Benignidad vs. Aspereza
Benignidad es ayudar a otros durante sus tiempos de debilidad para que puedan desarrollar todo su potencial en el Señor.
Definición Una palabra hebrea que se traduce como benignidad es anáh. Esta palabra raíz tiene una gran variedad de significados: “bajar la vista; deprimirse o humillarse; estar postrado; estar afligido, humillado; debilitarse”.
La expresión práctica de la benignidad Mostramos benignidad en nuestra manera de responder a los demás, especialmente a aquellos que están bajo nuestro cuidado. Debemos disciplinarnos para reconocer sus debilidades y limitaciones, dándoles respuestas blandas y animándoles con paciencia. Debemos nutrirlos con cantos alegres y respuestas sabias, clamando a Dios por ellos y levantándolos cuando caigan.
Modelos bíblicos de benignidad 1. Un pastor cuidando a sus ovejas. La salud y la vida misma de la oveja dependen de la benignidad del pastor. Jacob expresó el entendimiento de un pastor benigno y manso en su respuesta a su hermano, quien quería que sus ovejas viajaran con los 400 hombres: “Y Jacob le dijo: Mi señor sabe que los niños
son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirían todas las ovejas. Pase ahora mi señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco [mansamente], al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir” (Génesis 33:13–14). El Señor se compara a sí mismo con un pastor benigno en el siguiente pasaje: “He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas” (Isaías 40:10–11). En este pasaje, la palabra hebrea nahal es traducida como pastorear suavemente . Significa “conducir cuidadosamente; dar descanso; llevar a lugar de reposo; guiar; dar refrigerio, proteger, sostener”. El Señor Jesús se describió a sí mismo como el buen Pastor que da su vida por las ovejas. “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).
2. Una madre con su hijo. Pablo usa el concepto de la benignidad al describir su amor y cuidado hacia aquellos que guió a Cristo: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (I Tesalonicenses 2:7).
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enignidad es ver más allá de la expresión dura de un rostro para descubrir el espíritu tierno que hay dentro.
Muchas veces la expresión dura de un rostro es un escudo para proteger a un espíritu herido y doliente. También puede ser un clamor pidiendo comprensión.
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a benignidad viene cuando nos humillamos y tratamos a los demás como nos gustaría que nos trataran.
“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. —Santiago 3:17
Benignidad
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Debido a que el azulejo oriental da de comer a sus crías de seis a diez veces cada hora, estos alcanzan la independencia en un periodo tan corto como dos semanas.
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a cualidad de la benignidad no puede ser evaluada por el que la practica, sino sólo por el que la recibe. “El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel”. —Proverbios 12:10
“El Señor nos hace más como Él en nuestro trato con las almas. Los siervos frecuentemente se tratan con aspereza, pero ¿el —Amy Amo es áspero?” 42 Benignidad
La palabra griega que se traduce como cuidar con ternura es thalpo, y significa “dar calor, criar con ternura”. Evoca la imagen de una gallina con sus polluelos, protegiéndolos con sus alas. Una madre lactante sabe que sus bebés son muy vulnerables y que fácilmente serían dañados por un trato áspero o por negligencia. Sabe que dependen totalmente de ella para el cuidado amoroso, alimento y protección.
compartir con otros que están pasando por pruebas similares. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación; el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (II Corintios 1:3–4).
Cómo desarrollar un espíritu benigno
Cómo nos engrandece la benignidad
Aprendemos benignidad de aquellos que son benignos con nosotros. Una de las razones por las que Dios permite el sufrimiento es para darnos oportunidades de ser benignos con los demás. Este concepto se refleja en la definición de la palabra hebrea benignidad (anáh): “encorvarse, humillarse, postrarse; estar afligido, humillado; debilitarse”. El concepto de mostrar benignidad humillándose lo enseñó el Señor cuando dijo: “. . . Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24). “Venid a mí” –dijo Jesús– “todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28–29). La palabra humilde aquí significa: “bajo, humillado, de baja estirpe”. Para enseñarnos a ser humildes, Dios nos lleva cuidadosamente a través de pruebas. Luego él nos da consejo y consolación en ellas preparándonos para
Dos veces en las Escrituras David testifica: “Y tu benignidad me ha engrandecido” (II Samuel 22:36, Salmos 18:35). En estos pasajes, la palabra hebrea para engrandecer es rabah. Significa: “crecer grandemente o en exceso, ensanchar; multiplicar”. La benignidad comienza con dolor y tristeza, pero termina en ganancia abundante. Este es el método de Dios. Si morimos a nosotros mismos, viviremos; si damos generosamente, recibiremos en abundancia; si sembramos con lágrimas, cosecharemos con gozo. La vida de Jabes es una hermosa ilustración del potencial y significado de la benignidad. Jabes significa “dolor”. Su madre le puso este nombre porque lo dio a luz con dolor. Los nombres en los tiempos de Jabes tenían un significado especial. En ocasiones eran predicciones del futuro de la persona. Sin embargo, Jabes quiso cambiar el enfoque y la meta de su vida; así que clamo al Dios de Israel diciendo: “¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (I Crónicas 4:10).
¿Por qué la benignidad es básica para la sabiduría? Cuando Santiago describe las cualidades de la sabiduría, incluye a la benignidad: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:17). La benignidad que viene de la verdadera sabiduría es el resultado de un corazón entendido. Eso es exactamente lo que Salomón pidió a Dios: “Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo” (I Reyes 3:9). La palabra hebrea para entendido en este pasaje es shamá. Shamá se traduce en el siguiente pasaje como oír: “Oye [shamá], Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra” (Deuteronomio 5:1). Así que la benignidad es resultado de tener un corazón oyente. La palabra shamá también se traduce en las Escrituras como obedecer. Al escuchar la Palabra de Dios y seguir en obediencia la dirección del Espíritu Santo, escapamos de la aspereza y corrupción de los deseos de la carne y experimentamos el fruto del Espíritu Santo, que es: “. . . amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”. (Gálatas 5:22–23). La palabra benignidad en este pasaje es chrestotes, que se refiere a la excelencia moral en carácter y actitud. Una expresión práctica de la sabiduría y la benignidad es no hablar nada malo de nadie, sino buscar la paz y la armonía con todos. “Recuérdales [a todos los creyentes] . . . que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda
mansedumbre para con todos los hombres” (Tito 3:1–2). “Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido” (II Timoteo 2:24). La benignidad es apoyar a otros en sus tiempos de debilidad para que alcancen su pleno potencial para el Señor.
Evaluación personal ¿Qué tan benigno eres?
¿Has desarrollado disciplina personal y humildad para estar atento a las necesidades de los demás? Cuando das instrucciones o cuando respondes a los demás, ¿consideras sus debilidades y sus limitaciones ? ¿Tienes la mentalidad de pastor hacia aquellos que te ven como ejemplo y líder espiritual? ¿Has transformado heridas y pruebas pasadas en recordatorios para proteger a otros y prepararlos para responder correctamente ante las ofensas? ¿Tienes un espíritu irritable e impaciente cuando los demás se acercan buscando tu ayuda? ¿Hablas mal de alguien que te desagrada? ¿Buscas maneras de enseñar a los que no son tan maduros espiritualmente como deberían ser? ¿Das una respuesta blanda para no ofender ni desanimar a otros? ¿Ves el potencial en otros y te propones ayudarlos a crecer en el Señor?
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os fuegos de la adversidad queman los espinos y abrojos en la vida de una persona, dejando así lugar para nuevos retoños de benignidad.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”. —I Pedro 4:12–13
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i aceptamos el consuelo de Dios y su gracia en tiempos de prueba, desarrollaremos una actitud de benignidad y amor por los demás.
“Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres”. —Tito 3:2
“Pocos tendremos la oportunidad de lograr grandes y heroicas hazañas, pero a cada uno se nos da la oportunidad día tras día de ser amable, cortés y benigno con los demás”. Benignidad
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