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Carta del Director
Antonio Garrido de la Torre vicariodecomunicacion@diocesisdejaen.es
SAN JUAN DE ÁVILA, MODELO Y REFERENTE DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN Dedicamos este número de nuestra revista diocesana a San Juan de Ávila. Queremos con este monográfico sobre el «Apóstol de Andalucía» destacar su figura entre nuestros lectores con motivo de su próxima declaración como Doctor de la Iglesia Universal. Y precisamente lo hacemos en este número 499 de «Iglesia en Jaén». El próximo número será el 500 y lo celebraremos con una publicación especial que estamos preparando con mucho cariño y en la que queremos plasmar estos más de veinte años de singladura de nuestra revista. Esperamos que les guste. Cuando uno se acerca a la vida y obra de San Juan de Ávila lo primero que descubre, o al menos esa es mi impresión, es su gran celo evangelizador. Si San Pablo exclamó aquello de «!Ay de mi si no evangelizare¡» (1 Co 9, 16), esas mismas palabras se podrían aplicar para resumir la intensa vida de este hombre de Dios. Y lo que tiene un hombre de Dios es que no se guarda la fe para sí mismo. La pone a disposición de los demás. Y dedica por entero su vida a mostrar a todos el camino de la plenitud que se encuentra en Cristo. De hecho, Juan de Ávila era un gran admirador de San Pablo. El apóstol de los gentiles era su modelo de predicador, al que procuraba imitar sobre todo en el conocimiento del misterio de Cristo. Afirma uno de sus biógrafos que el Maestro Ávila «no predicaba sermón sin que por muchas horas la oración le precediese», ya que «su principal librería» era el crucifijo y el Santísimo Sacramento. Por esto dirá en sus «Advertencias al Sínodo de Toledo» que «más conviene que los que se envían a semejante ministerio de predicar sean gente que, además de la suficiencia de las letras, tenga caridad y celo para ganar almas, atrayéndolas a Dios con su doctrina y con su ejemplo de vida y santidad». Ese es el secreto de este predicador infatigable: la coherencia de su vida con las palabras de sus labios. Los caminos de Andalucía en pleno siglo XVI se vieron surcados por este sacerdote santo que anun2
ciaba el Evangelio en iglesias, colegios, plazas y calles, a tiempo y destiempo. La riqueza de su vida interior y su especial don para la dirección espiritual hizo que mantuviera una relación estrecha con grandes santos de su época y que hasta ejerciera una enorme influencia sobre muchos de ellos. Entre la lista de personas que admiraron y fueron instruidas y orientadas por el Maestro Ávila se encuentran San Ignacio de Loyola (quien le llamaba «Arca del Testamento») o Santa Teresa de Jesús. Precisamente la santa reformadora, estando en Toledo, cuando se enteró de la muerte de Juan de Ávila sintió mucho su fallecimiento y afirmó: «lo que me da pena es que pierde la Iglesia de Dios una gran columna, y muchas almas un gran amparo, que tenían en él, que la mía, aun con estar tan lejos, le tenía por esta causa obligación». Juan de Ávila también estuvo vinculado con San Juan de la Cruz, Santo Tomás de Villanueva, San Pedro de Alcántara, San Francisco de Borja y San Juan de Ribera. También destaca un antiguo soldado que se había convertido en librero y que un buen día, en la ermita de San Sebastián de Granada, oyendo un sermón de San Juan de Ávila cambió por completo de vida y se entregó a servir a los pobres, enfermos y mendigos. De Juan Ciudad se convirtió en San Juan de Dios. En numerosas ocasiones San Juan de Dios viajó a Montilla para dirigirse espiritualmente con el Maestro Ávila, convirtiéndose en su más fiel discípulo. Las cartas de Juan de Ávila llenas de sabios consejos tuvieron los más diversos destinatarios ya que de todas partes se pedía orientación al Maestro: obispos, santos, gobernantes, religiosos, sacerdotes, enfermos, personas humildes… todos acudían a beber en la fuente de agua clara que era el magisterio del «Apóstol de Andalucía». Y en ese magisterio, en sus predicaciones y en toda su vida una preocupación constante: poner como centro de todo el amor, que fue su virtud fundamental. Su obra «Tratado del amor de Dios» no sólo destaca por ser una obra de referencia en la
literatura española, como el célebre «Audi, filia». En estos libros y en sus obras en general se pone de relieve la gran sensibilidad espiritual del autor, que pone la caridad cristiana como centro de sus reflexiones. Ávila convierte el amor al prójimo en la expresión más elocuente del ministerio sacerdotal. Y de este amor brota la preocupación por la educación en valores humanos y cristianos de las nuevas generaciones, la preocupación por los problemas sociales tan acuciantes de su época, la preocupación por la reforma de seglares, religiosos y sacerdotes. Juan de Ávila se entregó a la formación de los jóvenes, teniendo siempre presente que en la educación era donde se jugaba el futuro de la persona y de la sociedad. En las ciudades por donde pasaba, el Maestro procuraba dejar la fundación de algún colegio o centro de formación y estudio. Sin duda, la fundación más célebre fue la Universidad de Baeza. La línea de actuación que allí impuso era común a todos sus colegios, como puede verse plasmada en los «Memoriales al Concilio de Trento», donde pide la creación de seminarios para una verdadera reforma de la Iglesia y del clero. Y como formador de futuros sacerdotes, Juan de Ávila se ha convertido en un referente en su denominada «escuela sacerdotal». En una época en la que muchos aspiraban a la vida religiosa en función de las prebendas que podían conseguir, el Maestro Ávila dio un testimonio elocuente. Procediendo de familia acaudalada vivió y murió en pobreza. Esa era la reforma que pretendía para la Iglesia: seguir a Cristo sin nada que distrajera la atención de la tarea evangelizadora. Dedicado a ayudar a los pobres, abrazó la pobreza como forma de configurarse con Cristo crucificado. Y rechazó obispados como el de Segovia o Granada, o el capelo cardenalicio que le ofreció el Papa Paulo III por esa humildad que fue compañera inseparable de su vida. Nuestra diócesis de Jaén, la ciudad de Baeza y las localidades de nuestra geografía provincial por donde discurrió la vida de este Maestro Santo viven con alegría la próxima declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal. Y se suma a las iniciativas que se van a programar a nivel nacional y andaluz para festejar la gloria de este santo Maestro que tanto bien repartió a manos llenas en nuestras tierras del Santo Reino. La recepción de sus reliquias en las ciudades de Andújar, Baeza, Úbeda y Jaén esta próxima Semana Santa se va a convertir en un momento intenso de veneración de este santo que tan buena sementera dejó en nuestra diócesis. Y una última idea. Cuando en la Iglesia tanto estamos hablando de nueva evangelización, la figura de Juan de Ávila providencialmente se nos propone como modelo y referente en estos afanes de la proclamación del Evangelio con nuevo ardor y nuevas formas en nuestras sociedades occidentales. Nos dicen sus biógrafos que Juan de Ávila tenía clara su vocación misionera. En 1527, un año después de ser ordenado sacerdote, se ofreció como misionero al obispo de Tlascala, Fray Julián Garcés, que marchaba para América desde el puerto de Sevilla. Estando allí coincidió con su compañero de estudios en Alcalá, el venerable Fernando de Contreras, quien lo puso en contacto con el arzobispo sevillano D. Alonso Manrique, que le ordenó a Juan que se quedara en las «Indias» de España. Parece ser que le dijo: «Aquí en España también hay muchos a
quienes misionar y evangelizar. ¡Quédese predicando entre nosotros!». Y a partir de ahí, Juan de Ávila dedicó su vida a la evangelización del sur de España. Hermoso ejemplo de cómo debemos poner especial empeño en la evangelización de nuestra sociedad que cinco siglos después sigue necesitando a personas como Juan de Ávila para revitalizar la fe y anunciar a Cristo.
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EL OBISPO DE JAÉN
Jaén, 5 de octubre de 2009
Beatísimo Padre: En nombre propio y de los sacerdotes, consagrados y fieles laicos de la Diócesis de Jaén, en España, uniéndome asimismo a mis hermanos Obispos de la Conferencia Episcopal Española, tengo el honor de manifestarle, Santo Padre, nuestro ferviente deseo a favor de la proclamación de San Juan de Ávila, si así fuera posible, como DOCTOR DE LA IGLESIA UNIVERSAL. Sembró el Evangelio de Jesucristo en el territorio de esta Diócesis, sobre todo a través de la fundación de la Universidad de Baeza, y sus frutos aún permanencen. Siguiendo sus huellas ofrecemos por Vuestra Santidad el rezo del Santo Rosario ante el Santísimo Sacramento, devociones que dejó arraigadas, San Juan de Ávila, en este suelo. De vuestra Santidad devotísimo hijo,
+ RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ OBISPO DE JAÉN
A SU SANTIDAD BENEDICTO XVI Palacio Apostólico Vaticano Plaza de Santa María, 2
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23002 – Jaén
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Tfno.: 953 230 036
.
e-mail: obispo@diocesisdejaen.es
Vaticano, 16 de octubre de 2009
Prot. N.54.786
Señor Obispo: Me es grato acusar recibo de su atenta carta dirigida al Santo Padre, del pasado día 5, en la cual expone su deseo de que se proclame a San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal. Deseo ahora comunicarle que se ha transmitido solícitamente copia de dicho escrito a la Congregación para la Causa de los Santos, para el competente exámen. Aprovecho gustoso la oportunidad para expresarle el testimonio de mi sincera consideración y estima en Cristo.
+ Fernando Filoni Sustituto
Excmo. Mons. Ramón DEL HOYO LÓPEZ Obispo de Jaén JAÉN
CONSTITUIDA EN JAÉN UNA COMISIÓN PARA LA DECLARACIÓN DE SAN JUAN DE ÁVILA COMO DOCTOR DE LA IGLESIA El pasado 20 de agosto su Santidad el Papa, Benedicto XVI, anunciaba, en la Catedral de la Almudena de Madrid, la próxima declaración de San Juan de Ávila, Patrono del clero secular español, como Doctor de la Iglesia Universal. La Conferencia Episcopal Española y las Provincias Eclesiásticas de Andalucía estudian ya la posible celebración de actos extraordinarios, sobre todo para presbíteros y seminaristas, con ocasión de la proclamación, en Roma, del Doctorado del Apóstol de Andalucía. Por ese motivo, el Sr. Obispo de Jaén, D. Ramón del Hoyo López, ha estimado oportuno constituir una Comisión Diocesana para la preparación y coordinación de las celebraciones por la próxima declaración de San Juan de Ávila como Doctor dela Iglesia. El propósito de esta Comisión está en conseguir una participación activa del presbiterio diocesano y de los seminaristas, así como de las Comunidades Parroquiales y otras instituciones de la ciudad de Baeza, en este evento que llena de alegría la diócesis del Santo Reino. Así, D. Francisco Juan Martínez Rojas, vicario episcopal del sector Fe y Cultura, ha sido nombrado presidente de dicha Comisión.
Igualmente, han sido nombrados vocales: - D. Francisco Javier Díaz Lorite, delegado episcopal del Clero - D. Manuel Galiano Marín, subdelegado episcopal de Pastoral de la Salud - D. Juan Rubio Fernández, director de la revista ‘Vida Nueva’ - D. Leocadio Marín Rodríguez, alcalde de Baeza - D. José Cuesta Revilla, profesor de Derecho de la Universidad de Jaén - Dª Dolores Rincón González, profesora catedrática de Latín de la Universidad de Jaén - D. Felipe Serrano Estrella, profesor de Historia de la Universidad de Jaén. La declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal era una meta deseada por muchos fieles españoles, especialmente por Obispos y sacerdotes. La Iglesia de Jaén había solicitado, en más de una ocasión, esta proclamación ante el Santo Padre, por lo que se le ha agradecido especialmente su su anuncio. 6
PROGRAMA DE LA VISITA DE LAS RELIQUIAS DE SAN JUAN DE ÁVILA A LA DIÓCESIS DE JAÉN 2 DE ABRIL (LUNES SANTO)
15:30 horas: Salida desde el Santuario de San Juan de Ávila de Montilla. 17:00 horas: Llegada a Andújar, a la Parroquia de Santa María, y a continuación Vigilia de Oración. 18’30 horas: Santa Misa en la parroquia de Santa María. 19:30 horas: Traslado de las reliquias a Baeza. 20:30 Llegada a Baeza, a la iglesia de San Juan Evangelista, en la antigua Universidad. Allí se celebrará una Vigilia de Oración, participando posteriormente las reliquias en la procesión de la Hermandad del Cristo de las Escuelas, a partir de las 20 horas. 3 DE ABRIL (MARTES SANTO)
10’30 horas: traslado de las reliquias de San Juan de Ávila desde la iglesia de San Juan Evangelista a la S. I. Catedral de Baeza, acompañadas por el Sr. Obispo y el clero diocesano. 11 horas: Misa Crismal presidida por el Sr. Obispo en la Catedral de Baeza con todo el presbiterio diocesano y homenaje a San Juan de Ávila con la dedicación de una capilla en dicha catedral. 17 horas: Traslado de las reliquias desde Baeza hasta Úbeda 17’30 horas: Vigilia de Oración. 20’30 horas: Santa Misa en la antigua colegiata de Santa María de los Reales Alcázares. A continuación, las reliquias participarán en el Vía crucis penitencial que parte del mismo templo. 4 DE ABRIL (MIÉRCOLES SANTO)
10 horas: Traslado de las reliquias a Jaén. 12 horas: Santa Misa en la S. I. Catedral, presidida por el Sr. Obispo. 18 horas: Las reliquias participarán en la procesión del Stmo. Cristo de la Buena Muerte. Al finalizar la procesión, traslado de las reliquias a Montilla.
Pueden conocer con más detalle el itinerario itinerario,, los actos pr ogramados y la información que genere la visita de programados las reliquias del Maestr o Ávila en la web diocesana Maestro
www .diocesisdejaen.es www.diocesisdejaen.es
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BAEZA Y SAN JUAN DE ÁVILA La relación entre San Juan de Ávila y la ciudad de Baeza es muy intensa. La estancia del Maestro Ávila en esta localidad fue fructífera. San Juan de Ávila fue en la práctica no solo el primer rector de la Universidad baezana sino su fundador. Él sentó las bases de lo que andando el tiempo sería una de las grandes universidades andaluzas. Pero la implicación del Santo con la ciudad fue más allá de la mera actividad universitaria: el Maestro Ávila se ocupa de crear escuelas para niños pobres, interviene en la proyección social de las Cofradías y Hermandades y actúa como pacificador local en los enfrentamientos entre las grandes familias nobiliarias, que eran permanentes. Por esta relación tan singular, la ciudad de Baeza se sumó hace varios años a las iniciativas que tenían como objetivo la proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia. Se formó un «Consejo Sectorial de Homenaje a San Juan de Ávila, cuya finalidad es la canalización de la participación de los ciudadanos en la preparación de los actos sociales, académicos y culturales que se programen y contribuyan a dar difusión de tan alto honor entre la población en general en homenaje a San Juan de Ávila». Y se programaron diversas actividades para dar a conocer la vinculación entre Baeza y el Maestro Ávila. Destacan los ciclos de conferencias en las que diferentes expertos en las obras del Santo han profundizado sobre su vida y obra. Y también merecen ser destacados los solemne Triduos y Fiestas que se celebraron en honor del Santo. La Iglesia de Baeza incluso peregrinó a tierras de Montilla para visitar su sepulcro y manifestar el deseo de que pronto fuese reconocido como Santo Doctor. En esta peregrinación, ante la urna que contiene las reliquias del apóstol de Andalucía, se leyó el ofertorio que acompaña a este artículo. A los actos celebrados hay que añadir la colocación de un monumento conmemorativo en el Instituto Santísima Trinidad, antigua Universidad de la ciudad de Baeza, de la que fue rector San Juan de Ávila. Junto al paraninfo, en el Claustro de la antigua Universidad se instaló un bajo relieve, obra del escultor Ramiro Mejías, como memoria de uno de los ilustres personajes que han ido tejiendo la historia de la Universidad. También hay que destacar que el pleno de la corporación municipal baezana en sesión ordinaria celebrada el día 22 de diciembre de 2009 adoptó el acuerdo de apoyar la solicitud que el Sr. Obispo de Jaén y la Conferencia Episcopal Española habían dirigido al Santo Padre para que se nombrara a San Juan de Ávila Doctor de la Iglesia. Con esta adhesión «la Ciudad de Baeza viene a reconocer no sólo la gran influencia que tuvo San Juan de Ávila en la vida y obra de otros santos, sino su alto magisterio espiritual, el bien inmenso a través de su predicación, el ejemplo, la fundación de la Universidad y otras escuelas y colegios y la vigencia y actualidad de su doctrina».
Para más información sobre todos estos actos se puede visitar el blog: http://sanjuanavilabaeza.blogspot.com/ a cuyo autor agradecemos algunas de las fotografías que hemos utilizado en esta revista.
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LA UNIVERSIDAD DE BAEZA: « VNO DE LOS NEGOCIOS MÁS DESSEADOS Y PROCURADOS DESTE PADRE» «Cultivada ya en Granada, según sus fuerças, esta viña del Señor fue a Baeça à predicar y fundar vn insigne Colegio, para el que vna persona principal y rica dexó renta suficiente [...]. [...] y assí sucedió aquí vna cosa notable, que en una casa principal, donde se hazían las junta delos que traían bandos y se forjaban enemistades, vino a fundarse un Colegio muy formado, el que se hizo después Vniversidad con gran facultad para poder allí graduarse. Y como este padre fue siempre tan devoto de que en la primera edad antes que resucitasse la malicia fuesen los niños instruydos en doctrina Christiana y buenas costumbres, dio orden cómo se hiziesse allí Colegio de niños para este efecto. Y porque esta Vniversidad no sólo fuesse escuela de letras, sino también de virtudes, sin las cuales aprueban poco las letras, traxo el padre para la fundación desta Vniversidad los discípulos señalados que auía dexado en Granada. Y porque como el Salvador dize, el Reyno delos cielos es semejante al grano de mostaza, que con ser el más pequeño de las semillas viene a hazerse árbol, assí se ha visto en la fundación deste Colegio, porque de Colegio particular se hizo vniversidad a la qual acuden de aquella tan poblada tierra gran número de estudiantes y, lo que es más los maestros fundadores de la vniversidad eran hijos legítimos y muy familiares del padre Ávila, criados con la leche de su doctrina y instruidos en su manera de predicar, y con esto se han hecho mucho fruto en aquella tierra y tales han procurado hazer a sus discípulos. Y assí han salido desta vniversidad hombres señalados en letras y virtud, los quales con su doctrina y exemplo han hecho mucho fruto en diversos lugares de aquel Obispado de Iaén. Y assí el grano de mostaza que era tan pequeño vino a hazerse árbol y estender sus ramas por todas aquellas partes. Este fue vno de los negocios más desseados y procurados deste padre, porque desde el principio de su predicación siempre entendió que conuenía auer doctrina, assí para enseñar a moços, como para criar a clérigos virtuosos»
(Fray Luís de Granada, Vida de Juan de Ávila, II) 9
OFRENDA que un grupo de peregrinos representando a la ciudad de Baeza realizó en Montilla ante el sepulcro del Santo Maestro San Juan de Ávila.
¡ILUSTRE MAESTRO La ciudad de Baeza aquí representada, en los miembros de la comisión creada para homenajearte, se postra ante ti, agradeciéndote una y mil veces tu paso y estancia en nuestro pueblo. Estamos recordando que hace 470 años apareciste entre nuestros antepasados para llevar a cabo una obra ingente, tu sueño, cuyo recuerdo perdura: los enfermos que visitaste, los pobres que aliviaste, los niños a quienes enseñaste, las familias enfrentadas que reconciliaste, los clérigos que formaste, la Universidad que dotaste con tus mejores discípulos, y todo aquel, que a ti recurrió, el consejo oportuno, según su estado, recibió. Queremos reavivar reavivar,, la llama que tú prendiste, en nuestra generación y esperamos que seas pronto reconocido como lo que fuiste y sigues siendo. ¡Gracias! por no olvidarte de los pequeños, que tienen derecho a que se les enseñe «virtudes» con el ejemplo, ya que «esta edad es el fundamento de toda la vida», en «insistir» en lo que ha de tener muy presente el «educador», por recordarnos lo que necesita nuestra juventud, por «renovar» las Cofradías invitándoles a ser fieles a sus fines fundacionales, por «instaurar» el genuino espíritu del clérigo, por los «consejos» que sigues ofreciendo a quienes nos gobiernan. Queremos que nuestro paso por este santuario que custodia tus restos mortales, nos lleve a reavivar tu figura en nuestra generación tan parecida a la tuya. Queremos comprometer nuestras personas en la causa que fue la tuya, para que tu «magisterio» se reavive en la sociedad de hoy: en los niños, adolescentes y jóvenes; en las familias, en las parroquias, en los cofrades; en los docentes, en los clérigos y en los regidores. Queremos hacer causa común contigo. Como discípulos tuyos en el tiempo, queremos renovar tu cátedra, de modo que quién quiera entrar en contacto con tu doctrina, encuentren en tu Universidad, siempre antigua y siempre nueva, una «sección» dónde seguir investigando, un estímulo para seguir profundizando, una biblioteca dónde seguir investigando todo lo que de ti han seguido narrando. Queremos que nuestra ciudad, como antaño, recupere la paz zarandeada por las familias que se disputan el regirla. Haznos participes de tu cordura, de tu sabiduría, del espíritu innovador que te moviera, porque no queremos que padezca mucho daño la sociedad que estamos construyendo. 10
Acerca del Maestro Juan de Ávila Juan Cózar Castañar Sacerdote Hay Diocesano tres documentos para componer la biografía de Juan de Ávila, escritor ascético-místico del siglo XVI español: la biografía que escribió Fr. Luis de Granada, la del Lic. Luis Muñoz (una de 1588 y otra de 1635 respectivamente), y los documentos de la «Positio» de la Causa de Beatificación que se inició en 1623 y concluyó en 1874, y que se conservan en el Archivo de la Congregación de Ritos, de Roma. Según esos documentos no es mucho lo que se conoce de la infancia de Juan de Ávila. Es cierto que nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real); sin embargo, no hay certeza del año de su nacimiento, que unos lo ponen en 1499 y otros en 1500; este último año es el más estimado, pues fue el que se tomó para la celebración del 5º Centenario de su nacimiento en el año 2000. Fueron sus padres Alonso de Ávila y Catalina Xixón, honrados y ricos. La madre era de origen de hijosdalgos y el padre de cristianos nuevos. Esta ascendencia judía será el inconveniente que pondrían los Jesuitas para su ingreso en la Compañía, aunque finalmente sería el mismo Juan de Ávila el que declinara el ingreso cuando, pasando por alto la limpieza de sangre, Ignacio de Loyola le invitara a entrar. Joven de unos catorce años fue enviado por su padre a estudiar artes y leyes a Salamanca, estudios que no terminó pues parece ser que tuvo un toque de gracia divina y abandonando Salamanca volvió a Almodóvar, a la casa paterna, donde vivió, a petición suya, retirado en una habitación dedicado a la oración y a la penitencia. De 1522 a 1523 estudia lógica y teología en Alcalá con el P. Domingo de Soto y con el doctor Gabriel, catedrático de nominales. En Alcalá se entusiasmó con la doctrina de Sto. Tomás de Aquino y con las corrientes de fervor erasmista, que después impondrá en la universidad de Baeza. Ordenado sacerdote en 1526 llega a Sevilla con propósito de pasar a las Indias. En Sevilla se compenetró con el espíritu del P. Francisco Contreras quien obtiene del arzobispo Manrique que Juan de Ávila quede al servicio de la diócesis hispalense. En esta ciudad emprende un largo apostolado de predicación. También lo vemos predicando en Écija donde se rodea de unos cuantos discípulos, entre los que estaba D. Pedro Fernández de Córdoba, hijo del duque de Feria, cuya hermana doña Sancha Carrillo, se convierte por influjo de Juan de Ávila y muere muy joven en olor de santidad. A ella le dedicó el largo tratado «Audi, filia». En Sevilla Juan de Ávila es denunciado a la Inquisición por haber proferido en sus sermones ciertas proposiciones sospechosas de herejía. Permanece en la cárcel inquisitorial desde otoño de 1531 al otoño de 1532, en que es absuelto de las
acusaciones, y queda en libertad. Después pasa a Córdoba y se incardina como sacerdote en esta diócesis. Predica y se reúne con otros discípulos cordobeses. Estando en Córdoba traduce y publica el librito «Comptentus mundi nuevamente romanzado». Pasa luego a Granada invitado por el arzobispo D. Gaspar de Ávalos. Allí continúa sus tareas de predicador y fue en un sermón que predicaba el 20 de enero de 1537, en la ermita de los Mártires, cerca de la Alhambra, cuando se convirtió el portugués Juan Cidade, luego S. Juan de Dios. En Granada en 1538, recibe los grados mayores en Teología y desde entonces ostenta y se le denomina «Maestro». Aquí se le unen varios discípulos como Bernardino de Carleval, Gaspar López, los hermanos Loarte y el baezano Diego Pérez de Valdivia, que serán los primeros catedráticos de la universidad, de Baeza. Juan de Ávila influyó poderosamente si no en su erección sí en la organización de la universidad granadina, por encargo de Ávalos. En el verano de 1538 el Maestro Ávila está en Baeza donde ha ido a fundar unos Estudios que después se convertirán por bula de Paulo III en universidad, a la que le da, parece ser, sus primeros estatutos que no se conservan. 11
Nuevos viajes a Córdoba en donde encuentra muchas dificultades por parte de los dos cabildos para la creación de un colegio y va a Jerez de la Frontera donde ya tenía fundado otro. Después va a Montilla y de allí a Priego donde funda el colegio de S. Nicasio. En Zafra explica unas «lecciones» sobre la I Carta de S. Juan. Ya casi al final de su vida se hospeda en la casa de la Compañía de Jesús hasta que terminan la casita donde vivirá sus últimos días. Su tarea fundadora en enorme. Son 15 los colegios que organizó. Cuando se vio ya mayor entregó todos esos colegios a la Compañía, menos la universidad de Baeza.
Los dieciocho últimos años de su vida estuvo enfermo. Só1o la fiebre le retenía en cama; cuando le dejaba la fiebre, escribía y aconsejaba, como son testimonio las más de doscientas cartas conservadas. La muerte le llegó el 10 de mayo de 1569, a los 70 años. La urna con sus restos mortales se conserva y venera en la iglesia de los jesuitas de Montilla. Fue beatificado pro León XIII en 1874 y canonizado por Pablo VI en 1970. Para consultar una relación exhaustiva de las ediciones y los manuscritos de las obras del Maestro Ávila Cfr. Obras Completas Tomo I pp XLVII-LXXXV. Madrid. BAC, Año 2000
La Universidad de Jaén investiga sobre San Juan de Ávila Humanismo Giennense (siglos XV-XVII) es el nombre de un grupo de Investigación de la Universidad de Jaén -HUM 669 (PAI)- que lleva años profundizando y publicando trabajos relacionados con San Juan de Ávila. Responden con ello a una de sus líneas de investigación: El foco humanístico de la Universidad de Baeza. Pueden verse algunos de estos trabajos en: www.ujaen.es/investiga/hum669/Juan_Avila.htm. En este espacio web de este grupo de investigación «Humanismo Giennense» encontramos algunos de sus trabajos disponibles en formato pdf: Cozar Castañar, J., «Acerca de la vida y obras del Maestro Juan de Ávila» Moreno Uclés, J., «Idearivm y pedagogía avilista en Baeza. San Juan de Ávila» Martínez Rojas, F. J.,»San Juan de Ávila y la formación cultural del clero giennense en el inmediato período pretridentino: La Universidad de Baeza» Rincón González, M. D.,»El Maestro Juan de Ávila (1500-1569) y Baeza» Rincón González, M. D.,»Criterios de selección en la Universidad de Baeza: Huarte de San Juan y los planteamientos avilistas: Quod natura non donat, Academia non praestat, enim vero labor omnia vincit improbus», Elucidario 1 (2006), pp. 135-146. 12
HIMNO DE SAN JUAN DE ÁVILA «Apóstol de Andalucía» Apóstol de Andalucía el Clero español te aclama, y al resplandor de tu vida en celo ardiente se abrasa, y al resplandor de tu vida en celo ardiente se abrasa. Tu afán predicar a Cristo, tu amor la Iglesia y las almas, de Pablo el fuego divino prendido va en tu palabra. Fuiste padre de santos sin par, fuiste de almas seguro mentor, los caminos de España al cruzar de tu vida y tu lengua el clamor sacerdotes logró suscitar y, templados de Cristo al amor, a los pueblos hicisteis entrar al camino que lleva hasta Dios. Acudimos al pie de tu altar, Aclamándote nuestro Patrón, Con afán de quererte imitar, ¡Oh, dechado del Clero español!; Repitiendo tu vida ejemplar, Lograremos volver por tu honor, Y las almas podrán encontrar El sendero de luz y de amor.
Este himno nació en el Seminario de Málaga el año 1942. El autor de la letra es Francisco Carrillo, profesor del Seminario; el autor de la música M.R. Castro. 13
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Gui贸n del comic de Pedro S谩nchez Trujillo
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Dibujos de Raquel Bernal y Curro Cervantes
SIGUIENDO LA PASIÓN DE CRISTO EN EL VIA-CRUCIS CON TEXTOS DE SAN JUAN DE ÁVILA Ofrecemos a nuestros lectores de «Iglesia en Jaén» un Viacrucis especial. Este tradicional ejercicio de piedad que nos sirve para reflexionar sobre el Misterio de entrega de Cristo en su pasión se ilumina con pequeños textos de diversas obras de San Juan de Ávila, que tan vinculado estuvo con nuestra diócesis de Jaén. El Maestro Ávila será próximamente nombrado por el Santo Padre Doctor de la Iglesia. Los textos de San Juan de Ávila que ilustran cada estación han sido seleccionados por el sacerdote D. Mariano Cabeza, Párroco de El Salvador de Baeza, y las fotografías pertenecen a un Viacrucis pintado al óleo sobre cobre, propiedad de D. Antonio Tornero. I EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús es condenado a muerte «¿Qué te daremos Señor, por tantas mercedes, sino conocer entrañablemente que por ti tenemos y valemos y somos agradables a Dios, y darte gracias y alabanzas porque un tal como Tú por unos como nosotros te ofreciste a padecer tantos trabajos?» (Carta 12)
II EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús carga con la cruz «Tú nos amas buen Jesús porque tu Padre te lo mandó, y tu Padre nos perdona porque Tú se lo suplicas. De mirar Tú su corazón y voluntad, resulta que me amas a mí, porque así lo pide tu obediencia, y de mirar Él tus pasiones y heridas, procede mi remedio y salud porque así lo piden tus méritos». (Tratado del amor de Dios, 12)
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III EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús cae por primera vez «Abájase a nos para llevarnos consigo, hácese hombre para hacernos dioses, y desciende del cielo para llevarnos allá, y, en fin, murió para darnos vida. ¡Que entre estas cosas esté yo durmiendo y sin agradecimiento a tan grande amor!» (Carta 67)
IV EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús se encuentra con su Madre «Padre de misericordia, decía la Virgen, veis aquí vuestra esclava, cúmplase en mí vuestra voluntad. Este Hijo me distéis, con gran alegría lo recibí. Veísle ahí os lo torno. Vos me lo distéis, Vos me lo quitasteis. Cúmplase vuestra santísima Voluntad. Esclava soy para todo lo que vuestra Majestad quisiera hacer de mí. El día de mi alegría os canté, el día de mi tristeza y dolores os suplico le recibáis en agradable sacrificio por los pecados de los hombres». (Obras completas, BAC, III, 909)
V EST ACIÓN ESTACIÓN El Cirineo ayuda Jesús a llevar la cruz «¿Seguís al Señor sin cruz? Pues no vais tras El. Muchos se venían cuando predicaba en los montes, en el campo, en los templos. Y de cuantos siguieron entonces no hubo uno que le ayudase a llevar la cruz». (Obras completas, BAC, III, 907)
VI EST ACIÓN ESTACIÓN ostr o de Cristo La V erónica enjuga el rrostr Verónica ostro «Si os preciáis de ser cristianos y tener a Cristo por cabeza y ser miembro suyo, obre en vuestro corazón su vida, pues vuestro hermano mayor de esta manera vivió. Pues tales obras hizo, imprima en mí su vida, pues es mi hermano». (Lecciones sobre 1 San Juan I)
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VII EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez «Fue tan grande tu liberalidad, que nos levantaste a lo más alto que nos podías levantar, que es la participación de ti, que eres infinito y sumo bien». (Meditación que nos hizo el Señor en el Sacramento de la Eucaristía, II, 760)
VIII EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús consuela a las hijas de Jerusalén «Y para qué es la vida, sino para amar. Si amáramos de veras a Dios, nos olvidaríamos de nosotros, si de veras amásemos las cosas del cielo fácilmente olvidaríamos las del suelo. Y para qué es la vida, sino para amar». (Carta 201)
IX EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez «Gran fuerza ponen contra ti tus contrarios, mas muy mayor fuerza te hizo tu amor, pues que te venció». (Audi, filia)
X EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús es despojado de sus vestidos «Cristo, hermoso sobre hombres y ángeles quiso disimular su hermosura y vestirse en su cuerpo, y en lo de fuera, de la semejanza de nuestra fealdad, que en nuestras almas tenemos, para que así fuese nuestra fealdad absorbida en el abismo de su hermosura». (Audi, filia)
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XI EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús es clavado en la cruz «Corramos, pues, tras Dios, clavado por amor, que no se nos irá, clavado está, clavado está en la cruz, por ti, por mí, por él, Clavado está». (Carta 74)
XII EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús muere en la cruz «¡Oh sangre hermosa de Cristo hermoso que aunque eres colorada más que rubíes, tienes poder para emblanquecer más que la leche! ¿Y quién viera con cuánta violencia eres derramada por los sayones y con qué amor eras derramada del mismo Señor?». (Audi, filia)
XIII EST ACIÓN ESTACIÓN El descendimiento de la Cruz del cuerpo de Jesús «Miremos a Cristo en la cruz y verle hemos atormentada su carne y deshonrado el mundo y vencedor del demonio. ¿Quién a Cristo miró que fuese engañado? Ninguno. Pues no apartemos nuestros ojos de El si no queremos tornarnos ciegos. Muera ya en nosotros nuestro viejo hombre pues murió por nosotros en cruz nuestro nuevo Hombre que es Cristo». (Carta 64)
XIV EST ACIÓN ESTACIÓN Jesús es sepultado en el sepulcro «Lo que se desea trae gozo, cuando es cumplido, no es maravilla que se llame día de tu alegría el día de tu pasión, pues era deseado por ti, y por eso quedó vencedor tu amor, y como llama viva no se pudieron apagar los ríos grandes y muchas pasiones que contra ti vinieron. Por lo cual, aunque los tormentos te daban tristeza y dolor muy de verdad, tu amor se holgaba del bien que de allí nos venía». (Audi, filia)
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La Conferencia Episcopal Española da a conocer la figura de San Juan de Ávila, próximo Doctor de la Iglesia La Conferencia Episcopal Española (CEE) quiere dar a conocer la figura de San Juan de Ávila, patrono del clero español, que será proclamado próximamente Doctor de la Iglesia Universal. Para ello, durante los próximos meses, llevará a cabo diversos actos de preparación, de cara a la ceremonia de proclamación que tendrá lugar en Roma, y está elaborando un plan de comunica-
ción para difundir a la opinión pública diversos aspectos sobre su persona y su obra. Hasta el momento se han dado los primeros pasos para elaborar una identidad corporativa: se ha creado un logotipo, una página web (www.sanjuandeavila.conferenciaepiscopal.es) y una cuenta en twitter (@sjuandeavila_d), en la que, todos los que lo deseen, podrán «seguir» a San Juan de Ávila. Los trabajos están coordinados por la Junta «San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia», que está compuesta por varios miembros, entre los que figura nuestro obispo D. Ramón del Hoyo.
Benedicto XVI lo anunció durante la JMJ Madrid-2011 El Papa Benedicto XVI anunció en la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011, al finalizar la Eucaristía con seminaristas de todo el mundo en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, que san Juan de Ávila, sería proclamado Doctor de la Iglesia. El Cardenal Rouco, Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), agradeció al Santo Padre el «haber acogido nuestra súplica y la de muchos otros obispos y fieles de todo el mundo». La CEE ha promovido la Causa del Doctorado. Fue la XII Asamblea Plenaria (5-11 de julio de 1970) la que acordó que se solicitara a la Santa Sede la declaración de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal y encargó preparar los trabajos y tramitar la solicitud a la entonces «Junta de Canonización» que comenzó a trabajar en 1971, ya con el nombre de «Junta pro Doctorado de san Juan de Ávila». Durante estos años la CEE ha realizado numerosas acciones difusoras de la figura y doctrina del Santo Maestro. El 10 de abril de 2010, la Postuladora entregó la Positio en la Congregación de las Causas de los Santos. El 18 de diciembre de 2010 tuvo lugar el Congreso Peculiar de los Consultores Teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos en orden al Doctorado del Maestro Ávila. Todos los votos fueron afirmativos. Posteriormente, la Congregación Ordinaria de Cardenales y Obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos propuso unánimemente al Santo Padre la declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia.
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Palabras de Benedicto XVI anunciando la declaración de San Juán de Ávila, Doctor de la Iglesia «Queridos hermanos: Con gran gozo, quiero anunciar ahora al pueblo de Dios, en este marco de la Santa Iglesia Catedral de Santa María La Real de la Almudena, que, acogiendo los deseos del Señor Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Eminentísimo Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, de los demás Hermanos en el Episcopado de España, así como de un gran número de Arzobispos y Obispos de otras partes del mundo, y de muchos fieles, declararé próximamente a San Juan de Ávila, presbítero, Doctor de la Iglesia universal. Al hacer pública esta noticia aquí, deseo que la palabra y el ejemplo de este eximio Pastor ilumine a los sacerdotes y a aquellos que se preparan con ilusión para recibir un día la Sagrada Ordenación. Invito a todos a que vuelvan la mirada hacia él, y encomiendo a su intercesión a los Obispos de España y de todo el mundo, así como a los presbíteros y seminaristas, para que perseverando en la misma fe de la que él fue maestro, modelen su corazón según los sentimientos de Jesucristo, el Buen Pastor, a quien sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén».
Requisitos para que un santo sea proclamado Doctor de la Iglesia Doctor de la Iglesia es el título que el Papa otorga oficialmente a algunos santos para proponerlos a los fieles de todos los tiempos como eminentes maestros de la fe. El punto decisivo para que un santo sea proclamado Doctor de la Iglesia es que su doctrina haya sido declarada eminente, que haya gozado de un particular carisma de sabiduría, dado por el Espíritu Santo para el bien de la Iglesia, comprobado y ratificado por la influencia benéfica en el pueblo de Dios. Un Maestro, un Doctor de la Iglesia es, pues, quien ha estudiado y contemplado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y es capaz de exponerlos a los fieles de modo que les sirvan de guía en su formación y en su vida espiritual. Hasta el momento, los Doctores de la Iglesia son 33. El primero, San Atanasio de Alejandría (c.296-373) y la última Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, que Juan Pablo II proclamó Doctora en el año 1997. Curiosamente, el Papa polaco también anunció el Doctorado de Santa Teresita en el transcurso de una Jornada Mundial de la Juventud (París). 21
NUEVO RELICARIO PARA SAN JUAN DE ÁVILA En este nuevo relicario se conservan las reliquias que para su causa de canonización se habían enviado a Roma: el corazón y una clavícula del Santo Maestro. Este precioso relicario es obra de los artistas cordobeses D. Antonio Bernal, escultor, y D. Manuel Valera, orfebre, y ha sido sufragado por los sacerdotes diocesanos de Córdoba. Está realizado en bronce y plata y representa a san Juan de Ávila enseñando a un grupo de tres sacerdotes jóvenes en el patio de su casa de Montilla, reproducido con todo detalle, incluso con la parra, el pozo, etc. En la parte superior destaca un corazón de plata que sirve de estuche para contener la reliquia del corazón de san Juan de Ávila, del que salen unos resplandores de gloria, y el relicario está coronado por un arca de plata, que contiene la clavícula y es reproducción exacta del arca de madera que se puede contemplar en el Santuario de Montilla y que contiene el cuerpo del Santo.
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LO QUE SIGNIFICA SER «DOCTOR DE LA IGLESIA» El punto decisivo para que un santo sea proclamado Doctor de la Iglesia es que la suya haya sido doctrina eminente. Que haya gozado de un particular carisma de sabiduría, dado por el Espíritu Santo para el bien de la Iglesia, comprobado y ratificado por la influencia benéfica de sus escritos en el pueblo de Dios. Un Maestro, un Doctor de la Iglesia es, pues, quien ha estudiado y contemplado con singular clarividencia los misterios más profundos de la fe y es capaz de exponerlos a los fieles de modo que les sirvan de guía en su formación y en su vida espiritual. Los estudios realizados sobre los escritos del Maestro Ávila para su beatificación y para su canonización, ya pusieron de manifiesto la eminencia de su doctrina, que tuvo gran influjo en su época (1499-1569) y posteriormente. Él tuvo una visión clara, amplia y profunda de los contenidos de la fe, y llegó a una síntesis verdaderamente sapiencial. Su cristocentrismo, fundado en el Nuevo Testamento, profundamente vivido por él y propuesto a los demás, ha sido fuente donde han bebido santos, maestros espirituales y estudiosos de estos últimos siglos. San Juan de Ávila fue amigo, compañero y maestro de santos, algunos de ellos ya proclamados Doctores de la Iglesia. Fue muy estimado y reconocido por San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Juan de Dios, San Francisco de Borja… y por Fray Luis de Granada, su primer bió-
grafo. ¿Y qué maestro espiritual, de entonces y posterior, no se ha acercado a sus Sermones, su Tratado sobre el Amor de Dios o su conocida obra, Audi, filia? Nos unimos a las palabras del Cardenal Darío Castrillón de Hoyos en su discurso sobre San Juan de Ávila, maestro y ejemplo sacerdotal para los presbíteros del tercer milenio, pronunciadas con ocasión del Congreso Internacional «El Maestro de Ávila», celebrado en Madrid en noviembre de 2000: «Se percibe en el ambiente
un deseo, una petición que los sacerdotes españoles, juntamente con sus Obispos, quieren elevar al Santo Padre: que San Juan de Ávila sea declarado Doctor de la Iglesia. Todos los aquí reunidos y el incesante clamor del clero secular español, quieren ser la demostración patente de la fuerza del deseo con que se quiere presentar al Santo Padre la petición. Mi presencia ante ustedes no es más que mi personal contribución a este anhelo que, poniendo todo en las manos de Dios, esperamos –y espero— sea muy pronto una realidad». 23
«Mirándote, Señor Señor,, todo me convida a amor»
«En vida y en muerte Cristo te es amigo verdader verdadero o» «No pienses que, porque se subió a los cielos, te tiene olvidado, pues no se puede compadecer en uno amor y olvido. La mejor prenda que tenía te dejó cuando subió allá, que fue el palio de su carne precio-sa en memoria de su amor. Mira que no solamente viviendo padeció por ti, mas aun después de muerto recibió la mayor de sus heridas, que fue la lanzada cruel; porque sepas que en vida y en muerte te es amigo verdadero y para que entien-das por aquí que, cuando dijo al tiempo del expirar: Acabado es, aun-que acabaron sus dolores, no acabó su amor. Dice San Pablo: Jesucristo ayer fue, y hoy es también, y será en todos los siglos; porque cual fue en este siglo, mientras vivió, para los que le querían, tal es agora, y será siempre, para todos los que le buscaren». San Juan de Ávila 24
«¡Oh maravillosa y nueva virtud! ¡Lo que no hiciste desde el cielo servido de ángeles, hiciste desde la cruz acompañado de ladrones! Y no solamente la cruz, mas la misma figura que en ella tienes, nos llama dulcemente a amor; la cabeza tienes reclinada, para oírnos y darnos besos de paz, con la cual convidas a los culpados, siendo tú el ofendido; los brazos tendidos, para abrazarnos; las manos agujereadas, para darnos tus bienes; el costado abierto, para recibirnos en tus entrañas; los pies clavados, para esperarnos y para nunca poder apartarte de nosotros. De manera, que mirándote, Señor, todo me convida a amor: el madero, la figura, el misterio, las heridas de tu cuerpo; y, sobre todo, el amor interior me da voces que te ame y que nunca te olvide de mi corazón». San Juan de Ávila
«UN SANTO ACTUAL» Homilía del Papa Pablo VI en la Misa de Canonización del beato Juan de Ávila el 31 de mayo de 1970 Venerables hermanos y amados hijos: Demos gracias a Dios que, con la exaltación del Beato Juan de Ávila al esplendor de la santidad, ofrece a la Iglesia universal una invitación al estudio, a la imitación, al culto, a la invocación de una gran figura de sacerdote. Alabanzas al Episcopado español que, no satisfecho de la proclamación de Protector especial del Clero diocesano español, que nuestro predecesor de venerada memoria, Pío XII, hizo ya a favor del Beato Juan de Ávila, ha solicitado a esta Sede Apostólica su canonización, encontrando en nuestra misma persona las mejores y merecidas disposiciones para un acto celebrativo de tanta importancia. Quiera el Señor que esta elevación del Beato Juan de Ávila al catálogo de los Santos, en las filas gloriosas de los hijos de la Iglesia celestial, sirva para obtener a la Iglesia peregrina en la tierra un intercesor nuevo y poderoso, un maestro de vida espiritual benévolo y sabio, un renovador ejemplar de la vida eclesiástica y de las costumbres cristianas. Un santo actual Este nuestro deseo parece satisfecho al hacer una comparación histórica de los tiempos en los que vivió y obró el Santo, con nuestros tiempos; comparación de períodos ciertamente muy diversos entre sí, pero que por otra parte presentan analogías no tanto en los hechos, cuanto más bien en algunos principios inspiradores, ya de las vicisitudes humanas de aquel entonces, ya de las de ahora; por ejemplo, el despertar de energías vitales y crisis de ideas, fenómeno éste propio del siglo XV y también del siglo XX; tiempos de reformas y de discusiones conciliares como los que estamos viviendo. E igualmente parece providencial que se evoque en nuestros días la figura del Maestro Ávila por los rasgos característicos de su vida sacerdotal, los cuales dan a este Santo un valor singular y especialmente apreciado por el gusto contemporáneo, el de la actualidad. San Juan de Ávila es un sacerdote que, bajo muchos aspectos, podemos llamar moderno, especialmente por la pluralidad de facetas que su vida ofrece a nuestra consideración y, por lo tanto a nuestra imitación. No en vano él ha sido ya presentado al clero español como su modelo ejemplar y celestial Patrono. Nosotros pensamos que él puede ser honrado como figura polivalente para todo sacerdote de nuestros días, en los cuales se dice que el sacerdocio mismo sufre una profunda crisis; una «crisis de identidad», como si la naturaleza y la misión del sacerdote no tuvieran ahora motivos suficientes para justificar su presencia en una sociedad como la nuestra, desacralizada. Todo sacerdote que duda de la propia vocación puede acercarse a nuestro Santo y obtener una respuesta tranquilizadora. Igualmente todo estudioso, inclinado a empequeñecer la figura del sacerdote dentro de los esquemas de una sociología profana y utilitaria, mirando la figura de Juan de Ávila, se verá obligado a modificar sus juicios restrictivos y negativos acerca de la función del sacerdote en el mundo moderno. Juan es un hombre pobre y modesto por propia elección. Ni siguiera está respaldado por la inserción en los cuadros operativos del sistema canónico; no es párroco, no es religioso; es un simple sacerdote de escasa 25
salud y de más escasa fortuna después de las primeras experiencias de su ministerio: sufre enseguida la prueba más amarga que puede imponerse a un apóstol fiel y fervoroso: la de un proceso con su relativa detención, por sospecha de herejía, como era costumbre entonces. Él no tiene ni siquiera la suerte de poderse proteger abrazando un gran ideal de aventura. Quería ir de misionero a las tierras americanas, las «Indias» occidentales, entonces recientemente descubiertas; pero no le fue dado el permiso. La auténtica visión del sacerdocio Más Juan no duda. Tiene conciencia de su vocación. Tiene fe en su elección sacerdotal. Una introspección psicológica en su biografía nos llevaría a individuar en esta certeza de su «identidad» sacerdotal, la fuente de su celo sereno, de su fecundidad apostólica, de su sabiduría de lúcido reformador de la vida eclesiástica y de exquisito director de conciencias. San Juan de Ávila enseña al menos esto, y sobre todo esto, al clero de nuestro tiempo, a no dudar de su ser: sacerdote de Cristo, ministro de la Iglesia, guía de los hermanos. Él advierte profundamente lo que hoy algunos sacerdotes y muchos seminaristas no consideran ya como un deber corroborante y un título específico de la calificación ministerial en la Iglesia, la propia definición -llamémosla si se quiere sociológica- que le viene de ser siervo de Jesucristo y apóstol: «Segregado para anunciar el Evangelio de Dios» (Rom 1,1). Esta segregación, esta especificación que San Pablo daba de sí mismo, la cual es además la de un órgano distinto e indispensable para el bien de un entero cuerpo viviente (cf. 1 Cor 12, 16 ss.), es hoy la primera característica del sacerdocio católico que es discutida e incluso «contestada» por motivos, frecuentemente nobles en sí mismos y, bajo ciertos aspectos, admisibles; pero hay que decir que cuando estos motivos tienden a cancelar esta «segregación», a asimilar el estado eclesiástico al laico y profano y a justificar en el elegido la experiencia de la vida mundana con el pretexto de que no debe ser menos que cualquier otro hombre, fácilmente llevan al elegido fuera de su camino y hacen fácilmente del sacerdote un hombre cualquiera, una sal sin sabor, un inhábil para el sacrificio interior y un carente de poder de juicio, de palabra y de ejemplo propios de quien es un fuerte, puro y libre seguidor de Cristo. La palabra tajante y exigente del Señor: «Ninguno que mire atrás mientras tiene la mano puesta en el arado es idóneo para el reino de los cielos» (Lc 9, 62), había penetrado profundamente en este ejemplar sacerdote que en la totalidad de su donación a Cristo encontró, centuplicadas, sus energías. Su palabra de predicador se hizo poderosa y resonó renovadora. San Juan de Ávila puede ser todavía hoy maestro de predicación, tanto más digno de ser escuchado e imitado, cuanto menos indulgente era con los oradores artificiales y literarios de su tiempo, y cuanto más rebosante se presentaba de sabiduría impregnada en las fuentes bíblicas y patrísticas. Su personalidad se manifiesta y engrandece en el ministerio de la predicación. Y, cosa aparentemente contraria a tal esfuerzo de palabra pública y exterior, Ávila conoció el ejercicio de la palabra personal e interior, propia del ministerio y del sacramento de la penitencia y de la dirección espiritual. Y quizás todavía más en este ministerio paciente y silencioso, extremadamente delicado y prudente, su personalidad sobresale por encima de la de orador. El nombre de Juan de Ávila está ligado al de su obra más significativa, la célebre obra Audi, filia que es el libro del magisterio interior, lleno de religiosidad, de experiencia cristiana, de bondad humana. Precede a la Filotea, obra en cierto sentido análoga de otro santo, Francisco de Sales, y a toda una literatura de libros religiosos que darán profundidad y sinceridad a la formación espiritual católica, desde el Concilio de Trento hasta nuestros días. También en esto Ávila es maestro ejemplar. 26
Renovador clarividente y humilde Pero donde nuestra atención querría detenerse particularmente es en la figura de reformador, o mejor, de innovador, que es reconocida a San Juan de Ávila. Habiendo vivido en el período de transición, lleno de problemas, de discusiones y de controversias que precede al Concilio de Trento, e incluso durante y después del largo y grande Concilio, el Santo no podía eximirse de tomar una postura frente a este gran acontecimiento. No pudo participar personalmente en él a causa de su precaria salud; pero es suyo un Memorial, bien conocido, titulado: Reformación del Estado Eclesiástico (1551), (seguido de un apéndice: Lo que se debe avisar a los Obispos), que el arzobispo de Granada, Pedro Guerrero, hará suyo en el Concilio de Trento, con aplauso general. Del mismo modo, otros escritos como: Causas y remedios de las herejías (Memorial Segundo, 1561), demuestran con qué intensidad y con cuáles designios Juan de Ávila participó en el histórico acontecimiento: del mismo claro diagnóstico de la gravedad de los males que afligían la Iglesia en aquel tiempo se trasluce la lealtad, el amor y la esperanza. Y cuando se dirige al Papa y a los Pastores de la Iglesia, ¡qué sinceridad evangélica y devoción filial, qué fidelidad a la tradición y confianza en la constitución intrínseca y original de la Iglesia y qué importancia primordial reservada a la verdadera fe para curar los males y prever la renovación de la Iglesia misma! «Juan de Ávila ha sido, en cuestión de reforma, como en otros campos espirituales, un precursor y el Concilio de Trento ha adoptado decisiones que él había preconizado mucho tiempo antes» (S. CHARPRENET, p. 56). Pero no ha sido un crítico contestador, como hoy se dice. Ha sido un espíritu clarividente y ardiente, que a la denuncia de los males, a la sugerencia de remedios canónicos, ha añadido una escuela de intensa espiritualidad (el estudio de la Sagrada Escritura, la práctica de la oración mental, la imitación de Cristo y su traducción española del libro del mismo nombre, el culto de la Eucaristía, la devoción a la Santísima Virgen, la defensa del sacro celibato, el amor a la Iglesia aún cuando algún ministro de la misma fue demasiado severo con él...) y ha sido el primero en practicar las enseñanzas de la escuela. Figura profética de la España católica Una gran figura, repetimos, también ella hija y gloria de la tierra de España, de la España católica, entrenada a vivir su fe dramáticamente, haciendo surgir del seno de sus tradiciones morales y espirituales, de tanto en tanto, en los momentos cruciales de su historia, el sabio, el Santo. Que este Santo, al que nosotros sentimos la alegría de exaltar ante la Iglesia, le sea favorable intercesor de las gracias que ella parece necesitar hoy más: la firmeza en la verdadera fe, el auténtico amor a la Iglesia, la santidad de su clero, la fidelidad al Concilio, la imitación de Cristo tal como debe ser en los nuevos tiempos. Y que su figura profética, coronada hoy con la aureola de la santidad, derrame sobre el mundo la verdad, la caridad y la paz de Cristo.
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