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DE SEXO Sí SE HAbLA

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ARMA MORTAL XXX

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el sexo es poderoso. taN poderoso Que puede crear vida o Quitarla. este artículo tieNe como objetivo aNimarte y desafiarte a briNdarle a tus jóveNes respuestas relevaNtes a sus preguNtas acerca de la vida y el sexo.

POR MAgALY LUENgAS

¿Qué sucede cuando los jóvenes se exponen a situaciones sexuales riesgosas? ¿Por qué lo hacen? ¿Reconocen el peligro? ¿Podemos prevenirlo? ¿Es nuestra responsabilidad? ¡¿Qué hacemos?!

En la adolescencia la conducta sexual suele ser improvisada y repentina. Así es como los jóvenes se involucran en situaciones de verdadero riesgo. la Organización Panamericana para la Salud estima que en Latinoamérica el 50% de los nuevos infectados sexualmente por el VIH son jóvenes menores de 25 años.

En los círculos profesionales se consideran conductas sexuales de riesgo aquellas que impliquen el incremento de las probabilidades de contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y/o embarazos no deseados. Básicamente, se refieren a las relaciones sexuales con uno o múltiples compañeros sexuales sin utilizar preservativo o métodos anticonceptivos. Otra conducta de riesgo, relacionada íntimamente con el riesgo sexual, es el consumo de alcohol y drogas que afecta la capacidad de toma de decisiones. Es importante destacar que muchos jóvenes que se definirían como vírgenes (por no haber tenido relaciones vaginales) podrían, igualmente, estar involucrados en conductas de riesgo y expuestos al contagio de enfermedades (por ejemplo, por la práctica de sexo oral).

Además de estas reales amenazas, es importante considerar que el daño espiritual y emocional al que se exponen los jóvenes raramente es documentado en revistas científicas, a pesar de que nos encontramos más frecuentemente con él.

En primer lugar, la adolescencia es un período en el que se desea experimentar nuevas actividades al tiempo que se tiene una ilusión de invulnerabilidad. Esta tendencia a minimizar los posibles efectos negativos de sus decisiones y prácticas, prepara el terreno.

Por otro lado, la influencia del grupo de pares es un factor clave. El deseo y presión de pertenecer a ciertos grupos sociales muchas veces conlleva la iniciación sexual y al rechazo de métodos de protección (físicos y emocionales).

Otro de los factores asociados con las conductas sexuales de riesgo es un menor índice de bienestar psicológico (auto-concepto positivo, sensación de eficacia personal, relaciones interpersonales satisfactorias). Esto nos lleva a considerar el malestar generado por «cumplir el papel esperado» de acuerdo al rol de género en la cultura. Lo «esperado» del joven es la iniciación precoz y con muchas parejas aun cuando no esté listo emocionalmente. Para las jovencitas es un poco diferente aunque también son vulnerables a la presión de «retener» a sus parejas, símbolo social de su valía como mujeres.

Aunque estemos tratando aspectos emocionales e incluso biológicos, es probable que las conductas sexuales arriesgadas entre los jóvenes no estén motivadas tanto por la búsqueda de placer, sino que tengan una fuerte dimensión social de desempeño de roles.

Estudios realizados en latinoamérica han encontrado que tanto la pertenencia a una comunidad religiosa como el contar con información adecuada sobre sexualidad, aumentan en un 50% el retraso en el inicio de las relaciones sexuales y la utilización de métodos para evitar el contagio de ETS y embarazos: la práctica o la abstención de la actividad sexual tiene relación directa con la estructura familiar y la enseñanza de valores.

Si los jóvenes reciben mensajes positivos con relación a la prevención, si creen que pueden ejercer control sobre sus propias vidas (presentes y futuras), si desarrollan un auto-concepto positivo, si son conscientes del riesgo de contaminación por ETS y si tienen un proyecto de vida lo suficientemente valioso, tienen más probabilidades de hacer buen uso de sus cuerpos y de su sexualidad.

¿Y ENTONCES?

Pastoralmente acerquémonos a nuestros jóvenes, hablemos con ellos de sus proyectos e incentivémoslos a alcanzarlos. Acompañémoslos en un proceso de sanidad emocional para que desarrollen un buen concepto de sí mismos; un sentido sano de pertenencia y de autoeficacia.

De igual manera Dios nos llama a involucrarnos con las necesidades de los más débiles. Soñemos y desarrollemos programas comunitarios, ideas creativas para que los jóvenes que aún no vienen a nuestras reuniones también tengan la oportunidad de elegir bien cómo usar su sexualidad.

Lic. Magalí Luengas

es psicóloga con especialidad en adolescencia y juventud, Trabaja en la pastoral de adolescentes y jóvenes desde hace 9 años. Parte de la Fundación Grupo Integra, dedicada a la integración y salud sexual.

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