tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS Éxodo 31:12-18 DÍA DE REPOSO COMO SEÑAL (Éxodo 31:12-13) El último mensaje que Dios le habló a Moisés antes de entregarle las Tablas de la Ley fue acerca del día de reposo. El Señor le dijo que el hecho de “guardar el día de reposo” (heb. Shabat) serviría como una señal: “Santificar” (heb. Kadash) significa: apartar para un propósito especial. Guardar el día de reposo es una señal que marca la diferencia entre el Pueblo de Dios y las demás naciones. A continuación, Dios expresa cuán en serio Él toma el día de reposo: (Éxodo 31:14-15) Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá... Tal vez suene demasiado drástico la pena de muerte, pero si Dios lo dijo, es porque es simple, “la paga del pecado es muerte” (Ez 18:4; 32:12; Rom 6:23) si esta es una ley, la trasgresión de esta ley (1 Jn 3:4) es pecado. En este mensaje, hay una gran lección espiritual: En el mandato sobre el día de reposo hay una revelación de la obra redentora del Mesías: Así como los israelitas le fallaron a Dios con el pecado del Becerro de Oro, también todos los creyentes le hemos fallado a Dios, aún después de ser salvos por fe. La Biblia dice que “no hay nadie justo, ni aún uno” (Rom. 3:10; Ecl. 7:20). También dice que “la paga del pecado es muerte”; y ante esto, todos merecemos morir. Pero, por su gracia, Dios nos perdonó (Rom. 6:23); sin embargo, el Señor no nos perdona para que cada uno haga lo que quiera, sino que nos da otra oportunidad para regresar a Él y vivir como Él manda. Pablo lo explica de la siguiente manera: (Romanos 6:15-18) Y más adelante sigue diciendo: (Romanos 6:22-23) Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios,
Éste es nuestro reposo: saber que la salvación es regalo de Dios, ya que nosotros no podemos alcanzarla por mérito propio, pero eso no anula su ley, sólo nos permite regresar sin recibir el castigo que merecemos, porque Cristo ya lo llevó para que se hiciera justicia. Ahora siendo salvos Dios nos manda que hagamos nuestra parte (“seis días trabajarás”), pero al final de todo descansamos en el conocimiento que nuestra salvación no depende de que seamos perfectos, sino de la bondad de Dios (“el séptimo día decansarás”). Por eso Jesús dijo que “nuestra carga es liviana”. (Mateo 11:28-30) En la tradición hebrea, se identifica la Torá (la Ley de Dios) como “el yugo” que deben llevar todos los que pertenecen al Pueblo de Dios. Jesús tomó esta idea como referencia para explicar que, aunque llevemos este “yugo de obediencia”, la carga no es pesada porque nuestra salvación no depende de que seamos “perfectos” sino por la gracia de Dios—y éste es nuestro reposo. (Gal. 2:16; Gal.3:11; Fil. 3:9; 2 Cor. 5:21). Esta es la revelación que recordamos, repasamos y celebramos en el día de reposo (heb. Shabat). Cristo es nuestro reposo (Heb 4), pero como todo cumplimiento espiritual del mandamiento, eso no anula el mandamiento físico, de otra manera no sería perpetuo. PACTO PERPETUO (Éxodo 31:16-17) La señal del día de reposo no era sólo para los israelitas que atravesaron el desierto en camino a la Tierra Prometida. Los siguientes versículos señalan que el Shabat es parte del Pacto perpetuo, eterno, para ser guardado de generación en generación. El profeta Isaías señala que el día de reposo también servirá como señal de la fe para los extranjeros que crean en Jehová como su Dios. (Isaías 56:6-7) El Día de Reposo (Shabat) es la señal eterna que Dios estableció para aquellos que entren en Pacto con Él. Finalmente Dios le entregará a Moisés las Tablas del Testimonio, (Éxodo 31:18), Habiendo el pueblo aceptado por fe entrar el pacto con Dios, lo que sigue es firmar el contrato matrimonial. La primera mención del día de reposo (heb. Shabat) está en Génesis. (Génesis 2:1-3) Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. (2) Y acabó Dios en el séptimo día su obra que había hecho, y
reposó (heb. Shabat) en el séptimo día de toda su obra que había hecho. (3) Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó (heb. Shabat) de toda su obra que Dios había creado y hecho. Luego de haber creado todo, el Señor “reposó”. ¿Acaso esto quiere decir que Él estaba cansado? Sabemos que no es así, ya que Dios no se cansa. (Isaías 40:26-31) Dios no reposó porque estuviera cansado, sino porque la obra que se propuso hacer ya estaba completa. Ya no había nada más que agregar. Todo estaba perfecto tal como lo había hecho. La obra “completa” de Dios va más allá de lo que nos imaginamos. Dios no sólo acabó de crear lo pasado, sino que también el futuro. ¿Cómo se sabe esto? Porque lo que Dios comienza, lo termina. Tal vez a nosotros nos cueste entender esto, porque estamos limitados por el tiempo, pero Dios no lo está. Él trasciende el tiempo, y todo lo que hace es eterno. Para Él, el futuro ya está hecho. No es casualidad que en la Biblia hay un gran paralelo entre Génesis y Apocalipsis. Donde comenzamos, allí terminamos. Desde el principio, Dios no sólo creó lo que era en ese momento, sino también lo que será. Por eso, cuando acabó Su obra, Él reposó. No había nada más que hacer. Todo estaba hecho. Desde el principio, Dios diseñó el final de los tiempos, y todo lo que sucede en medio. Dios no se ha desentendido del mundo. Él está en control de todo. Qué tranquilidad debería traernos saber que Dios hizo su obra perfecta, y que la terminará. ¿Qué mejor reposo podemos tener sabiendo que Dios está en control? (Salmo 138:8) El SEÑOR cumplirá su propósito en mí; eterna, oh SEÑOR, es tu misericordia; no abandones las obras de tus manos. (Filipenses 1:6) …estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. DÍA BENDITO Y SANTIFICADO Desde esa primera semana de la creación, Dios bendijo el séptimo día y lo santificó (Gen. 2:3). Es un día bendito, el más especial de la semana. En hebreo, este es el único día que tiene nombre: “Shabat” (lit. reposo, descanso). Los demás días se les conoce por su número: día uno (domingo), día dos (lunes), etc. Dios también santificó el Shabat, es decir, lo apartó para un uso especial. ¿Para qué apartamos el séptimo día? Es un día que Dios escogió para conectarse con sus hijos. Es una cita que Él hizo con nosotros. Es un día de puertas abiertas que conectan la Tierra con el Cielo (Eze. 46:1). ¿Quién no quisiera asistir a tan privilegiada invitación? Luego de hacer nuestro trabajo toda la semana, debemos detenernos y recordar que Dios está en control de todo. Aunque las