Los ácidos mencionados anteriormente son saturados, excepto el oleico, forman la mayor parte de la materia del sebo y del aceite de coco. Este aceite y el sebo, en relaciones de 3:1 y 4:1, se utilizan en la mayoría de los jabones fabricados para lavanderías y para el tocador. Las fórmulas dependen de la calidad deseada sobre el producto terminado. Aparte que las materias primas utilizadas sean las adecuadas para una buena calidad del jabón, debe tenerse en cuenta que estos estén limpios y libres de impurezas. No deben ser rancios, tener exceso de sal ni contener partículas sólidas. La grasa rancia y sucia puede ser limpiada hirviéndola por algunos minutos en una olla grande con cuatro partes de agua por cada parte de grasa. Una vez hervida déjela enfriar y cuando solidifique separe la grasa de la olla en una sola pieza. Una forma para hacer esto es calentar con agua caliente el exterior del recipiente, esto derrite una capa delgada de grasa en el interior del recipiente lo que permite que salga con más facilidad. Cuando retire la grasa raspe toda la suciedad que habrá quedado en el fondo de la grasa. Si sigue sucia, repita el proceso de limpieza de nuevo.
1.4.4 El sebo y grasa animal Las grasas animales se extraen del tejido adiposo de algunos animales y, dependiendo del origen, tienen diferentes características. Las grasas más comunes son el sebo y la manteca de cerdo y más recientemente se han incorporado al mercado otras más exóticas como la de emú o el avestruz. Una de las grasas animales más frecuentes para hacer jabones es el sebo se suele obtener del ganado bovino, comúnmente de la vaca. 27