación que brotaba de tu vientre con aquellos deseos de tener el futuro más cerca.

DORIS: ¡Basta!

59

JERÓN: Siempre estuviste casada con los butacones para bebés.

DORIS: Mire, no sé como sabe todo esto, quizá él mismo se lo dijo, pero ya no me interesa, aparté su vida de mi hace mucho tiempo y no quiero saber más de hombre alguno y no quiero volver a verlo jamás. Dígale de mi parte, que si aún quiere algo de mi que no me mande a jovenzuelos universitarios a...

JERÓN: Nunca he visto a Oscar.

DORIS: No piense que voy a creerle.

JERÓN: ¿Cómo puedo demostrártelo?

DORIS: No me interesa.

JERÓN: Son las once y...

DORIS: Tampoco me interesa.

JERÓN: Aún tenemos tiempo de ir a tu apartamento...

DORIS: (Ríe burlona.) ¿Qué se ha creído usted?

JERÓN: (Se levanta y camina.) Bien. Sabes que sé muy bien la vida que llevas, que no puedes ocultarme nada porque lo sé ya todo. Porque dentro de mi más profundo desconocimiento de ti, todo lo sé. Lo que piensas, lo que haces y sobretodo también sé mucho sobre ella.

DORIS: De veras es un creído.

JERÓN: Llevamos demasiado tiempo dando vueltas al asunto y no concluyo nada aún. Entiéndelo. Tienes que ver más allá de lo que te explico. Inténtalo. Si quieres piensa que soy un loco, lo que quieras, pero por favor, escúchame. Es muy importante lo que debo decirte.

DORIS: ¿Qué sucede?

JERÓN: ¿Te decides a oírme?

DORIS: ¡Qué remedio!

JERÓN: (Golpea la mesa.) ¡La vida no es un remedio! (Se calma.) Escúchame, te pedí que recordaras a Oscar porque hay en ti... una sensación perdida.

DORIS: ¿El amor a los hombres, el sexo? Habla claro.

JERÓN: ¡No!

DORIS: No quiero saber más.

JERÓN: Dime, ¿qué sientes cuando estás con ella, cuando le haces el amor?

DORIS: ¿Por qué preguntas?

JERÓN: Era lo mismo que sentías cuando estabas con Oscar?

DORIS: Claro que no. ¿Pero a qué viene todo esto?

JERÓN: Oscar es un hombre, ella es mujer. Has sentido más o menos lo mismo, tiene que haber una sensación semejante, un parecido al menos.

DORIS: ¿En mi?

JERÓN: Por supuesto. (Jerón se vuelve a la mesa de David y Pedro.) David, tú tienes novia.

DAVID: Sí.

JERÓN: Y las has besado, claro. ¿De pequeño nunca besaste a tu madre en la boca?

DAVID: Quizá. ¿A qué viene todo esto?

JERÓN: Es simple pero no tengo mucho tiempo. No pierdas el poco que queda tratando de creerme, tampoco piensen en lo que les digo... ¡Ramón, escucha tú también! (Se lleva las manos a los oídos y se contrae en un gesto de dolor.)

DORIS: Vamos, ¿qué pasa?

PEDRO: ¿Se siente mal?

JERÓN: Todo pasó anoche. Regresaba de la Universidad y me acosté para descansar un poco y empecé a oír de pronto una música de guitarra y te veía a ti, Doris, besándote con ella y él se reía. (Confundido.) Luego, luego era él quién te besaba y ella se reía mencionando tu nombre. (Se oyen más risas de mujer, al fondo unas de hombre.) Ninguno entendía nada, después te cortabas el pelo con coraje y rabia y ensayaste en el espejo miles de rostros agresivos y masculinos.

DORIS: (Contrariada.) Todo se me hacía muy confuso, no sabía entender lo que sentía, trataba de pensar, de buscar una razón, de comprender al menos. Pero el cambio era irreversible, todo sucedió muy rápido... pero no admito juicios. Ya estamos grandecitos.

JERÓN: Y eres esto, o crees que lo eres, sólo esto y nada más.

DORIS: (Grita.) ¿Y qué quieres que haga? ¡Yo quería amarlo, seguirlo donde él me llevara... pero tengo que pasar por esto. No me arrepiento y estoy orgullosa.

JERÓN: (Se le acerca y la toma por los hombros.) No te culpo por nada, no tengo el más leve sentimiento ni de oído ni repugnancia ni aversión para ti, por el contrario, ahora te amo más que nunca.

DORIS: (Angustiada.) No te conozco, no puedes amarme.

DAVID: ¿Quieres decirme por favor, qué sucede?

JERÓN: (Sorprendido.) ¿Qué hora es?

PEDRO: No sé, las...

JERÓN: Escucha David, de bebé tu madre acostumbraba besarte en la boca, no sé por qué lo hacía, quizá.... bueno, eso no importa ahora. Esta mañana al despedirte de ella, la besaste en los labios con los ojos abiertos y te extrañaste; recordaste a tu madre que te canturreaba y luego te besaba en los labios

DAVID: Sí, es cierto, pero no le di importancia.

JERÓN: Eso está bien. (A Pedro.) ¿Aún piensas matarlo?

PEDRO: ¿A quién?

JERÓN: ¡Maldita sea, no tengo tiempo! ¡A tu padre!

PEDRO: (Contrariado.) Sí.

JERÓN: ¿Por qué?

PEDRO: Me odia. Jamás me permitió hacerme hombre, hacer lo que sentía. No sé cómo puedes saber esto. Pero sí sé que yo le he odiado toda la vida y no me avergüenza decirlo. Sólo pienso en él y siento el odio que me corre por las venas con una furia brutal, salvaje.

JERÓN: ¿Qué edad tienes, David?

DAVID: 30 años.

JERÓN: ¿Y tu Padre, Pedro? (Pedro no contesta.) David siempre fue para ti el Padre que querías, hasta el punto en que amas a David y no te digo que todo ha sido mentira, que ese odio es hipócrita.

PEDRO: ¿Quién eres tú para saber lo que siento?

JERÓN: Solo tú lo sabes. (Va a la barra, toma una botella, la rompe en la mesa y le da a Pedro la parte filosa.) Hazlo ahora, consúmalo todo porque tu padre quiso hacerte mujer y quiso hacer de tu vida una miseria, y tú eres todo lo contrario. David es tu padre, anda. Entiérrale a David esos vidrios. Hazlo sangrar como tantas veces.

PEDRO: ¿Por qué me haces esto?

JERÓN: Algún día tendría que pasar.

DAVID: ¿Pedro, qué vas a hacer?

PEDRO: (Cierra los ojos.) Papá, no sé por qué lo hiciste, no sé por qué, pero tus razones no me importaban.

JERÓN: Sabes muy bien que no tenía razones. ¡Hazlo ahora!

PEDRO: (Aprieta la botella.) Yo quería ver su sangre salir de su barriga como se le hace a los sapos.... y verme en tus ojos como la madre de la noche, yo quiero saber el color de la sangre. Mamá dijo que era igual que la vida (Gime.) Que yo no podía ser si no era por ti, que yo... (Comienza a balancearse sobre D avid.)

DAVID: ¿Qué vas a hacer, Pedro?

PEDRO: Que tú siempre me acariciabas los labios para sentirlos suaves como las brisas en lo alto del edificio.

JERÓN: ¿Estás seguro que eran los labios?

(Pedro se encara a David y va a enterrarle la botella.)

DAVID: ¡Pedro, no!

PEDRO: (Inicia el gesto con rapidez y de momento toda su faz cambia, sus gestos se aletargan y se desploma gimiendo en el suelo.) Hay un bebé en tu vientre, David, vas a tener un hijo.

DAVID: (Le arrebata la botella y la coloca sobre la mesa .) No me hubieras matado a mi solamente.

DORIS: (Ríe burlona.) Yo lo conozco a usted... David. (A Jerón.) Ella fue mi vecina y nos encontrábamos día a día en el ascensor. De mi apartamento podía ver como hacían el amor y veía como mantenía los ojos abiertos.

JERÓN: David, observa la botella... ¿Qué te dice?

DAVID: Virginidad.

JERÓN: Cierra los ojos.

DAVID: Muerte.

JERÓN: Es muy simple. Para Ramón, este lugar siempre ha sido nocturno. Cierra los ojos, Ramón.

RAMÓN: Yo no entiendo.

JERÓN: ¡Mejor aún! (Ramón los cierra.) Es el día el que hace que las cosas parezcan diferentes. Hay un lugar que te da las sensaciones y a otro que te las limita. Todos los que estamos aquí estamos limitados por un desorden de sensaciones, por muchas limitaciones físicas que han hecho de nuestra vida, una forma, una

61 forma que padece. (A Doris.) Ella quizá es mujer y él haya sido un hombre, pero hay una sensación única, profunda, que nadie es capaz de ordenar con la vida.

DORIS: ¿Por qué ordenar?

JERÓN: Si no fuera así, soñarías que sientes.

DAVID: En estos tiempos ya no se puede sonar, se hace el amor con los ojos abiertos.

JERÓN: Antes de la medianoche todos habrán perdido las sensaciones. El sólo comprender esto podría liberarlos de miles de años de automatización.

RAMÓN: Tú pareces un Cristo.

JERÓN: Yo soy, Ramón, lo que tú sientes.... eso era lo que quería decirles.

DAVID: Aún no entiendo.

JERÓN: No es entender, te repito.

DORIS: ¿Y qué quieres que hagamos?

PEDRO: (Sin levantar la cabeza.) Yo lo entiendo... es como cerrar los ojos, como olvidarse de todas las formas.

DORIS: Es que...

DAVID: Las formas...

DORIS: ¿Pero qué formas?

JERÓN: Los límites, lo que hace la diferencia entre una forma y otra. Nuestros ojos, nuestros pensamientos y nuestra ideas crean millares de barreras entre las cosas. Si sintiéramos solamente, les aseguro que todo sería diferente.

RAMÓN: ¿Y qué es lo que hay que hacer?

JERÓN: Cerrar los ojos. Vamos, cierra los ojos olvidando todas las formas y las figuras que tienen las cosas. Tú Ramón, olvida que aquí siempre ha sido de noche, siente sólo el ambiente, el producto y la satisfacción que deja tu trabajo en esta barra, siente Ramón, cómo cuando recibes un billete... (Ramón sonríe, se voltea y se vuelve tras la barra canturreando una canción alegre.)

RAMÓN: Me siento bien.

JERÓN: Pedro, levántate, David dará a luz un hermoso niño, hijo de tu amor, hijo del agua, como los sapos a quienes pensabas abrirle las entrañas. (Pedro se levanta y sonríe con la cabeza baja.) ¡David! Ella es fea y sabes bien que no te gusta porque tiene los senos picudos y (riendo.) tiene mucho de atrás. No aceptes realidades sin sentido que al fin y al cabo no son realidades. Ella ni siquiera ama. Pero el sentir físico, ese que sentimos en cada poro del cuerpo cuando hacemos el amor, va más alla, va por encima de toda rutina, por eso nadie lo comprende. Cierra los ojos, siente y entrégate. Lo único que siento es la rudeza que hay entre tus piernas y que tampoco podemos culparla, es un sentir, primitivo o no es un sentir. Sabes de la pureza del amor a tu madre, del amor a Pedro, ¡no la dejes encerrada en esas estúpidos pensamientos que tienes cada vez que tocas la guitarra! ¡Siéntela! (David mira a Pedro y ambos se toman de las manos. Jerón sonríe .) Doris...

DORIS: (Nerviosa.) ¿Qué?

JERÓN: Escucha...

DORIS: Sabes que no podría tan siquiera mirar a un hombre.

JERÓN: ¿Por qué?

DORIS: Me conoces. Conoces mi vida, ¿por qué preguntas entonces?

JERÓN: Todo será como en un principio, vamos, cierra los ojos, recuerda. Oscar te amaba, recuerda las noches en que volvía de la Universidad, cansado, y tomaba la guitarra para cantar... No, no te pido que sueñes, te harías más daño.

DORIS: Y me acariciaba los cabellos y me besaba y lentamente me hacía el amor con aquella belleza salvaje que sentía en todo mi cuerpo...

JERÓN: Y ella...

DORIS: Con ella podía sentir lo mismo. Cerraba los ojos y me olvidaba de todo, su piel suave, sus grandes ojos claros y su pelo rubio... me invadía aquella furia que quería quemarme...

JERÓN: Eso es todo... (Silencio de todos. Jerón va a la barra, apura el trago que dejó sin terminar y se dispone a marcharse.)

DORIS: (Sin moverse ) Se acerca la medianoche, ¿a dónde vas?

JERÓN: Quizá quede algún tiempo para conversar con ella.

DORIS: Falta muy poco.

JERÓN: Bastará sólo con mirarla fijamente a los ojos y después se los cerraré suavemente aprovechándome de toda su luz. Luego la besaré en los labios y me acostaré tranquilo, haciéndome techo...

DORIS: Y después...

JERÓN: Voy a morir.

DORIS: ¿Pero no es la muerte el fin de todos los sentidos?

JERÓN: No. Morir es sentir el absoluto en todo su conjunto, en toda su expresión. Amar todo mi cuerpo sensorial de una sola vez.

DORIS: Ayúdame a morir contigo.

JERÓN: No. Aún no es tu tiempo. Para sentir el absoluto hay que sentir cada fracción de él, y esa fracción, está en el mundo, está en el sentir de las demás gentes. Eres joven, aún puedes amar

DORIS: Gracias. (Lo besa en la mejilla.)

PEDRO: Gracias.

JERÓN: No, no me digan gracias. Sientan la gratitud. (Todos lo miran. Jerón se marcha, en el fondo comienzan a oírse las campanadas de la medianoche con una música suave. Todo queda en silencio. Oscuro.)

EPÍLOGO

La misma escena. Doris está sentada en la misma mesa, en la misma pos ición que al principio y Ramón limpia; la misma música. Todo parece idéntico a la primera escena, el café humea y el cigarrillo también. Entra Jerón, lo observa todo muy calmado y va directamente a la silla enfrente de Doris .)

JERÓN: Buenas noches, ¿estás sola? (Doris lo mira fijo.) Quiero amarte esta noche. (Doris le arroja la taza de café en la cara y cae el telón rápido.)

Fin.

Doris está sin estrenar.

EL MURO

Cuento de Jean Paul Sartre adaptado al teatro por Roberto Ramos-Perea Mayaguez, Puerto Rico. 1978

Estrenado en el Teatrito de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez en 1978. Con las actuaciones del autor, Frank Torres, Gilberto de Paz, Carlos Ayala y la dirección de Félix Díaz.

Personajes:

Pablo Ibbieta - Prisionero de 29 años

Tom Steinbolck - Prisionero de 25 años

Juan Mirbal - Prisionero de 18 años

Comandante Primero

Comandante Segundo El Médico

Pedro Guardia primero Guardia segundo García, el Panadero Época - Guerra Civil Española

Lugar - Cárcel provisional, en un hospital, España

Sinopsis: La acción transcurre durante la noche de un día, la mañana del otro y la tarde del mismo.

ESCENA:

Un salón amplio, los muros son viejos y grises, arruinados por la humedad. Una ventana en fondo izquierdo, es un agujero pequeño por donde entra una luz nocturna. En el fondo un camastro o banco largo. Bajo la ventana una pila de carbón. A la derecha dos bancos pequeños y desordenados, algo que simule una puerta de barrotes.

ACTO ÚNICO

Se encenderá una luz violenta, demasiado fuerte, para mejorar el efecto esta puede estar dirigida hacia el público. Se verán tres sombras o siluetas tapándose los ojos, al mismo tiempo, o ante s, se escucharán ruidos de botas, gemidos y forcejeos. Luego una sombra alta y formida seguida de otras dos entrará al salón. Es el COMANDANTE y dos GUARDIAS. El Comandante lleva unos papeles en la mano, los guardias ind iferentes miran a los tres. El primero se llama PABLO IBBIETA, mas o menos 29 años, el segundo TOM STEINBOCK de 25 años, el tercero es un joven de unos 19 o 18 años, JUAN MIRBAL, los tres son soldados en la resistencia española, visten por lo tanto, de civil. La luz baja poco a poco a lo normal, que será una oscuridad de cárcel. El Comandante se acerca a Tom, le mira de arriba a bajo un par de veces.

Comandante: ¿Es verdad que sirves en la Brigada Internacional?

Tom: (Silencio indiferente.)

Juan: Yo me llamo Juan Mirbal. Yo no soy de ningún partido, no he hecho nunca política. Es mi hermano José el que es anarquista. (Pausa, el Comandante le mira fijo.) No he hecho nada, no quiero pagar por los otros… (Un guardia lo hace callar.)

Comandante: (A Pablo.) ¿Usted se llama Pablo Ibbieta?

Pablo: Sí.

Comandante: ¿Dónde está Ramón Gris?

Pablo: No lo sé.

Comandante: Usted lo ocultó en su casa desde el día 6 al 19.

Pablo: No.

Comandante: (Se pone a escribir un momento en los papeles y luego sale, cuando los guardias se disponen a salir tras él Tom los detiene.)

Tom: ¿Y ahora?

Guardia 1: ¿Qué?

Tom: ¿Esto es un interrogatorio o un juicio?

Guardia 1: Era el juicio.

Tom: Bueno… ¿Qué van a hacer con nosotros?

Guardia 1: (Seco.). Se les comunicará la sentencia aquí mismo. (Sale.) (Quedan los tres solos, Juan se sienta junto al montón de carbón, Pablo se sienta en el banco, Tom se queda de pie.)

Tom: Estamos reventados.

Pablo: Yo también lo pienso, pero creo que no le harán nada al pequeño.

Tom: No tienen nada que reprocharle, es el hermano de un militante, eso es todo. (Miran a Juan.) ¿Sabes lo que hacen en Zaragoza? Acuestan a los tipos en el camino y les pasan por encima los camiones. Nos lo dijo un marroquí desertor. Dicen que es para economizar municiones.

Pablo: (Enojado.) Eso no economiza naftalina.

Tom: Hay algunos oficiales que se pasean por el camino y que vigilan con las manos en los bolsillos, fumando cigarrillos. ¿Crees que terminan con los tipos? Te engañas. Los dejan gritar. A veces durante una hora. El marroquí decía que la primera vez casi vomitó.

Pablo: No creo que hagan eso a menos que verdaderamente les falten municiones.

Tom: (Pausa.) Maldita sea, ¡Qué frío!…vuelta a empezar. (Se levanta y se pone a hacer gimnasia, se tiende de espaldas y hace tijeras en el aire. Pablo lo observa, de vez en cuando cambia la vista para buscar algo que no encuentra, Tom se levanta y se sienta a su lado.)

Pablo: ¿Entraste en calor?

Tom: No, maldita sea. Pero estoy sofocado.

(OSCURO LENTO.)

SEGUNDA ESCENA

Al subir la luz, todos están en gestos de cansancio y espera; entra el SEGUNDO COMANDANTE, en uniforme parecido al primero, trae también unos papeles en la mano, viene acompañado de PEDRO; al entrar se pone unos anteojos y ve una lista.

2do. Comandante: ¿Cómo se llaman estos tres?

Pedro: Steinbock, Ibbieta y Mirbal.

2do. Cmdte: Steinbock… Steinbock… aquí está. Usted está condenado a muerte. Será fusilado mañana a la mañana. (Mira los papeles.) Los otros dos también.

Juan: No es posible. Yo no. (Desesperado.)

2do. Cmdte: ¿Cómo se llama usted?

Juan: Juan Mirbal.

2do. Cmdte: Pues… bueno, su nombre está aquí; usted está condenado.

Juan: Yo no he hecho nada.

2do. Cmdte: (Hacia Tom .) ¿Ustedes son vascos?

Tom: Ninguno es vasco.

65

2do. Cmdte: (Irritado.) Me dijeron que había tres vascos. No voy a perder el tiempo corriendo tras ellos. Entonces, naturalmente, ¿ustedes no quieren sacerdote? (Pausa.) Enseguida vendrá un médico belga. Tiene autorización para pasar la noche con ustedes. (Saludo militar y sale.)

Tom: ¿Qué te dije! Estamos listos.

Pablo: Sí, es estúpido, por el chico. (Juan se sienta en el mismo lugar.)

Tom: (Lo toma por el brazo, pero Juan se deshace haciendo una mueca .)

Pablo: Déjalo, bien ves que se va a poner a chillar. (Tom obedece.)

Tom: (Pablo se pone las manos en la cara.) ¿Has reventado algunos tipos? Yo he reventado seis desde agosto… (Pablo le mira.)

Pablo: Empezamos.

(En ese momento entra Pedro acompañado de otro guardia y de EL MÉDICO .)

Médico: Soy médico. (Saludando.) Tengo autorización para asistirlos en estas penosas circunstancias.

Pablo: ¿Qué viene a hacer aquí?

Médico: Me pongo a disposición de ustedes. Haré todo lo posible para que estas horas le sean menos pesadas.

Pablo: ¿Por qué ha venido con nosotros? Hay otros tipos, el hospital está lleno.

Médico: Me han mandado aquí: ¿Ah! ¿Les agradaría fumar? Tengo cigarrillos y hasta cigarros. (Todos rehusan.)

Pablo: Usted no viene aquí por compasión. Por lo demás, lo conozco, le vi con algunos fascistas en el patio del cuartel el día que me arrestaron. (Se sienta encogiendo los hombros, el médico LE observa, los soldados se han sentado en sus bancos. Pedro juega con los pulgares, el otro duerme.)

Pedro: ¿Quiere luz?

Médico: (Sí, con la cabeza.)

Pedro: (Sale y trae un quinqué que coloca junto o frente a la banqueta.)

Pablo: (Mira detenidamente la luz, parece fascinado, luego despierta bruscamente y se lleva las manos a la cara. Luego la levanta y ve que Tom está igual. Juan mira estúp idamente con la boca abierta y tiembla. El Médico se aproxima a él, le pone la mano en el hombro para confortarlo, luego la baja hasta la muñeca, el se deja hacer con indiferencia. Da la espalda a Pablo, luego saca su reloj y lo contempla un momento; Pablo busca la manera de observar. Luego le suelta y apoyándose en el muro saca una pequeña libreta del bolsillo y apunta un par de cosas. Luego mira a Pablo.)

Médico: (Impersonal.) ¿No le parece que aquí se tirita?

Pablo: No tengo frío. (Se lleva las manos a la cara, se toca luego la camisa y se pasa la mano por el pelo, suda. Vuelve a mirar al médico con coraje, renuncia.)

Juan: ¿Usted es médico?

Médico: Sí.

Juan: ¿Es que se sufre mucho tiempo?

Médico: ¡Oh! ¿Cuando…? Nada de eso, termina rápidamente.

Juan: Pero yo… me han dicho… que a veces se necesitan dos descargas.

Médico: Algunas veces. Puede ocurrir que la primera descarga no interese ninguno de los órganos vitales.

Juan: ¿Entonces es necesario que vuelvan a cargar los fusiles y que apunten de nuevo?… ¡Eso lleva tiempo!

Pablo: (Se levanta, sus zapatos crujen ruidosamente.)

Tom: (Irritado.) Tus zapatos crujen. (Pablo le mira un momento luego mira por la ventana, luego baja la cabeza, baja la luz, queda solo la luz del quinqué. Se escucha una triste guitarra sevillana. Pablo sonríe. Al subir la cabeza, sube la luz normal y cesa el sonido, vuelve y se sienta al lado de Tom .)

Tom: (Hablando para sí.) Yo jamás he comprendido… es insensato…esto que nos va a pasar… ¿Comprendes tú? En cuanto a mí, no comprendo.

Pablo: (Mirando al Médico.) ¿Cómo? ¿Qué es lo que hay?

Tom: Nos va a ocurrir algo que yo no puedo comprender.

Pablo: (Irónico.) Comprenderás dentro de un momento.

Tom: Esto no está claro. (Obstinado.) Quiero tener valor, pero es necesario al menos que sepa…escucha, nos van a llevar al patio. Bueno… Los tipos van a alinearse delante de nosotros. ¿Cuántos serán?

Pablo: No sé. Cinco u ocho. No más.

Tom: Vamos. Serán ocho… ¡Apunten! …Y veré los ocho fusiles asestados contra mí. Pienso que querré meterme en el muro. Empujaré el muro con la espalda, con todas mis fuerzas, y el muro resistirá como en las pesadillas. Todo esto puedo imaginármelo. ¡Ah! ¡Si supieras como puedo imaginarmelo.

Pablo: ¡Vaya! Yo también me lo imagino.

Tom: Eso debe producir un dolor de perros. Sabes que tiran a los ojos y a la boca para desfigurar? Ya siento las heridas, desde hace una hora siento dolores en la cabeza y en el cuello. No verdaderos dolores, es peor; son los dolores que sentiré mañana a la mañana. Pero ¿después?

Pablo: (Rudo.) Después… te tragarás la lengua.

Tom: (Para sí, mirando al médico.) Es como en las pesadillas, se puede pensar en cualquier cosa, se tiene todo el tiempo la impresión de que es así, de que se va a comprender y luego se desliza, se escapa y vuelve a caer. Entonces me digo…después no hay nada más. Pero no comprendo lo que quiero decir. (Pausa.) Hay momentos en que casi llego… y luego vuelvo a caer, vuelvo a pensar en los dolores, en las balas, en las detonaciones. Soy materialista, te lo juro, no estoy loco, pero hay algo que no marcha. (Silencio.) Veo mi cadáver: eso no es difícil, pero no soy yo quien lo ve con mis ojos… Es necesario que llegue a pensar… que no veré más, que no escucharé nada más, y que el mundo continuará para los otros. No estamos hechos para pensar ? Pablo. Puedes creerme: me ha ocupado velar toda la noche esperando algo. (Con voz blanca.) Para esto, esto no se parece a nada; esto nos cogerá por la espalda, Pablo, y no habremos podido prepararnos para ello. Pablo: Valor, ¿Quieres que llame a un confesor? (Se levanta y se pone a cam inar, se oye en una grabación sus pensamientos.) En el fondo no tengo mucha simpatía por ti, solo por el hecho de que vamos a morir juntos, debería sentirla de ahora en adelante. Con Ramón Gris la cosa hubiera sido distinta…claro. Pero entre ustedes dos me siento solo. Si estuviera Ramón aquí, en tu lugar; quizá me hubiese enternecido; pero me siento terriblemente duro y quiero conservarme duro. (Tom habla muy bajo, masculla palabras para sí.) No… no es natural morir… y ya nada es natural, ni el montón de carbón, ni el banco, ni la sucia boca de Pedro. Solo me disgusta tener que pensar tus mismas cosas, y a lo largo de toda la noche… pensaremos lo mismo al mismo tiempo… (Tom levanta la cabeza, lleva la muerte en el rostro. Pablo se le acerca, su cara padece igual que la de él. Le pone un brazo en el hombro y Tom lo agarra sin m irarlo.)

Tom: Pablo, me pregunto…me pregunto si es verdad que uno queda aniquilado.

Pablo: (Desprendiendo la mano.) Mira entre tus pies, cochino.

Tom: (Turbado.) ¿Qué es eso?

Pablo: Te orinas en el calzoncillo.

Tom: (Furioso.) No es verdad, no me orino. No siento nada.

Médico: (Con falsa solicitud.) ¿Se siente usted mal?

Tom: (Huraño.) No se que será. Pero no tengo miedo. Les juro que no tengo miedo. (Se levanta y se va a orinar sobre el monte de carbón, el Médico toma algunas notas, Tom vuelve y se sienta junto a Pablo, los tres miran al Médico como si le chuparan la vida.)

Médico: (Después de un momento de indecisión se aproxima a Juan, le tantea la nuca, luego le acaricia el cráneo paternalmente. Juan le quita los ojos de encima, luego Juan le toma la mano al Médico lo mira extrañado. Luego se la lleva a la boca y quiere morderla pero el Médico se deshace vivamente y retrocede hacia la derecha titubea y mirándoles con horror. Pablo se hecha a reír a carc ajadas, Pedro se sobresalta.)

(OSCURO.)

ESCENA TERCERA

Una luz cae sobre Pablo que está sentado en el banco, está cansado y se recuesta sobre el muro, cabecea como si tuviera pesadillas, se escuchan corridas y fuertes, muchas descargas de un pelotón de fusilamiento. Pablo se cubre la cara y con un gesto de infinita angustia pide perdón, cesan las descargas y se hace la luz normal, el baja las manos de la cara y todo se encuentra normal también, el Médico se aguza el bigote, Tom en la silla y Juan en el suelo. Se levanta y se pone a dar vueltas por la celda.

(OSCURO.)

ESCENA CUARTA

Pablo: (Sentado con los codos en las rodillas.) Es una maldita mentira. Médico: (Que no lo ha oído.) Amigos míos, puedo encargarme si la administración militar lo consciente, de llevar una palabra, un recuerdo a las personas que ustedes quieran.

Tom: No tengo a nadie. (A Pablo.) ¿No tienes nada que decir a Concha.

Pablo: No. (Pausa en la que parece recordar.) Cuando sepa mi muerte Concha llorará, durante algunos meses no sentirá ya gusto por la vida. Pero de cualquier forma soy yo el que va a morir. Pienso en sus ojos bellos y tiernos. Cuando me miraba, algo pasaba de ella a mi. Pero todo eso ha terminado, si me mirara ahora su mirada se quedaría en sus ojos, no llegaría hasta mí. Estoy solo. (OSCURO.)

ESCENA QUINTA

Tom está solo en el banco, tiene una especie de sonrisita en los labios. Una luz enfocada cae sobre el, está asombrado. Avanza la mano y toca la madera con precaución, la retira vivamente y se estremece. (OSCURO.)

ESCENA SEXTA

Pablo está orinando sobre el monte de carbón. El Médico saca su reloj, mira. Pablo vuelve. Médico: Son las tres y media.

Pablo: ¡Puerco! (Tom se sobresalta. Juan se pone a gritar.)

Juan: (Retorciendo las manos.) ¡No quiero morir, no quiero morir! (Corre levantando los brazos y cae en la otra esquina llorando ruidosamente.)

Pablo: (Para sí.) Quiero morir valientemente. (Tom se levanta y se pone a mirar por el agujero.)

(OSCURO.)

ESCENA SÉPTIMA

Pablo y Tom sentados en el banco. Se escuchan marchar lejanos.

Tom: ¿Los oyes?

Pablo: Sí.

Tom: ¿Qué vienen a joder? No pueden tirar de noche. (Largo silencio.)

Pablo: Ahí está el día. (Pedro se levanta adormecido y apaga la lámpara.)

Pedro: (Al otro guardia.) Un frío de perros. (Se escuchan detonaciones lejanas.)

Pablo: Ya empiezan; deben hacer eso en el patio de atrás.

Tom: (Al Médico.) Déme un cigarrillo. (Médico se lo da. Pablo rehusa.) ¿Te das cuenta? (Entra el Primer Comandante con un soldado, Tom deja caer su cigarrillo.)

1er. Comandante: ¿Steinbock?

Pedro: Ese.

1er. Comdte: ¿Juan Mirbal?

Pedro: Este de acá

1er. Cmdte: Levántelo. (Los dos guardias lo van a levantar, en cuanto está de pie, lo sueltan y vuelve a caer.) No es el primero que se siente mal, no tienen más que llevarlo entre los dos, ya se arreglarán alla. (Hacia Tom .) Vamos, venga. (Tom sale acom pañado de Pedro, Juan en brazos de los guardias. Pablo va a salir detrás de ellos; el Comandante lo detiene.) ¿Usted es Ibbieta?

Pablo: Sí.

1er Comdte: Espere aquí, vendrán enseguida. (El Médico sale con el Cmdte. Pablo queda solo. Pausa de indecisión. Se escuchan de pronto y violentamente varias detonaciones a intervalos regulares. Se estremece a cada una de ellas. Aprieta los dientes y hunde las manos en los bolsillos, trata de permanecer tranquilo.) (OSCURO.)

ESCENA OCTAVA

Desaparecen el banco y el mo nte de carbón, hay a su vez una mesa con dos sillas, en ellas están sentados el Primer y el segundo Comandante. A su lado uno de los guardias. Los dos fuman grandes cigarros y el cuarto se llena de humo. Pablo es conducido por Pedro y el otro guardia, entran por la izquierda. En frente de los Comandantes.)

1er Cmdte: ¿Te llamas Ibbieta?

Pablo: Sí.

1er Cmdte: ¿Dónde está Ramón Gris?

Pablo: No lo sé.

1er Cmdte: (Se levanta.) Aproxímate. (Pablo lo hace y este lo toma por el brazo como para hundirlo en la tierra, le aprieta los bíceps. En plena cara.) Es tu vida contra la suya. Se te perdona la vida si nos dices donde está. (Pablo quiere reír, el Comandante lo rechaza violentamente, se sienta.)

2do. Cmdte: (Golpeando con un látigo el borde del escritorio.) ¿Entonces? ¿Comprendido?

Pablo: No sé dónde está Gris, creía que estaba en Madrid.

2do. Cmdte: (Levanta la mano para golpearle con el látigo.) Tienes un cuarto de hora para reflexionar. (Lento.) Llévenlo a la ropería, lo traen dentro de un cuarto de hora. Si persiste en negar se le ejecutará de inmediato. (OSCURO.)

ESCENA NOVENA

Una esquina del proscenio, un banquito pequeño, lo demás a oscuras. Luz azul. Pablo solo.

Pablo: (Al mismo tiempo que la luz.) Naturalmente sé donde está Ramón. (Despacio.) Se oculta en casa de unos primos a cuatro kilómetros de la ciudad. (Pausa larga.) Sé también que no voy a decirles donde está a menos que me torturen pero parece que ni siquiera sueñan con ello. Todo está en regla, definitivo y de ningún modo me interesa. Solo quiero comprender las razones de mi conducta. Prefiero reventar antes de entregar a Gris. ¿Por qué? No quiero ya a Ramón Gris. Mi amistad por el ha muerto un poco antes del alba, al mismo tiempo que mi amor por Concha, al mismo tiempo que mi deseo de vivir. Sin duda le sigo estimando: Es fuerte. Pero esa no es una razón para aceptar morir en su lugar; su vida no tiene más valor que la mía; ninguna vida tiene valor. Se va a colocar a un hombre frente a un muro y a tirar sobre él hasta que reviente; que sea yo o Ramón y otro, era igual. Sé bien que él es más útil que yo a la causa de España; pero yo me cago en España y en la anarquía. Nada tiene importancia ya. Y sin embargo estoy aquí, puedo salvar mi pellejo entregando a Ramón Gris y me niego a hacerlo. (Sonríe.) Hay que ser testarudo. (Ríe.) (Entra un guardia para llevarselo.) (En un movimiento brusco.) ¿Vio la rata? (El soldado está muy serio, el hace grandes esfuerzos para contener la risa .) Tendrían que cortarte los bigotes, perro. (El guardia le da un puntapié.)

2do. Guardia: (Saliendo.) Vamos!

(OSCURO.)

ESCENA DÉCIMA

Frente a los Comandantes, otra vez.

1er Cmdte: Bueno…¿Reflexionaste?

Pablo: Sé donde está… (Mintiendo descaradamente.) Está escondido en el cementerio. En una cripta o en la cabaña del sepulturero. (Sonríe.)

2do. Cmdte: (De un salto.) Vamos allá. (A un guardia.) Vaya a pedir quince hombres al subteniente López.

1er. Cmdte: (A Pablo.) En cuanto a ti, si has dicho la verdad no tengo más que una palabra. Pero la pagarás muy caro si te has burlado de nosotros. (Salen todos, queda Pablo solo con otro de los guardias, Pablo lo mira de tiempo en tiempo, ríe, sonríe, y ju ega con su cara feliz.)

Pablo: ¿Tienes cigarrillos? (El guardia lo saca y lo prende suspira y vuelve a sonreír sin contenerse .) 2do. Guardia: ¿Porqué se ríe tanto?

(OSCURO.)

ESCENA UNDÉCIMA

(Pablo está recostado del escritorio y el soldado aguarda recostado del muro, juega con su rifle. Entra el 1er. Comandante, le mira y le dice al guardia.)

1er. Cmdte: Llévenlo al patio grande con los otros. Cuando terminen las operaciones militares, un tribunal ordinario decidirá a su suerte.

Pablo: (Confuso.) Entonces, ¿No me…no me fusilarán? 1er. Cmdte.: Por ahora no, después, no me concierne.

Pablo: (Más confuso.) Pero, ¿Por qué?

1er. Cmdte: (Se encoge de hombros y le hace una señal al guardia para que se lo lleven, este se va sin compre nder aún. El Comandante sonríe, prende un puro.) (OSCURO.)

ESCENA DUODÉCIMA

(El mismo lugar, pero sin las sillas y las mesas, una luz de día ilumina, ya no es de noche, se oyen palabras y conversaciones, gentío. Pablo está sentado en una esquina, piensa. Entra el panadero García.)

García: ¡Maldito suertudo! No creí volver a verte vivo.

Pablo: Me condenaron a muerte y luego cambiaron de idea. No sé porqué.

García: Me arrestaron hace dos horas.

Pablo: ¿Por qué? Tu no te ocupas de la política.

García: No sé; arrestan a todos los que no piensan como ellos. (Mira a ambos lados y dice bajo.) Agarraron a Ramón.

Pablo: (Temblando.) ¿Cuándo?

García: Esta mañana. Había hecho una idiotez. Dejó a su primo el martes porque tuvieron algunas palabras. No faltaban tipos que lo querían ocultar, pero no quería deber nada a nadie. Recuerdo que dijo: “Me hubiera escondido en casa de Ibbieta pero como lo han arrestado iré a esconderme en el cementerio”. Eso hizo.

Pablo: ¿En el cementerio?

García: Sí. Era idiota. Naturalmente ellos pasaron por allí esta mañana. Tenía que suceder. Lo encontraron en la cabaña del sepulturero. Les tiró y lo liquidaron.

Pablo: ¡En el cementerio! (Fue su imposibilidad de creer lo que le han dicho comienza a reír fuertemente dando vueltas en torno a sí, cae sentado y se tapa la cara llorando. García lo observa sin comprender, se escucha una marcha y las botas chocando fuertemente contra el suelo.)

(OSCURO LENTO.)

LA MUJER MAREANTE

De la situación del joven dramaturgo de hoy. Mayagüez de Puerto Rico. 1978

Estrenado en el Café Teatro Joraka de Mayagüez, Puerto Rico, el día 30 de marzo de 1978 en función de medianoche, bajo la dirección de su autor, en una producción del Grupo La Brega. Como Ella: Norma Piazza, como El: Gilberto de Paz.

A Hilda; por tu indiferencia para conmigo

Personajes:

Salón amplio. Una mesa, dos sillas, unas copas sobre la mesa. Hombre viste de gabán, la corbata suelta y la camisa a medio abrir. Mujer viste elegante, maquillada excesivamente.

ACTO ÚNICO

ESCENA PRIMERA

Él la sostiene violentamente por la barb illa, ella llora, le mira fijamente.

ÉL: ¡Vamos, contesta! (Silencio de Ella, pausa. Luego El la arroja al suelo.) ¡Bah! Eres una tonta. Eres vulgar, egoísta. Eres como la vida ...mareante... M-A-R-E-A-N-T-E ¿Entiendes?. Ya no soporto más.

ELLA: ¿Por qué me tratas así?

Él: Porque sí, porque quiero, porque de pronto me da vergüenza sonreírte. Obsérvame... ¿Qué tengo yo que pueda dominarte?

ELLA: Nada.

ÉL: Entonces... ¿Qué esperas para golpearme? Levántate, entiérrame tus uñas en la cara, escúpeme... siempre hay un motivo para hacer lo que no se debe.

ELLA: (Se levanta.) Bien. Todo empieza aquí, en este mismo lugar. (Al público.) Donde nadie pensó que él pudiera ponerme tan sólo un dedo encima. Yo había hecho de él un verdadero hombre, había hecho de su vida algo con sentido, le protegí, me mantuve a su lado...

ÉL: Me cocinaste cuando no tenía dinero, estudiábamos juntos...

ELLA: Hacíamos el amor...

ÉL: Te quise...

ELLA: Pero no te bastó... (Al público.) No es nuestra intención reflejarnos en ustedes. Estamos aquí porque él lo dijo. Él, que quizá esté sentado en una silla de este teatro o quizá fuma cómodamente un cigarrillo frente a su máquina de escribir, sacrificando a otros dos, o tal vez los esté mirando fijamente a los ojos, en todos sus detalles; él es el dramaturgo, el genio. Lo puso a él a golpearme, yo accedí, por eso estoy tirada en sus papeles como un escupitajo.

ÉL: Un hermoso escupitajo color rosa que le causará gran impresión cuando te recuerde.

ELLA: No ...ya no nos recordará. Es muy joven para eso. (Se sienta.) Bien, empecemos.

ÉL: Buenos días señorita, ¿puede decirme la hora?

ELLA: Tiene reloj... ¿Por qué me pregunta?

ÉL: (Aparente olvido.) Oh, es cierto... de todas formas lo haré componer.

ELLA: (Sin remedio.) Son las tres y treinta de la madrugada.

ÉL: (Fársico.) Es muy tarde.

ELLA: Este lugar lo cierran a las cuatro.

ÉL: (Rápido.) Cierto. (Se sienta frente a ella.)

ELLA: ¿Me regala un cigarrillo?

ÉL: Eso mismo iba a pedirle.

ELLA: Aquí tiene. (Los saca de su bolso.)

ÉL: Gracias. (Él lo pone en sus labios, lo aplasta contra los dientes, escupe .) ¡Es de mentol!

ELLA: (Sonríe, silencio, se miran fijamente.) Nuestro humor es muy malo.

ÉL: (Bebiendo de la copa.) ¡Puaf! (Gesto.) Tiene siete sabores distintos y el mejorcito es a mierda.

ELLA: Vamos, no seas grosero, no lo intentes, resulta pesado.

ÉL: (Más pesado.) Me mandó a decirte que te calmes, despotricas como una vieja...

ELLA: ¿Qué quiere ahora?

ÉL: Esperar.

ELLA:Blablablablablablablablablabla.

ÉL: Blablablabla, blablablá.. (Se escucha una música.)

ELLA Y ÉL: (Gimen y murmuran al unísono alzando y bajando la voz, haciendo voces, pantornimas, gestos, sonidos mareantes.)

ELLA: (Furiosa.) ¡Pues ya me cansé! Estoy harta de oír su sonido en mis orejas como un fantasma, ya me cansé de que me trata como un muñeco de rayas azules... (Lo mira.) Ven ... abrázame...

ÉL: No puedo . Él no quiere.

ELLA: Pues te abrazo yo. (Va a abrazarle, se detiene, Él está llorando .)

ÉL: Nos hemos pinchado con la misma espina.

ELLA: (Llora también, suavemente con una sonrisa de satisfacción .) Sí, estamos a su merced. (Al público.) Hasta este momento hemos vivido con sus brazos, sus piernas, todo lo nuestro les pertenece. No podemos amarnos.

ÉL: Ven, abrázame... (Se abraza a sí mismo, Ella igual. Luego se escuchará la voz de Él, con voz sensual y romántica, rayando en lo cursi.) Primero que todo, no hay razón para amarte. Diré todo cuanto sea posible para convencerme a mí mismo de que todo a terminado. De que no eres el motivo de aquel efímero cambio, celoso de mí mismo, ante las cosas y las mujeres. Que no tienes mi vida. Fuiste de todas quizá la más ligera, la que más se pareció a las pasadas y acostumbrado a sus tiernas vanidades de fuego, me perdí en tus formas para formarme. Soñé besarte en las profundidades abismales de mi egoísmo, busqué cantarte en las noches con la tenue luz de tu balcón y todo, todo se ha de olvidar en la caída sucia de un escupitajo sobre la acera. Sí, quisiera odiarte, o ver tus ropas caminar sin cuerpo por la calle. Si has de llamarme seré mudo a responderte, te abandono en el abandono de mí mismo. Por eso serás vacío. Quiero olvidarte como un número, como la pregunta estúpida de un niño inquieto. Me has anulado en el vacío de mi éxito que es para ti, fama pequeña que pasa, coma en mi biografía. Y no quiero recordarte como la tragedia cuando vemos la cicatriz, quiero recor-

darte levemente, cuando pase en frente de tu casa... y tu nombre se pondrá amarillo como las páginas de la historia. Quiero que no existas porque en verdad te digo, si te viera a los ojos otra vez, te diría mirándote fijamente, ¡que soy ciego! (Al empezar el monólogo los dos se abrazarán sorprendidos, buscando en el aire con miedo, se oirán acordes de guitarra suaves, caminarán frente al escenario, se sentarán en el público, querrán reírse pero se taparán mutuamente la boca, volverán a sentarse en la mesa otra vez, oirán atentos, ella suspirará y Él se dormirá con una sonrisa en los labios. Se despertará con un pellizco de Ella. En la frase: "Coma en mi biografía" se indignarán. Al final se mirarán a los ojos, ÉL los cerrará y se volverá hacia atrás.) Déjame solo (Prende un cigarrillo.) Estoy contento.

ELLA: (Comienza a rodar indiferente el dedo por la redondez de la mesa .) Pero yo no.

ÉL: ¿Te aburres? Aprende a fumar.

ELLA: No, no me gusta. Ya no puedo más. Llámalo, quiero hablarle.

ÉL: ¿Qué vas a decirle?

ELLA: Que quiero que me borre. Voy a reventar. Obsérvalos con sus ojos fijos hacia nosotros. Nos condenan con la mirada, saben que estamos aquí, si se acercaran nos podrían tocar, pero se rompería la ilusión y todo sería un mero teatro. Vamos míralos. (Se sientan ambos con las sillas hacia el público.)

ÉL: Los veo ...más adentro... así...

ELLA: ¡Cuidado, son vírgenes!

ÉL: (Sexual.) Más... más...

ELLA: ¡Más fuerte ahora! ...adentro, ¡¡¡adentro!!! (Gritando.) ¡Qué se desgarren como niños! ¡Más!

ÉL: (Grita fuerte y suspira reposado.)

ELLA: ¿Los tomaste?

ÉL: (Pausado.) No... no quieren.

ELLA: (Percatándose.) ¡Pero no sigan mirando! (Urgente.) ¡Vamos! Volteen la cara, ¡avergüenzense de nosotros!

ÉL: Parecen caricaturas.

ELLA: Se levantarán de aquí tan pronto la farsa termine, se lavarán los dientes y matarán una mosca encima del biftec y luego se lo comerán disimuladamente, luego se volverán a montar en el auto a hacer lo mismo de siempre; todo será igual, lo mismo, lo exacto. Yo sé como librarlos del mal. El diablo los mira por entre las piernas. (Tira una trompetilla por entre las piernas de él.)

ÉL: Bien, acabemos esto, dame la última frase.

ELLA: (Con voz de hombre.) Firmaremos el contrato dentro de los nueve meses que siguen a la adquisición...

ÉL: (Con voz de mujer, fársico.) ¡Es niño! ¡Es niño!

ELLA: (Con voz de hombre aún.) Serán extendidos contratos continuos todas las noches, con enmiendas cada dos años, hasta que...

ÉL: (Con voz de mujer.) Querido, la píldora...

ELLA: (Se sienta.) Ya me cansé.

ÉL: Bien... mírame. (Pausa.) Yo soy el dramaturgo. (Sonríen.)

ELLA: ¿Te acuerdas? Yo no te hacía caso. Eras demasiado feo para mí.

ÉL: Me dabas gracia, ganas de reír, tú sabes. Te insultaba en francés. Pero no nos casemos, es irreal. Me robaste un beso mientras bailábamos y me dijiste al oído. (Imita.) "Eso también es absurdo". Y después me seguiste mirando.

ÉL: Yo quería odiarte.

ELLA: Te viraba la cara.

ÉL: Yo no quería verte más.

ELLA: No.

ÉL: Ni yo tampoco.

ELLA: No, no. (Pausa.) Adiós. (Se vuelve para irse, se voltea cursi y sentimentaloide.) Adiós, no puedo darte esperanzas... adiós...

ÉL: (Medéico.) Ay de mí ...¡¡Ohhh!!

ELLA: Adiós, amor, adiós...

ÉL: (Trágico.) Muerto soy... ¡Confesión!

ELLA: (Vuelve sonriente.)Ya sé la respuesta.

ÉL: Dime.

ELLA: ¿Te acuerdas que te esquivaba?

ÉL: Sí, ¿Por qué?

ELLA: No me gusta que me oprimas... soy virgen.

ÉL: ¡Entonces por qué me rechazas! (La toma por la barbilla.) ¡Quiero dominarte! ¡Te amo! ¡Tengo que dominarte! ¡Por qué me esquivas?t ¡Vamos contesta! (Ella llora. Oscuro.)

ESCENA SEGUNDA

Aparecen otra vez en escena, Ella hace la pantomima de que se come un biftec, ve una mosca, la mata, mira disimuladamente y come. El se lava los dientes, escupe, se monta en un automóvil y conduce. (Oscuro.)

ESCENA TERCERA

Uno frente al otro se tocan la punta de los dedos con las manos estiradas, so nríen románticamente, luego se echan a reír a carcajadas. Él, serio de pronto se sienta en la mesa y escribe, pantomima, ella continua riéndose fuertemente, Él vira él lápiz, borra, Ella cambia a gestos de dolor, se consume, se oye una m úsica muy triste, Él estruja el papel, Ella muere, Él prende un cigarrillo y silba.

Telón

Nota del autor en el manuscrito:

La Mujer Mareante surge como un reventar en la vida del dramaturgo al escoger experiencias vividas para sus obras. Es el dolor y la risa de la costumbre a ver la vida desde el punto más original. Ella es la experiencia, el dolor interno de todo hombre que quiere vivir y crear y ella es el motivo que acciona sobre él, simple receptor de la vida, a quien moverá a su antojo.

Las emociones envueltas son juveniles, propias de la confusión del autor en su obligación ante su público, se tergiversa en una acción sobre sí mismo que culmina con el abandono de su propia realidad.

Roberto Ramos-Perea 6 de febrero de 1978

ALBERTO ESPEJO Y JULIETA

Pieza corta en tres escenas y cuatro personajes reales. Septiembre 9, 1978. México D. F.

A Florence; con todo mi amor.

Estrenada por el Grupo Anaiboa en l979. En el Teatro de la Escuela Superior Eugenio María de Hostos de Mayagüez, Puerto Rico. Dirigido por la Dra. Daisy Sánchez.

ACTO ÚNICO

Personajes;

Alberto Quijano

Mariana

Gonzalo

Espejo

Un tocador de un camerino.

ESCENA PRIMERA

Alberto se quita el maquillaje después de una función de teatro donde representa el papel de Mercutio, de la obra “Romeo y Julieta” de William Shakespeare. Es joven. Parece molesto e insatisfecho. Mariana su novia, le mira preocupada.

MARIANA: …pero lo hiciste bien, mi amor. Estoy segura de que fué tu mejor función.

ALBERTO: (Irritado.) ¡Te digo que no! Que fue un asco. Tres actos totalmente fuera de papel, dos parlamentos olvidados, totalmente fuera de concentración y envuelto en una realidad que no era la de Mercutio.

MARIANA: ¿Cuántas veces quieres que te lo diga? ¡Eres magnífico!

ALBERTO: ¡Ni una sola vez más! Ya cállate. Me llenas la cabeza de elogios y me haces olvidar que soy imperfecto. Cometo errores… ¡Horrores!…y muchos. Te digo que había algo fuera de lugar… algo ajeno a mi realidad como personaje… (Se mira en el espejo un momento.) …y como actor. (Entra Gonzalo, representa el papel de Teobaldo y entra maquillado y aún con el vestuario.)

GONZALO: (Viendo a Mariana.) ¡Mariana… ¿Cómo estás?

MARIANA: ¡Gonzalo! ¡Esta noche estuviste fantástico!

GONZALO: No tanto como tú querido Alberto; la escena de su muerte estuvo increíble; que penetración, que fusión más real, digno discípulo del maestro Stanisvlaski. Bastaba sólo con mirar su rostro para ver esa expresión de alegría espantosa que proyectaba, ni el mismo Mercutio hubiera estado mejor…

ALBERTO: No.

ESPEJO: Hazme un favor. También yo estoy intrigado.

ALBERTO: ¿Qué quieres?

ESPEJO: Vuelve a maquillarte.

ALBERTO: Pero, ¿estás loco? Me esperan en el café. Además, ¿Para qué?

ESPEJO: ¿Cuántas veces al día me miras?

ALBERTO: No sé. Todo depende. Al levantarme me reflejas las orejas, al acostarme me reflejas las ojeras, al volverme a levantar, otra vez las ojeras. No haces otra cosa que hacerme sentir como el peor trasnochador.

ESPEJO: ¿Me concedes lo que te pedí?

ALBERTO: ¿Sabes cuánto tiempo va a tomarme? ¡Horas!

ESPEJO: Sólo un leve parecido…las lágrimas, la cara dividida, nada más eso…

ALBERTO: Está bien… Mercutio, manos a la obra… (Comienza a maquillarse someramente.)

ESPEJO: ¿Cuántas veces has visto la cara de Mercutio?

ALBERTO: Muchas…

ESPEJO: ¿Se parece a la tuya?

ALBERTO: Bastante.

ESPEJO: ¿Porqué?

ALBERTO: Porque yo lo represento.

ESPEJO: ¿Qué es representar?

ALBERTO: Dejar de ser tú por un momento para ser otra persona, con otras facciones, otros gestos, otras maneras…

ESPEJO: ¿Y yo? ¿Yo podría representar?

ALBERTO: (Riendo.) Creo que no. Estás enmarcando la realidad. No puedes mentir a nadie. Sin embargo yo te estoy mintiendo ahora, mientras me maquillo.

ESPEJO: Muy cierto.

ALBERTO: (Terminando.) Bien…más o menos, éste es Mercutio.

ESPEJO: Acércate más para verte mejor…Ahora eres Mercutio. No puedo reconocer a Alberto.

ALBERTO: ¿Y bien?

ESPEJO: Ahora…maquillate de Alberto Quijano.

ALBERTO: ¿De quién?

ESPEJO: De Alberto Quijano.

ALBERTO: ¿No me reconoces detrás del maquillaje?

ESPEJO: No. Porque estás desvirtuado.

ALBERTO: ¿Como?

ESPEJO: Tu imagen no es la correcta.

ALBERTO: Bueno… un actor nunca usa su verdadera imagen.

ESPEJO: Tarados los actores.

ALBERTO: ¿Porqué?

ESPEJO: Siempre se desvirtúan y se sumen en realidades ajenas.

ALBERTO: Es cierto, llevo siete años representando papeles totalmente opuestos a mí.

ESPEJO: Y lo has hecho muy bien. Tu hipocresía no tiene límites.

ALBERTO: Ni tu lengua tampoco. Pero en fin…¿Qué estás tratando de demostrarme?

ESPEJO: Nada. Ya mañana sabrás.

ALBERTO: Pero espera… no te vayas…

(Entra Gonzalo.)

GONZALO: ¿Con quién hablas?

ALBERTO: Con nadie.

GONZALO: Ven, la compañía nos espera en el café.

ALBERTO: ¿No estabas allá?

GONZALO: Me retardé, cuesta trabajo quitar el maquillaje. (Lo mira.) A propósito, ¿No te habías quitado el tuyo ya?

ALBERTO: Sí.

GONZALO: Mírate al espejo.

ALBERTO: (Se mira.) Diablos…lo olvidé… (Comienza a quitárselo.)

GONZALO: Date prisa. Nos esperan.

ALBERTO: Sí…

M ariana ayuda a desvertirse a Alberto.

MARIANA: Hoy estuviste mejor que nunca.

ALBERTO: Sentí algo extraño.

(OSCURO.)

ESCENA SEGUNDA

MARIANA: ¿Qué?

ALBERTO: Por un momento sentí; que moría de verdad.

MARIANA: Me alegro. Eso quiere decir que estabas muy concentrado.

ALBERTO: No, es en serio. Es algo que va más allá de la mera función con el papel.

MARIANA: ¿Qué fué?

ALBERTO: Por un momento creí que Mercutio me estaba representando, Mercutio representaba a Alberto Quijano.

MARIANA: (Ríe.) ¿Pero que estás diciendo?

ALBERTO: (Riendo.) Nada, estoy delirando. (Entra Gonzalo.)

GONZALO: Te vi fallar hoy…¿Qué pasó?

MARIANA: Vamos Gonzalo; casi nadie se dió cuenta.

ALBERTO: ¿De qué? ¿Qué hice mal?

GONZALO: La escena de tu muerte amigo, en vez de reírte y llorar, te quedaste lívido y duro como una piedra, tuve que empujarte para que cayeras al suelo… no hiciste ningún gesto; nada. Toda tu cara era una estúpida expresión cotidiana.

ALBERTO: Sin embargo, fué el único momento que en verdad pude salir de mi realidad de actor, constantemente estoy consciente de ella, pero hoy…

ESPEJO: (Sólo Alberto lo escucha.) Hoy fué cuando verdaderamente entraste en papel…

ALBERTO: ¿De veras?

GONZALO: De veras que el director está un poco molesto.

ALBERTO: Mañana no pasará, te lo juro.

GONZALO: Mañana vienen más reporteros y críticos, esperan que “Romeo y Julieta” sea la mejor producción del año.

MARIANA: Lo será…estoy segura.

GONZALO: (Saliendo.) Al rato en el café…

MARIANA: Bien.

ALBERTO: (Susurrando.) Mercutio…

MARIANA: ¿Qué?

ALBERTO: Mercutio…que es un gran hombre.

MARIANA: Es un charlatán.

ALBERTO: Un payaso.

MARIANA: Un aburrido payaso.

ALBERTO: Un payaso triste. En serio…¿Cómo estuve?

MARIANA: ¿En serio?

ALBERTO: No me has mentido nunca…¿Estuve mal verdad?

MARIANA: Pero casi nadie se dió cuenta…los aplausos fueron los mismos de ayer.

ALBERTO: Sin embargo, hoy es uno de esos raros días donde puedo decir que estuve fantástico…¿No te parece?

MARIANA: Sí…sí… (Saliendo.) Te espero en el café, voy por Alicia…

ALBERTO: (Al voltearse Alberto le da una nalgada.) Ándele…

MARIANA: Oye, oye… ¿Qué es eso?

ALBERTO: (Riendo.) Nada mi amor…es sólo una reminiscencia de Mercutio…

MARIANA: ¡Vaya con el Mercutio!… (Sale.)

ALBERTO: (Al espejo.) ¿Bien? ¿Qué te pareció?

ESPEJO: Muy extraño.

ALBERTO: ¿El qué?

ESPEJO: Eso de tu escena, no me gusta…presiento cosas.

ALBERTO: ¿Qué cosas?

ESPEJO: En este mundo tantas cosas se desvirtúan, se doblan…muchas cosas van más allá del límite que ustedes mismos se fijan…eso me da mucho miedo.

ALBERTO: ¿Por qué? Tú no puedes ir más allá de lo que tu diseño requiere. Tu labor es reflejar, es todo.

ESPEJO: Mírate bien.¿Eres acaso el mismo de ayer?

ALBERTO: (Mirándose.) Seguro. ¿A quién esperabas? ¿A Mercutio en persona?

ESPEJO: Quitate ya ese maquillaje.

ALBERTO: Ahora mismo… (Mientras lo hace.) Hoy me siento satisfecho, quizá es la primera vez en muchos años. (Cuando termina de quitarse el maquillaje, se mira con fijeza en el espejo.)

ESPEJO: ¿Qué te pasa?

ALBERTO: Me siento extraño.

ESPEJO: ¿Qué tienes?

ALBERTO: (Riendo.) Me siento estúpido.

ESPEJO: Hazme un favor… maquillate de payaso.

ALBERTO: No sé maquillarme de payaso.

ESPEJO: Pues de cualquier cosa.

ALBERTO: Aver… (Piensa.) Bueno… se maquillarme de Pozzo, el de Godot.

ESPEJO: Inténtalo.

ALBERTO: Bien… (Busca entre el maquillaje y sin darse cuenta vuelve a maquillarse de Mercutio.) Bien…este es Pozzo.

ESPEJO: Mírate bien.

ALBERTO: (Sorprendido.) Es Mercutio.

ESPEJO: Maquíllate de Alberto.

ALBERTO: Solo tengo que quitarme esto y ya…

(OSCURO.)

ESCENA TERCERA

Alberto entra al camerino. Mariana lo espera y no le dice nada, al parecer está muy molesta. Alberto la mira y se ríe, ella va a levantarse para ayudarlo a desvestirse y él la atrae hacia su cuerpo y la besa y la acaricia viole ntamente.

MARIANA: (Forcejeando.) Alberto…¿Qué estás haciendo, ¡Suéltame! (Lo abofetea.) ¿Qué te pasa?

ALBERTO: Nada cariño, que hace un gran día en esta plaza de Mantua…

MARIANA: Ya está bien Alberto, basta de payasadas, quítate el vestuario y ese maquillaje, voy a llevarte a tu apartamento. ¡Hoy has hecho enojar a mucha gente!

ALBERTO: ¡Lárgate mujerzuela! (La empuja.)

MARIANA: (Asombrada.) ¡Estás loco! (Sale.)

ESPEJO: Pronto, ¡quítate ese maquillaje!

ALBERTO: ¿Qué dices espíritu?

ESPEJO: ¡Te lo tendré que quitar yo! (Lo toma por la fuerza y con una toalla le quita el maqu illaje bruscamente.) Ya… (Pausa, lo mira esperando una respuesta.) ¿Y?

ALBERTO: ¿Y qué?

ESPEJO: ¿Alberto?

ALBERTO: ¿Teobaldo?

ESPEJO: ¿No eres tú Alberto?

ALBERTO: ¿No eres tú Benevolio? ¿Que planea nuestro amigo Romeo esta vez? Ir a la capilla a desposar en secreto a Julieta.

ESPEJO: ¡Quítate esa ropa!

ALBERTO: ¡Por Dios, que hace mucho frío?

ESPEJO: ¡Quitátela te digo?

ALBERTO: A ver espíritu… (Le rodea y le da de nalgadas, juega con él.) Trata tú de quitármela…

ESPEJO: No te hagas el payaso, nadie está contento hoy, arruinaste toda la función y de un momento a otro llegará Gonzalo con el director!

ALBERTO: (Sacando la espada de Mercutio.) Así que díces que Teobaldo quiere retarme.

ESPEJO: En todo caso tú retas a Teobaldo.

ALBERTO: (Bailarín.) Bien… (Da un zarpazo sobre el tocador y derrumba todo el maquillaje.) ¡ACEPTO! (Ríe burlón.)

VOZ ENOJADA DE GONZALO: ¡Alberto!

ESPEJO: ¿Qué te dije?

ALBERTO: ¡Calla espíritu!

(Entra Gonzalo enojado vestido de Teobaldo.)

GONZALO: ¡Alberto parece mentira! ¡Un hombre con años de experiencia en el teatro! (Se le acerca.)

ALBERTO: (Amenazándole con la espada.) Quieto mi querido Teobaldo, (Zarpa dos o tres veces.) ¿Tienes miedo? (Ríe.)

GONZALO: Alberto, ¿qué demonios te pasa? ¿Estás enfermo?

ALBERTO: Capuleto eres un asco, tienes cara de demonio… (Ríe.) ¡Pero la historia va a cambiar!

GONZALO: Alberto, déjate de juegos, el director está…

ALBERTO: (Le da una estocada real y se hecha a reír a carcajadas.) ¡Muere Teobaldo! (Gonzalo cae muerto.)

ESPEJO: (Confuso.) Alberto, ¿Qué has hecho? (Va hacia él y a la fuerza le arrebata la espada .)

ALBERTO: ¡Tú también eres Capuleto!

ESPEJO: No amigo, no soy ni de uno ni de otro. (Le apunta con la espada.)

ALBERTO: (Riendo.) ¡Fray Lorenzo entonces!

ESPEJO: Soy quien te dé la gana, pero tú no debes vivir… (Le da una estocada y le deja la espada enterrada, Mercutio ríe y sufre al mismo tiempo, se arranca la espada y comienza a tocarla como si fuera una guitarra, tambalea, ríe, sufre, cae.)

ALBERTO: (Desde el suelo, lanza la espada al Espejo y éste la toma.) ¡¡¡Venganza Romeo, Venganza!!! (Muere.)

ESPEJO: (Queda mirando los dos cadáveres, Mariana entra y hace lo mismo, luego mira al espejo y lo abraza sollozando.)

MARIANA: (Al espejo.) Romeo…

ESPEJO: ¿Sí mi amor?

MARIANA: Has matado a Mercutio…

ESPEJO: (Tira la espada al suelo y abraza a Mariana.) No, a Mercutio no. He matado a Alberto.

MARIANA: ¿Alberto?

ESPEJO: Si mi querida Julieta, un extraño personaje de otra obra, que no tenía nada que ver con nosotros.

Telón Final

CONCIERTO TULLIDO

Pieza corta en un acto Septiembre 1978 México D.F.

A mi desaparecido hermano de siempre; Gilberto de Paz.

ACTO ÚNICO

Personajes; Sra. Laura Montenegro Morel; su marido. Un piano, una butaca y un televisor.

ESCENA PRIMERA

Morel, vestido con bata de casa, abre la caja de un violín que hay sobre el piano y toca algunas notas ráp idas, lo mira y se ríe. Laura lo mira de alguna parte.

LAURA: Sigue.

MOREL: Hoy no; me siento cansado y además… quiero estar contigo. (Se abrazan.)

LAURA: Anoche hablaste dormido.

MOREL: ¿Qué dije?

LAURA: Cosas sin importancia.

MOREL: Estaba bebido.

LAURA: No se está bebido cuando se duerme.

MOREL: ¿Y qué? ¿No es nuestro inconsciente un gigantesco raciocinio emborrachado?

LAURA: Si…pero de pronto pensé que te estabas burlando de mí.

MOREL: ¿De tí? ¿Por qué?

LAURA: No era a mi a quien hablabas.

MOREL: ¿Y como podía yo saberlo? Pero te tomaré en cuenta en mis próximos sueños.

LAURA: (Ríe.) Espero.

MOREL: ¿Vas a volver a tocar para mí hoy?

LAURA: (Imitando la voz varonil de Morel.) No… hoy me siento cansado y quiero estar contigo.

MOREL: Vamos, toca algo… Romeo y Julieta, solo un poco…

LAURA: ¿Porqué te gusta tanto?

MOREL: No sé…reminiscencias.

LAURA: ¿Todavía los recuerdas? Han pasado años…

MOREL: Hay cosas que no pasan así simplemente, recuerdos que se quedan y te hablan al oído, como si esas pequeñas imágenes saltaran de un lado a otro en tu cerebro y quisieran salir através de tus ojos.

LAURA: Pequeñas imágenes delicadas de bailarines afeminados.

MOREL: Laura…

LAURA: Perdón mi amor… se me escapó. (Morel la mira fijo.) No solo es el hecho de que lo recuerdes; es otra vida. No puedes mirar mirar tu presente con los ojos puestos en ese…abominable, por no decir asqueroso pasado.

MOREL: Sí… muy abominable.

LAURA: Todos se reían de tí… después de tantos años aún no lo aceptes; no era tu futuro mi amor.

MOREL: Porque siempre el futuro de los bailarines es amanerarse.

LAURA: Tú mismo lo dices.

MOREL: El arte siempre fue una cuna de amanerados.

LAURA: De narcisistas.

MOREL: Pero nunca lo fue para aquellos que necesitaban una revelación de su interior.

LAURA: Me estás tomando el pelo.

MOREL: Lo siento. Sí te agradezco que me hayas hecho lo que tu llamas un hombre. Que hayas tenido el valor y la suficiente curiosidad de irte a la cama con uno de los que tú nombras amanerados. Y no digamos homosexual, no hasta ese punto donde empieza uno a confundirse y mira más por uno que por los demás. (Recuerda.) Era solo que yo y mis compañeros habíamos descubierto una nueva forma una nueva gracia y un estilo fuera de todos los límites del sexo y de ese machismo realmente desvirtuado… en cierto modo habíamos descubierto la naturaleza neutral del arte… (Laura no puede contener un asombro de risa tonta.)… donde tanto un hombre como una mujer podían expresarse en un mismo sentimiento de la misma bella forma, un acoplamiento perfecto con la idea genuina de un sentimiento puro, fuera de la hombría o de la femineidad. El movimiento corporal no tiene sexo, la expresión, la gracia; están fuera de todos los límites de un órgano sexual o de una constitución física. El arte es puro, nunca cae.

LAURA: Pero tu caías y tu estúpido sentimiento sobre el arte se iba al piso.

MOREL: Tu me empujabas con los ojos.

LAURA: ¿Qué dices?

MOREL: Y tuve entonces que refugiarme en algo que te complaciera, buscar…por decirlo así, una lengua para mi parte.

LAURA: Huíste, pudiste haber progresado, pudiste dar un ejemplo a tus compañeros.

MOREL: ¿Para qué? Si siempre hay alguien como tú que da un orden a las cosas, un arte para cada sexo. Para la mujer; el piano, para el hombre; el violín, para la mujer; el ballet, para el hombre… si acaso; el teatro. Y ¿Cuándo? ¿Cuándo habrá un arte para el ser humano?

LAURA: Estás hablando mucha basura hoy.

MOREL: Si, es cierto, mucha basura, basofía aprendida en una compañía de bailarines afeminados.

LAURA: No puedes negar que te has recuperado tú al violín y yo al piano; somos un gran dúo.

MOREL: Supongo que sí, lo siento, a veces te molesto y digo…cosas.

LAURA: Prométeme que no va a suceder.

MOREL: Prometido. ¿Qué sería de mí si no fuera por tu paciencia…la seguridad que me das… (Pausa.) Toca cualquier cosa…

LAURA: Está bien. (Va al piano y comienza a tocar, Morel la escucha extasiado, prende un cigarro, y con su mano marca casi imperceptiblemente el compás.) Mis manos, ¡Qué sería de mí sin ellas… hacen cosas maravillosas, se mueven solas, como si el mismo amor profundo que siento por ellas las moviera… (Pausa.) Te tenía reservada una noticia. Un concierto.

MOREL: Creo que ya deberíamos reducirlos un poco, trabajamos mucho y…

LAURA: (Cortando.) Yo sola…solo de piano; Chopin, Listz… con la orquesta sinfónica nacional.

MOREL: (Con una expresión casi indefinida que oculta con una aparente alegría.) Me alegro, ¿Cuándo?

LAURA: El lunes, en el teatro de la nación.

MOREL: (Más bajo que la música.) Sola…

LAURA: (Deteniendose.) ¿Qué dijiste?

MOREL: Nada.

LAURA: Dijiste algo.

MOREL: Nada mi amor, que te felicito. Te pagará mucho, supongo.

LAURA: Sí, para mi es un gran sacrificio, actuar sola ante un público tan exigente. Hasta el presidente de la república va a asistir.

MOREL: (A la misma vez que el parlamento anterior.) Supongo que tanta libertad no ha de darte ningún miedo.

LAURA: (Levantándose enojada y cerrando el piano de un golpe.) ¡Estás hablando entredientes y no puedo escucharte!

MOREL: No dije nada importante, mi amor.

LAURA: ¡Supongo! ¡Supongo! ¡SUPONGO! Estoy harta de oirte decir que supones…estás peleas siempre terminan en los mismo.

MOREL: (Entredientes.) Yo con el rabo entre las piernas.

LAURA: ¡Morel!

MOREL: Está bien mi amor…ya.

LAURA: Voy a dormir…¿Vienes?

MOREL: Luego. (Laura sale y al salir apaga la luz, una claridad parcial ilumina a Morel que se levanta lentamente y trata de hacer un “piruette” y cae al piso tropezando con el sillón.)

Voz de LAURA: ¿Qué pasa?

MOREL: Nada, querida, nada.

Voz de LAURA: Ven; ya es tarde. (Morel sale.)

ESCENA SEGUNDA

Laura va a sentarse al piano, toca pedazos de una pieza.

LAURA: (Deteniéndose y mirando sus dedos.) Son fantásticos… soy fantástica. (Para sí.) Yo sola podré ponerlos a soñar a todos… no necesito violines para demostrar lo que soy y eso me habré las puertas a un gran triunfo como solista…¡Yo sola!…yo sola para mi misma… (Al piano.) Y a tí mi querido amigo; que eres lo más hermoso que el hombre haya podido crear… (Se tiende sobre el piano y lo acaricia.) Tienes el calor de un hombre, lástima que no tengas brazos con qué calentarme ni cuerpo velludo con que acariciarme, pero te amo… te amo…

ESCENA TERCERA

Entra Laura, tira su bolso sobre el pian o enojada.

LAURA: (Llamando.) ¡Morel! ¡Morel!

MOREL: (Aparece sentado de espaldas, sin camisa.) Aquí estoy.

LAURA: ¿Qué haces?

MOREL: ¿Qué no ves?

LAURA: (Se acerca y se voltea asqueada.) ¿Pero cómo puedes? ¡Casi a los Cuarenta años, Morel!

MOREL: (Se yergue y se abrocha el pantalón, toma su bata y se la pone.) Para enamorarse de uno mismo no hay edad…

LAURA: Pareces un adolescente, siempre lo fuiste, me enamoré me casé y me fui a la cama con un adolescente…

MOREL: Que todavía a los cuarenta años se tiene que masturbar porque su esposa ya ni lo toma en cuenta…

LAURA: (Lo abofetea.)

MOREL: (Se voltea y ahoga un sollozo.)

LAURA: A los cuarenta años ya de nada vale llorar, eres un fracasado. Te deberías arrodillar y pedirme perdón, besarme los pies diciéndome mil veces gracias, por darte una seguridad peluda donde guardar tu incompetencia, pero hoy terminó todo.

MOREL: ¿Como?

LAURA: ¡Que de hoy en adelante se acabaron nuestros conciertitos nocturnos! A ver como te haces a tí mismo el amor. (Va a salir.)

MOREL: Pero Laura…

LAURA: Sra. Laura…

MOREL: No me abandones así… (Se arrodilla ante ella y se golpea grotescamente así mismo.) Eres un estúpido amanerado… narcisista.

LAURA: No quiero ser espectadora de tu fracaso; toma el violín, quizá algunas notas te complazcan más que una masturbación.

MOREL: (Totalmente transformado toma el violín y va a estrellarlo contra el piano, con un grito feroz.)

LAURA: ¡No! (Morel se detiene.) No respondo de tí si lo haces, ¡Estarías perdido!

MOREL: (Tonto y sollozando.) Me arrepentiría luego. Compraría otro.

LAURA: Volverías a romperlo.

MOREL: (Pausa, reflexiona y luego lo deposita en la caja.)

LAURA: Ve a bañarte, hueles a pescado… (A la vista poderosa de Laura, Morel sale, con el rabo entre las piernas.)

ESCENA CUARTA

Laura sentada, fuma muy autoritaria. Mario de espaldas en la silla del piano.

LAURA: Esta noche es el concierto.

MOREL: Sí.

LAURA: ¿No vas a ir?

MOREL: ¿Te hago falta?

LAURA: Bien sabes que no. Yo puedo hacer mis cosas sola. Ya estoy mayorcita…si quieres puedes verlo en la televisión.

MOREL: (Asombro estúpido.) ¿Lo van a transmitir?

LAURA: Sí.

MOREL: ¿No estás nerviosa?

LAURA: No seas tonto… (Pausa.) …(Se escucha la música fina de un piano de juguete.) (Molesta.) ¡Ahí está otra vez!

MOREL: ¿Quién?

LAURA: ¿No lo oyes?

MOREL: Solo oigo tu cigarro quemándose.

LAURA: ¡Pero estás sordo! (Lenta.) Esa maldita india… la que tiene los dedos tullidos, sus dedos de garfio…

MOREL: ¿La que vende pianos de juguete frente al teatro?

LAURA: Si… esa…

MOREL: ¿Qué tiene?

LAURA: (No sabe que decir.) No tiene nada…¿Porqué no va a un médico a arreglarse los dedos?

MOREL: No tiene dinero.

LAURA: (En un arranque.) ¡Yo lo pagaré!

MOREL: ¿Qué dijiste?

LAURA: Una idiotez.

MOREL: Supongo. (Entredientes.)

LAURA: Me ofrece el espectáculo de su tragedia todos los días… (Hastiada.) Ya no soporto ver sus dedos raquíticos siempre en una misma posición y mirándome con esos ojos que quieren tullirme a mí también… (Hace que la está mirando.)

MOREL: Vi que le compraste uno de esos pianos de juguete…

LAURA: Lo hice para que no me siguiera mirando… se lo dije…“te compro uno de esos, pero tienes que prometerme que jamás vas a poner tus ojos encima de mí”. Porque hubo un momento… un espantoso momento en que sus ojos eran mis ojos; y sentí un horrible calor en los dedos, una sensación viciada de dureza… de mediocridad… de impotencia…(Llora y se cubre las manos en la cara.) Vi mis dedos… (Morel mira confuso.) Se entumecían, se volvían torpes, se tullían… (Los dedos quieren arrancarle los ojos.) ¡Me querían arrancar los ojos, Morel! Mis dedos…el concierto…¡Llevatela de aquí! (Se escucha el piano de juguete muy fuerte.) ¡Ya no lo soporto!

MOREL: (Entredientes.) Si mi amor…yo me la llevo, muy lejos…muy lejos de tus dedos…

ESCENA QUINTA

Morel frente al televisor.

VOZ DEL LOCUTOR: Todo está listo para la inauguración en esta primera noche del festival de la orquesta sinfónica nacional, y esta noche la figura principal es la famosa concertista Laura Montenegro, que interpretará piezas de Schuberl y Listz en un maravilloso espectáculo de piano…

MOREL: (Para sí.) Maravilloso espectáculo querida… (Saca el piano de juguete y lo pone sobre el televisor.)

VOZ DEL LOCUTOR: Ahí entra al escenario y se escucha la ovación de todo el público, compuesto por críticos, profesores, concertistas de muy alto calibre de toda la nación. Allá en un palco vemos al señor presidente de la república quien hace un saludo personal a la Sra. Laura Montenegro. Extrañamos la presencia del Sr. Morel Montenegro, famoso violinista y distinguido esposo de la Sra. Laura Montenegro, que según declaraciones de la Sra. Laura se encontraba indispuesto de Salud.

MOREL: (Irónico.) Indispuesto.

VOZ DEL LOCUTOR: Bien, todo empieza, esta noche comenzaremos con la Sinfonía inconclusa de Schuberl en un maravilloso solo de piano de la Sra. Laura Montenegro.

MOREL: (Mira atento, desvía su mirada hacia el piano de juguete de vez en cuando, se empieza a escuchar la pieza a manos de Laura, comienza bien, pero luego se escuchan acordes en desorden y por último un acorde estruendoso, como de dedos tullidos sobre el piano. Se oscurece la luz poco a poco, dice esto sobre la voz del locutor que se escucha excitada y nerviosa.) Dedos tullidos mi amor, que se aman tanto así mismos que quieren arrancarte los ojos… (Morel se levanta y comienza ha bailar ballet, haciendo piruetas desaparece en la oscur idad.)

VOZ DEL LOCUTOR: Señoras y señores, la señora Laura Montenegro se encuentra indispuesta, de aquí no podemos apreciar qué sucede, pero el público murmura y se pregunta algo acerca de los dedos de la Sra. Laura, al parecer sufre de una parálisis temporal en sus músculos…vemos sangre en su cara…ya van a socorrerla… (Aparte.) ¡Corta…corta la transmisión! (Se escucha la risa macabra de Morel.)

Telón

EUROPA

FARSA TRÁGICA EN TRES ACTOS

Agosto-Noviembre 1978. México, D. F.

ESCENARIO

Analogía de un castillo medieval junto al mar. Con una torre mayor imperceptible a veces por una ligera bruma sobre los muros, que flota en el aire. Planos altos, medios y bajos. Un agujero al fondo donde se percibe através de él, la lluvia perenne. Una cama de oro, sin adornos; cerca del centro. Una escalera inmensa que llega hasta el tope de la torre mayor. Torres y murallas derretidas por el tiempo y cubiertas de hiedra. Dos jarros pequeños y un cáliz al pie de la escalera, uno de ellos contiene agua. Ambiente de eternidad.

Melodía:Europa de Carlos Santana, mexicano. Moonflower álbum. 1977.

PersonajesEn orden de aparición:

Garrik- Bufón de palacio. Viste como un tablero de ajedrez y lleva un eterno y ruidoso cascabel en su sombrero picudo. Se pronunciará Gárrik y no Garrik.

Condría- Enana leprosa, cubierta de tela de costal negra. Su piel está cubierta de ronchas y llagas. Su voz es chillona y grotesca.

Frappé- Joven y bella bailarina, delicada estúpidamente. Flaca y de pelo negro largo. Viste traje y zapatillas color de rosa. Dos círculos rojos en sus pómulos.

El Siempre Rey- Joven rey, vestido únicamente con una capa roja, unos botines verdes y una corona de papel simulando oro. Un traje de baño rojo que cubre sus partes. Su cabello es muy largo y tiene una lágrima brillante y eterna bajo un ojo. Dos círculos rojos en sus pómulos.

Europa- Bailarina más bella y exuberante que Frappé. Es rubia de cabellos cortos. Zapatillas y traje verde claro.

ACTO PRIMERO

ESCENA PRIMERA

A obscuras una luz empieza a entrar por el agujero, marcando la silueta del GARRIK que dentro de él, toca un triste romance en una guitarra, por momentos se interrumpe y comienza otra vez, por otros se vuelve en un profundo éxtasis por el sonido de la lluvia, que se escucha muy lejano e imperceptible; cierra sus ojos y se recuesta, esta dentro de sí mismo.

GARRIK- (musitando como si fuera una canción que esta recordando su melodía.). Haber nacido huérfano de tiempo… (redobla en la guitarra.)… Pastillas tras pastillas… (mismo juego.)… Calma interrumpida… Cadena perpetua en el pecho… (mira la lluvia.) el placer morboso de la lluvia sobre la carne desnuda… (estira su

85 mano hacia la lluvia y la luz baja lentamente.) reflejarse en cada gota, pequeñito y pequeñito… Con dos ojos grandes que lo miren todo y nada entiendan, el calor ausente, abrigos hipócritas… (hablando con alguien.) Tome asiento señora, me bajo en esta estación. (se oscurece completamente su silueta y se alumbra la torre mayor, CONDRÍA viene bajando lentamente.)

CONDRÍA- (humilde.) ¿Me cede su asiento? (hablando para sí.) gracias joven… ¿Dónde lo habré visto? ¡Qué importa 1978 millones uno más, que va! a de ser extraterrestre… Sonría más, mucho más. (el GARRIK se dispone a subir la escalera con su guitarra al hombro y pensativo, pasa junto a CONDRÍA sin mirarse ambos y desaparece, CONDRÍA sigue bajando y toma un jarro de agua que hay bajo la escalera, lo vierte pesadamente en otro que esta vacío y vuelve a hacer lo mismo al revés.) una vez más; una sola vez más. (El GARRIK baja desesperado por las escaleras ya sin su guitarra. Llega al centro y se escucha en la lejanía el ruido del metro que se acerca, el zumbido de la puerta, millones de voces y pasos, se tapa los oídos y corre a un rincón, saca tímidamente un mapa de algún bolsillo y busca, luego mira a CONDRÍA que está en el juego del agua.)

GARRIK- (susurrando.) señora… señora… ¿Este es el metro al planeta tierra?

CONDRÍA- (sin mirar.) ¿Quién sabe?

GARRIK- ¿Y ahora, cómo llegó?

CONDRÍA- (lo mira detenidamente y cambiando toda su actitud meditabunda e interna, le dice con voz maliciosa y chillona.) Nunca llegaremos, este viaje es eterno, muchacho. (ofreciéndole.) ¿Quieres agua?

GARRIK- (guarda el mapa.) (confuso.) Sí… sí (bebe del cáliz.)

CONDRÍA- Toma más…

GARRIK- Sí, si…

CONDRÍA- (insistente.) Toma más… más… más.

GARRIK- (casi ahogado.) Ya… No quiero más…

CONDRÍA- Más, te digo…

GARRIK- (suplicando.) No quiero más señora.

CONDRÍA- (Gutural.) ¡Más!

GARRIK- (espantado.) ¡No!

CONDRÍA- (tomando una jarra y se la voltea encima.)

GARRIK- (espantado.) ¿Pero qué ha hecho?

CONDRÍA- (en un éxtasis de alegría se pone a saltar por toda la escena, apla udiendo y chillando como si gozara profundamente.)

GARRIK- ¡Me ha estropeado el uniforme! Me debe usted una disculpa.

CONDRÍA- (le mira extrañado.) ¿Ah?

GARRIK- Sí, una disculpa, una especie de lamento por algo que no debió hacerse y se hizo. (pausa.) Antes se le conocía con el nombre de “perdón”. Debe usted pedirme perdón, señora.

CONDRÍA- ¿Eso te secará el uniforme?

GARRIK- No pero…

LOS DOS JUNTOS- (sin darse cuenta.) Mi espíritu se sentirá aliviado y me reconfortaré…

GARRIK- ¿Cómo lo sabe?

CONDRÍA- ¿Cuántos años crees que tengo?

GARRIK- No sé, ahora los años han reducido su tamaño, ¿Unos dos mil? (CONDRÍA niega.) ¿Cuatro mil? (mismo juego.) ¡No pueden ser más de diez mil!

CONDRÍA- Ingenuo. (pausa.) Ven a que te seque el uniforme.

GARRIK- (se le acerca tímidamente, CONDRÍA a su vez se aleja a un rincón, GARRIK se sigue acercando tímidamente.) No se aleje, señora.

CONDRÍA- No me alejo…

GARRIK- Así no va a secarse mi uniforme.

CONDRÍA- ¿Y cómo?

GARRIK- Con calor.

CONDRÍA- ¿Calor, qué palabras son esas para un chico de tu edad?

GARRIK- ¿Calor?

CONDRÍA- Sí, calor. Esta prohibido hablar de eso. Es política ¿Sabes? C-A-L-O-R (Risa malévola, lo toma de pronto por los brazos y lo atrae hacia su pequeño cuerpo, caen y ruedan los dos. CONDRÍA - empieza a agitarse más y más, llega a un horrible éxtasis de locura.)

GARRIK- (enojado y confundido se levanta y se mira el uniforme.) ¡No está seco, señora!

CONDRÍA- (En su éxtasis no puede emitir palabra alguna .)

GARRIK- ¡Le repito que no esta seco! (le mira, se acerca más y más y toca su piel, la raspa y le arranca un pedazo, CONDRÍA se incorpora y lo abofetea.)

CONDRÍA- ¡Cómo te atreves! ¡Ahora tendrás que arrandármelas todas, una por una!

GARRIK- Pero señora…

CONDRÍA- ¡Todas dije! ¡Comienza!

GARRIK- (Comienza a arrancarle sus verrugas y sus llagas, la luz disminuye.)

CONDRÍA- ¿Cómo se llamó tu padre? Ha de haber sido un gran hombre.

GARRIK- (arrancando uno.) BERENGUER.

CONDRÍA- Entonces fue un cualquiera.

GARRIK- ¿Cómo?

CONDRÍA- Cualquiera puede llamarse BERENGUER o GODOT y sigue siendo un cualquiera.

GARRIK- ¿Qué es un cualquiera?

CONDRÍA- (Casi en la oscuridad.) Todo aquel que toma el metro para ir a su trabajo todos los días.

GARRIK- ¿Trabajo?

CONDRÍA- Sí, muchacho ingenuo. Nadie es todo el mundo y todos buscamos un planeta hermoso como la tierra con una dulce capa blanca de esmog sobre los edificios de flores. (Lírica.) Todos tenemos un suave colchón en las aceras, en todos los alumbrados públicos hay una seguridad divina con olor a orín de perro, en todos los autobuses hay hermosas mariposas sacando el dinero de la cartera y todos, todos los seres de la tierra son hermosos querubines podridos y los siglos, serán eternos, largos como una avenida… ¿Aceptas ser mi hijo?

GARRIK- Sí, señora.

CONDRÍA- (Lenta.) ya está seco tu uniforme; ya, no arranques más, seguirán naciendo siempre.

GARRIK- Sí, señora.

CONDRÍA- Y recuerda… Nunca, pero nunca más debes tomar el metro.

(Oscuro.)

ESCENA SEGUNDA

Luz tenue. Condría amamanta al Garrik, se nota su seno leproso y carcomido. De un arranque Condría se cubre y el Garrik sonríe, ella se levanta y comienza a subir la escalera.

GARRIK- ¿A dónde vas, madre?

CONDRÍA- Vengo enseguida. (Sube hasta arriba y busca algo en el suelo.) Ha de estar por aquí.

GARRIK- ¿Qué buscas?

CONDRÍA- Aire.

GARRIK- ¿Y para qué sirve?

CONDRÍA- Se respira…ah! Aquí hay uno. (Se dobla y toma una moneda.) Aquí hay uno… (Baja la escalera con los ojos fijos en la moneda y luego se la muestra a Garrik.)

Garrik- (Asombrado.) Reluce.

CONDRÍA- (Escondiéndola.) Pero no dura mucho tiempo, además está sucio.

GARRIK- ¿Pero cómo ha de estar sucio si reluce?

CONDRÍA- Pura hipocresía, hijo…pura hipocresía.

GARRIK- Déjame verlo una vez más…

CONDRÍA- (Malévola.) Si, Una y mil veces más… (Se la muestra.) Mira… (La huele como si la respirara.) Ahhh!!

GARRIK- ¿Como la encontraste?

CONDRÍA- Los hiperoxigenados dejan caer muchas y uno las encuentra; por ahí, Tómala…

GARRIK- No madre, es suya…

CONDRÍA- ¡Tómala te digo!

GARRIK- (La toma y la mira detenidamente.) ¿Y ese rostro, madre? ¿Es el rostro del aire?

CONDRÍA- No… es el rostro de los que ya no respiran.

GARRIK- Y yo…¿Respiro?

CONDRÍA- A ver…(La pone en sus narices, Garrik respira profundamente .) ¿Te gusta?… (Pausa, el Garrik respira nuevamente.) ¿Te gusta?

GARRIK- Sí…sí… (Extasiado.) Me gusta mucho madre…mucho…

CONDRÍA- Esto se usa para vivir, tienes que dedicar gran parte de tu vida a vivir. Toda tu vida la aire ¿Entiendes?

GARRIK- Sí, madre.

CONDRÍA- Toda.

GARRIK- ¿No importa que sea sucio? ¿Que no reluzca?

CONDRÍA- Pronto te olvidarás de esas tontas palabras y el aire siempre será el mismo…respira, hijo…respira más y más…

GARRIK- ¿No llegará el día en que me hiperoxigene?

CONDRÍA- ¡Iluso! Recuerda que eres hijo de berenguer! (Se apaga la luz que los alum bra y a la misma vez se enciende otra más opaca al pie de la torre m ayor que ilumina la figura de FRAPPÉ en “frappé”. Esta escena será un lento ballet donde el sentimiento predominante será el de vacío y tristeza, se verá cansada y asfixiada. Está naciendo a un mundo oscuro donde se escuchan zumbidos entrecortados, gentes que corren sin hablar, sir enas lejanas, desorden de ciudad. Al llegar a la torre mayor se detendrá en seco y así los son idos. Ella mirará todo su cuerpo con pudor, cubrirá su escote, casi al descubierto, luego volverá a asombrarse de que no hay razón para ello, se descubrirá y sonreirá. Luego se tocará los ojos y se asombrará de que puede mirar y mirará, parpadeará asombrada, se asombrará así de su sonrisa, de sus manos, como si por primera vez le fuere permitido ver su cuerpo. Todo en ella será un asom bro. Luego musitará en voz muy baja y con miedo, “Frappé”. Luego un poco más alto, y más alegre, estira sus manos como un éxtasis de alegría y gritará su nombre seguido de una risita bella, inocente e ingenua, luego un sentimiento de horrible vacío en sus ojos, casi de llanto invadirá todo su cuerpo. De alguna parte, un cántaro de barro de los que Condría manejaba se rompe en muchos pedazos, todo se ilumina de pronto y Condría y Garrik miran con asombro a Frappé que aún llora en silencio. Luego como evitándola, vuelven a las jarras rotas, Garrik recoge los pedazos.)

CONDRÍA- (Susurro molesto.) ¡Deja eso, no es asunto tuyo! (Garrik obedece.)

GARRIK- ¡Pero está sola, madre!

CONDRÍA- (Golpeandolo.) ¡Cállate ya de una vez! Te dije que no es asunto tuyo! (El Garrik se molesta y se retira a una esquina bajo un muro. Frappé baja graciosa pero triste, al llegar junto a Condría busca que esta la mire, pero ella le rehuye girando en torno así misma para darle continuamente la espalda. Frappé se detiene y le mira.)

FRAPPÉ- (Orgullosa.) Frappé.

CONDRÍA- (De espaldas a Frappé.) ¿Qué dijiste hijo?

GARRIK- No he dicho nada, madre.

FRAPPÉ- Frappé.

GARRIK- Te hablan, madre.

CONDRÍA- No oigo nada.

FRAPPÉ- (Indignada se sienta sobre el cántaro lleno de agua y se queda mirando al vacío sin ninguna expresión.)

CONDRÍA- (A Garrik.) Sácala, llevatela de aquí.

GARRIK- Se mojaría. Hace siglos que llueve.

CONDRÍA- ¿Sabes lo que es una mujer?

GARRIK- Creo… Sí.

CONDRÍA- Ella es una. Y los hombres y las mujeres son como los tornillos y las tuercas.

GARRIK- No te entiendo; madre.

CONDRÍA- ¿Tienes hambre?

GARRIK- Sed.

CONDRÍA- (Se le acerca y descubre su pecho carcomido.) Bebe. (Garrik se le acerca y mama de su pecho, Condría le hunde la cabeza en él.) ¿Te imaginas que este pecho fuera suave, de no tuviera llagas y que fuera transparente como el agua?

GARRIK- (Sorprendido.) ¿Qué dices?

CONDRÍA- (Toma su mano y lo obliga a acariciar su pecho.) ¿Te imaginas que fuera más redondo y blando…cubierto solo por diminutos vellos rubios, casi invisibles…que temblara bajo tu roce?…dime…¿Te lo imaginas?

GARRIK- (Que ha seguido su imaginación.) Si madre, lo imagino.

CONDRÍA- ¿Qué sentirías?

GARRIK- Calor, madre.

CONDRÍA- ¿Donde?

88

GARRIK- Entre las piernas… (Sonríe salvaje.)

CONDRÍA- Que fueras bajando lentamente, (así lo hace.) por toda su curvatura hasta llegar a una diminuta bolita que se endurece y se ablanda y que es blanca como los cuadros de tu uniforme…

GARRIK- (Salvaje.) Sí…

CONDRÍA- Meloso malcriado…Ella está allí; sus senos…¿Los vez?…Casi se descubren para ti. (Garrik abraza a Condría salvajemente.) ¿Qué haces?…suéltame…vete…allá…vete…(El Garrik se suelta, Condría se pierde en las sombras cubriendo su seno, el Garrik queda mirando fijamente a Frappé. Se empieza a escuchar una música lenta y progresiva. El Garrik bailara lenta y pesadamente en torno a Frappé que aún mira al vacío. Movimientos que indicarán una seducción triste. Garrik pensará que esa “es su única esp eranza”; Frappé a ratos entorna los ojos hacia él. Sonríe. Se levanta y baila con el sin poder sostener sus risas, el Garrik le invita a subir a la torre mayor.)

FRAPPÉ- (Mirandolo curioso.) ¿Frappé?

GARRIK- (Deteniéndose.) ¿Frappé?…(Pausa, luego comprende.) Frappé…

FRAPPÉ- (Riendo.) Frappé. (Y sube delante de él sin dejar de ejecutar sus movimientos. Se adelanta un poco y lo llama.) ¡Frappé!…¡Frappé!…

GARRIK- (Se detiene y suena su cascabel y sonríe.) ¡Frappé! (Luego corretea bailando por las escaleras riendo y diciendo Frappé alternadamente, al llegar al tope de la torre mayor, se detienen uno frente a otro.)

FRAPPÉ- (Después de una pausa.) Frappé.

GARRIK- (Sonando su cascabel.) Garrik.

FRAPPÉ- (Insistente.) Frappé.

GARRIK- Está bien…Frappé.

FRAPPÉ- (Suena su cascabel y los dos juntos.) Frappé. (Ríen.) (Pausa, la música ha cesado, Garrik desvía su m irada hacia los senos de Frappé y su expresión juguetona cambia por completo, lentamente posa su mano por el entreseno de Frappé, la luz se oscurece lentamente y se iluminan de pronto los pedazos rotos del jarrón. Garrik desviste sus pechos iluminado por una luz desde atrás que solo permite ver sus siluetas. Se acerca y se abraza contra su pecho como un niño perdido y se escucha un lento gemir, profundo y doliente del Garrik.)

FRAPPÉ: ¿GAAAAARRRRRRIIIIIKKK? (Lenta y trabajosamente.) (Pausa, se oscurece todo de repente y se escuchan dos gritos atroces, de ambos, y luego otro largo y agudo de Condría que ha entrado iluminada levemente y rompe el otro jarro llenando el piso de agua.)

(OSCURO.)

ESCENA TERCERA

Se escuchan los aullidos con ecos, de un lobo en la oscuridad. Al encenderse la siem pre opaca luz, aparece el Garrik en cuatro patas aullando, seguido ríe bufón. Esta visiblemente ebrio. Se levanta, se sienta en un escalón y enciende un cigarro. Trae sangre en sus entrepiernas. Mira hacia abajo y solo ve oscur idad.

GARRIK- (Llamando.) ¡Condría! ¡Condría!

CONDRÍA- (Hace un chillado grotesco de alguna parte oscura.)

GARRIK- Agua… (Al no recibir respuesta se incomoda.) ¡AGUA! (Es de notar que la escena anterior a cambiado su conducta.)

CONDRÍA- (Aún en la oscuridad.) No hay…

GARRIK- ¿QUE?

CONDRÍA- Que no hay… (Sale de alguna parte.)…la tiré toda en el éxtasis…¿Como te fue?…¿Dónde la dejaste?

GARRIK- (Hastiado.) Por ahí.

CONDRÍA- Pero habla…di…¿Qué le hiciste?

GARRIK- No le hice nada, madre… (Pausa.) ¿madre?…(Queda mirando al vacío.)

CONDRÍA- (Ansiosa.) Al menos “eso” siquiera…

GARRIK- ¿Que quieres oír para satisfacer tu morbosidad?

CONDRÍA- Nada…nada…pero no importa cuanto hayas hecho ya eres un hombre…un hombre…¿Entiendes?

GARRIK- Todo está muy claro…De pronto…así, empiezas a recordar. Como si un siglo caliente te asaltara en la nuca; surge y avanza picando el espinazo. El siglo, ese siglo tan lento y blando como un seno, comienza a cerrar tus ojos…y los deja fijos dentro de ti…¿Qué más puedes esperar de una auto-traición?…El resto es solo cuestión de un pequeño valor de sostenerse. Como si la palabra “Ahorcado” cobrara vida en tu cuello y te al-

89

zara. Todo deja de ser un inercia excitante, porque uno se da cuenta de que todo es un horrible cambio constante hacia lo propio, hacia lo que corresponde un cuerpo, un brazo, un sexo…la novedad no existe…la memoria es un pez que nada en un tubo de cristal, siempre erguido a recordar… que todo a estado transformado siempre. Un ultraje del que uno mismo es víctima y beneficiarlo. Un ultraje y un morboso placer de las gotas de lluvia sobre la carne. Y no poder debatirse, porque las sábanas se enredan en la boca y no puede uno gritar…¿Pero para qué? Ya todo estaba previsto…mejor es quedarse así, con un leve smog en la memoria y desplazarse hacia el abismo, con una velocidad profunda…hasta que nuestro doble se nos despegue y ría…(llora.)…mientras los dos verdaderos, nosotros…lloramos. Y nosotros, la espantable mezcla ambigua de una vida futura contra un pasado inocente, lleno de preguntas…¿Es que siempre hemos nacido viejos?…y luego dejarlo que se marche por entre los muros. Por entre la bruma de la lluvia se habrá de encontrar…lleno de lágrimas rojas entre sus piernas…y queda esa mezcla agridulce, eso dolor incierto de reír mientras se llora y de llorar mientras se ríe. (Mirando a alguien que se aleja.) Adiós hermano…adiós…

CONDRÍA- (Trémula y sombría.) No me dejas nada que decirte…

GARRIK- ¿Para qué? No hacen falta las bocas…los muros lo están repitiendo como si quisieran aprenderlo de memoria… (Suena su cascabel.) ¿Ves? Ya no suena como antes…¿Que me hiciste, madre? Me despiertas algo incontrolable dentro de mí, padezco y sufro, (Ríe.)…vivo en una incertidumbre de formas húmedas y te quedas ahí mirandome como si aún me debieras algo…

CONDRÍA- Te hice hombre…

GARRIK- (Irónico triste.) Oh! Vaya… (Pausa, se palpa la sangre, la enseña a Condría, esta se vuelve, la mira otra vez.) Anda a buscar otro cántaro. No podemos vivir sin algo que nos contenga… (Condría le mira, va a salir.) Madre… (Condría se vuelve.) Ven… (El Garrik toma su m ano, la lleva al cascabel y hace que lo suene, ambos ríen progresivamente, Condría huye riendo como loca, Garrik toma su guitarra y se va a la torre mayor, antes de desaparecer una luz enfoca al Siempre Rey encogido en sí mismo en una esquina. Garrik se voltea como si hubiera escuchado algo, se vuelve y sale. El Siempre Rey da a ratos pequeños latidos con su cuerpo, Condría vuelve con un cántaro vacío y uno lleno.)

CONDRÍA- (Imitando el cascabel se tongonea.) Tilin-tilin…tilan…tilín… (Risa chillona.) (Sobre esta risa, otra inocente y fina de Frappé que parece mirarla de alguna parte. Condría se calla y esta se escucha más claro, Frappé aparece por el agujero con “nueve meses de embarazo” y sangre entre las piernas riendo inocente. De pronto un grito desgarrador de Siempre Rey hace que ambas lo miren. La Luna ilumina el lugar, Condría se acerca y lo mira.)

Y tu…¿A quién correspondes? ¿Estás lleno? (El Siempre Rey grita otra vez.) Ya comprendo…pasó lo que tenía que pasar. (Se detiene y piensa.) A ver. (Va y revisa los jarros.) ¿Qué es? ¿Porqué es?…y…¡¿Porqué así?… (Mira a Frappé.) ¿Y tu que haces ahí?…Entra…(Frappé se niega.)…Ven no tienes a qué tener miedo…solo te dará un dolor espantoso en el vientre, eso es todo…vamos… (Frappé se acurruca diciendo no con todo su cuerpo.) ¿Porqué no hablas? (Frappé se encoge de hombros.) Antes sabías decir tu nombre…Ven…no va a pasarte nada confía en tu abuelita, además…ya está hecho…ven. (Le tiende la mano leprosa, Frappé va a tocarla y se asusta nuevamente, Condría se le acerca .) Son de tanto trabajar…vamos… (S.R. grita otra vez al tiempo que Frappé se sostiene el vientre y se lo m ira con gran asombro, ríe en silencio, lo palpa. Condría extiende su mano y ella la toma, camina con ella y van a la esquina donde el S.R. delira.) Está muy oscuro aquí… (Va y toma la luna en sus manos y alumbra la hermosa cara del S.R.) ¿Lo ves?… es hermoso…pero tiene un gran dolor en los ojos y la luz del sol le hace mal…¿Tienes miedo? (Frappé ríe.) ¿No lo conoces?…es él. No sé como se llama, pero tiene cara de rey, a de haber sido siempre un rey… (Ríe.) Un poco de dolor…mucho y pequeño dolor… (Palpa el vientre de Frappé, ésta pone las manos encima de las de Condría, las toma y las mira, luego las vuelve a poner encima de su vientre, ríe, Condría pone las orejas.) Ya mismo se muere, ya mismo se olvida de todo y se muere… (Da un golpecito sobre el vientre y el S.R. grita otra vez .) Es artista. (Frappé ríe como cosquillas y Condría pasa las manos por los muslos de Frappé y toca la sangre .) ¿Qué es esto? (Frappé se asombra, toca su sangre y sonríe.) Olvídalo…ponte aquí…(Frappé estira sus piernas sobre la cabeza del Siem pre Rey a modo de parto, ingenuamente toca la cabeza de éste y se escucha otro grito, Frappé ríe.) La luna va a apagarse…apúrate…(Frappé estira sus brazos a indicaciones de Condría, luego el Rey em pieza a contraerse con movimientos percusivos y quejidos. Frappé no puede contener su asombro y su risita. Condría se coloca frente al vientre de Frappé y asesta varios golpes, ambos gritan de dolor mie ntras el Siempre Rey empieza a extenderse y se yergue parpadeando, Condría y Frappé están exhaustas en el suelo.) Apaga la luna…ya hemos terminado…(Frappé obedece.)

(OSCURO.)

ESCENA CUARTA

Una pierna refleja al Garrik que se ha colgado de las cuerdas de su guitarra.

GARRIK- (SOLO se escucha su voz.) Madre…Madre…yo lo presentía también…yo sé que está por ahí…¿Porqué lo traiste, madre?

CONDRÍA- Yo no lo traje. Fueron tus ojos. Aún no aprendes…¿Donde estás?

GARRIK- (Pausa.) Aquí,… colgando un poco…

CONDRÍA- Pero que eres estúpido…

GARRIK- (Entra a medias en escena.) Es que …bueno… como antes estaba tan de moda…

CONDRÍA- Pues aquí estamos entregados a la eternidad, no hay modalidades. Baja…baja…ya de ahí… (le mira el pecho y lo toca.) ¿Todavía sientes ese agudo dolor de madera?……luego…luego vienen los crujidos…los largos crujidos que te harán abrir la boca y contorsionarte como una serpiente… (Así lo hace Garrik.) eso…esoo…(Garrik cae exhausto.)…¿QUIERES AGUA?

GARRIK- (Sin oírla.) ¡Tú lo sabías! Sabías que iba a venir otro…otro que saldría de mí…es cierto…no debía mirarla a los ojos…no debía…

CONDRÍA- (Sin oírlo.) Tómatela antes de que se te caliente…

GARRIK- Pero que te importaba, el no será tu espejo, tu rostro en otro cuerpo caminando por todas partes…¡QUIEN sabe si hasta lleve mi nombre! (Tirando el agua.) ¿Porqué me haces estas cosas? (Pausa.) Yo era feliz mirando la lluvia…yo era feliz con el leve dolor de mis dedos de tanto tocar la guitarra…

CONDRÍA- Bueno, me voy…estás muy callado y a mí la gente así no me gusta…sabes que hablo mucho y… (El Garrik sale corriendo por el agujero.) Que estúpido eres, hijo, vas a intentarlo otra vez… y miles más…y ni siquiera se te marcará la piel. (Sube las escaleras.)…ni siquiera…

FRAPPÉ- (Iluminada de pronto en un rincón, con el S.R. al hombro y mirando al vacío, es ahora un rostro frío, caduco, sin la gracia que el S.R. le ha robado al nacer, dice seca.) A G U A.

CONDRÍA- (Deteniendose.) ¿Qué?

FRAPPÉ- A G U A.

CONDRÍA- ¿Para ti o para él? (Frappé no responde, Condría baja y pone el agua en el cáliz y se la lleva, la pone junto a ella y se aleja a una esquina sin dejar de mirarla .)

FRAPPÉ- (Al S.R.) Agua, agua. (Este despierta y parpalea un momento y instintivamente se cubre de la luz.)

CONDRÍA- Te lo dije, tiene un gran dolor en los ojos…

FRAPPÉ- Agua (Se la da al S.R. que la bebe desesperado y tira el cáliz que cae roda ndo hasta Condría.)

CONDRÍA- Igual que él.

SIEMPRE REY- (Queda todo quieto un instante, S.R. pasa suavemente su mano por la cara de Frappé y la toca. Ella sigue mirando al vacío.) AAAAAAAAAaaaaaaaaaa… (Sonido de A alargada.) (Se acurruca dentro de su pecho, luego toma las manos de Frappé y se arropa con ellas.)

AAAAAAAAAaaaaaa……MMMMMMMmmmmmmm… (Se frota con las manos de ella porque tiene frío.)

MMMMMmmmmmAAAAAaaaaaa…… (Tose y vuelve a frotarse.) MMMMMmmmmmmmmmAAAAAaaaaaammmmmmm… (La mira, se arrodilla frente a ella, le agarra la cara y sonríe, luego la besa en los labios dulcemente.) MMMMAAAA-AMMMMAAAAA…… (Ríe y se sigue frotando con las manos de ella que luego comienzan a moverse solas, primero lento, rápido después, da calor a su hijo, S.R. sonríe complacido.) Mamá…Amor… (Sigue frotándose, Condría que estaba dormitando se sobre salta.)

CONDRÍA- ¿AMOR?… ¿QUÉ?……Mamá…

SIEMPRE REY- Mamá,… (Señala a Frappé.) Amor…(Toca su pecho, luego la besa.)

CONDRÍA- ¿De donde vienen esas sucias palabras?…Estoy enferma… (Va hacia la escalera, antes recoge el cáliz.)…muy enferma…¿Cual era el nombre de aquella medicina? Ay… mi espalda…¡Como pasan los años!…a la gente les da por parecer importantes cuando se enferman y tienen que estar tomando pastillas año tras año…todos los nombres de las yerbas y medicamentos…pila de exageradas…por de siempre resulta que son viejas…¿Pero qué estoy diciendo? (Desaparece en la torre mayor.)

GARRIK- (Apareciendo por el agujero de pronto y los mira.) Vaya…vaya…dos angelitos ronroneándose…¿Qué estás tratando de darle ahora?; porque ya nada puedes quitarle…Es mi mujer…Y todo lo que tiene es mío…(Esto lo dirá con la cara deformada y el cuerpo en contorsión.)…¡Mío!! (Lo toma por la capa y lo arroja, mira a Frappé con brutalidad.) ¡ERES MÍA!…¡Me perteneces a mí! ¡Yo te di la vida! (Se arroja sobre ella y trata de ultrajarla, ella le responde con caricias iguales a las que le dio a su hijo.) (Garrik se yergue sorprendido.) ¿Qué? ¿Porqué me acaricias?…¡Yo no soy tu hijo, estúpida! (La toma brutalmente y la arroja afuera.) Largo de aquí…Y tu también! (El S.R. también es lanzado y queda solo y agitado, trata de calmarse, pero se escucha la

91 risa de EUROPA, coqueta y exuberante tras bastidores, Garrik corre desesperado de un lado p ara otro, luego se tapa los oídos para no escuchar la risa que va en aumento, cae de rodillas, grita.) ¡¿Dónde está mi guitarra?! (Se escucha el eco, la risa fue cortada por el grito ) arrra…arrra… (Luego se recobra y se recuesta en la cama de oro, trata de dormir. No puede. Tan pronto lo logra se levanta sobresaltado ahogando un grito a la misma vez que vuelve a escucharse la risa, esta vez lejano y casi imperceptible, vuelve a tapars e los oídos y se ahoga en una feroz carcajada….)

(OSCURO.)

ESCENA QUINTA

Todo a oscuras se escucha la voz aguardentosa y ebria del Garrik.

GARRIK- De veras lo lamento, perdónenme… yo no quería ser así… pero no sé que enfermedad tengo que todo cuanto debe causarme dolor, en vez de llorar río y todo cuanto debe causarme alegría me hace llorar… en serio… (Se oyen las risas del Siem pre Rey y de Frappé que se iluminan parcialmente y se ven jugando el juego del sapo, osea que uno brinca por encima del cuerpo agachado del otro y se repite. Se sigue escuchando la voz del Garrik aún sin aparecer.) Estoy muy enfermo, quizá ya me queden pocos siglos de normalidad, dentro de unos cuantos estaré sumido por completo en la razón… (risas.)… o quién sabe si en la antípoda real de toda esta fantasía estúpida… (Risas.) Créanme…necesito de sus olores, de sus manos tibias sobre mi cuerpo…(Risas.)…y de sus miradas… ¡Mírenme…por favor!!! (Aparece el Garrik iluminado de pronto con los ojos vendados y su gorro de cascabel en sus m anos nerviosas, su pelo largo se deja caer sobre sus hombros.) ¿Están ahí? Los escuchos reírse… (Se escucha la exuberante risa de Europa tras bastidores. La de ellos es imperceptible.) No…no están… (Ríe como loco.) ¿Cuándo habrán de callarse estas malditas risas interiores? (Se tapa los oídos.) ¡Madre!… (Silencio… solo la risa de Europa que va en aumento.) ¡Madre! ¿No vas a salvar a tu hijo que se muere? ¡MADRE! ¡MADRE!!!! (Grita hasta el desgarramiento, en el último grito todo es silencio y vuelven a escucharse las risas de Frappé y el Siempre Rey que siguen jugando, seguido se detienen .)

SIEMPRE REY- ¿Oíste un grito?

FRAPPÉ- (Niega con la cabeza.)

S.R.- Yo sí. (Se levanta a averiguar, Frappé lo sostiene por el brazo y le dice que no.) Puede haber alguien en peligro…alguien olvidado.

FRAPPÉ- (Le dice en pantomima. “No es asunto tuyo”.)

S.R.- Pero ¿qué mamá? ¿También tú?

FRAPPÉ- (Se lanza sobre su pecho y llora.)

S.R.- Está bien…tienes miedo de quedarte sola en esta oscuridad… (Se acerca y trae la luna.)

GARRIK- (Sorprendido.) Es luz…¡Esa luz! (Se levanta y a tientas llega a donde ellos, arrojándose y llorando.)

Sabía que estabas aquí…Abrácenme…¡Que feliz estoy!

S.R.- ¿Quién eres tú? ¿Te he visto antes?

GARRIK- Yo aún no te veo… pero reconozco tu voz… se parece tanto a la mía…vamos; quítame la venda… (S.R. obedece y se miran ambos, Garrik parece penetrar en sus ojos, S.R. mira indiferente con cierto aire de curiosidad.) Si… te había visto antes… pero mis ojos estaban adoloridos…

S.R.- (Como si no hubiera nada m ás.) Y bien…¿Complacido?

GARRIK- ¿Qué?

S.R.- Que puedes irte, estoy muy ocupado jugando con mi madre.

GARRIK- ¿Es ésta tu madre?

S.R.- Sí.

GARRIK- (La mira muy tierno y le acaricia el rostro .)

S.R.- ¡No la toque!

GARRIK- (Pausa triste.) ¿Puedo jugar?

S.R.- No sé si ella quiera…Madre, ¿Quieres que el extraño juegue?

FRAPPÉ- (Se encoge de hombros.)

GARRIK- Creo que dijo que sí. (Lloroso.) Me harían tan feliz si pudiera jugar…

S.R.- Está bien…pero no llore. (Se escucha una alegre música de circo y el S.R. se levanta y corre galopando, Frappé se monta en sus hombros y ríen ambos, el Garrik se levanta pero no puede dejar de llorar y comienza a seguirlos; a medida que corre su llanto aumenta incontenible, se limpia las lágrimas con el reverso de la mano,

92

sus lloriqueos son tan fuertes que opacan las risas y cae agobiado en el suelo, ellos se pierden por el agujero. La luz se oscurece, la música se aleja, un foco cae sobre el dormido Garrik que comienza a escuchar la excitante r isa de Europa, este se levanta sobresaltado, cesa de pronto la risa y al mismo tiempo se escucha a Condría de a lguna parte oscura.)

CONDRÍA- Cornudo… cornudo…

GARRIK- ¿Donde estás madre?

CONDRÍA- Cornudo…

GARRIK- No lo creo madre…yo aún estoy lleno…

CONDRÍA- ¡Lleno de mierda!…ya no hay donde hechar tanta agua… eso me pasa por haber dormido tanto tiempo…

GARRIK- Vuelve madre… vuelve…

CONDRÍA- (Saliendo de alguna parte.) No puedes vivir sin mí…

GARRIK- ¿Que están haciendo?

CONDRÍA- Hacen el amor…

GARRIK- ¿Pero…cómo pueden?

CONDRÍA- Ya habla…y para largo rato… tonto…¿Ves que flexible y qué benévolo eres? ¡No puede soportarse solo! ¿Hasta cuando?…Mírame… ya estoy vieja…¡Te toca a ti!

GARRIK- ¿Aquien hay que quitarle?

CONDRÍA- A cualquiera… pero no puedo trabajar si los dos jarros están llenos…

GARRIK- ¿Como hago madre?

CONDRÍA- ¿Me lo, preguntas a mí? ¿No llevas dentro de ti, toda mi vida?

GARRIK- Y tú la mía…

CONDRÍA- Qué pronto olvidas las cosas…

GARRIK- Estoy enfermo, madre. No puedo dormir. Las risas madre, esas horribles risas que me queman los ojos…hace siglos que trato, aunque fuera por un leve momento, de cerrar los ojos, de dejar que el cuerpo ya no tiemble…no lo logro…estoy enfermo…me siento muy mal…

CONDRÍA- Tanto mejor…tanto mejor…así tendrás con qué justificarte…

(OSCURO.)

Final del PRIMER ACTO

ACTO SEGUNDO

ESCENA PRIMERA

En casi una oscuridad total el Garrik fuma lentamente un cigarrillo. Su cara está muy envejecida y su má scara marca dos hondos orejas, su pelo es brillante, blanco. Se le notará a veces viejo, pero sin perder ese salvajismo inocente y a la vez brutal. Su a m bigüedad recurrente está muy agravada. Su risa será el llanto y el llanto la risa, será pues la antípoda de sí mismo. Se escucha a lo lejos el ir y venir de las olas del mar. En otra esquina casi en la oscuridad total está Condría. Han crecido más llagas en su rostro y ahora lo mantendrá más cubierto y su hablar será apagado y lento.

CONDRÍA- ¿Escuchas? (Se escuchan las olas rugir escandalosamente.)… es el devenir…

GARRIK- Son las olas, madre…

CONDRÍA- El devenir de tu voluntad… llevas siglos decidiéndote y el pequeño rey se ha convertido en un filósofo… ella de tanto hablar se ha quedado muda.

GARRIK- Quizá ya le contó la historia…

CONDRÍA- Quizá…ma yo creo que nació así… sabiendo. (Pausa, está será muy larga, un silencio aterrador, solo el intermitente y escandaloso ruido de las olas y las bocan adas lentas y profundas del Garrik que mira al vacío.)

CONDRÍA- ¿Ya estás decidido?…¿Por fin vas a recuperarte? (Pausa larga, otra bocanada.) ¿Vas a devolverme mi antiguo trabajo? (Silencio.) ¿Aún estás enfermo? (Silencio.) ¿Cuantos siglos hace que no duermes? (Pausa más larga aún.) Es difícil decidirse…(Pausa.) Ellas es… (Pausa.) …es bonita todavía… (Pausa.) ¿Es a ella?…

93

(Pausa, Garrik sigue con la mirada fija en el vacío, aspirando lentas y profundas bocanadas.) Aun conserva sus vellos rubios sobre su seno y tú…

GARRIK- (Cortando y lento.) Una vez…cuando pequeño, comía en un café…era de noche…Un hombre vestido de negro se sentó a mi lado… era joven… y manco…su brazo izquierdo estaba mutilado…me pareció que había sido en la guerra…llevaba un parche en el ojo… (Pausa larga.) …solo pidió café y pan dulce… yo lo miraba através de un espejo. El me miraba también…sentí una… (Sonríe.) una profunda lástima por él…cuando quise tomar el cubierto de comer me di cuenta de que no podía, su mirada había cercenado mi brazo y yo también estaba manco. (Una luz muy fuerte se irá encendiendo dirigida al público. Garrik sale de su marasmo y revienta en una loca carcajada.) ¡Yo también estaba manco! ¿Porqué no podía comer mientras me miraba? ¡No podía! ¡Manco! ¡MANCO! (Se apaga la luz. Garrik conserva su postura anterior, mirando al vacío y aspirando grandes bocanadas.)

CONDRÍA- ¿Y?

GARRIK- (Repitiendo.) ¿Y?

CONDRÍA- ¿Y qué con eso?

GARRIK- (Después de una pausa, mas extensa que todas.) ¿Nunca te has visto mirándote con los ojos de otro, madre?

CONDRÍA- (Hace un gemido largo.)

GARRIK- ¿Nunca?

CONDRÍA- (Pausa larga.) ¿Es a ella? (Pausa más larga aún, se escuchan las olas en un fuerte golpe contra los muros.)

GARRIK- Parece que quieren despedazarnos.

CONDRÍA- ¿A quienes?

GARRIK- (Pausa.) A los muros…

CONDRÍA- (Pausa.) ¿Cuantos siglos hace que no duermes?

GARRIK- Miles…muchos miles…

CONDRÍA- ¿Son esas risas?

GARRIK- (Entre dientes.) Sí…

CONDRÍA- Esas tontas risas sin importancia, te quitan el sueño…

GARRIK- Y la voluntad, madre…

CONDRÍA- (Hace otro gemido.)

GARRIK- (Pausa.) Me muero de frío… (Pausa.) ¿Qué pasará después?

CONDRÍA- ¿Quién sabe?…todo depende…

GARRIK- Seguramente…

CONDRÍA- Hace falta valor…

GARRIK- Nada más cerrar los ojos.

CONDRÍA- Y ponerle la cola a la burra.

GARRIK- ¿Y luego?

CONDRÍA- Montarás la burra.

GARRIK- ¿Y adonde la llevo, madre?

CONDRÍA- Afuera a la lluvia. (Pausa.)

GARRIK- ¿Porqué tenemos que ser tan crueles?

CONDRÍA- Nadie es cruel… es el devenir…el círculo…¿Nunca te has preguntado porqué todas las formas naturales son redondas? (Pausa.) Los planetas, el sol, las frutas, las gotas de agua en el vacío, un seno, una semilla, el centro de una flor…¿Porqué todo ha de ser redondo?

GARRIK- No sé madre, no sé.

CONDRÍA- Es el devenir… (pausa.) ¿No has comido desde entonces?

GARRIK- No madre, solo tú me has amamantado.

CONDRÍA- ¿Y si pudieras comer, qué te gustaría?

GARRIK- Moscas madre, moscas. En los últimos siglos me he sentido lagarto, he sentido las imperfecciones de la tierra en mi pecho, en mi débil pecho de poeta…

CONDRÍA- Los largartos comen moscas…

GARRIK- Así es, madre…así es…

CONDRÍA- Eso te haría…

GARRIK- (Cortando.) ¿Dichoso?

CONDRÍA- Eso.

94

GARRIK- No madre…hace tiempo que olvidé esas palabras. He vivido por cuanto me enseñaste, soñar con el aire me hace dueño del mundo, siempre de una manera extraña…

CONDRÍA- ¿Extraña?

GARRIK- He descubierto… que las cosas, no son las cosas, son una cierta forma de ellas que se asemeja mucho al interior de uno. A veces pienso que uno en cierta forma “es” las cosas. Pero ya yo no soy lo que era antes…ahora soy; Garrik, el hijo de Condría y bufón del palacio de los berenguer. (Se atormenta.) Soy muy débil madre…

CONDRÍA- Siempre fuiste un iluso. Aprende siempre que el linaje de los Berenguer terminó su dinastía conmigo y tu eres solo un bastardo, una ola que viene y que va y que no sabe cuando tronará en tu frente. (Pausa larga.) ¿Es a ella? (Pausa.) Todavía es bella y joven, no pierdas más el tiempo, los cántaros se llenan, ya casi se desbordan para ahogarme…¿Es a ella?

GARRIK- (Silencio, una ola rompe escandalosamente en un muro, el castillo se estremece y Garrik, inmutable, aspira una profunda bocanada, luego exhala como un desahogo.) Es a él, madre; es a él.

ESCENA SEGUNDA

Frappé duerme en un plano alto, lejos y casi invisible del centro, su cuerpo se reclina graciosamente sobre el piso. En la cama de oro, duerme plácidamente el Siempre Rey. Así también Condría, de quien solo se pe rciben sus arapos tirados en cualquier esquina. Garrik sentado en otra parte, con la cabeza entre las manos y grandes ojeras no puede conciliar el sueño. Luego se levanta molesto al ver la placidez con que el Siem pre Rey duerme y se encara a él.

GARRIK- (Susurro molesto.) Sabes que te estoy mirando. No es posible que puedas morir en paz. ¿Por qué tienes esa cara tan sonriente?… (Camina y los mira a todos y les grita sin que ellos se inmuten.) ¡¿Porqué duermen tan tranquilos?! (Ríe.) ¿Porqué me hacen esto? (Pausa.) Supongo que he de ser yo; aquel cántaro vacío que se rompió hace años…¡Qué confusión entonces! …Pero no, no lo creo, sigo siendo fiel, aún estoy lleno…y bien… y bien… (Va donde el S.R., le mira otra vez, este se despierta normalmente y ve al Garrik mirándolo.)

EL SIEMPRE REY- ¿Porqué me mira usted de esa forma? (Pausa.) ¿Qué le pasa? (Pausa.) ¿Está usted ahí realmente? ¿Porqué respira tan fuerte? …Su aire parece que quiere derribarme.

GARRIK- (Susurro bufonesco.) Es el devenir…

S.R.- (Que no le ha oído.) ¿Qué dice?

GARRIK- (Transición a una seriedad profunda.) Nada. Que hoy es otro día.

S.R.- (Poniéndose en pie muy animado.) Distinto de ayer, y si sigue usted igual; ha perdido un día, le conviene un cambio amigo. Hace unos cuantos años, siglos quizá, que sigo viendo las mismas ojeras en su rostro. (Va al agujero y respira profundamente.) Le conviene el trabajo, una disciplina física, una vida llena de optimismo. No sé quién es ni que ha sido de su vida, pero para todo aquel que goza de la hermosa dicha del movimiento, del calor que da una esperanza, de los colores de la visión, el mejor canal y sobre todo productivo; es el trabajo. (Va hacia la escalera y se detiene en el primer escalón como si fuera empezar a subir por la torre mayor.) Por eso con su permiso voy a empezar a trabajar. Un minuto perdido es un minuto pensado. Y no puede uno pensar mucho, al pensar incubamos “cosas negras” en la cabeza. Déjese solo llevar por su optimismo. (Comienza a correr escaleras arriba, al llegar al tope, baja corriendo y recomienza, mismo juego varias veces.)

GARRIK- (Después de mirarlo curioso.) ¿Le produce mucho su trabajo?

SIEMPRE REY- (Deteniéndose un momento, muy orgulloso.) Crezco.

GARRIK- (Después de absolver la respuesta, duda en hacer la próxima pregunta .) ¿Hacia dónde?

S.R.- Es…(Deteniéndose.)… es una buena pregunta; nunca lo había pensado… (Prosigue en su carrera, pero se detiene otra vez, ahora indeciso.) ¡Qué inteligente es usted! (Trata de continuar su carrera pero se detiene más confuso aún.) Pero… (Coraje.) ¿Sabe usted lo que me acaba de preguntar?

GARRIK- Solo trataba de ser amable.

S.R.- ¿Porqué siempre tiene que poner un límite a todo? ¿No le basta con la vista, con la respiración, con el movimiento? ¿Sabe?… me ha inquietado. Pero eso no evitará que continúe con mi trabajo. (Comienza a correr

(OSCURO.)

95 desesperado escaleras arriba y escaleras abajo, más y más rápido, luego se cansa con el rostro espantado.) ¿Ve lo que ha hecho?

GARRIK- (Un sollozo.) No.

S.R.- ¿Porqué llora usted?

GARRIK- (Apartandose de su vista.) Por nada…son mis emociones, ¿Sabe?…¿Pero porqué no sigue?…No pierda su optimismo.

S.R.- No sea estúpido. No sé de quien lo aprendió; pero sabe arruinar vidas con una sola palabra; usted razona, veo salir esas “cosas negras” de detrás de sus ojos, no rehuya, aunque los cerrara las seguiría viendo, parecen su ropa, su rostro. Es un horrible pus que aniquila a quién lo mire. ¿Porqué es así? (Garrik se encoge de hombros.) ¿Quién era su padre?

GARRIK- No lo sé; solo sé que se llamaba Berenguer.

S.R.- ¿Y qué hacía? ¿En qué trabajaba?

GARRIK- No hacía nada. No quería trabajar.

S.R.- (Señala a Condría.) Y ella… ¿Es su madre?

GARRIK- Sí… pero que puede importarle.

S.R.- Se libró usted de ellos muy pronto.

GARRIK- Yo no soy libre. Nunca lo he sido y además no tengo porqué serlo.

S.R.- Si la niega; usted debe saber como es…

GARRIK- (Inseguro.) Pues…es como el aire, no. Como el aire no. Es como un fuego, si, eso…un fuego aquí…(Se toca su sexo.)

S.R.- No comprendo.

GARRIK- Al fin y al cabo, yo tampoco.

S.R.- (Gesto de disgusto.) Tengo los ánimos en el infierno a causa de usted.

GARRIK- Está bien, solo una pregunta más… (S.R. le mira, luego se sienta y frota sus nalgas en el piso recurrentemente.) …¿Dónde aprendió todo lo que sabe?

S.R.- Lo robé y lo compartí.

GARRIK- ¿Porqué lo compartió? Eso no es normal.

S.R.- Era solo una pregunta.

GARRIK- Lo siento.

S.R.- Soy muy débil.

GARRIK- Lo sé.

S.R.- Y se aprovecha de ello para anularme. ¿Qué más quiere de mí?

GARRIK- ¿Y quien ha dicho que yo quiero algo de usted?

S.R.- Mi madre.

GARRIK- Ya veo.

S.R.- Su carnada, su oasis, su secretaria… puede llamarle como quiera, le he hecho creer que no lo conozco, pero se todo de usted, de su impresionante crecimiento a costa de los demás.

GARRIK- ¿Y qué con eso?

S.R.- Eso solo lo sabe usted. Usted es el único que sabe los beneficios de su auto traición. De su ultraje.

GARRIK- Es cierto que te has convertido en un filósofo.

S.R.- No me tutee.

GARRIK- No puedes evitarlo.

S.R.- Es su problema. (Pausa.) ¿Pero es que no se da cuenta? Me he dejado anular por una pregunta estúpida de límites, usted llora por eso y se sienta a mi lado para consolarme… ¿Pero qué logramos? Estamos sentados aquí, uno frente a otro mirándonos como si fuera un espejo…¡Un espejo! (Se enciende nuevamente la luz dirigida al público.) ¿Un espejo? (Se apaga.) Un… espejo… (Garrik enciende un cigarrillo y queda mirando al vacío en actitud meditabunda.)

GARRIK- ¿A quien robaste?

S.R.- (Vencido.) A mi madre… pero no le llamemos robo, es más bien, un regalo. Un regalo amable.

GARRIK- ¿Y ella con qué se quedó?

S.R.- No sé. Quedó muda desde la última vez que hicimos el amor.

GARRIK- ¿Y ahora que hace?

S.R.- A veces llora muy hermoso, y sonríe rápido, sacando su lengua como un payasito. Pero cuando no, duerme, duerme como si no oyera a nadie. Supongo que cuando uno se duerme el mundo deja brillar. Uno se duerme y…

GARRIK- (Cortante.) ¿Y tú?

S.R.- Antes ella tenía muy poco, usted le había robado todo cuanto tenía, me dijo que solo sabía decir su nombre. En realidad no sé como pasó. Yo solo nací y ella nació conmigo… ambos nos criamos. Ella aprendió a hablar…y un día, no sé de quién de los dos nació la idea; hicimos el amor.

GARRIK- ¿Y tú?

S.R.- ¿Yo qué?

GARRIK- ¿Qué vas a hacer ahora?

S.R.- Otra pregunta inteligente… (Pausa.) Huir.

GARRIK- ¿Hacia dónde?

S.R.- (Lo toma desprevenidamente por el cuello.) ¿Otra vez con sus límites?

GARRIK- Me haces daño, recuerda que soy tu padre.

S.R.- Un día de estos, no importa cuantos siglos tarde, le marcaré la piel, se lo juro… se que no le hago daño…(Garrik ríe.)… que por más que apriete usted seguirá riendo con locas carcajadas.

GARRIK- (Riendo.) ¡Si pudieras apretar más fuerte!

S.R.- (Cae rendido a los pies del Garrik, sollozando.) Tome lo que quiera y vayase.

GARRIK- (Le acaricia su largo cabello.) ¿Porqué siempre desnudo?

S.R.- De que otra forma podría demostrar lo que soy.

GARRIK- ¿Le gusta la verdad?

GARRIK- (Se aleja.) No quiero nada de ti. (Se aleja y se sienta en las escaleras.) Solo mirarte. Mirarme con tus ojos y verme, en mi vacío, en mi intelecto inútil, en mi impotencia. Solo quiero amarte así, de lejos. Sin tocarte.

S.R.- ¿Y ahora?… vuelva a acercarse, acarícieme el pelo nuevamente como un padre acongojado, hagame sentir que dependo.

GARRIK- Ya dependemos demasiado el uno del otro.

S.R.- No. Todavía… (Se le acerca.)

GARRIK- (Cortante.) No te acerques. De lejos se hace mejor el amor… el amor es una necesidad solitaria que no depende de la cercanía del amado. Yo no te amo a ti. Amo lo que tienes tu de mí. Amo lo que puedo quita rte.

S.R.- Pero me has dejado vacío… necesito tus límites para pensar. Tus preguntas. Cada vez que me preguntas algo, siento como un gusano que trabaja aquí; la cabeza se me pone fría. Mi desnudez es un grueso ropaje que tu quitas dulcemente para descubrir mi interior.

GARRIK- Vete a dormir muchacho.

S.R.- ¿Y ahora sobre qué voy a reinar?

GARRIK- El rey… está desnudo.

S.R.- Sin ti me iré quedando mudo…los labios se me partirán en pedazos y no habrá ya quien los humedezca. Ya no vale la pena seguir muriendo.

GARRIK- Ni seguir viviendo tampoco.

S.R.- No podré soñar con nada, ya tengo un límite para todo y la ficción me hará golpearme la cabeza contra los muros. (Así lo hace.) ¡Tonto! ¡Tonto! (Pausa.) Tu que siempre tenías una respuesta para todo…(Se va quedando dormido.) eres ya una incer… tidum…bre…(Golpea el muro sin fuerzas.) Ton…to…(Cae rendido de sueño.)

GARRIK- (Llora en silencio.) A dormir muchacho… (Se cubre la cara y llora profundamente.) que tu noche acaba de empezar… (OSCURO.)

ESCENA TERCERA

Al parecer “amanece”. Siempre Rey mira por encima de unos muros y se cubre instintivamente de la luz. Se adapta a la luz poco a poco a medida que los abre y cierra a intervalos. Corre hacia Frappé y trata de despertarla. Condría y Garrik han desaparecido. Esta trata de desperta r pero se cubre los ojos y corre desesperada a un rincón. El Siempre Rey vuelve a mirar el sol, ya no le molesta y luego corre donde Frappé y trata de quitar las m anos de su rostro a la fuerza.

97

SIEMPRE REY- (Ansioso.) ¡Ver!… ¡Ver!… ¡Luz!… ¡Mamá!… (Intenta otra vez.) ¡Amor! (Lo logra, pero al hacerlo, el rostro desfigurado por el dolor emite un chillido profundo, desgarrador y Frappé se cobija en el pecho del S.R. sollozando.) Ver… (Vencido.) mamá…luz… (Vuelve otra vez al muro y queda mirando fijo, Frappé vuelve a cobijarse en si misma Una luz se enciende en la torre mayor, el pequeño sol rojo ilumina de cost ado a Garrik que tiene a Condría cobijada.)

CONDRÍA- (Mirando al S.R.) Eso fue lo que hiciste…

GARRIK- ¿Lo hice bien verdad?…Casi no habla, no puede pensar…se ve vacío…

CONDRÍA- ¿Y ella?

GARRIK- Duerme.

CONDRÍA- Eso fue lo que hiciste… (Abajo el S.R. se sienta sobre el muro y queda mirando el opaco sol con una especie de éxtasis esperanzado.) Pues lo hiciste muy mal.

GARRIK- ¿Qué?

CONDRÍA- (Molesta.) ¿Cuando aprenderás?

GARRIK- ¿Pero que hice mal? (Pausa.) ¡Ahora me ama! En estos momentos está soñando conmigo.

CONDRÍA- (Que ha comenzado a bajar las escaleras, se detiene.) ¿Estás seguro? ¿O acaso no está soñando con algo que le queda todavía?

GARRIK- ¿Como?

CONDRÍA- (Más enojada aún.) ¡Se supone que no hable, que le tenga miedo a la luz, se supone que duerma y que no sueñe, se supone que se endurezca como roca, y sobre todo, ¡Que tenga miedo de sí mismo! (Le da de bofetadas al Garrik.) ¡Estúpido! ¿Cuando vas a aprender?

GARRIK- (Sonriente.) Yo creía que lo había hecho bien…pero tiene que haber un remedio…no puede estar toda la vida así…incompleto.

CONDRÍA- Miralo, algo tiene que hacer brillar sus ojos…¿Que será? (Baja donde Frappé y le da de patadas.) ¿Y tú? Mugrosa estéril…sal de ahí…

S.R.- (Al darse cuenta, corre a defender a su madre, avienta a Condría que queda inm óvil.) ¡Mamá! ¡Amor!

CONDRÍA- (Desde el suelo.) ¿Ves imbécil? ¡Todavía ama! (El Garrik de un salto brinca frente a él amen azante, el S.R. lo mira ansioso, el Garrik comienza a dar grandes sancadas en torno a él. El S.R. comienza a llorar y se arroja a sus pies y lo abraza. El G arrik le mira confuso.)

GARRIK- (A Condría, reprochando.) ¿No te parece suficiente?

CONDRÍA- (Gritando y huyendo en pequeños pasos.) ¡¡¡¡¡NNNNOOOOOO!!!!!! ¡Eres un inútil!!! (Desaparece.)

GARRIK- (Comienza a reír a carcajadas, pero se tapa la boca y no puede contenerse. A pesar de su risa sus ojos están llorando, se arrodillan y sostiene la cara del Siempre Rey, se miran ambos ) Mira, son lágrimas…no engañan. (Mientras el Garrik ríe, abraza al SIEMPRE REY que llora. El Garrik exhausto cae al suelo y duerme, el S.R. se levanta y con una sorpresa enorme queda mirando el sol que se acerca por los muros. A su vez se escucha la risa sensual de EUROPA que va in cresendo, el Garrik se sobresalta despertando como loco por la risa, el S.R. se yergue sobre el muro y señala al sol riendose a carc ajadas.)

S.R.- ¡Luz! ¡Luz!

GARRIK- (Simultáneamente y atormentado por el espanto.) ¡MADRE!!!! ¡MADRE!!!! (OSCURO.)

ESCENA CUARTA

Es de noche S.R. Mira ahora la luna, luego mira a Frappé que permanece e scondida, y baja hasta ella. Le levanta la cabeza y la mira.

S.R.- (Suavemente.) Amor…

FRAPPÉ- (Le mira, se le aguan los ojos y llora, su cara resplandece y parece que a cada momento recobrara esa virginidad natural que había perdido .)

S.R.- (Dulce.) Amor… (Enseñandole.) AAAAAAAAAA… (Sonido de A alargada.)

FRAPPÉ- (Pronuncia un sonido ininteligible.)

S.R.- (Niega con la cabeza.) AAAAAA…

FRAPPÉ- Arftud…

S.R.- (Pone sus manos sobre la boca de ella y la abre un poco.) AAAAA…

FRAPPÉ- AAAAA…

S.R.- (Asiente feliz.) MMMMMM…

FRAPPÉ- AAAAA

S.R.- (Niega.) MMMMMM…

FRAPPÉ- MMMM…

S.R.- (Asiente.) AAAAMMMM…

FRAPPÉ- AAAMMMMM…

S.R.- OOOOOOO…

FRAPPÉ- OOOOOOOOMMMMM…

S.R.- (Niega.) OOOOOOOOOOOOOO (Alargado.)

FRAPPÉ- OOOOOOO…

S.R.- (Asiente.) RRRRRRRR…

FRAPPÉ- OOOMMMMRRRREEEEE

S.R.- (Indignada.) ¡NO! (La abofetea.) ¡RRRRRR! (PAUSA; Se siente culpable y hace que lo mire, dulce.) aaaaaaaaammmmmmmoooooorrrrrrr……

FRAPPÉ- (Solloza.) AAAAmmmmmoooorrr…

S.R.- (Con una alegría incontrolable la besa en los labios y la abraza, S.R. -saca de un pequeño bolso en su cinto, una flor marchita muy pequeña y se la da, Frappé la mira con curiosidad.) Amor…

FRAPPÉ- ¿Amor? (Refiriéndose a la flor.)

S.R.- Amor- (Toma la mano que tiene la flor y con ella acaricia el cuerpo de Frappé.)

FRAPPÉ- (Repitiendo y mirando la flor en su camino a través de su cuerpo, lu ego la abraza y se sorprende, S.R. no puede contener su alegría, se abrazan y ríen, se oscurece la luz y se ilumina la torre mayor, Garrik ha estado mirando toda la escena, y habla con Condría que no ha aparecido aún.)

GARRIK- ¿Donde te has metido, madre?

VOZ DE CONDRÍA- Aquí…¿No me ves?

GARRIK- No.

CONDRÍA- (Saliendo a sus espaldas.) También lo estoy mirando…tu crazo error.

GARRIK- (La mira.) ¿Y qué puedes hacer tu por ayudarme?

CONDRÍA- ¿Yo? (Pausa.) NADA. Ya estoy vieja y mi misión terminó contigo…las llagas ya cubren todo mi cuerpo…¿Que otra cosa puede hacer más que velarte y ver aquí callada de lejos los errores que cometes en tu ascender, a veces pienso que es que te falta alimento, tus emociones…

GARRIK- Amamántame una vez más madre…

CONDRÍA- ¿El hambre da necedad? (Rendida.) Amamántate tú solo. Qué mejor alimento para ti que tus propios errores…

GARRIK- ¿Qué va a ser de ti?

CONDRÍA- Lo mismo de siempre, escondida en una esquina de este castillo, me iré a pescar todas las tardes y regresaré a dormir. ¿Qué más puedo hacer? Tu me quitaste todo trabajo y estas llagas ya no son de tanto, verter agua en jarros vacíos. Estas llagas son de puro aburrimiento. Son llagas de no hacer nada…también salen por eso.

GARRIK- Madre, me ha salido una llaga, un pequeño tubérculo anaranjado en una nalga.…

CONDRÍA- (Ríe.) Es de no hacer nada… a todos nos salen alguna vez en la vida.

GARRIK- ¿Son iguales que las tuyas?

CONDRÍA- Las que me salen ahora son aesas, cada vez que brota una, un poco de pus se derrama y la pequeña área que circunda ya no vuelve a moverse.

GARRIK- A veces me duele, me gustaría arráncarmela.

CONDRÍA- Te saldrán dos en el mismo lugar. Un último consejo, si quieres triunfar, si quieres un puesto en el linaje de los Berenguer. Has algo, algo grotesco, algo violento que los extermine por completo y los deje fijos mirando el vacío, mirándose ellos mismos sin mirarse. (Suplicante.) Has algo.

GARRIK- Sí…sí, madre mía…haré algo.

CONDRÍA- (Alejándose.) Nunca se ha dicho que los Berenguer hayan tenido un tachón en su historia. (mutis.)

GARRIK- (Algo lo conturba.) ¿Grotesco?… (Desaparece.)

S.R.- (Son iluminados de pronto y llegan tomados de la mano suben alegres y se r ecuestan en el muro, la luna los ilumina hermosamente azul, acurrucados uno al otro. Luego se proyecta sobre ellos la sombra del Garrik y su cascabel es ahora un estruendo. Frappé ahoga un grito y salta del muro a esconderse, Garrik camina hasta el Siempre Rey que lo mira riendo. El Garrik está muy calmado, el S.R. extiende la mano so nriendo.)

99

GARRIK- (Su ambigüedad recurrente lo llevará a expresar diversos estados de ánimo incoherentes, d ice extremadamente calmado.) ¿Qué quieres? (Pausa, S.R. extiende la mano otra vez.) ¿Una flauta de papel? ¿Una boda en plenilunio? ¿Un elefante de masoquista? (Enérgico, luego sonriente.) ¿Qué es lo que quieres? ¡Habla! Yo se quieres algo. (Frappé hace señas al S.R. que mira sin comprender.) No le hagas caso, está dormida… (S.R. tiende la mano otra vez.)

S.R.- Ammor.

GARRIK- (Llora, cubre su cara y luego muy calmado le dice.) Amor… (Luego lo empuja y el S.R. cae al suelo y trata de huir.) Ahora eres un salvaje animalito, antes sabías de que color era Dios y ahora huyes… (Garrik salta del muro.) Ahora si busco algo de ti, algo que se me olvido robar. ¿No sabes lo que és?…yo tampoco… (Ríe.) Pero hasta que tu piel no arda en llagas no voy a dejarte tranquilo…¿Entiendes? ¡Eso que tienes es mío! ¡Mío! (se vuelven a encender las luces del público otra vez se escuchan gritos de dolor de Frappé y del Siempre Rey, más aún al llanto de Garrik al apagarse; aparece el Garrik fumándose un cigarro en una esquina, el S.R. está amarrado de sus pies y de sus manos, sin capa y sin corona tirado en una esquina mirando al vacío. Frappé se acurruca a él llorando amargamente.)

GARRIK- ¿Nunca te dije que tienes un cuerpo adorable? (Frappé lo mira.) No fue a ti basura. Fue a él…Mi querido y espantoso SIEMPRE REY… (Burlón.) Llegará un día en que te marcaré la piel…(Llora.) estúpido…¿no ves que nadie puede vencerme? No ves que yo estoy en todas partes…(Más amargo.) ¿No ves acaso que sin mí, el mundo de ustedes, es solo, desorden, ingenuidad. Todavía es el siglo en que saben distinguir a una madre de una amante y un amante de un chulo.

FRAPPÉ- (Mirándolo con asco y se levanta hacia él amenazante.) ¡Odio!

GARRIK- (Burlón.) Linda palabra…pero sin artículos es solo una pluma al agua…aunque debiera decir al viento…¿Porqué te acercas?

FRAPPÉ- (Alterada.) ¡Odio!

GARRIK- (Resuelto.) Está bien…Si tanto te preocupa…volvamos a empezar.

FRAPPÉ- (Se le arroja encima con furia y lo golpea en el pecho.)

GARRIK- Has decidido tomar la iniciativa… (La empuja.) Hoy me siento impotente…

FRAPPÉ- (Llorando desconsolada desde el piso.) ¡ODIO! ¡ODIO! (Se le encara y lo mira fijo.)

GARRIK- Ah! Vas a hacer el amor con los ojos, fantástica modalidad…espérame…(Cuando va a hacercarse, dos manos, las de Europa, atraviesan el muro y tomándolo por los brazos lo obligan a pegarse a él, inmov ilizandolo por completo. Frappé se hecha a reír a carcajadas. El Garrik también ríe sorprendido. Las manos de Europa comienzan a rañarle la cara marcándola con largas rayas de sangre, todo sucede al mismo tiem po que Frappé pasa las manos por su cara también como si ella se estuviera arañando, sin tocarse.)

(OSCURO.)

ESCENA QUINTA

En la torre mayor, Condría; ya víctima en su totalidad de las llagas, fisgonea lentamente hacia abajo. EUROPA le aparece por la espalda y le tapa los ojos.

CONDRÍA- ¿Qué? ¿qué pasa?

EUROPA- Cae de su peso. (Ríe.)

CONDRÍA- (Lucha por safarse pero Europa desaparece.) Un sueño… ¿Soñar? ¿Yo? no es posible…

GARRIK- (subiendo desesperado las escaleras.) ¡Madre! ¡Madre! He tenido un sueño viciado, un sueño mediocre…(La abraza.)

CONDRÍA- (Alejandolo.) ¡Necio! (Lo mira fijamente y ríe.) Te felicito. (Garrik solloza.) Pero no era para tanto; fuiste muy brusco.

GARRIK- Entonces fue real…lo hice…¡Lo hice! Por un momento creí que había sido un sueño. Verlo allí tendido, casi desnudo sobre el suelo frío, amarrado, sin moverse, reculeando de ves en cuando como si fuera fuerte… Ya lo tengo todo. Ahora soy él…¡He triunfado!

CONDRÍA- Pero aún sigues enfermo…¿Más llagas?

GARRIK- (Sonriente.) Sí madre.

CONDRÍA- ¿Te sigues sintiendo débil?

GARRIK- Sí…

CONDRÍA- Hay que cuidar eso… no puedes perder la salud…

100

GARRIK- No madre…pero; ella me atacó.

CONDRÍA- Ella déjamela a mí, ya me siento con más bríos… (Baja las escaleras y mira el interior de uno de los jarros.) ¿Ves? (Alegre.) Ahora puedo empezar a trabajar, (Toma un jarro y lo vierte en otro, mismo juego varias veces.) Siento que revivo… que respiro el aire de mi tiempo…este juego es hermoso…Vuelvo a las andadas como un ladrón de moscas…

GARRIK- (Solloza.) Estoy muy alegre, madre.

CONDRÍA- Ahora vete…voy a esperarla…

GARRIK- ¿Qué hacía?

CONDRÍA- Caminaba, parecía una estúpida caminando por la orilla del mar, con las manos juntas sobre el pecho y mirando la luna; dando saltitos como si bailara. Creo que hablaba o murmuraba algo. No alcancé a oirla.

GARRIK- ¿y tú? ¿Te sientes bien?

CONDRÍA- (Mintiendo.) Sí…sí; pero vete ya…

GARRIK- Sí madre… (Desaparece.)

CONDRÍA- (Queda sola y se ensimisma en su trabajo. Frappé llega y se hunde en un rincón, Condría la mira, se le acerca por detrás y le tapa los ojos con una mano, con la otra comienza a desvestirla. Frappé forcejea y grita sonidos inteligibles, entre ellos la palabra amor. Luego entra Europa y le tapa los ojos a Condría y comienza a reír en su oído. Condría suelta a Frappé y esta corre lejos y presencia la escena. E uropa de un empujón la tira y esta rueda lejos con un chillido. Europa se yergue imponente, con su risa exuberante y sensual, luego la mira f ijo.)

EUROPA- (Burlona.) ¿Una flauta de papel? ¿Una boda en plenilunio? ¡Un elefante masoquista? Vaya, vaya…(Condría se cubre con arapos y Europa comienza a bailar en torno a ella, luego se detiene y la desviste hasta los hombros, se ven visibles sus llagas, llenas de pus.)

CONDRÍA- ¡Qué bella eres!

EUROPA- ¡Silencio! (Va donde Frappé que la mira con ternura.) Sé que no he llegado tarde, presiento que todavía hay tiempo…(Frappé asiente.) ¿No hablas? (Frappé se encoge de hombros.) ¿Como es posible? Tienes una boca muy hermosa… (Frappé ríe.) No…no puedo dejarte así… (Se le acerca y la besa en los labios.)

FRAPPÉ- (Comienza a hablar incoherencias como un resorte que se suelta, luego muy lentamente se va callando.) Y yo quería hablar pero nonono puuuuuedo…por…que puedo si tu me besaste? (Europa ríe.)

EUROPA- Todo está bien.

FRAPPÉ- Sí.

CONDRÍA- (Como enferma.) Cúbreme que tengo frío…

EUROPA- He dicho que te calles… ¡NO QUIERO QUE HABLES NUNCA MAS! (Toma la mano de Frappé y van donde ella, tomando el jarrón Europa le indica a Frappé.) Tomas agua en las manos, así, luego la dejas caer lentamente sobre su cabeza.

FRAPPÉ- ¿Y si se mueve?

EUROPA- No puede…trata de empujarla, verás. (Frappé lo hace, con todas las fuerzas, Condría no se inmuta.) Ahora se ha vuelto demasiado pesada…¿Podrás hacer lo que te dije?

FRAPPÉ- Claro, es fácil.

EUROPA- Ahora tengo que irme, he venido por tu hijo. (Sale.)

FRAPPÉ- (Curiosa.) ¿Como se siente?

CONDRÍA- Fresco…Tengo algo que decirte…mírame a los ojos… (Frappé lo hace sin dejar de verter el agua sobre su cabeza.) Te amo…

FRAPPÉ- (Imitando a Europa.) ¡Silencio! (Continúa hechando agua sobre su cabeza, Condría se va encogiendo.)

VOZ DEL GARRIK- ¡Madre! (Frappé se asusta, Condría no puede hablar ya, su rostro está desfigurado.) El reyesito se ha quedado duro como una piedra, está mirando el vacío y su cuerpo se está cubriendo de llagas. ¿No te hace feliz, madre? (Frappé al oír esto, toma el jarro y lo vierte en su totalidad sobre Condría, esta se encoge totalmente.)

(OSCURO.)

FINAL DEL SEGUNDO ACTO

ACTO TERCERO

ESCENA PRIMERA

Han desaparecido todos. La escena está vacía y donde estaba CONDRÍA hay ahora unos arapos en el suelo y el jarro ya vacío. En la torre mayor aparece el GARRIK a medio vestir, se descubren las marcas de los dedos de EUROPA en sus brazos, las mira y ríe, termina de vestirse y baja las e scaleras se detiene.

GARRIK- (Deduciendo.) El reyecito no me dejaría marcas, no puede…Ella tampoco, es muy débil…marcas, marcas… (sigue bajando y sin darse cuenta pisa los arapos de CONDRÍA y se escucha su chillido muy lejano.) ¿Madre? ¿Madre, donde estas? te escucho débil y lejana… (otro chillido.) madre…madre… (arrastra sus arapos y debajo de estos descubre una masa informe de llagas y pus; sin brazos ni piernas, es gelatinosa y rueda por el piso. GARRIK la mira sorprendido. Se acerca y la toca, otro chillido.) Te dije que te cuidaras madre; fornicar en desorden es lo que causa estas cosas. (Recoge sus restos y los pone dentro del jarrón. Se escuchan chillidos seguidos.) Sí… se que es cruel, pero que otra cosa puedo hacer contigo. (Va al muro y la arroja.) (En un gesto bufonesco de un adiós.) ¡Adiós último linaje de los Berenguer! Ahora GARRIK, el famoso bufón de este palacio será ahora el nuevo reyecito. Porque ya son dos menos. (Se escucha el jarro resquebrajarse.) (EL GARRIK vuelve al muro y mira hacia abajo.) ¡Que bien te mezclas con el agua madre! Yo no podría hacerlo mejor… Los lagartos tenemos miedo al agua… (FRAPPÉ entra corriendo y mira las escaleras, luego mira el GARRIK, este está muy serio.) Tu hijito corrió la misma suerte. Estaba duro como los muros y con la mirada aguada de alegría. Lo entré lo mejor que pude en un jarrón y lo hecho al mar; nieto y abuelita están ahora muy contentos mezclados con (Malabar.) la e-t-e-r-n-i-d-a-d… Ven acá chiquita mía…Ya se han acabado los espejos, los vicios, las lepras excesivas y quedamos tu y yo… Tu, la margarita prostituta y yo el puro linaje de los Berenguer. (Abrazandola.) ¿Que crees si damos a luz nuestro primer bastardo?

FRAPPÉ- (Solemne.) Europa va a llegar.

GARRIK- ¿Que dijiste?

FRAPPÉ- Europa y los ojos…

GARRIK- ¿Está mejor que tu?

FRAPPÉ- (Ahoga un sollozo y corre, el GARRIK la persigue, al tocarla se enciende otra vez la luz dirigida al p úblico y al apagarse aparece Europa, a quién el GARRIK toma por la cintura y m irandola de arriba a abajo queda sorprendido.)

GARRIK- Vaya…vaya… Europa y los ojos… ¿Ojos de qué, mi pequeña mozquita? (La atrae hasta sí, ella se deja llevar, llamemos a su actuación, una seducción hipócrita.) ¿De tigresa, de vedette, de redentora? ¿No eres tú la nueva versión de Jesucristo? (Ríen.) Porque si lo eres, estás, en el desierto y yo soy el demonio que te ofrece ciudades de oro.

EUROPA- (Sensual.) ¿Y que le pasó a tu enfermedad?

GARRIK- Tus formas son el mejor de los remedios… (Ríe.) ¿Ves que ya no lloro?… Es que me fastidiaba esta doble vida; pero aún no me contestas… ¿Ojos de qué?

EUROPA- De flauta de papel, de boda en plenilunio, de elefante masoquista. (Garrik se sorprende por un m omento.)

GARRIK- Tienes muy buen humor. ¿Quieres un cigarro? (Ella asiente, y se sientan los dos muy bohemios.) ¿Sabes amor? yo lo tengo todo…

EUROPA- ¡Que bien! Así que no tengo nada que ofrecerte…

GARRIK- No digas eso… Hay veces en que la masturbación no es suficiente. Además he llegado a enojarme un poco conmigo mismo…

EUROPA- ¿Y eso porqué?

GARRIK- Porque cada vez que me miraba en el espejo, este se dividía en dos y yo no sabía a cual de las dos imágenes darle todo mi amor. Como verás soy un rey; y como tal me gusta ser pedante.

EUROPA- Me gustan los pedantes, hablame de ti…

GARRIK- ¿Te gusto?

EUROPA- Mucho.

GARRIK- No me gusta resumir pero en una palabra soy fantástico. En primer lugar provengo de un linaje que lleva siglos en este planeta, y yo soy el último de los descendientes, poseo este enorme castillo, he fornicado con las mujeres más bellas del mundo; razono… No vivo en la ficción como todos esos (Señala al público.) y

102 estoy hecho a imagen y semejanza de mí mismo. Me amo entrañablemente. Valgo más que todos los elogios y tengo mi orgullo bien justificado con mi presencia.

EUROPA- Bravo… Eres el humano ideal… Entonces no te hace falta nada, tienes lo necesario.

GARRIK- Solo un poco de placer que tu puedes brindarme…

EUROPA- Mi precio es alto.

GARRIK- No importa, ya estoy hiperoxigenado…

EUROPA- Como quieras… Tú lo quisiste.

GARRIK- Sé que soy irresistible… (Se oscurecen, se escuchan gemidos y de pronto el Garrik grita a voz en cuello.) ¡No me lleves la esperanza!

(Oscuro.)

ESCENA SEGUNDA

El Garrik aparece a medio vestir tirado en el suelo, se perciben llagas en su cuerpo. Europa fuma tranquilamente, también a medio vestir, juega con el sombrero del Garrik y hace sonar su cascabel. Luego lo mira y lo empuja, el rostro del Garrik también tiene llagas en su rostro, luego Europa sopla una bocanada de humo sobre su rostro y este despierta.

GARRIK- Me has marcado la piel.

EUROPA- Ese era mi precio.

GARRIK- ¿De donde has venido? ¿Porqué al llegar tú todo en mi cuerpo se acelera, todo, en una forma extraña se invierte…

EUROPA- ¿No me esperabas? Nadie nunca me espera, por eso para gente como tú es muy peligroso dejar las puertas abiertas… cualquier ladrón puede entrar… (Se le arroja encima.)

GARRIK- ¿Qué mas vas a quitarme?

EUROPA- ¡Me gustaría dejarte mudo! Pero también eres fuerte; tienes años que yo no tengo…pero como me gustaría verte convertido en la miseria humana de todo tu linaje. Eres un desgraciado… (Se levanta y se va, entre las piernas del Garrik hay sangre, a tientas, débil y maltrecho trata de cubrir su cuerpo.)

GARRIK- (Moribundo.) Estoy enfermo… (Grita.) ¡Desgraciada! ¡Ramera!

EUROPA- (saliendo de alguna parte.) ¿Ahora es que lo averiguas? (Se va.)

GARRIK- (Llora.) Ramera… (Percibe su sangre y llora amargamente.) El último de los Berenguer…castrado… (Sale Europa.)

EUROPA- Ya no puedes robar a nadie más. (Se vuelve a ir.)

GARRIK- (Se arrastra hasta el muro.) Aquí me quedaré hasta que las llagas cubran mi cuerpo y tengas que arrojarme al mar… seré tu sombra, no te dejaré en paz…si no puedo con este mutilado cuerpo, lo haré de pensamiento, cada vez que pases enfrente de mí, te rasgaré los vestidos con los ojos, me relameré hasta causarte asco, te fornicaré por siempre, aunque tenga que moderme para sentir placer, maldigo tu cuerpo fértil, lo convertiré en desierto estéril donde no nazca ni un mounstro de cinco cabezas, ya verás… todo esto será sin tocarte… ¡Ya verás de que color es mi interior!

EUROPA- (Saliendo.) ¿Rosado? (Sale.)

GARRIK- Ríete cuanto quieras, pero ahora déjame dormir, hace siglos que no lo hago… (Se duerme, en su rostro hay un inmenso placer.)

EUROPA- (Saliendo.) ¿Qué fantaseas, querido? ¿No eras tú el que decía algo sobre la ficción?

GARRIK- ¡Callate!

EUROPA- Es que no puedo cariño, tu hablas mucho, tengo que sacar de mí todos tus colores, (Se peina los cabellos.) Tus arrogancias, tus moscas, tus amores, tus olores, tus infecciones, tu pus querido… y sobre todo, tu peste…

GARRIK- (Rogando.) Has silencio por favor…

EUROPA- ¿Estorbo tu sueño?

GARRIK- ¿Hasta cuando?

EUROPA- (Cruel.) Yo sí tengo una respuesta a tus límites… (Burlándose.) ¿Hasta cuándo? (A carcajadas.) ¡Toda la vida! ¿No te parece fantástico? Toda la vida torturando a un Berenguer…¡Qué delicia!

GARRIK- ¿No te doy pena?

EUROPA- No… me resultas gracioso… (Se pone el sombrero del Garrik y hace sonar su cascabel.) ¿Qué tal me queda tu sombrero?

103

GARRIK- Muy bien…

EUROPA- Bueno querido… voy a solearme con la luna, a que la lluvia eterna me bañe como siempre le ha hecho… la luna está hermosa… (Sale.) (Vuelve a entrar.) Es que a veces la luz del sol me hace mal… (Sale.)

GARRIK- (Queda solo y trata de dormir, entra tímida Frappé, de puntitas, le mira y solloza, al oír el ruido de su llanto, el Garrik se sobresalta.) ¿Y tú también? ¿Qué quieres? (Frappé le acaricia la cara con dulzura.) ¡Déjame! ¿Qué haces?

FRAPPÉ- Garrik, mi amor, he venido porque…porque…no sé porqué he venido, pero tu sin quererlo me llamaste, tu me dueles aquí… (Se toca el pecho.)

GARRIK- Un complot, no tan solo castrarme, sino dejarme mudo de espanto…

FRAPPÉ- Espantada estoy, que no sé como ella pudo hacerte esto, a pesar de todo, tu no eras lo que ella dice, eras solo un bufón, te gustaba reirte, te gustaba llorar, no es cierto que seas apestoso, ella no te quería…

GARRIK- Te he odiado demasiado, ¿No es cierto?

FRAPPÉ- No es odio, es una forma rara de amor, es todo, una sola forma única y bella…

GARRIK- Redonda como el devenir…

FRAPPÉ- No importa, era amor…Robabas para dar…¿Verdad que sí?…¿Robabas para dar?

GARRIK- (Atormentado he indeciso.) Yo no tengo la culpa, llegué aquí como tú…

FRAPPÉ- Ahora comprendo…era una mascarada, un dolor en la cara profundo…entonces tú no eres así…

GARRIK- Pero ya es tarde…ahora soy lo que soy…lo admito…vete ya, sufro…

FRAPPÉ- No voy a irme hasta que vuelvas…

GARRIK- No voy a volver… mi soledad es mi mejor libertad…vete…además debo esperar algo…

FRAPPÉ- ¿A qué?

GARRIK- (Sonríe y se toca su sexo ensangrentado.) A que me crezca… (Cambio.) Me robaron hasta la esperanza…

FRAPPÉ- Será necesario saber porqué te sigo queriendo?

GARRIK- Lo mismo de tu hijo, te quieres a ti, me amas, porque amas lo que de ti tengo…

FRAPPÉ- No es cierto…

GARRIK- Sí…¿Como puede una mujer amar al hombre que la asesina día a día, que la hace víctima de su deseo ciego de explotar en su vientre…?

FRAPPÉ- No sé…responder eso, es como volver a quedarse muda…como sentir que ya no puedo bailar… (Pausa.) Vuelve por favor, vuelve…

GARRIK- No puedo…es tarde te dije… y yo además; necesario ser grotesco, que al mirarme en otros ojos, vea la expresión de espanto que hay en mi interior…porque por los ojos no podemos engañar, por eso río, por eso soy bufón…Hay mucha belleza en este mundo…¿Pero cual sería el balance de no existir un Garrik que todo lo desvirtúe? Si todo fuera belleza, entonces lo grotesco sería lo buscado. A falta de un motivo, el hombre no se conforma con la sinrazón. Aunque pocas veces la belleza trae la felicidad… (Toca su cara.) Una belleza triste querida mía, es lo más hermoso que el hombre grotesco puede alcanzar…cada cual encuentra un pequeño balance, no importa la grandeza de su desequilibrio…yo no sé aun cual ha sido el mío. Hay algo ajeno a la bondad de estas palabras, hay algo más ajeno aún a este sentimiento de calma que siento cuando miro fijamente los ojos de la eternidad. (Pausa.) Soy un hipócrita. (Ríe.) No creo nada de lo que pienso o digo, todo lo que hago es para estar conforme con mi alrededor, con esta ratonera de creyentes que no saben que creer; hechos a imagen y semejanza de los comerciales de televisión, la propaganda; formados de conceptos abstractos como lo que ellos llaman amor; que en realidad es sexo crujiente y mojado, la prostitución; que en realidad es virginidad que nunca despertó…la fraternidad, un deseo simple de ser el otro, un no amarse perpetuo, un buscar en el hermano, lo que puede hacer a uno llamativo o interesante, el incesto; pasión contenida de hermano a hermana, cuando puede ser el más puro amor que florezca en el cuerpo la palabra no necesaria…la amistad; un luchar contra un deseo que se niega a sepultarse, un devenir insepulto…conceptos a los que ellos mismos son ajenos; y se creen libres en ellos, virtuosos, líderes, por eso soy un hipócrita y para poder vivir en mí… necesito ser grotesco, que mi exterior sea una llaga eterna, un pus sin fin que se arroje a borbotones sobre el mundo, infectándolo, alejándolo cada vez más de la realidad… (Frappé no puede soportar lo que escucha y le tapa la boca.)

FRAPPÉ- Es la primera vez que te veo…has vuelto…¡Has vuelto!

GARRIK- (Se destapa la boca.) Siento que sí… pero hay que seguir la farsa, ella está aquí y vino a ejercer su trabajo… dejémosla que se engañe un poco, ya veré de donde saco fuerzas…y si no…me rindo a ella…y tu vendrás cuando de mí queden las sobras, las hechas en un jarro y me iré con mi madre y con mi hijo…(Piensa.) Ha de ser así, no importa que haya vuelto, mi hipocresía es demasiado fuerte…todo se confun-

104 de…(Se vuelve como histérico.) Espero que ese crezca para seguir robando…no…no puedo…necesito sexo…sí, eso es… (Ultrajante.) ¡Abre tus piernas!…¿Qué digo?

FRAPPÉ- (Sobre las últimas frases del parlamento anterior.) ¡Callate! ¡Estás loco! Ya no entiendes… (Huye despavorida y se esconde en un rincón.)

GARRIK- (Susurra.) No Frappé… no entiendo… ¡No entiendo! (Ríe como loco.)

(OSCURO.)

ESCENA TERCERA

Es de noche. Su noche. La luna proyecta un rayo fijo sobre el Garrik, este estira su mano y la alcanza, la toma y la mira detenidamente. La luna está cubierta de hojas.

GARRIK- Y tú…¿tienes la respuesta? ¿O es que ni siquiera sabes la pregunta? (La vuelve a su lugar dándole un beso antes.)

EUROPA- (Entra con un jarro en las m anos, dura.) Encontré esto en la playa…

GARRIK- (Fársicamente dolido.) Mi madre, mi querida madre, no la has dejado mezclarse son las aguas…

EUROPA- (Vertiendo el contenido sobre el pisc, una corona de papel, una capa roja y unos botines. El Garrik mira desconcertado y la esquiva.) Entonces está todavía aquí.

GARRIK- No puede irse. Nadie puede irse cuando llega. Por eso llega, ¿No es cierto? Todo el mundo llega para quedarse.

EUROPA- (Toma las cosas y a fuerzas viste al Garrik con ellas.) Tu corona, tus botines, y tu capa…(Cruel.) Te ves hermoso, casi hasta tus facciones son las de él. Dime donde lo escondiste.

GARRIK- Y todavía me haces esto…(Pausa.) Está secuestrado y hasta que no pagues su precio no voy a decirte donde está. (Europa se le acerca y le arranca una llaga, el gim e de dolor.)

EUROPA- No creo que camines con tu orden en ese estado…

GARRIK- (Delirante.) En la torre mayor… en la torre mayor…(Se comienza a escuchar la canción “EUROPA” de Carlos Santana, mexicano.)

EUROPA- ¿Qué le hiciste?

GARRIK- No sé; estaba duro como una piedra y frío como las sombras, tenía los ojos alegres a pesar de que miraba al vacío.

EUROPA- ¿Crees que ya…

GARRIK- Mi última carcajada al servicio de tu curiosidad… (Ríe como loco, Europa se angustia, la música aumenta, comenzará a bailar la tristemente, luego en las partes climáticas de esta, comenzará a subir las escaleras que llevan a la torre mayor, a buscar “su última esperanza”. Todo en concordancia con el sentimiento y el ritmo de la música. Al llegar encuentra al Siempre Rey que es iluminado de pronto. Está duro y rígido, algunas llagas se presentan en su piel, mirará al vacío alegremente. Al llegar Europa lo desatará, todo al ritmo de la canción, bailará en torno a él, lo acariciará, lo besará, le devolverá la vida, sus llagas desaparecerán. El irá expandiéndose paulatinamente y harán el amor simbólicamente, en la parte más climática; la última, el se estira completamente. Europa se arrodilla a sus pies y le abraza, ambos comienzan a reír a ca rcajadas, la luz declina con la canción.)

(OSCURO.)

ESCENA CUARTA

Concluyendo la melodía EUROPA. Vuelven en sí, aún acarientes.

SIEMPRE REY- ¿Qué pasó?

EUROPA- Te acabo de hacer el amor.

S.R.- ¿Quién eres? ¿Qué dices que hiciste?

EUROPA- Quien soy no importa, pero te he devuelto la vida haciéndote el amor.

S.R.- Mientes. El amor no devuelve vidas, roba, desmiente, corrompe.

EUROPA- Casi siempre es así; pero yo no estoy hecha para robar, ya tengo demasiado.

S.R.- ¿Qué extraño ser eres entonces?

105

EUROPA- (Coqueta, lo acaricia.) Alguien que pasa una vez en la vida, no hay que desesperarse esperándome, siempre llego.

S.R.- ¿No llegaste demasiado tarde?

EUROPA- Justo a tiempo.

S.R.- ¿A tiempo para qué?

EUROPA- Para salvarte.

S.R.- Yo sabía que estaba perdido, muchas veces lo dudaba creyendo que ese dolor y esas llagas, y sobre todo esas terribles ganas de hablar y no poder eran la vida…por eso es engañosa…las sensaciones placenteras siempre se confunden y nunca se encuentra el orden. Solo conocía el amor de mi madre, conocía su carne hasta aprenderla de memoria…pero sospechaba que había un error, pero tampoco me preocupaba en arreglarlo.

EUROPA- Ella tampoco. Nadie entiende este poder.

S.R.- ¿Tú sí?

EUROPA- Quizá… (Lo acaricia.) Pero soy humana.

S.R.- ¿Me deseas?

EUROPA- Con locura. Pero lo importante es dar, entregarse y no robar que al fin y al cabo ya tenemos demasiado con los ojos, con la vista; con las piernas, el movimiento; la vida en suma…¿Para qué queremos más?

S.R.- No sé, supongo que para dar…

EUROPA- Y todo, de no ser así, se convertiría en vicio, en la redondees extraña de las cosas naturales.

S.R.- Siento que me has dado algo…algo sin nombre que me obliga a volver a dar, no me deja tenerlo dentro de mí. Supongo que es la mejor forma de hacer el amor…¿Donde está mi madre?

EUROPA- No muy lejos…yo no puedo darle, tu tampoco, todo tiene un orden, un orden de miedo, ella tiene que esperar también, ese es el orden… (El Siempre Rey la besa tiernamente en los labios, ella en su interior, se excita.)

S.R.- Quiero ver a mi madre. (Va hacia el Garrik.) ¿Donde está mi madre?

GARRIK- (Hace un gesto ambiguo.)

EUROPA- No puede hablar, el asombro lo ha dejado mudo. (El Garrik ríe mudo.)

S.R.- Parece loco.

EUROPA- ¿No es ese el fin de la razón?

S.R.- ¿Será nuestro fin también?

EUROPA- Todo depende de nosotros.

S.R.- Me preocupa mi madre. (Aparece Frappé en la torre mayor, viene cubierta con los arapos de Condría y algunas llagas en su rostro.) Mira madre, ya soy yo, ya puedo hablar, estoy en mí.

FRAPPÉ- (Bajando.) Me alegro mucho, sobre todo porque tu cara es tersa, (Lo acaricia.) lozana, parece que fuera virgen y liviana, lista para volver a pintarse como un mural…

EUROPA- ¿Qué está diciendo? ¿Porqué esos arapos?

S.R.- Madre, no te entiendo…

FRAPPÉ- (Lo mira, no maternalmente sino sensual, posiblemente perversa y lo bes a en los labios.) Gente como tú no necesita entender, lo que necesita es sentir que se abren otros poros…otras salidas y que lo que pareció incorrecto pueda ser la real naturaleza del orden, y que lo que se creía orden es simplemente (mira a Europa.) la máscara de un corrupto deseo de poder, de acose, de tiranía…ahora eres en verdad, el último de los Berenguer… (Garrik aplaude y ríe mudo.)

EUROPA- (Que lo ha mirado todo con increíble desgano comienza a retroceder, mientras se va oscur eciendo el área donde estaban S.R. y Frappé, se escuchan susurros y gemidos.) ¿Qué puede darte un ser desordenado, lleno solo de deseos, de términos, confusos y análisis incorrectos? ¿Qué puede darte, amor; solo calor y rigidez entre las piernas durante un brevísimo instante de un siglo? (Caen en la escena abstracciones de luces, Frappé y el S.R. andan y ruedan por el suelo, S.R. está extasiado, Frappé se levanta y va hasta Europa y trata de seducirla, el Garrik sigue aplaudiendo. Europa empuja a Frappé junto al S.R. Ella sigue subiendo hacia la torre mayor. El Garrik comienza a encogerse. Cuando Europa llega al tope tres triángulos de luz verde se proyectan sobre su cuerpo. Grita.) ¡Basta ya! No les basta saber que los planetas son redondos, quieren ser planetas, quieren imitar un orden que no tiene leyes escritas…están locos! Hay que acatar el orden escrito…otras formas…¡Salvajes! No estamos solos ni mudos, hay todavía miles de formas más de vivir que no se han descubierto, más comodidades, más tranquilidad en la carne…tranquilidad para dar día a día. Los vientres nuestros no explotan. En ellos se puede vivir explotando siempre…¡Están trillados… se repiten y se repiten…¡Viva el orden! ¡Basta ya! Digo…¡Basta ya!

ESCENA QUINTA

EUROPA- (Desde la torre mayor, vencida.) ¿Y a dónde has ido?

S.R.- (En la oscuridad.) Espérame…

FRAPPÉ- (También en la oscuridad, alargado.) Espérame…

EUROPA- No… ya no debería esta aquí…¿Hay otro castillo cerca?

S.R.- Un devenir vacío. (Se iluminan.)

EUROPA- Y bajé para hacerme entender y mi amor no te conmovió nunca…

S.R.- Vuelve…te prometo cambiar…

EUROPA- No te pedí nada.

S.R.- Yo te amo…

FRAPPÉ- No mientas… déjala que se vaya, ya no tiene nada que hacer aquí, no cabe, recuerda que nosotros nos repetiremos, ella va a morir…

EUROPA- Álzate, vuela

S.R.- Porqué este dolor de moscas en el cráneo…Aliviame… (A Europa.)

EUROPA- Ven…¡sube!

S.R.- También amo a esta…

EUROPA- No… eso no cabe en el orden…

FRAPPÉ- Ya te dije que no hay orden, solo una redondez interminable en todo…(Se lanza sobre el S.R. se oscurece su luz.)

S.R.- ¡Otra vez no!

FRAPPÉ- (Riendo como Condría.) Y muchas más hasta que se seque tu uniforme…

EUROPA- (se tapa la cara y vuelve a bajar las escaleras desesperada y llorando a sa lvar al S.R. de pronto se le interfiere el Garrik, ella se asusta y trata de retroceder, se le aparece por atrás Frappé, la van acosando.)

FRAPPÉ y GARRIK- ¡NADA! ¡NADA! ¡NADA! (Sucesivamente hasta que en la torre mayor sucumbe ante la “violación” de los dos que comienzan a desvestirla mientras ella gime y lucha d ébil, se vuelve a escuchar la canción EUROPA de Carlos Santana, el S.R. iluminado vagamente trata de manera casi imposible de subir a gatas la e scalera que lleva a la torre mayor…la seducción continúa, frágil, liviana a pesar de la forma del acose, se va o scureciendo la escena, y la risa chillona de Condría en el aire sirve de música final para el cierre del

Telón Final

JAQUE NO!!! … ASESINATO

Juguete tragicómico en un acto. Noviembre 18, 1978. México D.F.

ACTO ÚNICO

Escenario- Un trono, algunas escaleras. Personajes- El Rey

El Bufón El Ministro

ESCENA PRIMERA

A. W. Evarts… por ese mirarte yo; tan triste…

El rey está muy triste sentado en su trono. Está callado y silenciosamente quieto.

REY: (susurrando.) Bufón… (Pausa.) ¡Bufón!… Voz del BUFÓN: Ya voy, abuelo…

REY: Pronto querido…me muero por verte…

BUFÓN: (Saliendo comienza a hacer piruetas frente a él.) Aquí estoy, ¡Que cara tienes abuelo, cualquiera diría que se te fue el agua mientras te estabas bañando…

REY: Peor que eso…me he ido yo y no sé donde estoy.

BUFÓN: ¿No sabes dónde estás?

REY: No sé nada… las cosas están ciegas…

BUFÓN: (Aparte.) Aunque no entiendo nada, ha de ser serio asunto.

REY: Hazme reír.

BUFÓN: (Haciendole cosquillas.) ¿Así?

REY: (Hastiado.) Eso hiciste la semana pasada y no lograste nada.

BUFÓN: Entonces despídeme porque no sé hacer otra cosa.

REY: No podría, no tengo fuerzas ni para levantarme… (Se levanta.) Quiero caminar un poco…(Ve al público.) Oye Bufón… ¿Qué animales son esos?

BUFÓN: No sé rey, están ahí desde hace un rato, más no logro saber nada de ellos, han de tener los ojos cerrados.

REY: ¿Son todos varones?

BUFÓN: (Baja al público y mira a los ojos de alguien.) No sé rey, parecen bufones, todos tienen cascabeles en la cabeza y una gran pena en el corazón…

REY: No seas tonto.

BUFÓN: ¿Porqué abuelo?

REY: Los estás viendo con los ojos abiertos, se mira con los ojos cerrados.

BUFÓN: A ver… (Tropieza al cerrar los ojos y cae.)

REY: ¡Bufón!

BUFÓN: ¿Sí mi rey?

REY: Ven…déjame mirarme…

BUFÓN: Si mi rey… (Se sientan ambos uno frente a otro. Pausa larga en que se miran a los ojos, profunda, pesadamente, luego.) ¿Qué ves mi rey?

REY: No podría decirte, no quiero, pero mis ojos se sienten tristes, alguien va a morir.

BUFÓN: ¿Quién mi rey?

REY: No sé…¿Qué has visto tú?

BUFÓN: Una pena enorme en forma de manzana…

REY: ¿De quién?

BUFÓN: (Bajando.)… de ambos mi rey.

REY: ¿Qué más?

BUFÓN: No podría decirte… alguien quiere morir…aventurarse a la penosa muerte mi rey, pero solo por juego, nada serio y eso, eso está muy mal… es peligroso… (Se oyen pasos.) El ministro se acerca… debo irme… vendré más tarde mi rey, os complaceré en todo.

REY: (Se despide y espera que el ministro llegue. Le besa pero no se miran nunca al hablar, esta actuación debe ser exagerada.)

MINISTRO: ¿Como salió todo?

REY: Ya lo sabe, lo sabe y lo cree.

MINISTRO: Bien… (Aparte y riendo.) Bien…

REY: Me da mucha pena… pero es mi aventura…mía sola…

MINISTRO: ¿No te da miedo que pueda fallar? (Con mucha hipocresía.)

REY: Es un riesgo, pero yo quiero probar hasta donde me gusta eso de la muerte.

MINISTRO: Pero él es un tipo muy débil.

REY: Por eso lo escogí. Yo sé que no va a atreverse a hacerlo, me quiere demasiado.

MINISTRO: ¿Es cierto que te hace falta reír?

REY: Para morir sí.

MINISTRO: Ya lo veo venir entre los animales. (Salen.)

BUFÓN: Ya lo he descubierto todo, estaba fija en su rostro la idea de la muerte. Que no era mi muerte la que por un momento pensé. Hace un rato entonces, he tratado de suicidarme y no lo logré y supe que era él quién quería morir, y no yo. ¡Qué dudas hay a veces en los ojos de los otros que también vienen a ser dudas nuestras! Me obligará a matarlo…¿pero como? si yo apenas quiero vivir…Es aburrido matar a la gente, se queda uno como... solo. (Saca una venda y se la pone en los ojos.) Así veré mejor las cosas… (A tientas se va, vuelve a entrar el Ministro y el Rey .)

REY: Ya sabe el chisme.

MINISTRO: Ya no puedo esperar un momento de debilidad tuya, no puedes ni tienes derecho a arrepentirte.

REY: Siempre hay momentos de indecisión, mas los de decisión…

MINISTRO: Son los mejores. Quiero decirte algo…sospecho que no quiere matarte… tienes que obligarlo…

REY: Pero es que tiene que hacerlo, yo quiero que lo haga. No puedo hacerlo por mi propia mano. El suicidio es demasiado difícil cuando no se tienen ganas.

MINISTRO: Vete a dormir. Mañana ya sabremos a qué atenernos. (Sale el rey.) (El ministro queda solo y medita en voz alta .)

MINISTRO: Ya el viejo está a punto de morir, me alegro. No debe fallar nada de lo previsto. El bufón lo está haciendo todo por mí y el trono será mío sin mayor esfuerzo.

BUFÓN: (Entra de pronto y grita y cae sobre él.) ¿Porqué lo hiciste?

MINISTRO: No lo arruines todo ahora que iba tan bien.

BUFÓN: Bien para quién?

MINISTRO: Bueno…

BUFÓN: ¿Porqué lo empujas a la muerte? Estoy seguro que él la desea pero no de la forma que tú se lo propones. Lo de él es solo un “experimento”… Se muere cuando se quiere no cuando se es viejo.

MINISTRO: Mentira nadie puede decir cuando se debe morir. Eso no está en nosotros.

BUFÓN: ¡Quieres el trono!

MINISTRO: Sí ¿¡y qué!?…

BUFÓN: Pues no…

MINISTRO: Sí… (Dicen alternativamente si y no hasta que el bufón diga sí y el ministro no… .)

BUFÓN: (Hastiado.) ¡Ya! (Toma la venda y se la pone a la fuerza, la levanta y dándole una patada la saca de escena y ella huye gritando.)

REY: (Entra corriendo.) ¡Me asesinaba mal, me dejaba moribundo… me asesinaba de verdad!…

BUFÓN: ¿Jaque?

REY: ¡Jaque no!…¡asesinato! Tengo los ojos en verdad demasiado tristes… no quiero morir…

BUFÓN: (Saca una espada.) Te prometí volver a hacerte reír…

REY: Te digo que bromeaba…

BUFÓN: Ahora; ¿verdad?

REY: No me mates, por favor…

BUFÓN: He venido a hacer lo que querías y me iré con los animales.

REY: Solo quería divertirme…

BUFÓN: ¿Sabías que el ministro quería robar tu trono?

REY: Lo sospechaba, sentía su risa demasiado amplia.

BUFÓN: Yo también, por eso le maté.

REY: Tengo mucho miedo a la muerte y ahora que no me miras, peor.

BUFÓN: Descuida, tu muerte será rápida, enfrentate a ella con valor, ¿no era eso lo que querías?

REY: ¿No me queda otra alternativa?

BUFÓN: No… a menos que yo no muera por ti y para deshacerme de todos los años de lealtad que te he dado, prefiero matarte.

REY: Bien sea…muero.

BUFÓN: Ahí va la espada… (El rey se trinca, no se mueve, el bufón se quiere m orir de la risa pero se detiene, no se mueve él tampoco.) Bien… ya estás muerto.

REY: ¿Seguro?

BUFÓN: Seguro. Yo robe tu espacio y gané la partida.

REY: Ha de ser cierto… (Pausa larga.) …siento cosquillas en las nalgas…

BUFÓN: Ha de ser… (Pausa larga.) Levántate y mírame. (El rey se levanta.) ¿Qué ves?

REY: Un tonto rey arrepentido. ¿Y tú?

BUFÓN: Un pobre bufón con aburrimiento para matar…

LOS DOS JUNTOS- Bien sea.

BUFÓN: Vuelve a acomodar tus fichas.

TELÓN FINAL

LA METÁLICA JUVENTUD DE BEATRIZ

Pieza corta en un acto México, D.F.1978

Estreanda en el Teatro del Ateneo, por el Conservatorio de Arte Dramático, el 16 de agosto de 2011, bajo la dirección de Jesús Aguad

A BEATRIZ por una falta desesperada de voluntad; porque tal vez yo nunca fui lo que dije que era, y como tú; me muero por ser algo.

Aviso inoportuno:

Yo me he visto en la desesperada necesidad de exorsisarme de muchos recuerdos, de experiencias gratas, hermosas; que solo son el vehículo de sueños imposibles, de ilusiones cerradas. Este es uno de ellos; el recuerdo de ella… que tengo que sacarlo de mí como una pasión, como una tortura lenta, suave, exc itada… y después de finalizarla… podré estar en paz con mis recuerdos quietos; podré CONCENTRARME.

Decorado: Un apartamento de soltero, al fondo un balcón desde donde se div isan las luces de otros edificios. A la izquierda, la puerta de entrada. A la dere cha, la puerta del cuarto que através se ve una cama. Muebles, lámp aras y equipo musical a discreción. Otra salida al baño y a la cocina.

Lugar: Una ciudad grande; México por ejemplo.

Personajes:

MARIO: 23 años.

Beatriz: 19 años.

Elena: 40 años.

ESCENA PRIMERA Y ÚNICA

Mario está en el balcón, es un joven, de unos 22 años. Superficial aparente. Beatriz está en el sofá, joven hermosa de 22 años también. Tiene porte de actriz de cine.

Todo está en una semioscuridad. Solo la luz de los edificios contiguos ilumina el lugar. Mario toca melancólicamente una guitarra. Beatriz enciende un fósforo y deja ver su rostro que a pesar de ser joven, denota años y años de juventud desperdiciada. Mario detiene su melodía, hay un silencio largo, Beatriz fuma.

MARIO: ¿Cuándo te vas?

BEATRIZ: (Pausa, bocanada.) Mañana. (Silencio, Mario repiquetea en su guitarra y tararea una canción.) Será mañana, la decisión fue muy brusca… he pensado y aún necesito un breve tiempo para no olvidarlo todo de pronto, y aunque está arrepentida…

MARIO: (Cantando.) Yo te recuerdo…cada día… que amanece…

BEATRIZ: (Vulnerable.) Voy a encender la luz.

MARIO: Estoy bien así.

BEATRIZ: Pero yo no. (Enciende la luz. Mario deja su guitarra y enciende un cigarro .)

MARIO: ¿Cuantos años tiene tu hija ya?

BEATRIZ: Seis.

MARIO: Me gustaría que pasaras esta noche aquí.

BEATRIZ: Sí… la última.

MARIO: Bien.

BEATRIZ: Ya te dije que mañana volveré a Buscar a Eduardo.

MARIO: ¿Te espera?

BEATRIZ: No sé… todo lo nuestro ha sido maravilloso.

MARIO: Cállate… desde ayer te estás lamentando…

BEATRIZ: Ya quiero volver.

MARIO: Vuelve. (Camina hasta el cuarto.)

BEATRIZ: (Asiéndolo por la espalda.) Te lo agradezco… miles de veces te lo agradecería.

MARIO: (Sobrio.) No tienes porqué. Yo no hice nada, no luche en absoluto por que cambiaras tu vida… lo hiciste tú. Yo no hice nada.

BEATRIZ: (Toma unas fotos que hay sobre la biblioteca.) ¿Era necesario?

MARIO: ¿Tú crees que no lo era?

BEATRIZ: Me confundieron los celos, no los celos exactamente, quise decir, la ironía.

MARIO: Ya...

BEATRIZ: Me lo he preguntado miles de veces…¿Por qué tú? Y por qué de esta forma que más que un deseo, era un tonto juego de ver quién era más libre. Reconozco que todavía te amo con locura. ¿Pero por qué te creí?

MARIO: Porque eres una estúpida de quien cualquiera puede aprovecharse.

BEATRIZ: Mejor será que me vaya esta noche.

MARIO: Como quieras.

BEATRIZ: (Recoge una maleta que hay junto al sofá, Mario toma su abrigo.)

MARIO: Tu abrigo… ya sabes el frío que hace afuera.

BEATRIZ: (Lo toma.) Adiós. (Quedan un momento fijos el uno frente al otro, Beatriz va a besarlo, indecisión, lo besa muy rápido y sale.)

MARIO: (Queda solo y sonríe tristemente, hecha una breve mirada al apartamento.) Aún eres joven… (Entra al cuarto, enciende su luz y toma un libro, se escucha una música lejana de discoteque. Se levanta, llega a la sala y sigue escuchando de una forma indiferente, cambia la luz, se abre la puerta y vuelve a entrar Beatriz. Corre hacia Mario, lo besa profundamente y se le queda mirando a los ojos con una sonrisa am plia.)

BEATRIZ: Ya todo lo de Eduardo terminó. He vuelto a ser joven otra vez y espero que no me canse de ello. (Dando vueltas muy alegre.) Tengo tantas cosas por hacer, quiero bailar, divertirme, en el apartamento de abajo he visto unos chicos bailando y bebiendo y he sonreído desde lo más profundo de mí… estoy bella… (Mario ríe Lo golpea juguetonamente.) No te rías… es cierto. Tengo 19 años. ¿Como dejar que el tiempo pase tan rápido mientras yo me quedo en la casa aguantándole las estupideces a mi madre, al lado de un hombre de 41 años que ni siquiera sabe bailar, cambiando pañales a cada minuto? Enseñame a vivir, dime que no estoy vieja… que tengo 19 años y que no estoy vieja.

MARIO: A los 19 años ya tienes una bebita, un divorcio, no tienes ilusiones, dos películas pornográficas de segunda y creo que hasta te has te has olvidado de bailar.

BEATRIZ: (Gesto característico; se agarra la cabeza y se hecha el pelo hacia atrás suspirando profundame nte.) Errores. Errores que quiero enmendar.

MARIO: ¿Cómo?

BEATRIZ: A tu lado. Tú has sabido vivir. Quiero decirte algo, te tomo la palabra que me diste. He traído mis cosas y voy a vivir contigo.

MARIO: Por mi está bien… (Tratando de probarla.) Pero… y ¿Eduardo?…¿y la moral de esposa fiel?

BEATRIZ: (Lanza una carcajada llena de coraje.) ¿Y todavía me la recuerdas? (Riendo aún.) De Eduardo no sé nada, le dije que ya no quería verlo, que ya sus 41 años eran demasiado pesados, su rostro era estúpido, sus cambios drásticos de actitud.

MARIO: Pero se iban a casar en diciembre. ¿No es así?

BEATRIZ: No, mi amor… no es así. No quiero caer en el mismo error dos veces. (Lo mira.) Entonces me quedo.

MARIO: Yo dormiré en el sofá mientras compro otra cama. Tú ocupas la habitación.

112

BEATRIZ: ¿Estás pendejo, o qué?… ¡Dormi-remos juntos!

MARIO: (Sonríe.) Como quieras…(Se besan y Beatriz entra sus cosas al cuarto. Mario enciende la música, es m úsica de Discoteque, da unos pasitos de baile y se mira en el cristal de la puerta del balcón, se peina mientras baila.)

BEATRIZ: (Desde el cuarto.) ¿Por qué no vamos a la disco esta noche?

MARIO: ¿A cuál?

BEATRIZ: No sé… decide tú.

MARIO: (Cotidianamente.) Vamos.

BEATRIZ: Me voy a cambiar de ropa…(Cierra la puerta; Mario escudriña entre unos libros para ver dentro de cual a guardado el dinero, todo esto sin dejar de bailar, dentro de unos de ellos saca un billete y se cae al suelo un retrato, lo mira y lo guarda rápido, luego lo vuelve a sacar otra vez y lo mira con detenimiento. Desde el cuarto.) ¿Tu coche tiene gasolina? (Mario no contesta, está absorto en el retrato.) ¡Mario!…Te pregunté si tu coche tiene gasolina.

MARIO: (Saliendo de marasmo y vuelve a guardar la foto y el billete en su mar iconera.) Sí… si tiene.

BEATRIZ: (Sale del cuarto.) El mío no tiene, es que tuve que ir a…(Le mira y lo sorprende confundido aún.) Mario…¿Qué te pasa?…¿Estás enfermo?

MARIO: Nada, nada. Es que estaba pensando… (Mintiendo.) …el cheque, no lo he cambiado aún.

BEATRIZ: Yo tengo dinero.

MARIO: No, no es eso, yo también tengo, es que...

BEATRIZ: Y entonces… ¿Qué puede importarte?… ¡Vamos!

MARIO: Vamos… (Sale Beatriz primero, Mario la sigue, un cambio de luz, Mario no ha salido totalmente y se voltea cerrando la puerta. Entra un poco confuso, del balcón sale ELENA, mujer más bella que Beatriz, entre p álida y mareada, tiene 40 años.)

ELENA: Estuve enferma toda la noche y ahora es que llegas… (Lo abraza.) Tengo mucho dolor… ayúdame…(Mario la rechaza.) Hueles a mujer… ¿Dónde estuvistes?

MARIO: (Mintiendo.) Estaba en un ensayo.

ELENA: Un ensayo a las cuatro de la madrugada…

MARIO: (Grita.) ¡Si no me quieres creer es tu problema! Me mato trabajando hasta estas horas, cansado, con sueño, harto de aguantarle mierda a malos actores y encima el dramón continua cada vez que llego aquí.

ELENA: Tu sabes que no tienes que trabajar, yo tengo mucho dinero.

MARIO: ¿Y qué quieres que haga? ¿Que me quede todo el día encerrado aquí? ¿Que cada vez que llegues tenga que ir derechito a la cama a complacerte, por que ese es el pago de tus favores? ¡Pinche ninfomaníaca!

ELENA: Eres un desconsiderado, recuerda al menos, al menos, que soy tu esposa…

MARIO: La primera esposa que conozco que para lo único que sirve es para enseñar matemáticas en la maldita universidad o para estar en la cama las 24 horas del día. ¡Déjame tranquilo ya…necesito fuerzas…(Pausa.) Y si al menos fuera, algo que se pudiera llamar “hermoso”.

ELENA: Si ya no me quieres; dímelo, me marcho y ya. Soy una obligación para ti, lo sé. Estoy vieja, te doy asco… mis carnes, mi olor no es lo mismo, ¿verdad?

MARIO: Ya cállate…

ELENA: (Sonríe.) Pero sonrío. Me amaste. Todavía recuerdo cuando apenas éramos amigos. (Recordando.) ¿En quién piensas? te pregunté. Entonces miraste la luna… En ti… y en ti. Siempre fuiste un cursi.

MARIO: ¿Y tú no? (Recuerda.) “Mi querubín superdotado” (Se toca.)

ELENA: Maldito malcriado. ¡Yo podría ser tu madre! Pero ya no, ya ni siquiera tu esposa, menos tu amante y tú puedes decirlo, que esta noche habrás vivido la diferencia… (Se le ha acercado y le arrebata la mariconera y busca una libreta pequeña de teléfonos.)

MARIO: (Ignorando el hecho.) No tengo dinero.

ELENA: Supongo…lo gastaste todo con…(busca las páginas y lee.) Beatriz Ibarra, Calle Moliére EM. ¿Es bella?

MARIO: (Ha permanecido indiferente al hecho y mira como arrepentido.) Ya.

ELENA: (Molesta grita.) ¡Te pregunté si es bella!

MARIO: (Le arranca la libreta de las m anos.) ¡NO!

ELENA: (Ríe.) ¿Y entonces? ¿Qué tiene que no tenga yo?

MARIO: (Muy serio.) 19 años.

ELENA: (Por un momento parece consternada, pero luego vuelve a su tono irónico.) Sus carnes, su olor.

MARIO: Continúa… continúa reprochando. No puedes apreciar los años que te he dado. Tres años… tres años de una juventud tan corta… ¿No crees que me he sentido viejo yo también? ¿No has visto bien mis ojos? Ten-

113 go 23 años y ¿qué de mis ojos? Siempre es lo primero que envejece. Mis ojos inválidos por fijarlos en ti. Cada vez que te miro tengo 30, 40, 50 años y aún quieres que siga a tu lado…

ELENA: Yo te lo he dado todo, mi dinero, un apartamento, un coche…

MARIO: Para lucirlos ¿de qué forma? ¿Sacando a pasear a un vejestorio? Estoy cansado, quiero vivir “otra cosa”.

ELENA: ¿No puedes vivir conmigo?

MARIO: (Mirada despreciable.) Vete al diablo. (Va a salir.)

ELENA: (Pausa.) ¿No puedes llevarme a un médico?… tengo dolor…

MARIO: (Terriblemente atormentado y molesto.) Vistete, te espero abajo, en el coche. (Sale, Elena queda mirando la puerta por donde se ha ido Mario, se agarra el vientre y camina lentamente hasta el cuarto y cierra la puerta con un llanto profundo y silencioso. Mario vuelve a entrar, la ropa raída y sucia, las manos llenas de grasa, mira sus manos, las esconde en el bolsillo, se contrae, la angustia y el dolor se apoderan de él y grita tapandose la cara luego, susurra el nombre de Elena, luego se toca la frente y percibe sangre, se asusta, se escucha una sirena a lo lejos, tiene un miedo terrible, un sentimiento de culpabilidad lo embarga, va a un álbum de fotos y saca unos retratos, no sabe que hacer con ellos y los esconde en un libro, luego se vuelve a mirar las manos. Resuelto y firme.) ¡A la mierda! (Sale hacia el cuarto. Vuelve a cambiar la luz. Es de día. Entra Beatriz con una bolsa de víveres.)

BEATRIZ: (Llamando.) Mario…Amor…

MARIO: (Sale del cuarto en bata.) ¿Me traiste los cigarros?

BEATRIZ: Sí. (Le avienta una caja de cigarros y Mario enciende uno.)

MARIO: ¿A qué hora te levantaste?

BEATRIZ: A las dos.

MARIO: ¿Qué hora es?

BEATRIZ: Las cinco. Dormiste demasiado papacito, esta noche no vas a tener sueño.

MARIO: Quizá no. (Beatriz ha salido a la cocina. Mario busca entre los libros el álbum de fotos, lo encuentra y se sienta en el sofá a ojearlo. Entra Beatriz.)

BEATRIZ: ¿Qué haces?

MARIO: Es mi álbum de fotos, ven, sientate aquí.

BEATRIZ: Al fin vas a contarme algo de tu vida.

MARIO: Este soy yo cuando chamaco. Esta es mamá…y este gordote es el viejo…

BEATRIZ: ¿Qué hacían?

MARIO: Comer. Sólo comer y hablar de la casa que pensaban construir en la hacienda. Esta es mi hermana, me escribe a menudo. Quería ser actriz, pero papá no la dejó, decía que eso era profesión de prostitutas.

BEATRIZ: Mi padre nunca me hubiera dicho eso.

MARIO: Lástima que ya no tengas quién al menos pueda darte una nalgada de vez en cuando, creo que tu madre no es capaz ni de contradecirte.

BEATRIZ: Yo he sido lo que he querido… (Mario la mira.) A veces… pero sigue contándome de tu hermana.

MARIO: (Prosiguiendo.) No culpo a papá…pero a ella no le quedó otro remedio que casarse, tener una familia y vivir ese fijo patrón de todos los humanos comunes, vivir para comer, para hacer el amor… dejaba que pasara el tiempo y ya es una “vieja” de treinta y cinco años, arrepentida de su vida. A veces pienso, que sí, que papá tuvo la culpa.

BEATRIZ: Pero ya pasó, y no te pasó a ti, no te atormentes.

MARIO: Se pasa las tardes en su balcón, como a veces me dice en las cartas, “dejando que el viento se burle de ella”.

BEATRIZ: ¿Y si hubiera sido actriz, le hubiera pasado lo mismo?

MARIO: ¿Quién sabe? Ella era una eterna contradicción, un día quería ser libre, otro día quería suicidarse, otro día; sus mejores días; amaba la vida… a lo mejor, si hubiera sido actriz, ella misma hubiera derrumbado su vida al lado de un hombre insignificante, por suerte su marido es un prominente doctor, pero no dejo de pensar en que pudo haber cometido la brutalidad de aferrarse a su propia rebelión.

BEATRIZ: No te entiendo.

MARIO: Pues que en su deseo de ser libre, se encadenaría ella misma. Le cerraría las puertas a todo. Mira, este soy yo en la primaria, que sonrisa más provocativa…y aquí fue en mi primera obra en la secundaria, todo el mundo decía que yo llegaría a ser un gran actor… pero dentro de cincuenta años. Aquí estoy con un amigo frente a mi primer coche… y aquí en un estreno en la Universidad.

BEATRIZ: ¿Y los retratos que faltan aquí?

MARIO: (Gesto.) Cosas sin importancia, no sé donde han ido a parar…(Cierra el álbum y lo coloca en el librero.) ¿Por qué no me hablas de ti? Es poco lo que me has hablado del que fue tu marido.

BEATRIZ: No hay mucho que contar, hacía escasamente un año desde que papá había muerto, yo tenía quince años cuando me casé, me hacía falta un apoyo masculino, mamá siempre fue una tonta, y luego conocí a Gilberto, me prometió miles de cosas, el amor hace a uno precipitarse; tampoco quería estudiar, en realidad no sabía que hacer. De novios, Gilberto siempre fue mi propia vida… a veces me decía a mi misma, “Ya no puedes ser la rebelde de antes, ahora eres una mujer casada y tu marido en tal o cual situación pensaría esto y esto otro…”

MARIO: ¿Y la niña? ¿No vino antes del matrimonio?

BEATRIZ: No; aunque hubiera querido que así fuese, fue de las pocas cosas que me supo enseñar mi madre, virginidad ante todo. Ojalá y lo hubiera olvidado. Y luego vino el divorcio; Gilberto fue un bluff de hombre, era un niño, yo pasé a ser su única razón de vivir y me cansé de su caca y de su orín, además no quería salir de la cama… (Mario ríe.)…si, es cierto no sé que maldita manía tienen algunos hombres de pasarse la noche, la madrugada, y la mañana encima de una, a veces creía que me partía la cintura.

MARIO: Le hubieras pedido vacaciones.

BEATRIZ: Estás loco, no me dejaba ni respirar. Luego llegó Eduardo, yo me fuí a casa con la niña, mamá me dijo que cuidaría de ella mientras Eduardo y yo nos íbamos conociendo, pensé que él sería la esperanza de la niña, es un hombre maduro, un buen trabajo, conveniencias, empecé a quererlo, el mismo me incitó a que aplicara a la escuela de teatro, y ahí es…

MARIO: …donde entro yo…el rievindicador de una vida aligerada, desordenada y olvidada por completo de la semilla fecunda de la juventud…

BEATRIZ: Tú me haces sentir “menos vieja”.

MARIO: No eres vieja, ¿quién dice tal cosa? Mira tus ojos, tu cara… (La acaricia.) Aún tiemblas como una adolescente cuando pongo mi mano en tu seno.

BEATRIZ: Sí… es cierto… ahora entiendo… tengo demasiada libertad y en cierto modo me asusto.

MARIO: No hay nada que temer, mi querida Beatriz…sin embargo, tu cara es tan pura, tu olor es tan fresco… (La besa.)

BEATRIZ: Mario ya… que parecemos dos adolescentes… (Ríen ambos.) Ahora cuéntame de ti, las fotos hablaron muy poco… ¿Como fue tu universidad? ¿Tus 19 años, fueron como los míos?

MARIO: Como ya te conté la noche que nos conocimos, aquel hermoso día antes de nuestro primer día de clases… yo era un dandy del teatro universitario, compartía un apartamento con dos compañeros que también eran actores y mi vida fue un constante ir y venir de nuevas experiencias que me confirmaban que era joven, que tenía aún mucho porqué vivir… (Dramatizando.) Nos visitaban chicas todas las noches, y el gran negro…

BEATRIZ: ¿Quién?

MARIO: ¡No interrumpas! Willie, el gran negro Willie y yo hacíamos alarde de nuestras habilidades de casanovas, yo tocaba la guitarra, y declamábamos a coro para el deleite de las jovencitas incautas que nos miraban como quien mira de cerca a James Bond. Fueron tres años de pura bohemia, y aquí estoy, en mis 19 todavía.

BEATRIZ: ¿Nunca tuviste nada serio con ninguna mujer?

MARIO: ¿Qué es la seriedad? ¿Cómo la mides tú? Yo siempre amé de verdad, que no lo pareciera es otra cosa, pero creo que tuve un amorío con una profesora de matemáticas de la universidad.

BEATRIZ: ¿Una profesora?

MARIO: Sí…una “vieja” como de cuarenta años que se enamoró de mi fama de actor y no salía de mi apartamento, pero yo no estaba para desperdiciar mi vida de bohemio al lado de ella, así que..

BEATRIZ: ¿Donde está ahora?

MARIO: Murió. (Aguzandose el bigote.) En un accidente de tránsito, sufrió un ataque de queseyó en la barriga mientras conducía…vtenía muchísimo dinero, lo dejó todo a la universidad.

BEATRIZ: ¿Sufriste?

MARIO: Yo no. Su ex-marido sí. Era esposa de un alto funcionario del gobierno, por eso lo del dinero…

BEATRIZ: (Concibiendo las primeras sospechas.) ¿Era divorciada?

MARIO: Acá entre nos, su marido era impotente, además era un “viejo-viejo” de 70 años, ¿Qué crees?

BEATRIZ: Y sufrió mucho, em imagino.

MARIO: Bueno, no tanto así. Él tampoco la quería. Era ninfo…

BEATRIZ: ¿Y tú cómo lo sabes?

MARIO: Ella me lo dijo.

BEATRIZ: ¿Y luego de esa?

MARIO: Muchas, muchas mujeres que me hacían más joven día a día. Y esa hermosa juventud había que disfrutarla.

BEATRIZ: ¿Y nunca te cansaste de eso?

MARIO: Jamás. Disfrutaba cada minuto como si fuera el último. Nunca pensaba en el mañana. ¿Para qué amargarse la vida pensando en lo que puedes hacer cuando eres joven y no lo haces por quién sabe qué razones triviales?

BEATRIZ: A mí a veces me daba envidia ver las chicas de mi edad con sus ropas modernas y sus amigos, con sus enormes carros, fumando a escondidas, pintarse las uñas, maquillarse y de vez en cuando una sorpresa debajo de un árbol en algún parque, la pérdida de eso… ¡Cuánto la hubiera deseado!

MARIO: Aunque esto también sea hermoso, no pienses en lo que los demás han hecho, piensa en lo que tú podrías hacer, no podemos aligerar la vida, hay que dejarla que siga su curso a través de nuestro cuerpo.

BEATRIZ: Enseñame a vivir, una semilla sola de tu ánimo…(Dramatiza, juego.) bastará para sembrar mi amor, Oh, Romeo.

MARIO: Julieta, Julieta, oh, oh, ya estas aprendiendo, ya estás aprendiendo… (Volviendo.) Anda búscame una cerveza que me muero de sed. (Se besan y ríen, Beatriz sale.) ¡Que esté fría! (Mario va y pone la música y da unos pasitos, cambio de luz. Mario va lentamente al cuarto y se recuesta en la cama, Beatriz se ace rca a él y se recuesta a su lado, lo besa, se va oscureciendo la luz hasta la totalidad.) No vas a separarte de mi nunca. (Se enciende una luz en el ba lcón, Beatriz fuma, mira la ciudad.)

BEATRIZ: Estaba pensando...

MARIO: ¿En qué?

BEATRIZ: En mamá… (Ríe.) Sé que es una tontería, pero no puedo evitar recordar.

MARIO: Deberías.

BEATRIZ: Además, pienso en Eduardo.

MARIO: (Saliendo al balcón.) Yo pensé que podía ocupar su lugar.

BEATRIZ: No. Cada cual tiene un lugar en el corazón que no puede olvidarse. (Mira a Mario.) Perdona, no quise decirlo así de esa forma.

MARIO: Supongo que es la noche… la luna parece que habla.

BEATRIZ: (Baja la cabeza como arrepentida.) Te amo. Y no pienso contestar esa estúpida pregunta que siempre me haces… “¿Por qué?”

MARIO: (Sonríe.) ¿Por qué me amas?

BEATRIZ: Porque eres grande. Miles de veces debería decírtelo. Eres inmenso. Y yo necesito esa grandeza, (Se abrazan, la emoción entre ambos va en aumento, en un momento casi desesperado de su excitación Mario pronuncia el nombre de ELENA, Beatriz reacciona y lo mira.) ¿Qué pasa?

MARIO: (Al darse cuenta.) No sé, no me siento bien.

BEATRIZ: ¿Quién es Elena?

MARIO: Supongo que no te importa.

BEATRIZ: No vale de nada si yo no parezco la que soy.

MARIO: Siempre dándole importancia a tonterías.

BEATRIZ: Bien… pasa por alto. (Va a la sala.)

MARIO: (Entredientes.) Pinche perra.

BEATRIZ: ¿Qué dijiste?

MARIO: Nada. (Pausa. Va al cuarto.) Voy a salir un rato. (Se cambia la camisa.)

BEATRIZ: Es mejor.

MARIO: (Al salir.) ¿Estás enojada?

BEATRIZ: (Cediendo.) No… es que por un momento… me pareciste distinto.

MARIO: ¿De qué forma?

BEATRIZ: Mario…me pareciste…

MARIO: (Desesperado.) ¿Qué?

BEATRIZ: Tus ojos…

MARIO: (Desesperandose más aún.) Dí…

BEATRIZ: (Muy cínica.) Viejo.

MARIO: (La mira un momento, su cara está angustiada .) Vuelvo al rato. (mutis.)

BEATRIZ: (Queda sola un momento.) ¿Qué hice? (Va al balcón; y mira hacia abajo.) ¡Mario! (Mira atenta un rato, luego se ríe.) ¿Qué haces? ¡Dejate de niñadas, sube! (Vuelve a reír.) Sí… sí… sube…Tonto… (Mario entra jadeando y riendo.)

MARIO: ¿Qué tal estuve?

BEATRIZ: (Abrazándolo.) ¡Estas loco! Te amo… te amo…

MARIO: No estoy viejo.

BEATRIZ: No puedes estarlo. Yo estoy junto a ti para robarte tu juventud.

MARIO: Y yo la tuya. (Se miman.) Vamos… (van al cuarto.)

BEATRIZ: (Después de haberse oscurecido la escena, sale muy acongojada, M ario la sigue, fumando un cigarro.) Ahora estamos iguales.

MARIO: Y no pueden hacerse bufonadas al respecto.

BEATRIZ: Ya basta. (Va al librero, toma el álbum .) Tu hermosa vida de retratos y recuerdos…

MARIO: Y la tuya de niños, de niños también grandes…

BEATRIZ: Yo quisiera ser como tú… con todas las fuerzas lo deseo.

MARIO: Aceptémonos ambos.

BEATRIZ: Pero yo no puedo aceptarme viéndote así, tan feliz. Me gustaría decir, yo soy Mario… Mario es libre… es grande… yo Beatriz… tan pequeña, tan niña casi. (Enojada.) ¿Qué tiene Beatriz que no la deja ser? ¿Un cuerpo?…¿Dos películas?

MARIO: Beatriz no tiene un álbum del que pueda burlarse, el único que tiene se burla de ella…

BEATRIZ: ¿Y por qué te burlas tú?

MARIO: ¿Qué otra cosa puede hacerse con el pasado?

BEATRIZ: (Arrojando el álbum por la ventana.) Esto… (Corre al balcón a verlo caer.)

MARIO: (Ríe a carcajadas.) Bravo.

BEATRIZ: Y todo lo demás que sea inútil… (toma los libros y empieza a aventarlos.) Los libros recuerdan la universidad… la bohemia… No… (ríe.) La vida empieza ahora… (Mario sigue riendo.) Y este de actuación… y este de Teoría… La vida ya está hechada… como la suerte… ¡pero yo volteo los dados!… (Cae un retrato, luego otro y otro.) ¿Qué es esto?

MARIO: (Ansioso.) Aviéntalos también. (Se los arranca de las manos.)

BEATRIZ: ¡No!

MARIO: Se ven muy graciosos en el aire…

BEATRIZ: Esto no.¿Qué es?

MARIO: (Calla un momento, muy serio.) Nada, te digo. Tíralos.

BEATRIZ: Ella es Elena.

MARIO: (Abrazándola.) No hagas caso Betty… no…

BEATRIZ: (Lo separa.) Es una boda.

MARIO: (Vencido.) Sí.

BEATRIZ: Eres casado.

MARIO: Lo era.¡Ya no lo soy! Soy libre. Soy joven otra vez.

BEATRIZ: Tu libertad está en tu sexo. ¡Qué estúpido engaño! (Le grita.) ¡Eres un asco!

MARIO: Betty comprende… yo no quise…

BEATRIZ: (Colérica.) ¡Ni yo tampoco!

MARIO: Mírame, ese error no ha pasado por mi piel.

BEATRIZ: Pero los míos sí. (Llanto.) ¡Y yo quería borrarlos en ti! ¿No comprendes? ¡No he logrado nada! ¿Dónde está la pureza de tu juventud? ¿Dónde esa libertad? Si no eres capaz de vivir a la altura de lo que me prometes? Libertad, juventud, bohemia... mierda. Cargas vagones de culpas y recuerdos que quién sabe cuánto pesarán en tu conciencia ahora. Sí, eres “viejo”, un matrimonio, una vida pasada no tan lejana...

MARIO: Bueno, pero eso ya no tiene nada que ver.

BEATRIZ: ¡Sí tiene que ver! ¿Cómo carajos puedes prometerme una pureza que no me puedes dar? Yo no quiero tu “vejez” de 23 años llena de remordimientos. ¡Me basta con mi “senilidad” de 19! Es por eso que me dijiste “Elena” al oído, es por esto que murmuraste “pinche perra”... es por esa prematura “vejez” que no eres capaz de aceptar tu vida conmigo, porque no sabes cuánto te pesará el resto de tus días.

MARIO: ¿Te hartaste de mi tan rápido?

BEATRIZ: Harta de lo que tú representas. Ya te conozco, dandy del teatro, la vida no era tan hermosa como decías, ni existe la bohemia, ni existen años en que la juventud sea un pleno gozar… hemos nacido viejos…

arruinados, y queremos engañarnos haciéndonos creer que disfrutamos de algo que se nos va de las manos con cada minuto de rencor.

MARIO: 23 años no son absolutamente nada. ¡Acabo de nacer contigo!

BEATRIZ: No… no son los años… ya me di cuenta. No podemos escapar.

MARIO: Yo no la quería; te lo juro… era vieja.

BEATRIZ: Tenía dinero.

MARIO: Sí, pero…

BEATRIZ: Y este apartamento, y tu coche.

MARIO: Es la beca, el trabajo de director, ¡me reconocen por mi juventud, por mis nuevas ideas!

BEATRIZ: ¿De qué dijiste que había muerto?

MARIO: ¿Qué se yo? Betty, por favor… escúchame… (La agarra con violencia.)

BEATRIZ: ¡Mejor no quiero saber!

MARIO: ¡Me vas a escuchar ahora o...

BEATRIZ: ¿O qué? ¿Me harás lo mismo que debes haberle hecho a ella? ¿No te das cuenta de que estás enfermo, imbécil?

MARIO: ¡Beatriz, no me provoques!

BEATRIZ: Suéltame. (Mario lo hace.)

MARIO: (Cobrando valor.) ¡Somos iguales! Nos queríamos engañar y mira lo que conseguimos.

BEATRIZ: (Recordando, más calmada.) Un fabuloso año de libertad. Me hiciste sentir joven, te lo agradezco. Pero no valía tanto sacrificio.

MARIO: ¡Nos necesitamos, mi reina!

BEATRIZ: Al fin y al cabo la necesidad se cumplió doblemente, ¡para unirnos y para separarnos! Pero se acabó el juego de los adolescentes. Ahora me importa mi hija, mi madre, quisiera estrechar con todas mis fuerzas a Eduardo…

MARIO: (Le da una bofetada.) Puta de mierda.

BEATRIZ: (Solloza.) Ya está. Ahora puedes hacer lo que quieras.

MARIO: Perdóname. Estoy... confundido. No debí hacer esto, te juro que...

BEATRIZ: Mario, tú eres capaz de hacer muchas cosas y estoy segura de que esta que acabas de hacer, no es de las peores. (Pausa.) Estoy muy cansada. Quiero dormir… (Sale al cuarto.)

MARIO: (Lento.) Tú no sabes nada de mi. ¿Te imaginas que tendría que hacerte si supieras? (Se apaga la luz del cuarto Mario va al balcón y toma su guitarra, empieza amanecer, Mario, toca un rato, muy triste, Beatriz entra por la puerta de entrada, es de día .) ¿A dónde fuiste?

BEATRIZ: A ver a mi niña.

MARIO: ¿Está bien?

BEATRIZ: Sí… también hablé con mi madre, le dije que volvería. Voy a empezar a empacar…

MARIO: ¿Y Eduardo?

BEATRIZ: (Sonríe suave.) Fíjate papacito, hay una cierta sabiduría que no viene con los años sino con las experiencias. Viene mucho de observar, de ser actriz intensa. Sólo que la bella fantasía de tu barato discurso libertino hizo que me tardara mucho en leerte. Se juntó el hambre con las ganas de comer, como se dice por ahí. Pero acabo de llegar a la última página del libro de tu vida conmigo, y el final es sencillamente asqueroso... y no quiero darte tiempo, ni un miserable segundo, para que lo reescribas. Chao, que te vaya bonito. (Sale. Mario tararea la canción, vuelve a oscurecer, Mario deja la guitarra y dice adiós a alguien muy levemente con la mano, entra luego al apartamento, lo ve vacío, no puede soportar el silencio, enciende l a música, se atormenta, va corriendo al balcón y grita a voz de cuello.)

MARIO: ¡¡¡Beatriz!!! ¡Eres una ESTÚPIDA!!! (Solloza de rabia agarrado a la baranda del balcón.) Puta, perra, estúpida.... pinche anciana de mierda. (Luego se recobra y vuelve a la sala, prende un cigarro, se peina en la puerta del balcón, da unos pasitos de baile, va a uno de los libros y saca un billete de 500 pesos y lo pone en su mariconera, se vuelve a mirar, se arregla el pantalón, apaga la luz de la sala y sale, toda esta escena será muy ágil, muy juvenil, mientras la música sube su volumen y las luces se van con la noche.)

Telón.

Octubre de 1978

Edison. México, D.F. rev. enero 2005

EL SUEÑO VICIOSO o LA RUTINA DEL ICONOCLASTA

Mayagüez, Puerto Rico 1981

Estrenada en su versión original en el Teatro del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico en el año de 1979, con el siguiente reparto:

DAVID……………….…Frank Torres JULIA……………………Laurietz Seda CONDRIA………………Julio Vázquez SIEMPRE REY…………Héctor Sánchez AURORA………………Lizzette Gándara GOTHAM………………Obed Sánchez

DIRECCIÓN

ROBERTO RAMOS-PEREA

Vuelve a estrenar a principios de 1980 en el Centro Cultural de Mayagüez en una segunda versión revisada con el mismo reparto a excepción del personaje de Gotham que fué interpretado magistralmente por el mimo Willie Denton.

Estrenada en una tercera versión por la Compañía Experimental: Teatro Puertorriqueño (ATIKA Inc.) en marzo 17 de 1983 en el Teatro del Centro de Estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Contó el siguiente reparto:

Sr. David Méndez……...........……Frank García Sra. Julia Méndez……............…Evelyn Santana Condría……………............…Angélica Mercado Sr. Gabriel Martínez..........Roberto Ramos-Perea Sra. Aurora Martínez…............…..Sandra Castro El Otro David Méndez………Gil René Rodríguez

Dirección……....…ROBERTO RAMOS-PEREA

EL SUEÑO VICIOSO

Acercamiento Formal

El Sueño Vicioso (1979.) se produjo como proyecto de la clase de dirección escénica de la Sección de Drama del Departamento de Humanidades del Recinto Universitario de Mayagüez. Logró un total de 10 representaciones. Posteriormente fue revisada en verano de 1980 y vuelta a producir en el Teatro Municipal del Centro Cultural de Mayagüez bajo el auspicio de la Universidad de Puerto Rico, logrando un total de 14 funciones.

La obra fue concebida en sus orígenes como un cuento. Su trama es sencilla en superficie. Sin embargo, es un estudio sobre la ambición. Un ejecutivo, secundón de alguna agencia importante, ambiciona el puesto de su jefe. Diariamente repasa una a una las actitudes de su jefe y las suyas propias, ampliando cada vez más el abismo que existe entre ambos.

El análisis que hace de su situación lo lleva a concluir que no es él el culpable de su estado, sino otros. Su angustia por la inacción, el exceso de trabajo y la rutina diaria, es el resultante de su conformismo y de su bondad con su esposa, su madre y consigo mismo. Por lo que se propone cortar todas las ataduras que lo mantienen en su estado destruyendo las imágenes que posee de cada uno. Desacralizarlas. Luego de cada “violación” se propone arremeter contra su enemigo; consigue enamorar a la esposa de su jefe, reducirla al papel de su amante; que deberá interceder por él ante el jefe. El jefe luego de una lucha consigo mismo y con la destrucción a la que ha sido sometida su esposa, cede. Nuestro ejecutivo ocupa su puesto de jefe…el que no podrá sostener por largo tiempo. Su conciencia será ahora su mayor obstáculo. Sin embargo, todo esto ocurre en un miserable sueño, producto de un día de cansancio. Al despertar volverá a su cotidianidad, ahora, con la angustia de su sueño, a enfrentarse al silbido de su jefe y lo más terrible de todo…volverá a dormir.

La representación de esta trama, en un principio, contenía diálogos y escenas lineales. Pensé sin embargo, que resultaría más efectivo si reducía los diálogos a la acción pura. En vista de lo violento de las escenas pretendí abstraer su contenido a la expresión corporal y a la imagen visual. La imagen del sueño se convertiría en una fantasía seca, sin color, el contenido en su forma primitiva.

Las técnicas de Jerzy Grotowski y su acercamiento al actor, parecían ser las más apropiadas para encaminar esta trama. Las imágenes o percepciones de un hombre en un sueño, pueden ser lo suficiente represivas para hacer del propio soñador, un Iconoclasta. El teatro pobre propone una sacralización del actor, sin embargo, esta misma sacralización reduce la fantasía onírica; pagana en cierto sentido, al hecho desnudo, desprovisto de todo artificio excesivo. Grotowski propone al igual que Artaud, un dominio del espacio a través del movimiento y la expresión corporal. Se pretende que el actor sea místico. Creo sin embargo que esta acepción no es necesaria para el desarrollo de una capacidad histriónica al servicio de una trama. Los montajes Grotowskianos son precedidos por una especie de ritual, donde alguna obra clásica, (El Príncipe Constante de Calderón, Acrópolis, etc.) es desprovista de su texto en una abstracción de movimiento y sudor actoral.

La trama y las imágenes de El Sueño Vicioso fueron modificadas durante su montaje. La trama lineal se conserva; ayudada por luces y sonidos. (Grotowski los rechaza.) No es posible describir en un texto cada movimiento con la exactitud del ballet, pues muchos de ellos dependen de las motivaciones de los actores. El resto del trabajo, es dirección.

En este caso, el autor es a la vez director y guía. La historia pertenece a él y a menos que no se conozcan los matices y las atmósferas no pueden establecerse patrones clásicos de dirección. La historia de El Sueño Vicioso es un pedazo de madera, será tallado hasta el producto final. El actor y su emoción desnuda frente al sueño.

PERSONAJES

Sr. David Méndez - 35 años

Sr. Gabriel Martínez - 50 años

Sra. Julia Méndez - 29 años

Sra. Aurora Martínez - 25 años

El Otro David Méndez Condría

Detalles Mínimos de Producción Escenario

-Una escalera al fondo, 7 ó 10 peldaños. Al tope de ésta: una silla rotativa.

-Siete cubos uniformes.

-Varios focos (total de 10.): distintos colores.

-Velas

Luces

Sonido

-Un triángulo -Música de flauta -Un crótalo -Un bongó Vestuario

Sr. David Méndez - Traje de hombre, color gris oscuro.Camisa blanca y corbata. Sr. Gabriel Martínez - Traje de hombre azul claro ó blanco.Camisa blanca y corbata.

Sra. Julia Méndez - Vestido blanco sobrio y conservador. Zapatos grises ó negros.

Sra. Aurora Martínez - Vestido negro, serio, zapatos negros.

El Otro - Igual a David. Pómulos de marioneta.

Condría - Túnica negra. Pelo gris muy largo. Uñas larguísimas, en pies y manos. Rayas verticales negras y blancas en su rostro.

Nota Aclaratoria

En vista de la dificultad de redactar un libreto de dirección sobre este montaje: ya que está basado en indicaciones que responden a motivaciones. Me limitaré a redactar la sinopsis de las escenas con sus respectivos suc esos en relación a la trama. Incluyo diálogos de las primeras escenas realistas, preámbulo a la visión.

ACTO ÚNICO

ESCENA PRIMERA

Dos cubos, uno frente a otro. Iluminación tenue. Pausa. David entra a escena, se sienta en uno de los cubos. Mira su reloj. Pone su maletín en la falda y espera. El Sr. Martínez entra y se sienta frente a él con aire autoritario.

SR. MARTÍNEZ: Perdone que le haya hecho esperar. Mi esposa está en el vestíbulo y (sonríe.)…usted sabe como son las mujeres.

DAVID: (Tímidamente.) Sí.

SR. MARTÍNEZ: (Pausa embarazosa.) Usted dirá… en qué le puedo ayudar hoy.

DAVID: Pues… (Pausa larga. Sonido de triángulo.) (Transición.) Es difícil definir los límites del sueño y la realidad… sobre todo cuando la realidad se vive con esa dejadez del sueño…y cuando los sueños son tan reales…

SR. MARTÍNEZ: Explíquese, no le entiendo.

DAVID: He venido a pedirle excusas por… por todos los sueños que he tenido sobre usted.

SR. MARTÍNEZ: Usted tiene derecho a soñar lo que quiera.

DAVID: No, no tengo derecho…usted no me entiende. Me estoy enfrentando a la posibilidad de renunciar a este empleo.

SR. MARTÍNEZ: ¿Por qué? Durante estos diez años no ha tenido usted problemas con la empresa.

DAVID: Durante diez años jamás he tenido un sueño limpio…un sueño que me haga reaccionar…todos los días me acuesto muerto en vida porque me pregunto si tengo el valor de enfrentarme a usted y decirle que usted me explota.

SR. MARTÍNEZ: David…no tienes…

DAVID: (Fuerte.) No me tutee. Manténgase ahí. A esa distancia prudente. No quiero que me perdone…en todo caso me pido excusas a mí mismo otra vez por esta confesión. Por esas ganas diarias de sentarme ahí…donde está usted. Poder dominar los escritorios con ese pitido monstruoso, como un dictador político.

SR. MARTÍNEZ: Me he propuesto dejar de silbar.

DAVID: No diga nada… (Sin contenerse.) Abrazarse del brazo de Aurora; perdón: la Sra. Martínez…y volver una y otra vez sobre nuestros esqueletos de oficina. Si usted supiera como lo envidio, como me he tenido que tragar su vida tan feliz y tan viva… Y cotidianamente llego a mi casa a inventarme mil sueños donde una y otra vez destruyo lo que más usted ama.

SR. MARTÍNEZ: Cuéntamelo todo… estoy dispuesto a oírlo.

DAVID: Claro. Ahora es más fácil. Sabe que no me verá la cara jamás… pero vendrá otro, algún día frente a usted, como yo ahora, a pedirle excusas por sus sueños que más que a usted, será a sí mismo, como yo ahora. ¿Sabe? En mis sueños destruyo también todo aquello que me hace conforme. Destruyo todas las imágenes de un mundo feliz. Mi madre, Julia, mi esposa… y la propia imagen sumisa y conformista que tengo de mí mismo. De ese otro ser que lo respeta tanto. ¿Entiende?

SR. MARTÍNEZ: Hasta cierto punto es comprensible.

DAVID: ¿Qué es comprensible?

SR. MARTÍNEZ: Trabajas demasiado.

DAVID: No tanto. ¡Sueño! Cuando usted piensa “David Méndez, que eficiencia” yo sueño con acostarme con su mujer y llegar a usted a través del placer que le saque a “su mujer”. Chantajearlo para que me dé mi asqueroso ascenso.

SR. MARTÍNEZ: ¡David!

DAVID: No se asuste. Es todo mentira. Jamás le he dirigido la palabra a su mujer.

SR. MARTÍNEZ: ¿A qué viene todo esto?

DAVID: Veo mucha televisión… y mis sueños son distintos…son como películas viejas… oigo voces rápidas… voces y sonidos. Hoy por ejemplo… sucedió algo extraordinario… Pero mejor empecemos desde ayer; cuando Julia, mi esposa llega de su trabajo cansada como yo hoy…

JULIA: (Entra, cartera en mano, la pone en el suelo, se sienta en un cubo. Se quita sus zapatos y mueve los dedos y pies, refrescándolos.) Hace calor… la guagua no llegaba… tanta gente… (Mueve los dedos, sonríe.) ¡Que fresquito! (Lo mira.) ¿Cómo te fue hoy? (Se levanta.)

DAVID: Mal. No le dije nada.

JULIA: David… por Dios. ¿hasta cuando vas a seguir así? (Pausa.) Tu madre me llamó al trabajo para recordarme que nos espera en tu casa esta noche.

DAVID: Esta noche voy a dormir.

JULIA: Yo le dije que íbamos a ir.

DAVID: ¿Por qué no me preguntaste primero?

JULIA: ¡Porque es tu madre!

DAVID: (Se levanta y se quita su chaqueta.) No voy a ir. Por primera vez en mi vida, ni tú, ni la borracha voz de mi madre me van a obligar a hacer lo que no quiero. ¡Estoy harto!

JULIA: ¡David, por favor!

DAVID: Y mañana… me voy a sentar frente a ese Sr. Martínez y mirándole así, fijamente a los ojos… voy a decirle… (Se convulsiona como en un horrible ataque de asma. Julia desesperada busca en el bolsillo un atomizador y se lo da a David. Este se lo aplica con premura hasta que se calma. Julia le consuela poniéndole la mano en el cuello y los hombros. David recobrado, retira con violencia la mano de Julia.) No me tengas pena… yo puedo solo. Si llegué solo puedo continuar así… (Sale.)

JULIA: (Enciende una lám para votiva de color rojizo en alguna parte del escenario y murmura alguna oración.)

DAVID: (Desde afuera.) ¡Apaga eso!

JULIA: (Humilde.) ¡Lo hago por tí!

DAVID: No hagas nada por mí. ¡Apaga eso! (Julia obedece y sale. David entra, va a acostarse sobre los cubos en forma de cama.) (Suena el triángulo. Julia entra.) ¿Qué te pasa?

JULIA: Voy a quedarme leyendo en la sala.

DAVID: Apaga la luz. (Julia obedece y sale. David queda solo, trata de dormirse. Se escuchan voces monocordes. Sonidos. David ensueña. Triángulo. Oscuridad total.)

ESCENA SEGUNDA

Se encienden cuatro encendedores que a su vez encienden cuatro cigarrillos. Música. Los puntos rojos en la oscuridad: Bailarán.

ESCENA TERCERA

Luz tenue. Golpes de tambor. Condría acostada en el suelo boca arriba se arquea como un puente. David, arrastrándose como un reptil, le cruza por debajo y sale finalmente por entre las piernas de Condría. Un grito profundo. Nace, en fin.

DAVID: Mamá…mamá…

CONDRÍA: (Con voz gruesa y corrompida.) Ven.

DAVID: Tengo sed.

CONDRÍA: (Se descubre un pecho carcomido.) Aquí.

DAVID: (Se acerca a ella y mama de su pecho vorazmente. La muerde. Condría grita de dolor. Empuja a David. David huye hacia una esquina.)

CONDRÍA: ¿Quién era tu padre?

DAVID: No sé.

CONDRÍA: Tienes que hacerlo… por eso viniste. (Saca dos jarros pequeños; en uno de ellos hay agua, y los vacía uno en otro. David mira con asombro.)

DAVID: Tengo sed. (Se le acerca nuevamente.)

CONDRÍA: (Le vacía uno de los jarros en su cabeza .)

ESCENA CUARTA

Julia; vaporosa, con velo sobre el pelo y una vela en la mano. Sonidos de caja musical. David sobre los cubos. En acecho.

JULIA: ¿Frappé?… (Pausa.) ¿Frappé?

DAVID: Frappé no. David. (Se le arroja encima. Acción violenta; una violación.)

ESCENA QUINTA

David mama del seno de frappé. Una gran mancha roja en las entre piernas de am bos.) Voz del SR. MARTÍNEZ: Teta roja del sol

Teta azul de la luna

Torso mitad coral mitad plata y penumbra. (Expectación de ambos. Creen que llueve.)

DAVID: Condría…Condría…

ESCENA SEXTA

123

CONDRÍA: (Saliendo de algunos cubos.) Mmmmm…

DAVID: Agua… agua…

CONDRÍA: No hay… (David se le abalanza, una mano lo detiene. El Otro firme, le mira. Ambos, dentro de sí mi smos, se separan. David y el Otro se miran: espejo…la separación le duele a David.)

DAVID: ¡Agua! ¡Agua!

ESCENA SÉPTIMA

El Otro, Condría y David se acercan.

CONDRÍA: Es como tú… tiene cara de rey…no sé cual es su nombre, pero ha de haber sido siempre un rey. (Le acaricia. David se contorsiona. El Otro también. Condría los calma a ambos.) ¿El hijo de quién?… ¿De qué mujer? (Golpes repentinos. El Otro se yergue maquinalmente. Condría se refugia en David. David asustado.) Eres tú… tu mismo ayer… y más… (Huyen.)

El Otro: (Se acerca a Julia que se escondía detrás de algún cubo.) Amor… amor…

JULIA: Agua…

El Otro: Agua no… amor… (Enseñándole.) A…

JULIA: Arftud…

El Otro: AAAA…

JULIA: (Con dificultad.) AAA…

El Otro: MMM…

JULIA: MMM…

El Otro: (Celebrando.) OOOO…

JULIA: (Con dificultad.) O.

El Otro: RRR…

JULIA: (Fácil.) BRRR…

El Otro: Amor… amor…

JULIA: Hom…bre…

El Otro: (La golpea.) ¡No!

JULIA: (Llora convulsivamente. El Otro se angustia .)

ESCENA OCTAVA

El Otro sube y baja las escaleras. Maletín en mano. David, con una espada le observa

DAVID: ¿Qué haces?

El Otro: Trabajando.

DAVID: ¿Le produce mucho su trabajo?

El Otro: Crezco.

DAVID: ¿Hacia donde?

El Otro: (Se detiene, le mira. Vuelve a caminar, preocupado. Se detiene. Lo vuelve a mirar. Camina más rápido aún, hasta la desesperación. Luego se detiene. Se sienta en los peldaños y le mira lloroso. Se convulsa, está perdido. David levanta la espada. El Otro huye. Persecución. Lo alcanza: al momento de acestarle el golpe, David emite un grito revelador. Se mataba a sí mismo. Se abrazan .)

ESCENA NOVENA

Julia en centro sentada sobre los cubos. El Otro, cansado se acerca, se sonríen. Se tocan y se besan: juegan a reírse en contrapunto. Entra David. Los observa. Se ríe con ellos y trata de acariciar a Julia, esta se defiende. El Otro y David se enfrentan; David decide retirarse del lugar. Una risa nueva se escucha. Sonidos tubulares. David indeciso entre ambas; todas las risas a la par surgen. Se confunde. El Otro y Julia huyen. David desesperado busca la procedencia. Se encuentra con Condría quien inútilmente vacía los cántaros uno en otro, pero ahora sin agua. Hablan cada uno sin detenerse.

DAVID: ¿Por qué?

CONDRÍA: Por eso viniste.

DAVID: No quiero. (Se convulsiona.)

CONDRÍA: Está libre de tí.

DAVID: ¡No puedo soportarlo!

CONDRÍA: ¡La imagen de tí mismo; lo que eres y tú! No dejes que te usen.

DAVID: Déjame en paz. Déjame tranquilo.

CONDRÍA: Basta de trucos… por eso viniste.

DAVID: Mucho daño.

CONDRÍA: No es cierto, es necesario.

DAVID: Mucho daño a todos. No puedo ocupar su lugar.

CONDRÍA: Por eso viniste.

DAVID: ¡No puedo!

CONDRÍA: Indispensable.

DAVID: No me dejan jugar.

CONDRÍA: ¡Mata la imagen que tienes de tí mismo!

DAVID: Me amo. Me amo.

CONDRÍA: No eres tú…tan conforme y feliz.

DAVID: Me amo con fuerza. Tú me hiciste así.

CONDRÍA: ¡Tu no eres tú! ¡Ni él! ¡El Otro vive!

DAVID: ¡Basta!

CONDRÍA: ¿Por qué?

DAVID: ¿Por qué? (Pausa larga. Descanso.) Todo se alborota en mi cabeza…y cuando menos me lo espere. Voy a reventar. Usted lo sabe.

(Se escucha el sonido rítmico de un bongó. David escucha con atención. Aurora aparece a los peldaños de la escalera. Se ríe suavemente.)

AURORA: Buenos días. Bienvenido al trabajo.

DAVID: Trabajaré hasta tarde.

AURORA: Está silbando.

DAVID: (Se sienta, observa sus manos. Se escuchan crótalos. David escribe a máquina. Contesta el teléfono. Sonríe a alguien. Mira el reloj. Busca entre papeles. Está agitado. Repite la misma rutina en forma aceler ada. Va a enloquecer. El grito está a punto de salir de su garganta. El bongó se detiene. El grito se convierte en el repiquetear sencillo y frágil de un crótalo. Ha terminado.)

AURORA: Buenas noches. No trabajes hasta tarde. (La silla se voltea. Aparece el Sr. Martínez .)

SR. MARTÍNEZ: Su petición de ascenso no ha sido considerada todavía. (Vuelve a voltearse.) (Aurora se levanta, se ríe suavemente y se va como si bailara. Golpe de bongó. Se ilumina Condría.)

DAVID: (Se le acerca lentamente. Ella prevee algún peligro y huye arrastrándose. David la persigue por entre los cubos. La alcanza y le arranca una a una las uñas con morboso rostro de placer. A la última uña su eña un bongó, el crótalo y el triángulo.)

ESCENA DÉCIMA

Música circense.

Julia, Condría y El Otro convertidos en marionetas de circo, luego en tigres domados, etc. Se moverán y actuarán al capricho de David. Escena a desarrollarse. Finalmente quedan enclavados sobre los cubos como estatuas. D avid cansado se sienta. No tiene nada que hacer.

ESCENA UNDÉCIMA

Música de flauta.

Aurora, con un enorme frasco de cristal. Ensimismada en él. Se contorsiona de placer; la acaricia un ser invisible. Por momentos parece que las caricias le produjeran una enorme tristeza que trata de disimular con risa o sonrisa. David se acerca a ella, trata de tocar el frasco. Ella se lo arrebata y lo pr otege. Luego se lo enseña y lo

125 vacía en su presencia; nada cae. El Sr. Martínez se voltea en su silla. Aurora trata de desviar la atención de D avid. David, trata de acariciarla.

DAVID: Serías tú… la única que podrá convencerlo.

AURORA: ¿Yo?

DAVID: Me dijiste, “No trabajes hasta tarde.”

AURORA: Me preocupa. Nos está mirando.

DAVID: Dile… Dile que voy a matarlo.

AURORA: Cualquier cosa. Ven. (Le muestra el frasco.) Está vacío.

DAVID: Yo quiero ese lugar. (Movimientos de seducción. La flauta se convierte en bongó. Momento climático.) ¡Míreme! (Fin de bongó. Crótalo. David está asfixiado. Se ahoga. Crótalos sucesivos. Se calma. Le quita el frasco a Aurora. Se lo enseña al Sr. Martínez. Lo rompe contra el suelo. El señor Martínez se levanta de su silla y baja las escaleras. David acobardado huye. El señor Martínez se acerca a Aurora que se contorsiona de dolor y angustia. Escena a desarrollarse. El señor Martínez angustiado se lamenta y se pr epara para el enfrentamiento con David.)

ESCENA DUODÉCIMA

Aurora, levantándose emite un sonido vocal que se extiende hasta acomodarse sobre uno de los cubos y formándose como estatua. El señor Martínez se coloca frente a ellos y la observa. Un grito de águila interfiere su contemplación. Volvió a concentrarse en el rostro de Aurora y parece leer en él.

SR. MARTÍNEZ: Así… tu… como antes… yo amenazado. Sobre todo solo… me van a matar, lo sé… la silla sola… hoy… yo no soy culpable de nada. ¿Tendré tiempo? ¿Me dará el tiempo para convencerme a mi mismo que estoy equivocado? que me he equivocado en algo que no sé. (Otro grito de pájaro y David aparece agitando sus manos convertido en águila; acecha con la mirada. Martínez quiebra su fortuna y se convierte en serpiente. David salta de su altura. Duelo. Las estatuas observan se mueven rítmicamente y emiten sonidos uniformes c omo si animaran la pelea a desarrollarse. La serpiente, picoteada cae a los pies de Aurora. David, excitado y cansado, trata de emitir un grito de victoria. El grito es un crótalo. Se voltea furioso frente a la silla y recita con voz deforme.)

DAVID: ¡Ambición! Dame la libertad del sueño. Justifica todo error. Toda lujuria. Permítenos quedar impunes de nuestras culpas. Haz que los hombres puedan esconderte detrás de cada cruz. De cada promesa de bienestar masivo. El hombre no es, sino por tí… ¡Ambición! ¡Dame la libertad del sueño y dejame sentarme aquí… feliz, vivo y conforme frente a mi masacre! (Se sienta.) (Pausa.)

ESCENA DÉCIMO TERCERA

(David despierta sobresaltado .)

DAVID: ¡Luz! ¡Luz! (Julia se acerca con un libro.)

JULIA: ¿Qué te pasa?

DAVID: (Se sostiene la cara.) Es horrible. Es mi sueño, no el suyo.

JULIA: Cálmate. (Lo insta a dormir.) Duérmete.

DAVID: (levantándose.) ¡No! No…

JULIA: Aún es de noche, duérmete…

DAVID: ¿Que hora es?

JULIA: Aún no es media noche.

DAVID: ¿Cómo?

JULIA: Son las diez y media… solo has dormido media hora.

DAVID: (Emite un suspiro de cansancio.) … Todavía me queda el resto de la noche… (Se recuesta sobre los cubos. Julia le consuela.)

ESCENA DÉCIMO CUARTA

El señor Martínez; sentado le mira. David se pone su gabán y toma su bulto. Se sienta todo igual a la primera escena.

SR. MARTÍNEZ: Es asombroso…

DAVID: ¿Por qué? ¿Que tiene de asombroso? Ahora aquí frente a usted es sucio; vulgar… ¿Es que no puede entenderlo?

SR. MARTÍNEZ: (Saca un cigarrillo y le ofrece a David, sin dejar de mirarlo lo toma. El señ or Martínez se lo enciende.). ¿Y piensa seguir cargando con esa…?

DAVID: He venido a pedirle excusas. He matado a mucha gente en mi sueño. Lo que no podría asegurar es; que el odio que siento por usted al despertar de cada sueño, no será suficiente provocación para matarlo a todos de verdad, cualquier día de estos.

SR. MARTÍNEZ: No lo creo. Usted siempre termina siendo víctima de su pesadilla.

DAVID: Mala suerte.

SR. MARTÍNEZ: No me pida excusas por su sueño. Esa mentira suya no es otra cosa que su propia afirmación.

DAVID: Basta ya. Estoy cansado.

SR. MARTÍNEZ: Como usted quiera. Aquí termina todo.

DAVID: Ese es el milagro… que no termina nunca. (Un triángulo. Cambia la luz. David y el señor Martínez ap agan su cigarrillo.)

SR. MARTÍNEZ: Bueno señor Méndez, usted dirá a que debo el honor de su visita… (Enciende un cigarrillo y le ofrece a David.)

DAVID: Pues… he venido porque… (Entra Aurora interrumpiendo.)

AURORA: Gabriel… cariño. ¡Oh perdóname… no sabía que tenías compromisos!

SR. MARTÍNEZ: El señor Méndez se marcha pronto. ¿Qué pasó?

AURORA: ¿El señor Méndez?

SR. MARTÍNEZ: Mi empleado, señor David Méndez, mi esposa Aurora.

AURORA: Encantada; ¿No es de él de quien me hablabas el otro día?…

SR. MARTÍNEZ: ¿Sobre qué?

AURORA: Sobre un sueño…

SR. MARTÍNEZ: ¡Ah! Ya recuerdo. Si… (a David.) casualmente, el otro día le contaba a mi esposa un sueño que tuve sobre usted…

DAVID: Usted… ¿Soñó conmigo?

SR. MARTÍNEZ: Sí es curioso. Lo conozco poco; pero fué un sueño extraño…

AURORA: Interesante diría yo… (La luz va disminuyendo.)

SR. MARTÍNEZ: Pues verá usted; lo primero que vi en mi sueño… (La luz desaparece lentamente.)

FIN

Roberto Ramos-Perea 2 de julio de 1982

FETHORA

o el síndrome universitario

Pieza trágica en dos Actos El segundo, divido en tres cuadros

Mayagüez, Puerto Rico 1979

Personajes:

Max

Jazz Denise Delma

Hilda

Alex

Mario

El Padre

La Madre

Época- 1977

Lugar-Cualquier Universidad.

PRIMER ACTO

Se abre la escena con la melodía “Fire flies” de Gato Barbieri y en la entr ada del saxofón se encienden un efecto rojo central y bajo él, Jazz vestido de mahón, camisa y botas está de espaldas haciendo como si fuera él el que esta tocando. Al fondo, “una escena de hace mucho tiempo”, se verá como entre neblinas, un ramo de flores rojas en el piso, sombras de gentes que pasan y se detienen frente a las flores, luego prosiguen, se escuchan gem idos y llantos, una sombra levanta la mano como maldiciendo, se escucha un grito de profundo dolor de una mujer, se confunden en movimientos, todo es calma otra vez, la escena desaparece y entra Max por el fondo. Luz. La escena estará completamente vacía, un vacío largo y desesperado. No hay nada de muebles, aparecerán cuando se necesiten y desaparecerán cuando no hagan falta, todo debe ser com o la visión, que busca lo específico obviando lo innecesario. La visión del que busca dará vida al objeto bu scado. Los cambios de vestuario y de piezas de escenografía quedan en la concepción del director.

ESCENA 1

Max tiene 21 años, la misma edad de Jazz, lo único que es un poco más alto. Tiene en su apariencia un efecto de chico acomodado, de playero asiduo y de galán irresistible. Ropa ajustada y botas como será la moda de este tiempo. Entra y ve a Jazz, este deja de tocar pero la música sigue, Jazz se mueve hacia la derecha y aparece el

128 componente donde se está tocando el disco ya mencionado. Lo apaga, saca el disco y lo guarda en su carátula, luego pone el saxofón en su caja y enciende un cigarrillo. Max se sienta en un sofá que aparece.

MAX: ¿Qué hiciste de comer?

JAZZ: Nada.

MAX: (Se levanta y va a una cocina que no aparece.) No hiciste nada porque no hay nada. (Entrando.) ¿Cuánto dinero tienes?

JAZZ: Nada.

MAX: (Con pedantesca animación.) Hilda me dijo que fuera esta noche a estudiar a su apartamento. (A Jazz no le importa.) Su amiga se está quedando en casa de su novio...(Le roba un cigarrillo a Jazz del bolsillo .) ¿Qué me dices de Denise? (Boxea jugando.) ¡Oye, qué cara! ¿Qué te pasó con ella? (Lo golpea en broma pero fuerte.) ¿Te enamoraste, ah? ¿Te enamoraste?

JAZZ: Déjame tranquilo.

MAX: (Burlándose de él.) No creí eso de ti, del hombre que me enseñó a enamorar a las mujeres.

JAZZ: Oye, si te gusta Hilda, habla con Delma, la has ilusionado yo creo que no debes...

MAX: (Serio de pronto.) No te metas en lo que no te importa, el niño de Delma no es asunto mío y el que ella se arrastre por el suelo por mí no quiere decir que tengo obligaciones con ella. Soy libre y no tengo nada con ella.

JAZZ: No te metas con Denise tampoco.

MAX: No dije nada de Denise.

JAZZ: ¿Por qué me cuestionas de ella siempre que llegas? ¿Y Denise? ¿Y Denise? No me gusta. ¿lo entiendes?

MAX: Te lo pregunto porque se que te gusta hablar de ella.

JAZZ: (Pausa, bajito.) Me gusta hablar de ella ¿Ah?; bueno… (Se va a voltear, le dice a media espalda.) Vivimos juntos, pero no revueltos. Sé que te gusta hacerme sentir bien, igual me pasa contigo, somos amigos, pero hay cosas de ti que odio y que me gustaría empezar a cambiarte pero eso no se puede; aceptar a las personas duele mucho a veces, (Le pone la mano en el cuello.) Te tengo un gran afecto, siento por ti una gran amistad, pero no sé de que forma me siento mayor que tú y sé que me debes respeto... (Lo zarandea cariñosamente.) dejemos esto aquí…y desde hoy seamos un poco más sensatos… (Desaparecen.)

DENISE: (Aparece hablando con Delma, ambas son dos universitarias.) Ninguno de los dos es sensato…

DELMA: No sólo eso, a veces parece que quisieran saberlo todo.

DENISE: Creo que no se quieren y debe ser peligroso que estén tanto tiempo juntos. (Desaparecen, Max se ha ido y Jazz se ha quedado solo. Se oye el tim bre de la puerta y entra Denise.)

JAZZ: ¿Por qué tocas?

DENISE: ¡Imagínate que estuvieras con otra persona!

JAZZ: Cuando estoy con alguien siempre pongo en la puerta un letrero que dice “no toque, estamos grabando”… pero Max siempre lo quita y entra a interrumpir.

DENISE: Apuesto a que volvieron a pelear.

JAZZ: Siempre es así, siempre jactándose delante de mi de sus mujeres…

DENISE: Déjalo, si tú sabes que está acomplejado, quiere vivir demasiado aprisa y quiere que todo el mundo se lo aplauda…contrólalo…

JAZZ: Hoy lo hice, pero me sentí mal, me quiere y parece que no encuentra forma de decírmelo, a veces lo siento como un hermano menor… pero otras quisiera matarlo, llevamos casi dos años juntos, somos de caracteres completamente distintos, no te imaginas todo lo que ha pasado aquí… una vez casi nos matamos… lo quiero…yo también estoy solo… Max ya no es el mismo desde que volvió del verano.

DENISE: (Tratando de quitar la nostalgia de Jazz.) ¿Y el saxofón?

JAZZ: No es el mismo y no sé qué le ha pasado, jamás me cuenta nada de sus padres…Yo sin embargo le cuento muchas de mis cosas, quisiera dar cualquier cosa por comprenderlo.

DENISE: ¿Porqué no aprendes música?

JAZZ: Yo sé música, voy a ser el cuarto médico de una generación de músicos médicos, este saxofón me lo regaló mi padre…

DENISE: Te lo pudo haber regalado pero no te enseñó a tocarlo.

JAZZ: A lo mejor él tampoco sabía tocarlo; pero es una reliquia.

DENISE: Pero las reliquias no tocan solas.

JAZZ: Siempre me discutes.

DENISE: (Tratando de hacerlo reír.) Porque no sabes música y para tocar saxofón hay que saber música y tú no sabes, solo tocas de oído lo que te da la gana y eso no es ser músico, es ser un idiota. (Suspiro.)

129

JAZZ: (Refiriéndose al saxofón.) ¿Te gusta?

DENISE: Cuando lo tocan bien.

JAZZ: Pues entonces aprende a tocarlo tú. (Se lo pone en las manos y se va.)

DENISE: Eres un presumido, ya te pareces a Max.

Voz de JAZZ: ¿Por qué no te vas al Diablo?

DENISE: (Se ríe y pone el disco del G. Barbieri en la canción “I want you”, luego prende un cigarrillo .)

JAZZ: (Vuelve con unos vasos, se detiene a escuchar la música .) Sensualidad, música echa carne...

DENISE: (Coge un vaso.) Si estudiaras música serías mejor que él.

JAZZ: ¿De veras?

DENISE: Después de todo, él no nació con el saxofón en la boca… (Lo besa.) ¿O sí? (Desaparecen poco a poco con la luz.)

ESCENA 2

(La música perdura en el aire y se ve a Max que toca el timbre del apart amiento de Hilda.)

HILDA: (Desde la oscuridad.) ¿Quién es?

MAX: Yo.

HILDA: (Saliendo en bata de baño.) ¿Qué quieres?

MAX: Soy yo. Max. El de la clase de teatro.

HILDA: Sí, si, que quieres.

MAX: (pedante.) Aquí estoy.

HILDA: (Frente a él como si le hubiera abierto una puerta ) Ajá.

MAX: Me dijiste que viniera.

HILDA: ¿Yo?

MAX: Vamos a hacer la escena final juntos.

HILDA: (Cayendo en cuenta de su recibimiento.) Sí, si…perdáname es que no me acordaba de tu nombre. (Ahora apreciamos a la verdadera Hilda. Tiene 25 años pero parece que tuviera treinta, sin embargo es atractiva, muy inteligente pues los años sin duda le han dado lo que no le han dado a Max; experiencia, aventura real. Posee cierto porte aristocrático que con la mezcla de la informalidad universitaria se ha convertido en una híbrida expresión de chica adinerada, pseudo intelectual y refinada, todo esto es expresión externa de una careta que no durará mucho.) Max… Max… sí, ayer fue que hablamos, bueno fíjate, yo no he escogido la escena, yo no sé mucho de teatro y es la primera vez que cojo clase de esta cosa loca… porque todos ustedes son unos locos…

MAX: Sí.

HILDA: Yo sólo conozco teatro francés, es lo que estudio, pero tampoco he leído mucho. ¿Qué escena tu crees que podemos hacer? Que no sea muy difícil, porque yo no sé actuar y no quiero pasar mucho trabajo, además tengo poco tiempo, sólo me faltan pocos créditos para acabar y tengo que estudiar para las otras clases…¿Entiendes?

MAX: Sí…

HILDA: ¿Conoces a Jean Anouilh?

MAX: Es francés ¿verdad? Anouilh… Anouilh…

HILDA: Antígona, Jezabel, Romeo et Jeanette,…

MAX: (Con mal francés.) Le vogayer sans bagage.

HILDA: (Corrige.) Le Voyager sans bagage

MAX: ¿La leíste?

HILDA: No, ¿de qué trata?

MAX: (Es evidente que sólo conoce el título.) Bueno, es de un viajero, que…tiene unos hijos, y …bueno, hace mucho que la leí…

HILDA: ¿Pero tendrá escenas de hombres y mujeres?

MAX: ¿Escenas de amor?

HILDA: (Gesto cursi y hipócritamente pudoroso.) No sé si sería lo mejor.

MAX: Pensemos algo más fácil.

HILDA: Shakespeare.

MAX: (Presumido.) Es muy antipoético.

130

HILDA: (Quiere estallar de risa.) ¿Qué?

MAX: (Más presumido aún.) Dificilísimo de actuar, no te lo recomiendo.

HILDA: (Casi por reventar.) ¿Has actuado algo de él?

MAX: (No se ha dado cuenta.) Si en unas cuantas obras como por ejemplo… (Desaparecen.)

ESCENA 3

LA MADRE: (Apareciendo.) ¿Por qué has querido hacer siempre lo que te da la gana?

MAX: No hago lo que me da la gana, hago lo que creo correcto.

LA MADRE: Hechos, hechos, no palabras. Yo fui una mujer práctica toda mi vida.

MAX: Otra vez.

LA MADRE: Y mil más. Soy tu madre, (Se las muestra.) Mira estas notas. Este es el pago de nuestro sacrificio, esto es lo que va a ser de ti un hombre. (Despectiva, como quien mira un cerdo.) Eres un frustrado…y escúchame bien, estamos pagando tu cochinada porque somos humanos y nos duele lo que le has hecho a esa niña, además sabemos que no puedes hacer nada, no ganas dinero, sólo estudias, pero te advierto que si no traes buenas calificaciones esa chica podrá meterte en un gran lío y tendrás que salir solo, no vamos ayudarte más… (tierna de pronto, como queriendo convencer.) Eres un muchacho con mucho talento, no lo desperdicies, no quiero verme obligada a hacerte daño…

MAX: Hablaré con Alex, me recomendará a alguien, él tiene muchas conexiones en televisión… poco a poco dejaré de estudiar…

LA MADRE: (Molesta.) ¡No puedes hacer eso! Gracias a que estudié soy lo que soy ahora, tú debes hacerlo igual, trabajarás luego con un buen sueldo, un puesto alto, pero no, no trabajarás ahora…

MAX: Conozco gente que trabaja y no se han graduado, y ganan mucho más que si hubieran estado cinco o seis años estudiando.

LA MADRE: Esos pocos tienen suerte.

MAX: Yo también la tengo…

LA MADRE: (Pausa.) No hijo, tu no tienes suerte…ni la tendrás nunca, eres igual que tu padre…

MAX: (Molesto.) Sí, tengo suerte y no soy como papá… Tengo suerte mamá…tengo suerte, si el padre de ella no me mató es porque tengo suerte, si aún no me hechan de la universidad es porque tengo suerte, mucha suerte, si todavía me quieres y a pesar de lo que hice no me hechas de la casa… (Se emociona.) es porque tengo una suerte muy grande, además, no quiero ser como papá… (La abraza.) yo…quisiera volver a ser niño de nuevo, no haber echo nada malo nunca…

LA MADRE: Estudiarás, terminarás ese bachillerato de arte y te harás maestro.

MAX: (De pronto.) No quiero ser maestro…no quiero ser nada que se parezca a él.

LA MADRE: (Después de una pausa larga en la que su cara se petrifica .) Haz lo que quieras. Es tu fracaso, no el mío. (Desaparecen.)

ESCENA 4

(En la oscuridad comienza a sonar un teléfono, Jazz sale y se enciende el apartamento poco a poco, Jazz conte sta.)

JAZZ: Haló… no, no está, no ha llegado de su pueblo todavía. ¿Quién lo llama?… sí,… ¿A qué hora?…bueno yo se lo digo… es Jazz, su compañero de apartamento, si Jazz como la música,… bueno, adiós. (En ese momento entra Max, al verlo Jazz vuelve al teléfono como si aún estuviera comunicando.) Precisa… colgó. (Cuelga.) Ahora mismo acabar de llamar Hilda, quiere que pases por su apartamento a las siete. (Observa a Max que se queda callado y mirando indefinidamente al piso.) ¿Como estuvo el viaje?

MAX: (Despertando.) ¿Ah?

JAZZ: Te llamó Hilda, quiere que pases por su apartamento a las siete.

MAX: (Pausa larga, Max no encuentra como empezar a hablar.) Eh…

JAZZ: ¿Qué te pasó?

MAX: …le llevé… las notas a mi madre…

JAZZ: ¿No se las habías llevado? Las tienes desde el semestre pasado…

MAX: Tuve que hacerle un teatro para que no me echara de la casa.

JAZZ: ¿Echarte de la casa?

MAX: (Mirándole fijamente como habiendo dicho algo que no debe.) No echarme de la casa precisamente, sino para que no se enojara conmigo, ¿Entiendes? Se enoja mucho cuando le llevo malas notas y se queja de que no voy muy seguido a la casa. Soy un tipo con suerte…creo que pronto dejaré de estudiar, voy a hablar con Alex, o con quien sea, quiero ganar dinero…

JAZZ: Pero te faltan sólo dos años… si es cuestión de dinero, hay becas, programas, podrías trabajar y estudiar al mismo tiempo.

MAX: No me digas lo que tengo que hacer.

JAZZ: Trato de ayudarte, no debes contestarme así…¿Para que quieres dinero, tu papá ganó mucho dinero cuando trabajaba, tu madre trabaja aún, ¿Tienes alguna deuda fuerte? ¿Algún choque?…¿despidieron a la mamá?

MAX: No me ha pasado nada… (Desaparecen ) (Aparecen Denise y Delma.)

DELMA: Desde que empezó el primer semestre Max está distinto, te aseguro que no era así.

DENISE: Le falta un poco más de amor por la vida eso es todo.

DELMA: No es cierto. Max se da muy buena vida, solo piensa en el placer, en divertirse…

DENISE: (Contradiciéndola.) Tal vez…

DELMA: ¿Sabes que mi hijo está enfermo?

DENISE: ¿Que tiene?

DELMA: No sé, el médico dice que es una especie de…. (Desaparecen, Vuelve el apartamento, Max sale del fondo y camina rápido hacia el frent e, Jazz se queda en el fondo escuchándolo.)

MAX: Quiero trabajar eso es todo.

JAZZ: ¿Porqué no me cuentas tus cosas?

MAX: Tu no quieres que yo me meta en las tuyas…

JAZZ: (Se le acerca.) No lo tomes de ese modo, te voy a ser franco, no me gusta que me preguntes por Denise por que me parece que…bueno tu sabes, nos estamos gustando ahora y…bueno…

MAX: Te sientes celoso…

JAZZ: Tú entiendes…

MAX: No seas tonto…Denise no es mi tipo.

JAZZ: (Riendo bajito.) Es la única diferencia que tenemos, no tienes motivo para no confiarte conmigo.

MAX: No puedo contarte nada Jazz, aunque quisiera…no me preguntes más por favor, quiero trabajar, creo que es lo mejor…

JAZZ: ¿Y tu carrera?

MAX: Al diablo la carrera.

JAZZ: Pero Max, te aburrirás de trabajar, tú tienes talento puedes hacer muchas cosas, ¿Que pensará tu familia, los defraudarás a todos, no se cambia de vida así, de la noche a la mañana, estás disfrutando ahora, haces lo que quieres, actúas, ¿Te gusta actuar? Claro que te gusta, naciste con eso…

MAX: No tengo buenas notas…

JAZZ: La universidad te dará todas las oportunidades que pidas….es una idea de locos irse a trabajar a los veinte años, un tipo como tú…

MAX: Voy a hablar con Alex…

JAZZ: Piénsalo bien.

MAX: Lo pienso lo mejor que puedo.

JAZZ: Piensa en tu familia, siempre piensas las cosas a tu conveniencia.

MAX: ¡Maldita sea! ¿Qué quieres que haga? No tengo ganas de estudiar y aunque tuviera, no puedo, soy bruto, ¿Entiendes? Soy un maldito bruto que hay que pegarle para que conteste…Cometí errores que sólo se pagan con dinero, lo que soy ahora, la buena vida que crees que tengo me cuesta muy cara y no tengo dinero, mi madre piensa que soy un frustrado…me siento culpable… (emocionado.) He hecho cosas de las que me arrepiento una y mil veces…tengo la cabeza echa agua de tanto pensar…

JAZZ: Cálmate Max, estás diciendo disparates, ¿De qué puedes sentirte culpable a los veinte años?

MAX: De no tener cinco años para poder estar jugando todo el día…

JAZZ: No puedes pasar toda la vida así, tranquilizate… (Lo toma por el brazo ) Mira yo…

MAX: Suéltame… (Lo suelta de un manotón.) yo…yo… siempre yo… yo hice esto, yo hice aquello, yo puedo darme consejos solo…

JAZZ: (Molesto.) ¿Pero por qué diablos eres tan variable? No hace un minuto estabas casi llorando.

MAX: Déjame solo.

JAZZ: Como quieras. (Inicia el mutis.)

MAX: Jazz…¿Que soy para ti? ¿Crees que lo que hago está mal? Dime la verdad, por favor…

JAZZ: ¿No vas a gritarme?

MAX: No.

JAZZ: Es cuestión de hacerle frente a las cosas y si no; engañarte, lo mismo me pasa a mí-a veces creo que puedo aceptar las cosas tal como vengan, pero el mundo es malo y hay que ser ingenioso-pero no serlo demasiado porque si no puede uno empezar a creerse la mentira que uno mismo se ha dicho. (Desaparecen.) (Aparece Denise y Delma.)

DENISE: A veces cree que es el gato Barbieri y pone el disco y hace que está tocando, dice que se siente en las nubes, es su “Engaño” como el dice…. (Desaparece.)

JAZZ: (Apareciendo otra vez con Max.) Engañarte solo, no hacerselo creer a la gente y no hablar mucho, los pedantes siempre caen mal…

MAX: No es eso, no es eso…no puedo escapar de lo que me pasa…tú no eres yo…yo estoy…

JAZZ: (Interrumpiéndolo.) Poco a poco vas despertando, no puede uno humillarse así mismo porque las cosas salgan mal…

MAX: No es tan fácil…

JAZZ: No puede ser más fácil que esto, escucha; cuando estoy haciendo que toco el saxofón, siento un placer casi morboso tenerlo en las manos, saber que puede sonar fabulosamente, pero al poner la boca en la caña y soplar me doy cuenta de que no se puede, de que está hay y no puedo tocarlo, y eso…no me divierte. (Desaparecen.)

(Aparecen Denise y Delma nuevamente.)

DENISE: A veces pienso que Jazz hace esas cosas por divertirse.

DELMA: Max es el que me preocupa, parece que tuviera cien años más en las espaldas… (Entra Alex, es el maestro de Arte Dramático, es joven y tiene un porte digamos no muy varonil.)

ALEX: ¿Como están?

DENISE: Temprano a clase…

ALEX: Ando buscando a Max.

DELMA: No lo hemos visto en toda la tarde.

ALEX: Tenía que verlo para un asunto muy importante.

DELMA: ¿Muy importante? voy a verlo dentro de un rato…

ALEX: Demasiado diría yo, quiero darle otra oportunidad…dile que me vea…

DENISE: Ya me imagino lo que es.

DELMA: ¿Qué?

ALEX: No le digan nada hasta después de yo verlo…Denise…esta noche a las siete y media… (Mutis.)

DELMA: ¿De qué se trata?

DENISE: La nueva producción del Departamento, Alex tiene un papel muy importante para Max, hay muchas oportunidades, yo también voy a actuar, ¿No te lo conté? (Desaparecen.)

(Aparece Max cruzando la escena.)

MAX: Yo tampoco me divierto, soy un egoísta pero mis errores me gusta afrontrarlos solo…

JAZZ: (Tras de él.) Estoy tratando de ayudarte…¿Qué es lo que quieres entonces?

MAX: No sé lo que quiero, no lo sé ni lo sabré nunca, porque nunca le dije a nadie lo que quería y a fuerza de tenerlo aquí (Señala su cabeza.) encerrado se me olvidó, se me olvidó y te juro por mi santa madre que no me importa…

JAZZ: (Pausa.) Debes hablar con alguien que sepa.

MAX: No estoy loco.

JAZZ: No estoy diciendo que estés loco, te digo que hay una manera más fácil de bregar con los problemas, no huyas de ellos, pero tampoco hagas de ellos el fin del mundo, si al menos me dijeras que te sucede…

MAX: (Con fuerza interior, con ganas de decirlo todo.) No puedo decirte no insistas por favor…¡No puedo decirte nada!

ESCENA 4

(Suena el timbre de la puerta, es Delma que se está arreglando para verse bien frente a Max .)

MAX: ¿Quién es?

DELMA: Delma.

MAX: (A Jazz.) Vete.

JAZZ: Estarás bien?

MAX: Sí. (Secándose las lágrimas.)

JAZZ: (Al salir, entra Delma.) Hola.

DELMA: (A Jazz.) ¿Ya te vas?

JAZZ: Voy a la biblioteca, adiós, (Mutis.)

DELMA: ¿Te estorbo?

MAX: No, siéntate, (Aparece el sofá del apartamento.) ¿Cómo está tu niño?

DELMA: Está más mal cada día, pero el médico dice que se le curará pronto. (Silencio largo.) Vine a decirte que Alex tiene algo muy importante que decirte y quiere verte.

MAX: Seguro que no me aceptará más en su clase, ya perdí la cuenta de las veces que he faltado.

DELMA: ¿Porqué faltas tanto a clase?

MAX: ¿Porqué todo el mundo me dice que estoy haciendo mis cosas mal? ¿Qué estoy haciendo mal? Si alguien pudiera decirme siquiera ¿Que estoy haciendo?

DELMA: (Pausa.) Están hablando muy mal de ti. La gente dice que tú eres un presumido, que te pasas diciendo que sabes cosas y no sabes nada. Has cambiado Max, tu no eras así.

MAX: No…no era así pero eso no tiene nada que ver.

DELMA: Estás dando motivos para que hablen de ti.

MAX: Otra vez estoy haciendo las cosas mal, ¿Quién es que habla de mí?

DELMA: Hilda se ha puesto a regar por toda la facultad que eres un bluff, que eres un pedante y que no sabes nada de nada.

MAX: Estás celosa.

DELMA: No estoy celosa, te digo las cosas para que no te tomen de sorpresa, le has dado mucha confianza a esa estúpida, siempre andas detrás de ella como una sombra, no creas que no me doy cuenta, los observo todo el tiempo, cuando te acercas y ella se rehuye de ti como si tu apestaras, no te quiere Max, se burla de ti.

MAX: ¿Y tú te burlas de mí?

DELMA: Yo sé lo que tu vales, por eso estoy a tu lado.

MAX: Te gusto, eso es todo.

DELMA: Sí es cierto me gustas, eres atractivo y estar contigo me hace sentirme más joven, pero a veces me pregunto si yo también me creo esa imagen falsa tuya que has formado desde que empezaron las clases. (Pausa, se miran fijamente.) Tengo un hijo, al que se le salen los ojos de alegría cada vez que te ve. Podrías ser un gran amigo para él, no puedo hacer de madre y padre al mismo tiempo. Déjame seguir a tu lado, aunque sea por él solamente, todo este tiempo he pensado solo en eso…

MAX: Pero ¿te das cuenta de lo que me estás diciendo? Cuando te dije que íbamos a ser buenos el uno con el otro, no te dije que yo iba ser bueno contigo solamente…

DELMA: No es cuestión de ser bueno o no, te necesito Max…(Se tapa la boca con un gran susto como si hubiera dicho algo horrible.)

MAX: (la mira fijamente.) Estás hablando con Max, parece que te hubieras olvidado de eso.

DELMA: (Decidida.) Está bien, te necesito cuando estoy sola, te necesito cuando fumamos junto al mar y no pienso más que en mi y en lo que me pasa, te necesito cuando quiero emborracharme, te necesito; te necesito porque tengo que olvidarme de que tengo un hijo sin padre, de que tengo que estudiar esta maldita carrera para poder trabajar y darle lo que no me dieron mis padres a mi.

MAX: Yo no soy un Dios, ¿Quien se hace responsable de mis cosas? Yo soy un actor y voy a triunfar no importa lo que tú me necesites, por encima de lo que hemos sembrado ambos, soy libre…¿Para qué traíste a tu niño al mundo? ¿Para que sufriera y maldijera la hora en que nació? Yo no quiero saber nada de niños ¿Comprendes? (Grita.) ¡No quiero saber nada!

DELMA: Me lo prometiste el primer año; éramos amigos y nos queríamos más que nadie. ¿Porqué me prometiste tantas cosas?

MAX: ¿Qué porqué?…antes no tenía problemas, ahora si los tengo, pero te repito que si quiero triunfar tengo que hacerlo solo, soy un actor no un papá que recoge hijos sin padre de cualquier mujer que se le brinde porque ya no puede tener hijos…

DELMA: ¿Qué estás diciendo?

MAX: Terminemos con esto de una vez, no tienes marido, además tampoco tienes excusa para atraparme, te sientes sola y te hace falta mi cuerpo; y como sabes que no hay riesgos eso te hace más segura…

DELMA: (Herida en su orgullo.) Siempre te das a ti mismo una aureola divina, si, eres un Dios…creételo…quizá con eso consigas algo mejor de la vida.

MAX: Me han ofrecido un trabajo en televisión y voy a ganar dinero, me iré lejos de esta maldita universidad, estaré libre de todos ustedes…

DELMA: (Pausa larga.) Nunca me entenderás, siempre me pasa lo mismo, todos me malinterpretan, ya es tarde…Alex quiere que vayas a verlo… (Inicia el mutis.)

MAX: Delma… (Delma se detiene.) Perdóname, vuelve otra vez por aquí…

DELMA: (De espaldas.) Puedes estar segura de que volveré más pronto de lo que imaginas.

MAX: Entonces, ¿Me perdonas?

DELMA: (Pausa, se ve su indecisión.) Adiós. (Sale.)

ESCENA 6

(Max se queda solo, entra Mario, es un tipo flaco, de bigote, bien parecido, es también estudiante de Drama.)

MARIO: Max, aprobaron el presupuesto para la obra, (Se tira en el sofá.)

MAX: ¿Qué obra?

MARIO: ¿Alex no ha hablado contigo?

MAX: Delma me dijo que fuera a verla, que tenía algo que decirme; debe ser eso…

MARIO: ¿Te acuerdas hace un año, la última producción de la facultad?

MAX: Creo que fue algo de Shakespeare… todavía no había entrado al departamento.

MARIO: Fué lo último que se hizo en grande, después del nuevo rector ya no pudimos hacer nada más por el presupuesto y qué se yo que tantas cosas. Alex propuso que se volviera a gestionar un nuevo presupuesto y fue aprobado, darán 3,000 para ROMEO y Jeanette de Jean Anouilh ¿Comprendes?

MAX: (Como si nada.) Y eso qué… la universidad nunca nos ha pagado nada, y encima de todo la producción no sale de aquí…

MARIO: Pero trabajaremos en algo más que en las obras de la clase de dirección. Hay algo envuelto con unos productores de televisión, creo que habrá trabajo seguro para los graduados de Drama.

MAX: Siempre dice lo mismo. Si quieres trabajar en televisión tienes que tener talento, solo los que tenemos podemos llegar alto…

MARIO: (Ofendido.) Si tienes tanto talento, ¿porqué sigues en la universidad?

MAX: Porque me da la gana.

MARIO: Alejandro quiere que actúes.

MAX: Pero yo no voy a graduarme.

MARIO: Eso no importa, te puede recomendar y puedes empezar a trabajar en novelas o documentales, si caes bien.

MAX: ¿Cual es mi papel?

MARIO: ¿Conoces la obra?

MAX: No, pero conozco bastante de Anouilh…

MARIO: ¿Pues cómo vas a saber?

MAX: Quiero saber si es importante

MARIO: Me imagino que sí.

MAX: ¿Conoces a una muchacha que se llama Hilda? Es nueva en la clase de actuación.

MARIO: ¿La francesita? Estudia francés ¿verdad?

MAX: Sí, esa…

MARIO: (Ríe.) ¿Quién no la conoce? Se pasa hablando de ti todo el día… (Desaparecen.)

ESCENA 7

(Entra Alex, sorprende a Max que está en una esquina, recostado de la pared fuma ndose un cigarrillo.)

ALEX: Por fin te encuentro, ven a mi oficina, tenemos que hablar.

MAX: (Entrando en una oficina donde aparece un escritorio y una silla, otra frente a Max.) Tú dirás.

ALEX: Tengo un papel para ti en Romeo y Jeanette de Anouilh. Creo que puedes hacerlo bien.

MAX: ¿Porqué dudas?

ALEX: De ti se puede esperar cualquier cosa. Te conozco de hace algún tiempo, te gusta trabajar y tienes talento, pero a veces te crees que eres el mejor y descuidas las cosas, no está mal creerse que uno es el mejor, pero hay que respaldar lo que uno cree con hechos y no con palabras. Te das un porte de bohemio que no va con nuestra profesión, si te dedicaras un poco más en serio se podría hacer de ti un gran actor en un futuro muy cercano; porque me han pedido buenos actores y actrices para una novela de televisión. Quieren caras nuevas. Pero para poner a prueba el proyecto me han pedido un hombre y una mujer, o sea que solo tienes una oportunidad, y es sobre Mario que hará el papel principal.

MAX: ¿Y porqué crees que no podrá?

ALEX: No digo que no puedas, pero esa cadena de televisión trabajará en conjunto con la Universidad y la facultad de teatro, ellos supervisarán y darán publicidad al espectáculo.

MAX: ¿Y porqué la universidad?

ALEX: Es la más grande del país, si quedan contentos empezarán a dar trabajo fijo a todos los que se gradúan éste y los próximos años, no habrá tanto técnico o actor de teatro en la calle sin trabajo. Creemos que es bueno y que puede funcionar.

MAX: Y yo ¿qué tengo que ver en esto?

ALEX: (Se levanta y se sienta sobre el escritorio .) Además del presupuesto que da la universidad, la cadena de televisión pondrá su parte. La producción tiene que salir a la perfección. Buena producción, buena actuación. Quién sabe si hasta haya algún dinero para ustedes. Quieren ver que su dinero se use bien. Tu vas a actuar, Mario también y Alberto que es de cuarto año. Son los mejores. De todos tu eres el más problemas que puedes causarme. Te conozco y a pesar de eso confío en ti, se que eso que te tiene así es algo pasajero, pero por favor olvídalo y date a tu trabajo.

MAX: ¿Y ellas?

ALEX: Judith, Denise y Florence, con ellas no hay problemas.

MAX: ¿Tiene que ver eso con Romeo y Julieta?

ALEX: Es por decirte así una versión francesa, muy moderna, pero tratada de una manera muy distinta. Por lo menos es algo menos trillado. Se me olvidaba decirte que esto será filmado para la televisión además de las diez funciones que tenemos que dar, la última será para los críticos. ¿Comprendes ahora la responsabilidad que cae sobre todos nosotros? Confío mucho en ti.

MAX: Me hace falta esa recomendación.

ALEX: Lo dices como si tuvieras un problema muy grande. (Pausa ) Yo puedo ayudarte, ve a mi casa, hablaremos de eso, (Con segunda intención.)

MAX: ¿Porqué tengo que ir a tu casa? No tengo que contarte nada de mi vida…

ALEX: (Molesto.) Está bien, olvídalo…

MAX: ¿Cuándo empezamos?

ALEX: Hoy mismo, a las siete y media.

MAX: Tengo una cita a las siete.

ALEX: No me importa, rómpela.

MAX: ¿Estás loco? Ya lo sé, será como antes, metiéndose en la vida de uno hasta los huesos…rompiendo compromisos para ensayar hasta la madrugada, estoy harto…

ALEX: ¿Quieres seguir jactándote de que eres actor? Te estoy dando una oportunidad para que alimentes tus mentiras!

MAX: (Estupefacto.) ¿Qué mentiras?

ALEX: Esa chica…Hilda…está fregando el piso contigo…

MAX: (Presuroso.) ¿Que es lo que habla de mí?

ALEX: (Saca un libreto del escritorio y mira su reloj.) Tienes tres horas para leerlo e ir al ensayo. Vas a hacer el papel de Lucien. (Desaparecen.)

ESCENA 8

(Denise y Jazz en el apartamento, se escucha la música del Gato Barbieri .)

DENISE: (Trayendo una cerveza a Jazz.) Desde que le dieron el papel está que no se le puede hablar, ¿Cuánto tiempo lleva sentado leyendo?

JAZZ: Como una hora.

DENISE: No sé que pasa con él, casi siempre es un descuidado y ahora míralo, se está devorando ese libreto.

JAZZ: No me gusta lo que me dijo Delma de esa chica, Hilda. ¿Porqué estará humillando a Max?

DENISE: Max después de todo es bueno, he visto a otros que se le sube la pedantería a la cabeza y no hay quien lo soporte…nosotras somos así, creo que ella lo hace porque le gusta, Max tiene buen tipo…

JAZZ: No sientas pena por él.

DENISE: No no es pena, es como una cosa que no se puede decir, lo conozco antes que a ti y he visto como ha cambiado, debe tener un problema muy grande…

JAZZ: Max tiene actitudes que no se justifican con un problema, por más grande que sea.

DENISE: Tú no sabes, quizá esa pedantería y ese egoísmo es una manera de escapar de su dolor.

JAZZ: Ese escape de dolor da más dolor aún, no lo comprendo, y sé que odia sentirse rechazado, a veces es como un niño, me enferma oírlo llorar de noche…

DENISE: (Incrédula.) ¿Max, llora de noche?

MAX: (Desde adentro.) ¿No vamos a comer hoy?

DENISE: ¡Todavía no está lista!…

JAZZ: Creí que te lo había dicho, a veces me quedo quieto mirando el techo, porque no me duermo, y lo escucho; como duerme abajo no me atrevo voltearme a preguntar que le pasa, pero siento como se aprieta los dientes y gime y se pone la almohada en la cara para que yo no lo oiga llorar, un día no pude más y me volteé, y lo vi, estaba de espaldas a mi y no pudo verme… estaba… (Se confunde.) Estaba trazando dibujitos en la pared como si su dedo fuera un lápiz, a la misma vez lloraba, te juro que me sentí el hombre más inútil de la tierra, yo sabía que se sentía solo y yo no podía ayudarlo.

DENISE: ¿Porqué?

JAZZ: Yo también lo conozco un poco, Max es muy orgulloso,… me hubiera enseñado sus dientes como un perro y se hubiera puesto a gritar groserías, casi siempre es así cuando se enoja….cuando nos conocíamos era el hombre más feliz de la tierra, bueno tu te enteraste de que tuvo cuatro puntos en su primer año.

DENISE: No sé…¿No estará usando drogas?

JAZZ: Ya yo lo hubiera sabido. (Se voltea en la silla y Denise le da masaje, está sin camisa.) Tengo examen de Psicología mañana.

DENISE: Pobre Max…

JAZZ: (Tratando de sacarla de su meditación momentánea.) ¿Hablaste con tu maestra de música?

DENISE: Sí, no tiene ningún inconveniente en recibirte en su clase.

JAZZ: Voy a demostrarle a papá que sí puedo con el saxofón. Cuando me lo dio me dijo, “trátalo con cuidado; es muy pesado para ti.” Siempre dice las cosas con doble intención.

DENISE: Así dejarás de tocar de oído, la maestra dice que los que hacen eso son idiotas. (Pausa.)

JAZZ: ¿Me quieres?

DENISE: (Jugando.) ¿Yo? No que va…¿Yo quererte a ti? jamás.

JAZZ: (La atrae.) Me gustas.

DENISE: (Se suelta.) Ese es el problema…¿Qué pasa con todos ustedes? No ponen amor en nada, si algo les gusta lo toman y ya, al diablo el resto. Así no se puede, yo no soy un saxofón.

JAZZ: (Resignado.) Te quiero, era eso lo que querías oír?

DENISE: (Entre risa y coraje.) Soy actriz, convénceme con acciones.

JAZZ: (Fastidiado.) Te haces mucho de rogar.

DENISE: Me gusta cuando peleamos, te pones rojo… (Lo toma por los pantalones y juegan divertidos.)

JAZZ: No, estoy cansado, ahora no…

DENISE: ¿No era eso lo que querías?

JAZZ: Suéltame, no…

Voz de MAX: ¿Ya está la comida?

Denise y JAZZ: (Se echan a reír y desaparecen .)

ESCENA 9

(Hilda está sentada en un cojín en el piso, tiene una bata de casa con un gran escote. Está leyendo una revista mientras se pinta las uñas y se fuma un cigarrillo. Hace las tres cosas como si las practicara todos los días, al llegar a un momento determinado se confunde y en ese momento tocan a la puerta, es Max que fuma en actitud muy arrogante, como si viniera a pedir cuentas.)

HILDA: ¿Pepe, eres tú? (ella sabe que no existe ningún Pepe, sabe que es Max y se dispone a jugar con él un rato.)

MAX: No. No es Pepe.

HILDA: (Se levanta y abre.) Entra.

MAX: ¿Quien es Pepe?

HILDA: No importa.

MAX: ¿Y porqué a ti te importan tanto las cosas que yo te digo? que toda la gente del departamento de Drama habla de lo que tú estás diciendo de mí.

HILDA: No se de que está hablando…¿Quieres comer?

MAX: Me tengo que ir.

HILDA: (Burlandóse.) Qué lastima…¿A donde vas?

MAX: A trabajar.

HILDA: ¿Cuando vienes a ensayar la escena de (Pronuncia mal para avergonzarlo.) La voyager san vagage?

MAX: ¿Nunca te han roto la cara a golpes?

HILDA: No te hagas el bárbaro, no matas una mosca. (Se le acerca y le acaricia el pecho.) Cuando salgas, pasa por aquí, Teresa se mudó ayer con su novio y me quedé sola.

MAX: (Robándole un cigarrillo y encendiéndolo.) Tendrás que buscar otra compañera.

HILDA: No. (Max mira fijo.) Papá me dijo que pagaría toda la renta.

MAX: ¡Son casi trescientos dólares!

HILDA: (Se ríe.) ¿Cuánto crees que gana un dueño de una cadena de Farmacias?

MAX: (Asombrado.) ¡Ah!…¿No te da miedo estar sola?

HILDA: Si vienes de ves en cuando…te haré de comer.

MAX: (Fijamente.) ¿Porqué me odias?

HILDA: Yo no te odio…¿Quién te dijo eso?

MAX: La gente.

HILDA: ¿En qué vas a trabajar?

MAX: (Enojado.) ¿Porqué me odias? ¿Porqué me llamas y me persigues? ¿Porqué quieres que esté contigo; si me odias?

HILDA: (Se le acerca y lo besa suavemente en los labios, Max se calma.) Tráeme un regalo en una botella y un paquete de cervezas. Será divertido, ahora vete.

MAX: (Disimula su enojo y se torna fanfarrón otra vez.) Bueno… (Sale.)

HILDA: (Mira un momento la puerta, luego de unos pasos por donde se fue Max.) (Murmurando audible.) Eres un tipo con suerte, Max… (Se recoge el pelo de la cabeza, agotada, angustiada .) Y tú también tienes suerte grandísima estúpida… (Cansada, desaparece en medio de una luz roja solitaria .)

FINAL DEL PRIMER ACTO

ACTO SEGUNDO

CUADRO I

ESCENA 1

La obra ha seguido su curso normal, estamos en el final del primer ensayo de la obra, en escena vemos a Alex, a Max (abstraído.), a Denise y a Mario, los otros personajes no se verán pero se tomarán en cuenta, estamos frente al mismo vacío de antes pero ahora una plataforma se extiende hacia el público, casi entrando a él.

ALEX: (En tono de conferencia.) Todo en la obra ocurre como si nada de lo ya hecho pudiera salvarse. Los personajes están condenados por su orgullo, por su pasión, y los ideales que los sostenían se quiebran poco a poco en cada acto. Es muy importante que entiendan esto, es lo que debemos proyectar. Sin embargo al final vemos a Lucien… (Mira a Max.) Max…¿Estás escuchando?

MAX: Puedo repetírtelo todo palabra por palabra.

ALEX: (Continúa.) Vemos a Lucien que a pesar de todo lo trágico del final, la vida le sonríe, una sonrisa irónica, llena de recuerdos que no se borrarán de su mente jamás.

138

DENISE: (Preguntando.) ¿Porqué Lucien no impide que Jeanette y Frederic se marchen?

ALEX: Lucien no hace nada, porque no puede hacer nada, sabe que su hermana está actuando mal y sabe que Frederic actúa precipitadamente, pero él ya sabe que están condenados y por eso los deja marcharse y los mira como si ellos fueran a comenzar lo que él paso hace algún tiempo…(Max se rasca un oído, Denise toma nota en su libreto y Mario mira el reloj.) Bueno si no hay más preguntas, mañana empezamos con la lectura dramática…Nos vemos mañana a la misma hora. (Se levantan se dicen adiós, Max y Alex se juntan, luego se juntan también Mario y Denise que estaban habla ndo desde que terminó la discusión.) ¿Entendiste todo?

MAX: Sí.

ALEX: Confío en ti, en que puedes hacerlo bien.

MAX: ¿Cuántas veces vas a repetirlo? Parece que dudaras de mi siempre.

MARIO: De ti puede esperarse cualquier cosa. No quiero recordar las que nos has hecho pasar.

DENISE: Si Max, no está de más que te lo digamos, todos te queremos bien, no creo que haya razón para que se repita lo del semestre pasado.

MAX: Bueno…¿Qué es lo que ustedes piensan de mí?

MARIO: ¿Crees que eres tan importante para que todos pensemos en ti? Bastante tengo con mis tres libretos. Tengo tres de las obras de la clase de dirección escénica y no he podido estudiar nada de Literatura. Vámonos Alex.

ALEX: Buenas noches- (Se van juntos.)

ESCENA 2

MAX: ¿Y esos dos que se traen?

DENISE: (Se ríe.) Que ingenuo eres…

MAX: Entonces dime tú, tu me comprendes…¿Qué es lo que pasa conmigo?

DENISE: Caes mal…porque eres un pedante, tu no eras así Max, qué pasó contigo? Sabemos que tienes talento, que eres bueno y no tienes malas costumbres hasta donde yo sé…te haces daño alimentando esa imagen que no es tuya, nosotros te queremos, por eso te lo digo, si no te quisiera…

MAX: ¿Porqué se empeñan en quererme tanto?

DENISE: Eres un buen actor, pero en una producción tiene que haber unión, además te conozco hace mucho tiempo, quizá podría decirte que eres un hermano…

MAX: (Burlandose.) Un día de estos viene uno mejor que yo y adiós Max, y solo me recuerdan cuando revelan las fotos o ven algún programa viejo tirado en el piso del teatro. Yo se que voy a triunfar. Que voy a llegar muy alto.

DENISE: Solo quiero que no nos odies.

MAX: Está bien, soy un pedante lo admito, pero supongamos que es un atractivo para las mujeres…¿De qué te ríes?

DENISE: Eres un niño. (Max se ríe un poco también.) (Denise saca un cigarrillo y ofrece uno a Max.)

MAX: ¿Tú crees que yo puedo hacer ese papel?

DENISE: Si te lo propones y dejas a un lado tus payasadas. Toma la vida un poco más en serio.

MAX: Por un momento pensé dejar la universidad… tal vez si lo pensara mejor; me gusta estar aquí; (Mira al público.) Es bonito ver a la gente esforzarse por lo que quiere, con fuerza; con algo que le oí una vez a mi abuelo, tenacidad; si yo pudiera; pero está tan lejos su voz que ya no la escucho, era tan pequeño, que sus palabras no cabían en mi cabeza… (Silencio largo.)

DENISE: (Se acerca.) No me gusta cuando te pones triste.

MAX: No estoy triste. Este soy yo. Si soy un niño, un niño tan pequeño e indefenso que le tiene miedo a todo, y un día crece de golpe y se lleva por delante el techo de su casa dejando un inmenso vacío en sus padres, y un agujero muy grande en su cabeza por donde salen todos sus pecados… (Se emociona, camina hacia Denise.) Me siento muy solo…

DENISE: (Le abre los brazos.) Ven.

MAX: (Abrazándole.) Si te pudiera contar.

DENISE: Empieza.

MAX: Es tan grande que no cabe en mi cabeza.

DENISE: (Le acaricia el pelo.) Vamos di, no puede ser tan malo que yo no pueda enterarme…

MAX: La gente es muy mala, y yo no sé porqué. Se aprovechan de nuestras debilidades, de nuestros deseos…

DENISE: ¿Qué es lo que más deseas en el mundo?

MAX: (Se separa de ella y la mira asombrada.) Nunca me había hecho esa pregunta… (Se ríe.) ¿Qué que es lo que más deseo? (Ríe más alto.) Soy tan feliz…

DENISE: (Riéndose también.) ¿Qué te pasa?

MAX: (Su risa se convierte en llanto poco a poco.) No…yo no puedo ser feliz…he escapado siempre de la felicidad.

DENISE: (Emocionada también.) No digas eso…

MAX: Eso también me lo dijo ella, “yo seré tu felicidad”… (llora.) y esperando a que llegara; llegó la tristeza; estaré triste toda mi vida.

DENISE: ¿Pero de que te sientes tan culpable?

MAX: Déjame solo…

DENISE: (Con fuerza.) ¡Contéstame!

MAX: Ya debo irme, tengo que comprar unas cervezas…

DENISE: Espera… no quiero que te vayas así… (Saca un pañuelo de su cartera y le seca la cara.)

MAX: Fué fácil descubrir quien era…

DENISE: (Le mira fijo.)

MAX: (La toma de la mano.) Vámonos. (desaparecen.)

Escena 3

(El apartamento de Hilda, Una mesa sobre la que hay unos libros, un paquete de cigarrillos, vasos, libretas, cosas de estudiantes.)

HILDA: (Está mirando por una ventana.) (Tocan el timbre; es Max.) ¿Quién es?

MAX: Max.

HILDA: Vete al diablo, voy a dormir.

MAX: Me dijiste que viniera, abre.

HILDA: (Para sí.) Hijo de… (Entra Max.) ¿Porqué vienes tan tarde?

MAX: ¿Qué pasa contigo? Son las once y media.

HILDA: ¿Quién era esa rubia que venía contigo?

MAX: ¿Cuál rubia?, Ah! ¿Denise? Es la novia de Jazz, está actuando en la obra también. (Max trae en las manos, dos bolsas, una grande y una pequeña.) (Poniendo la bolsa grande.) Aquí están las cervezas.

HILDA: ¿Qué es la bolsa pequeña?

MAX: Lo que me pediste…

HILDA: Bueno, vamos a darnos un trago enseguida. (Lo sacan y se sirven.)

MAX: No sabía que te gustaba beber.

HILDA: Tengo edad para hacerlo.

MAX: (Sentádose, pues aparece un sofá.) ¿Qué edad tienes? (Hilda se sonríe.) Soy mayor que tú ¿Verdad? (Hilda se ríe y se ahoga con el licor.) Eres todavía menor de edad, ni siquiera sabes beber. No sabes nada de la vida.

HILDA: Enseñame tú, pa-pi-to.

MAX: Con gusto.

HILDA: ¿Cuantos años tienes tú?

MAX: 20.

HILDA: Con veinte años y ya sabe más de la vida que Jean Paul Sartre. ¿Se te olvidó que estoy en cuarto año de universidad? Tú crees que porque soy mujer no sé nada de las cosas que tú podrías hablarme.

MAX: En 20 años he conocido más gente que tú, he salido a muchos lugares, lo he probado casi todo.

HILDA: (Pausa.) Tengo 25 años, Max.

MAX: ¿Y te crees que voy a creerte?

HILDA: Como quieras, tengo cara de niña rica y de menor de edad pero tengo 25 años y dejemos esta conversación de adolescentes, creo que tenemos cosas más importantes de que hablar…

MAX: Hablando de cosas importantes, dime ¿que piensas de mí?

HILDA: (Riendo.) Eso te quedó muy bien…pero dejame ponerle Coca-cola a esto que está muy fuerte…¿Quieres?

MAX: Sí, por favor…(Hilda sale y vuelve a entrar con la Coca-cola, (se sientan en dos cojines en el piso, frente a frente, las demás cosas desaparecen.) Hablando en serio, ¿qué piensas de mí?

HILDA: No pienso nada de ti… no das nada que pensar…

MAX: (Enojado.) ¿Quieres saber que pienso yo de ti?

HILDA: ¿Pero porqué lo tomas mal? No pienso nada de ti porque si pensara algo de ti puedes estar seguro que no sería nada bueno.…yo solo pienso de lo que puede causarme problemas, por eso no pienso nada de ti. Eres inofensivo.

MAX: ¿Porqué dices tantas cosas de mí?

HILDA: Porqué me gustas y para que todos lo sepan, hablo de ti. Siempre hablo mal de ti, para que romper corazones. Sobre todo la chica del niño, se llama Delma ¿Verdad?

MAX: sí, esta tarde fue a verme.

HILDA: ¿Qué quiere de ti?

MAX: Qué yo sea su esposo. Pensé casarme con ella, hace menos de un año…casi lo hago…

HILDA: Eres muy joven todavía. Pero ella, se ilusionó y me imagino la calamidad que debes llevar en las espaldas.

MAX: No tanto, ella fue buena conmigo.

HILDA: ¿Qué te dio?

MAX: En aquel tiempo era un niño, tenía apenas diecinueve años y no sabía mucho de las cosas, solo había tenido experiencias rápidas sin ninguna emoción, (Admitiendo.) Ella me enseño muchas cosas.

HILDA: ¿Y crees que la madurez se logra en un año?

MAX: Hay quienes la logran en cinco minutos y envejecen años.

HILDA: (Silencio, bebe.) Puede que tengas razón. Entonces ya has aprendido… ¿Qué esperas de la vida entonces?

MAX: Esa misma pregunta me la hicieron hace un rato, de manera distinta claro, no pude contestarla, quizá porque la respuesta era demasiado horrible y quería callármela a mi mismo… (Pausa.) No espero nada de la vida. No espero clemencia de nadie.

HILDA: ¿Sabes que espero yo de ti? (Se tira provocativamente en el suelo.)

MAX: (Se confunde.) No.

HILDA: Entra a mi cuarto, hay un frasco de píldoras sobre la mesa junto a la cama, traélas por favor… (Max sale ella se endereza y toma un trago.)

MAX: (Entra con ellas.) Aquí están.

HILDA: Quítate las botas…

MAX: ¿Para qué?

HILDA: A donde vas a ir no necesitas zapatos…

MAX: ¿Que son?

HILDA: ¿No sabes leer?

MAX: Barbitúricos. ¿Para que son?

HILDA: Relajan la tensión, ayudan a dormir. Se los robé a mi padre.

MAX: ¿Las usas amenudo?

HILDA: Cuando me siento mal. A veces me las tomo por jugar. Son depresivos pero te agudizan los sentidos, con cerveza saben mejor… es de las pocas cosas absurdas que todavía puede uno darse el lujo de sentir. (Se levanta y saca una cerveza y la abre.) Tómate solo una. Dame una a mí.

MAX: No sé… (miedo.)

HILDA: Ah, vamos, ¿No me habías dicho que lo habías probado todo?

MAX: (Se la toma, se mira un instante, sonríen, una luz roja envuelve el lugar.) Ya…

HILDA: ¿Como te sientes?

MAX: (Toma la cerveza.) Espera, aún la tengo en la garganta… (bebe.) ya bajo…

HILDA: no hay que esperar mucho… (se le acerca y lo besa, se escuchará “Moonlight sonata” de Bethoven.)

MAX: ¿Qué es esa música?

HILDA: El chico que vive al lado, estudia música y le da con escuchar esos velorios de madrugada (Ríe.)

MAX: No siento nada.

HILDA: Acuéstate… (Se tiran ambos en el piso, Max mira hacia el techo, Hilda lo acaricia.)

MAX: Siempre pensé que gustaría estar así…

HILDA: (Lo besa.) ¿Como?

MAX: (Cierra los ojos.) Como perdido… se siente como un mareo…

HILDA: Bésame Max…

MAX: Espera un momento…estoy viendo cosas… (La música cambia a la “Marcha Turca” de Bethoven.)…juguetes…miles de juguetes…reyes en miniaturas, caballos grandes…miles de muñecas…

HILDA: ¿Qué más? (Sonriendo.)

MAX: Juguetes que se ríen y bailan entre sí… (Se levanta.) Una juguetería gigante…(Sufre de pronto.) ¡Cuidado! Una muñeca va a estallar…tiene una barriga muy grande… y me persigue… no dejes que me atrape… (Peleando.) ¡déjame tranquilo!

HILDA: (Preocupada.) ¿Qué te pasa? ¿Qué te están haciendo?

MAX: (Se sonríe como si todo fuera una broma….) Me busca entre los pantalones… (Serio.) Trae un cuchillo en las manos… (Se adelanta a la plataforma que entra al público.) (Se vuelve a escuchar “Moonlight sonata”.) (Dice, vociferando al público.) ¿Alguno de ustedes quiere comprar un poco de felicidad? Aquí tenemos una cajita donde la tenemos toda…

HILDA: (Riendo.) Max…ven acá…déjate de tonterías…

MAX: (A Hilda.) Silencio! (Se pone el dedo en la boca.) Shhh! No van a querer comprármela si les digo la verdad… (Se empieza a sentir cansado y somnoliento.) vengan, señores vengan, aquí está la cajita de la felicidad, ahora les presentaremos… (A Hilda.) ven, ven acá…Ahora les presentaremos nuestra cajita de la felicidad a este público respetable que viene a escucharnos a este teatro, Silencio de muerte… (Tocando la barriga de Hilda.) ¡Aquí está la felicidad! (Aplaude.)

HILDA: (Riéndose.) ¡Estás loco…!

MAX: En serio…lo que pasa es que no se ve todavía, después de la adquisición hay que esperar nueve meses para que nazca la felicidad.

HILDA: (Ríe.) Déjame quieta, tengo sueño… (Al caminar hacia los cojines Max la detiene por un brazo.)

MAX: No hemos termi…(/S.)

HILDA: (Lanza un quejido de dolor profundo como si le hubieran arrancado el brazo .)

MAX: ¿Qué te sucede?

HILDA: Devuélveme mi brazo…olvidalo… (Se tira en los cojines casi dormida.)

MAX: (Se tira junto a ella, riendo cansado, toma whisky.) De pronto me pareció que estaba en un teatro, un teatro grande lleno de gente, donde yo era el actor principal y presentaba mi truco de la cajita de la felicidad…aplaudían fuerte…(Se recuesta de Hilda, esta lo abraza inconscientemente, parecen una m adre y su niño.) muy fuerte…¿No los oyes?… (Hilda se a dormido.) …yo ya no los oigo……(Desaparecen.)

ESCENA 4

(El apartamento. Max entra medio drogado todavía, Jazz lo detiene.)

JAZZ: ¿Donde dormiste anoche?

MAX: (Cansado.) ¿Desde cuando eres mi madre?

JAZZ: Tienes obligaciones que cumplir, ¿No piensas ir a clase?

MAX: (Con súbita fuerza, lo agarra por la camisa, pero se le olvidó lo que iba a decir y lo suelta.) voy a bañarme…

JAZZ: Llamó Delma muy temprano, su hijo estuvo enfermo toda la noche me preguntó si ibas a verlo pues está muy grave.

Voz de MAX: No, no puedo ir a verlo. (Sale del baño.)

JAZZ: (Enojado.) ¿Cómo que no puedes ir a verlo?

MAX: Yo te lo dije, no puedo.

JAZZ: (molesto.) Escucha, un día te dije que fuéramos sensatos el uno con el otro, yo no sé que es lo que te sucede, que clase de trauma tienes en la cabeza, pero estás llevando esto muy lejos.

MAX: Ya pronto me iré de aquí, no te preocupes.

JAZZ: No me interesa si te vas o no, quiero que me digas que es lo que te pasa, y quiero que me lo digas ahora.

MAX: No trates de ayudarme; había estado siguiendo tu consejo mucho antes de que me lo dieras, me estoy creyendo el fuerte, el hábil, el presumido que tiene conque respaldar sus presunciones, pero creo que será todo lo contrario…creo que voy a perder y algún día te enterarás de lo que me pasa, algún día, cuando ya no me importe…(Jazz sale enojado.) (Max se queda solo, aparece el saxofón encerrado en su caja, lo saca y lo mira, lo sopla, suena algo estúpido, de pronto quiere reventarlo contra el suelo pero vuelve a entrar Jazz.)

JAZZ: (Gritándole.) ¡No hagas eso!

MAX: (Sorprendido, vuelve a poner el saxofón en su caja…camina hacia la plataforma que va hacia el público y se mete en ella, queda mirando al público fijamente, en su cara se nota la angustia más grande que se haya visto en rostro alguno.) Es un lindo día… ¿Verdad? (Se escucha el “adiós Part I del G. Barbieri”.) (Llora.)

JAZZ: (lo mira en silencio y se marcha.)

Final del Cuadro I

CUADRO II

ESCENA 1

Max con el libreto en las manos trata afanosamente de descifrar en susurros algunos parlamentos de Anouilh Tocan el timbre

MAX: Está abierto.

DELMA: (Entra, se nota en su rostro las huellas de las noches sin dormir se ve agotada y desesperada .) Creí que te habías ido ya.

MAX: Estoy estudiando.

DELMA: (Con un impulso de emoción contenida.) ¡Se está muriendo Max!

MAX: (Silencio largo.) ¿Y yo que puedo hacer? (Pausa, una mezcla de sequedad con compasión.) ¿Porqué no llamas a su padre?

DELMA: El único padre que ha visto has sido tú. Ven conmigo.

MAX: (Con súbita fuerza interior que quiere estallar.) NO…NO…NO…

DELMA: (Lo abraza.) Por favor… es lo único que puedes hacer por mí…

MAX: ¡Déjame pensar!… (Se decide al fin por la sequedad, es lo único que puede salvarlo de “otro” sentimiento de culpa.) Escúchame, no sé si mis veinte años han sido suficientes para aprender que mis responsabilidades son solo mías, y que nadie… (Se detiene… .)

(Aparece la madre que habla con el padre que está en un sillón de ruedas.)

LA MADRE: Hemos recibido una carta…

EL PADRE: (Aparentemente es un hombre enfermo, se le ve como si nunca quisiera que nadie le mirara a los ojos.) ¿Una carta?…¿de quién?

LA MADRE: Del padre de la niña americana… (Desaparecen.)

MAX: (Prosiguiendo como si nada lo hubiera interrumpido.) nadie sobre la tierra tiene que hacerce cargo de mis cosas ni pagar por mis errores…

(Aparece la madre y el padre.)

LA MADRE: El padre nos demanda más dinero…

EL PADRE: ¿Dinero?

LA MADRE: La niña ya va a dar a luz…

EL PADRE: (Después de un gran suspiro.) Pobre niña… (Desaparecen.)

DELMA: No te pido que seas responsable de nada, admito que soy débil que soy inútil y que mi estúpido orgullo me ha destrozado…solo te pido que seas bueno conmigo por última vez…ven, por favor…

MAX: ¿Con quién está?

DELMA: Con mamá, pero ella esta casi ciega y sorda, quien sabe si él… (Llora.) ya se halla muerto, y ella le esté haciendo caricias todavía… Se está muriendo, y si se muere el último nombre que dirá será el tuyo, -lo dirá bajito- como una oración, tío Max, tío Max, vamos a jugar a los actores… (Histeria.) (Explota.) Max, POR FAVOR… (SE consume.)

MAX: (Grita.) ¡NO! ¡NO!… no iré, porqué si mi hijo también se muere, no podré soportarlo…

DELMA: (Su llanto, se vuelve silencioso, lento.) Que se muera… si a ti no te importa, tampoco me va a importar a mí… (Mutis.)

MAX: (Corre tras ella.) Delma…Delma…(No la alcanza y vuelve, toma el libreto, lo abre, juega con las páginas, está nervioso, se escucha un ruido.) Jazz… (Llama, pero nadie le contesta.) Jazz, ¿eres tú? (Cam ina lento hacia la puerta, hay un gran silencio, pero dentro de Max hay una tormenta, y súbitamente se escucha ensordecedor, el lamento de un bebé, Max se tapa los oídos con horrible dolor y grita ahogando los llantos.) (Desaparece.)

ESCENA 2

(Aparece La madre empujando el sillón de ruedas del padre, sale, el padre ojea el periódico con gran paciencia, La madre vuelve con medicina y al darsela se le vira a ella.)

LA MADRE: Mira lo que has hecho, eres un cochino, ¿Porque no haces las cosas como te digo? Eres un estúpido inútil…

EL PADRE: Hoy viene Max…

LA MADRE: Si hoy viene Max, hoy es viernes, y todos los viernes te pones igual de torpe… (Tocan el timbre.)

EL PADRE: (Con animación alegre y un tanto torpe.) Es Max…es Max…

LA MADRE: (Igual de seca que antes.) Sí, es el… (Alto.) Abre, está abierto…

MAX: (Entrando.) ¿Como están? (La madre lo besa rutinariamente.) (Al padre.) ¿Como estás viejo?

EL PADRE: (Contento.) Bien, bien…

LA MADRE: No, no estás bien, ya me has tirado la medicina tres veces en esta semana, no te la quieres tomar y cada día estás más débil…y tú…que tardas tanto en venir…

MAX: Tengo hambre… (va a la cocina.)

EL PADRE: (Después que se ha ido.) ¿Como estás hijo?

LA MADRE: (Seca.) ¿Estás ciego? Acaba de irse a la cocina, ven, ven a dormir…

EL PADRE: (Cuando la madre empuja el sillón de ruedas, con desesperación.) El periódico, el periódico… (La madre se vira y los toma, se los arroja de mala gana.) Gracias…

MAX: (Entra.) Mamá…

LA MADRE: (Entrando.) Me alegro de que vengas, creí que no ibas a volver…

MAX: Si pero dentro de un par de semanas tendré que ausentarme de ustedes…me ofrecieron una oportunidad…

LA MADRE: ¿Quién?

MAX: Alex.

LA MADRE: Lo importante es que no dejes de estudiar…

MAX: ¿Cómo te va en tu trabajo?

LA MADRE: Igual. Estaba pensado aumentarnos el sueldo pero no se en que ha parado el asunto. La señora que cuida tu padre también me pidió un aumento, todo el mundo me pide un aumento…y hasta que no me lo den a mí no puedo darles nada…

MAX: ¿No has recibido carta?

LA MADRE: (Silencio.) Sí…el padre también pide un aumento…ya va a dar a luz, en Marzo probablemente…es un aumento grande Max, no sé si pueda pagarlo…Los acreedores de tu padre me acosan demasiado y…

MAX: ¿Cuánto?

LA MADRE: Nos amenaza, si no le enviamos los quinientos mensuales que pide te la mandará aquí con todas sus cosas… dice que está desempleado, que ella no puede trabajar por su barriga…es un problema…un verdadero problema…tu padre está muy mal…el médico me ha dicho que ya falta poco, soy fuerte ahora, lo he sido desde que una maldita escalera me convirtió en padre…pero también me agoto, me canso de darle su medicina y que me la tire, que esté todos los días pegado a su maldito periódico y no diga nada… (Se emociona.) Me canso Max…

MAX: Yo…se que debo hacer algo… (La abraza.) Podría hablar con el padre de esa chica, decirle que quiero casarme con ella y todo se arreglaría…

LA MADRE: Entonces dejarías de estudiar…

MAX: No me importa…

LA MADRE: A mí si me importa, tu serás un gran maestro de arte, ¿Porqué no?

MAX: No voy a ser maestro de arte; te estoy viendo sufrir a costa de mi libertad y de mis estudios, ¿Crees que me siento bien? Yo soy tu hijo y tengo deberes que cumplir contigo, deberes por encima de los míos…

LA MADRE: (Sonríe.) Cuando me dijiste que esa chica estaba preñada no me dijiste eso; tenías que huir y yo te ayude, acepté ayudarte porque no tenías ni un centavo… ahora ya no sé porqué lo hice, ahora ya no sé porqué lo sigo haciendo…perdóname por parecer demasiado fuerte, por hacerte creer que tu padre no hace falta en esta casa, traté de dártelo todo, como si fuera él, pero hemos creado un monstruo…

MAX: (Asombrado.) Me has dicho monstruo…

LA MADRE: ¿Lo dije? Ya tan siquiera puedo callarme lo que pienso… Tu padre ha perdido la razón…se pasa pensando en los periódicos, y pregunta por ti constantemente, no estaría mal que le hablaras un momento… (Sale.)

EL PADRE: (Aparece como una visión en el fondo profundo, está cabeceando con el periódico en la falda, una luz azul envuelve el lugar.)

MAX: Papá…¿Como te sientes?

EL PADRE: Bien…siempre con ese cosquilleo en las piernas…

MAX: (está confundido y emocionado.) Voy a trabajar, terminaré este año y luego me iré a trabajar, me han prometido un trabajo…

EL PADRE: (Enseñandole el periódico.) En la página seis hay un artículo… (traga saliva.) un artículo sobre las responsabilidades…de la, paternidad… (Entre cortado, sabe lo que está diciendo pero por su estado em ocional se le hace difícil.)… en caso de seducción por parte de la mujer…

MAX: Ya está hecho papá… ¡No vale la pena pensar más en ello!…

EL PADRE: En la página seis… (Se lo extiende.)

MAX: ¿Porqué te tiraste por esas escaleras? (Llorando.) ¿Porqué lo hiciste? Mirala…¿No te da vergüenza? Está sola…hasta el cuello de problemas, mientras tú lees el periódico…

EL PADRE: En la página seis, hay están todas las respuestas Max…

MAX: Te odio, maldito seas, te odio, odio todo lo que has hecho… te creíste que podías escapar de todo lo que te vendría encima, estabas embrollado hasta la cabeza y te creíste que matándote resolverías el problema, ahora mamá tiene que resolverlo todo…

EL PADRE: En la página seis… (Se lo extiende casi calléndose de la silla.) (-/S.)

MAX: Está débil, se está muriendo y tu te diviertes, (Toma el periódico, por un momento se ve alegría en la cara del padre pero se destroza cuando ve que Max los aplasta y los rompe en mil pedazos.) Es lo que me has dicho toda la vida, que lea los periódicos, que lea los periódicos, los malditos periódicos que solo dicen mentiras!

EL PADRE: (lento.) Hay están todas las respuestas… (/S.) (desaparecen.)

LA MADRE: (Aparece con unos billetes en la mano.) Max…

MAX: (Aparece con unos libros.)

LA MADRE: ¿Ya te vas?

MAX: Sí.

LA MADRE: Aquí tienes, es todo lo que puedo darte, tengo que enviarle el resto a esa niña…además recibí otra carta, otro acreedor de él…

MAX: (No se los toma.) Quédate con ellos…no los necesito…y cuando vengan los acreedores; dile que se ha muerto…

LA MADRE: ¿Comerás bien?

MAX: Estoy viviendo con una chica rica… no me mires así, no pasará nada…ella me da todo lo que necesito…

LA MADRE: Eso no me gusta…

MAX: Cuídate mucho, llamame si pasa algo, (La besa y se va.)

LA MADRE: (se queda sola.) (Camina lento y arrastrando los pies.) La voz dEL PADRE: Marta… traéme el periódico...

LA MADRE: Ya voy…ya voy… (Desaparece.)

ESCENA 3

(El apartamento de Jazz, Denise estudia su libreto mientras Jazz estudia en una mesa, un par de sillas, un poco bebido entra Max, no saluda.)

DENISE: ¿Memorizaste?

MAX: (Saliendo del cuarto.), Todo, ya me lo sé todo de memoria. (A Jazz.) ¿Donde pusiste el periódico?

JAZZ: Odias los periódicos, ¿Porqué me pides uno ahora?

MAX: Porque me da la gana.

JAZZ: Pues sal a comprarlo.

MAX: (Se contiene.) Sí…(sale.)

JAZZ: (Sobre Denise.) ¿Te fijaste? Maldita sea, todos los días es así… Ya no lo aguanto mi amor, he tratado de cambiar, he tratado de saber que le pasa, he tratado de ser comprensivo…

DENISE: Se le pasará pronto, es que ha vuelto de su casa, eso lo deprime mucho…

JAZZ: ¿Como sabes las cosas que lo deprimen?

145

DENISE: Fuimos buenos amigos, me contaba todas sus cosas.

JAZZ: Mira, últimamente Max me importa un comino, yo pensé que podía ser sensato con el, que podía ser su amigo, su hermano mayor quizá, pero me engañe, yo también perdí, y te pido por favor que no hables nada con él, ¿Me entiendes?

DENISE: Pero no podrán evitarse, es un apartamento pequeño y se estarán peleando continuamente…

JAZZ: El dijo que iba a irse… Hilda está viviendo sola…

DENISE: Intentemos, aunque sea por última vez, averigüemos que le pasa, todo se puede arreglar, Max no es tan malo, se siente solo y quiere poder hablar con alguien…

JAZZ: No me hables más de Max si quieres verme contento…

DENISE: (Como una niña.) Esta bien…

(Entra Max con una cerveza en la mano .)

MAX: No hay un periódico en toda la calle…no sé porqué leo esas cosas, me deprimen.

DENISE: Jazz está aprendiendo a tocar el saxofón.

MAX: Nunca podrá tocarlo bien.

JAZZ: No nunca podré.

MAX: Eres un tipo que solo ha tratado de impresionar a las chicas toda su vida, conozco los de tu clase, eres hijo de un doctor y nunca se hablan bien de ellos, solo son caretas, está bien admito que soy pedante, pero pagaría hasta cinco dólares por ver através de un agujerito como le dices toda esa sarta de mentiras a las del apartamento de arriba, ¿Para qué? Mira es cuestión de aceptar las cosas como son, no eres atractivo pero tienes clase… (Denise va a hablar.) No…no digas nada, estoy inspirado, y tú no me mires así, estoy hablando de ti…Yo no, yo sé que un tiempo me descuidé y no puse atención en algunas cosas universitarias, “prefiero las discotecas” pero la vida es así, cada cual tiene problemas que resolver yo no alcanzo a resolver los míos, pero me engaño creyendo que no los tengo y por eso soy el mejor…

JAZZ: Max, tengo que estudiar, si pudieras…

MAX: (Denise se incomoda y se sienta, fuma nerviosa .) Mi problema más grande fueron las matemáticas…pero yo soy un actor y un hombre como yo no necesita saber matemáticas, lo mismo te pasa a ti, un hombre que conoce de pelo a pelo el cuerpo de una mujer, no tiene que esforzarse por conseguir un ratito con ella, ya lo sabe todo, lo mismo que si te matas estudiando medicina, ¿Para qué diablos tienes que tocar el saxofón?

DENISE: Jazz no estudia medicina para conocer el cuerpo de las mujeres, va a salir adelante como todos los demás.

MAX: Yo también estudié matemáticas y nunca salí adelante, yo conozco a Jazz, yo sé lo que él da. Yo sí sé de mí, por eso me buscan como locos.

DENISE: (Mirando a Jazz que no quiere hablar porqué sino sus puños hablaran por él.) Tú eres el que no sabe nada, Alex te dio ese papel para darte una oportunidad.

MAX: Me necesitaba. ¿Porqué me mandó a buscar entonces?

DENISE: ¡Eres un engreído!

MAX: ¡Soy el mejor actor de toda la universidad y tú lo sabes!… (La manotea por el hombro con rabia.)

JAZZ: (Levantandose de su silla y agarrándolo por la camisa .) ¡Y el más grande hijo de puta también!

MAX: Suéltame. /s

JAZZ: Ahora vas a escucharme…

DENISE: (Separándolos.) No se peleen. /S

JAZZ: Nadie se está peleando.

MAX: No te atrevas a tomarme otra vez por la camisa o te juro que… (/S.)

JAZZ: Ya estoy harto de ti y de todas tus estupideces y vamos a acabar esto de una vez.

MAX: Eres un envidioso. Me envidias porque te gusta Hilda y porqué Denise no te satisface…

JAZZ: (Le asesta un puño en el estómago y Max se retuerce en el piso .)

DENISE: ¡Déjalo, no lo toques! /S.

JAZZ: (A Denise.) ¿Que no lo toque? (Lo levanta por la camisa.) Ahora dime, ¿Porqué hemos tenido que llegar hasta esto?…

MAX: Me las vas a pagar…

JAZZ: No amigo no te las voy a pagar, estás un poco bebido y no sé si puedas escucharme bien, pero Denise está enamorada de ti…siempre lo estuvo desde que te conoció…

DENISE: ¡Eso no es cierto!

JAZZ: Cállate… (Gritando.) /s

DENISE: Eso no es cierto, (Llorando.) Siempre te he querido a ti…

JAZZ: (A Max.) Ahora que ya sé que era lo que te mantenía humillandome siempre y haciéndome creer que eras mejor que yo… que historias tan fabulosas habrán inventado ambos para no decirme nada… ¿Tenías algo preparado para cuando yo lo supiera? /s.

MAX: No es eso, es que va a nacer mi hijo y yo…

JAZZ: (Ríe nervioso.) ¡Otra historia más increíble todavía!… un niño… (A Denise.) ¿De quién? ¿Tuyo? ¿Cuánto hace que no te baja la regla, cuanto, ah?

DENISE: Jazz, por favor escúchame, yo siempre te quise… /s

JAZZ: Yo me estaba enamorando de ti, algo que nunca me había pasado y mira como me pagan… (A Max.) ¿Donde? ¿A donde se fue la confianza que nos juramos el segundo día que llegaste aquí, (Se emociona.) cuando me pediste prestadas mis botas de vaquero, te acuerdas? (Los mira un instante y se va lento .)

DENISE: ¡Dios mío, qué hicimos?

MAX: (Estupefacto.) ¿Pero que se creyó? Está loco…

DENISE: Vete de aquí, vete lejos, con otra persona que pueda aguantarte, pensé que eras otra cosa, pensé que detrás de toda esa arrogancia existía un buen chico, un chico quizá solo y desorientado, pero un chico al fin, alguien con quién poder jugar a ser mamá, pero detrás de ti (Grita emocionada.) solo existe un nombre; Hilda, Hilda, Hilda…una explosión de todo lo que has hecho con ella que no te dejará vivir nunca…vete de aquí… ¡VETE!

MAX: No grites más…ya me voy… (Sale.) (Denise desaparece.)

ESCENA 4

(El apartamento de Hilda.)

HILDA: ¿Quién es?

MAX: (Más ebrio.) Yo.

HILDA: (Muy distinta a las otras veces, va presurosa a brirle.) ¿Qué te pasa? Tienes un olor terrible, mi amor!

MAX: Estuve bebiendo toda la tarde. Me harté, me cansé de ellos. (La abraza.) Se inventan razones para odiarme, y no es así…

HILDA: ¿Qué dicen?

MAX: Me odian.

HILDA: ¿Porqué?

MAX: No sé.

HILDA: (Sonríe.) ¿Sabes porqué?

MAX: ¿Porqué?

HILDA: Porque eres mejor.

MAX: (Se ríe.) Soy el mejor ¿eh?

HILDA: Ven, sientate aquí. (Aparece el sillón y se acuesta en él, Hilda se sienta a su lado.) Eres mejor que Denise, que el amigo tuyo, Jazz, eres el mejor actor de la universidad y no quieren aceptarlo, te vas a ganar esa recomendación y verás como los aplastas a todos, serás el mejor de todo el mundo y cuando lo seas yo no me separaré de ti… (Una luz misteriosa los encubre, de pronto el saxofón comienza a tocar la ca nción Europa.)

MAX: ¿Tu crees?

HILDA: Yo lo sé.

MAX: (Ebrio.) Convénceme, convénceme hasta que ya no me quede duda.

HILDA: (Se acuesta junto a él.) Eres el mejor.

MAX: ¿Y esa música?

HILDA: ¿Música?

MAX: Entonces soy el mejor…¿Me quieres?

HILDA: Eres importante para mí, y yo para ti…

MAX: ¿Nunca tuviste a nadie?

HILDA: No me faltaron, pero tu tienes algo en la cabeza, algo bonito y grande y es que tienes grandes sueños, tienes mucha fuerza, (Sensual.) Pasión, hombría…

MAX: Un hombre…

HILDA: Todos los que conocí eran niños, niños que aprendían a hacer el amor por placer pero que no sabían nada de dar sin esperar nada a cambio, a mi no me gusta atarme. No me gusta la gente que se enamora, pierden la razón y se olvidan de sí mismos, es difícil apasionarse, y sobre todo saber que después de la pasión so-

lo se respira fuerte y nada más… pero para eso se necesita coraje y fuerza, puedes ser dueño de lo que quieras.

MAX: De ti.

HILDA: ¿Soy tan importante para ti?

MAX: Todo lo que me dijiste me llegó acá adentro.

HILDA: (Se besan.) Ya no hay nada más que decir, las pastillas están sobre la cama,… (Se escucha una música de una caja de música, se ven las sombras alejarse y desaparecer, un ruido de una cuerda que se rompe y entra Max, sin camisa, se apoya del sofá, entra Hilda siguiendole, la música aumenta y desapar ece.) Te comprendo; pero vas a explicarme que te pasó…

MAX: No me pasó nada, estoy borracho eso es todo.

HILDA: ¿Recordaste otra mujer?

MAX: ¡No me molestes! Lo siento, lo siento mucho pero no puedo…hoy.

HILDA: (Taciturna por un momento pero su rostro se contorsiona para llorar.) No sé porqué hago estas cosas. No sé porqué estoy aquí contigo y dejo que me toques y que me hagas daño.

MAX: ¡No te hago ningún daño!

HILDA: (Compungida.) Si mi padre se enterara.

MAX: ¿De qué?

HILDA: Nunca me había entregado a un hombre así, y posiblemente lo hagamos de nuevo mañana y tengo miedo, porqué eres el primero y no sé que cosas puedan pasar en el mañana cuando me case y mi esposo note que ya no soy virgen…Dios mío… has arruinado mi vida Max.

MAX: (La toma por la bata con rabia.) ¿Porqué me dijiste esas cosas?

HILDA: (Confusa.) No sé de que cosas hablas…sueltame… (Max la suelta.) La vida siempre será eso… (Se va hacia el cuarto y se vuelve.) olvidémonos de todas esas cosas… esta noche iremos en mi carro a buscar tus cosas al apartamento; te vienes a vivir conmigo.

FINAL DEL CUADRO II

CUADRO III

Han pasado tres meses o menos desde el día de la primera reunión de los actores con su director. El estreno y las nueve funciones subsiguientes han pasado y han salido bien. Estamos en la víspera de la función de los productores de Televisión, y los críticos, es la función más importante y donde se aprobará el proyecto de Alex. Alex y Max salen de la penúltima función.

ESCENA 1

ALEX: Estuviste muy bien Max. Confié en ti y me hiciste quedar bien y ya solo nos queda las funciones de los críticos y la de los productores de T.V. es la función más difícil, pero ya han dominado los personajes y ya lo han hecho tantas veces que no puede haber errores, luego todo habrá terminado; para lo mejor.

MAX: (Está abstraído y al contacto de la mano de Alex sobre su hombro despierta.) Oye Alex… he bajado las notas de las demás clases, no sé si pueda estar aquí el próximo año, necesito el trabajo…

ALEX: ¿Pero porqué hiciste eso? …ese es el problema de no afrontar las cosas…tenías responsabilidades, ¿Donde te metías cuando tenías examen? En la discoteca, gastabas todas tus noches en las que debías estudiar, en la maldita discoteca; te gustó la obra, pero ¿que hacías? Te aprendiste el libreto en una semana y te olvidaste de lo demás, querías impresionarme…te apasionaste demasiado y mira lo que ha pasado…reconozco que has hecho una magnífica labor en tu papel pero no debiste abandonar tus clases, es algo que no pensaste…

MAX: (Fastidiado.) ¿Sabes cual es el problema de todos ustedes? De ti, de Jazz, de Denise; de todos, que siempre me están diciendo que tengo un problema, que estoy haciendo las cosas mal. Yo sé que tengo problemas, sé que estoy haciendo mis cosas mal, claro, todo tiene su motivo, su razón, si crees que he hecho las cosas porque me da la gana, te equivocas, tantas cosas que podría decirte que hago, que sé que están mal…pero eso no resuelve el problema, necesito el dinero, antes podía decir que sí que quería estudiar pero los deseos cambian, casi siempre por otros deseos que no tienen que ver nada con los de uno. Yo nunca he querido hacer las cosas que he hecho, la vida me ha obligado, ahora ya no sé quien tiene la culpa, pero ya de todas ma-

148

neras no importa necesito ese trabajo, porque mi madre está enferma, porque voy a ser padre sin casarme, porque estoy en las drogas hasta el cuello o simplemente porque lo necesito y ya…piensa lo que quieras, pero dame ese trabajo…

ALEX: Quisiera ayudarte pero no puedo pensar solo en ti, hay dos actores más en esta obra y…

MAX: Quiero ese trabajo y tienes que dármelo, yo me lo he ganado…

ALEX: Todavía no han terminado las funciones…

MAX: Me has visto en diez funciones desde que comenzó esta maldita obra y todas las noches me dices que estoy bien, que estuve fantástico, que la sala se llena gracias a mí, ¿no crees que es suficiente para recomendarme?

ALEX: (Franco al fin.) Puede ser suficiente pero Mario está haciendo buen trabajo también.

MAX: (Comprendiendo las cosas.) Ah… es eso…ese maldito bigotudo ha logrado conquistarte… (Furioso.) Y tu sabes lo que quiero decir cuando digo conquistar!

ALEX: No me grites…

MAX: Claro que te grito, porque se estruja contigo y te carga la peluca a todas partes…era eso, como no se me ocurrió pensar que eras tan sucio…

ALEX: Estás equivocado, puede que tenga más amistad con él que la que tengo contigo, pero todos tus compañeros de actuación saben que te quita la escena cuando le da la gana…

MAX: Ese tipo sabe de actuación lo que yo sé de matemáticas pero yo también sé que existe un departamento en esta universidad donde ir a contar esto…

Axel-(Asustado.) Quédate tranquilo, recuerda que soy el profesor. Comprendo perfectamente lo que tratas de decirme, pero mi moral y mi reputación está muy por encima de la tuya, llevo años en esta universidad y no me será difícil hacer que te expulsen… Te tengo un gran afecto,… la recomendación será tuya si te esfuerzas, voy a ser bueno contigo y voy a confiar en ti… quizá es la primera vez que soy honesto y que por encima de las cosas que puedo hacer voy a considerarte; ha pesar de la barbaridad que has insinuado voy a confiar en ti por segunda vez…

MAX: Y yo voy a decirte una cosa… no tengas pena si eso es lo que quieres decirme…tengo talento para sobrepasarlo a él y a ti…

Alex-Eso es una buena actitud…no quiero hablar más del asunto…

MAX: Por última vez… ¿Vas a recomendarme? ¿Sí o no?

ALEX: No puedo darte una seguridad hasta que no terminen las funciones…

MAX: Pero yo necesito esa seguridad para poder estar tranquilo…

ALEX: Sobre pasa a Mario y después hablaremos…

MAX: Alex… (en tono muy confidencial y desesperado.) ¿Qué tendría que hacer?…tú sabes…

ALEX: Si le tienes miedo a Mario, te aseguro que ese miedo te llevará al fracaso…

MAX: No me entendiste, yo te quería decir que sí tú y yo…

ALEX: Sé muy bien lo que quisiste decir…esfuerzate en estas dos funciones y estarás trabajando en televisión mucho antes de lo que te imaginas… (Desaparecen.)

ESCENA 2

(El apartamento de Hilda.)

(SE ILUMINA POCO A POCO el túnel profundo del fondo, vemos a Hilda sentada, con su bata un poco abierta solamente en el escote, parece como si m irara una ventana, está cansada, muy cansada sobre sus hombros, fuma tranquilamente, el resto de la habitación, es decir lo que vemos por el piso, tres latas de cerveza y una caja de pizza vacía, una silla, ropa de Max, la mesa, botellas de licor, libros, cigarrillos, una atmósfera de desorden, está lloviendo…Max entra, tiene llave, al entra, Hilda no lo nota, Max llega hasta la mesa y descubre un frasco de pastillas.) (Toda esta escena se conducirá lenta, cansada, como un anticlímax del resto de la obra.)

MAX: Estuviste tomándolas otra vez…

HILDA: (Fuma.) Sí…

MAX: (Los deja sobre la mesa.) ¿Fuiste a verme?

HILDA: Es lo mejor que te he visto, no pensé que eras tan bueno, me…asombré…

MAX: Alex no me quiere dar seguridad sobre la recomendación.

HILDA: Sobre la mesa hay una carta de tu casa para ti…

MAX: (La toma.) Es de mi madre… (Sonríe.)

149

HILDA: Ha estado tronando desde las diez… es raro que truene de noche…

MAX: (Camina hacia ella y la abre, se sienta a los pies de ella .) ¿Quieres que la lea en voz alta?

HILDA: Sí, si no te molesta que yo escuche… (Fuma.)

MAX: (Leyendo.) “Querido hijo. ¿Como estás? Espero que estés bien y que el trabajo que te ofrecieron no te haya robado mucho tiempo de estudio, recuerda que debes estudiar y prepararte para que seas alguien honrado en el futuro, ya que no lo has sido en el presente y perdoname por los reproches…” Me reprocha que no haya sacado buenas notas el semestre pasado… “Espero que no hayas necesitado dinero…” (Salta algunas líneas….) “Tu padre está muy mal, más enfermo cada día, hubo que internarlo en el hospital, ya hice los arreglos para que el seguro de los maestros pagara…habla de ti con frecuencia” Es papá… (Su rostro se contraerá, sin que Hilda lo note, como si cada frase le hiriera h ondo.) “Esta semana el jefe mandó a buscar por mí y me dijo que me tomara unas vacaciones en lo que el asunto de tu padre se arreglaba…pero estoy aburrida y preocupada al mismo tiempo, es terrible ver a tu padre en ese estado, es lo que me mantiene fuerte para soportar todas las penas de nuestra familia, recibí una carta de la niña…” (se detiene y lee mental mente, luego mira dentro del sobre y va a la mesa, busca.)

HILDA: (sacando una foto de su escote.) Es esto lo que buscas…

MAX: (Vencido, Hilda se enteró de todo.) Sí…

HILDA: Tiene dos meses, nació en marzo, es muy lindo…

MAX: (Camina lentamente hacia ella.) Si supieras cuanto he sufrido por que nadie lo supiera…no debiste haberla abierto…(Se vuelve a sentar junto a ella….) Fue terrible…yo le decía que no mientras ella se desnudaba… (se ríe.) Fue tonto…me sedujo, hasta me amenazó con gritar que yo la estaba violando…apenas la conocía, no sabía ni siquiera como se llamaba…solo sabía que tenía 16 años y que era bonita…(llora en silencio.) Intenté todo, creía que podría aprender todo en esa noche y al fin me venció…y ella me decía “era solo un juego, el juego de la felicidad, la cajita de la felicidad…yo seré tu felicidad…” Todo pasó en menos de un mes, luego me fue a buscar al hotel y me dijo…¿Sabes qué? No me baja la regla…(Se tapa la cara, trata de reírse pero está llorando.) Si vieras como me volví loco buscando métodos para que ese montón de sangre bajara de una vez y por todas, la escena de las maltas fue tremenda, y luego la de los anticoagulantes, y hasta reservaciones para ir a una islita donde estaba permitido el aborto… (Hilda se entumece y baja la cabeza.) Su padre se enteró y quiso matarme, es estúpido, ella era una putita…mi madre se interpuso y el padre exigió dinero, todo se arregló hasta hace unos meses atrás que pidió quinientos dólares o la mandaría a ella aquí…por eso necesito ese empleo de Alex…papá intentó matarse porque estaba hasta el cuello de deudas, y los acreedores de juego no dejaban en paz a mi madre…ahora me escribe diciéndome que mi hijo ha nacido y debo sentirme alegre por eso…dame su foto…Es…es muy feo…es como deforme, no se parece en nada a mí. (Sonríe.) ¿Porqué hice esto Hilda?

HILDA: No lo sé Max, hay gentes que maduran en un día, tú lo dijiste, pero no dijiste que ese día tenía que ser un día especial, un día que tenía que ser todos los días juntos. Un día en que los mundos de un niño y los de un hombre, fueran tan apartes que no pudiera reconocerse nada de uno en el otro. Ahora eres un hombre, y los hombres no se preguntan tantos porqués…yo también lo he comprendido bien.

MAX: Pero tu eres buena, tu sabes que esto solo fue un error…

HILDA: Te mentí, no soy buena, cuando tomo esas pastillas, cuando hacemos el amor, no soy buena y esto no es un juego de averiguar como son nuestras partes; (se levanta, está nerviosa, toma un vaso y lo llena de licor.) no hay remedio, Max…

MAX: (desesperado la toma por el brazo y el vaso se cae.) ¡Ayúdame! /s

HILDA: (Hay un silencio muy largo, ambos miran los pedazos del vaso en el piso.) Se ha roto el vaso. (Se dobla y recoge los pedazos.)

MAX: (También se dobla.) Hilda…

HILDA: Yo no sé todas las respuestas Max…yo también soy mala…

MAX: no…

HILDA: Soy sucia…he aprendido de sobra a hacer las cosas de las que tu te jactabas antes… (llora.) Ya no recuerdo quien fue el primero, te mentí. Todos los hombres que he tenido han sido los primeros…tengo 25 años y me estoy poniendo vieja, (Con rabia.) Una vez me pasó lo mismo que ha ti… (se levanta.) Pero como tú me creí la fuerte. Amenacé a mi padre con matarme, era un tipo débil, me pagó un aborto, y para que yo no haga cosas malas me manda mucho dinero; quiere comprar mi bondad con dinero, y nunca le he preguntado a nadie porqué he hecho estas cosas… (Histéricas.) Y no me preguntes nada…te lo diré mil veces…no hay remedio, maldita sea, no lo hay… (Llorando amargamente, Max la abraza.) No me dejes Max…no me dejes… (desaparecen.)

ESCENA 3

(En el teatro.)

Voces-(Simultáneas, algarabía de teatro.) Ese cable…la 28 no prende, ahora sí….¿Qué falta?….se acabaron los programas…¿Listos? …en los minutos…

ALEX: (A alguien.) Muchachos apurensen…

MARIO: (Vestido para el papel de Frederic.) ¿Cuanto falta Alex?

ALEX: Como 10 min. Denise no ha llegado todavía, tuvimos que poner un soporte al bastidor de la puerta tengan cuidado en su salida no vayan a tropezar, avísale a Denise…

MARIO: ¿Está todo bien?

ALEX: El que estoy mal soy yo, estoy muy nervioso, todos los críticos están ahí y si algo sale mal…pero confío en ustedes…

MARIO: Después nos iremos a celebrar a mi apartamento…

ALEX: Sí claro…Ah, otra cosa, en la escena donde te vas con Denise antes de la conversación con Lucien tienes que tratar de…

(Desaparecen mientras entra Max, vestido de Lucien con bigote, y una pequeña bolsa de la cual sobresale un cu ello de botella, está ya un poco ebrio, se da un trago, la tapa y la esconde detrás del bastidor. Entra Jazz con D enise, esta lo mira un momento y sale, Jazz se le queda mirando.)

MAX: (Burlón.) Ya debes saberte la obra de memoria… (ríe.)

JAZZ: Por si te interesa saber el hijo de Delma se murió.

MAX: (Incrédulo.) ¿Qué?

JAZZ: Murió ayer, fue al apartamento a buscarte pero no te encontró, dijo que vendría esta noche aquí.

MAX: No… (Bajito.) Que no venga…

JAZZ: También viene tu madre, estuvo esta tarde en casa visitandome, preguntandome por ti, recibieron una carta de la universidad. Estás suspendido para el otro año porque no has aprobado los créditos suficientes para seguir aquí…

MAX: ¿Porqué no me avisaste?

JAZZ: Yo no sé donde vive Hilda.

MAX: Debiste buscarme, por piedad…

JAZZ: ¿Piedad? (Con un último vestigio de ternura.) Hilda no te conviene no sigas con ella…

MAX: (lo mira a los ojos muy de cerca.) Me gustan las mujeres malas.

JAZZ: Suerte Max… (Sale.)

MAX: Suerte…estúpido… (Va y busca la botella, la abre.) Estúpido. A mí si me gustan las mujeres malas… (Empieza a atormentarse porque todo empieza a juntarse en su cerebro.) Pobre mamá…pobres mamás de todo el mundo… (Escucha de pronto la voz de alguien “Abran el telón” .) Necesito ese trabajo porque …lo necesito… (Llora m ás amargamente y se bebe la botella desenfrenada mente.) Lucien ya no será un borracho de mentiras, será uno de verdad…en carne viva…un efecto muy real…para ti Alex, (Busca las pastillas, saca una y se la toma, vuelve a empinarse la botella, siente que viene alguien y se esconde. Aparece la M adre y se encuentra con Alex que viene del otro lado.)

LA MADRE: Buenas noches, soy la madre de Max, ¿lo ha visto por aquí?

ALEX: Hola señora, yo soy Alex, su maestro de Actuación, está por aquí cerca, pero ya la función empezó y se debe estar concentrado en su papel, venga, además quería hablarle sobre Max… (Desaparecen.)

(Vuelve a salir Max.)

MAX: (Sigue bebiendo, pero la bebida le sabe amarga y la escupe.) Me siento mal… (Se sienta, luego se acuesta en el piso con la mano sobre el pecho y saca del gabán la foto de su hijo, la mira, bebe, y la guarda, se levanta .) Mamá, Delma, La niña americana, y Hilda…todas están ahí. Bueno, pues para ustedes, Romeo y Jeannete de Jean Anouilh… (Hace un saludo bufonesco y aparece donde representare el papel de Lucien; el borracho cornudo que…no les importa…Alex.)

ALEX: Ya mismo te toca entrar, por ahí anda tu madre, la llevé a la sala está viendo la función… (oliendo.) Hueles a licor…¿Estás bebido?

MAX: Lucien está bebido los cinco actos completos, nada más me tomé un traguito para entrar en papel…estoy bien sí, no te preocupes. (Desaparecen.)

(Efecto de que la obra a transcurrido en sus primeros actos, música, aplausos, las imágenes de los actores en d iferentes escenas.)

152

MAX: Dejame…/S ….(Pausa.) No estoy loco…hoy recibí una carta…una carta donde dice que soy lo que soy y que el mundo no me merece…una carta que me dice que “soy un suspendido académicamente”… (ríe.) Una carta que dice que no valgo nada como hombre y que mejor sería que estuviera muerto…(ríe otra vez.)

HILDA: Yo también la recibí… (Ríe.)

MAX: ¿Tú?

HILDA: Poco aprovechamiento y bajo promedio… (Ríe.) Cuando mi padre se entere…

MAX: (Riendo.) Pero entonces le dirás… “Papá, voy a matarme” y estarás estudiando al otro día…papá hará cualquier cosa por ti…¿Estamos en mayo verdad?

HILDA: Sí.

MAX: Papá cumple años en este mes, y yo no he hecho nada por él… Pero yo voy a trabajar…¿Tú también trabajarás?

HILDA: Sí…en cualquier parte.

MAX: Yo también, Alex me recomendará… (Súbitamente tropieza con la mesa.) (Bajito.) (como llorando.) ¿Porqué diablos pasan estas cosas? … (Volviendo otra vez a su teatro.) ¡Alex me recomendará estoy seguro!…

HILDA: (Llorando.) Alex no te recomendará…

MAX: (Enfurecido la abofetea y ella cae sobre la punta del sofá y gime de dolor .) ¡Sí me recomendará!…

HILDA: Alex te ha mandado al Diablo, y tú lo sabes…me duele…

MAX: (Confundido.) ¿Qué te pasa?

HILDA: Me duele mucho… (Se miran, Hilda se sostiene su barriga.) ¿Sabes qué?

MAX: ¿Qué te sucede?

HILDA: Somos iguales. Nunca te lo dije, parecemos hermanos.

MAX: ¿Hermanos?

HILDA: Primos entonces… (ríe con dolor.)

MAX: (Afirmando.) Hermanos…(Ofreciendole.) Bebe esto…

HILDA: No Max…

MAX: (Con fuerza.) Bebe…

HILDA: (bebiendo.) Tengo nauseas…me tomé de las pastillas antes de irme…

MAX: ¿Cuántas?

HILDA: Una.

MAX: (Se levanta tambaleándose.) Una no hace daño.

HILDA: Voy a vomitar.

MAX: ¿Pero qué diablos es lo que te duele? (Se vuelve a servir.)

HILDA: Me duele aquí… (se toca el vientre.) Tengo miedo…

MAX: ¿Dónde?

HILDA: Aquí, aquí… (Se contorsiona de dolor, gime.) Ya van dos meses que no me baja la regla… (Llora.)

Max…Max…

MAX: No entiendo…

HILDA: Creo que estoy encinta de ti Max…

MAX: (Max se queda estático, frío.) ¿Encinta?

HILDA: Tenías toda la suerte de tu parte, no quería decirte nada para no contrariarte…

MAX: (Se levanta y va a la mesa.) Otra vez… (Se tapa la boca para no gritar, el dolor es inaguantable, se muerde los dedos y con la otra mano pretende apretarse su sexo, gime, grita de dolor.) ¡Ya no puedo!

HILDA: ¡No te hagas daño!… /S

MAX: ¡Déjame! (la empuja.) (se sienta.) (Pausa larga.) (Se empieza a oír la canción “Europa” de G. Barbieri.) ¡Callen ese maldito saxofón!

HILDA: Déjalo, no molesta…

MAX: (Rendido.) Trabajaré, seré un buen papá y lucharé porque todo salga bien…

HILDA: No Max, no

MAX: Y cuando ya vayas a dar a luz… (emocionado.) prepararemos un cuartito donde poner sus juguetes, y cuando crezca, lo haremos escritor… es lo mejor, un escritor famoso…

HILDA: Cállate Max…

MAX: O un actor como yo… y trabajaré duro y mandaré esta maldita universidad al infierno y seremos hombres libres, sin responsabilidades…

HILDA: Estás hablando idioteces…

MAX: Lo sé, ¿porqué no las diría?, el momento es tan apropiado…

HILDA: Ya es tarde para todo Max… (Se levanta con mucho trabajo.) Ya todo está hecho y ya no me importa… (Sale.)

MAX: (Sonriendo.) Es extraño saber que el mundo se viene abajo y todavía se puede uno reír…como si la risa lo rindiera un poquito cada vez más y a uno no le importa. (ríe.)

HILDA: (Entrando.) Nos reiremos más, todo cuanto quieras …mira… (Le enseña las pastillas.) …quitate los zapatos.

MAX: (Quitándose los zapatos, trabajosamente, resbala y se cae, vuelve a intentar de quitarselos hasta que lo logra, Hilda se ríe.) No salen.

HILDA: (Frente a frente a Max.) ¿No es cierto que

la mejor forma de escapar de las responsabilidades de la vida… ¿Como te digo? …¿Será todo esto que hemos hecho, el mejor testimonio, o la mejor prueba de lo que hemos tratado de ser…se me enreda la lengua… (Ríen.) Lo que no nos dejaron ser, quiero decir, lo que pudimos hacer y por no ser dedicados y honestos no lo hicimos!…

MAX: (Riendo.) Estás loca…

HILDA: Al diablo con todo…al diablo con todo… (repite esto mientras saca nerviosa las pastillas del frasco.) seis y seis, son las últimas que me quedan…

MAX: ¿Porqué tantas?

HILDA: Así se acabarán más rápido…y será mejor…para todos…

MAX: ¿Para todos?

HILDA: Si, hasta para la felicidad…

(Max y Hilda beben el Whisky con las pastillas, arrojan los vasos al suelo y ríen, se abrazan y se echan a reír, y a bailar, el saxofón sigue en su crescendo, las figuras se pierden en la profundidad del escenario y desaparecen, mientras aparece Jazz, por otra parte, con una luz roja que lo ilumina, tocando el saxofón, siempre de espaldas, con gran sensualidad y fuerza mientras cae lento el

Telón Final

Roberto O. Ramos-Perea Junio 20-Agosto 11 1979 Mayagüez, Puerto Rico

EL PERRO Y EL LÁPIZ DE CARBÓN

Mayagüez, Puerto Rico 1980

LUGAR: Cualquiera. Alfombra, un espejo, cojines

LUZ: Parece que llueve al fondo MÚSICA: La necesaria.

PERSONAJES:

CHARLIE 25 años

JENY 20 años

ACTO ÚNICO

CHARLIE se mira al espejo, está sin camisa y se toca lentamente sus ojeras y las arrugas de la cara. Cierra los ojos, vuelve a abrirlos. Entra JENY mojada con una frisa que la cubre.

JENY: ¿Qué te pasa?

CHARLIE: Es extraño... una pequeña sensación de distancia, tan corta y tan imprecisa que no da tiempo a sentirse, como si ese que está del otro lao fuera el que está mirando a mí y yo le llamara por su nombre... Charlie... Charlie... de pronto suena tan lejano... como si no fuera mío... ¿Charlie?... Trata de engañarme... y uno trata de agarrar la sensación y ¡paf!; vuelvo a ser yo mismo otra vez.

JENY: (Ha salido y se moja la cara con la lluvia. su cara parece plateada, como si cada gota aumentará su sonrisa.) Es como una ausencia.

CHARLIE: Tengo miedo... me da mucho miedo pensar en esas cosas...

JENY: ¿Cuáles cosas? -

CHARLIE: Esas rarezas de la soledad., como si el saber esto, fuera el permiso para saber las cosas de la...

JENY: El agua está fría ....

CHARLIE: De noche cuando duermo, sin yo quererlo mis extremidades hacen -presión una sobre otra deteniendo la circulación de la sangre, y cuando esto sucede, siento que me hundo dentro de la cama y no puedo moverme; por más que quiera no puedo pestañear y luego me da un horrible dolor en la cabeza y eso es lo que me pasa cuando me miro al espejo... tengo miedo de que esa sensación me tome a que me sorprenda, sin esperarla... (Jeny ha entrado, le ha mirado un momento y se ha sentado en un cojín con mucho frío.) ¡Tienes frío!... (Ella asiente.) Te gusta mucho la lluvia... (Otra vez.) ¿No tenías otra ropa? (Niega.) Ponte uno de mis sweaters, ve al cuarto y toma el que quieras. (Ella sale.) Y quería decirte que lamento mucho que te pasara eso, pero cualquier otra cosa puede justificar tu presencia aquí. No espero a nadie esta noche.

JENY: (Saliendo con un sweater que le llega a las rodillas.) Eres pintor.

CHARLIE: Trato de parecerlo.

155

JENY: Y te entretienes viviendo aquí.

CHARLIE: No tengo otro lugar... antes, cuando tenía hogar y padres, me parecía que no iba a tener otro hogar que sus pequeñas quejas sobre el automóvil, los precios del mercado y sus diálogos aburridos sobre la filosofía divina... yo me apartaba a un rincón y los observaba, ellos no me veían, nunca me vieron crecer, y me crié a la sombra de mi perro y un lápiz de carbón.

JENY: ¿Dónde está el perro? -

CHARLIE: Murió .

JENY: Suena triste -

CHARLIE: Fue cuando empece a tener esas sensaciones de soledad.

JENY: Era como un dolor en el pecho.

CHARLIE: Vine aquí a reírme de mi mismo... a poder soportarme...

JENY: ¿Puedes?

CHARLIE: Es como vivir sin tiempo, olvidarte de toda lo que haces. No darle importancia a nada de lo que piensas, no quejarte si algo te molesta, sobre todo, no pensar en quien eres... jamás.

JENY: ¿Por que siempre piensas lo peor?

CHARLIE: Pienso en lo más sencillo.

JENY: (Pausa, mira hacia afuera.) Estaba con un amigo antes de venir aquí... no me preguntes donde está, quien sabe si esta muerto. Estaba dormido cuando lo abandoné.

CHARLIE: Vuelvo a tener miedo.

JENY: ¿Sabes por qué vine con él aquí; a este lugar tan apartado de todo?

CHARLIE: ¿Lo sabía él?

JENY: Sí. Fui muy fácil, solo le exigí, que mis gritos no los oyera nadie. Y ahora no me importa porque ya no soy lo que era antes; y quiero, por una vez en la vida y aunque fuera por un instante, pertenecer a todo el mundo, (dolorosa.) Ser de todos y sentir en mi cuerpo el peso de todos los cuerpos posibles... no toda mi vida fueron perros y lápices de carbón... (Le mira, suplicante.). Llevo hablando contigo sólo un par de horas y me siento igual de niña que antes, no sólo porque no me has tocado, sino que sólo me has hablado de ti y tu asquerosa soledad... ¿Crees que es fácil hablarle de soledad a una persona que se miraba al. espejo y se encontraba más mustia cada día? No porque nadie me quisiera, eso es muy cursi; sino porque ya estaba harta de que todo el mundo pensara cosas estúpidas de mi aún más estúpido carácter, "Jeny es muy solitaria." "Es que en su casa la tienen muy amarrada." "Es porque engaña a sus padres". Nadie sabe pintorcito mío, nadie sabe lo que le pasa a una cuando quiere mojarse bajo la lluvia, y te dicen "No queremos que te de catarro." Y por primera vez quiero morirme... (Pausa.) Dice que cuando uno se muere, vuelve a ser la sabia de los árboles y lo mustio de las hojas?

CHARLIE: Eso dicen. ¿Tú lo crees? -

JENY: Cuando su cuerpo me aprisionaba contra la tierra volteé mi cara y muy cerca de mis ojos quedo una hoja seca y la mira, en toda su muerte, y me sentí tan frágil como ella y de pronto me pareció que yo era esa hoja y la aprisione con mis manos y la quebré y sentí como su sangre corrió por mis muslos y de pronto la hoja deja de existir, sus pedazos volvieron a formar parte de la tierra, yo no sabía más de mi, el dolor lo había vencido todo y me sentí feliz.

CHARLIE: ¿Por el dolor?

JENY: Duele mucho dejar de ser, pero luego pasa y como no te perteneces, da igual.

CHARLIE: Te sientes feliz ... por la hoja...

JENY: Sí... el millón de hojas que hacían una alfombra en el suelo, y por el otro millón de hojas que no habían caído aún del árbol.

CHARLIE: (va al espejo.) Escucha, te mentí cuando te dije que no esperaba a nadie esta noche, espero a alguien muy importante.

JENY: Me esconderé en el cuarto.

CHARLIE: Te verá donde quiera que te escondas.

JENY: ¿Quieres que me vaya?

CHARLIE: Tienes un cuerpo muy pequeño, no podrías soportar la lluvia,..

JENY: ¿Qué quieres que haga?

CHARLIE: Nada. (Comienza a salir un misterioso brillo del espejo, todas las demás luces desaparecen, Charlie dice este parlamento muy lentamente, casi antinatural.) Esas sensaciones de las que te hablaba, se asemejan mucho a la muerte ¿Has pensado alguna vez en la muerte?

JENY: Es como pensar en la vida.

156

CHARLIE: ¿Has pensado en quedarte quieta un rato, un rato largo, un espacio de tiempo en que no te mueves y que tu cuerpo ha perdido toda posibilidad de existir? ¿De que la verdadera sensación de movimiento y de vida no están sino en un vacío lúcido y transparente? ¿De que el alma humana es como un humo que flota encerrado en un vaso? Así es ahora, así ha sido siempre.

JENY: ¿Siempre?

CHARLIE: Sí... SIEMPRE. (Se voltea, solo se ven sus siluetas.) ¿Entonces, por que viniste aquí esta noche?

JENY: Había luz en la ventana, me asomé y te vi...

CHARLIE: ¿Era yo? ¿Estás segura?

JENY: Eras tú.

CHARLIE: Está bien. (comienza a caminar lentamente, rítmicamente. hace movimientos como si se convirtiera de pronto en el espejo de si mismo, de su alma que se convierte en humo, Jeny cierra los ojos.) Era yo... pero ese yo que estaba aquí no quería hablar con nadie. Pensaba que esa soledad sin tiempo ni obligación, se convertiría en la ausencia de todo...

(Jeny se arrodilla, hacen movimientos sucesivos como si la vida y los pensamientos de uno dependieran de los latidos del otro.)

JENY: (con voz de viento.) Eras tú, estoy segura.

CHARLIE: En el lienzo vacío, en el vaso suspendido en el aire, en la obligación pospuesta... (se han unido poco a poco, como si fueran una sola persona.)

JENY: Estoy segura de que eras tu... te vi claramente...

CHARLIE Pero tenias mucho frío y el frío de la muerte nubla la visión. Era la muerte sin duda...

JENY: Estabas vivo ....

CHARLIE: Quizá. Pero la muerte es como una estatua, no encuentra el rostro en ningún espejo... ni siquiera en los ojos de otra persona... ¿era yo?, desde la primera vez, desde siempre ....

JENY: No sé... no sé

CHARLIE: Pero ahora no... ahora no soy yo... (se colapsan.) Nunca he sido yo... desde mi perro y mis lápices de carbón, no he sido nunca el hombre que todos conocen, he sido la muerte de mi mismo queriendo matarme.

JENY: No, no eras tú. No siento el peso de tu cuerpo, ni tu sudor. Todo de ti me es ajeno.

CHARLIE: Al fin... no existir en nadie... como cuando me miraba al espejo y no sentía mi nombre y me parecía no conocerme...

JENY: No eras tú. No es este lugar frío y oscuro que parece no estar aquí tampoco... no quiero estar sola... vuelve...

CHARLIE: (se levanta, habla ahora normalmente.) Es curioso, un pequeño engaño, uno solo...

JENY: (llora un poco.) Me siento sola.

CHARLIE Si... tan sola. (sonríe.) .. ya llegó quien esperaba; han venido a recogerme.... (Se sienta en uno de los cojines, en una catatonia feroz; se ilumina el am biente.)

JENY: (Pausa, se le acerca.) Necesito un poco de agua (Pausa.) Charlie... ¿Me oyes? Un poco de agua... (lo toca.) Charlie .... Era todo un juego... estoy bien, solo quiero un poco de agua... Charlie... ¡Charlie! .........

(OSCURO.)

Roberto Ramos-Perea 7 de enero de 1980 Mayagüez, Puerto Rico

ALGA SECA

Personajes:

LUCIA: 25 años

REY: 25 años

ESCENARIO: Una cama, una ventana, una silla, una mesa. No hay luces, solo un reflejo muy leve color azul. Velas y sonidos lejanos.

ACTO ÚNICO

ESCENA PRIMERA

Música incidental

LUCIA: ¿Estás dormido?

REY: Aún no. Ven. (Bebiendo.)

LUCIA: (Se acerca.) El reflejo es hermoso sobre tu cara, es como si casi la escondiera.

REY: No me molesta la luz. De chico mi madre la dejaba prendida para que no me pasara nada malo.

LUCIA: Por eso fue que jamás sentiste miedo. (Prende una vela.) ¿Cuánto crees que tardará?

REY: No pueden dejar los hospitales sin luz por mucho tiempo; hay operaciones; también los semáforos, los balcones de las casas… (Se acerca a la ventana.) Habrá muchos niños con miedo.

LUCIA: La noche siempre comienza a gritar cosas… Es como si llamara desde muy lejos. ¿Te molesta que haya venido?

REY: ¿A dónde hubieras ido sino aquí?

LUCIA: Necesitaba decírtelo todo, quería reventar, desgarrarme; nunca en mi vida había estado tan sola.

REY: (Encendiendo un cigarrillo. La luz del fósforo ilumina su cara.) Ahora no estás sola. Estoy aquí y esperamos como todos los seres de esta ciudad, a que regrese la energía eléctrica y vuelva a encenderse la vida otra vez. (Apaga el fósforo.)

LUCIA: La vida estaba encendida cuando toqué la puerta, sin embargo, ahora que no hay luz siento que las cosas definen más su forma. ¿Qué cosa tan extraña atrae la pupila y la maldice; la embruja para que vea cosas que no deberían haberse visto jamás?

REY: ¿Qué estás viendo que tanto te asusta?

LUCIA: Todo lo que no veía antes por estar llorando. (Pausa.)

REY: (La toma por hombros.) Mírame a los ojos… (Ella baja la cabeza.) ¡Mírame! Dame… Dame un pequeño reflejo de tu pupila y así sabré la verdad…

LUCIA: (Esquiva.) He abandonado a un hombre que me adoraba; a un hombre por quién hubiera dado todo lo que esconde un cuerpo, en fin, un hombre que era mío…. abandonado por nada, porque sí.

REY: ¿Fuistes feliz?

LUCIA: Lo era. (Se agita.) Ya no se que me pasa que ahora lo soy más.

REY: ¿Ahora que estás sola?

LUCIA: Tú lo dijistes. No estoy sola, en este momento hay miles de seres en esta oscuridad… y ahí están…

REY: Si pero algunos tendrán miedo.

LUCIA: Algunos… Otros no. (Pausa larga, Rey va a ventana, Lucía acaricia la llama con el dedo, son ríe, hay un silencio largo, aparatoso, se escucha una sirena de ambulancia a lo lejos.)

REY: La noche te está llamando. (Rey se voltea hacia ella, ella narra la siguiente historia, con mucho miedo contenido, casi llanto de desesperación, pero sólo debe oírse el leve ruido de su boca, eso y nada mas.)

LUCIA: Eran las doce del día, no había una sola nube en el cielo y el sol daba muy directo sobre las cabezas que ardían, el ambiente olía a cabello caliente y a sudor. De las fuentes de la plaza, salían llamas y muchos ojos de los que me miraban, se derretían en lagrimones inmensos y secos. Él me apretaba con su mano sudorosa y su camisa se pegaba de su cuerpo como si su carne misma, desesperada por aire, la succionara. Estaba pegajoso, inmóvil como una alga que se seca a pocos metros de la orilla, era espantoso… y así, en ese terrible estado…. se atrevía decirme que me amaba, y que me haría feliz… que me haría feliz con ese calor… Dios mío… ¡Cuántas ganas tenía de correr¡ Me apretó los hombros, me escupió su aliento en la cara; estaba sucio, me prometía una vida feliz y hermosa, llena de luz y sol, ¿sabes? Supuse que él sería el sol sobre mi cuerpo… abrazándome una y otra vez con sus manos y un horrible látigo de fuego me partiría en dos y me dejaría hecha cenizas al rojo para el resto de sus días, en su lecho de forjador. Esto es todo. Estoy aquí porque eso es todo.

REY: ¿Y no tendrás ahora el remordimiento de los sueños?

LUCIA: Todavía sueño con el chorro frío que sale de la noche, como cuando pequeña, ponía ni nariz al marco de la ventana, y una fina canción de aire entraba y me besaba toda. Un llamado que me hacía temblar los pechos como dos hojas y luego reír.

REY: (Apaga la vela.) La noche te está llamando otra vez y como has venido aquí yo le responderé por tí y le diré que pronto irás, y que al enterrarte en sus brazos, tus lágrimas de alegría se congelarán y no te dejarán moverte.

LUCIA: Que venga esa noche. Que caiga toda ella de bruces sobre mí. (Pausa larga. oscuro total desde que se apago la vela.).

ESCENA SEGUNDA

(Continúa en oscuro total.)

LUCIA: (Ríe muy bello, como si mirara algo que le divierte, pausa.)

REY: (Ebrio.) ¿De qué te ríes?

LUCIA: No enciendas la luz. (Seria.)

REY: ¿Cómo voy a encenderla si aún no regresa? Encenderé una vela.

LUCIA: Sólo una, por favor.

REY: (Comienza a encender varias, el ambiente se torna muy claro .) Ahí tienes.

LUCIA: (Iracunda.) ¡Dije que solo una!

REY: (Fuera de control.) ¡No tienes que gritarme! (Se le acerca torpe.) ¡Párate donde yo te vea!

LUCIA: (Sufriendo.) ¡Hay demasiada luz!

REY: ¡Quiero verte, maldita sea! ¡Quiero verte!

LUCIA: (Moviéndose entre las sombras.) ¡Por qué? ¡Déjame en paz!

REY: ¡Acércate!

LUCIA: ¡Para qué?

REY: (Pausa.) ¡Para tocarte!

LUCIA: (Espantada.) ¡No lo harás! Estás sucio y mal oliente; como él! (Llorando.) ¡Quiero ver los trajes blancos de mi infancia! ¡Quiero jugar con polvos y sombreros limpios!

REY: ¡Estás loca! (Se le abalanza, ella trata de librarse, él se ríe y la tiene ag arrada de los brazos y la cintura, ella pelea. Se rompe el traje.) Voy a regalarte todo lo blanco que tenga mi cuerpo. (Ríe.) ¡Venga! (Ella abre su boca y le muerde el cuello, corre a esconderse en un rincón, casi a escondidas; él se sienta en la cama, se toca el cu ello, sangra.) No importa cuánto tenga que esperar, la luz volverá de un momento a otro, y no habrá lugar en este cuarto donde puedas esconderte. Además cerré la puerta con llave… (Ríe. pausa larga.) Se que estás ahí; te oigo respirar, y siento la rapidez de tus dedos frotando los dientes para limpiarles la sangre… esta limpieza a oscuras, es asqueroso… (Ella aprovecha la obscuridad y apaga una vela.) ¿Qué has hecho?

LUCIA: ¿No me ves?

REY: (Se voltea bruscamente.) ¿Dónde estás?

LUCIA: Aquí, con mi cuerpo limpio, viéndote bailar en el teatro de mi noche. ¿Por qué me dejaste entrar? (Apaga otra vela.)

REY: ¡No hagas eso! (Toma una vela encendida y trata de prender otras dos que están apagadas.) ¿Qué harás cuando la luz vuelva?

LUCIA: Me taparé los ojos. (Apaga otra vela pero esta vez se ve un cuchillo en un a rápida acción de la mano que falla un golpe.)

159

REY: ¿Qué fue eso?

LUCIA: Tu luz que pronto va a llegar. (Apaga otra vela.)

REY: Será tu luz, cuando ensucie tu inmaculado cuerpecito con mi savia pegajosa… ¿Para qué viniste? Sabías que esto pasaría. Es un rito entre los dos, la violencia, el resigo, el odio, el resentimiento... mierda. sabes tanto de los dos. Por eso te limpias.

LUCIA: Ya estaba arrepentida cuando atravesé la puerta. Si algún día aceptara la luz y tu sudor, y el sudor de todos los hombres, no será en tus brazos que niegue toda mi pequeña historia. (Rey se le acerca.) ¡No me toques!

REY: (Dandose cuenta.) ¿Estás desnuda?

LUCIA: (Con mucha vergüenza.) Rompiste mi traje.

REY: Te alcanzaré, el cuarto no es tan grande. (A la luz de la vela que queda se ve el cuerpo semidesnudo de lucia. levanta el puño y y vuelve a fallar .) Sé que estás ahí. Ven para ensuciarte. (Se vuelve a levantar el puño y ahí acierta el golpe. Rey grita. lucia repite sus puñaladas histéricamente y finalmente rey cae al piso )

LUCIA: (Se ríe… sólo un poco y finalmente apaga la ultima vela.) La energía eléctrica no volverá hasta mañana en la mañana. El sol habrá secado tu sangre y mis manos se habrán amarrado a mis ojos con fuerza… hasta la próxima noche.

19 de febrero de 1981

Río Piedras, P.R.

LA AMIGA DE ROXANA

Diálogo “monologado” entre una prostituta y un escritor.

San Juan, Puerto Rico 1981

Una mesa, dos sillas, cigarillos y tragos. Él no habla -sólo reacciona y se ríe con ella de vez en cuando. Ella, muy rapidita y coqueta.

ELLA- Eh imposible que a mi me quede algo de mujel decente; así que no tieneh que tratarme con tanta delicadeza como si yo fuera lady Diana, y tampoco miralme con esoh sojos de pescao muerto. Mira, tú sabeh que el tema de lah putah esta demasiao gastao. ¿Pa' qué te antojah escribir un drama de mi? Tó el mundo sabeh que nosotrah somoh así, y que uhtedeh loh escritoreh son un chorro de embuhteroh, y óyeme lo que te voy a decir, porque yo también he vihto esah pendejaces que presentan por ahí de nosotrah, yo no seré una feminihta desah que dicen pero tengo mi poquito de cacumen; yo ehtoy clara con lo mío y no tengo pol qué ehtal contándole a la gen-te loh cuentoh esos de que si soy puta porque me violaron cuando chiquita, que si mi papá me ligaba, que si el barrio pobre y toa esa mierda, ¿Y tú sabeh por qué? Esas son ehcusah pa’ llenalse la boca, pa curalse en salú o pa' que le cojan pena a una, no y lo lindo no eh eso, sino el montón de basura que se ha ehcrito de to' loh traumah esoh, no me jodah chico, mira; cuando un hombre viene donde tÍ, en lo menoh que tú piensah eh en eso, si a mí me guhta ehto, si ehto deja dinero, pa qué me voy a ponel a dal excusah? Eh veldá que si hubiera encontrao algo mejor no ehtaría guayándome el culo con la cera; yo tengo mih razoneh, que pueden sel tan buenah como cualquiera, pero eso a nadie le interesa mah que a mi. (Se da un trago.) ¡Ah pero hay unah por ahí que no son pendejah, hay unah por ahí que se chupan hahta el cabito contal de conseguir máh chavoh; te voy a contal; el otro día ehtabamoh Roxana y yo allí paráh en la esquinita de “Las Nereidah”; Roxana eh un cuerito cubano de lo máh mono, que si viene por ahí te la voy a presental; pueh mira, ehtabamoh allí y yo me sentía pujilateá por lo de Wilfre, yo no sé si te conté que lo botaron del trabajo pol maricón, que jodienda, todavía en ehte paíh hay gente que no entiende; bueno la cosa eh que yo ehttaba media preocupá y como Roxana se dió cuenta me dice, “vente, vamoh a fumalnoh un motito allí atráh pa' entonal-noh un poco”, porque teníamoh un mosquero encima, cabrón; y fuimoh pa' ya. Al ratito pasaron dos tipoh dehtoh de mucho chardón, mucho playboy y qué se yo y Roxana se puso a regatear con ellos, con el que parecía medio Gringo; y noh fuimos pol setentaicinco pesoh, allí al motelito eseh de la calle de la Cruh polque loh tipoh eran casaoh, bueno, la cosah eh que el motelito ese . ..(se ríe.) tiene lah paredeh de caltón y está lleno de rotitoh desoh pa' colgal loh espejoh y lo cuadroh...y si te fijah bien, se puede ligal pa’l otro cualto; la cosa eh que a Roxana le tocó el otro cuarto, y dehpuéh quel que ehtabah conmigo se vino doh veceh, se quedó dormío y yo me trepé encima de la mesita y me puse a mirail; Ay virgen, que hija e' puta esa cubana,

161 no te voy a contal lo que le ehtabah haciendo polque yo quiero que tú la conohcas; la cosah eh que al ratito que acabaron, Roxana se ehpatarró en una silla con la manoh así (en los cachetes.) y se quedá como zombie mirando pal piso, y yo veo quel tipo se le arrodilla y le agarra la chivita y ella se le queda mirando con ojoh de pollo frito y se hecha a lloral en el pecho del gringo. ¡Coño!, en ese mihmo momento se levanta el pendejo que ehtaba conmigo y tuve que cortal pa' irme con él y oye me pueh creer que no hago mah me acomodarme cuando el pendejo se vuelve a quedar dormío y yo, patitah pal rotito, a ligal otrah veh y loh agarro, él trepao encima de ella y ella gritando y resoplando como una morsa, cuando de pronto empieza a pandearse y menearse como si tuviera un ataque... "Ay, que me muero" decía, "¿Que te vienes?" dice el tipo, "No, que me muero" y el tipo que ehtaba enjorquetao encima della no encontraba qué hacélse, y ella empieza, "Ay, el tratamiento, el tratamiento" y viró los ojoh patarriba.. “¿Qué tratamiento?", le preguntó él, "Ay, que vale ciento veintico pesoh; ay, que me muero. Ay, ay, ay, que mih papah son pobreh y mi hermano ehtá preso, ay cientoventicinco pesoh, que me muero aquí mismo”. El tipo sacó loh billeteh de la calterah y le dice "Toma, toma, que eh que yo soy casao, yo te doy loh chavoh pero no te muerah aquí" le dice; agarró la ropa, se vihtió y patitah pa qué te quiero, al ratito, el amigo del me pagó y se fué. Cuando noh fuimoh, la muy cabrona iba mondá de acá a acá, no jodah chico. ¡Qué mucho noh falta aprender de loh cubanoh, caballero! Por eso te digo que hay algunah que se lah saben toah... así que no andeh ehcribiendo esa mierda que tú ehcribe, polque eso ehtá quemao, ademáh eso de dalnoh consejoh déjaselo a loh Crihto te ama, que ellos saben deso; pagame otro palito...

(Oscuro.) 1981

LA NOCHE DEL ESPEJO

Diálogo entre uno y el espejo.

Luego del baile, los otros dos bailarines desaparecen, el Animador, en el centro, queda mirando fijame nte mientras mueren los aplausos.

EL ANIMADOR - (Traducción fiel de la palabra “Enterteiner". Voz normal.) No estuviste aquí esta noche. Te busqué mientras los hipócritas aplauden, te busqué aplaudiéndome y no te encontré. (Va hacia el espejo, al fondo.) No me dió pena, porque tú sabes que a mí no me gusta llorar delante de la gente; y no porque me de vergüenza, tú sabes que la gente siempre le pregunta cosas a una cuando una quiere quedarse calladita y no decir nada, y yo no quiero decir nada ahora, no quisiera decir nada nunca... (Silencio, se da un trago.). Me quiero quedar solita aquí, oyendo los vasos chocar en la barra y la gente murmurando lo aburrido que debe ser no tener nada que hacer y haber botado los chavos viéndome joderme aquí, porque eso es lo que yo hago aquí, joderme por tí. Ya son tantos los años que no me importa. A veces me pregunto por qué no me he cansado ya. Uno tiene que cansarse alguna vez de lo que le gusta, pero yo no me podré cansar de tí... tú sabes que no... porque tú también estás aquí adentro mirándome como yo me miro; con los ojos aguaos y jarta de tó, como si me rindiera y no quisiera pelear más. Cuando no te veo, se me quitan las ganas de pelear, es como si me rindiera ante la vida, tú sabes. Porque de pronto esto se convierte en una amenaza, y quisiera, aunque sólo fuera por joderte, agarrarme los güevos cada quince minutos y dejarme crecer la barba, pa’ que te dé verguenza. Porque tú dijiste que sólo querías la mujer que yo soy, eso nada más, lo demás no tiene sentido; pero en el espejo todas los cosas son al revés; y en este omento yo me cansé de ser mujer... (Se quita la peluca.) ya que me joda, porque yo me he tirao de pecho pa' complacerte... y no me importa, porque tú tienes la culpa de que mi vida no tenga sentido; dicen que esa culpa es de uno solamente; pues no; mi vida y tó lo que soy, está dibujado con sudor en los billetes que hay en tu cartera, así, que si los quieres gastar, empieza, y si no; venme a ver de vez en cuando, que a veces me gustar acordarme de mi mismo, (Sollozando.) por joderte na' mas... por joderte....

(Oscuro.)

Verano 1981

Nota: En esa época había conocido a un famoso -y muy agraciado físicamente- travesti puertorriqueño de ese momento, conocido como “Marcial”, -me lo presentó mi amigo Antonio Pantojas- y fué él quien me pid ió le escribiera algo “serio” para representarlo en las discotecas gay ese año. Me entusiasmé mucho con la idea y escribí esta pieza junto con “La amiga de Roxanna”. Aunque traté en varias ocasiones, nunca pude verlo representado. El espectáculo se daba a altas horas de la noche y yo siempre estaba de guardia hasta la madrugada en la redacción de El Reportero. Me enteré por otros amigos de ese círculo, que cuando se representó fue muy aplaudido y que Marcial tenía un gran dominio de las emociones de este texto. Nunca más supe de Marcial. Me dijeron que había muerto de SIDA, pero no sé, se dicen tantas cosas de tanta gente...

ROBERTO RAMOS-PEREA

EL LLANTO DE LA PARCA

Estrenada en el Laboratorio del Departamento de Drama de la Universdiad de Puerto Rico, en noviembre de 1981. Dirigida por Alma Villegas.

Klotoz, Lakesis y :

ACTO PRIMERO

(Cualquier lugar en el limbo, un lugar brumoso y húmedo. U n lugar sobre rocas, alto… desde donde se ve claramente el principio del infinito, donde crece musgo de inmortalidad. Tres sillas, a distintos planos. Una enorme ventana con cortinas, desde donde fisgonea la luna y canta…(una escalera en fondo izquierda qu e no sabemos a donde conduce, probablemente a cuartos y pasillos ocultos… y un enorme espejo brillante) Lakesis mujer ya madura, Parca que ya agoto sus horas de amor, peina sus cabellos frente al espejo mientras canta, acompañada de una guitarra melancólico y un piano a angustioso. Canta muy quedo, como si no la estuviéramos oyendo… pero la luna, con sus grandes orejas la oye y se abochorna, lanza su bruma azul sobre las cosas amarrándolas para que no se le enamoren. ( Las escenas deben surgir como una fotografía antigua, cuyos tonos inextinguibles y opacos no dejan definir nada.. ) y la música comienza a iluminar como si nos estuviera llamando al infierno…

LAKESIS: Los pasos se alejaron hacía mi, y volvieron con su prisa y se acercaron… La noche loca reía…

Y gozaban los grillos, Y la mujer hacia temblar su cuerpo… Y la noche reía…

Porque todo aquel que conozca el secreto de esta risa…

del amor y de la muerte enamorados…

Abrácese a sí mismo y llore..

Pues ha perdido toda la esperanza…

Y gozaban los grillos…

Y los pasos se acercaban a la maldita luz… a la maldita luz, que también reía…

( Deja el cepillo en su lugar y va a su silla muy cansada, mira en derredor, juega con el hilo y une dos de sus obras, pues la roja, cae imperceptiblemente en el suelo, a rriba se oyen risa… se levanta, va a la escalera, vuelve la

164 silla, suena de pronto una música feliz, ella sonríe sin remedio, Atropos baja la escalera y va a la ventana, Lakesis entorna su cuerpo y este adquiere una rigidez envidiosa, Klotoz, que bajaba tr as ella, viene con hilo y aguja)

KLOTOZ: Pero tranquilízate mujer, aún no he terminado esta última costura…

ATROPOS: (Se voltea y le dice muy quedo) Tengo miedo…( Se sonríe)

KLOTOZ: (Refiriéndose a Lakesis) Ella dijo igual, pero tu estás más hermosa…

ATROPOS: (Con inmensos deseos de comunicarle su alegría) ¿Me queda bien?

LAKESIS: (Seca como el desierto) Que los dioses. (Sale)

ATROPOS: (Parece confundida pero no quiere arruinar su alegría) Bueno… (Da vueltas) ¿ Te imaginas la cara que pondrá cuando me vea? … dirá que no me parezco al agua clara… no me siento hermosa…( Va a la ventana, entra una ráfaga de viento frío que de pronto la entristece, y que luego al darse cuenta disfruta su spirando profundamente). ¿Has calentado el cuarto?

KLOTOZ: Ya lo hice… pero no hay mejor calor que el calor del amor… ( Atropoz la mira sorprendida) Lo sé porque ella habla dormida… (Asustada) No pensarás que yo…no, jamás.

ATROPOS: ¡ Eres muy niña todavía ¡

Klotoz :Si supieras las cosas que dices cuando duerme… ¡Que vergüenza! Parece que lo hubiera hecho toda su vida…

LAKESIS: (Entrando) No tienes que saberlas de tu boca, y mucho menos de la mía…

KLOTOZ: Va a casarse , es lógico que sepa algunas cosas…

LAKESIS: No va a casarse, va a trabajar.

KLOTOZ: Tienes envidia porque tu no tuviste quién te las dijera a ti.

LAKESIS: ya tenía mis años…

KLOTOZ: (Burlándose) ¡ Que de nada te sirve ahora ¡

LAKESIS: tus burlas traen a mi mente muchas cosas, cosas que podrán dolerte, pero al fin y al cabo, es conveniente que te hieran, para que aprendas que detrás de todo este juego, también nos toco sufrir un poco…

ATROPOS: No recuerda nada, por favor…

LAKESIS: Estás tomando muy en serio tu papel…

Klotoz : Esto no es un juego…

LAKESIS: No lo es… Pero tampoco es lo contrario… (Refiriéndose al traje) No deberías excederte con tanta…ilusión. No es necesario.

ATROPOS: (Hastiada) Ya no quiero escucharte más.

LAKESIS: Claro que no… porque hay y cosas que reventarían tu frágil y virgen tímpano…( Se acerca) ¿Qué has oido decir sobre esos frenético suicidas que vienen a morir en nuestros brazos? … ¿ Sabes lo que es despojarse de toda luz, sentir que te cubre el forneció salvaje de un mounstro de miles de manos, que ponen tu frágil cuerpo a temblar, temblores que no son de frío…(Se ríe) Estás asustada ¿verdad?.

Atropos : Gritaré muy fuerte para no escucharte…

LAKESIS: Sentir un pequeño círculo que se abre y se parte y un inmenso dolor te nace de muy dentro, dolor de conchas marinas que se destrozan dentro de ti y no puedes evitarlo… quedarte sin escuchar un momento, sentir que el aire se te escapa como un pez resbaloso y pensar, muy quietecita, si no te has muerto…

ATROPOS: Ya no tengo miedo…

LAKESIS: No hay porque tenerlo, en nuestro trabajo, fue el mío durante muchos años y ahora te toca a ti… y sobre todo quedarte en silencio…no hablar… deja que él divida tu cuerpo como una frontera, déjalo que entre en ti desde su rugido y Escúchalo… veras que no te dirá nada…pues su corta vida pasará a ti , como si abrieras los ojos a un chorro de agua helada… y el hilo se cortará… te lo juro, ¡se cortará!

ATROPOS: ¿ Y si fallo?

LAKESIS: Todo lo que hay de Parca en ti, moriría con el.

ATROPOS: No parece tan fácil.

LAKESIS: (Resuelta a terminar la discusión Espero no haber malgastado mis recuerdos…

ATROPOS: Y si me equivoco yo, como los has hecho tu algunas veces… ¿ Te conformarás con que solamente te lo diga?

LAKESIS: Es muy lindo tu vestido…ya te lo dije..

KLOTOZ: (Que permanecía cerca de la Ventana escuchando) Es él !!! viene subiendo con su hermoso caballo …(A Atropos) yo lo recibiré y lo pondré en tu cuarto…(Sale)

ATROPOS: Déjame abrazarte…

165

LAKESIS: ¿Para qué? ¿Para volver a confundirnos?... se que eres joven … y que en tu vientre palpita mucha sangre … pero por última vez te lo pido, no fracasemos ante los dioses…

ATROPOS: ( Toma la tijera y un pedazo de hilo de los tres colores) ¿ Pensaras en mí?

LAKESIS: Claro que sí… sube a hacer tu trabajo…Atropoz sube con prisa sonríe, música, klotoz baja, se miran entre sí y se sientan a trabajar) Mañana habrá que cortar mucho, habrá guerra en Atlántica y el agua del río sube contenta de sangre, porque ahora le toca a todos los jóvenes y con ellos, hay que tener mucho cuidado… ( Oscuro, sube música )

ESCENA SEGUNDA

El cuarto se convierte en un recinto cerrado como una tumba. Una luz ilumina a Atropoz de espaldas, que coloca sobre algo, el hilo y las tijeras.

ATROPOS: (Seca) Aquí está la tijera y el hilo de experiencias que han formado tu vida… ( Se voltea ) En mis manos… como si fuera mió… ( sonríe ) Es mío… y no hay remedio, ( pausa coqueta , sensual y segura) Eres hermoso…como un deseo nuevo… ( Huye) Estas temblando…(ríe)…claro que sí …( Piensa, transición) Dioses… ¡ que pesadez, como si hubiera terminado y apenas! ( A él ) Con el mundo a cuestas y amortajado de silencio…te invito a que me rompas…a sembrar esta nuestra tierra con la espalda y morder a diente seco cada olor… ven, pues me siento orgullosa…y que hermosa se vería tu frente adornándome el pecho… quédate quieto…

Tranquilizate… estás tan cansado ( Ríe) Convertirme en un pájaro negro y brotarte cada ojo de un tirón… esos ojos hermosos… hecha flores hacer que tu boca abra una última sonrisa y tenderme, con tu descanso sobre el olvido y las demás cosas, descansarte desde el momento en que todos los hombres vienen a tu boca y me hablan… tus ojos se sierran rápido , perdido estás y si te encuentro, es porque perdido vives en este cuarto, y te juro que no podrás marcharte, porque eres más hermoso que mi orgullo y estoy decidida a terminarme en ti… boca pequeña y cerrada que solo pronuncia maldiciones con cada amanecer… no, no te duermas… tendrás tiempo de sobra, porque ahora has venido a buscar alivio de los cuentos y…(Pausa se detiene, su rostro se transfigura y se angustia espantosamente) ¡ Si, es la primavera vez!!! ¡Maldita sea !!! (Pausa) … pequeño suicida inocente, es la primera vez que me miran esos ojos tan cansados… ¿ Qué has venido a buscar aquí? ¿De pronto comprendo que mi deber es solo deberme a tu dolor y que si has venido es solo para castigar este hastío que te marca, porque te has cansado de este viento frío que los hombres llaman felicidad. El viento frió que cubre toda la piel y la besa…(Se detiene) No…no te muevas… mírame muy quieto… y déjame pensar… déjame pensarse valle la pena…(Sus ojos se convierten en dos fulminantes brillantes que se derriten) ¿ Por qué? (Pausa ) Siempre he sentido pena… cuando las hormigas en largas hileras, traen acuestas los rayos de la luna hasta mi cama… siempre he respirado el olor de mis hermanas y siempre he estado dispuesta a hacer lo que me mandan, los dioses lo saben, siempre he creído que las cosas vuelven al lugar de donde son llamadas y que existen distancias que son cortas y largas según late nuestro corazón…siempre creo que fuera de este lugar, los hombres luchan y fracasan y viven soñando con vivir y soñar… y ahora, mirándote así, siento una pena horrible que me desata y abre mis ojos…¿Para qué has venido? (Muy bajo) … si yo estaba loca por salir de aquí… ¿Pero que te digo? Soy yo quien tengo que ayudarte a acelerar tu pena… (Fuerte) ¡Acabar de una vez y decirle a lakesis ¡Acabar de una vez y decirle a Lakesis… ¡Aquí está mi primer suicida.. ve y dile a los dioses que ha ganado la batalla del fracaso y no me he enamorado como una niña tonta… eso se supone que sea yo…( Se tira en el suelo) Veremos si el peso de tu cuerpo logra lo contrario… ¡Quero sentir que abres mi puerta, para que veas de una vez y por todas, los ojos de este demonio contento que te llama.. ¡Ven! ENTRA .. ¡Y NO REGRESES JAMAS! (Se escucha una música y el ambiente que se había tornado rojo, se vuelve azul, se levanta muy asustada y corre a esconder su cuerpo que se agita) Mejor fue que no me tocaras … te hubiera perdido para siempre te diste cuenta por fin de que no volverías a ver la batalla, ni la mujer encinta, ni el símbolo inútil de la patria arrasada, ni el dolor agudo de los niños…y que solo encontrarías que tras de mí, un silencio entero luchan por encajarse a otro silencio… tu vida es más que eso…yo también quisiera sentir pena por los niños, por la batalla y el horror…yo también quisiera sentir pena por la vida… ¡Verte! Pues esta pena ya no tiene nada que decirme. ¡ VETE YA! y si regresas a contarme de los ritos de la inerte felicidad, de esas cosas pequeñas que no se hablan por temor a que se las roben. Vete y prométeme también que vendrás a buscarme… prometido. (Va a la puerta, dice adiós muy leve con la con la mano) Ahora irás y les dirás que has sido vencida y que ya no te importa … pues ya no eres tu… ( se guarda el hilo en el pecho, y toma la tijera) Es la otra la que sale de este cuarto…Es otra y no Parca… mujer ya. ( Sale triunfante)

ESCENA TERCERA

Atropos baja lentamente la escalera, Klotoz desenmaraña la bola afanosamente, Lakesis entreteje, Atropos se detiene en el último escalón y sonríe irónicamente, Lakesis se levanta Y la mira fijo, una gran tensión se aborta entre las dos. Átropos vuelve a reír, ahora más fuerte, Klotoz se levanta de la silla sin comprender y Lakesis con una ira incontenible, aprieta sus puños y se lanza sobre Atropos que la detiene en seco, silencio total.

LAKESIS: ( Con gran fuerza contenida y casi llorando de ira) ¡Que no vuelva! ¡Que no vuelva! (Klotoz la sostiene por los hombros para conformarla) (Empujándola) ¡ Sube a tu cuarto… de prisa! (Klotoz Obedece) Yo sé que no va a volver y que todo volverá a ser como antes… como cuando era yo quien les enseñaba…((Resoplando cansada) Es terrible… pero algún día cortarás su hilo y no dirás nada porque no lo sabrás, no lo reconocerás… y yo me alegraré, solo un poco…(pausa, se sienta) ¿Qué mentiras te contó?

ATROPOS: ( Prende un hermoso candelabro y lo pone en el marco de la ventana y se queda mirando afuera, recostada de su marco) Ninguna.

LAKESIS: Ah… ninguna… seguramente te hablo de los niños, de la patria arrasada por el bárbaro… y seguramente miraste fijo sus ojos asustados y a su hermoso temor`… era simplemente un suicida más… y tenia que venir aquí, a apagar el precio que vale su atrevimiento… y tu lo dejaste ir… debes llorar y lamentarte, porque los Dioses que están allá abajo lo saben todo… y te castigarán… has deshonrado nuestro sacro nombre y te castigaran … (Seca) Sube a tu cuarto y escóndete a llorar en un rincón , mejor es que se aplaquen con tu arrepentimiento, para que luego no tengas que dar vanas explicaciones…

ATROPOS: No voy a llorar no tengo porque hacerlo… porque mujer es aquella que cuando llora, afirma sobre su piel, aquello que dudaba antes… Sale (Oscuro con música)

Fin del Primer acto

ACTO SEGUNDO

Escena Primera

Dos años después…

Las parcas vestirán con otros trajes, Atropoz duerme sobre las rodillas de Klotoz. ( Suena campanas en la lejanía como preguntando…

LAKESIS: ( Afanosa en su trabajo) ¿Y?

Klotoz No pasa nadie… ni siquiera el tiempo.

LAKESIS: Dos años ya …hoy se cumplen. Como dos manos que tapan los ojos y se engañan, dos años, uno por mí, otro por ella…¿Qué le pasa?

KLOTOZ: Está enferma, no sería mucho pedirte para ella, un sueño sin esperanza…

LAKESIS: No hay un sueño sin esperanzas y no hay dioses que puedan contra lo que ellos mismos han establecido. Los dioses son así, a veces saben, a veces no, y cuando no saben es cuando menos les importa… ¿ Qué más quisiera yo? ( Atropos se contorsiona como en una pesadilla) ¿ Qué tiene ahora?

KLOTOZ: Se atormenta…

LAKESIS: Ponle paños de agua caliente en la cabeza…debe ser que no ha comido…(Atropos de despierta , va a la ventana)

KLOTOZ: Nada se ha escuchado.

LAKESIS: A nadie.

ATROPOS: Estoy cansada de escuchar siempre lo mismo.

LAKESIS: Cansancio… No hay cosas que cansen, es cuestión de no pensar mucho de seguir…

ATROPOS: Yo no quiero seguir… No puedo evitarlo.

KLOTOZ: A lo mejor se ha cansado, vive feliz en una cabaña y quizás tengas niños…¿No has pensado en que puedas tener niños?

ATROPOS: Sí…(se toca su vientre)…lo he pensado.

167

LAKESIS: Le gusto la vida, eso es todo.

Atorpos: ¡Me lo prometió!

LAKESIS: Las promesas de los hombres son tan falsas como los sueños de amor desde tierra extraña…lo que creo es que… bebemos trabajar… como te decía Klotoz…las guerras son necesarias…( Klotoz asume la actitud de maestro – discípulo) pues en ellas, se logra el orden… ( Atropos asume actitud de maestro – discípulo) púes en ollas se logra el orden…Atropos toma su tijera, cortando el hilo que Lakesis entrelaza, recordando que el hilo que Lakesis entrelaza, recordando que el hilo rojo cae imperceptiblemente al piso, Atropos se da cuenta de ello)

ATROPOS: ¿ Por qué no unes el hilo rojo también?

LAKESIS: ¿De que hablas?

ATROPOS: El hilo…lo dejas caer…no puedo cortarlo si no lo unes a los otro

LAKESIS: Estoy vieja se me olvidan algunas cosas…tu eres la mejor ahora…Debes…(Confundida). Debes Ayudarme…

ATROPOS: (Lo toma del suelo y lo corta en muchos pedazos con ira)

KLOTOZ: Lo debí haber hecho hace tiempo…

KLOTOZ: Atropoz, yo confié en ti…(Se lanza sobre ella)

LAKESIS: ¡Quieta! Cada cual debe saber lo hace…

ATROPOS: (Se levanta) Estoy cansada, (Sale)

KLOTOZ: (Llorando silenciosa, recoge uno a uno los enrolla en sus manos con mucho cuidado) ¿Por qué le hizo? ¿Por qué? (Llora)

ESCENA SEGUNDA

Atropos en la ventana. Entra Klotoz, con el puñado de hilo rojo en la mano.

KLOTOZ: ¿Podremos unirlos?

ATROPOS: (Se voltea) ¿Qué haces despierta?

KLOTOZ: ¿Por qué me hablas así?

ATROPOS: Lo siento… ¿Qué me traes?

KLOTOZ: Los hilos que cortaste… ¿lo recuerdas?

ATROPOS: Sí… ¿Por qué los guardaste? Lakesis se enojaría mucho.

KLOTOZ: Pensé que podríamos unirlos… no sé, hacer algo…

ATROPOS: No puede hacerse nada con ellos… ahora solo son recuerdas…

KLOTOZ: Podríamos sembrarlos, verlos crecer, reproducirse… y quien sabe si al día, los veamos sonreir…

ATROPOS: ¿Quién te enseño todas esas cosas?

KLOTOZ: (Atrapadas) ¿Cuáles cosas?

ATROPOS: No puede hablarse de eso aquí… Tú lo sabes…

KLOTOZ: No creo que sea algo malo…Lo es para ti.

ATROPOS: ¿ Quién te lo enseño?

KLOTOZ: Lo inventé… Pensé que si había paz y descanso cuando se cierran los ojos para siempre, porque no haberla también cuando estos se abren y contemplan las cosas escondidas…y cuando pienso que haber algo que no sabemos y nos sorprendemos preguntando, y te quedas mirando así, como quién no sabe y se abochorna, y me da una gracia que no sé como reír si de miedo o de valor… y entonces me da con atreverme a pensar cosas y a veces, cuando todos duermen, me da con desnudarme y quedarme mirando la luna, así, de frente…para que ella me vea y se enamore y lleve el recuerdo de mi piel a todas partes…pero no le dirás nada a ella, júramelo… Me da mucho miedo cuando me habla y me confundo…

ATROPOS: Debo pensar que yo también tengo parte de la culpa…Soy yo quien he puesto esas tontas ideas en tu cabeza y lo hecho sin querer…debes obedecer a la Lakesis… ella es la más vieja de todas… Ya pronto te tocará a ti cortar los hilos… Ahora dame eso…(Ella los esconde) Dámelo…

KLOTOZ: Yo pensaba que eras distinta, te ves hermosa cuando sonríes y ahora hablando así…te pareces tanto a ella…

ATROPOS: Déjate de tonterías…y dame eso…

KLOTOZ: (Sin dejarse vencer) Te lo daré, si tiras ese pedazo de hilo que guardas en el pecho…

ATROPOS: ( Se lleva las manos al pecho súbitamente, se confunde) No…ese no…

KLOTOZ: Entonces me dejas sembrar los pedazos…

168

ATROPOS: Es el único que no puedo cortar, cortaría mi latir con él. (Aparte)

Clotoz: ¿Me dejaras? Y te regalaré la mitad de mi vergüenza.

ATROPOS: Sí pero que ella no te vea…

KLOTOZ: Gracias…( La besa y sale)

ATROPOS: (Queda mirando su salida va lentamente a la ventana y llora en silencio)

ESCENA TERCERA

(Lakesis, en la ventana, Atropos se peina ante el espejo.) (Se escucha en la lejanía cantares de hombres atados, monótonos y graves.)

LAKESIS: Una vez como todos los años, vuelven a donde le pertenecen.

ATROPOS: ¿Quiénes son?

LAKESIS: ¿Qué importa… ellos solo van y vienen una vez al año, y cantan esa estúpida canción… (Pausa) No crees que no lo sé…

Atropos ¿Cómo?

LAKESIS: El hilo… su hilo. Llevas dos años con el y no lo has cortado,

ATROPOS: ¿Por qué esperaste dos años para reprochármelo…

LAKESIS: Uno para ti y otro para mí…quería verte como le adorabas, quería que alimentara tu sufrimiento y que reventara de hastío, cuando ya no me tuvieras otro lugar por donde caminar desesperada en esta casa...tu has dejado que tu vida corra el giro que él desee…!Pero no puede ser así! Es tu deber terminar con el hilo de la vida de los hombres…fría y secamente como yo lo he aprendido.

ATROPOS: ¿Por qué siempre tendré que verte como la perfecta forma de hacer las cosas?

LAKESIS: Tu no puedes sentir pena…

ATROPOS: ¿Por qué? Porque no la sientes tú.

LAKESIS: Por eso me aman los dioses…

ATROPOS: Porque tengo yo que hacer que me amen…

LAKESIS: Pero qué estas diciendo?

ATROPOS: ¡Dioises! ¡Hombres! ¡Los Dioses no se pueden morir!...

LAKESIS: Por eso me respetan.

ATROPOS: No te aman ni te respetan…se burlan de ti…(Hacía Afuera) ¡No pueden callarse de una vez!

LAKESIS: Si ha de pasar mucho tiempo y yo tengo que seguir soportando el espectáculo de tu tormento por él, yo misma cortaré en muchos pedazos el hilo de su vida… yo misma!

ATROPOS: ¡Que sabes tú de tomentos, que sabes tú de soledad y de angustia… tú nunca has amado!

LAKESIS: (riendo irónica)es tú quien me habla de amor? (se quita la cofia) Mira este rostro, mira mis ojos… no te parece que alguna vez se cerraron de cansancio en el pecho de un hombre? Mira mis labios…¿No crees que estos labios han labrado de punta a punta a el dorado cuerpo de un suicida (Pausa) A mí también me abandonaron una vez y también me prometió que volvería…(Queda como recordando)Hombres que viven un sueño …que no regresan jamás… y eres tu niña infantil y tonta, quien viene a hablarme de amor…

Atropos ¿ Y que le diste tú para que te amara? Para que te prometiera volver. ¿ Qué le he dado yo? ¡Contéstame! ¿Qué es este amor extraño que se siente correr por la mejillas?

LAKESIS: Por eso es que tanto te hiere, te has enamorado y yo te repetí mil veces que ha los dioses no les gustasba eso! El amor es demasiado perturbador, es como un niño pequeño y demasiado inquieto que no cesa de romper cosas, casi siempre corazones.

ATROPOS: Si están rotos, ¡yo amo sobre los pedazos!

LAKESIS: (Ríe ) ¿Qué pedazos? ¿Cuáles? El no regresará y ya aquí no quedará nada, ¡Nada!

ATROPOS: ¿Por qué vienen entonces?

LAKESIS: A abrir esta puerta… tras ella solo se descubre un mar interminable sobre el cual se camina siempre en silencio y con las manos atadas, sin llegar a ninguna parte… con eso solucionan todo. ¡Ilusos!

ATROPOS: Y que otra cosa puedo mas que sufrir, mientras el espera que vuelva esa ola caliente del fracaso y suene dentro de sí, este crujir de mis ropas…esta pequeña y redonda frescura que nunca se cansa de latir.. ya nisiquiera sé…yo nada sé…

KLOTOZ: (baja las escaleras desenfrenada, no se detiene al ver a Lakersis.)

ATROPOS: ¿Qué pasa?

169

KLOTOZ: (Con miedo) Viene subiendo en su caballo …

ATROPOS: (Va a iniciar el mutis pero Lakesis la toma por el brazo) ¡ Suéltame!

LAKESIS: ¿Por qué no había regresado antes? Tu no sientes la madurez para enfrentarte a él otra vez. ¿Qué harás?

ATROPOS: Mi vientre sigue latiendo…( se suelta de un tirón) (Oscuro

ESCENA CUARTA

(La sombra de Atropos se ve en el fondo, un brillo azul lo invade todo, se escucha un violin hermoso y perfecto. Atropos extiende sus manos y abraza un horizonte, cuando caen en sus manos, Klotoz aparece, sentada y con los ojos llorosos

KLOTOZ: Yo no lo hice, te lo juro.

LAKESIS: (Reprendiéndola) A quien más si no a ti se te ocurre ocultar esas semillas… los dioses sabrán todo…

KLOTOZ: Yo no lo hice y la obligué a que la sembrara.

LAKESIS: (Iracunda) ¿Por qué?

ATROPOS: Desde cuando tengo que darte explicaciones.

LAKESIS: ( Ofendida pero no humillada se sienta y comienza a trabajar) ¡Que pensaran de nosotros allá abajo!

ATROPOS: Que piensen lo que quieran nunca tienen suficiente fuerza… (La mira muy fijo para matarla…)

LAKESIS: ¿Por qué me miras así?

ATROPOS: ¿No te gusta?

LAKESIS: Esos ojos fijos de enamorada sobre mis hombros… y no me perdonarás jamás solo porque quise protegerte… a mí me hiere más este odio que a ti… al menos antes podía haber cierto cariño entre nuestra sobriedad ahora nada… ¿ Qué culpa tengo yo el que haya venido a despedirse. Que culpa tengo yo de que el sea feliz y ya no te recuerde más… (Muy tierna) Ahora estas conmigo y los dioses se contentarán.

ATROPOS: ¿Cuáles Dioses?

LAKESIS: Tu lo sabes…nos quedaremos adorar…( Se levanta y las mira a ambas)

Estoy tan orgullosa que estemos las dos juntas otra vez… como antes. ¿ Te acuerdas klotoz? (Hipnotizada, se mueve a un rincón, una antorcha y humo como un santuario y comienza a orar imperceptiblemente a sus dioses)

KLOTOZ: (A Atropos) ¿Por qué vino de pronto?

ATROPOS: ¿Por qué no decírtelo a ti ? (Le acaricia el pelo ) Vino porque su mujer ha muerto y estaba triste…

KLOTOZ: ¿ Su mujer ha muerto?

ATROPOS: (Tocando las tijeras, muy despacito) Sí …ha muerto.

KLOTOZ: ¿ Te espera?

ATROPOS: Sí … en su cabello… al pie de esta montaña.

KLOTOZ: ¿Irás con él?

ATROPOS: (Sonríe) No lo sé. (A Lakesis) Deja ya de llorar… tenemos trabajo que hacer.

LAKESIS: ( Se le acerca) Ahora que estamos juntas… ¿Podrás perdonarme?

ATROPOS: Sacrificaste mi cuerpo y mi amor por una burlona sonrisa de los dioses de los que no sabes nada…

LAKESIS: Y si muriera y te dejara escoger… ¿ Me perdonarías?

ATROPOS: No

KLOTOZ: Debemos trabajar, mañana habrá otra guerra… (Atropos va al altar y saca un cofre de una especie de sacra sacristía)

LAKESIS: Sí, debemos trabajar, aunque tengo tanto sueño… como quisiera dormir…(Atropos corta un pedazo de trenza negra que había sacado del cofre, Lakesis muere.)

KLOTOZ: Y quizás haya pestes y epidemias…¿No es cierto?, Lakesis… no es hora de dormir… ( Atropos vuelve a poner todo en su lugar) despierta no seas vaga…despierta…lakesis… (Se da cuenta y mira Atropos)

ATROPOS: Déjala dormir…en un sueño hermoso y eterno…

KLOTOZ: ¿Qué has hecho?

ATROPOS: Lo que debía… Ahora voy a buscarlo, hay un rito maravilloso que no espera, el río se llenará de sonrisas… y cuando menos lo esperes dentro de este pecho tuyo nacerá quien sabe que extraña flor y tus ojos

convertidos en dos hermosos diamantes, combinarán con tu sonrisa en un pequeño éxtasis de mujer… entonces te desnudarás, y te irás con él … Cuídate mucho… mucho…(La besa y sale poniéndose un manto)

KLOTOZ: ¡ Atropos, vuelve..! ¡ tu no tienes derecho!... ¿Quién me reñirá ahorra cuando me toque amar a mi … (Va al cadáver y llora un poco, solo un poco (Va a la ventana) Lakesis…un hombre viene subiendo en un caballo blanco… ¿ Lo recibiremos? Lakesis despierta… ¡ No sé que traje ponerme! ( Pausa larga) ( va a la puerta un viento frío la cubre y mueve su traje) Lo recibiré desnuda, como este viento frió que me besa toda… y esta vez me llevarás contigo …( Comienza a desvestirse, mientras se oscurece el escenario y una música, convertida en luna, entra por la ventana y deja ver solo su silueta que se desvanece )

FIN

LA RISA DE LA GORGONA

Monólogo para pantomima en VII cuadros

1981

A José Torres Cano por tu bendita paciencia.

ACTO ÚNICO

I cuadro Nacimiento de Medusa

MEDUSA: Te acuerdas, Eurylae, que bueno era cerrar los ojos y dejar que el mundo corriera por la piel como un susto; te acuerdas lo mucho que se sueña de niña y…claro, también te acuerdas del agua fría y de aquel país lejano que inventamos, donde un hombre con gran barba nos esperaba; desnudo y limpio como la hiel. Y ese hombre, le pone ojos a la tristeza y la pone a mirarnos… por eso, Eurylae hermana errante, por eso te vas cuando cierras los ojos y parece que no estás aquí, como quien se va en silencio a morirse por pena. Es razonable el hecho de que antes de nacer, ya recordemos cosas…yo no he nacido aún herm anas y ustedes, que miran el vientre de la tierra hincharse más y ponerse más caliente, esperan estos recuerdos de nieblas; estos soles pequeños, llenitos de pasado como lágrimas. ¿Porqué lloran?… Ya la tierra es prepara para abrirse y primero saldrá mi pelo, mi hermoso pelo como una cascada de noche derramándose por el aire… y sin embargo, yo presiento que todo lo que podría pensar de mí misma, será lo que me lleva a la ruina. Y teníamos como diversión inventarnos cosas falsas, peligros y destellos de ilusiones fáciles… (Ríe.) Te acuerdas cuando trajiste aquella pequeña serpiente encerrada en aquel vaso…éramos crueles; no, crueles no… pusimos la serpiente sobre la piedra que luego se convertiría en la estatua de Minerva… y allí sobre esa piedra, mudó la piel, como tu ahora… como todas nosotras hijas bastardas de la belleza. Y ahora nacerán al mundo mis ojos, coronados de una frente ancha y una leve sombra arrugada que me dice a gritos que soy joven; mis ojos, como los de mi Madre tierra, rústicos y salvajes… y descubro de lo que se cubren las cosas cubriendo suelo infinito y ahora soy solo ojos que miran las voces que me llaman …Medusa…Medusa…

VOCES: Medusa…Medusa…

MEDUSA: Y ahora que reviento y salgo con mi grito, descubro el placer pequeñito de sentirme aquí, con ustedes, vuelvo para ser lo que seré, cuando descubra que soy lo que mi madre quiso hacer de mí… (Nace.)

II cuadro LIBACIONES

MEDUSA: ¿Qué viento es este con olor a barro? ¿Qué frío es este, hermana, que me aleja de tus brazos?

VOCES: Es el frío de la Muerte, Medusa…

MEDUSA: Nacemos a la muerte me dijiste y coronas con tu frente y tu candor este dolor quietecito de sentirme viva, como un caracol mojado…porque estoy viva ahora. Las libaciones que hacen a mi cuerpo recogen la alegría de los tiempos cálidos, cuando bajo la tierra, mortal como un suspiro, vivía feliz, soñando tantas cosas tristes sobre la belleza…y ahora que el humo y el incienso hacen brotar de mi cuerpo los humos vibrantes,

ahora que me siento blanda y fresca como una hoja de mañana, ahora, que soy las hojas de todos los árboles…¿Quién se atreverá a decir que exista una mujer más hermosa que yo? (Pausa.)

VOCES: (suavemente.) Medusa…Medusa…

MEDUSA: El nombre que bailotea de un lado a otro envolviendo la envidia de todas las mujeres del mundo. Estoy tan volátil como el deseo de las olas y estoy dispuesta a conglomerar en mí todo lo virgen, y vuestras libaciones, listas para el sacrificio. Traed el oráculo aquí y verán en sus visiones, cosas que la pitonisa olvidaría.

VOCES: Qué mortal o que Dios podría resistirse, Medusa

MEDUSA: Ninguno, porque soy de todos, el más grande sol y brillo sobre las piedras puliendo los pensamientos, aún la piedra más envidiable, la piedra de Minerva. Y me miras y piensas que soy atrevida y te reto a que de todos los trucos, descubras el más traicionero, yo descubriré el mío y verás, reina celosa, lo que te tengo preparado. Acuérdate, Eurylae, del hombre con barba…

VOCES: Nosotras estamos contigo Medusa… eres el cabello más hermoso y el más delicado temblor… di cuanto quieras, es tu fuerza…Medusa…

MEDUSA: Así, de frente, como si los rayos me entraran a los ojos, te reto a que me partas… (Ríe.) así mi belleza se esparcirá por el mundo y te tendrás que encontrar conmigo donde quiera que te busques…¡Traed el espejo, hermanas! Mírame reina, tus pechos tiemblan de envidia…

VOCES: (Ríen.)

MEDUSA: Sí, ríanse de la que admite ser la más hermosa, y a quien estoy retando con toda la fuerza de mi vientre que se revienta…

III cuadro

La Seducción de Medusa

MEDUSA: La noche cae sobre las islas de Lesbos y estoy con mi alma sentada en esta roca, mirando a lo lejos un Olimpo que arde… ¿Lo ven, hermanas?

VOCES: Sí, Medusa, también te está mirando a ti…

MEDUSA: Es cierto, también los dioses me están mirando-soy el primer pecado que salió de la caja de Pandora…(Silencio.) Sin embargo, quisiera contarles las cosas que siento, las estrellas parpadean como quien dice mentiras… yo no quisiera mentir, quisiera sentir… (Decidida.) quisiera sentir ese dolor… (Justificándose.) Soy mortal, vosotras no podéis sentir esas bajezas, vuestros ojos de granito no han sentido esos deseos, y me calcinan las brazas de este aburrimiento. Estoy desesperada por saber cuan hondo late mi cuerpo entero…Las amo… tienen que perdonarme estos corajes…ustedes me hicieron la princesa de la noche…esta princesa está aburrida de ser hermosa…este rabioso pelo quiere revolcarse entre unos dedos brutos…prepraren la fiesta…que empiece a esparcirse mi olor por todo el mar Egeo…y que llegue presuroso hasta el Olimpo… (Ríe, una música de alegría se retuerce en el ambiente.)

IV cuadro El Desafío

MEDUSA: A las orillas del mar Egeo, las olas traen desenfrenadas los murmullos de pasión desde el Olimpo ¿Quién es?

VOCES: Zeus, Medusa…Zeus…

MEDUSA: Quiero que sea profano…lo profano es siempre fuente de virtud, ¡Quisiera saber cuánto de mí es profano!

VOCES: (Ríen.) Todo Medusa…todo…

MEDUSA: ¿Oyen su rugido…es una fiera… su olor sale por sus fauces como si estuviera enjaulado…(Silencio.) En la piedra fría, el mármol fresco del templo de Minerva, será el lugar perfecto… (Truenos, risa de Medusas.) ¡Me tienes miedo, Minerva! Y te juro que todo ese miedo y ese poder conque haces reventar mis tímpanos, es tan débil como el soplo de un insecto. (Caos.) Será en el mármol del templo de Minerva… mi sangre de virgen te pintará tus piedras esculpidas y se juntará furiosa con el sudor de tus esclavos… (Truenos.)

VOCES: Minerva te odia, Medusa…ten cuidado, no la tientes…

MEDUSA: (Iracunda.) Yo no la tiento, no es un desafío elemental… Yo soy Medusa y lo que Medusa quiere, Medusa lo logra. ¡EN EL TEMPLO de Minerva! (Truenos, humo y relámpagos, las otras Gorgónas desaparecen.)

(Medusa sola Música.)

MEDUSA: Ten cuidado, aprietas demasiado fuerte… así de fuerte, como se retuerce esta mujer loca que se ríe dentro de mi cabeza… Ahhh… no puedo creer que con este débil cuerpo seas el padre de los dioses… Estás nervioso…¿Qué te pasa? (Silencio.) Tus ojos ondulados, persiguiendo cada curva de mi cuerpo… y penduleándola en el aire buscando la mejor opción para un beso despacito que posas en mi cuello…¿Porqué lloras? Estás en los brazos de Medusa y lloras… tienes miedo, como un niño…todos los hombres vuelven al niño cuando lo tienen todo, caprichoso…Y metiendo sobre el suelo como el agua cuando cubre la roca y la desgasta y quiero pulirme mujer en esta roca con tu trino de león entre mi cuello y que me muerdes y me imagino ser pedacito frágil de coral rojizo y lo partes como cuando es y da de lleno el sol y el polvo de tu belleza nunca como diosa aquí entre tus brazos soy tuya Zeus y quiero ser la fuerza yo con que disparas tu rayo para partirme y crear la hecatómbica tormenta… esta tormenta maldita que circundaba como un remolino sin romperse ahora que se riega como último suspiro sobre tu piel de gorgóna… (Lento.) este fuego que se extingue sobre mi piel de diosa… despacito… despacito…

VI cuadro

MEDUSA: Y llegaste al templo y nos sorprendiste… y huyó; acobardado por tu rostro petrificado de ira… y al huir, me deja sola y desnuda frente a ti… quisiera reírme, pero tengo miedo, maldita sea, tengo miedo y es tanto que me golpea el pecho queriendo salir… (Firme.) Estaba con uno de tus hombres, de tus débiles hombres de piedra…

VOCES: Medusa… vete, huye Medusa…

MEDUSA: ¡No tengo por qué! Yo soy Medusa y soporto también como las piedras. (Brecht.) Y eso precisamente; ¡TODO AQUEL QUE MIRE EL ROSTRO DE MEDUSA MIRARA TAMBIÉN EL ODIO DE MINERVA! Y TODO AQUEL QUE VEA LAS SERPIENTES EN MI BRILLANTE PELO! PETRIFICARA SU SANGRE Y NO PODRÁ VOLVER A MIRAR SU PASADO COMO LO HACEN TODOS LOS HOMBRES FELICES. (Silencio, música sube.) (Pausa.) Está bien… Y siento que mi cabello sedoso y frágil, se pudre y se pone pegajoso y tengo asco, y quisiera tener tu fuerza Zeus, para que me ayudes a escaparme de la asfixia… Ayúdenme hermanas…

VOCES: Nuestro cabello, Medusa…míralo…

MEDUSA: No quiero mirar, es horrible…(Dulce.) Vosotras también…pagarán, mi culpa… Rompan todos los espejos, las esencias olorosas y también si es que quedan, rompan todos los misterios de mujer… y se acabó, quisiera pensar que estás llorando, quisiera ver esa lágrima correr perdida entre tu barba…Minerva, cínico ¿Venciste a Medusa? ¿Es cierto que lo pudiste todo?

VII cuadro Maldición

MEDUSA: Ya se fue, se fue su ira y nos dejó la serpiente y la piedra. Pero este rostro hermoso sigue igual, y este cuerpo, que quizá solo fue prestado…nadie ha tocado su frescura de fruta ni su primer olor… Y siento que estas asqueantes serpientes, podrán peinarse también y ser sutiles…Al fin, quedo mujer y me sostengo, y sostengo lo que soy, la que una vez fue la más hermosa y ahora lo es por encima del dolor… ¡No lloren más! Merezco mi castigo, si es que se puede castigar el ser así…Y como sigo viva y mi vientre es ancho, me sentaré aquí, mirando el cielo solo de esta noche; esperaré a PERSEO, porque antes de que corte mi cabeza, lo seduciré con el recuerdo de mi hermosura…(Risa.)

(OSCURO.)

MAYO 1981

Río Piedras, Puerto Rico

EL DELATOR

Adaptación teatral del cuento El Delator de René Marqués

San Juan de Puerto Rico 1982.

“Y había uno siempre nacido para el odio, y el rencor era su pan, y el dolor de los otros era sangre de su espíritu, pues había nacido para odiar”

EL NUEVO CAÍN

Personajes:

La Mulata

El Hombre

Caín, el Delator

La Rubia

El Negro

La Camarera

Lugar: Una barra en la calle San Sebastián, en San Juan de Puerto Rico. Época: Actual.

Escenario:

Barra al fondo con espejo. Taburete. Mesa con silla en frente izquierda. Otra mesa con dos sillas, en frente medio derecha. Una vellonera y un teléfono público.

ACTO ÚNICO

(En la oscuridad se escucha el sonido ambiente de un bar. Aún sin ence nderse la luz, surge el sonido brutal de una vellonera. Un “rock and roll” acompaña a la iluminación de manera lenta aunque progresiva. El ambiente cesa de iluminarse cuando se comienzan a discernir de entre la oscuridad y el humo, las primeras siluetas de los personajes. La luz siempre será pobre. El “rock and roll” mantiene su volumen bajo. En primer lugar vamos a Caín; el delator, quien sentado en la mesa de la izquierda, bebe. En la barra, al fondo vemos a La Mulata junto a El Hombre. Tras la barra, La Camarera limpia los vasos. En la mesa de la derecha no hay nadie todavía. La Mulata, con los codos apoyados sobre la barra, escucha con atención la conversación del Hombre, é sta, como un resorte suelta una risotada. Se lleva su mano al pecho en un gesto de fingido abatimiento. El Hombre ríe calladamente, toma un vaso y bebe. Caín enciende un cigarillo y observa al Hombre através del espejo, fija y obsesadamente. Suena el teléfono público. Caín despierta de su trance con un leve susto. La Camarera se acerca al teléfono, lo descuelga con aburrimiento. La vemos hablar aunque no sepamos lo que dice. Solo vemos que durante su conversación, mira con insistencia a Caín y luego al Hombre que intercambia una breve mirada con ésta. Caín no se percata de estas miradas, pues trata de evitar en lo posible, una mirada directa con El Hombre. La Camarera asiente en aprobación de algo y cuelga el teléfono. Mira al Hombre, luego a Caín y vuelve a su trabajo. Caín se levanta y camina hasta el teléfono. Mete la mano en el bolsillo y saca una moneda. Mientras hace e s-

175 to, La Camarera y El Hom bre sostienen una breve conversación inaudible. Caín deposita su moneda y marca, espera un segundo.)

CAÍN: (Al sentir que alguien le contesta.) Sí, con Gómez, por favor. (Espera.) ¿Sargento Gómez? Le habla Caín. (Espera.) No, todavía no he averiguado nada. Estoy en una barra de la calle San Sebastián. (Se oculta un poco en sí mismo.) Está aquí con una mujer. (Espera.) Deme tiempo, Sargento es un caso difícil. (La camarera se acerca a la mesa de Caín con un paño azul. Hace ademán de llevarse el trago. A una señal de éste, lo vuelve a su sitio. La camarera se va no sin antes darle una mirada de extrema suspicacia.) Ya sé que van dos meses, pero ¿qué quiere que haga? Nos conocemos bien. (La Mulata suelta otra risotada.) Sí… (Caín se molesta.) Usted solo me ocupa cuando sus hombres fallan. (Espera.) Estoy haciendo todo lo que puedo. Si me desespero puedo dañarlo todo. (Espera.) Aún no puedo afirmar que él pertenezca a ningún grupo subversivo. Tampoco creo que tenga motivos para querer conspirar contra el gobierno ni contra nadie. No, no es nacionalista, ni comunista, ni ninguna de esas cosas. (Espera.) Usted tendrá sus razones. (Espera.) Solo lo he visto con algunos traficantes, eso es todo. (Espera.) Trataré, sargento, adiós. (Rápido.) Ah, una cosa sargento. En varias ocasiones, me han descubierto por la antena del carro. (Gómez no entendió.) La antena del carro, la del radio-teléfono… todo el mundo sabe que la policía usa esas antenas. (Espera.) Es mi problema, pero también es el suyo si me descubren por culpa de la maldita antena esa. (La Mulata vuelve a reír.) Sí… adiós. (Engancha y se dirige a su mesa. La Camarera había estado limpiando la mesa de la derecha y vuelve tras la barra. En el trayecto, el Ho mbre se voltea y se dirige a ella.)

HOMBRE: Un ron con soda y otra cerveza. (Luego del pedido, sus ojos se encuentran con los de Caín quien tiene que sonreírle inevitablemente. El Hombre le contesta con una menos sincera. Caín toma su vaso y se dirige a la pareja.)

CAÍN: (Palmeando la espalda del Hombre.) ¡Hola! Tantos días sin verte. (Le extiende la mano. El Hombre vacila un segundo pero luego la estrecha con rapidez y da media vuelta a su taburete colocándose frente a frente a Caín, forzándolo a quitar la mano que había dejado en su espalda. Caín mira a la Mulata.) Ya veo que estás en buena compañía. (A ella, con un guiño.) Hola.

La Mulata: (Bebiendo sensual.) Hola.

CAÍN: (Sin m ucho que decir.) Guapa ¿Ah?

HOMBRE: (Observándolo fijamente.) Sí… (Pausa embarazosa. Hombre bebe su trago. Caín hace lo mismo.)

CAÍN: (Buscando conversación.) Oye, y ¿qué es de la vida de Mario? Hace tiempo que no lo veo…

HOMBRE: Lo mataron.

CAÍN: (Asombrado.) ¿De veras? ¿Como así?

HOMBRE: (Mirando a la Mulata.) Así están las cosas.

CAÍN: Sí, hombre, las cosas están bien malas. Y ahora, pa’ colmo, la política está bien caliente. ¿Supiste lo de la Universidad? Esos muchachos ya no encuentran que otro revolú inventarse ¿Verdá? ¿Qué tú crees de eso?

HOMBRE: (Sonríe irónico.) Yo… soy apolítico.

CAÍN: (Ríe.) Yo también… pero como están las cosas, es cuestión de preocuparse.

HOMBRE: No se salva nadie. (BEBE.)

CAÍN: (Después de una pausa embarazosa .) Qué tranquila esta barra. No hay mucho alboroto; tranquilita, buena música.

HOMBRE: ¿Nunca habéis venido?

CAÍN: No. Nunca.

HOMBRE: A veces es tranquila, a veces no. Todo depende. Algunas veces se forma su pelea cuando viene alguien que no nos gusta.

CAÍN: La otra noche hubo una pelea con un tipo que creían que era camarón. ¿Lo supiste?

HOMBRE: ¿No que nunca habías venido?

CAÍN: (Cogido.) Bueno, eso… me lo contaron en el trabajo.

HOMBRE: ¿Donde trabajas?

CAÍN: (Se ríe nervioso.) Pues… en el gobierno, como todo el mundo. (El Hombre lo mira con obvia desconfianza.) ¿Y tú?

HOMBRE: Pues, por ahí… como todo el mundo. (CAÍN ríe. Entra acompañado de una Rubia despampanante; EL NEGRO. Se acerca a la barra y le pone la mano en el hombro a Caín. Este se estremece y se vuelve con violencia. Pausa. El negro lo mira.)

EL NEGRO: Con permiso…

HOMBRE: (Estrechándole la mano al NEGRO .) ¿Cómo estás?

EL NEGRO: Ahí; como se puede. Quería decirte que mi hermano Pedro, está en la cárcel.

HOMBRE: Lo siento mucho. Nada grave supongo.

EL NEGRO: Violación a la ley de drogas. Un chota hizo el trabajo. Solo quería decírselo. Yo sé bien que Pedro te aprecia mucho.

HOMBRE: Y yo a él también. Estudiamos juntos cuando chamacos. (Pausa.) ¿Hay algo que yo pueda hacer?

EL NEGRO: Podrías ir a verlo. Se sentiría mejor. Además, tiene algo que decirte.

HOMBRE: Iré, tenlo por seguro.

EL NEGRO: Gracias mano. (Se vuelve a estrechar la mano del Negro. Este, tomando a la RUBIA por la cintura, se dirige a la mesa de la derecha. El HOMBRE se vuelve a hablar con la Mulata. Caín se queda solo. Mira el trago. Momento de tensión. No sabe que hacer. Se dirige al Hombre como tratando de rescatar algo de la conversación anterior.)

CAÍN: Te invito un trago.

HOMBRE: (Volviéndose a medias con gran sequedad .) No. Gracias.

CAÍN: (Después de una pausa en la que parece sofocarse, dice con voz tímida y ahogada.) Los veré luego. (El Hombre y la Mulata no le hacen caso alguno. Caín vuelve a su mesa. El Hombre y la Mulata lo miran fijamente. El Negro se levanta y deposita una moneda en la vellonera. Surge la violencia de un “rock and roll” desesperado. Caín se levanta, el Negro se vuelve y quedan encarados. Pausa. Se acerca la Camarera. Caín, aturdido le pide:.) Deme lo mismo. (La camarera se lleva el vaso vacío, antes de irse mira al negro. Este inclina la cabeza en un gesto de aprobación. Caín vuelve a senta rse. La Mulata y el Hombre vuelven a reír en animada charla. Caín los mira, dice bajito:.) Podrían irse si quisieran…¿Porqué no lo hacen? El lo sabe todo, ¿Porqué no se va? (Absorto, m ira a la pareja. La camarera se acerca con el trago. Le sonríe al Negro quién repite el ligero gesto de apr obación. Caín despierta de su marasmo.)

LA CAMARERA: Su ginebra. (En la otra mesa, la Rubia bebe y toma la mano del Negro. Caín bebe.) ¿Lo paga ahora?

CAÍN: Apúntelo, todavía no me voy. (La camarera se aleja. Súbitamente, el Negro da dos pasos hacia él y se le queda mirando fijamente. Caín no puede ocultar su nervi osismo. Se toca el vientre con dolor. Deja caer el vaso, este rueda por encima de la mesa y cae al piso rompiéndose. Caín se lleva las manos a los ojos. La música es ahora un torbellino de sonidos y voces. Las demás luces se opacan. Una luz violácea cae sobre él. Se tapa sus oídos como si un sonido violento lo afectara.)

VOCES: (Surgen de entre la música. Es la misma voz de Caín matizada de diferente forma cada vez.) “Papi, papi, ven… mami está allí, hablando con un hombre. (Caín levanta la cabeza buscando en el aire, el origen de la voz.) “Tícher, tícher…Juanito escribió porquerías en el baño. (Caín parece marearse, y ta m balea.) Lieutenat, they are playing cards in that tent. (Se acerca al Negro, m areado y tambaleante, lo mira, se le nubla la vista. Se hecha sobre él. El Negro se hecha a un lado y Caín cae al suelo. El Negro lo mira un instante y SALE. Caín se sostiene su vientre como retorcido por un veneno letal.) Se lo advierto Jefe, Samuel Velázquez habla mal del director. (Comienza a gemir de dolor.) Sí sargento, yo le oí gritar, ¡Libertad o MUERTE! (El Hombre se levanta de su silla, se acerca decidido a Caín y lo toma violentamente por la camisa.)

La MULATA: (Gritándole presurosa al Hombre.) ¡Tú no! Deja que el Negro lo haga. (El Hombre lo suelta.)

VOCES: (Que al parecer no se detienen nunca.) Confidencia Cabo, la droga blanca está en la cisterna. (Llega el Negro nuevamente. Trae en las manos, una brillosa y fina antena de carro. Es larga y parecería más un florete, que lo que es realmente. El Negro la agita en el aire y esta silba peligrosame nte.)

EL NEGRO: ¿Sabes que es esto, Caín? (Caín solo gime casi imperceptiblemente.) Te arde la barriga ¿verdá? (Lo agarra por la camisa y lo levanta, le pone la antena ante sus narices.) ¿Sabes de quién es esto? (Caín niega con la cabeza.) Es tuyo…¿Verdá que es tuyo, Caín? (Caín vuelve a negar. El Negro le propina un brutal puño en la barriga. El Hombre se dispone al castigar a Caín. El Negro lo detiene .) ¡Tú no! Tú no te metas en esto; es mi problema. (El Hombre se retira a la barra.) Esto es de tu carro. Te ví llegar en un carro de cuatro puertas con una antena flaquita en el baúl. ¿Eras tú? (Caín niega.) Sí…cabrón… eras tú. ¿Y sabes qué? Dicen que un azote de esta vara, corta como una cuchilla…¿Lo sabes? (El Negro espera respuesta y luego lo lanza al suelo.)

La RUBIA: (Se acerca y lo escupe.) ¡Chooota!

LA MULATA: (Junto a la Rubia.) ¡Chooota! (Sus voces se pierden en el eco repetitivo y en la música de torbellino. Surgen las voces anteriores mezcladas con la música y las risas de las mujeres.) Papi, papi, ven, mami está hablando con otro hombre…Lieutenant, they are playing cards…habla mal del director…porquerías en el baño…la droga blanca, confidencia cabo, confidencia… (El Negro levanta la antena como un azote .)

CAÍN: ¡Dios mío! ¡No lo hagas! ¡No! (El Negro vacila un instante.)

LA RUBIA: ¡Acuérdate de tu hermano!… ¡Acuérdate de tu hermano!

177

VOCES: Confidencia cabo, la droga blanca, confidencia…

EL NEGRO: (Firme ahora.) ¡Chotaaaa! ¡Chotaaaa! (Vuelve a levantar la antena como un azote .)

CAÍN: ¡No lo hagas, por Dios! ¡Por tu madrecita no lo hagas!!! (El Negro descarga toda su fuerza y su violencia en azotes repetitivos. Caín chilla como un an imal herido.)

LA RUBIA Y LA MULATA: ¡Chooota! ¡Chotaaaa! (CAÍN se retuerce.)

EL NEGRO: (Detiene su castigo.) Mi hermano no se olvidará de tí. Te encontrará donde quiera que te metas. (Le arroja la antena y sale. Lo sigue la Rubia. La Mulata parece que sale pero se queda en la puerta. El Hombre se acerca a Caín.)

CAÍN: (Desde el suelo entre dientes, pero con gran fuerza interior .) ¡Tu no te me escaparás! Te juro por lo más santo que voy a delatarte. ¡Tarde o temprano voy a delatarte! (Caín trata de incorporarse con violencia pero el Hombre lo empuja fácilmente con el pie y Caín cae al suelo. Su rostro esboza una extraña sonrisa. La Mulata sale. El Hombre le da una patada a Caín y sale también. La Camarera se acerca a la puerta lim piando sus vasos. En la soledad de la barra, Caín suelta una carcajada adolorida. El “rock and roll” brama con violencia, y su furia, devora la luz.)

Oscuro y Telón FINAL

ALGUNAS FOTOGRAFÍAS

ROBERTO RAMOS PEREA

(Foto © Juanky Álvarez.)

Nació en Mayagüez, Puerto Rico, el 13 de agosto de 1959. Dramaturgo, , actor, director de escena, guionista, historiador y crítico del teatro y el cine Puertorriqueño.

Cursó estudios superiores de Dramaturgia y Actuación en el Instituto Nacional de Bellas Artes de México, D.F. y prosiguió esos estudios en la Universidad de Puerto Rico. Es Director General del Archivo Nacional de Teatro y Cine, Presidente del Instituto Alejandro Tapia y Rivera y Director Artístico de la Compañía Nacional de Teatro ads.al Centro de Bellas Artes. Fue periodista en los diarios El Reportero, El Vocero, El Mundo , Puerto Rico Ilustrado y la Revista VEA

Ha estrenado y publicado más de cien obras teatrales en Puerto Rico, y en países como Japón, Estados Unidos, España, la República Checa, Polonia, Brasil, Cuba, Venezuela, Argentina, México, Chile, Santo Domingo y sus obras han sido traducidas al inglés, al francés, al checo, al polaco, al portugués y al japonés. Ha dirigido más de un centenar de puestas en escena en Puerto Rico y en el exterior y ha sido premiado por instituciones nacionales e internacionales como el Ayuntamiento de Sevilla, Casa de las Américas de Cuba, el PEN Club de Puerto Rico, la Fundación Ricardo Alegría, la Medalla Víctor Hugo, el Instituto de Literatura Puertorriqueña y el Ateneo Puertorriqueño.

En 1992, el Ministerio de Cultura de España le otorgó el Premio Tirso de Molina a su obra Miénteme más. El Premio Tirso de Molina es el más alto premio que se le ofrece a un dramaturgo de habla hispana en el mundo. La obra se estrenó y se publicó en España. En ese mismo certamen, su obra Morir de Noche, quedó entre las seis finalistas escogidas para el premio.

Ha dirigido y escrito las películas puertorriqueñas Callando amores (1996), Revolución en el Infierno (2004), Después de la Muerte (2005), Iraq en mi (2007), La llamarada (2015) y Bienvenido, Don Goyito (2017) así como el largometraje documental Tapia: el primer puertorriqueño (2009).

Ha publicado el volumen de cuentos Sangre de niño (1976) y los ensayos Perspectiva de la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña (Ateneo, 1989), Teatro Puertorriqueño Contemporáneo 1982–2003 (Publicaciones Gaviota, 2003) y 4 ensayos jodidos y una obra de teatro (Ediciones Puerto, 2012). Publicaciones Gaviota edita su Teatro Escogido en siete volúmenes. Editions Le Provincial y Gaviota también publican sus más recientes obras: Bruja de Dios (2012), Puerto Rico Urgente (2013), La Dama de las Camelias/Marianela (2014), y sus piezas de teatro histórico Gozos de Inquisición (2014), Iluminado Negro (2015), Por Maricón (2016), La amante del Gobernador (2017), Tuya siempre, Julita: los amores de Julia de Burgos y Luis Lloréns Torres, cartas y poemas inéditos (2018), La maestra yanqui (2018) y Laura mía (2019). En imprenta Magdalena: puta, esposa y guerrillera (2020), Ave sin rumbo (2020) y Aqua funesta (2020). EDP University edita su teatro breve Censurado (2016).

Trabaja actualmente en el DICCIONARIO DE LA LITERATURA DRAMÁTICA PUERTORRIQUEÑA DEL SIGLO XIX, el DICCIONARIO DEL CINE PUERTORRIQUEÑO y los estudios casuísticos Historia de la Censura Teatral en Puerto Rico y Apuntes para la Historia de la Pornografía Puertorriqueña. Ha publicado además, como historiador teatral Historia de la Nueva Dramaturgia Puertorriqueña (Intermedio de PR, 1987); Obras Encontradas de Celedonio Luis Nebot de Padilla (Ateneo Puertorriqueño, 2008); Obras Completas de Manuel María Sama (Ateneo Puertorriqueño, 2007), el amplio estudio Literatura Puertorriqueña Negra del siglo XIX escrita por negros (Publicaciones Gaviota, 2012), el tratado biográfico Tapia: el primer puertorriqueño (Publicaciones Gaviota, 2016), y en preparación para prensa los libros “Los negros no piensan”: historia de la intelligentsia puertorriqueña negra (Publicaciones Gaviota, 2020), y Clara Lair: la amante del Gobernador. Biografía crítica y obras recogidas de Mercedes Negrón Muñoz (Publicaciones Gaviota, 2021).

Actualmente vive en San Juan de Puerto Rico, y es aficionado al esoterismo y a la astronomía.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.