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¿ESTÁS LISTO PARA EL VIAJE? DOMINGOS 11:30 AM
COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS Génesis 42 Tal como Dios le reveló a Faraón a través de sus sueños, después de los siete años de abundancia vino la escasez. Pero gracias a la buena administración de José, Egipto estaba preparado para enfrentarlo. La reconciliación entre José y sus hermanos comienza con la necesidad de alimentos que afectó a Jacob . Esto también constituyó el comienzo providencial de la emigración israelita hacia Egipto (15.13, 14). 42.1, 2 ¿Por qué el grano era tan valioso en esos días? Como fuente de alimento era universal y se utilizaba casi en cualquier cosa que se comiera. Podía secarse y almacenarse mucho más tiempo que cualquier verdura, productos lácteos o carne. Era tan importante que hasta lo usaban como dinero.
(Gen. 42:1-5) Viendo Jacob que había alimento en Egipto, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? (2) Y dijo: He aquí, he oído que hay alimento en Egipto; descended allá, y comprad de allí un poco para nosotros, para que vivamos y no muramos. (3) Entonces diez hermanos de José descendieron para comprar grano en Egipto. (4) Pero a Benjamín, hermano de José, Jacob no lo envió con sus hermanos, porque dijo: No sea que le suceda algo malo. (5) Y fueron los hijos de Israel con los que iban a comprar grano, pues también había hambre en la tierra de Canaán.
Los hijos de Jacob fueron a Egipto con la misión de comprar grano, pero no sospechaban que en ese viaje se cruzarían con su hermano José. Sin embargo, no lo reconocieron, pues él ya no era el joven que fue vendido como esclavo, sino que era todo un hombre que se había convertido en el gobernador de Egipto. (Gen. 42:6) Y José era el que mandaba en aquella tierra; él era quien vendía a todo el pueblo de la tierra. Y llegaron los hermanos de José y se postraron ante él rostro en tierra. En ese instante se cumplió el sueño que Dios le había dado a José cuando era joven (Gen. 37:6-10): Sus hermanos se inclinaron ante él. Era un momento histórico e importante para José, pero también emocional. Seguramente en ese momento surgieron sentimientos cruzados—alegría por ver a su familia, pero dolor por la traición. Fue un momento de prueba en el que José tuvo que decidir entre la venganza o el perdón.
Nótese que José no “regaló” comida al pueblo; dice claramente que la vendió. Luego de trabajar duro por siete años, recolectando de la abundancia de la tierra, José se dedicó a vender lo acumulado. No era un negocio personal de José, sino del rey de Egipto, el Faraón. Más adelante veremos que el rey se va a quedar como el dueño de casi todo Egipto, ya que el hambre se va a extender por siete largos años (Gen. 47:13-26).
42.7 José pudo haber revelado su identidad a sus hermanos al momento. Pero el último recuerdo que José tenía de ellos era cuando los miró a la cara con horror en el momento en que los traficantes de esclavos ismaelitas se lo llevaban. ¿Seguían sus hermanos siendo malvados y traicioneros o habían cambiado a través de los años? José decidió ponerlos a prueba.
HAMBRE EN TODA LA TIERRA
A primera vista, podría parecer que quería “vengarse” de sus hermanos; pero más tarde se hace evidente que sus actos no estaban motivados por la venganza, sino por los sueños que Dios le había dado.
No sólo en Egipto hubo hambre, sino en toda la región, incluyendo Canaán. Gente de todos lados llegaron a Egipto en busca de alimento, entre ellos la familia de Jacob.
EL PLAN DE JOSÉ
Jacob era un hombre próspero. Pero el hambre y las sequías afectan a todos por igual. La familia de Jacob tenía mucho ganado, pero no tenía como alimentarlo; contaban con riqueza y posesiones, pero no tenía a quien comprarle alimento para su familia. Por eso, Jacob decidió mandar a sus hijos a Egipto para comprar grano.
Si el plan de José hubiera sido vengarse de sus hermanos, lo hubiera podido hacer con facilidad. Pero es evidente que sus intenciones eran otras y sus acciones eran parte de una estrategia. José no reveló de inmediato su identidad como “hermano”, pues él tenía un plan… Quizás el plan de José era averiguar sobre su hermano Benjamín, quien
era el otro hijo de Raquel. Quería averiguar si ellos se habían arrepentido de lo que le hicieron a él y cómo se habían comportado con su hermano menor, quien seguramente había ocupado su lugar como preferido de su padre. Ante la acusación de ser espías (42:9), los hermanos respondieron lo siguiente: (Gen. 42:10-12) Entonces ellos le dijeron: No, señor mío, sino que tus siervos han venido para comprar alimentos. (11) Todos nosotros somos hijos de un mismo padre; somos hombres honrados, tus siervos no son espías. (12) Pero él les dijo: No, sino que habéis venido para ver las partes indefensas de nuestra tierra. José volvió a insistir acusándolos de ser espías, pero ellos siguieron defendiéndose. (Gen. 42:13) Mas ellos dijeron: Tus siervos son doce hermanos, hijos del mismo padre en la tierra de Canaán; y he aquí, el menor está hoy con nuestro padre, y el otro ya no existe. Al presionarlos, José obtuvo la información que quería—su hermano y su padre viven todavía. Naturalmente, él no iba a creer solamente su palabra, sino que quería verlo con sus propios ojos. (Gen. 42:14-17) Y José les dijo: Es tal como os dije: sois espías. (15) En esto seréis probados; por vida de Faraón que no saldréis de este lugar a menos que vuestro hermano menor venga aquí. (16) Enviad a uno de vosotros y que traiga a vuestro hermano, mientras vosotros quedáis presos, para que sean probadas vuestras palabras, a ver si hay verdad en vosotros. Y si no, ¡por vida de Faraón!, ciertamente sois espías. (17) Y los puso a todos juntos bajo custodia por tres días. Tal vez en el fondo, José tuvo la tentación de vengarse de sus hermanos. Pero se tomó tres días para procesarlo. Luego de ese tiempo, cambió las condiciones: en lugar de que todos menos uno se quedaran, él dijo que sólo uno tendría que quedarse como garantía para traer al hermano menor. (Gen. 42:18-20) José ha probado su autoridad; ahora está expresando su preocupación y su sumisión a Dios Con esta prueba, lo que estaba en el corazón de los hermanos salió a luz. Se sintieron culpables. Evidentemente ellos tenían su conciencia manchada, ya que pensaron que todo eso les acontecía por lo que habían hecho a José: Su sangre : Sorpresivamente, los hijos de Jacob asociaron las condiciones impuestas por José con el pecado que cometieron veinte años antes. (Gen. 42:21-23) Entonces se dijeron el uno al otro: Verdaderamente somos culpables en cuanto a nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta angustia. (22) Y Rubén les respondió, diciendo: ¿No os dije yo: "No pequéis contra el muchacho" y no me escuchasteis? Ahora hay que rendir cuentas por su sangre. (23) Ellos, sin embargo, no sabían que José los