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¿ESTÁS LISTO PARA EL VIAJE? DOMINGOS 11:30 AM
COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS Génesis 22 En el capítulo anterior vimos que finalmente nació el hijo de la promesa: Isaac. Sólo podemos imaginar la alegría y la realización. Pero un tiempo después, Dios puso a prueba a Abraham… (Génesis 22:1-2) ¿Cómo podía Dios pedir que matara a su hijo? ¿Acaso no va eso en contra de su naturaleza? Además, si muriera Isaac, también se acabaría con él la promesa. Es curioso que Dios dijera: “tu hijo, tu único”. ¿Acaso no tenía también a Ismael? El Señor se lo dijo así, porque lo que le estaba pidiendo tenía relación con la promesa e Isaac era el único hijo de la promesa, del pacto, e Ismael ya estaba lejos. Muchas preguntas nos cruzan por la cabeza cuando leemos estas palabras. Pero veamos cuál fue la reacción de Abraham…
llamado “Moriah”, que puede traducirse de dos formas: * Escogido de Dios * Mi maestro es Yah (Jehová) ¿Por qué Dios escogió ese lugar? ¿Qué es lo que Dios quiere enseñar allí? Abraham no entendía en ese momento… pero la respuesta vendría después. A lo largo de la historia de Israel este monte vuelve a surgir una y otra vez como un lugar central en el plan de Dios. Este es el lugar que Dios escogió
para la edificación del Templo. (2 Crónicas 3:1) Entonces Salomón comenzó a edificar la casa del SEÑOR en Jerusalén en el monte Moriah, donde el SEÑOR se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo. El diseño del Templo (y del Tabernáculo) nos enseña cuál es el camino para la reconciliación del hombre con Dios, la cual comienza con el sacrificio del Cordero, y termina con Lugar Santísimo, donde se manifiesta la Presencia de Dios. En otras palabras, es el mensaje completo de redención, y el cual Dios quería enseñar a Abraham a través de su experiencia en el monte Moriah. DIOS PROVEERÁ
(Génesis 22:3) Abraham no cuestionó nada. Simplemente hizo lo que Dios le había dicho, al pie de la letra. A pesar de lo descabellado de la petición, él no dudó, ni siquiera se tardó. Más bien, la Palabra dice que “se levantó muy de mañana”.
Al llegar al pie del monte, Abraham subió con su hijo—sólo ellos dos. (Génesis 22:5) Es curioso que él dijera que él y su hijo volverían, ya que él sabía que estaban subiendo al monte para sacrificar a Isaac. ¿Estaba mintiendo, o acaso tenía la esperanza que regresaría con vida a pesar de lo que Dios le había pedido hacer? Abraham tal vez no entendía lo que Dios le había pedido ni lo que iba a pasar, pero una cosa sí sabía: Si Dios lo había dicho, de alguna forma Él cumpliría la promesa.
Dios le pidió que ofreciera el sacrificio en un lugar específico. Ese sitio no era cerca, sino que quedaba a dos días de camino. Esto le hubiera dado tiempo para cambiar de opinión. Pero el texto no transmite duda de su parte… (Génesis 22:4) Al tercer día alzó Abraham los ojos y vio el lugar de lejos.
(Génesis 22:6-8) Abraham estaba profetizando al decir que el Señor iba a proveer. Esa profecía no sólo era para esa ocasión, sino para todos los tiempos, pues el Señor también proveyó “el Cordero que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Aquí no sólo vemos la firme y determinada obediencia de Abraham, sino también la mansedumbre de Isaac, quien no peleó.
Ese no era “cualquier” lugar. El monte al que se dirigían era
(Génesis 22:9-10)
Aquí pensamos… ¡Todo se acabó! Se murió el hijo de la promesa, se murieron los sueños de Abraham, se murió el propósito de su vida, se murió su ilusión. Pero, de repente, sucedió un milagro: (Génesis 22:11-12) La intención de Dios no era que muriera Isaac (Dios está en contra de sacrificio humano—Deu. 12:2932; Deut. 18:10-12; Lev. 18:21; Jer. 7:31; Jer. 32:35; Eze. 20:31; Sal. 106:38; Miqueas 6:7). Pero no del sacrificio voluntario. La intención de Dios era poner a PRUEBA la FE de Abraham, tal como lo dice el primer versículo de este capítulo. (Génesis 22:1a) Aconteció que después de estas cosas, Dios probó a Abraham… Las pruebas de Dios no son para hacernos caer, sino para “probar” si hemos aprendido lo que debemos aprender, igual que un examen en la escuela. En Hebreos se explica esto con mayor claridad: (Hebreos 11:17-19) Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo; (18) fue a él a quien se le dijo: En Isaac te será llamada descendencia. (19) El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir. Abraham estaba dispuesto a sacrificar a su hijo porque él tenía la fe, la seguridad, y confianza de que Dios era lo suficientemente poderoso para levantarlo de los muertos. Dios le había dado la promesa, y Él había cumplido con darle un hijo en su vejez. Para Dios nada es imposible, y si Él prometió, Él cumpliría su promesa a como dé lugar. (Hebreos 10:23) Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; (1 Tesalonicenses 5:24) Fiel es el que os llama, el cual también lo hará. Tal como había profetizado Abraham, Dios proveyó para el sacrificio. (Génesis 22:13-14) ...En el monte del SEÑOR se proveerá. REVELACIÓN DEL PLAN La principal motivación de Dios para este evento fue revelar el Plan de Redención para la humanidad. A través de esa experiencia, el Señor le reveló que Él entregaría a su Hijo