se redimía con un cordero, ya que el asno no es un animal puro para ser ofrecido en el Templo. (Éxodo 13:13) Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos.
-COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS ÉXODO 13:1-16.
Este mandamiento es una sombra de nuestra propia redención, el burro es un animal inmundo, y si no se redime debe morir, la única forma de redimirlo es sacrificando un cordero. (Hechos 10 y 11)
REDENCIÓN DEL PRIMOGÉNITO En el capítulo anterior leímos sobre la última plaga en Egipto: la muerte de los primogénitos (Éxodo 12:29-30). Todo primer nacido murió esa noche del 14 de Nisán. Sólo los primogénitos de entre los israelitas se salvaron, gracias a la sangre del Cordero de la Pascua. Cuando el ángel veía la sangre en una puerta, se saltaba ese hogar, ya que un cordero había muerto en lugar de los primogénitos de ese hogar. ¿Por qué el primogénito? El primer hijo de una familia representa el inicio de una nueva generación y el futuro de la familia. El primogénito era el líder de la familia y el heredero principal. CONSAGRACIÓN DEL PRIMOGÉNITO Dios salvó a todos los primogénitos de Israel, y a partir de ese momento, Dios pidió que todo primogénito fuera consagrado para el Señor. (Éxodo13:1-2) “Consagrar” en hebreo es: Kadash, que también significa: santificar, dedicar, separar. Consagrar es apartar algo o alguien para ser dedicado a un propósito especial. El hijo primogénito de los israelitas debía ser dedicado a Dios. Esto no implicaba que el primogénito debía morir, sino más bien que viviera dedicado a Él. En otras palabras, el primogénito iba a ser dedicado al servicio de Dios, es decir, sería el sacerdote entre sus hermanos. OPCIÓN DE REDENCIÓN El mandato de consagrar al primogénito no sólo aplicaba a la generación de los que salieron de Egipto, sino que el Señor instruyó que se hiciera de generación en generación...para siempre. (Éxodo 13:11-12) De los animales (heb. Behemá: ganado), se sacrificaba el primer nacido del ganado; pero en el caso del asno,
¿Qué representa un burro? Oseas 8:8 Israel ha sido devorado; ahora están entre las naciones como vasija en que nadie se deleita; 9 porque ellos han subido a Asiria como asno montés solitario. El asno es una representación de Efraín, o el Reino del norte, las 10 tribus que fueron llevadas cautivas por los Asirios y que terminaron gentilizados, se hicieron extranjeros. Jesús/Yeshúa nuestro Mesías vino a rescatar al pueblo que se había convertido en inmundo porque se había entregado a prácticas paganas y de idolatría. El profeta Oseas representa en su propia vida la salvación del pueblo de Dios, al casarse con una mujer adúltera que termina vendida como esclavos, y entonces tiene que comprar a su esposa para redimirla. Nuestro Mesías vino a redimir a su esposa, la compro con precio de sangre. Mateo 21:2 diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 3 Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. 4 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: 5 Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. 6 Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; 7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Jesús es ese Cordero, que va a redimir al Asno que representa la Casa de Israel, las 10 tribus entre las naciones, y no sólo a ellos sino a todos los primogénitos, y de acuerdo a la Escritura nosotros los que seguimos al Mesías somos una congregación de primogénitos: Hebreos 12: 22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos
millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Así que si estás en pacto con Dios por medio de Cristo, eres parte de su pueblo, eres su primogénitos y le perteneces, porque has sido redimido con la sangre del Cordero, antes eras inmundo, en Cristo has sido consagrado para Dios. En cuanto a los hijos de los israelitas, el Señor pedía su consagración, pero también daba la opción de ser redimidos. Los padres podían pagar un precio simbólico para que el hijo pudiera permanecer en la familia en lugar de ser presentado para el servicio del Señor. REDENCIÓN DEL PRIMOGÉNITO En Éxodo se menciona la posibilidad de redimir al primogénito, pero no indica cómo hacerlo. Las instrucciones para ello se encuentran en Números 18:15-16. Cuando Jesús nació, siendo el primogénito, él fue redimido como lo indica la Ley, y también circuncidado. (Lucas 2:21-24) PREGUNTA DE LOS HIJOS Como ya mencionamos, el mandato de la consagración del primogénito no sólo era para la generación que salió de Egipto, cuyos hijos fueron salvados de la muerte. Esta instrucción era también para las siguientes generaciones. Pero el Señor sabía que los hijos de generaciones futuras iban a tener dudas sobre esta práctica. (Éxodo 13:14) El Señor quiere que todos conecten la redención del primogénito con lo historia del Éxodo. En esa línea responde a la pregunta que harán los descendientes: (Éxodo 13:15-16) La redención del primogénito es una señal para que no olvidemos lo que Dios hizo en Egipto por su pueblo. Esta explicación se repite en Deuteronomio aún con más detalle (Deu. 26:1-10). Y no sólo se trata de recordar lo que pasó en la historia antigua, sino que cada generación tiene la oportunidad de ser liberado, no de una esclavitud física pero sí espiritual. Jesús lo explicó de la siguiente manera: (Juan 8:34) Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo: Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. El Mesías, el Cordero de Dios, es quien nos libera de esta esclavitud espiritual. (Juan 8:36) Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.