07/Oct./2018, 22/40
ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Compartir para vivir; Vivir para servir; Servir para exaltar.
La palabra oración viene del verbo hebreo “Palal”, que puede traducirse como «orar, interceder, mediar, juzgar». ” Los pictogramas muestran una boca y dos cayados: El cayado representa, dirigir o autoridad y la boca representa el habla. Entonces “orar es dirigir la súplica a la autoridad”. Este verbo, que se encuentra tanto en hebreo bíblico como moderno, aparece 84 veces en el Antiguo Testamento. El propósito de orar no es impresionar a la gente, sino humildemente llevar a Dios nuestra petición para que juzgue y haga su voluntad. Por eso, Jes?s dijo: (Mateo 6:6) Mas t?, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que est? en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensar? en p?blico. Los religiosos en el tiempo de Jesús, oraban para que los demás los vieran y admiraran, y esa era la forma como atraían la recompensa de ser aplaudidos por los hombres, si eso es todo lo que necesitas, pues es lo que obtendrás, pero si deseas el favor de Dios, entonces la instrucción es: entra en tu lugar secreto, sin testigos, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto, y entonces Él te dará la recompensa pública, que será evidentemente su respuesta a tu petición. Jes?s se?aló otro error que la gente com?nmente comete cuando est? orando: (Mateo 6:7-8) Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrer?a ser?n o?dos. No os hag?is, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pid?is. Vanas repeticiones no se refiere a una petición que se reitera, sino al balbuceo desprovisto de sentido, y a las largas oraciones que confunden la piedad con la verbosidad vacía. Tanto en el juda?smo como en otras religiones (Jes?s menciona las religiones de los gentiles o de las naciones) se usan oraciones prefabricadas para facilitar a la gente el ejercicio de orar. Lamentablemente eso sólo ayuda a cumplir un rito. La oración no debe ser vista como “una penitencia” que debemos cumplir para obtener el favor de Dios; m?s bien, la oración debe fluir como una conversación natural, pues el propósito es conectarse con Dios. No uses repeticiones vacías ni palabrería elocuente, piensa, no puedes sorprender o manipular a Dios, escúchate cuando oras, estás repitiendo rezos prefabricados, como si fueran frases mágicas para hacer tus sueños realidad, eso es brujería, la oración de fe es consciente, se alinea al pensamiento de Dios, porque no oramos para que Dios se entere de lo que necesitamos, porque Él lo sabe todo. Cuando oramos estamos reconociendo que tenemos necesidad de Él, que dependemos de Él, y aún nos disponemos a escuchar su voz para que nuestra petición sea corregida.
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Si el resultado de tu relación con Dios no es un amor sincero, puro e íntegro, si las personas no te reconocen por ser amoroso aún cuando los corriges, no has entendido, estás haciendo ruido (1 Cor. 13) y necesitas diligentemente buscar la verdad en la Escritura y practicarla en humildad. Pedro 1:22 Habiendo sido santificadas sus almas ««por la obediencia a la verdad»», sean llenos de un ««amor sin hipocresía»», para que se amen unos a otros de ««corazón puro e íntegro»»
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COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS MATEO 6:1-18 DAR, AYUNAR Y ORAR Jesús ofrece tres ejemplos específicos sobre cómo nuestra práctica de la piedad debe ser diferente de las prácticas externas de los fariseos. El principio general válido para el creyente es que el motivo de observar la ley (hacer justicia), es agradar a Dios y no recibir alabanzas de los demás. Jesús enfatiza que no sólo basta con “hacer algo bueno”, sino también cuenta la intención. El Señor marca la diferencia entre hacer las cosas para los hombres o para Dios: (Mateo 6:1) Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Para ilustrarlo, Jesús menciona tres acciones que todo buen creyente hace: dar al necesitado, ayunar y orar. En las tres instancias, el Señor nos lleva a meditar sobre la intención del corazón: si lo hacemos para quedar bien con los hombres o por amor a Dios (Efe. 6:6-7; 1 Tes. 2:4). a. Cuando den al prójimo: La ley de Dios ordena apartar las esquinas de la cosecha de nuestro campo para los necesitados, no es una sugerencia es un mandamiento. (Lev 19:9-10) Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios. Pero no todos eran campesinos, el carpintero, el mercader, el que hacía tiendas, el herrero, el artesano y el constructor, ofrendaba económicamente una parte de sus ganancias, esto es lo que significa “hacer justicia”, en todo hogar judío vas a encontrar una caja como una alcancía que por fuera dice “tsedaká”, que significa “justicia”, para darle al pobre, porque es lo correcto, siempre habrán pobres, y de acuerdo a la Palabra de Dios es nuestra responsabilidad guardar para el necesitado, si no estás apartando de las esquinas de tu ganancia para darle al que tiene menos, no estás cumpliendo el mandamiento, porque no es rico, el que tiene más que tu; tú eres rico, si alguien tiene menos que tú.
En tiempos de Jesús, en los patios del Templo se colocaban cajas de ofrenda para los necesitados, que se conocían en hebreo como: Shoforot, por su forma parecida al Shofar, el cuerno que sirve como trompeta. Estas tenían esa forma cómo una trompeta de metal que se iba angostando, para evitar el robo, porque sí, aunque no lo creas, había gente que entraba al Templo a robar. A la gente le gustaba dejar allí sus ofrendas para los necesitadas por comodidad, pero otros lo hacían para hacerse buena fama delante de todos. Los piadosos envolvían en tela sus monedas para evitar el ruido, pero los ostentosos, dejaban caer las monedas desde lo alto, para que escucharan “cuán generosos estaban siendo”. (Mateo 6:2) Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Nuevamente observa Jesús no está quitando el mandamiento, lo está engordando, no está explicando cómo se practica espiritualmente el mandamiento de dar al pobre. Hipócritas, (hupokrites Strong #5273): En los días bíblicos, los actores se cubrían el rostro con una máscara, la cual incluía un dispositivo para amplificar la voz. Como los dramas se ejecutaban a través de preguntas y respuestas, la palabra que describe el diálogo era hupokrinomai, replicar o contestar. Hupokrites es el que desempeña un papel en el drama, lee el guión o libreto, o el que monta un acto teatral. El hipócrita esconde sus verdaderos motivos debajo del disfraz que oculta su verdadera faz. En Proverbios se hace referencia a esta costumbre de divulgar en público la ayuda al necesitado: (Proverbios 20:6) Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará? Jesús nos lleva a hacer la pregunta: ¿Cuál es la motivación que nos lleva ayudar al prójimo? ¿Acaso estamos buscando hacernos buena fama delante de los hombres, o simplemente deseamos ayudar al necesitado, compartiendo lo que Dios nos ha dado? Si realmente queremos ayudar y ser obedientes al mandamiento (porque los mandamientos no son sugerencias, son instrucciones para nuestro bien), sólo tenemos que mirar a la derecha o a la izquierda, y nos daremos cuenta que encontraremos siempre personas con necesidad. Jesús enseñó que no tenemos entregar nuestra ofrenda para que todos nos vean, sino que es mejor hacerlo sin que nadie se entere. (Mateo 6:3-4) Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Si la razón de la generosidad es buscar el aprecio de los hombres, esa admiración será la recompensa; pero si lo hacemos para agradar a Dios, recibiremos la recompensa de Él (Prov. 19:17; Prov. 11:24-25).
b. Cuando ayunen: Jesús enseña que cuando ayunemos, no lo hagamos de la siguiente manera: (Mateo 6:16) Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. En la Escritura no hay un mandamiento específico que nos ordene ayunar ciertos días de la semana, del mes o del año, lo que significa que es algo voluntario. Entonces ¿por qué deberíamos siquiera considerar ayunar, si no es un mandamiento? Por la simple razón, que los hombres piadosos de Dios lo practicaron, y porque nuestro Mesías lo hizo (Mateo 4), y si debemos ser imitadores de Cristo, es importante añadir a nuestra vidas las disciplinas espirituales que nos ayuden a llegar a su estatura. 1Jn. 2:6 “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. Est 4:3 “Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos”. En la historia de la reina Esther vemos que todo el pueblo ayunó para rogarle a Dios por sus vidas, la palabra ayuno en hebreo es (tsom), y los pictogramas antiguos son: Leyendo de derecha a izquierda, tenemos la letra “tsadi”, que representa a un hombre recostado, después tenemos la letra “vav” que representa una “estaca”, que sirve para sujetar una tienda, y finalmente tenemos la letra “mem”, que representa “agua”. Entonces ayunar concretamente significa: “Hombre sujetando su sed”. La raíz primaria de esta palabra es “Tsum” y significa “Cubrir la boca”. Entonces propiamente ayunar significa sujetar el deseo de comer y beber, básicamente involucra abstenerse de alimento. El propósito del ayuno no es impresionar a la gente, sino someter la carne, afligirla para acercar nuestro corazón con el corazón de Dios. (Mateo 6:17-18) Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. El ayuno es un ejercicio espiritual que debe hacerse con la motivación correcta, Jesús asume que no vamos a hacer, el está contemplando que es una disciplina que es parte de la vida del creyente, así que si el ayuno es una práctica voluntaria, nos recuerda que no tiene el propósito de sacarle a Dios lo que queremos para que “Él haga nuestra voluntad”; más bien, es un acto de humildad delante de Dios para buscar Su voluntad divina. De esto habla el profeta Isaías: (Isaías 58:3-6), y tampoco es para presumir nuestra piedad, es un acto privado, entre Dios y el adorador, que se presenta como sacrificio vivo, buscando la voluntad de Dios, jamás lo hace para impresionar a otros, de otra manera esa es toda la bendición que obtendrá. c. Cuando oren: El otro ejemplo que Jesús da es sobre la oración. Primero señala cuál es la motivación incorrecta para orar: (Mateo 6:5) Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque