Boletin 22 16

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COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS Éxodo 33 EL PERDÓN DE DIOS Y SU GLORIA DE DIOS (Ex. 32:30-32) Tras el pecado del Becerro de Oro, Moisés subió de nuevo al Monte Sinaí para buscar el perdón de Dios para el pueblo Él no sólo iba a pedir misericordia, sino que estaba dispuesto a que su nombre fuera borrado del libro de la vida con tal que el pueblo fuera perdonado. Dios no aceptó esa “oferta”, explicando que cada hombre debe pagar por su propio pecado (Ex. 32:33-34; Eze. 18:4). Dios respondió diciendo que Él cumplirá Su promesa. Aunque el pueblo hubiera fallado al Pacto, Dios asegura que cumplirá Su parte: llevarlos a la Tierra Prometida. (Éxodo. 33:1-3) Aunque Dios aseguró que los llevaría a la Tierra Prometida, Moisés notó un grave inconveniente: Dios no iría con ellos. Y el Señor explica la razón: “no sea que te consuma en el camino” (33:3). Esta expresión no es “por rechazo” sino “por gracia”, ya que la santidad de Dios hubiera acabado con ellos debido a su pecado. La Biblia describe a Dios como “fuego consumidor” (Deu. 4:24); el Señor quema lo malo, lo que no sirve (la paja y la hojarasca), pero al oro y a la plata los purifica (1 Cor. 3:11-13; Malaquías 3:2-3; Zac. 13:9; 1 Ped. 1:7; 4:12). Por eso, Dios decidió alejarse, para no destruirlos sino darles la oportunidad de restauración. LAMENTO DEL PUEBLO (Éxodo 33:4) El pueblo lamentó la noticia, y lo manifestaron como una pérdida, visitiendo de luto y quitándose los adornos (heb. “Adiy”: accesorio, atavío, ornamento, gala). El pueblo sintió el pesar, pero fue Dios quien les instruyó a quitarse los adornos: (Exo. 33:5-6) ¿Por qué Dios dio la instrucción referente a los atavíos? En la Biblia, los atavíos se relacionan con los adornos que usaban las novias en el día de su boda. (Jeremías 2:32) ¿Se olvida una virgen de sus adornos, o una novia de su atavío? Pues mi pueblo me ha olvidado por innumerables días. Ap 19:8 dice que el vestido de la novia, sólo puede ser de lino fino, porque sus obras son justas. Este día Israel perdió el privilegio de vestir de

Como estudiamos en el capítulo 19, el pacto entre Israel y Dios se compara a un compromiso matrimonial. En ese pacto, Israel prometió fidelidad a Dios, y lo ratificaron con un pacto de sangre (Exo. 24). Pero cuarenta días después le fallaron a Dios adorando al becerro de oro (Exo. 32). El profeta Jeremías lo describe como: “el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová” (Jeremías 31:32). Israel le falló a Dios como una novia infiel a su marido. Y ahora Dios les pidió que se quitaran sus atavíos y adornos, porque ya no podían fingir ser una novia pura. NOTA: Esto sucedió en la primera fiesta de Pentecostés/Shavuot, la ley de Dios descendía en tablas de piedra, pero por su pecado 3000 hombres murieron, 1500 años después en la misma fiesta el espíritu Santo descendió a escribir la ley de Dios en el corazón de los creyentes y 3000 hombres pasaron de muerte a vida (Hec 2). TIENDA FUERA DEL CAMPAMENTO Como una señal de la distancia que Dios puso entre Él y su pueblo, Moisés trasladó la tienda de reunión fuera del campamento. (Éxodo 33:7) En este momento aún no había sido construido el Tabernáculo según el modelo divino, pero si existía una tienda que Moisés apartó para orar. Esta se conoce en hebreo como: Ohel Moed, que literalmente significa: “tienda de reunión o cita”. Éste era el lugar donde Moisés se encontraba con el Señor (y en ocasiones especiales, el Señor lo llamaba a que subiera al Monte para hablar con él). El texto nos hace pensar que esta tienda estuvo un tiempo dentro del campamento, pero a partir de ese momento Moisés la sacó fuera. (Éxodo 33:8-10) Cuando Moisés quería hablar con Dios, él se dirigía a la Tienda de Reunión, y el pueblo notaba cuando lo hacía. CARA A CARA (Éxodo 33:11) La relación que Dios tenía con Moisés era muy especial. La Biblia la describe así, Moisés hablaba con Dios cara a cara. La expresión “cara a cara” significa: en persona, frente a frente. Sin embargo, esto no debe ser tomado literalmente porque la Biblia dice que nadie puede ver el rostro de Dios y vivir. (Éxodo 33:20) Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Cuando Moisés entraba ante la Presencia de Dios, descendía una nube densa. De esa forma, él podía ver el resplandor de su gloria, pero la espesura de la nube lo protegía para que no muriera. Hasta que no

seamos transformados y preparados para estar en Su presencia pura, lo que podemos ver del Padre es a Su Hijo (Colosenses 1:15; Hebreos 1:3). (Juan 1:18) “Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito de Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer.” (2 Corintios 4:6) Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Juan 14. Jesús le dijo a Felipe, que si le había visto a él, había visto al Padre. PETICIÓN DE MOISÉS Moisés estaba muy preocupado por la idea de que Dios no fuera con ellos en el camino hacia la tierra prometida. Teniendo esto en mente, él fue a la Tienda de Reunión para hablar con Dios, (Éxodo 33:12a) Dios había instruido a Moisés que llevara al pueblo hasta la Tierra Prometida, y le ofreció que el Ángel del Señor los guiaría (Exo. 32:34). Sin embargo, hasta el momento Moisés no sabía quién era ese ángel, y pidió que se lo presentara. Por otro lado, Moisés trató de apelar la decisión del Señor: (Éxodo 33:12b-13) Moisés sabe que la justicia no está del lado del pueblo, ya que ellos fallaron. Pero él apela a la “gracia” de Dios (palabra que repite tres veces en este párrafo). “Gracia” en hebreo es: Jen, que también se traduce como: favor, aceptación, bondad. Desde la perspectiva hebrea, Jen o gracia representa “un campamento”, el lugar de refugio, cuando recibimos “gracia”, lo que estamos recibiendo es la oportunidad de estar en la tienda del Padre donde hay refugio, alimento, protección y vida. Moisés apela al entendido que él “ha hallado gracia ante los ojos de Dios”, y por eso se atreve a pedir lo siguiente: a. Hazme conocer ahora tu camino, para que te conozca y halle gracia; b. Hazme conocer tu recompensa; c. Considera que Israel es tu pueblo, y no “de Moisés” (ya que repetidas veces, Dios había dicho a Moisés que el pueblo de Israel era “suyo”). Moisés no le está pidiendo a Dios que haga a un lado su justicia con tal de perdonar el pecado del pueblo. Más bien, lo que él pide es que el Señor le muestre su voluntad en esta situación. Y esta petición la hace también a favor de todo el pueblo. Un Salmo de David refleja perfectamente la oración que aquí hizo Moisés: (Salmo 25:4-14) Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas... Tanto David como Moisés reconocen que en su misericordia, Dios no puede dejar de ser justo. Si Dios perdona a su pueblo no es para que sigan haciendo lo que quieran, sino para darles otra oportunidad de rectificar. Jehová es perfecto en justicia y en misericordia—y eso es lo que a veces nos cuesta entender. La respuesta de Dios es la siguiente: (Éxodo 33:14) Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. (Éxodo 33:15-16) Podríamos suponer que esa respuesta sería


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