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Artículo del presidente

Parte de la solución

Artículo de Opinión de César Pontvianne, presidente del Consejo de Administración de Iberaval

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César Pontvianne de la Maza, Presidente de Iberaval

El Banco de España, a través de su director general de Econo-

mía y Estadística, el burgalés

Óscar Arce, publicaba a finales de 2020 un documento de Proyeccio-

nes Macroeconómicas de Espa-

ña para el periodo 2020-2023. A través de apenas 30 páginas aportaba titulares como éste: «La evolución de la pandemia seguirá condicionando la actividad en el corto y medio plazo», «Todavía persisten importantes elementos de incertidumbre»… En este caso hablaba de eventuales rebrotes, progresos médicos y proceso de vacunación, grado de adaptación de los agentes a la pandemia, de-

terioro en el crecimiento poten-

cial y cambios estructurales, impacto del Plan de Recuperación para Europa (NGEU) y factores geopolíticos externos.

El análisis, que les recomiendo leer, planteaba tres escenarios, habida cuenta de la elevada incertidumbre que subyace en el corto y medio plazo. El primero, el más suave, venía a hablarnos de una pandemia controlada, con una progresiva relajación de las medidas de contención que no se ha cumplido. El intermedio o central, planteaba brotes moderados, con medidas de contención y el mantenimiento de asimetrías sectoriales en la senda de la recuperación.

Tocamos madera para no llegar al severo, aunque con todo lo relativo al COVID-19, como nos han demostrado los hechos, es mejor pecar de prudentes, a pesar de las consecuencias que ello tiene. Ese escenario más complejo apuntaba un rebrote intenso de la pandemia en el corto plazo e inmunidad, con endurecimiento de las medidas de contención, y una recuperación y adaptación más limitados.

Parece razonable afirmar que

nos hemos quedado a mitad de cambio entre el central y el se-

vero… por el momento.

La realidad es que, pasado un año completo desde aquella semana en la que nos cerraban los colegios, nos indicaban que nos fuéramos preparando para lo peor, y posteriormente se aprobó un estado de alarma que al cierre de la edición de esta revista se mantiene, hemos cambiado todos y todo. O casi todo. Sí, porque, en este periodo, la adaptación al cambio ha sido sorprendente. Efectiva. Sobre todo, en los primeros mo-

mentos de esta gravísima crisis que tardaremos todavía tiempo en remontar.

Los efectos sociales y económicos

La afección de la pandemia ha sido evidentemente sanitaria, nos hemos acostumbrado a llevar mascarilla sin rechistar, a mantener la distancia social -esto hay quien aún no lo ha interiorizado- y a hacer sacrificios por aquellos a quienes queremos y que son vulnerables. Los efectos sociales y económicos, sin embargo, para nada han resultado desdeñables.

En este momento tenemos 5 millones de parados censados además de miles de ERTEs en las diferentes oficinas dependientes del SEPE a lo largo y ancho del territorio.

Las colas del hambre se estandarizaron también en la primera ola y la deuda del país sigue avanzando, a pesar de que sí ha habido alguna buena noticia como ese NGEU del que nos hablaba Óscar Arce en sus predicciones económicas en tiempos complejos. Pese a todo, el activismo de los negacionistas no se ha detenido.

Nuestros sanitarios, en general, han sido los auténticos héroes durante los últimos trece meses.

Muchos han estado al pie del cañón, dando cuanto tenían para contener agravamientos, para con una mano atender al paciente y con la otra transmitir palabras de carne a sus familiares. Sin tener contacto alguno con los suyos durante largos días, mientras otros hacían su propia fiesta porque creían que la de todos no iba con ellos.

Pero ha habido más héroes: profesionales que desde el primer minuto antepusieron esa labor social desplegada, en muchas ocasiones, a lo que su cabeza les podía dictar. El sector financiero, del que nadie se acuerda más que para someterlo a crítica, ha sido un ejemplo de todo esto. Ha sido capaz de sacrificarse y atender las necesidades de miles y miles de personas (muchas de ellas empresarios) que, de la noche a la mañana, tuvieron que aparcar sus sueños o echar el candado a sus persianas. Gente que, realmente, ha pasado un auténtico calvario en este tiempo.

En el último año, Iberaval ha tratado -y creo que lo ha conseguido- ser parte de la solución, intensificando su labor financiadora y atendiendo con esmero las necesidades de los empresarios con proyectos viables.

Y es de justicia reconocer el papel que ha desempeñado el personal de esta sociedad de garantía que, como verán en esta revista, se supera año tras año.

El esfuerzo tiene recompensa. O eso dicen. Y esa recompensa se ha traducido en la salvación de miles de empresas. De miles de empleos. De miles de proyectos vitales.

40 años de Iberaval

Cumplimos cuatro décadas al pie del cañón, dando respuesta a planes de negocio de lo más variopintos, porque Iberaval tiene la cualidad de respaldar a cualquier tipo de iniciativa, del sector que sea, siempre que tenga visos de viabilidad. Han pasado 40 años en los que ha cambiado todo, y he de decir que nos enfrentamos probablemente a una época en la que las vicisitudes irán todavía a una mayor velocidad. Pero, como decía un poco más arriba, una de las lecciones de esta pandemia ha sido nuestra ambivalencia en determinadas situaciones, la capacidad de cribar para dar lo mejor en cada caso, anteponiendo realmente el bien general.

Este periodo se estudiará en los libros de Historia. Habrá un antes y un después. En lo económico, en lo social, incluso en el ámbito del Pensamiento. Seguro. Y creo que sí debería haber un recuerdo, al menos en lo más cercano, en lo territorial, al papel de colaboración planteado entre administraciones -como la Junta de Castilla y León, el Gobierno de La Rioja, el Ayuntamiento de Madrid o la Comunidad de Madrid- en nuestro caso, con entidades como Iberaval, una sociedad de garantía, que ha demostrado que el Compromiso no es únicamente una palabra. A ella, por cierto, añadiría otra: utilidad.

En este sentido, a principios de año lanzábamos un podcast propio, cocinado en nuestra propia entidad con el título Compromiso Iberaval, que han escuchado ya cientos de personas.

Les animo a seguirlo, porque recoge de una manera práctica y directa algunas de las esencias de esta casa, que se ha empeñado por convertirse en parte de la solución. Y que para ello cuenta con un equipo que, como he indicado, ha demostrado su versatilidad, conocimiento y capacidad para afrontar una situación que hace no mucho tiempo para todos resultaba impensable.

Los nuevos tiempos exigen, y ante esa exigencia, creo que hemos sabido estar a la altura.

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