14/Oct./2018, 22/41
presenta un ejemplo de lo que generalmente preocupa a todos y nos puede quitar la paz: (Mateo 6:25) Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Compartir para vivir; Vivir para servir; Servir para exaltar.
Jesús menciona las necesidades básicas de todo individuo: alimento y vestido. Nos lleva a apreciar que la preocupación por estas cosas es equivalente a: no confiar en Dios. Con esto no quiere decir que no nos “ocupemos” por cubrir nuestras necesidades básicas; más bien, el Señor nos dice que “no nos afanemos”. “Ocuparse” es equivalente a hacer lo que uno tiene que hacer, es decir, trabajar. Esto es muy diferente a: “preocuparse”, que es inquietarse o angustiarse de antemano por algo que aún no ha sucedido. Lo delicado de la “preocupación” es que es mala consejera, y nos lleva a tomar malas decisiones—no basadas en lo que Dios dice sino en lo que nosotros creemos que nos conviene. Allí está el meollo del asunto. NO OS AFANÉIS En esta sección del Sermón del Monte, Jesús repite cuatro veces que no nos afanemos. (Gr. merimnáo: estar preocupado, ocupado con anticipación) La “preocupación” es el sentimiento de inquietud, temor o intranquilidad por una situación determinada. Según esta definición, la preocupación depende de las circunstancias. Pero lo que Jesús dice es que debemos ponernos “sobre” las circunstancias. (Mateo 6:26-32) Tal vez se pregunten: Ante la incertidumbre, ¿cómo puede uno dejar de preocuparse? Jesús da la respuesta: Confiando en Dios. Esto no se refiere a una “fe ciega” que quiere creer cualquier cosa, sino a la fe en lo que Dios ha dicho y en quién es Él. “Confiar en Dios” no es esperar que Él lo haga todo, mientras que uno se queda con los brazos cruzados; es conocer la voluntad de Dios, y hacerla. (Mateo 6:33) El Señor quiere que hagamos nuestra parte, y Él hará la suya; nosotros debemos trabajar y hacer lo correcto, y Él dará la gracia y la bendición. Esto es “buscar el Reino de Dios y Su justicia”. Él dice yo me ocupo de tus necesidades mientras tu haces lo correcto, mientras tu me obedeces, yo cuido tus espaldas. El Señor nos insta a que busquemos el Reino de Dios, es decir, a aprender cómo se vive según el orden de Dios. En el Reino hay Rey, pueblo y una constitución. (Deu. 12:28) Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre. Si cumplimos con nuestra parte, tenemos la seguridad que Dios cumplirá con la suya; por lo tanto, no tenemos por qué preocuparnos por el mañana. (Mateo 6:34) Esto requiere de fe, pero ¿acaso no es eso lo que Dios espera de nosotros? (Heb. 11:6). Nuestra confianza no debe estar puesta en nosotros mismos, sino en Dios, sabiendo que Él es bueno y justo, y todo está bajo Su control.
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Hch 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Después de escuchar una enseñanza o una predicación, no te conformes, revísala, escudriña, examina, haz preguntas y asegúrate que está conforme a la Escritura.
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COMENTARIO PARA GRUPOS PEQUEÑOS MATEO 6:19-38 TESOROS EN EL CIELO El mundo se mueve por dinero, y los hombres se mueven por el afán por adquirir más posesiones. Pero en el Reino de Dios se nos enseña completamente lo opuesto, y de esto habló Jesús en el Sermón del Monte. (Mateo 6:19-21) ¿Dónde está tu corazón? ¿Qué consideras importante en tu vida? ¿A qué le dedicas la mayor parte de tu tiempo y atención? Las repuestas a estas preguntas te revelarán cuál es tu tesoro. El tema de las riquezas se ha prestado a mucha confusión, ya que algunos han interpretado las palabras de Jesús como si Él estuviera hablando mal de la prosperidad—pero no es así. Dios quiere que nos vaya bien y seamos prósperos (3 Juan 1:2; Deu. 10:13; Deu. 12:28; Sal. 1:3), pero lo que no quiere es que pongamos nuestra confianza en las riquezas en lugar de confiar en Él. Dios quiere que prosperemos, pero esa no debe ser nuestra meta. La prosperidad vendrá como fruto de la obediencia, del trabajo duro y honrado y la bendición de Dios, pero lo más importante es estar bien con Dios. (Pro 23:4) No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste. (1Ti 6:8 -9) Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; SERVIR A DIOS O A LAS RIQUEZAS (MAMÓN) El problema con las riquezas es que se convierten en un dios. A esto hizo referencia Jesús: (Mateo 6:24) La palabra que se traduce como “riquezas”, en griego es: “Mamón”, que literalmente significa: confianza o avaricia. Mamón era el nombre de un dios pagano del Medio Oriente. En Egipto, había una esfinge gigante dedicada a este dios, conocida como el “Coloso de Mamón”. En Grecia y Roma, su equivalente era el dios Plutón (cuyo nombre significa: enriquecerse). Ese dios también recibía el nombre de “Hades”, a quien se consideraba como el custodio de las abundancias de la tierra, además de ser el guardián del inframundo.
Mamón no es equivalente al “dinero”sino al ídolo. El dinero puede ser visto como un simple instrumento, pero lo malo es el “amor al dinero”. La pregunta con respecto al dinero es: ¿dónde está nuestro corazón? Cuando la riqueza se convierte en lo más importante, entonces servimos a Mamón, que es el espíritu de avaricia. (1 Timoteo 6:7-11) Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos. Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.
Job hizo la pregunta que todos debemos hacernos: ¿Dónde está puesta mi confianza…en Dios o en las riquezas? Si su confianza estaba en las riquezas, entonces él sabía que no estaba confiando en Dios. El mundo sirve al dios del dinero, pero los creyentes en el Dios Eterno estamos llamados a servirlo, a confiar en Él y a vivir como Él manda, siguiendo las virtudes del Reino de Dios (1 Tim. 6:7-11).
Todos debemos usar dinero tarde o temprano, pero Pablo nos exhorta a que evitemos caer en la trampa del amor del dinero. Cuando el dinero es un “ídolo”, éste se convierte en una fuerza que nos lleva a dedicar la vida y entregarla a la búsqueda del dinero, a cualquier costo.
OJO BUENO O MALO En la tradición hebrea, el concepto de “buen ojo” (heb. Tov (bueno) Áyin (ojo)) se refiere a alguien que es generoso. (Prov. 22:9) El ojo misericordioso (Tov Áyin) será bendito, porque dio de su pan al indigente.
El diccionario define la “codicia” como: el deseo excesivo de poseer muchos bienes y riquezas, si te enoja que otros tengan más que tu probablemente eres idólatra. El amor al dinero y el deseo insaciable de tener más y más es idolatría. (Proverbios 28:22) El hombre avaro corre tras la riqueza, y no sabe que la miseria vendrá sobre él. Mucha gente sacrifica principios y valores con tal de obtener ganancias. Esas riquezas vienen acompañadas de tristeza. (Proverbios 10:22) De principio a fin, la Biblia nos revela que Dios quiere bendecirnos y que prosperemos. Esto lo interpretamos como prosperidad material, pero es mucho más que eso: también es estar bien con la familia, emocionalmente, etc. Aun más importante que la bendición material es la espiritual. (3 Juan 1:2) Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. Aun la bendición que el Señor nos da no es para “acumularla” sino para usarla bien y compartirla. (1 Timoteo 6:17-19) A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a compartir, acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida. El Señor nos insta a que pongamos nuestra vista en las cosas eternas. Lo temporal se arruina y pasa, pero lo eterno dura para siempre. (Job 31:24-25,28) Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú; si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de que mi mano hallase mucho… Esto también sería maldad juzgada; porque habría negado al Dios soberano.
EL AFÁN DE LA VIDA Luego que Jesús preguntara si servimos a Dios o a las riquezas, Él habló sobre el miedo y el afán de la vida. (Mateo 6:25) Los temas del “amor al dinero” y el “afán de la vida” están vinculados, ya que ambos tienen como raíz principal el miedo. El espíritu de avaricia (Mamón) opera a través del miedo, creando inseguridad sobre el futuro y lo que pueda pasar. Luego de provocar miedo, Mamón ofrece “una solución”: alcanzar seguridad a través de la avaricia y la acumulación. Ganar dinero y acumularlo se convierte en el objetivo, en la meta y la pasión. Si uno vive para acumular, en lugar de disfrutar y compartir, entonces uno sirve a Mamón y no a Dios. Lo contrario a acumular es dar y compartir, y de esto ya habló Jesús, de dar, de ser generosos y hacerlo para Dios.
Por el contrario, cuando alguien tiene “mal ojo” (heb. Raáh (malo) Aáyin (ojo)), se refiere a alguien que es tacaño y poco generoso. (Deu 15:9) Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos (Raáh Áyin) a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. ¿QUÉ DIJO JESÚS DEL OJO? (Mateo 6:22-23) Esta es la explicación en torno al tema de las riquezas. La avaricia y codicia nos llevan a tomar malas decisiones en la vida. Por el contrario, un corazón generoso trae bendición. Pablo escribió: (Efesios 5:8-10) Andar en luz, tener un ojo bueno significa estar dispuesto a hacer justicia, a hacer los correcto cuando vemos necesidad, tener un ojo malo, es ser avaro: (Pro 23:6) No comas pan con el avaro (raáh áyin), Ni codicies sus manjares; (Pro 28:22) Se apresura a ser rico el avaro (raáh áyin), Y no sabe que le ha de venir pobreza. (2 Corintios 4:18) al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. ¿En dónde está puesta tu vista? ¿En dónde está puesta tu confianza? CONFIANZA EN DIOS En teoría, todos los creyentes dicen creer en Dios, pero la prueba de oro está en las decisiones diarias. A continuación, Jesús