Revista Iglesia en Jaén 456 (18 de abril de 2010)

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Carta del Director

Antonio Garrido de la Torre vicariodecomunicacion@diocesisdejaen.es

LA MEJOR PASTORAL VOCACIONAL ES EL TESTIMONIO Nuestra revista diocesana «Iglesia en Jaén» cumple veinte años. Es un dato que nos

llena de alegría porque desde la Vicaría de Comunicación seguimos creyendo en las bondades de este medio para informar y reflexionar sobre la actualidad de nuestra Iglesia del Santo Reino. Y aprovechando esta celebración cambiamos maquetación para hacer nuestra revista más atrayente y pasamos a tener todas las páginas a color. Esperamos que estas novedades sean de su agrado. En este número tan especial, además de reflexionar sobre la importancia de la evangelización a través de los medios, también les proponemos a nuestros lectores otro tema importante: las vocaciones. La jornada mundial de oración por las vocaciones es un buen momento para reflexionar sobre la alegría de sentirse llamado por Dios para vivir en el amor. La jornada sobre las vocaciones de este año trata un tema en el que nos jugamos mucho: «el testimonio suscita vocaciones». Y es verdad. Las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en muchas ocasiones tienen como aliciente en su origen el testimonio ilusionado de una persona que vive con alegría su entrega al Señor. Los jóvenes de hoy en día, tan reacios a largos discursos, son especialmente sensibles a los testimonios de personas que viven con coherencia su fe. Y no cabe duda que la mejor pastoral vocacional será la que surja de un convencimiento claro: viviendo con pasión el ministerio sacerdotal o la vida religiosa suscitaremos el interés de los que quieran seguir un estilo de vida que llena de felicidad.

Sigue la actualidad diocesana en:

EL ESPEJO Los viernes de 3 a 4 de la tarde

GLORIA Los domingos de 9,45 a 10 de la mañana

www.diocesisdejaen.es 2


MI FELICITACIÓN A «IGLESIA EN JAÉN» Veinte años es un periodo de tiempo suficientemente largo como para hablar de consolidación y madurez. Nuestra revista diocesana cumple dos décadas ofreciendo a los miembros de nuestra comunidad eclesial información puntual sobre la vida de la Iglesia de Jaén. Por eso podemos hablar de un medio de comunicación consolidado. Quiero a través de estas líneas felicitar a su director, a los colaboradores y a todos los que hacen posible que cada quince días estas páginas lleven a los lectores la actualidad diocesana. Y quiero expresar mi deseo de que este medio de comunicación diocesano sea apreciado como medio también de fomento de la comunión y corresponsabilidad entre todos los que pertenecemos a nuestra Iglesia de Jaén. Nadie ama lo que no conoce. Y conociendo más y mejor a nuestra diócesis, sus parroquias, delegaciones, movimientos, vida religiosa y todo lo que la conforma, podremos valorar y querer más a nuestra Iglesia diocesana. La revista «Iglesia en Jaén» viene realizando a lo largo de estos veinte años una gran tarea a la

hora de exponer la realidad diocesana en sus múltiples y variadas actividades. Leer sus páginas significa estar en la onda de la vida de la diócesis. Por ello creo que es necesario seguir potenciando su difusión en nuestras parroquias y movimientos, a la vez que valoro y alabo su difusión a través de la web diocesana, que con su actualización constante está consiguiendo ser la referencia más inmediata de la actualidad que genera nuestra Iglesia de Jaén. Expreso mi más cordial felicitación a nuestra revista «Iglesia en Jaén» al mismo tiempo que animo a nuestra Vicaría de Comunicación a perseverar en este gran empeño de llevar la Buena Noticia de Cristo a través de su labor en los distintos medios de comunicación. Con mi saludo y bendición,

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El Santo Padre, Benedicto XVI, ha escrito un precioso mensaje con motivo de la 47 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra el IV domingo de Pascua, domingo del «Buen Pastor», el 25 de abril de 2010. Esta jornada lleva como lema «El testimonio suscita vocaciones». El Papa afirma que «La fecundidad de la propuesta vocacional depende primariamente de la acción gratuita de Dios, pero, como confirma la experiencia pastoral, está favorecida también por la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo». El Papa comenta tres aspectos importantes de la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada: la amistad con Cristo, el don total de sí mismo a Dios y vivir la comunión. Y dice: «Todo presbítero, todo con4

sagrado y toda consagrada, fieles a su vocación, transmiten la alegría de servir a Cristo, e invitan a todos los cristianos a responder a la llamada universal a la santidad. Por tanto, para promover las vocaciones específicas al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa, para hacer más vigoroso e incisivo el anuncio vocacional, es indispensable el ejemplo de todos los que ya han dicho su «sí» a Dios y al proyecto de vida que Él tiene sobre cada uno. El testimonio personal, hecho de elecciones existenciales y concretas, animará a los jóvenes a tomar decisiones comprometidas que determinen su futuro. Para ayudarles es necesario el arte del encuentro y del diálogo capaz de iluminarles y acompañarles, a través sobre todo de la ejemplaridad de la existencia vivida como vocación». En este número de «Iglesia en Jaén» reflexionamos sobre la vocación al sacerdocio, a la vida religiosa y al matrimonio con tres testimonios.


Jesús Diez del Corral Navío Párroco de Santa Elena y Aldeaquemada Este fue el lema que escogí de cara a la ordenación sacerdotal y que resume el estilo pastoral de Jesús, Maestro y discípulo, y la actitud que el sacerdote debe tener para consigo y los demás desde el ministerio. Fui ordenado sacerdote el 1 de julio de 2006 junto con otros cuatro compañeros en la Catedral de Jaén. Esa fecha marcó un antes y un después en mi vocación, puesto que a lo largo de los años el Señor ha ido marcando el camino por el que uno percibe su llamada a distintos estados de vida en su Iglesia, en mi caso la vocación sacerdotal, que marcará el resto de mi vida en el seguimiento radical de Jesús resucitado. Uno no siente la llamada de Dios «de repente». Es un largo pero apasionante proceso en el que, por medio de distintas mediaciones y en distintas etapas, captas la vocación de seguir a Jesús y servirle por medio de su Iglesia. En mi caso, el Señor pasó por mi «mar de Galilea» particular, que eran unos estudios universitarios, una vida cómoda, con los amigos de un joven normal y el calor de una familia, y me llamó a ser «pescador de hombres», a fiarme de Él y ser su testigo. La decisión de entrar en el Seminario la tomé por un Camino de Santiago que caló hondo, que me hizo pensar y rezar, dis-

LA VOCACIÓN AL SACERDOCIO: SEGUIR A JESÚS Y SERVIRLE EN SU IGLESIA

cerniendo si el sacerdocio era el camino que el Señor quería en mí. Una decisión inicial que confieso fue arriesgada, pero me dejé guiar por el Espíritu, que ha ido marcando mi vocación. Durante los siete años que he estado formándome en el Seminario, se va madurando esa decisión inicial junto con otros compañeros que pasan por las mismas ilusiones y dificultades que tú, además que te animan en el camino que vas a emprender, junto con la mirada atenta de formadores y profesores, y demás sacerdotes y mediaciones anónimas que ayudan directa o indirectamente en el caminar vocacional. Y esa vocación inicial la Iglesia la ratifica mediante la imposición de manos del sucesor de los apóstoles y la oración común. Desde ese día entras a formar parte del sacerdocio ministerial, para presidir en nombre del Señor la comunidad encomendada y manifestar su amor por medio de los sacramentos y el trato cercano con los hermanos. En estos casi cuatro años que llevo desempeñando el ministerio sacerdotal, tengo que compaginar por un lado la formación académica ampliando estudios de licenciatura, y por otro la tarea de llevar dos parroquias. Una tarea compleja, puesto que quieres llevarlo todo por delante con ilusión, pero ves las dificultades y las limitaciones que tanto por la vida estudiantil te apartan de tus labores parroquiales, a la vez que las preocupaciones pastorales dilatan la culminación de los estudios con la tesina de licenciatura.

Pero a pesar de las dificultades en el ministerio, la vida sacerdotal es apasionante. El secreto para ser feliz como sacerdote a mi modo de ver recae en fomentar la vida espiritual y pastoral. La oración y contemplación es fundamental en mi vida sacerdotal, tanto a nivel personal, conociendo y amando mejor a Dios por medio del estudio, así como comunitariamente con la celebración de la Eucaristía, en especial los domingos en mis comunidades. La vida espiritual y litúrgica hace que sea Cristo el centro de mi vida, y pueda mirar mi vida y ministerio con los ojos del Resucitado. Esta vida espiritual te lleva a una vida pastoral, concretamente con las visitas y el trato a los enfermos y la catequesis como tareas que no se deben descuidar. En ellas también descubro la huella de Jesús manso y humilde en los hermanos más necesitados, los ancianos y niños principalmente. A pesar de mis pecados y limitaciones, el sacerdote es el icono del amor y misericordia de Dios en medio de su pueblo. Animo desde este artículo a los que se sientan de algún modo interrogados por la vocación sacerdotal a que abran su corazón al Amor de Dios para descubrir su llamada en medio de su vida y puedan responderle generosamente. También pido que recemos por las vocaciones sacerdotales y por la santificación de los sacerdotes en este año sacerdotal. 5


LA VOCACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA: CONSAGRACIÓN A DIOS PARA ENTREGARME A MIS HERMANOS Mª Carmen Liébana Benítez, s.m.r. Nuestra fundadora, Beata María de Jesús, quiso siempre superar los obstáculos de la vida para conseguir un solo objetivo: ser toda para Dios, o en sus propias palabras: «Maestro, Tú sólo en mi vida». Esta es la consigna que me ha conducido desde los inicios de mi vocación a consagrarme del todo a Dios para servir a mis hermanos, teniendo al Señor como el único motor y centro de mi vida. Así, hoy entiendo que debo vivir el relativismo actual, pero al contrario. Es decir, en lugar de pasar de todo lo que es y viene de Dios y su Iglesia, yo paso de todo lo que se nos ofrece hoy que no me lleve a amar más a Dios en las personas que encuentro en mi camino, rotas en su dignidad, en su enfermedad, en sus pobrezas psíquicas y materiales… Esta es mi vocación y la de toda persona consagrada. En mi caso, un día, hace ya más de 25 años, seguí el mandato de Jesús: «rema mar adentro y echa las redes para pescar…» y yo le dije: no veo todavía nada claro pero, «más que porque tú lo dices, echaré las redes» (Lc 5, 4-5). Y las eché, con plena confianza en quien me lo pedía, y hasta ahora siempre ha estado conmigo, llenando con creces mi red. Sí, sólo hay que abandonarse en sus brazos y descubrir su ternura con la que desde el vientre de mi madre ya me amaba. Esa es mi experiencia, que mientras más te adentras en Él y le dejas hacer, sien-

tes que realmente te lleva, te acompaña. Su gran manifestación en mi vida fue salirme a mi encuentro a través de una comunidad religiosa que respondía a todas mis expectativas que andaba buscando, consagrarme a Dios, pudiendo llevar una vida «mixta», sí, de bastante oración y a la vez, estar inserta en el mundo de forma activa… Estas hermanas resultaban pertenecer a la Congregación de María Reparadora, que yo no conocía de nada anteriormente, ya que en la diócesis de Jaén no existía ninguna comunidad con ese nombre. Así es el misterio de la vocación religiosa y los caminos insondables del Señor, que ofrece a cada persona aquello que mejor le va. Desde entonces soy reparadora y pertenezco a una comunidad de inserción en el barrio de Córdoba que llaman «el campo de la verdad» donde se encuentra la parroquia de Jesús Divino Obrero, con la que compartimos misión. Intentamos vivir nuestro carisma de Reparación al estilo de María desde la acogida y la sencillez, amando sin medida y mostrando la gran ternura con la que Dios ama a toda persona. Nos sentimos impulsadas a vivir en medio de nuestro barrio la misión que la Iglesia nos confía: amar a Cristo y hacerle amar con nuestro testimonio; conocerle y darle a conocer a través de catequesis parroquiales, asambleas familiares…; adorarle y hacerle adorar desde la Adoración Eucarística, que Él sea el Señor de todo; y estando sensibles a todos los acontecimientos para llevarlos a la oración e ir respondiendo a las llamadas cotidianas que se nos hacen.


Así, creemos que allí donde haya un hermano o hermana sufriente, hay un lugar para la reparación. Queremos acompañar como María hizo al pie de la Cruz, a las personas que nos rodean, en sus tristezas y en sus alegrías, en los niños, jóvenes y adultos. Agradezco al Señor tanto bien recibido por la gracia de la vida comunitaria, donde he podido aprender que la fe ha de vivirse en comunidad, y cómo ayudan las hermanas a crecer en madurez y desprendimiento para ser cada vez más para los demás. Mi agradecimiento al Señor de hacerme sentirme tan bien como miembro de su Iglesia Católica, tan universal. Por la acogida que he experimentado en los lugares que Él me ha enviado, en mi contacto con personas diferentes y en las parroquias. Siempre he tenido conciencia de que he recibido y aprendido mucho más de lo que mi persona haya podido aportar. Ahora estoy en Jaén por motivos familiares, he vuelto a mi tierra provisionalmente. En este tiempo vengo colaborando en la Parroquia de San Miguel, donde he encontrado espacio para realizar mi carisma a través de un compartir la fe en un grupo de oración semanal, y aprendiendo de las personas impedidas y enfermas, a las que humildemente el Señor, se vale de mi persona para hacerles llegar la Eucaristía semanalmente. Así que aquí me tenéis, a vuestro servicio. Os digo que si Él os llama, no temáis, y recordad: «echad las redes». No os arrepentiréis nunca, porque «el que os ha llamado es fiel» (1 Tes 5, 24).

ORACIÓN SACERDOTAL DEL JOVEN ¡Señor! Antes quiero ser que tener. Ser libre y responsable en mis respuestas, porque Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Sé que me conoces y también yo quiero conocerte. Sé que me amas y también yo quiero amarte. Sé que me esperas y también yo quiero llenarme de tu esperanza. Háblame en lo más íntimo de mi corazón y que sepa, de tu mano, escucharte y responderte. Quiero poner mi vida en tus manos y que Tú dispongas de mi existencia para que, por mí, sigas abrazando a la humanidad. Quiero hacer un pacto de amistad contigo. Enséñame y ayúdame a ser generoso. Hazme hombre nuevo, sacerdote, para caminar contigo y mis hermanos, libre de cargas y lleno de amor. También a ti te lo pido, Santísima Virgen María, Madre de los sacerdotes. Que así sea. + Ramón, Obispo de Jaén


LA VOCACIÓN MATRIMONIAL: UNA LLAMADA AL AMOR

Me lamo Conchita. Estoy casada, felizmente casada y con cuatro hijos, el cuarto Juan, en el cielo disfrutando de la gloria eterna de Dios. Como en esta vida azarosa que llevamos no siempre tenemos tiempo para pararnos a pensar, he aceptado este ofrecimiento que me hacen desde «Iglesia en Jaén» como un buen medio para reflexionar sobre el matrimonio como llamada al amor y a la vida y sobre mi propia vocación matrimonial. En términos generales, creo que todos, desde pequeños, sentimos la necesidad del amor. El hombre y la mujer necesitan amar y ser amados. El amor se nos va revelando en los padres, en los hermanos, en los amigos, en el esposo o la esposa, en los hijos… Para los que creemos, Dios es el origen de todo amor. Cuando el pueblo de Israel cuenta los orígenes de la humanidad, reconoce que el amor existía desde el principio. Dios crea al hombre y a la mujer por amor y los ha llamado también al amor. La vocación al amor es la vocación fundamental de todas las personas, la llevamos inscrita en todo nuestro ser, en nuestro cuerpo y en nuestra alma. El matrimonio es una de las respuestas a esta vocación y se fundamenta en un amor peculiar: el amor conyugal. El amor hace crecer nuestro «yo» y el amor conyugal con mas razón. El amor conyugal es, sin duda, expresión sublime del amor humano. No hemos recibido el don de la vida para sobrevivir, sino para amar y ser amados, para crecer en ese amor, para ser transformados por ese 8

amor, para ser liberados y encontrar la felicidad. «Por eso dejara el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer» (Gn 2,24) A través del sacramento del matrimonio Dios purifica y eleva el amor del hombre y la mujer, uniéndolos en comunión perfecta, para llegar a la plenitud del amor humano. Un amor que debe ser incondicional, exclusivo, definitivo y para siempre. Orientado a crear vida. Tenemos que querernos como Jesús nos ama y enseña. Cuando he planteado el tema sobre la vocación matrimonial en mi ámbito laboral, la tertulia, además de ser muy interesante, se desarrolla más en torno a la convivencia entre parejas, que sobre la vocación en sí. El matrimonio se plantea más como un estado al que se llega porque en un primer momento conoces a una persona, hay una atracción física, un enamoramiento y después decides compartir tu vida con ella, tener hijos y formar una familia. Opinan que más que una vocación lo que hay es un compromiso, una responsabilidad En términos generales, todas las personas con las que he comentado este tema, hemos coincidido, cada uno según sus creencias, en la dificultad de la vida en común. El camino que hay que recorrer está lleno de dificultades porque es un amor humano y cambiante. Los primeros pasos en este camino –el enamoramiento- son sencillos. La dificultad está en hacer avanzar bien lo que comenzó bien. Querer compartir la vida, por completo y para siempre, construir juntos un hogar, tener hijos, compartiendo no solamente cosas, sino el corazón mismo, la intimidad, la propia libertad, decir me entrego a ti, te pertenezco, me debo a ti y esto mutuamente, es un camino largo y dificultoso en el que es necesario perseverar con fidelidad. Es una historia de amor, que se vive en libertad, y que implica responsabilidad. Es un compromiso por ambos, hombre y mujer que implica una aptitud de respeto hacia el otro aceptándolo tal como es, de perdón, de confianza mutua, de compartir, de paciencia, de entrega total, de correspondencia, de respeto a uno mismo para que te respeten, de perseverancia, de sacrificio, de saber recibir el amor que te dan, de aprendizaje permanente, de generosidad sin esperar nada del otro. Un camino, en definitiva, hacia la santidad, para el que se necesita preparación, y sobre todo amor, amor y más amor, pero un amor maduro. Decir: «te amo, porque te necesito, es muy distinto de decir te necesito, porque te amo». Reflexionemos todos los que, por voluntad de Dios, lo conocemos y sentimos la alegría de su amor, un amor incondicional, misericordioso y eterno, que no cambia y es perfecto, para que con nuestro testimonio y ejemplo de vida en el matrimonio, hagamos posible que todo el mundo conozca a Jesús, sienta su amor y de esa manera lo disfruten, compartiéndolo.


El Fin de Semana para Novios de Encuentro Matrimonial

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«IGLESIA EN JAÉN», TODO UN REFERENTE EN LA COMUNICACIÓN DIOCESANA Antonio Garrido de la Torre Director de «Iglesia en Jaén» Nuestra revista «Iglesia en Jaén» cumple veinte años, un periodo de tiempo lo suficientemente prolongado como para hablar de una realidad asentada, de un referente en la comunicación diocesana. Veinte años informando sobre lo que acontece en las instituciones, movimientos, delegaciones y parroquias de la diócesis con rigor y desde el amor a la Iglesia. A través de las miles de páginas de todos estos años, nuestros lectores han podido participar de los proyectos de la diócesis, de sus inquietudes pastorales, y han conocido directamente la opinión de nuestros obispos, pastores de nuestra Iglesia, a través de sus documentos y cartas pastorales. En las páginas de «Iglesia en Jaén» se han expresado multitud de vivencias, gozos, anhelos, problemas e inquietudes de los cristianos que pertenecemos a esta gran familia que es la diócesis del Santo Reino. Viendo el camino recorrido, la primera actitud debe ser necesariamente la acción de gracias. Gratitud a nuestro anterior obispo, D. Santiago García Aracil, actual arzobispo de Mérida-Badajoz, que fue el creador de este medio de comunicación diocesano. Nuestros sentimientos de gratitud también se dirigen a nuestro obispo actual, D. Ramón del Hoyo López, que en varias ocasiones nos ha transmitido el aprecio por esta publicación y la valoración positiva que le merece. Hace unos días manteníamos un encuentro con él el equipo de sacerdotes que trabajamos en la delegación episcopal de medios de comunicación y D. Ramón nos manifestó su ánimo en esta tarea que tan importante es a la hora de desarrollar la misión evangelizadora de la Iglesia. Gracias, Sr. Obispo por su constante apoyo a nuestros trabajos. En este número también incluimos unas

palabras de D. Ramón en las que felicita el vigésimo aniversario de nuestra publicación. El agradecimiento se extiende también a los anteriores directores de este periódico que trabajaron intensamente para que «Iglesia en Jaén» fuera siempre fiel a su cita con los lectores, llevándoles la actualidad de la vida eclesial. Y junto a los directores, agradecemos también la tarea de todos los que en distintas etapas han colaborado en esta publicación tanto en la redacción y maquetación como en el envío, las suscripciones, los miembros de los diferentes consejos de redacción y todos los que han participado en esta revista, que edición tras edición, se ha convertido en el referente informativo de la Iglesia de Jaén. Agradezco especialmente en este aniversario el trabajo de mis colaboradores porque no siempre es fácil la tarea de dirección y en ellos he encontrado siempre la ayuda necesaria para sacar adelante esta publicación. Y, sobre todo, me dirijo a ustedes, suscriptores y lectores de «Iglesia en Jaén», que son la auténtica razón de existir de esta publicación. Gracias por seguir la actualidad de la Iglesia de Jaén a través de esta publicación. Y también mi agradecimiento por la valoración positiva que manifestáis y que es el mejor aliento para continuar en esta tarea. Podríamos decir mucho de la importancia de los medios de comunicación en la Iglesia como instrumentos insustituibles en la tarea evangelizadora. Y podríamos también detenernos en las bondades de los periódicos diocesanos para llevar el sen-


tir de la Iglesia local a los fieles. Pero, ante todo, celebrar este vigésimo aniversario debe suponer una mirada hacia atrás para contemplar con agradecimiento el camino recorrido y una mirada hacia delante para seguir con ilusión la tarea que llevamos a cabo a través de esta publicación. No podemos estancarnos en la inercia y debemos proponer nuevos retos para potenciar nuestro periódico. Y así lo vamos a hacer con nuevas campañas de difusión, porque queremos que «Iglesia en Jaén» sea la revista de los cristianos de nuestra tierra. Nosotros, desde esta revista, seguimos apostando por este medio para llevarles a todos ustedes la actualidad de nuestra Iglesia diocesana. Y junto con esta publicación, seguimos presentes en los programas de COPE-Jaén, en donde nuestra Vicaría de Comunicación mantiene dos programas semanales: «El Espejo», los viernes a las 3’05 de la tarde, y «Gloria», los domingos a las 9’45 de la mañana. Pero no nos podemos olvidar de las nuevas tecnologías. Internet se ha convertido en una medio potente e ineludible en el mundo de la comunicación y nuestra Iglesia diocesana tiene muy clara su apuesta decidida por su página web y la presencia en la red. Es asombroso comprobar el alto número de visitas y la procedencia de los que nos visitan a través de www.diocesisdejaen.es. Desde nuestra diócesis, desde otras diócesis españolas y desde otros países hemos recibido comentarios muy positivos sobre la actualización de la web, que es la auténtica causa del éxito de la página, y sobre la variedad de contenidos en los que se transmite la gran cantidad de actividades que genera nuestra diócesis, sus parroquias, delegaciones y movimientos. Hemos hecho de la web diocesana la vertebradora de la información y en ella se puede tener acceso a fotografías, videos, noticias, cartas pastorales, publicaciones y también los contenidos íntegros de «Iglesia en Jaén». Y nuestra intención en la delegación de medios es seguir potenciando esta presencia en internet, que es clave para afrontar el futuro de la comunicación. Al final de este curso pastoral vamos a tener la gran alegría de participar en un gran acontecimiento de la Iglesia diocesana: la beatificación de Manuel Lozano Garrido, nuestro querido «Lolo». A él, como periodista y escritor, le pido que nos ayude a toda la Iglesia de Jaén a continuar con ilusión la difícil pero hermosa tarea de evangelizar en y con los medios de comunicación.


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Manuel Jesús Casado Mena Pasada ya una década del siglo XXI, era de la modernidad, de la ciencia y de la comunicación, vemos como algún día formaremos parte de la historia como el siglo de las comunicaciones. La rapidez, la fluidez, la calidad y, sobre todo, la inmediatez con las que las noticias nos llegan en la actualidad, hacen que la mayor parte de lo que conocemos sea lo que los medios nos ofrecen. Quizás nos asombramos por la rapidez con la que nos llegan los avances tecnológicos de comunicación. Pero hay una cosa clara, hay medios, que por su solera, tradición y empaque serán siempre irremplazables. Nos referimos al mundo mágico de la radio. La radio llegó a nuestra sociedad siendo el principal canal de información y entretenimiento. Ha estado presente en nuestros hogares. Grandes locutores pasaron a la historia como parte de nuestras vidas, personas que narraban con todo tipo de detalles lo que nuestra vista no podía alcanzar, y que, de un modo casi mágico, nos imbuían en el ambiente, que a pesar de estar lejano, penetraba en lo más profundo de nuestro corazón. La radio es un medio de difusión masivo que llega al que lo escucha de forma individual. Es el medio de mayor alcance, ya que llega a todas las clases sociales, estableciendo un contacto tan per-

sonal, que hace que el oyente tenga un cierto grado de participación en el acontecimiento o noticia que se esta transmitiendo. Además es un medio selectivo y flexible. Desde el principio, la Iglesia quiso estar en el complejo mundo de los medios de comunicación, sabiendo que estos nuevos cauces podían hacer mucho bien a los fieles y considerándolos en su recto uso, como las nuevas vías de evangelización de nuestro mundo. Desde hace unos años, nuestra Diócesis de Jaén cuenta con una presencia permanente delante de los micrófonos, llevando por toda la geografía de Jaén la actualidad inmediata de todo lo que acontece en el Santo reino. Nuestra Iglesia es una comunidad viva, llena de ilusión y entrega que se manifiesta en el trabajo callado de muchos diocesanos que aman a sus parroquias y a los movimientos eclesiales a los que pertenecen. Por esta razón, desde la Vicaría de Comunicación intentamos llevar toda esta vida por medio de las ondas mágicas de la radio con sencillez, claridad, amenidad y empatía. Los programas «El espejo de la Iglesia de Jaén» y «Gloria» llevan cada semana a los hogares de nuestra Diócesis los acontecimientos más relevantes que dan vida y dinamismo a nuestra vida cristiana. En la cadena COPE, la Iglesia tiene una presencia constante en nuestra sociedad española y diocesana. Por los programas semanales pasan sacerdotes, religiosas y laicos que hacen partícipes a los cristianos de su entrega, carisma y trabajo por los demás en medio de nuestro mundo. Testimonios admirables que nos empujan a seguir construyendo el reino de Dios en la sociedad que nos ha tocado vivir. Por eso, «El Espejo» constituye un reflejo testimonial de vida cristiana que se convierte en «mucho más que radio».

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ESE RÍO DE VIDA QUE SE LLAMA PERIÓDICO Reproducimos a continuación una parte de un artículo de nuestro querido periodista Manuel Lozano Garrido, «Lolo», que será beatificado el próximo 12 de junio en Linares, en el que habla con un gran conocimiento y profundidad sobre la importancia de la prensa en la evangelización. Estas palabras tienen especial eco en este número de nuestro «Iglesia en Jaén», una publicación diocesana que cumple veinte años. El hombre de nuestro tiempo, a quien tan esencial le es la vida de relación, ha acabado por darse a la verdad del periodismo a fuerza de irle comprobando una limpia servidumbre. Pero el «milagro» no tiene otro secreto que la palabra «verdad» en la raíz. Desde que nace, el hombre se mueve por un instinto de persecución de la verdad y por otro de convivencia. El periódico inicia su aproximación por el poder de la letra impresa. Y es que un hombre toma la pluma por algo que trasciende y lo merece. Escribir es un suceso que tiene un no sé qué de solemnidad y de rito. Por eso, el que lo hace, cuenta con un principio de sinceridad por su parte y de comprensión en quien se dirige; crédito que ha de mantenerse si quiere permanecer siempre en la lealtad. Pero a la vez ocurre que el diario o la re-

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vista satisfacen la imperiosa necesidad de conocimiento y de sabiduría en el hombre. Si en una época pudo hablarse, despectivamente, de una «cultura de periódico», la variedad, la amplitud y el fondo de la noticia o las informaciones constituyen un bagaje de secretos y actos desconocidos que apoyan el progreso de la civilización. Un periodista participa ahora de la misma misión cotidiana que un profesor universitario o un científico. Es curioso que a nadie se le imputará una visión tan certera y profunda del cometido de la prensa como al hombre que se sienta hoy en la silla de Pedro. Juan XXIII hizo algo medular de su fervor y de su vida con ese magistral instrumento de edificación humana y social que es el periodismo confeso. Se ha confesado periodista, intercesor también diario de los periodistas


«En un mundo donde las técnicas modernas de difusión dan a un número de personas cada vez mayor el conocimiento de sucesos de todas clases que se verifican en el universo, es importante que católicos competentes tomen parte en semejante esfuerzo informativo.» ante Dios y consejero amante y laborioso de los hombres que van con la pluma en ristre por todos los lugares del mundo. Cada vez que hablaba a los informadores, su verbo se hizo copioso de luz, de estímulo y de limpias exigencias para con los periodistas. Sus palabras quedaron para siempre como letras de oro de una misión intrépidamente ennoblecida. En sus discursos se plasmó y se remontó el más limpio código que puede exigirse la persona que piensa en la tinta como medio para canalizar su amor a los hombres. El fulgor, la raíz nutritiva y la sustancia de calidad en los pulpitos, las cátedras y los manantiales de consejo, son entorchados que colgó del periodismo cuando lo definía como «uno de los medios más poderosos de que se puede servir la palabra de Dios para llegar a las casas, para hacerse comprender y amar». La importancia crucial del periódico católico, el sentido de responsabilidad que ha de saturar al apóstol de la pluma, el encadenamiento de todos a estos fines, el contenido informador, el concepto de opinión pública, la urgencia de extender la verdad y, en fin, tantos principios fundamentales, pocas veces podrán ser captados, alentados e imbuidos de espíritu de fe. «En un mundo donde las técnicas modernas de difusión dan a un número de personas cada vez

mayor el conocimiento de sucesos de todas clases que se verifican en el universo, es importante que católicos competentes tomen parte en semejante esfuerzo informativo. Es grave lo que está en juego porque se trata del formidable poder de formar la opinión pública, cuyo influjo es tan grande en el desarrollo de los acontecimientos. Pero ¿cómo podrían los lectores juzgar los hechos referidos sino basándose en la versión que se les propone y muchas veces en la interpretación que se les da y que ya por sí misma está pidiendo la aprobación de los hechos o despertando la reserva? ¿Y cómo podría llegar a conocer aquellos hechos que se les ocultan o que les fueran insuficientemente referidos?». Así piensa el Cristo Visible en la tierra del más poderoso instrumento de civilización. Sus palabras son demasiado rotundas para andarse con evasivas. Y hay que ver que su dardo no apunta sólo al mundo de la tinta. El católico nunca puede quedar reducido a una pasividad para con su prensa. Hasta el más incapaz le es posible una oración, una ayuda y unas frases que difunden. Es la misma tierra que necesita la semilla para germinar y hacerse espiga. 15


En recuerdo del Seminarista Manuel Aranda En Monte Lope Álvarez se ha celebrado de nuevo el día del Seminarista Mártir Manuel Aranda y el décimo aniversario de la Asociación que lleva su nombre, que se preocupa de difundirlo y de ayudar al Seminario. Fue el pasado domingo día 21 de marzo, la víspera del nacimiento de Manuel, quien como brote de primavera nació en el Monte el día 22 de marzo de 1916. Mañana amenazante de lluvia, pero que desapareció dejando un día espléndido. A las 10,30 en el jardín de la Iglesia parroquial, homenaje al Seminarista, bienvenida por parte del Presidente Miguel Bueno; palabras de felicitación y de testimonio de parte de Manuel Aranda Calvo, desde La Coruña, socio y sobrino de Manuel, el cual envió un escrito que leyó su hermana Mari Carmen; concluyó el Consiliario resaltando las virtudes del Siervo de Dios. A las 11, Santa Misa en la Parroquia celebrada por el Consiliario Don Antonio Aranda. Nos habló del Seminario, de la necesidad de Sacerdotes, el ejemplo de Manuel y del Amor de Dios y su gran Misericordia según el Evangelio del domingo. Se cantó la Salve a la Virgen del Carmen y el argentino Francisco del Castillo con su guitarra cantó a la Virgen Inmaculada India, ofreciendo su cantar como una plegaria a Ella y recordando el gran amor de Manuel por nuestra Señora. Caminamos hacia la Cruz que recuerda el lugar donde fue martirizado y allí correspondió a Miguel Ángel López Aranda ensalzar el heroísmo de Manuel, su limpieza de vida y la grandeza de su muerte que le abrió las puertas del cielo para una gloriosa resurrección. Vueltos al Salón parroquial se inició la Asamblea de socios con los puntos del orden del día. Se valoró mucho y se escuchó durante la comida el C D «vocación» compuesto por José Manuel Montesinos, inspirado en la vida y espiritualidad del mártir seminarista Manuel Aranda Espejo y con la colaboración del Párroco del Monte Don Manuel Carmona Bueno. Con una comida de hermandad y amenizada por las canciones del amigo de Manuel Francisco del Castillo, terminamos una jornada en recuerdo del Seminarista mártir Manuel Aranda. 16


ENCUENTRO DE PROFESORES DE RELIGIÓN EN VILLANUEVA DEL ARZOBISPO Villanueva del Arzobispo ha dejado en todas y cada una de las personas que nos reunimos el sábado 20 de marzo de 2010 para celebrar en la Villa un retiro de cuaresma, algo más que un buen recuerdo. El día amaneció nublado, cubierto por un gris de esos que presagian lluvia. Los invitados al encuentro procedían de distintos puntos de la comarca y de fuera de ella. Preguntar por el viaje era el modo de iniciar el saludo con los más lejanos. Llegaban de Orcera, Miller, Puente Génave, Úbeda, Villacarrillo, Jaén, Arroyo del Ojanco, etc. A estos se unían los invitados de Villanueva del Arzobispo. Un grupo valioso, abierto, sencillo y sincero. Un grupo que se fue conformando bajo la mirada de la Patrona, la Virgen de la Fuensanta. Una treintena de personas recibieron la bienvenida de D Bartolomé López Gutiérrez, párroco de San Andrés y profesor de religión, y D Saturnino Gómez, prior del convento de los Padres Trinitarios que cuidan del Santuario y de la Virgen de la Fuensanta. Orar juntos y hacer de la compañía oración, («Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»MT 18,20) eran los indicadores del camino. Los caminantes: profesores de religión de le enseñanza pública, maestros tutores de primaria, profesores de secundaria de la enseñanza pública y concertada, religiosas de Cristo Rey, catequistas de la parroquia, familiares de algunos de estos, -esposos, madre, novio-, los sacerdotes, la delegada episcopal de enseñanza, María Gómez ...- nos habíamos congregado con esta meta: orar. Se fraguó una rica y viva comunidad que supo poner de manifiesto la grandeza de la pequeña iglesia doméstica que reza unida. Todo estaba preparado y organizado. Dispusimos de una carpeta con los materiales que nos ayudaron en la jornada. El horario, la oración de la mañana, unos apuntes para la reflexión y oración personal, un esquema de estudio de evangelio, una hoja con la liturgia de la Eucaristía del domingo que celebraríamos por la tarde, … Hubo espacio y tiempo para celebrar la reconciliación sacramental… Y reza-

mos. Eso era lo importante y a lo que habíamos venido. Dejar que Dios hable, que nos hable; con distintos símbolos íbamos subrayando su presencia: el pájaro, las flores, la vela, la voz del anciano... En pequeños grupos se comparte el evangelio del día. Después de la oración personal y con la dinámica de «estudio de evangelio» resulta fácil expresar los sentimientos que nos transmiten los personajes de esta escena. Dios está ahí, en la palabra hecha Palabra. Y cómo no, la comida. Una alegre mesa rectangular alineaba a los comensales cerca de la encendida chimenea. Fue este otro modo de configurar la imagen plástica de esta gran familia que conformamos con simpatía, animosidad y el buen agrado reinante. La sobremesa tuvo lugar con las religiosas de los ancianos, en el asilo. Nos desplazamos a su casa, al asilo. Es acogedor y trasmite calidez. La oración vocal y la oración cantada, (Quien bien canta ora dos veces, S. Agustín) abren la tertulia. Se trataba de conocer de primera mano cuál era el carisma de estas religiosas dedicadas a cuidar de los ancianos en esta etapa de su vida. El rostro de las religiosas trasmite alegría. Los interlocutores van tomando cartas en el diálogo iniciado y éste se amplia y se transforma en una jugosa exposición de carismas y de sus matices, de los distintos modos y maneras con los que las personas congregadas expresaban su quehacer evangelizador, cómo transmitir la Buena Noticia. Decir que se notaba la presencia de Dios, es recordar a todos los asistentes un hecho vivencial. A los que no pudieron participaron, sólo le decimos que todo es gracia, que Dios sale al encuentro en nuestra vida, y que es cuestión de tiempo. Sí, de tiempo. Ese tiempo que tenemos y le debemos a Dios sin excusas, o ¿tú tienes excusas para no dedicarle tu tiempo a Dios? 17


PEREGRINACIÓN JUVENIL DIOCESANA AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA El fin de semana del 13 y 14 de marzo tuvo lugar la IV Peregrinación Diocesana de Jóvenes con el Obispo, coincidiendo con el VI Encuentro de Juventudes con la patrona de la Diócesis de Jaén, ya que en esta ocasión nuestra peregrinación tuvo lugar al Santuario mariano de la Virgen de la Cabeza, con motivo del año jubilar que estamos celebrando. Dicho evento ha sido organizado conjuntamente por la Delegación Episcopal de Juventud de la Diócesis de Jaén y la asociación cultural «Peregrinos del Alba», en colaboración con el Ayuntamiento de Andújar, unidos bajo el lema «Todos con Ella». El encuentro, al que acudimos unos 150 jóvenes de todos los puntos de la diócesis, comenzó en la tarde del sábado 13 de marzo en el colegio iliturgitano de la Inmaculada de la Salle. Allí se nos ofreció información sobre la próxima beatificación del linarense Manuel Lozano Garrido, «Lolo», la Peregrinación y Encuentro de Jóvenes que tendrá lugar en este año Xacobeo en Santiago de Compostela y sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud que tendrán lugar en Madrid en el verano de 2011. Tras recibir la bienvenida de nuestro delegado y subdelegado episcopal de juventud D. José Antonio Sánchez Ortiz y D. Manuel Ángel Castillo Quintero, y de nuestro Obispo D. Ramón del Hoyo López, y tras la presentación de todos los grupos de jóvenes que participamos en el encuentro seguimos con dinámicas y divertidas canciones de la mano de Marina y Mónica, Misioneras de Linares. A continuación tuvimos la suerte de contar con la presencia de D. Javier Porro, Delegado Episcopal de Juventud de la Diócesis de Santiago de Compostela y Coordinador diocesano del Xacobeo 2010 y

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de un seminarista de su diócesis, quienes nos animaron a participar en la PEJ, Peregrinación y Encuentro de Jóvenes, en Santiago de Compostela. Seguidamente disfrutamos de un teatro, preparado por Soledad Gallardo que realizaron jóvenes de la Parroquia de San Eufrasio de Andújar, donde se nos presentaba la realidad del adolescente y joven de hoy en día. Se plantearon problemas muy actuales y de enorme interés para los jóvenes, que se fueron narrando mientras los actores recreaban con gestos y signos esta realidad. Tras el teatro, nos dividimos en 4 grupos para continuar reflexionando sobre cuestiones tales como la actualidad de nuestra vida como cristianos, la impresión que tiene el joven sobre sí mismo dentro de la Iglesia, o cuáles son sus sentimientos con respecto a la propuesta cristiana. Al finalizar el trabajo en grupo cenamos y nos dirigimos a la Parroquia de San Miguel donde tuvo lugar la oración, presidida por nuestro Obispo, que nos preparó para la peregrinación que comenzamos en la madrugada del domingo 14 de marzo.


En la oración disfrutamos, gracias a un grupo de jóvenes del colegio de Cristo Rey de Jaén, dirigido por Belén López-Sidro, de un bello mimo que nos mostró las cosas que nos atan hoy en día, que nos alejan de Dios y nos hizo ver que Él siempre está a nuestro lado, Él que es nuestro mejor amigo. En este tranquilo ambiente de oración y entre cantos, celebramos la exposición del Santísimo Sacramento y el acto penitencial. Una vez finalizada la oración, nos dirigimos de nuevo al Colegio de la Inmaculada de la Salle, donde descansamos unas pocas horas antes de comenzar el camino. A las 4 de la madrugada nos levantamos para tomar el desayuno que amablemente nos sirvieron en la Residencia de Mayores de San José de la Montaña. Desde allí nos dirigimos al cuadro de la Virgen, y seguidamente al Cementerio de Andújar donde esperaba nuestro Obispo junto al Padre Trinitario Rafael para dar comienzo a la peregrinación tras rezar el primer misterio del Rosario. Y así, llenos de fe e ilusión, con nuestra pañoleta atada al cuello y nuestro bastón de peregrinos comenzamos con paso firme nuestra peregrinación, una peregrinación de carácter cristiano y con sentido penitencial que nos ayuda a vivir mejor la cuaresma, junto a los miles de peregrinos de la peña «Peregrinos del Alba» sumergiéndonos en el Parque Natural de Sierra de Andújar, en las profundidades de Sierra Morena para llegar por el Camino Viejo, de 26 Km, hasta el Santuario de la Morenita. Durante el camino rezamos el rosario, cantamos, conocimos a otros jóvenes…, en un distendido ambiente de compañerismo, amistad y alegría que nos permitió compartir en comunidad y así convertir nuestro corazón y crecer en la fe, en la fe en Aquel que dio su vida por nosotros de mano de su Madre María Santísima, en su advocación de la Cabeza, encontrándonos con Ella como tiempo atrás lo hizo un pastor de Colomera, Juan Alonso Rivas. Gracias a la colaboración de Protección Civil, la Policía Local de Andújar, operarios de la Cruz Roja y la hospitalidad de la peña «Peregrinos del Alba» que nos ofrecieron bocadillos y refrescos en puntos tan emblemáticos como la ermita de San Ginés, pudimos afrontar el camino sin dificultades. Disfrutamos de rincones tan bellos como el mirador en el que se levanta el monumento al Peregrino desde el que por primera vez se divisa el cerro del Cabezo con el Santuario en la cima, el descenso hasta el río Jándula que atravesamos por el puente romano dejando atrás el Coto Natural de Caza «Lugar Nuevo» para después comenzar a ascender por los caracolillos que nos llevaron hasta la Calzada que se encuentra a los pies del Santuario de la Santísima Virgen de la Cabeza donde al finalizar la peregrinación pudimos disfrutar todos juntos de una maravillosa Eucarística, presidida por nuestro Obispo D. Ramón del Hoyo. Como punto final al encuentro disfrutamos de una comida en la Casa- Hermandad de la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza. Desde aquí queremos dar las gracias a todos los que han hecho posible que tantos jóvenes de la Diócesis de Jaén disfrutemos de este maravilloso encuentro por su esfuerzo, entrega y dedicación, y especialmente a nuestro Obispo por acompañarnos un año más en nuestra peregrinación cuaresmal. A todos ellos:

¡MUCHAS GRACIAS!

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168 sacerdotes en la Misa Crismal en la que el Sr. Obispo lee una Carta de apoyo al Santo Padre Benedicto XVI Un total de 168 sacerdotes de la diócesis de Jaén han participado en la Misa Crismal el Martes Santo 30 de marzo de 2010. Como cada año decenas de presbíteros han concelebrado en esta Misa en que los sacerdotes renuevan las promesas sacerdotales y en la que se bendicen los santos óleos que posteriormente se reparten por todas las Parroquias de la Diócesis para la celebración de los sacramentos: bautismo, confirmación, unción de enfermos y orden sacerdotal.En la homilía el Sr. Obispo ha invitado a los sacerdotes a vivir con pasión su ministerio, sin medias tintas y no huyendo de responsabilidades, como respuesta a la secularización, al desaliento, a la crítica y hasta la calumnia: «En este día, juntos, renovamos nuestros compromisos e ilusiones sacerdotales. Los que tenemos más años sabemos que la vida del sacerdote no es siempre un mar tranquilo y placentero, sino más bien lo contrario. Una y otra vez aparecen las olas de la incomprensión, los fracasos personales, el desaliento, la crítica y hasta la calumnia. Sufrimos todos el zarpazo progresivo de la secularización, difamación a nuestro ministerio, el empeño constante por desprestigiar al sacerdote...»Al finalizar la eucaristía, el Sr. Obispo ha dado lectura a una Carta personal que ha dirigido al Papa. En ella Don Ramón del Hoyo ha expresando al Santo Padre su dolor y repulsa por la campaña difamatoria e injusta desencadenada en estas fechas contra su Persona, y ha pedido que se ofrezca en todas las Iglesias y Comunidades de esta Diócesis la Hora Santa ante el Monumento (Jueves Santo) por las intenciones del Papa como signo de apoyo incondicional a Su Santidad.

A SU SANTIDAD BENEDICTO XVI Beatísimo Padre:

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En el día en que el Presbiterio de la Diócesis de Jaén celebra, junto con un numeroso grupo de consagrados, seminaristas y fieles laicos, la Misa Crismal y la renovación de las promesas hechas el día de su ordenación, en su nombre, junto con mi hermano Mons. José Manuel Estepa Llaurens, Arzobispo emérito Castrense, y en el mío propio, como Pastor de esta Iglesia particular, deseamos expresarle, Santo Padre, nuestro dolor y repulsa por la campaña difamatoria e injusta desencadenada en esta fechas contra su Persona. Pedimos a Jesucristo, Buen Pastor, y ofrecemos la Hora Sacerdotal ante el Monumento, en el Jueves Santo, por sus intenciones como signo de apoyo incondicional a Su Santidad en todas las Iglesias y Comunidades de esta Diócesis. Seguros de que siempre la cruz es árbol que da vida, donde sigue clavada la salvación del mundo, le expresamos nuestro afecto filial y firme adhesión a su Magisterio y enseñanzas. De Vuestra Santidad devotísimo hijo. + RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ OBISPO DE JAÉN


TOMA DE POSESIÓN DEL NUEVO DIRECTOR DE CÁRITAS DIOCESANA DE JAÉN El Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo López, ha presidido el acto de toma de posesión de D. Rafael López-Sidro Jiménez como nuevo director de Cáritas Diocesana de Jaén. D. Rafael releva en este cargo a D. Juan Carlos Escobedo Molinos. El nuevo director, que tiene una gran experiencia en el trabajo en Cáritas, ha asumido sus nuevas funciones en un acto celebrado en el Obispado de Jaén en el que han estado presentes D. Juan Carlos Escobedo, la Secretaria de Cáritas Diocesana, el Vicario de Caridad y el Canciller-Secretario del Obispado. Tras el juramento del cargo del nuevo director, el Sr. Obispo ha comentado la importancia de la caridad en la vida de la diócesis y en las comunidades parroquiales. También ha felicitado a D. Rafael López-Sidro y ha tenido palabras de agradecimiento para D. Juan Carlos Escobedo por los años en los que ha desempeñado su labor al frente de Cáritas Diocesana.

¡Gracias, Juan Carlos! Juan Raya Marín Vicario Episcopal de Caridad Escribo estas líneas en Jueves Santo, día del Amor fraterno. En la Eucaristía de hoy he tenido especialmente presente a Juan Carlos Escobedo, dando gracias por esos trece años al frente de Cáritas. En estos años ha sido Delegado Episcopal, presidente de Cáritas Andalucía, ha tenido responsabilidades en Cáritas Española... ha regalado horas y horas, robándoselas a la familia y a su tesis doctoral. Sin duda, Juan Carlos es una especie de personificación del lavatorio de los pies que hoy hemos ritualizado. Él que, siguiendo el mandato de Jesús, hace tareas de esclavo, esas que otros no harían ni por la paga, sin horarios, dejando la familia en segundo plano, pasando por alto críticas e incomprensiones... La propuesta de nuestro anterior obispo D. Santiago para

hacerse cargo de la dirección de Cáritas Diocesana, le vino por sorpresa. Hasta entonces su vida cristiana había caminado por otros derroteros, su participación eclesial se había desarrollado en el ámbito de las cofradías, no conocía nada de Cáritas, salvo las generalidades de cualquier feligrés: que en cada parroquia hay un grupo que atiende a los necesitados, lo de la colecta de cada mes en misa y poco más. Lo que a simple vista puede parecer una osadía, sin embargo, es un «fiat», un gesto de generosidad y disponibilidad a la Iglesia que le pide un servicio, un signo de confianza en el Señor que acompaña y provee en el camino. En estos trece años de fructífera tarea, muchas cosas han cambiado, algunas iniciativas se han puesto en marcha, otras apenas apuntadas y deberán seguir evolucionando, pero está claro que Cáritas Diocesana tiene otra cara. En estos días me decía: «Cáritas me ha cambiado la vida». La cercanía de la pobreza y de las personas necesitadas, los afanes por bus c a r s o l u c i o n e s que ayuden a otros, el compromiso por animar a los que colaboran en las mismas tareas desde otras responsabilidades, conocer por dentro todo el esfuerzo de esta Iglesia samaritana,.. Ya no podrá mirar a las personas, sentirs e Iglesia, vivir de la misma manera. Como decía D. Ramón en el momento del relevo, la Iglesia de Jaén no tiene como agradecer tu dedicación, tu compromiso y tu generosidad.

¡Gracias, Juan Carlos!

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NOMBRAMIENTO DE SUBDELEGADO DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN El sacerdote D. Manuel Jesús Casado Mena ha sido nombrado por el Sr. Obispo de Jaén nuevo subdelegado de medios de comunicación social. D. Manuel Jesús es párroco de Arquillos y capellán del hospital «San Agustín» de Linares. Colabora con una sección en la revista diocesana «Iglesia en Jaén» y también forma parte del equipo que realiza los programas del área socio-religiosa de la Cadena COPE en Jaén: «El Espejo», los viernes a las 3’05 de la tarde y «Gloria», los domingos a las 9’45 de la mañana. También se incorpora al equipo de la delegación episcopal de medios de comunicación del Obispado de Jaén, que dirige el sacerdote D. Antonio Garrido de la Torre, la per i o d i s t a D ª . Va n e s s a Muñoz Martínez. Licenciada en periodismo, ha realizado diversas tareas en medios de comunicación de nuestra provincia. Con estas incorporaciones, el Sr. Obispo de Jaén, Monseñor Ramón del Hoyo López quiere potenciar esta dimensión comunicativa de la pastoral diocesana que considera clave en la evangelización de la sociedad actual. Con estas incorporaciones a la delegación de medios de comunicación también se cubrirán informativamente todas las noticias relacionadas con la beatificación del Venerable Manuel Lozano Garrido «Lolo», que tendrá lugar el próximo 12 de Junio en Linares.

PARA REFLEXIONAR…

PARÁBOLA VOCACIONAL El abad de un monasterio estaba muy preocupado porque, aunque eran muchos los que entraban en el noviciado, también eran muchos los que, pasado algún tiempo, lo dejaban. Irremediablemente, tras unos años, la práctica totalidad de quienes habían sido recibidos con tanta ilusión, marchaban aduciendo distintas razones. Eran muy pocos los que permanecían. Consciente de la situación, el abad, no se dejaba engañar cuando sus consejeros intentaban animarle señalándole cuantos eran los que llamaban a la puerta del monasterio. Un día, mientras meditaba sobre sus inquietudes, vio una escena que le iluminó por completo: la caza del zorro. El pobre animal corría campo a través. Le perseguía una jauría de perros y, más atrás, a caballo, los cazadores. El zorro corría y corría y los perros, tras él, ladraban veloces intentado darle alcance. Pero el abad observó que, al cabo de aquel gran alboroto, sólo un par de perros continuaban la carrera; los demás habían abandonado la persecución y se les veía, por aquí y por allá, descansando o entretenidos en otros olisqueos. Cuando por fin, terminó la cacería, el abad se acercó a uno de los caballeros y le preguntó: - ¿Por qué aquellos dos perros, cuando la mayoría han abandonado, siguieron al zorro hasta el final? El cazador sonrió y, como sin necesitar mucha reflexión para explicar el motivo de una conducta a la que estaba acostumbrado, le respondió: - Mire, Padre, al principio todos los perros corren y ladran, pero la mayoría no han visto al zorro, simplemente corren en medio del barullo. Hasta el final solo llegan los perros que sí han visto al zorro. 22


Para contemplar y rezar a pie de calle... Martín Santiago Fernández Hidalgo Párroco de la Santa Cruz, de Jaén

UN NUEVO DIA La aurora abrió, de par en par, las puertas cerradas de la noche triste y negra, y un nuevo y claro día salió por ellas y, arropado con la esperanza llena de ilusiones, de promesas, de alegrías. A mi encuentro vino para hospedarse en estas cuencas de mis manos vacías. Y una voz, tu voz que, a mi, vino a posarse, tan clara que me decía: «Llena este día. Lucha y combate fuerte, con denuedo, en pro de la vida, de la justicia. No dejes que te paralice el miedo. Lucha por los que les acallan su voz, y de alegres esperanzas de nuevo llena tu vida, con corazón nuevo guerrea por un mundo, un mundo mejor.

EDITA: OBISPADO DE JAÉN VICARÍA de COMUNICACIÓN DIRECTOR: Antonio Garrido de la Torre vicariodecomunicacion@diocesisdejaen.es

SUSCRIPCIONES: Jesús Jiménez. Obispado de Jaén Plaza Santa María, 2. Apartado 039 - 23080 Jaén. Teléfono 953.230.036 Fax 953.230.039.

CORREO ELECTRÓNICO: iglesiaenjaen@diocesisdejaen.es

Depósito Legal J-121-1990.

COLABORADORES: Pedro Criado Manuel López Manuel Jesús Casado Juan Raya Ildefonso Rueda José Antonio Sánchez Julio Segurado Seminario Diocesano de Jaén

IMPRESIÓN Gráficas La Paz de Torredonjimeno, s.l. Avda. de Jaén, s/n Torredonjimeno Teléfono: 953 571 087

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