Poemas de amor

Page 1

LOPE DE VEGA No sabe qué es amor quien no te ama... No sabe qué es amor quien no te ama, celestial hermosura, esposo bello, tu cabeza es de oro, y tu cabello como el cogollo que la palma enrama. Tu boca como lirio, que derrama licor al alba, de marfil tu cuello; tu mano en torno y en su palma el sello que el alma por disfraz jacintos llama. ¡Ay Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando tanta belleza y las mortales viendo, perdí lo que pudiera estar gozando? Mas si del tiempo que perdí me ofendo, tal prisa me daré, que aun hora amando venza los años que pasé fingiendo.


FRANCISCO DE QUEVEDO Amor postrero más allá de la muerte. Cerrar podrá mis ojos la postrera Sombra que me llevare el blanco día, Y podrá desatar esta alma mía Hora, a su afán ansioso lisonjera; Mas no de esotra parte en la ribera Dejará la memoria, en donde ardía: Nadar sabe mi llama el agua fría, Y perder el respeto a ley severa. Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, Venas, que humor a tanto fuego han dado, Médulas, que han gloriosamente ardido, Su cuerpo dejará, no su cuidado; Serán ceniza, mas tendrá sentido; Polvo serán, más polvo enamorado.


PEDRO SALINAS

Serás, amor...

Cada beso perfecto aparta el tiempo,

¿Serás, amor

le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve

un largo adiós que no se acaba?

donde puede besarse todavía.

Vivir, desde el principio, es separarse.

Ni en el lugar, ni en el hallazgo

En el mismo encuentro

tiene el amor su cima:

con la luz, con los labios,

es en la resistencia a separarse

el corazón percibe la congoja

en donde se le siente,

de tener que estar ciego y sólo un día.

desnudo altísimo, temblando.

Amor es el retraso milagroso

Y la separación no es el momento

de su término mismo:

cuando brazos, o voces,

es prolongar el hecho mágico

se despiden con señas materiales.

de que uno y uno sean dos, en contra

Es de antes, de después.

de la primer condena de la vida.

Si se estrechan las manos, si se abraza,

Con los besos,

nunca es para apartarse,

con la pena y el pecho se conquistan,

es porque el alma ciegamente siente

en afanosas lides, entre gozos

que la forma posible de estar juntos

parecidos a juegos,

es una despedida larga, clara

días, tierras, espacios fabulosos,

y que lo más seguro es el adiós.

a la gran disyunción que está esperando, hermana de la muerte o muerte misma.


PABLO NERUDA PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS TRISTE ESTA NOCHE PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,

Como para acercarla mi mirada la busca.

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

La misma noche que hace blanquear los mismos

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

árboles.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO MIGUEL HERNÁNDEZ He poblado tu vientre de amor y sementera,

te acercas hacia mí como una boca inmensa

he prolongado el eco de sangre a que respondo

de hambrienta dentadura.

y espero sobre el surco como el arado espera:

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:

he llegado hasta el fondo.

aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,

y defiendo tu vientre de pobre que me espera,

esposa de mi piel, gran trago de mi vida,

y defiendo tu hijo.

tus pechos locos crecen hasta mí dando saltos

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,

de cierva concebida.

envuelto en un clamor de victoria y guitarras,

Ya me parece que eres un cristal delicado,

y dejaré a tu puerta mi vida de soldado

temo que te me rompas al más leve tropiezo,

sin colmillos ni garras.

y a reforzar tus venas con mi piel de soldado

Es preciso matar para seguir viviendo.

fuera como el cerezo.

Un día iré a la sombra de tu pelo lejano.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,

Y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo

te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.

cosida por tu mano.

Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,

Tus piernas implacables al parto van derechas,

ansiado por el plomo.

y tu implacable boca de labios indomables,

Sobre los ataúdes feroces en acecho,

y ante mi soledad de explosiones y brechas

sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa

recorres un camino de besos implacables.

te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho

Para el hijo será la paz que estoy forjando.

hasta en el polvo, esposa.

Y al fin en un océano de irremediables huesos,

Cuando junto a los campos de combate te piensa

tu corazón y el mío naufragarán, quedando

mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,

una mujer y un hombre gastados por los besos.


JORGE LUIS BORGES Una despedida Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro. Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos. El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil. Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata. Nos rechazó la luz; la noche había llegado con urgencia. Fuimos hasta la verja en esa gravedad de la sombra que ya el lucero alivia. Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo. como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas. Tarde que dura vívida como un sueño entre las otras tardes. Después yo fui alcanzando y rebasando noches y singladuras.


GUSTAVO ADOLFO BECQUER Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte Cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse La llama de tu amor.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.