Deferencia vs. Descortesía
Deferencia es dar mayor prioridad al bienestar de otros que a nuestros placeres personales.
Definición Cuando Pablo instruyó a los creyentes a preferirse unos a otros en cuanto a honra; él definió la esencia de lo que es la deferencia. La palabra griega para preferencia es proegeomai, que significa “guiar a otros por el camino”. Es una palabra fuerte que denota mandar con autoridad oficial, ser líder y enseñorear. Por tanto cuando deferimos ante los demás, experimentamos la paradoja mencionada por nuestro Señor Jesucristo: “Y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos” (Marcos 10:44).
Deferencia es hacer sacrificios personales procurando el éxito de los demás, evitando palabras, actitudes o acciones que ofendan o debiliten a los demás. Debemos ser deferentes siempre que resulte en beneficio de la obra de Cristo. La deferencia y la discreción trabajan juntas. “La cordura [discreción] del hombre detiene su furor y su honra es pasar por alto la ofensa” (Proverbios 19:11). La palabra ofensa amplía el significado del concepto de deferencia. “No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado” (II Corintios 6:3). “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (I Corintios 10:32–33).
Hay varias palabras griegas que se traducen como ofensa. Una es proskomma, que significa: “piedra de tropiezo, obstáculo en el camino que hace caer”. “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar [proskomma] a otros con lo que come” (Romanos 14:19–20).
En el siguiente versículo, la palabra que se traduce como ofensa es skandalizo: “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda [skandalizo] o se debilite” (Romanos 14:21). La palabra skandalizo significa: “atrapar, tropezar; tentar a pecar; causar desagrado”. Viene de la palabra skandalon, que quiere decir casi lo mismo. “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer [skandalizo], no comeré carne jamás, para no poner tropiezo [skandalizo] a mi hermano” (I Corintios 8:13).
Ejemplos de deferencia La Escritura contiene numerosos ejemplos de aquellos que mostraron deferencia, y sus testimonios nos dan precedente para saber cómo actuar en situaciones paralelas en nuestras vidas. Por tanto, se nos anima a meditar en estos testimonios para poder aplicar bien estos precedentes en las circunstancias que nos sobrevengan.
S
atisfacer un antojo podrá darnos un momento de placer y causarnos daños que duren toda una vida.
Toda deferencia debe basarse en el sacrificio asombroso que hizo el Señor Jesús para traer salvación a la humanidad. (Véase Romanos 14:15–21.) El Señor nos pide que consideremos lo que Él hizo cuando tengamos ocasión de ser deferentes con otros “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. —Hebreos 12:3
D
eferencia es proteger a otros de situaciones que los pudieran debilitar u ofender. Pablo escogió no comer carne que había sido ofrecida a los ídolos, porque al hacerlo habría ofendido a otros creyentes. “No sea, pues, vituperado vuestro bien”. —Romanos 14:16
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L
os buenos modales son muestras diarias de deferencia.
“Es falsa la idea de que se puede ser caballeroso en momentos importantes; es en momentos de poca importancia cuando un hombre es realmente caballero. . . si la mente de un hombre llega a ser poseída por la idea de que es caballero, no tardará mucho en dejar de serlo”.
1. Deferencia al gobierno. Cuando un recaudador de impuestos le preguntó a Pedro si Jesús pagaba impuestos, Pedro respondió que sí. Sin embargo, el Señor le preguntó a Pedro: “Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?” (Mateo 17:25). Pedro respondió: “De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos” (Mateo 17:26). Habiendo establecido la verdad de que él no estaba obligado a pagar impuestos, Jesús dijo: “Sin embargo, para no ofenderles [skandalizo] . . . hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti” (Mateo 17:27). 2. Deferencia a los niños. Los discípulos le preguntaron al Señor: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo, De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:1–3). Se espera que los niños pequeños muestren deferencia a sus padres y a aquellos que les rodean. Esta deferencia humilde es la que Jesús elogia: “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:4).
La vida misma del lobo gris depende de mostrar deferencia al líder del grupo. Si un miembro inferior de la manada se impone, el líder lo ataca ferozmente hasta que el ofensor ofrezca su cuello en reconocimiento de haber ofendido al exaltarse.
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Después de alabar la humildad que lleva a la deferencia en contraste a las aspiraciones carnales de los discípulos, el Señor da una fuerte advertencia contra aquellos que ofenden a los niños. “Y cualquiera que haga tropezar [skandalizo] a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18:6). La conciencia de un niño es muy sensible. Palabras vulgares o acciones hacia las que muchos adultos han “desarrollado callo” son muy dañosas a los niños. Todos debemos mostrar deferencia a los niños. Después de su advertencia, Jesús da instrucción detallada acerca de ofender a un niño con impureza. ¡Ay del mundo por los tropiezos [skandalon]! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego. Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 18:7–10).
3. Deferencia a los demás creyentes. Los compradores ahorrativos siempre están buscando
gangas y los creyentes del primer siglo no eran la excepción. Así que, cuando veían la mejor carne del pueblo a un mejor precio, la compraban. Esta carne estaba en oferta por una razón: ya se había ofrecido a los ídolos del pueblo en un templo pagano y los sacerdotes paganos no querían perder su dinero. Cuando nuevos creyentes que habían sido rescatados del paganismo veían que otros creyentes más maduros iban a comprar esa carne, los nuevos creyentes se ofendían. Esto causó que se levantara una gran controversia dentro de la iglesia primitiva. El desacuerdo fue tan fuerte que hubo necesidad de apelar al concilio en Jerusalén, y Pablo, inspirado por Dios, escribió una larga exhortación. En este asunto tan delicado, Pablo instó a ambas partes a mostrar deferencia. Apeló especialmente a aquellos que creían que no era malo comer de esa carne. “Así que, no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano” (Romanos 14:13). Este versículo es una descripción precisa de la palabra griega skandalon. La enorme importancia de la deferencia se puede ver en esta narración. Pablo está de acuerdo con aquellos que dicen que la carne en sí no es mala. Sin embargo, comer de la carne llega a ser malo cuando otro creyente es ofendido por ello o cuando se hace sin hacer caso de una advertencia del Espíritu Santo. “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida
tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió” (Romanos 14:14, 15). La amonestación de Pablo fue confirmada por el concilio de Jerusalén, el cual declaró que los gentiles no estaban sujetos a la Ley de Moisés, pero debían observar cuatro “cosas necesarias”. “Que os abstengáis de lo sacrificado, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis” (Hechos 15:29). La confirmación final de la importancia vital de la deferencia entre los creyentes la dio el Espíritu Santo a dos de las siete iglesias en Asia: A la iglesia en Pérgamo: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación” (Apocalipsis 2:14). A la iglesia de Tiatira: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos” (Apocalipsis 2:20).
4. Deferencia a la Palabra de Dios. Después de que Pablo afirma la necesidad de no ser “tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (I Corintios 10:32), él mismo establece su decisión de mostrar deferencia: “Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (I Corintios 10:33). En el capítulo anterior Pablo explica cómo demostró deferencia.
E
l “padre de la fe” mostró deferencia y así evitó destrucción. Cuando hubo conflicto entre sus pastores y los pastores de su sobrino Lot por causa de las limitadas áreas para pastoreo, Abraham dividió la tierra y le dejó a Lot la primera opción. Lot escogió la parte más atractiva. Sin embargo, esta propiedad llevaba consigo la maldad de Sodoma y Gomorra. (Véase Génesis 13.)
U
n hombre ganó la corona de la vida al mostrar deferencia frente a la muerte. John Harper y su hija eran pasajeros en el barco trasatlántico “Titánic”. Cuando John vio que el barco se estaba hundiendo, puso a su hija en un barco a salvo y luego dió su salvavidas a otro. Luchando contra las gélidas aguas, empleó sus últimas energías en guiar a otros a la vida eterna. “. . . Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. —Apocalipsis 2:10
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“Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número”. “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para
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eferencia es cambiar mis derechos por el gozo permanente del crecimiento espiritual de los demás.
Uno de los misioneros más eficaces de todos los tiempos fue J. Hudson Taylor, quien se ganó el corazón de China al mostrar deferencia y adaptarse a sus costumbres, estilo de vida y manera de vestir.
Evaluación personal ¿Qué tanto muestras deferencia a los demás?
• ¿Pones tropiezos a otros con tus palabras, acciones o vestimenta? • ¿Tienes modestia y privacidad en tu hogar para no provocar malos deseos en tus hijos? • ¿Proteges a tus hijos del mal? • ¿Mantienes tu casa libre de cosas que puedan ofender a tus hijos o causarles problemas?
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eferencia es mostrar a los demás el verdadero significado de lo que es negarse a sí mismo.
“Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. —Romanos 12:10
R
ehusar mostrar deferencia es como decir: “Mis intereses momentáneos son más importantes que tu bienestar eterno”. 66 Deferencia
• ¿Justificas cierta clase de música o actividades que puedan ofender o debilitar a tus hermanos? • ¿Ofendes a personas de otras culturas, razas o grupos étnicos con las palabras que usas para describirlas? • ¿Te ajustas lo más posible a la filosofía y trasfondo de los demás? • Cuando visitas otro país, ¿comprendes y sigues su protocolo? • ¿Pagas impuestos cuestionables para no infamar
ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley”. “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él” (I Corintios 9:19–23).
El mandamiento de Dios de ser deferentes Deferencia no es solamente tomar la decisión de hacer cosas buenas. La deferencia requiere que escojamos sólo lo excelente, para no poner ningún tropiezo a nuestro andar ni al de los demás. “Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo” (Filipenses 1:9–10).
Consecuencias de no mostrar deferencia La falta de deferencia puede ser un factor importante que contribuya a las fallas de los más sensibles o los débiles en la fe. A causa de la falta de deferencia en los que dicen seguir a Dios, muchos se han vuelto con amargura contra el Señor. Por tanto, si nos damos cuenta de que alguien ha sido ofendido por nuestra falta de deferencia debemos ir con esa persona, humillarnos pidiéndole perdón y luego renovar nuestro compromiso de mostrar deferencia a todos.