Boletin 21 39

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pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá una porción para cada día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

-COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS ÉXODO 16 LAS AGUAS DE ELIM Desde que salieron de Egipto, Dios guió a los israelitas por el camino del desierto. Esa trayectoria no era fortuita, sino era el plan divino. Dios los llevó a través del desierto para transformarlos en un pueblo libre y responsable, en lugar de una multitud de personas esclavas y dependientes, tal como habían sido por cientos de años. Las dos primeras lecciones las aprendieron en el Mar Rojo y en Mara. (Éxodo 16:1) Desierto de Sin Ya había pasado un mes desde que salieron de Egipto, y para entonces la comida ya escaseaba, y en medio del desierto no había lugar donde comprar comida, ni podían sembrar y cosechar. El Señor conocía sus necesidades, pero no dijo ni hizo nada en ese momento porque estaba probando sus corazones (Deu. 8:2). Veamos ahora cómo reaccionó el pueblo de Israel ante la escasez de alimentos... (Éxodo 16:2-3) Todos entendemos la preocupación por la falta de alimento, pero uno supondría que la reacción debió ser orar y clamar a Dios, en lugar de quejarse y murmurar. Por lo demás, debemos notar que la queja era distorsionada, ya que en Egipto no gozaban de abundancia. La queja y la murmuración puede llevarnos a perder la perspectiva de la realidad y aún creer mentiras. A veces lo que uno añora del pasado es desproporcionado e irreal, y eso les ocurrió a los israelitas ante esta prueba. Como esclavos, los Hijos de Israel habían dependido de los egipcios para su sustento diario. Sin duda ellos estaban felices de ser libres, pero cuando vieron que les quedaba poca comida, entonces comenzaron a extrañar Egipto. Dios los llevó a esa situación porque quería arrancar esa dependencia de sus corazones, y quería mostrarles que Él era su Proveedor y que aprendieran a confiar en Dios para su sustento. (Éxodo 16:4) Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover

Dios no cambió las circunstancias, ya que siguieron en el desierto. No les mostró un granero, ni les regaló un plantío, ni les trajo carretadas de comida. Les dio algo mejor: les aseguró que tendrían su porción diaria. Y aún esto era una prueba de fe, porque el alimento no lo iban a recibir "en grandes cantidades, por adelantado", sino que sólo iban a recibir la porción necesaria, día a día. Notemos que Dios dijo: "para que lo pruebe si anda en mi ley, o no". La fe no sólo es una cuestión mental o de intenciones, sino que se demuestra con los hechos (Santiago 2:18-20,26). El Señor les dio una instrucción, y los puso a prueba para ver si realmente creían en El. La prueba de fe era la siguiente: Cada día iban a recoger sólo el alimento necesario para vivir (con excepción del día sexto, en el que debían recoger el doble para reposar el séptimo día--Exo. 16:5. De esto hablaremos más adelante). Esta instrucción se la dio Dios directamente a Moisés. Y ahora debía transmitirla a los israelitas... LLAMADO DE ATENCIÓN POR LA MURMURACIÓN Antes de explicarles al pueblo sobre la forma en que Dios iba a proveerles de alimento, Moisés aprovechó a llamarles la atención por su mala actitud. Les hizo ver que aunque las murmuraciones iban dirigidas en contra de Moisés y Aarón, en realidad contra quien se estaban rebelando era contra Dios. (Éxodo 16:6-8) Para confirmar las palabras de Moisés, Dios hizo manifiesta Su Presencia delante de todo el pueblo. (Éxodo 16:9-10) En ese momento, Dios volvió a hablar con Moisés, y le dijo que no sólo iba a enviar Pan del Cielo en la mañana, sino que también esa tarde iban a recibir carne. (Éxodo 16:11-12) Maná, pan del Cielo Y así sucedió. Dios proveyó alimento para Israel. (Éxodo 16:13-14) Y venida la tarde subieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana descendió rocío en derredor del campamento. Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí había sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. MANÁ Y EL DÍA DE REPOSO En la entrada anterior vimos que Dios envió alimento a los Hijos de Israel

mientras atravesaban el desierto... La reacción de los israelitas al ver el Pan de Cielo fue preguntarse qué era eso (Éxodo 16:15) En hebreo se le conoce como: "Maná", que literalmente significa: “¿Qué es esto?” No era un alimento natural, sino mandado del Cielo. Nunca se había visto algo igual. Más adelante, Moisés lo describe de la siguiente manera: (Éxodo 16:31) Durante el tiempo que los israelitas estuvieron viajando por el desierto, ellos recibieron este Pan Divino, día tras día. Aunque había suficiente para todos, y más, la instrucción es que sólo recogieran lo que cada uno podía comer en ese día. (Éxodo 16:16-18) Gomer (en hebreo: Omer) significa: gavilla. Un gómer es la medida promedio que una persona podía comer durante un día. Era la provisión diaria. En medidas bíblicas, un gomer era 1/10 del efa (Exo. 16:36). La gente recogía su porción cada mañana, al amanecer. Siempre había de más; pero lo que sobraba no quedaba en el suelo para más tarde ni para el día después, sino que desaparecía. (Éxodo 16:21) El Señor sabía que la gente iba a tener la tentación de acumular más de lo que podían comer, como una forma de asegurarse comida para el futuro. Pero el Señor fue claro al decir que eso no era permitido. (Éxodo 16:19) Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. Lamentablemente no todos hicieron caso. El Señor les puso esa prueba para ver si creían en Él y obedecían, pero algunos desobedecieron. (Éxodo 16:20) Los desobedientes se creyeron "más listos que Dios", y pensaron que se saldrían con la suya; pero Dios no lo permitió. PAN PARA EL DÍA DE REPOSO Otra instrucción que Dios dio en relación al Maná fue con respecto al día de reposo. Desde este momento, el Señor fue preparando a su pueblo para que guardaran el día de reposo. Cuando los israelitas fueron esclavos, seguramente no tenían descanso. Ahora debían aprender a reposar, tanto física como espiritualmente. Dios instruyó a su pueblo que en el día sexto recogieran el doble, para cubrir la porción del séptimo día, en el cual no trabajarían recogiéndolo ni cocinándolo. (Éxodo 16:22-23) El séptimo día, en el día de reposo (heb. Shabat), Dios hizo doble milagro: no se engusanó el Maná guardado, y no cayó Maná como el resto de los días. (Éxodo 16:24-26) El ejercicio de "reposar" era una prueba de fe para los israelitas. Aún en esto debían creer en Dios. Lamentablemente, no todos pasaron la prueba. (Éxodo 16:27) Tal vez Moisés no se hubiera dado cuenta de esta falta de fe y desobediencia de algunos, pero para Dios no pasó desapercibido, y se lo reclamó a Moisés... (Éxodo 16:28) Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?


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