Diligencia vs. Pereza
Diligencia es aceptar cada tarea como una asignación especial del Señor, y usar todas mis energías para realizarla rápida y eficientemente.
Definición Varias palabras griegas y hebreas se traducen como diligencia en la Biblia. Comunican conceptos tales como: levantarse temprano, buscar esforzadamente, ser persistente, ávido y determinado; trabajar con presteza, con sabiduría y con destreza; desarrollar un trabajo con prontitud y energía. Una de las palabras del hebreo ricas en significado para describir la palabra diligencia es kjarúts; se refiere a una zanja que se cava u oro que se saca de la mina. La fiebre del oro en California en 1849 nos provee un poderoso cuadro de diligencia. Muchos hombres del este del país dejaron todo por venir al oeste en busca de oro. Trabajaban rápida y diligentemente sin importarles el cansancio o el sacrificio. Su motivación para trabajar era la visualización de lo que podrían hacer con el oro que encontraran. Si nosotros invertimos este tipo de energía y motivación en cada una de las actividades que realizamos, será reconocida y honrada la cualidad de diligencia en nosotros.
Las grandes recompensas de la diligencia Se prometen recompensas valiosas a aquellos que son diligentes. Por ejemplo, los empleados diligentes recibirán riquezas,
liderazgo, favor, presencia ante los príncipes, entendimiento del significado de la vida y honra de parte de Dios. • “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición” (Proverbios 22:29). • “La mano de los diligentes señoreará” (Proverbios 12:24). • “La mano de los diligentes enriquece” (Proverbios 10:4).
El estímulo bíblico a la diligencia Dios nos insta a mostrar diligencia en las siguientes áreas: • Resolviendo problemas legales
¡
N
o retengas nada!
El hombre diligente se entrega completamente para lograr una tarea. Él es recompensado ante un público de líderes y personajes importantes. “¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; no estará delante de los de baja condición”. —Proverbios 22:29
“La ausencia de ocupación no es un descanso; una mente desocupada es una mente afligida”. —William Cowper
(Véase Lucas 12:58.)
• Cumpliendo con las responsabilidades del liderazgo (Véase Romanos 12:8.)
• Haciendo buenas obras (Véase I Timoteo 5:10.)
• Buscando al Señor (Véase Hebreos 11:6.)
• Cuidando de los demás creyentes (Véase Hebreos 12:15.) • Haciendo firme nuestra elección (Véase II Pedro 1:10.)
• Desarrollando carácter piadoso (Véase II Pedro 1:5–7.)
• Trabajando para obtener paz y pureza (Véase II Pedro 3:14.)
C
uando somos motivados por el amor, la misma labor llega a ser nuestro descanso.
“El que ama mucho, mu—Thomas á Kempis cho hace”. Diligencia
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La clave para desarrollar diligencia
D
iligencia es hacer una obra con la motivación del amor y con una actitud de gozo. “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. —Colosenses 3:17
“Un cristiano perezoso siempre tiene su boca llena de quejas, mientras que el creyente activo tiene su corazón lleno de beneficios”.
—Thomas Brooks
“Aprende a notar la diferencia entre actividad y trabajo”.
—John Wanamaker
La verdadera diligencia requiere una inversión de energía que se opone a nuestra naturaleza humana. Nosotros instintivamente escogemos hacer lo fácil y dejamos para otros lo que involucre trabajo arduo. Cuando se nos pide que hagamos algún trabajo difícil, generalmente nos hacemos dos preguntas: “¿Qué voy a ganar si hago esto?” o “¿Qué pierdo si no lo hago?” Dios da respuestas a estas dos preguntas en el siguiente pasaje de las Escrituras. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23–24). Esta es la verdadera motivación a la diligencia: el entender que no sólo trabajamos para un jefe terrenal, sino que servimos al Señor Jesús. Él revisará detenidamente todas nuestras obras y nos dará la recompensa de nuestra diligencia, no sólo en esta vida, sino también en la vida eterna. Siendo Cristo nuestro Jefe, no tenemos que preocuparnos si nuestro esfuerzo extra en hacer un trabajo de calidad no es reconocido por otros, ni debemos preguntarnos si Él se dio cuenta o no de los detalles que ignoramos o evitamos, que tal vez pasen
Rara vez el castor es inactivo. Constantemente construye, da mantenimiento, trabaja con anticipación y cuida de su familia. Aun después de que su dique y su casa están establecidos, el castor se mantiene ocupado construyendo diques adicionales y casas para futuras generaciones.
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desapercibidos por otros. Con este entendimiento, debemos ser motivados a cumplir la instrucción de Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo con tus fuerzas”. Si no has mostrado diligencia en todos tus proyectos, no has representado debidamente al Señor Jesucristo a quien sirves. También habrás decepcionado a aquellos que esperaban más diligencia y productividad de ti. Será sabio de nuestra parte pedir perdón al Señor y a aquellos a quienes hemos defraudado y proponernos de ahora en adelante ser diligentes en cada trabajo que venga a nuestra mano.
Evaluación personal ¿Qué tan diligente eres?
• ¿Terminas la tarea asignada con rapidez y entusiasmo, o lo ajustas desganadamente a tu horario? • ¿Haces planes con anticipación para llevar a cabo el trabajo de la manera más rápida y eficiente? • ¿Reconoces el valor del tiempo redimiéndolo con movimientos rápidos al trabajar o avanzas al paso que quieres? • ¿Quieres terminar una tarea para iniciar otra o para descansar? • ¿Completas con tal esmero tus tareas que tus padres te consideran un trabajador diligente? • ¿Buscas agradar primeramente al Señor en tu trabajo y después a tu patrón? • ¿Caminas con gozo la segunda milla para completar cada trabajo? • ¿Usas cada minuto del tiempo de la empresa para