Revista ICBF

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Revista del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar • No. 01

de bienestar para las familias colombianas


editorial Crecer con bienestar,

CONTENIDO EDITORIAL Crecer con bienestar, el impulso de nuestro trabajo diario

GESTIÓN 44 Nuestros resultados son derechos

NUESTRA EVOLUCIÓN Algo de historia

TESTIMONIOS La adopción es un acto de amor

HISTORIAS ICBF 44 años de bienestar para las familias colombianas

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LA ENTREVISTA “Nuestro gran reto es garantizar los derechos de todos los niños y las niñas”: Diego Molano Aponte

COLUMNA Ley de Víctimas, un paso esencial para la reconciliación

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el impulso de nuestro trabajo diario En esta conmemoración de los 44 años del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, quiero referirme a varias afortunadas coincidencias que han marcado nuevos rumbos en nuestra Institución y en la vida de los niños y niñas del país. Digo que son afortunadas por su significado, pero también debo aducir que son muy llamativas porque todas tienen que ver con el número 44.

Instituto Colombiano de Bienestar Familiar Diego Andrés Molano Aponte Director General Adriana María González Maxcyclak Subdirectora General Beatriz Emilia Muñoz Calderón Secretaria General Coordinación editorial Isabel Cristina Quiroga Gómez Jefe Oficina Asesora de Comunicaciones Producción, diseño y diagramación Oficina Asesora de Comunicaciones - ICBF Para ver esta edición en formato electrónico ingrese a www.icbf.gov.co

En 1991 y en un acto revolucionario para nuestra Constitución, ya que la de 1886 no tiene ninguna mención de este tipo, el artículo 44 de la Carta Magna eleva a prevalentes los derechos de la niñez y de la adolescencia, pero más allá, enumera los derechos fundamentales de ellas y ellos, y marca para Colombia un nuevo camino frente al respeto de las personas menores de 18 años como sujetos de derechos. Esas dos directrices, la prevalencia y lo fundamental tienen una gran implicación ética que debe ser el motor de todas nuestras actuaciones. Cada acto, palabra, y decisión debe ser pensada y llevada a cabo con la absoluta conciencia de que se observó única y exclusivamente la prevalencia de los derechos de cada niño, niña y adolescente. Quiero también referirme a lo fundamental, definido como aquello que hace parte de la esencia misma del ser humano. La Constitución, también en el artículo 44, refiere el amor como un derecho fundamental. Creo que garantizando a todos los seres humanos el amor, como fundamento de su crianza, de su educación y de su relación con los otros, muchos de los demás derechos se cumplirían por defecto. El artículo 44 de la Constitución Nacional tuvo su mejor momento cuando fue sancionado el Código de la Infancia y la Adolescencia. La ley 1098, desarrolló los principios del artículo 44 de la CN, en el llamado catálogo, nuevamente, de los 44 derechos y libertades, que siguiendo el espíritu de la Convención sobre los Derechos del Niño, amplía para el país sus responsabilidades sobre los derechos de más de 15 millones de colombianos. Regidos por dicho Código, familia, sociedad y Estado somos corresponsables con la protección integral y simultánea de todos los derechos de la niñez y la adolescencia, pero también estamos obligados a denunciar su vulneración y a restablecer sus derechos de manera inmediata. Estos 44 años de historia del ICBF son un reconocimiento a un legado de trabajo continuo para construir equidad y bienestar en Colombia. A la vez son la oportunidad para proyectar una transformación social formando una generación de colombianos que tengan derecho a crecer con bienestar. Para terminar, como personas dedicadas al servicio de la niñez y de la adolescencia, no podemos perder nunca de vista lo que por Constitución nos impone nuestra Carta Magna en su artículo 44, tampoco el llamamiento al que nos obliga el catálogo de los 44 derechos del Código de la Infancia y la Adolescencia. Pero mucho menos, los 44 años de historia que nos dejan aprendizajes, crecimiento y un equipo fortalecido que con su oportuna intervención han protegido los derechos de nuestros niños, niñas y adolescentes. En nombre del país el más devoto agradecimiento por su entrega. Diego Andrés Molano Aponte Director General

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gestión 44

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Nuestros resultados

son derechos Con el trabajo diario de casi 10 mil colaboradores, en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar tenemos la responsabilidad de velar por los derechos de más de 15,6 millones de niños, niñas y adolescentes del país y el bienestar de las familias colombianas.

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uestros programas, que hoy llegan a más de ocho millones de niños y niñas, buscan impactar la realidad de los más vulnerables, además de trabajar articuladamente con otras instancias del Sector Social para la superación de la pobreza extrema, la reparación a las víctimas y la búsqueda de mejores condiciones de vida para la población más vulnerable.

Niños felices De Cero a Siempre La estrategia De Cero a Siempre, orientada a la atención integral y con calidad de los niños menores de cinco años, ha beneficiado ya a más de 737 mil niños, con servicios de educación inicial, nutrición, cuidado y protección. Una de las mayores responsabilidades del ICBF está en impulsar esta estrategia del Gobierno Nacional, ya que permitirá formar una nueva generación de un millón 200 mil niños y niñas con mejor desarrollo cognitivo, emocional y social. En la implementación de la estrategia De Cero a Siempre, el Instituto ha invertido en 2012 el 27% de su presupuesto.

Generaciones con Bienestar Este año, el ICBF ha hecho un enorme esfuerzo por evitar que los niños y los jóvenes se conviertan en víctimas de

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las distintas formas de violencia que hay en sus entornos. Para ello, se creó el programa Generaciones con Bienestar, el cual pretende alcanzar una cobertura de un millón de niños y jóvenes. La iniciativa le ha permitido al ICBF apartar a los niños y jóvenes de riesgos como reclutamiento forzoso, embarazo adolescente, trabajo infantil y consumo de sustancias psicoactivas y alcohol, entregándoles herramientas para que puedan construir un proyecto de vida sólido y prepararse para el futuro.

Familias con Bienestar El programa Familias con Bienestar es una gran apuesta para que las familias de la Red Unidos, víctimas de la violencia y con protección del Instituto, logren reducir la violencia al interior de sus hogares, el maltrato infantil y el abuso sexual en las zonas más vulnerables de Colombia. Con este grupo, el ICBF tiene también otros retos importantes: 4 millones de víctimas que deben ser reparadas, restituidas en sus derechos. De ellas, 1.5 millones son niños y adolescentes, vinculados en su mayoría a casos de desplazamiento. En zonas vulnerables del país, los fenómenos naturales han afectado las familias colombianas. El ICBF ha prestado atención directa a más de 900 mil benefi-

El Bienestar Familiar, con 70 mil Madres Comunitarias, incluidas 16 mil madres Fami, 5 mil madres sustitutas, 4 mil instituciones de protección y casi 10 mil colaboradores, contribuye a la consolidación de la más importante red social por la prosperidad.

Una inversión en los niños de Colombia es una apuesta segura en el futuro del país. Consciente de esto, el Presidente Juan Manuel Santos ha definido los lineamientos para alcanzar, a partir de la inversión en Primera Infancia, una mayor equidad en Colombia y de allí la gran relevancia del trabajo que el ICBF hace por las actuales y futuras generaciones. ciarios de sus programas, con alimentos, raciones de emergencia, campañas de prevención, unidades y defensorías móviles, entre otros.

Recuperación de vidas En la actualidad funcionan 84 Centros de Recuperación Nutricional en Colombia. Allí se atienden 170 mil niños y niñas de todo el país, beneficiarios de los programas de recuperación nutricional, los cuales ayudan a combatir y prevenir estados de desnutrición y velar por una generación de niños saludables. Adicionalmente, se avanza en un proceso de fortalecimiento de 22 de estos

Centros, con énfasis en trabajo con comunidades indígenas que tienen evidencias de desnutrición severa en regiones como Guajira, Chocó, Meta, Casanare y Amazonas. Con la Bienestarina, también recuperamos vidas. Este complemento nutricional ha sido por muchos años de gran ayuda para quienes lo reciben, ya que refuerza la nutrición de la niñez colombiana, contribuyendo a que consuman más vitaminas, proteínas y nutrientes. Para fortalecer el complemento nutricional de 6 millones de personas, el ICBF destina 110 mil millones de pesos en la producción de Bienestarina. Sin embargo, el producto está siendo sometido a evaluación de impacto, modelo de producción y consumo para el rediseño de todo el programa hacia el futuro.

Construyendo sueños Durante el presente año, el ICBF ha invertido más de medio billón de pesos en procesos de protección para menores de edad a quienes les han sido vulnerados sus derechos. En el primer semestre de 2012 quedó definido un nuevo protocolo de restablecimiento de derechos. Adicionalmente, se creó la Gerencia de Autoridades Competentes, para potenciar el trabajo de los Defensores de Familia, con mayor cualificación, intercambio de conocimiento, soporte administrativo y definición de líneas jurídicas.

Coordinación institucional El Sistema Nacional de Bienestar Familiar tiene hoy una nueva fortaleza institucional: el trabajo con alcaldías y gobernaciones. Este año, los técnicos del Instituto apoyaron a más de 600 alcaldías en la elaboración de los planes de desarrollo, privilegiando la niñez y la familia. En esta línea, 49 mil niños han participado en discusiones de sus planes locales de desarrollo.

Ciudades prósperas para niños, niñas y adolescentes A comienzos de 2012, el ICBF puso en marcha la estrategia Ciudades Prósperas para Niños, Niñas y Adolescentes, iniciativa que busca entornos urbanos que los protejan, mientras se garantiza su participación en el diseño y construcción de ciudad. La estrategia es también una apuesta por el ejercicio de la ciudadanía y la incidencia de la voz de la niñez en la gestión municipal y el desarrollo territorial. Este año, se han canalizado recursos por más de 900 mil millones de pesos, en las 24 ciudades vinculadas a la estrategia, para el desarrollo de programas de primera infancia, de prevención y de responsabilidad penal adolescente.

De igual manera, el ICBF mantiene vigente el programa especializado dirigido a niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados ilegales. Desde la creación de este programa en 1999, hasta la fecha, han ingresado 5.000 niños; actualmente 471 están en el programa, de los cuales 117 ingresaron en 2012. Seguimos trabajando para que este programa les permita a los jóvenes que estuvieron vinculados al conflicto armado, reconstruir su proyecto de vida.

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nuestra evoluci贸n Algo de historia

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nuestra evoluci贸n

44 a帽os

de bienestar para las familias colombianas

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testimonios

testimonios

La adopción es un acto de amor

Tener una familia es un derecho prevalente y fundamental para todos los niños y las niñas. Es en la calidez de un hogar donde se inicia el aprendizaje, se crean los primeros vínculos de amor y se empiezan a forjar los valores que sirven como cimientos para la construcción de un proyecto de vida sólido y con bienestar.

‘La adopción es un regalo del cielo’ “Cuando me casé con mi señora y supimos que por cosas del destino no podríamos tener hijos, fue muy duro asimilarlo; sin embargo, no dudamos un solo momento en adoptar (…) La vida nos puede negar algunas cosas en algún momento, pero siempre tiene algo para entregarnos. La adopción es algo único para personas que no pueden tener una familia biológica. Es esa opción para encontrar la felicidad de los padres adoptantes y de los niños. La adopción es un regalo del cielo para nosotros”. Fernando Carrillo Ministro del Interior

‘Con mis dos hijas adoptivas, tengo tres corazones’ “Cuando me las entregaron estaban con la cara cubierta. Apenas les quité el velo y les vi los ojos, supe que eran mis hijas para toda la vida. Sentí como si me hubiera salido un corazón para cada una de ellas, ahora tengo tres corazones: uno cumple una función biológica, los otros dos son más importantes porque los llevo en el alma, el de cada una de ellas (…) Un acto como la adopción ayuda a fortalecer a los niños, crecer a las familias y nos hace una mejor sociedad”. Frank Pearl Ex ministro de Ambiente

‘Un verdadero acto de amor’

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ara cientos de niños colombianos, la adopción es el único camino que les ofrece la posibilidad de crecer en el seno de un hogar. El propósito de esta medida no es más que proporcionarle al niño una familia adecuada que le brinde respeto y protección, para que pueda crecer en un entorno lleno de amor con seguridad y bienestar. El Estado colombiano realizó el primer proceso de adopción en 1949. A través de la Fundación Casa de la Madre y el Niño, una pareja de

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“La adopción es lo más cercano al amor. Es realmente maravilloso que uno pueda tener un hogar y tener la posibilidad de conocer la felicidad a través de los hijos. Es una fortuna, un privilegio, una bendición. La adopción es un acto de amor sin prevenciones, que muestra una cara sensible del amor en el ser humano, que en su caso es tan difícil de describir pero tan fácil de sentir y disfrutar”.

colombianos decidió acoger a una niña. Dos años después, la misma Fundación entregó en adopción al primer niño colombiano a una pareja extranjera. Con los años, esta medida de restablecimiento de derechos se ha fortalecido y ha alcanzado altos estándares de calidad, para responder a las exigencias que le han demandado los cambios en su propio marco legal. A través de procesos de control y vigilancia, fortalecimiento institucional y capacitación para los servidores públicos que están involucrados en el proceso.

Alejandro Santos Director de la Revista Semana

‘Un gesto de solidaridad’ Cardenal, Rubén Salazar Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana

“Yo recomiendo inmensamente a las parejas que no tienen niños, que recurran a la adopción para darles techo y calor de hogar. También hago un llamado a las mamás que están embarazadas y que están dudando en tener o no tener el hijo, para que piensen que siempre habrá una pareja con los brazos abiertos para recibirlo”.

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historias ICBF

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ace 44 años ya era tan clara la necesidad de que el país tuviera una institución para atender a la niñez y a sus familias, concentrando en ella los múltiples pero aislados esfuerzos del Estado, la Iglesia y los particulares, que el entonces Presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, asignó a cuatro de sus ministros, no a uno como era usual cuando se sustentaba una ley, para defender el proyecto que le daría vida al ICBF.

44 años de bienestar para las familias colombianas

Darío Echandía, Gabriel Betancourt, Carlos Augusto Noriega y Antonio Ordoñez, además de doña Cecilia De la Fuente de Lleras, convertida en celoso guardián del proceso, hicieron uso de su experiencia y esgrimieron los argumentos que llevaron a los legisladores de la época a apoyar la iniciativa con amplísima aceptación. Varias generaciones de colombianos pueden dar fe de la importancia del Instituto en el devenir nacional como garante de los derechos de los niños y las niñas, que en su misión diaria le pone rostro a cada uno de sus beneficiarios para brindar un servicio en donde el ser humano en su propia esencia es lo importante.

Desde su creación en 1968, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha sido portador de una inmensa legitimidad que año tras año se consolida con las miles de personas que, de una u otra manera, han encontrado en sus servicios un abanico de soluciones para mejorar la calidad de vida de sus familias.

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Reorientando el modelo de atención basado en funciones, para enfocarlo en un modelo de atención basado en ciclos de vida (primera infancia, niñez y adolescencia, y familias), el Instituto garantiza el derecho de los niños, niñas y adolescentes a crecer con bienestar y renueva sus instrumentos para que las nuevas generaciones puedan consolidar una Colombia más próspera.

“Ser Madre Comunitaria es mi mayor orgullo” La atención a la Primera Infancia es una prioridad para el actual Gobierno y en esa tarea, las Madres Comunitarias, que a lo largo de 25 años han formado más de 20 millones de colombianos, cumplen un rol protagónico que el ICBF ha fortalecido con el desarrollo de nuevas acciones para mejorar sus competencias, entre ellas la capacitación en técnicas para la atención

de los niños y las niñas, y las herramientas para su transición voluntaria a la estrategia De Cero a Siempre, una estrategia liderada por el Presidente Juan Manuel Santos con el fin de atender de manera integral a 1.200.000 niños y niñas, para garantizarles un mejor desarrollo físico, cognitivo, emocional y social. Uno de los testimonios de esta transformación es el de Ana Raquel Castro Asprilla, una visionaria enfermera de profesión que a pesar de las adversidades de El Poblado, uno de los barrios más populosos de Quibdó, abrió el camino para que decenas de niños y niñas entre los 0 y los 5 años recibieran la atención educativa y nutricional que necesitan. Desde su casa, Ana Raquel veía cómo muchas de sus vecinas no tenían la posibilidad de trabajar para buscar el sustento de sus hogares, pues no contaban con un lugar adecuado y seguro para dejar a sus hijos; tampoco con una persona a quien confiarle su protección y cuidado. “Yo conocía los Hogares Comunitarios por compañeras que me contaban cómo eran”, recuerda Ana Raquel. “Presenté un proyecto y vieron que en realidad en El Poblado sí había la necesidad de tener un espacio para los niños y niñas, entonces el Instituto me aprobó la propuesta y ahora soy Madre Comunitaria”. Ana Raquel y su Hogar Comunitario experimentaron un giro fundamental en su diario acontecer. “Mi directora me habló de un nuevo programa del Gobierno. Cuando me contó de la estrategia De Cero a Siempre y de las bondades que ofrece para mis niños y para mí, no dudé un instante en empezar el tránsito. Eso era lo que yo quería: un trabajo estable y una mejor atención para mis niños”, asegura la joven madre. Ha pasado poco tiempo y Ana Raquel ya siente que tomó la mejor decisión al sumarse a la estrategia De Cero a Siempre, pues sabe que sus niños hoy están mejor atendidos, cuentan con más espa-

cio, reciben mejor nutrición y tienen el acompañamiento de profesionales que están siempre pendientes de ellos. “Como Madre Comunitaria le toca todo a una sola”, dice. “En el Centro de Desarrollo Infantil todo es distinto, con más espacio para los niños y las niñas, con ambientes más sanos. Por eso yo creo que lo mejor que uno puede hacer es estar en De Cero a Siempre”. La Seño, como le dicen sus niños, está más convencida que nunca de que aquel día en que se convirtió en Madre Comunitaria, dio un gran paso en su vida. “Sé que estoy aportando mi granito de arena para formar a hombres y mujeres de bien, hombres y mujeres que sean líderes, luchadores y grandes triunfadores”, dice con firmeza. “Ser Madre Comunitaria es mi mayor orgullo”, puntualiza.

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historias ICBF Por una nueva generación de colombianos La misión del ICBF con la niñez no concluye en la Primera Infancia. Así como hace 44 años el entonces Presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo, señalara que la firma de la ley que creó el ICBF era el mejor regalo de Año Nuevo para la mujer, para la niñez y también para las familias colombianas, en su nueva visión el Instituto está empeñado en atender las necesidades de todos los niños, las niñas y adolescentes, en cada una de las etapas de su ciclo vital, ofreciéndoles el acompañamiento que necesitan para crecer con bienestar y poder alcanzar sus sueños. En Colombia hay más de 10 millones de niños, niñas y adolescentes con edades entre los 6 y los 17 años, que a diario afrontan riesgos como reclutamiento ilícito, embarazo adolescente, consumo de sustancias psicoactivas o alcohol, trabajo infantil y explotación sexual. Pensando en ellos y en la forma de potenciar su desarrollo, el ICBF creó este año Generaciones con Bienestar un programa de promoción y prevención para su protección integral.

“Todo son etapas en la vida; la adolescencia es una etapa de crecimiento personal y mental para mí y no debo saltármela, todo llega en el instante preciso”, sostiene Mayerli Ocampo, de 16 años, quien cursa décimo grado en una institución educativa de Armenia (Quindío) y hace parte de las Generaciones con Bienestar de Risaralda.

“Después de que termino mis clases de cuarto, salgo corriendo para acá, para la Fundación”, dice Yerson Moreno, de nueve años de edad, mientras sostiene la guitarra con sus dos brazos para evitar que se le vuele como ocurrió con sus sueños, cuando tuvo que huir de su lugar de origen junto a su familia para emprender una nueva vida.

Con un especial énfasis en la construcción de proyectos de vida, Generaciones con Bienestar busca orientar a los participantes y darles herramientas que les ayuden a enfrentar los mencionados riesgos mediante una oferta institucional que ofrece espacios para desarrollar sus aptitudes, formarse en valores, construir una visión de futuro positiva y empoderarse como sujetos de derechos.

“Lo que quiero es ser un gran cantante aunque tenga que estudiar mucho”, dice este niño que ha empezado a construir un futuro en la música. “No tengo guitarra en la casa, pero aquí en la Fundación me la prestan y después de hacer mis tareas me enseñan a tocarla”, enfatiza.

Partiendo de una reorientación de los antiguos clubes juveniles y prejuveniles con los que contó el ICBF durante 17 años, los cuales estaban encaminados solamente al buen uso del tiempo libre, Generaciones con Bienestar trajo un nuevo componente de formación, ampliado a la promoción y prevención de los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes.

Acompañando a los niños y jóvenes a través de actividades lúdicas, recreativas, deportivas y artísticas, el ICBF los invita a pensar en su proyecto de vida, a aprender cuáles son sus derechos y cómo hacerlos valer, para que ellos mismos estén en capacidad de identificar los riesgos que los rodean, sepan cuáles son sus entornos protectores y conozcan a quién pedir ayuda cuando sus derechos hayan sido vulnerados.

historias ICBF Familias, verdaderos entornos protectores Hoy, la gran apuesta del ICBF es que las familias colombianas sigan siendo parte fundamental de sus programas, lo cual se hace evidente en las miles de ellas que reciben orientación y atención de la entidad, fortaleciendo sus capacidades para la consolidación de las nuevas generaciones de colombianos. Harlyn Antonio Mosquera vive en Andagoya (Chocó). A sus 11 años de edad ha empezado a entender qué lo ha llevado a migrar de un lugar a otro junto a sus padres y hermanos, huyendo de situaciones que toda su familia recuerda con horror. El conflicto armado ha hecho que la vida de este niño sea diferente. Sin embargo, gracias a un grupo de profesionales del ICBF que llegó a la zona donde vive con su familia, todo comenzó a cambiar. “Lo que más me gusta es que mi familia está más unida”, relata Harlyn. “Sé que debo ser un buen niño y comportarme bien con mis padres”. Tal vez Harlyn no sabe que estas personas que lo asisten son los rostros visibles de un trabajo que se desarrolla desde hace décadas. Una labor que comenzó en 1968, cuando se crearon las primeras reglas sobre paternidad y patria potestad con las cuales se dispuso que el ICBF, como ente protector, tuviera un rol protagónico a la hora de velar por el bienestar de los niños y las niñas en el seno de sus familias. Hoy en día, 44 años después de haber sido elegida como uno de los objetivos en el esquema de atención del ICBF, la familia colombiana cuenta con Familias con Bienestar, iniciativa que hace presencia en 352 municipios de 28 departamentos del país, y que se implementa desde la Dirección de Familia y Comunidades, constituida en el año 2012.

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La familia de Harlyn hace parte de las más de 120.000 beneficiadas con este programa, centrado en que los grupos familiares, particularmente aquellos en situación de vulnerabilidad y pobreza, reconozcan la importancia de prevenir la violencia en el contexto familiar, promuevan la convivencia pacífica y reciban atención especializada cuando alguno de sus integrantes así lo requiera.

Nutrir con bienestar es nutrir con amor Así como Doña Blanca tiene claro que la responsabilidad con los hijos va más allá de suplir sus necesidades físicas, el ICBF tiene claro su objetivo de desarrollar programas de nutrición que trasciendan la simple entrega de raciones alimentarias, para impulsar verdaderos cambios

A través de este programa, las familias reciben la orientación que los educadores programan en talleres, charlas y visitas a los hogares. De igual manera, ellos se convierten en un fuerte enlace entre los beneficiarios y los servicios sociales e institucionales disponibles en cada comunidad. “Un hijo no se cría en dos años o en cinco años, un hijo necesita de tiempo, de dedicación, amor, cariño y mentalidad, algo que comprendí luego de las sesiones de trabajo con los educadores familiares”, expresa Blanca Flor Montaño Dagua, beneficiaria de Familias con Bienestar en el Valle del Cauca.

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en el estado nutricional de los niños y las niñas, al tiempo que se fortalece la capacidad de sus padres y cuidadores para generar todas aquellas condiciones que componen la seguridad alimentaria. Sorgerio Sabúgara Pedroza es un niño indígena perteneciente a la comunidad Embera Katío del Chocó. En 2009, cuando tenía tres años y ocho meses, el pequeño fue diagnosticado con desnutrición crónica aguda y estuvo al borde de la muerte; pero gracias a la acción oportuna del Centro de Recuperación Nutricional del ICBF, fue arrancado de los garras de la muerte y ahora es un niño que crece con bienestar. Como Sorgerio, en el país hay miles de niños que han logrado salir adelante gracias a las acciones adelantadas por el ICBF para brindar una buena nutrición a la niñez más vulnerable del país. Pero la historia de esta gestión comenzó mucho antes de la creación del ICBF. Los primeros estudios sobre las características de las dietas y los hábitos alimenticios de la población colombiana fueron realizados en 1947, en el Instituto Nacional de Nutrición, entidad que logró

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las primeras luces sobre el panorama nutricional en Colombia. Con el paso del tiempo, en 1968, Carlos Lleras Restrepo decidió que el Instituto Nacional de Nutrición dejara de existir como organismo autónomo y se incorporara legalmente a la Dirección de Nutrición del Bienestar Familiar. A partir de esa fecha, el desarrollo de los programas de nutrición quedó bajo la responsabilidad de esta Dirección que se constituyó oficialmente un año después. Diez años más tarde se crearía la Subdirección de Nutrición y la Unidad de Nutrición, Producción y Distribución de Alimentos, donde el investigador y posterior Director del ICBF Roberto Rueda Williamson, recordado como el padre de la Bienestarina, desarrolló esta fórmula y marca propia del Instituto, con la que se han alimentado millones de personas en todo el país. Pero fue en 2010 donde se consolidó la Subdirección de Nutrición convertida en Dirección durante la actual administración. Área que tiene, entre otros retos, el de apoyar técnicamente el desarrollo del Lineamiento de Nutrición correspondiente a la estrategia De Cero a Siempre. Así mismo, adelanta una búsqueda activa de niños y ni-

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ñas que presentan cuadros de desnutrición o que enfrentan el riesgo de tenerlos, en especial con las comunidades indígenas y afrocolombianas. Y fue esta nueva visión de los asuntos nutricionales del país la que le permitió a Sorgerio salvar su vida. Gracias a la estrategia de los Centros de Recuperación Nutricional (CRN), 14.453 niños y niñas se han recuperado nutricionalmente.

Niños y niñas como sujetos de derechos Solo un año después de haber sido creado, en el ICBF fue consolidado el concepto de protección integral como imperativo para enfocar la inmensa tarea de garantizar los derechos de los niños y las niñas. Muchas historias de vida han pasado y se han cruzado en el ICBF, unas más largas que otras y cientos de niños, cada uno con una vida diferente, han sido protegidos a lo largo de 44 años de existencia del Instituto. ¿Pero a qué se llama protección?. Para Andrés, de 12 años de edad, quien se encuentra en Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos, “protec-

ción es que nos quieran mucho y que nos cuiden, para no ser como los niños que viven en la calle”. Actualmente, la Dirección de Protección asume, entre otros, el Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos (PARD), dirigido a todos los niños, niñas, y adolescentes en situaciones de amenaza o vulneración de derechos, para restablecer el ejercicio de éstos y reparar el daño causado. Andrés afirma que estar en el PARD ha sido bueno para él. “Nos cuidan mucho y nos valoran, nos dan la comida y nos quieren. Además es divertido vivir con más niños porque uno puede jugar con ellos”. Este adolescente lleva poco tiempo bajo protección pero espera, como todos los niños al cuidado del Instituto, que se le brinde la posibilidad de tener una familia. Eso es viable gracias a los procesos de adopción en los que el ICBF participa de manera activa en el proceso de búsqueda y asignación familiar. Es aquí donde los niños restablecen su derecho a crecer en familia y con el amor

incondicional de unos padres, como sucedió con los trillizos del pueblo Uwa que al nacer fueron rechazados por las creencias de su comunidad y encontraron el afecto y calor de un hogar al lado de unos padres italianos que los adoptaron. Con el paso de los años, el país ratificó la Convención Internacional Sobre los Derechos del Niño, que consagra el acuerdo mundial en torno a la consideración de los niños como sujetos plenos de derechos, lo que implicó para el país una transformación tanto en la relación y significado social de la niñez, como en los mecanismos legales, familiares, comunitarios e institucionales para su protección integral. En 2006, se produjeron diversos cambios con la entrada en vigencia de la Ley 1098 o Código de Infancia y Adolescencia, como el reconocimiento de la responsabilidad penal que pueden tener los adolescentes, desde los 14 años, por la comisión de conductas delictivas. El ICBF realiza el proceso y adopta medidas para garantizar la atención pedagógica e integral de los niños, niñas y adolescentes infractores, mediante la participación activa de la familia, cumpliendo con el

sentido de la justicia restaurativa con las víctimas, los adolescentes y su entorno cercano. En el 2010 y con el fin de lograr el cumplimiento del objetivo de contar con un sistema de protección efectiva e integral para los niños, niñas y adolescentes, se rediseñó el proceso operativo de protección, lo que permite atender a los jóvenes en todos los entornos de su vida, social, cultural y profesional, por esto cuando un joven es protegido por el ICBF se le brinda la posibilidad de alcanzar sus sueños. “El ICBF me ha dado mucho y le debo mucho también, es una institución que vale la pena y que yo sé, vela por el bienestar de los jóvenes, niños y adolescentes que están desprotegidos”, afirmó Sebastián Castillo, un hijo del ICBF, quien a sus 22 años y después de permanecer más de 14 años bajo protección, recibió su título profesional en Comunicación Social. El ICBF sigue trabajando, para que historias como la de Andrés, los hermanitos Uwa y la de Sebastián, se repitan a diario en Colombia, para que todos los niños, niñas y adolescentes crezcan con bienestar.

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la entrevista

“Nuestro gran reto es garantizar

los derechos de todos los niños y las niñas”: Diego Molano Aponte

Él forma parte de una generación de colombianos que creció en medio de un país convulsionado por la violencia y la desesperanza de una sociedad que solo veía futuro en la posibilidad de abandonar el país. No obstante, y a pesar del escenario, su decisión fue quedarse en Colombia y emprender una trayectoria en la Administración Pública que hoy lo tiene al frente de una de las entidades más emblemáticas del país.

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En su primer año como Director General del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Diego Molano Aponte celebra los 44 años de la entidad que según sus propias palabras, encarna uno de los desafíos más grandes para cualquier Estado: garantizar los derechos de todos los niños y las niñas. El ICBF adelanta una transformación sin precedentes que ya empieza a ser reconocida en el país. ¿Cuál es el eje fundamental de ese proceso emprendido al inicio de su gestión? El ICBF es tal vez la entidad más importante que ha tenido Colombia en el sector de la política social. Con 44 años de existencia, es un engranaje que tiene una fuerte presencia institucional en los 1.102 municipios y que cumple una tarea maravillosa en cada uno de los rincones del país. Y ese es, precisamente, el punto de partida de la transformación que estamos adelantando: reconocer la vasta experiencia institucional en política de infancia y adolescencia, y potenciar, a partir de esa base, su papel frente a los nuevos retos que tiene Colombia. ¿Cuáles son esos nuevos retos? Por primera vez en la historia, y gracias al empeño del Presidente Juan Manuel Santos, Colombia tiene un sector dedicado exclusivamente a la reconciliación y a la inclusión social de los grupos más vulnerables. Desde aquí, y como parte del Departamento de la Prosperidad Social, el ICBF tiene la obligación de actualizarse para responder a tres nuevos retos: una apuesta por la equidad y la superación de la pobreza, otra por la reconciliación y la reparación a las víctimas, y otra para que las nuevas generaciones tengan las más grandes oportunidades en el país.

¿Cómo se ha desarrollado ese proceso de cambio? Nos hemos propuesto hacer una adecuación institucional a las nuevas realidades del sector. El ICBF tiene hoy nuevas responsabilidades enmarcadas en el Plan de Desarrollo de la “Prosperidad para Todos”, nuevas obligaciones como las que le definió la Ley de Víctimas y nuevos desafíos en áreas como la prevención del embarazo adolescente, el trabajo infantil y el reclutamiento forzado. Fue por eso que definimos un nuevo modelo, centrándonos en cada uno de los ciclos de vida del niño y del adolescente. ¿Cómo está asumiendo el ICBF esos compromisos que le endilgó la Ley de Víctimas? Garantizar el restablecimiento de los derechos de los niños y las niñas que son víctimas del conflicto armado es un inmenso desafío. Hasta el momento hemos capacitado casi 1.000 equipos de Defensoría Pública y unas 400 Unidades Móviles que atienden a las víctimas del desplazamiento. Además, emprendimos la búsqueda activa de niños y niñas que resultaron huérfanos por la violencia, para iniciar con ellos el restablecimiento de sus derechos y para que tengan la posibilidad de acceder a la verdad y reparación. De igual manera, estamos atendiendo con prioridad a estos niños y niñas en los diferentes programas que tiene el ICBF. ¿Qué rol tienen los servidores del ICBF en el desarrollo del nuevo modelo? El ICBF tiene hoy casi 10.000 colaboradores, además de unas grandes redes de operadores y asociaciones que también deben formar parte de esta transformación institucional. Lo que necesitamos es

asumir como propio ese papel tan importante que tenemos, que como servidores públicos hagamos una apuesta real por la calidad y la excelencia en todo lo que hacemos y que tengamos una gran confianza en el intercambio de conocimiento, pues tenemos una entidad con una gran capacidad técnica en sus profesionales y necesitamos compartir fortalezas, aprender unos de otros. ¿Cuál es su mensaje para los servidores públicos y colaboradores que tiene el ICBF en sus 44 años? Ante todo un inmenso agradecimiento por su trabajo y su labor diaria. Sé que muchos de ellos se juegan hasta su propia vida por llegar hasta los lugares más apartados de Colombia y por garantizar que los niños y las niñas sean atendidos. Ellos son quienes viven las realidades de las familias, las más cruentas y también las más satisfactorias como la sonrisa de un niño, y eso implica un gran compromiso que además ha llevado al ICBF a ser una de las entidades más apreciadas por los colombianos. Finalmente, quiero invitarlos a que vivamos los principios que acordamos como equipo, porque si logramos que el ICBF sea una entidad con mucha disciplina, una entidad que ponga el interés superior del niño por encima de todas las cosas, que trabaje con alegría, que actúe con patriotismo y que innove, vamos a convertirnos en una pieza clave de la prosperidad social y vamos a contribuir de una manera fundamental a que estas nuevas generaciones realmente puedan crecer con bienestar.

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columna

columna Ley de Víctimas,

un paso esencial para la reconciliación Adriana González Maxcyclack Subdirectora General ICBF

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, como ente rector del Sistema Nacional de Bienestar, asumió en 2012 un papel determinante en la aplicación de la Ley de Víctimas, una herramienta esencial para la reparación de miles de personas afectadas por el desplazamiento y la violencia, y lo más importante: para propiciar la reconciliación.

E

s una gran responsabilidad que se complementa con las acciones propias del ICBF, que en 2012 invirtió 3.7 billones de pesos en la atención de ocho millones de colombianos que se benefician con sus programas. En este contexto, la atención a la familia se convierte en la fortaleza de una sociedad comprometida con el cambio de vida que anhelan las víctimas del desplazamiento, del abuso y la discriminación. Se estima que de 4 millones de víctimas que deben ser reparadas, 1.5 millones son niños y adolescentes, vinculados en su mayoría con familias en situación de desplazamiento. El compromiso inmediato, a partir del registro único de las víctimas, es avanzar en la reparación, con esfuerzos en educación, salud y demás áreas que fortalezcan la unidad familiar, en las que

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los niños sean parte integral del proceso y, lo más importante, atender a los niños desvinculados. Esta es una clave de la reconciliación, la apuesta para mayor tranquilidad en Colombia: que los niños reclutados por los grupos armados ilegales regresen a la sociedad y se les restituyan todos sus derechos. Merced al compromiso con la Ley de Víctimas, el Instituto avanzó este año en tres frentes fundamentales: políticas públicas, formación y acciones. Inicialmente hubo una participación activa en el Consejo de Política Económica y Social (CONPES 3726) que definió los lineamientos, plan de ejecución de metas, presupuesto y mecanismo de seguimiento para el Plan Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Este mecanismo permite determinar el impacto de la violencia sobre los niños y las debidas rutas de atención.

Trabajamos también en la adaptación de la Ley de Víctimas al lenguaje de los niños, en un esfuerzo internacional del ICBF con el Departamento de la Prosperidad Social, el Departamento Nacional de Planeación, los ministerios de Justicia y Agricultura, la Unidad de Víctimas y la Organización Mundial para las Migraciones (OIM) en una cartilla especial llamada “Déjala Volar”. Se trata de una herramienta para que los niños víctimas del conflicto conozcan sus derechos y hagan sentir su voz, para que así se pueda avanzar en su reparación. El ICBF inició el proceso de formación de más de mil colaboradores entre unidades móviles y equipos de defensoría de familia, para alcanzar una mayor comprensión de la ley y su aplicación en los diferentes entornos del país. Y comenzamos a actuar. En políticas públicas, el ICBF es pionero en la

Los niños tienen una condición vulnerable y deben ser tratados con sensibilidad, por profesionales que fortalezcan su autoestima y les permitan consolidar, a la luz de la Ley de Víctimas, un nuevo proyecto de vida.

firma del primer convenio con el Centro de Memoria Histórica, para identificar y socializar las vivencias y testimonio de los niños que han sido víctimas de la vulneración de derechos a través de fenómenos como la violencia y el desplazamiento, trabajo que se desarrolla en tres regiones del país. Se han desarrollado acciones concretas que benefician a 245.455 niños en alimentación escolar y 225.841 niños en primera infancia. Igualmente, tenemos 117.775 atendidos a través de unidades móviles en todo el territorio nacional. El ICBF ha adelantado proyectos especiales para la búsqueda activa de niños huérfanos en el Oriente Antioqueño, de los cuales se han encontrado más de 400. En Recetor (Casanare), en conjunto con la Unidad para la Restitución de Tierras, se está trabajando en la documentación de 70 casos de niños huérfanos que podrían estar beneficiados del proceso de restitución de tierras. Adicionalmente, se está adelantando un estudio sobre la caracterización

de los niños y niñas víctimas de reclutamiento ilícito, con el propósito de actualizar la información sobre la situación de sus derechos, con el apoyo técnico y financiero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Los niños tienen una condición vulnerable y deben ser tratados con sensibilidad, por profesionales que fortalezcan su autoestima y les permitan consolidar, a la luz de la ley de víctimas, un nuevo proyecto de vida, ojalá con sus familias. Los más de 1.159 Defensores de Familia del ICBF cumplirán un acompañamiento especial en esta tarea. El ICBF trabaja activamente para prevenir las distintas formas de violencia que amenazan la vida y la integridad de nuestros niños y jóvenes, muchas de las cuales se producen incluso en sus hogares. Es nuestro deber protegerlos integralmente y evitar que los grupos al margen de la ley los sigan utilizando para cometer delitos, llevándolos a situaciones de conflicto con la ley que aplazan sus sueños y arruinan sus vidas.

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