VISIÓN Y GENEROSIDAD Si alguien en este país ha sabido representar con generosidad y acierto a lo que se denomina la “sociedad civil”, ese ha sido Leopoldo Rodés. Emprendedor, mecenas, innovador incansable, filántropo, caballero… es difícil decidir cuál de las facetas de su vida es más destacable. Tal vez lo que le hizo ser siempre una persona especial fue su visión, su capacidad para entender las cosas antes que los demás. Estas cualidades le llevaron en 1992 a fundar, junto con un puñado de empresarios, el Instituto de la Empresa Familiar, organización centrada en defender los intereses de las compañías familiares españolas, identificar las mejores prácticas en gobierno corporativo y gestión y velar por la formación de las siguientes generaciones. Rodés no sólo fue el primer Presidente del IEF; ha sido también su gran referencia en estos 23 años, guiado siempre por el convencimiento de que la empresa familiar atesora unos valores que la hacen diferente. Entre ellos, el compromiso -con la tierra en la que habita y la gente que en ella trabaja- y la visión a largo plazo, como apuesta de futuro. Su incansable trabajo –primero como Presidente y luego como Presidente de Honorante las administraciones públicas y la sociedad en su conjunto, ha permitido situar a la empresa familiar española en el destacado lugar que por justicia le corresponde a la hora de hablar de valores y de creación de riqueza y de empleo. Y todo ello desde esa obligada independencia política que ha de ejercer todo el que quiera ganarse el apelativo de legítimo en el mundo empresarial. Leopoldo Rodés, como el gran empresario familiar que fue, deja un inmenso legado, que quienes formamos parte del IEF estamos obligados a transmitir a las nuevas generaciones.
Juan Corona Director General del Instituto de la Empresa Familiar